Estás aquí
Inicio > Historia > 17-09-2005 Accidente en Base Marambio – Antártida Argetina

17-09-2005 Accidente en Base Marambio – Antártida Argetina

17-09-2005 Accidente en la Antártida Argentina – Base Marambio.

Aviso sobre programa disponible para escuelas.

Difusión desde “La Nación” – Capital Federal.

Trampa mortal

Otros accidentes en el polo sur

Las grietas, una marca de nacimiento.

Relato estremecedor.

21-09-2005: rescate profundo.

Comunicaciones periódicas.

Preparativos.

Quienes son los rescatistas.

Víctor Figueroa.

Carlos Montenegro.

Angel Bulacios.

Luis Cataldo.

Los otros miembros del grupo.

25-09-2005: continúan las tareas de rescate.

Opiniones acerca de previsiones.

En el seno de sus familias.

Suboficial 2º Eduardo Teófilo González.

AUGUSTO THIBAUD.

21-10-2005: reinicio de tareas de rescate.

17-09-2005 Accidente en la Antártida Argentina – Base Marambio.

En este ocaso del invierno de 2005, algunos medios comunicaron que militares de la Base Marambio habían caído en una profunda grieta.

Domingo 18 de septiembre de 2005. Hace media hora que llegué de la XI Feria del Libro de Santa Fe. Hora según la computadora 20:29:11.  Desde la pantalla del televisor me conmovieron las imágenes de la Antártida, diversa información sobre el accidente…

Envié un mensaje minutos después. A las 21.09 recibí esta respuesta:

 

Estimada Nidia Orbea de Fontanini

Santa Fe

 

Muchas gracias, le comento que son dos los integrantes de la Dotación de la Base Jubany desaparecidos dentro de una profunda grieta en el Glaciar Collins de la Isla 25 de Mayo (King George en la cartografía inglesa).

 

Iban cinco hombres en tres motos de nieve cuando a apenas 13 km. de llegar a Base Jubany, debajo de una de las tres motos se abrió la fina capa de nieve que cubría, traicioneramente, el techo de la grieta  y se “tragó” (literalmente) a la moto con los dos pasajeros a bordo.

 

Desde la Marambio se mando el avión Twin Otter a la Base Marsh, con un capitán que es para-rescate, junto con otros dos suboficiales, uno de ellos enfermero, para trasladarse a la Base Coreana y de allí con el helicóptero chileno intentar mañana bajar a la grieta y ver que es lo que se puede ver.

 

Gracias a Dios ya fueron rescatados los tres hombres que habían quedado en la zona del accidente, les resultaba muy difícil salir del lugar, rodeado de grietas, ya están en la Base Coreana (la más cercana) siendo atendidos.

 

Fueron al rescate personal de la FAA, del EA y el Científico Rudy del Valle, que es uno de los hombres que ha caminado más por la Antártida y conoce mucho de grietas.

 

Espero que Dios los bendiga y puedan salvarse, si no se fueron al fondo, que son muchos metros y quedaron en algún bacón de las paredes de la grieta, allí abajo hace menos frío que arriba, ellos tenían vestimentas buenas; lo que no se si tienen algo para ingerir, si no se lastimaron podrían resistir, ojala que los encuentren y VIVOS.

 

El 28-nov-1968 me empezó a tragar una grieta (se abre el bacón que tiene arriba que no deja ver que es una grieta) y me quedé frenado por un bacón y me pudieron sacar enseguida.

 

Sin más, me despido con todo afecto.

 

Dr. Juan Carlos LUJAN
Suboficial Mayor (R) FAA (VGM-EDB)
Presidente Fundación Marambio
Paraná 6656 – CARAPACHAY – CP 1605
Buenos Aires – ARGENTINA
lujan@marambio.aq
www.marambio.aq
Teléfono  11 4766-3086

Aviso sobre programa disponible para escuelas…

Lunes, 19 de septiembre de 2005 Hora 14:10:08

Re: Agradecer – Aviso de difusión en Escuelas.

Hermanos-compañeros…

Dr. Juan Carlos Luján.

Gracias por la inmediata respuesta.  Desde el SEPA (Servicio de Educación por el Arte) estaba preparando la difusión del material que me enviaron -ya he triplicado los videos-, programado para principios de Noviembre por ser 20 de noviembre el Día de la Soberanía Nacional. Cerca de ustedes, cordialmente  Nidia O. de Fontanini.

Difusión desde “La Nación” – Capital Federal.

Recibí los e-mails que me envían desde ese diario y en la página de Noticias – Información general, comentan el “accidente de expedicionarios argentinos en el continente blanco”, con el título “Dramático rescate en la Antártida” informan que “tres militares pasaron 28 horas junto a un cráter en el que cayeron dos de sus compañeros, que aún no fueron hallados.”

La crónica continúa así:

“Isla 25 de Mayo, archipiélago de las Shetlands del Sur, cuatro de la tarde. En la cerrada meteorología de las adyacencias al Polo Sur se abrió una ínfima ventana que el helicóptero militar chileno aprovechó para despegar desde la base coreana en pos de acortar un camino en el que cada segundo significaba una línea más de supervivencia para los tres militares argentinos que, 28 horas antes, habían quedado junto a la grieta del glaciar en el que habían caído dos de sus colegas de la base científica Jubany, en la Antártida Argentina.

En una operación multinacional de altísimo riesgo y hondo dramatismo -situación habitual ante las implacables condiciones que impone el continente blanco- fueron rescatados el jefe de la base Jubany, capitán de corbeta Jorge Alberto Pavón, y los suboficiales de la Armada Mario Alberto Leonhardt y Alejandro Carbajo.

Al cierre de esta edición, el vocero de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) de la Cancillería, Sergio Policastro, confirmó a LA NACION que los tres militares se encontraban en buen estado de salud en la base chilena Presidente Frei, en el norte de la isla 25 de Mayo, también llamada Rey Jorge, y a unos 4000 kilómetros al sur de Buenos Aires.

Nada, sin embargo, podía afirmar Policastro respecto del suboficial Teófilo González y del bioquímico Augusto Thibaud, quienes cayeron con su moto de nieve en una enorme grieta que se abrió cuando un engañoso manto de nieve cedió bajo su paso.

Aunque el vocero de la DNA adelantó que brigadistas saldrán hoy en busca de los extraviados, conocedores de la realidad antártica confiaron a LA NACION que las posibilidades de hallarlos con vida son prácticamente nulas. “Los expedicionarios rescatados hicieron una inspección ocular de la grieta en la que cayeron sus compañeros; no lograron ver el fondo. No sería de extrañar que tuviera al menos 30 metros de profundidad; eso es un edificio de diez pisos. Y si a eso se le suman las condiciones meteorológicas extremas y a que no se recibió respuesta de las comunicaciones radiales intentadas, la cuenta da posibilidad cero”, sostuvo el experto consultado.

Si el clima lo permite, se prevé que el avión Twin Otter enviado desde la base argentina Marambio realice un sobrevuelo de la zona de la tragedia, y que los brigadistas lleguen por tierra desde la base King Sejong, de Corea, la más cercana al punto crítico.

Trampa mortal

Apenas había pasado el mediodía del viernes cuando los cinco expedicionarios argentinos que habían ido a colaborar en tareas diversas a la base uruguaya Artigas emprendieron el regreso en tres motos de nieve a su propia base, situada a unos diez kilómetros al este de aquélla, en la isla 25 de Mayo, a través de un terreno aparentemente liso, totalmente cubierto de nieve, en un “corredor” costero en el que también tienen bases Brasil, Polonia, Chile, Corea, Rusia y China.

En plena marcha la moto en la que iban González y Thibaud “desapareció” en las profundidades al abrirse una inmensa grieta en el suelo glaciar característico de la isla. Los expertos dijeron que ese tipo de situaciones no es infrecuente en la 25 de Mayo.

Los voceros dijeron que, producida la caída, los otros tres expedicionarios se quedaron junto a la grieta, en procura de dar con sus compañeros. Establecieron comunicación con el continente cada hora, durante el día, y cada media hora por la noche, que se extiende, en esta época del año, entre las 17 y las 10. La base coreana King Sejong se convirtió en la plataforma desde la cual partió el helicóptero chileno que consiguió rescatar a tres de los cinco argentinos.

Otros accidentes en el polo sur

10 de septiembre de 2005

Incendio en Belgrano 2

Un incendio se registró en las instalaciones de la base antártica Belgrano 2, aunque no se reportaron víctimas, según había informado entonces el Ejército Argentino. El fuego se había iniciado como consecuencia de una falla en el sistema de calefacción, agravada por las condiciones meteorológicas. De inmediato, el personal puso en marcha un plan de emergencia derivando a todos los trabajadores a otras dependencias de la base.

9 de diciembre de 2003

Un muerto en el estrecho Fildes

Siete expedicionarios coreanos que estaban perdidos en la Antártida fueron rescatados con vida, aunque el octavo fue encontrado muerto en las cercanías del estrecho Fildes, al norte de la isla Nelson.

25 de agosto de 1975

Incendio en la base Orcadas

Un incendio provocó la destrucción de la casa principal de la base Orcadas, que luego fue reconstruida por completo.

Las grietas, una marca de nacimiento

No se ven y son un peligro oculto

“Las grietas son una “marca de nacimiento” de los glaciares y un peligro que acecha oculto a los ojos de glaciólogos y montañistas

 

Las grietas son una “marca de nacimiento” de los glaciares y un peligro que acecha oculto a los ojos de glaciólogos y montañistas . “Son consecuencia del movimiento -dice Guillermo Chinni, conocido especialista en glaciares e investigador en recursos naturales de la provincia de Chubut-, que es sólido y se desplaza sobre un terreno con irregularidades. Por ese movimiento van surgiendo fricciones y el hielo se va resquebrajando. Ahí es donde se forman las grietas, que son peligrosísimas porque el hielo es un cristal.”

Según el investigador, estas características topológicas de los grandes ríos de hielo pueden tener entre 20 y 100 metros de profundidad. “Son como canales por los que se desplaza agua producto de la fusión de los hielos y a veces se forma algo similar a una cuenca”, afirma el especialista. Por eso, aclara, describir una grieta glacial es como describir un río o un arroyo, cada una tiene características propias que dependen de la topografía.

A partir de la llegada de la primavera, a medida que sube la temperatura y los días son más largos el número de grietas se multiplica. “En algunos casos son muy profundas y están conectadas internamente”, explica Chinni.

Lo que las hace más temibles es que no se ven: las tapa la nieve, que cede si alguien se desplaza a bordo de un vehículo pesado o por el efecto propio de la fuerza de gravedad.

“Ese es el riesgo de los vehículos -agrega-. Uno ve un manto blanco y no advierte absolutamente nada. Es como un tapón que se rompe por el mismo peso del vehículo. Por eso es común que en el Chaltén, el Fitz Roy, el Aconcagua y otros picos en los que hay glaciares los escaladores asciendan atados con sogas. Hay grandes grietas que son como una huella digital del glaciar. Por eso hoy se discute si ir con vehículos o no.”

Relato estremecedor…

“Tiré a la grieta una cuerda de 50 metros y no tocó fondo”

 

Desde el diario “La Nación”, el lunes 19 de septiembre destacaron que “así lo relató el capitán de corbeta Jorge Pavón, uno de los sobrevivientes del accidente en la Antártida”

“(DyN) – El capitán de corbeta Jorge Pavón, uno de los sobrevivientes del accidente ocurrido el sábado pasado en la Antártida, aseguró hoy que la grieta en la que cayeron dos de sus compañeros tiene “más de cincuenta metros” de profundidad, por lo que consideró “riesgoso” su rescate.

“Siempre uno alguna esperanza tiene” de encontrar con vida al suboficial de la Armada Teófilo González y al científico del Instituto Antártico Argentino Augusto Thibaud, pero, resaltó, “es cierto que es muy riesgoso, que es una zona muy peligrosa”.

“Yo no le vi fondo a la grieta. Tiré una cuerda de andinismo de cincuenta metros y no tocó fondo. Tiene bastante más”, relató.

El accidente. En declaraciones a radio Mitre, Pavón explicó: “Nosotros habíamos iniciado una travesía desde la base Uruguaya Artigas hasta la base Jubany por sobre el glaciar, en una patrulla de cinco personas en tres motos. Estábamos un poco más adelante de mitad de camino cuando entramos en una zona de grietas”.

“Al detectar la presencia de grietas hicimos una comprobación mediante la carta y el navegador satelital, y empezamos a subir de manera de salir de esa zona. A diez o quince metros de ese lugar donde habíamos parado para hacer la comprobación, al paso de la primera moto se abrió la grieta y cayó la moto. Desapareció”, describió.

Sin respuesta. Pavón explicó que lo primero que trató de hacer fue “tomar contacto” con los dos accidentados, “para saber qué elementos llevar para poder rescatarlos”, pero no obtuvo ninguna respuesta.

Asimismo, negó que la misión se realizara durante una tormenta de nieve: “No se puede salir con tormenta de nieve, acá hay que salir con buen tiempo. Las ventanas de buen tiempo son limitadas, pero uno puede controlar o evaluar los riesgos que puede implicar una determinada actividad”.

“El accidente fue a las 11 de la mañana del sábado. Enseguida vino el helicóptero de la base Frey: trajeron elementos de andinismo, cuerdas y clavos para hielo. Empezamos a ver la posibilidad de iniciar el rescate, pero a las 2 de la tarde se levantó una tormenta de viento y nieve, y nuestros movimientos estaban muy limitados por las condiciones del terreno y el clima”, detalló.

Pavón y otros dos suboficiales que también salieron ilesos del incidente, Mario Leonhardt y Alejandro Carbajo, fueron rescatados por el helicóptero y llevados a resguardo a la base chilena.

 

21-09-2005: rescate profundo…

El periodistas Fernando Rodríguez, desde el diario “La Nación” informó que durante un “dramático operativo de rescate en la Antártida… un socorrista bajó hasta 120 metros:

La operación “Rescate profundo” ya está en marcha en la Antártida. El primero de los experimentados exploradores polares del Ejército enviados a la isla 25 de Mayo había logrado descender 120 metros dentro de la grieta en la que el sábado cayeron el suboficial de la Armada Teófilo González y el biólogo Augusto Thibaud, expedicionarios de la base científica antártica Jubany. El rescatista no pudo ver desde allí a los extraviados ni el fondo, que parecía insondable, como “infinito”.

A las 19 de ayer se suspendió la misión hasta hoy, no sólo por la falta de luz natural sino porque se encarará un nuevo sistema de exploración subterránea en busca de los accidentados.

Los rescatistas armaron su vivac (campamento en el llano) junto a la grieta donde ocurrió el “incidente”.

De todos modos, el éxito de la misión es ya una heroica hipótesis de máxima. Cuando el suboficial principal del Ejército Luis Cataldo (explorador polar, participante de la misión argentina al Polo Sur del año 2000) se descolgó por los bordes irregulares de la grieta hacia el sinfín, sin lograr avistar a los extraviados, éstos ya llevaban allí dentro, en algún lugar de las profundidades, más de 75 horas, el límite de sobrevida conocido hasta ahora en la Antártida.

El coronel Mario Dotto, segundo comandante Antártico del Ejército Argentino, dijo ayer a LA NACION que sus compañeros de arma tenían vituallas y pertrechos como para soportar cuatro días en el teatro de operaciones.

También “extendió” hasta las 90 horas el límite de la sobrevida -siempre que no existieran lesiones gravísimas- en virtud de que dentro de la grieta el clima podría ser más “benigno” por la ausencia del viento que suele rachear a más de 100 kilómetros por hora en la superficie blanca.

El rompehielos ARA Almirante Irízar, amarrado en su sede, en el Puerto de Buenos Aires, se ha convertido en las últimas horas en base de comunicaciones de la operación. Ayer se recibían novedades desde el propio teatro de operaciones, a través de una triangulación: desde la grieta, los rescatistas se comunicaban por handy con la base chilena Presidente Frei; y desde allí, un suboficial argentino de comunicaciones retransmitía la señal al enorme barco de casco naranja anclado detrás de Buquebús.

Comunicaciones periódicas

Así, gracias a las periódicas comunicaciones -desde la Antártida daban partes de cada avance o novedad-, LA NACION pudo reconstruir la operación Rescate Profundo, como se la bautizó.

Poco después del mediodía un helicóptero Bell 205 de la Fuerza Aérea de Chile trasladó a los rescatistas desde la base Presidente Frei hasta un promontorio rocoso previamente seleccionado por la firmeza de su suelo, situado a unos 4000 metros de la grieta.

La aeronave realizó tres viajes. Dos para llevar a los rescatistas (el coronel Víctor Figueroa, el mayor Carlos Montenegro, el suboficial principal Angel Bulacios y Cataldo) y el último para desplazar la carga con todos los elementos que necesitarían los brigadistas.

En la base chilena -situada a unos 8 kilómetros de Jubany- permanecieron los otros tres integrantes de la misión argentina de rescate: los sargentos ayudantes Luis González (explorador polar) y Juan José Bussacca (el experto en comunicaciones) y el sargento enfermero Joaquín Moya.

Preparativos

Ayer, a las 16, el grupo encabezado por el coronel Figueroa había llegado a la grieta.

Desandaron los 4000 metros a pie, sobre esquíes, y casi sin visibilidad por el “blanqueo”, fenómeno con el que se conoce el descenso de las nubes hasta la superficie, lo que hace que “desaparezca” el horizonte y, por lo tanto, cualquier referencia vital, especialmente para operaciones aéreas.

Rápidamente compusieron el lugar donde vivaquearían (comer y dormir) a la noche y comenzaron los preparativos para iniciar el descenso a las profundidades.

Enterraron más de medio metro en la nieve las dos motos que habían dejado en el lugar el jefe de la base Jubany, capitán de Corbeta Jorge Pavón, y los suboficiales Mario Leonhardt y Alejandro Carbajo al ser rescatados, el domingo, por sus colegas chilenos. Así, convirtieron los 800 kilos de máquina (el peso sumado de ambas motos) en un ancla al cual amarrar la soga que usaría Cataldo, el primero en descender.

A las 19 de ayer, los rescatistas habían bajado 120 metros y no podían observar dónde estaba el fondo de la grieta. En la oscuridad antártica, las operaciones se suspendieron hasta hoy, a la espera de un milagro para González y Thibaud-

Quienes son los rescatistas

Víctor Figueroa

Fue el jefe de la expedición argentina al Polo Sur del año 2000. Director de la Escuela de Capacitación Antártica, que depende del Comando Antártico del Ejército. En la actualidad tiene el grado de coronel.

Carlos Montenegro

Es un experimentado explorador polar. Tiene grado de mayor.

Angel Bulacios

También es explorador polar, con el grado de suboficial principal.

Luis Cataldo

Explorador polar, participó, junto con al coronel Figueroa, en la expedición Polo Sur 2000. Posee el grado de suboficial principal.

Los otros miembros del grupo

Además de los cuatro hombres del Ejército que trabajan en la grieta, en la que cayeron el suboficial Teófilo González y el biólogo Augusto Thibaud, se encuentran en espera en la base chilena Presidente Frei otros tres integrantes del grupo. Ellos son el sargento ayudante Luis González (explorador polar), el sargento ayudante Juan José Bussacca (experto en comunicaciones) y el sargento Joaquín Moya (enfermero).

25-09-2005: continúan las tareas de rescate.

Destacaron que tres días habían estado trabajando en la remoción de escombros en la grieta sin hallar rastros de la moto ni de los militares.

Ayer fue el tercer día de remoción de escombros dentro de la grieta antártica y no se halló rastros de los expedicionarios ni de la moto en la que viajaban. Hoy se retomarán las tareas de rescate .”

 “Tres rescatistas estuvieron dentro en un “balcón” de la grieta ubicado a 50 metros de profundidad “removiendo los escombros en todo el sector para confirmar o descartar la posibilidad de que estén allí” los dos desaparecidos, dijo a Télam Sergio Policastro, de la Dirección Nacional del Antártico (DNA).

Policastro explicó que “por el mal tiempo, los rescatistas no pudieron completar la jornada de 12 horas previstas y trabajaron 9 horas reales”.

A las 17, cuando ya habían suspendido la búsqueda hasta hoy, la temperatura en ese sector antártico “era de 4 grados bajo cero y la sensación térmica de 21 grados bajo cero a causa del viento y una escasa visibilidad de 100 metros por el cielo cerrado”…
El grupo de rescate, integrado por seis hombres que acampan al borde de la grieta y otros dos de apoyo en comunicaciones desde la base chilena Frei, estima “retomar las tareas hoy a las 8,30, si el tiempo lo permite, y permanecer -como hoy- toda la jornada despejando ese puente” o balcón de hielo.

“Llama la atención la cantidad de escombros hallados en el lugar”…

La metodología de trabajo es bajar y “trabajar la mayor cantidad de horas posible” sin salir, para “minimizar el esfuerzo que implica el descenso y ascenso a la grieta”, en cuyo interior se valen de “baterías de 12 voltios para auxilio de iluminación”.

Los rescatistas que se adentraron ayer en la cavidad helada en busca de los desaparecidos son el mayor Carlos Montenegro, el suboficial principal Angel Bulascios y el sargento ayudante Luis González.

La Fuerza Aérea y el Ejército argentinos y la Dirección Nacional del Antártico brindan apoyo al grupo de salvataje, integrado también por el coronel Víctor Figueroa, el suboficial principal Luis Cataldo y el sargento ayudante Guillermo Aguilera Nemeses.

Cualquiera de ellos puede formar parte del relevo del personal que está en la grieta.

El sector en el que se centró la búsqueda, en la zona norte de la grieta, tiene unos cuatro metros de ancho y está cubierto de escombros de hielo y nieve, y después hay una caída libre de unos cien metros, detalló a Télam el coronel Mario Dotto, segundo comandante del Comando Antártico del Ejército.

El equipo de rescatistas reiniciará hoy la remoción del hielo desprendido para ver si encuentra la moto o alguno de los desaparecidos.

Opiniones acerca de previsiones…

Han reiterado lo expresado en una nota por una persona con experiencia:

“…nada habría pasado si en lugar de motos de nieve, veloces, ruidosas y contaminantes, las infortunadas víctimas hubieran utilizado los antiquísimos trineos tirados por “huskies”, como tradicionalmente se llama a los perros esquimales.

Sucede que estos formidables animales, reemplazados ya hace años en las bases antárticas, estaban dotados de ese sexto sentido –imposible de percibir en el hombre– que les indicaba claramente por qué terreno desplazarse tirando el trineo con una fuerza descomunal y acompañándose con intermitentes ladridos.

El historial de nuestra Antártida es muy rico en cuanto a cómo los perros esquimales contribuyeron hasta hace pocos años en la construcción y enlace de las bases en el continente blanco. Sabedores de que el hombre era su garantía de supervivencia, lo cuidaban al extremo. El trineo, como por arte de magia, se detenía en seco frente a la menor situación de peligro y el perro guía, automáticamente, desplazaba a la jauría por otro recorrido hasta retomar la senda segura.

Quien escribe esta columna tuvo ocasión, hace ya muchos años, de compartir noches antárticas y leer las bitácoras de los jefes de las expediciones relatando las increíbles experiencias protagonizadas por estos animales, como también el hecho de que siempre los perros permitían volver a casa.

Se han dado casos en que los “huskies” han tirado durante kilómetros y kilómetros de un trineo transportando a su desfalleciente ocupante, víctima de una repentina crisis de salud, poniéndolo a salvo de una muerte segura. Su olfato y orientación, además, eran mejores que la más avanzada de las brújulas o equipos satelitales para llegar a destino.

Lo cierto es que este accidente se produjo como consecuencia de un inesperado resquebrajamiento del terreno antártico, fruto, precisamente, de las alteraciones del clima y la irrupción de corrientes de calor impensables en esas latitudes y a esta altura del año.

Todo esto obliga a preguntar qué es lo que se va hacer de ahora en más y cómo se hará frente a nuevos peligros, tales como cuando el hielo se abre a las profundidades sin dar un mínimo aviso previo. Es un llamado de atención para quienes tienen la responsabilidad de velar porque este mundo siga siendo un lugar habitable para el ser humano.

En cuanto al hecho acaecido, esta tragedia no detendrá la marcha de la investigación antártica, pero habrá que replantearse si no ha llegado el momento de volver a traer a los “huskies” como efectivo y seguro, aunque desde luego mucho más precario y lento medio de transporte, en un terreno que, como consecuencia de los cambios climáticos, se ha tornado nuevamente desconocido.

En el seno de sus familias…

Desde la redacción del “Tiempo Fueguino” de Tierra del Fuego, informaron que “las tareas de rescate de los cuerpos de Augusto Thibaud y Teófilo González, que cayeron en una grieta el 17 de septiembre, se reiniciarán a mediados de octubre… para realizar una nueva planificación, permitir que las condiciones climáticas sean más propicias y para que se inspeccionen dos aeronaves. Aquel sábado 17 de septiembre cinco hombres salieron de la Base General Artigas (Uruguay), donde habían pasado una semana en una visita de camaradería. Aquel día las condiciones eran propicias para realizar el viaje a bordo de dos motos de nieve desde la base uruguaya hasta la Base Jubany (Argentina), hogar antártico de la mencionada patrulla. Alrededor de las 11 de la mañana los expedicionarios se dieron cuenta de que habían ingresado en un campo de grietas en el glaciar Collins” -en la isla 25 de Mayo del archipiélago Shetland del Sur-, “y a pesar que intentaron cambiar el rumbo y alejarse de él, fue demasiado tarde para dos de ellos. Cuando la moto de nieve que transportaba a Thibaud y González pasó sobre una de esas grietas, el puente de nieve que la cubría no resistió el peso y el vehículo con sus dos ocupantes a bordo se desplomó en una hendidura de más de 200 metros de profundidad. Sus compañeros, desafortunados espectadores del accidente, intentaron rescatarlos durante casi 30 horas. Desde las profundidades nadie respondió a sus gritos. Lanzaron una cuerda de andinismo (mide 50 metros de largo) y no tocó fondo. Desesperanzados, estos tres militares argentinos fueron rescatados del lugar un día después y llevados para su atención médica a la chilena Base Frei. A medida que transcurrían las horas, en el rompehielos Almirante Irízar se organizó un centro de informes y se envió a un grupo de especialistas en rescate al gélido continente. Esta patrulla de socorro fue considerada como lo mejor que se podría haber conformado en la Argentina. Sin embargo, el comando a cargo del coronel Víctor Figueroa no obtuvo resultados positivos en su tarea ya que, a pesar de rastrillar la grieta, revisar balcones naturales en su interior, remover grandes cantidades de nieve y hielo, no encontraron rastros de los malogrados expedicionarios, ni de la moto, ni ningún otro elemento que los oriente hacia el lugar donde podrían encontrarse. El tiempo transcurría y las posibilidades de sobrevida de los accidentados disminuían. Tanto es así que, casi dos semanas después de aquel 17 de septiembre, otra grieta se tragó, literalmente, a un grupo de tareas chileno a unos 120 kilómetros del lugar donde cayeran los argentinos. Chile pidió ayuda a la Argentina porque el equipo del coronel Figueroa era el único de sus características en la zona. Se priorizó la posibilidad de rescatar con vida a los militares trasandinos y suspendió momentáneamente la búsqueda de loa argentinos, de los cuales se tenían nulas esperanzas de hallarlos vivos. Dos días después, de una profundidad de 40 metros, fueron sacados los cuerpos sin vida de los tres hombres chilenos. A partir de ese momento, la búsqueda no se reanudó, y ayer se confirmó oficialmente que se retomará recién a partir de mediados de este mes de octubre con el objetivo de encontrar y rescatar los cuerpos de Thibaud y González de las profundidades de una grieta antártica en la que se encuentran sepultados.

Suboficial 2º Eduardo Teófilo González.

Con el título El sueño blanco de un marino, han difundido estas aproximaciones biográficas.

Desde Ushuaia informaron que “en Pampa Blanca, Jujuy, un pueblo de aspecto humilde, mucha tierra por las calles sin pavimento, de 2000 habitantes, nació Eduardo Teófilo González, suboficial 2º electricista de la Armada Argentina, hace 35 años. Salvo una planta procesadora de porotos, la actividad principal es la agricultura. Está a 45 kilómetros al sur de Jujuy, a la vera de la ruta nacional 34. Tiene una escuela, Patricias Jujeñas, con 627 alumnos y el edificio data de 1887, pero está bien cuidado por los aportes de una fundación y cuenta además con un colegio secundario. Allí viven los padres del marino que cayera en una grieta antártica de más de 200 metros de profundidad, a menos de 30º bajo cero. Eduardo es el tercero de seis hermanos. Son mayores Juan y Víctor y menores Pedro, Aníbal e Isabel. A los nueve años le dijo a su padre ‘yo quiero ser eso’, mirando una fotografía de militares; a los 16, luego de difíciles exámenes ingresó a la Escuela de Mecánica de la Armada y al egresar estuvo en Puerto Belgrano participó de las operaciones en el Golfo Pérsico en el crucero Almirante Brown y últimamente revistaba en Punta Alta, ciudad cercana a Bahía Blanca en la provincia de Buenos Aires. Prestar servicios en la Antártida fue su decisión, para lo cual tuvo un intenso entrenamiento durante casi un año con el objetivo de avanzar en su carrera militar. Toda la familia trabaja en tareas rurales; la casa paterna está frente a la plaza, pero es modesta. Sólo Eduardo eligió un camino distinto y no todos los años puede volver a su pueblo. Su hermana Isabel lo define como un ‘hombre sencillo y muy humilde’. Eduardo Teófilo González se casó con Mónica Cachambí, también jujeña, con quien tuvo dos hijas: Andrea Yanina y Florencia Antonella. El dolor golpeó por segunda vez en menos de dos años y medio, con la desaparición de Eduardo, a la familia González. El 30 de abril de 2003 su primer hijo varón, Tomás Ezequiel, falleció, tan sólo 15 días después de haber nacido en el Hospital Naval de Puerto Belgrano, cerca de Punta Alta, donde los González viven dos días antes de que la mayor de sus hijas, Andrea Yanina, cumpliera siete años y tres semanas después de que la del medio, Florencia Antonella, cumpliera cuatro. Tan sólo unos días después del traumático y doloroso hecho, Eduardo Teófilo fue preseleccionado para ir a la Antártida, su gran sueño, que fuera confirmado a hacia fines de ese año.”

AUGUSTO THIBAUD

“Un biólogo enamorado de la Antártida”

En el mismo diario, difundieron esta información: “Augusto Thibaud, de 43 años, es personal de la Universidad Nacional de Luján, que tiene convenio con el Instituto Antártico. Hace algunos años pertenecía a ese instituto, con el que hizo varias campañas antárticas de invernada y de verano. Conoció a Teresita Poretti, quien sería su mujer y madre de sus dos nenas, Agustina de 8 años y Carla de 11, en la Base Jubany en una súper campaña de casi dos años entre 1991 y 1992. La misma base a la que regresaba el sábado 17 de septiembre cuando cayó en una grieta invisible. A esa base antártica llegó el 9 de enero de este año, después de cuatro temporadas sin ir, y debería haber regresado a su hogar en febrero de 2006. Allí se desempeñaba como jefe científico, el único científico en la base, estaba encargado de todos los proyectos en curso, al menos siete proyectos internacionales y nacionales. Su mujer, también bióloga, lo definió como “polirrubro” ya que también se interesaba en la política. Fue Presidente de la Unión Cívica Radical de General Rodríguez, ciudad bonaerense donde vive la familia, pero renunció a ese cargo en enero pasado para ir a la Antártida. Thibaud está considerado por quienes lo conocen como un hombre preocupado por el porvenir del planeta y un biólogo apasionado por su trabajo, científico de sólidos conocimientos, de trato sencillo y hondamente preocupado por el futuro de la humanidad. Un hombre que se enamoró de la Antártida a fines de los años 80, durante su primera campaña en ese continente, con apego a su labor y cariño por el terreno antártico, dispuesto para el trabajo que sea necesario, tanto si hay que destapar una cloaca, hormigonear o cocinar. Como una paradoja del destino, Thibaud en una de sus investigaciones expresó que “el calentamiento global está adelgazando dramáticamente los puentes de hielo que atraviesan las grietas del terreno antártico. Por eso es muy peligroso en invierno circular con las motos de nieve”.

21-10-2005: reinicio de tareas de rescate.

Distintos medios informaron que un grupo de nueve especialistas del Ejército, había comenzado las tareas de rescate de los militares que cayeron en la grieta Collins el 17 de septiembre anterior.  Destacaron que cuatro habían descendido hasta un “balcón natural de cien metros de profundidad”…

…………………………………………………………………………………………………………………

Recopilación y síntesis a los fines de la difusión

Desde SEPA – Servicio de Educación por el Arte.

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

 

Top