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25-06-1806: primera invasión inglesa en Buenos Aires.

Quienes hayan podido ejercer el derecho a aprender -asistiendo regularmente a las escuelas argentinas-, recordarán quizás que en 1806 se produjo la primera invasión inglesa.   Menos tal vez, sabrán que Sobre Monte o Sobremonte -cualquiera sea su escritura, ya que el nombre no hace al hombre ni al renombre-, fue un distinguido militar español; desde 1779 desempeñó el cargo de Secretario del Virreinato del Río de la Plata -nombrado por el Virrey Vieytes-; se destacó como Gobernador de Córdoba y desde abril de 1804, sucedió al virrey Mariscal del Pino.  Al producirse aquella invasión, estaba “en el uso y ejercicio de los cargos de Virrey, Gobernador y Capitán general de estas Provincias del Río de la Plata”.

 

Tras el desembarco de los ingleses en Quilmes -el 25 de junio de 1806-, seiscientos milicianos intentaban detenerlos cerca de esa playa, y aproximadamente mil quinientos vecinos se ofrecieron para la defensa, mientras el Marqués desde la azotea de sus habitaciones en el Fuerte “seguía el combate con un telescopio” y arengó a quienes se habían reunido en la calle:  “No hay que tener cuidado, los ingleses saldrán bien escarmentados”.  Tal como suele suceder todavía, “por primera y última vez en su vida, las palabras del Virrey fueron rubricadas por una aclamación.”  Minutos después, los ingleses habían logrado vencer “las débiles líneas defensivas y marchaban sobre la ciudad”.  Enseguida el Virrey decidió huir -con su familia-, llevando también “los caudales reales” y “después de presenciar la derrota de Puente Gálvez”, aceleró la fuga hacia la mediterránea Córdoba, homónima de la española que emocionó a Albéniz y que sigue conmoviendo por su belleza y su cultura. [i]

Lucharon los milicianos y los vecinos porteños contra los ingleses, con las pocas armas que tenían y con valentía.  El doce de agosto reconquistaron Buenos Aires; “el pueblo le impidió reasumir el mando de la ciudad”…

Al Cabildo Abierto del 14 de agosto de 1806, concurrieron noventa y seis invitados” y “diversas versiones coinciden en que actuaron en forma destacada a favor del pueblo Juan José Paso, Manuel José de Lavarden, Joaquín Campana y Juan Martín de Pueyrredón.   En aquel momento, “Los abogados, que estaban en mayor número que el que convenía al público, al decir del Fiscal Caspe y Rodríguez, infundían a los regidores ‘máximas corruptoras’.  Por su parte Sobremonte -en una carta enviada desde Montevideo el 27 de octubre de 1806 al Príncipe de la Paz, explicaba que el abogado Joaquín Campana y ‘dos o tres de la misma facultad, mozuelos despreciables que le siguieron fueron los que tomaron la voz en el tal Congreso y con una furia escandalosa intentaron probar que el Pueblo tenía autoridad para elegir quien le mandase a pretexto de asegurar su defensa.”  [ii]

En aquella oportunidad, nombraron a “Santiago de Liniers jefe de la plaza” y como destaca Levene, ese Cabildo “no se había atrevido a declarar la cesantía de Sobremonte.  Fue la Junta de Guerra del 10 de febrero de 1807, reunida con la adhesión del Cabildo” -integrada por los Señores del Tribunal de la Real Audiencia; el Fiscal del Supremo Consejo de Indias y otras autoridades-, “alentada por su alcalde de primer voto”, la que “adoptó la medida revolucionaria de la destitución y arresto del Virrey, medida que la Audiencia se había resistido a prestigiar y que fue el punto de partida de un serio conflicto con el ayuntamiento.”

En consecuencia, cesaba el Marqués de Sobremonte en los tres cargos que ostentaba, “…por considerarlo preciso para la defensa de la tierra y la conservación en ella de la Sagrada Religión que quieren extirpar y extinguir los Ingleses  Enemigos de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, se le haga saber no use más de dichos cargos hasta que S. M. noticioso y bien instruido de todo resuelva lo que tenga por conveniente, se asegure la persona de dicho Sr. Marqués con el debido decoro, y se le tomen y ocupen todos sus papeles, Cartas y Correspondencia que se le hallasen, o se supiese que tiene, y se traiga todo a buen recaudo al Puerto de esta Capital con advertencia que si dicho Sr. Marqués no se prestase de bien a bien, el Sr. Oidor D. Manuel de Velazco, elegido y nombrado para el cumplimiento de lo acordado procederá de acuerdo con los Sres. Regidores D. Manuel Ortiz de Basualdo y Don Martín de Monasterio a usar de la fuerza, pero para haber de valerse [/] de ella habrá antes de conferenciarlo con sus dos acompañados los expresados Sres. Regidores con el Comandante de las Armas y sus Capitanes…”   [iii]

Entre los firmantes: Santiago de Liniers, Martín Álzaga; Anselmo Sáenz Baliente, José Hernández,  Martín Rodríguez, Manuel Mansilla, José Antonio Capdevilla; Juan Agustín  Videla, José Martínez de Hoz, en aquel tiempo dueño de una imprenta…  [iv]

Debió permanecer Sobremonte en el Río de la Plata hasta 1809, siendo embarcado para que lo juzgaran en España.  En Cádiz intervino un consejo de guerra durante la primera quincena de 1813 y terminado el proceso fue absuelto; fallo que “sus adversarios calificaron de parcial, afirmando que en él se invalidaron los pocos testimonios en su contra presentados por quienes tenían conocimiento casual del juicio”.  Después, lo nombraron “Mariscal y Consejero de Indias”.

Hubo otras historias en torno a aquella primera invasión pero no han sido tan difundidas y la mayoría ya están casi olvidadas.

 (“Algunos historiadores han publicado trabajos reivindicatorios” sobre el Marqués Rafael de Sobremonte” y “justifican su conducta de 1806” aunque “sus adversarios habían incitado el juicio de sus contemporáneos en contra del Virrey.

Después de la Reconquista, comenzaron a circular en Buenos Aires unas cuartetas tituladas ‘El Miedo’ producto del ingenio popular:

¿Ves aquel bulto lejano que se pierde atrás del monte?  Es la carroza del miedo con el virrey Sobremonte.”

En 1865, el historiador Vicente G. Quesada dijo:  “Si el papel que desempeñó en la invasión inglesa fue desairado, debemos ser justos al elogiar el empeño que como administrador tuvo para que la Intendencia de Córdoba progresase.”

A fines del siglo siguiente, en internet es posible leer:  “Sobremonte estuvo casado con una dama argentina. Doña Juana María de Larrazábal.  Después de enviudar, se desposó en segundas nupcias, a los 75 años, con doña María Teresa Millán y Marlos, viuda de un sobrino de Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último virrey del Río de la Plata. La pequeña historia ha dejado documentada la oposición que este matrimonio tardío tuvo entre sus familiares.  En carta a un amigo decía su yerno Francisco López de Omaña: ‘Atropellando por todo con la mayor ceguera, va a casarse nuestro padre, el Marqués de Sobremonte, en uno de estos días, a la edad de 75 años, con Da. Teresa Millán, viuda de un oficial de Marina, pobrísima y ya de más de 40 años’…”)

 

 

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

[i]  “Rafael de Sobremonte, Núñez, Castillo, Angulo, Bullón, Ramírez de Arellano, tercer marqués de Sobremonte, había nacido en el seno de una distinguida familia española, en Sevilla, el 27 de Noviembre de 1745” y falleció en 1827.  Era hijo del “marqués don Raimundo de Sobremonte, militar y magistrado, caballero de la Orden de Carlos III y oidor de la audiencia de Sevilla, y doña María Ángela Núñez Angulo y Ramírez de Arellano”.  Ingresó en el Regimiento de Reales Guardias Españolas  como cadete, a los catorce años y concretó “una ascendente carrera militar”.  El Virrey Vértiz  en 1779 lo designó Secretario del Virreinato del Río de la Plata con el grado de teniente coronel, cargo desempeñado durante quince años.  Luego fue Gobernador de Córdoba –y de Montevideo-, fundó San Fernando y su canal.  En abril de 1804 sucedió al virrey Mariscal del Pino y “a lo largo de su actuación, ratificó su idoneidad como funcionario”.

# Albéniz, Isaac (1860-1909).  Compositor español,  Su legado: Marcha nupcial; la suite Iberia – Sevilla, Cádiz, Granada, Asturias (leyenda); Mazurcas…; Tango, Rapsodia Cubana

[ii] Levene, Ricardo. La Revolución de Mayo y Mariano Moreno – Ensayo Histórico.  Buenos Aires, Editorial “El Ateneo”, junio de 1949, t. I, p. 138-139.  # Necesito expresar que esa colección fue el regalo de mi madre: Francisca Álvarez Ramos (el 24 de mayo de 1950, celebración de los dieciocho años de nuestro primer desprendimiento…  Nació el 5 de septiembre de 1913 y convivimos  hasta el 1º de agosto de 1999).

[iii] Ibídem, (Documentos del Tomo II), en t. III, p. 16-17. # Entre comillas, trascripción del documento que en el original tiene abreviaturas y escritura de algunas palabras según el uso frecuente en aquella época. [Archivo Histórico de la Provincia, C. 3, A. 1, L. 2-187.]

[iv] A la imprenta de José Martínez de Hoz se alude en el expediente iniciado por Juan Trigo para cobrar lo adeudado por las autoridades, por los servicios de reclutamiento, manutención y movilización de quienes participaron en la Reconquista de Buenos Aires, entre julio y agosto de 1806. (Reproducción literal del original, en “La Revolución de Mayo y Mariano Moreno” – Ricardo Levene, p. 117.  Aquí trascripto reemplazando abreviaturas por escritura completa y con ortografía actual.)

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