Sinopsis:  Francisco de Aguirre, el fundador. Creación el Obispado de Tucumán. Fundación de Córdoba. Repercusiones del 25 de mayo de 1810.

Francisco de Aguirre había llegado a América después de servir con valentía en las huestes del rey Carlos V en Italia, participó en la conquista en territorios de Perú y de Chile, y en la ciudad del Barco, el 21 de mayo de 1553 hizo conocer la ordenanza del gobernador Pedro de Valdivia para que ejerciera en su nombre, la gobernación de la ciudad.  Al mes siguiente, el 25 de junio al conmemorarse el día de Santiago Apóstol, se fundó la ciudad que sigue bajo la advocación del Santo tal como lo ha ratificado la Junta de Estudios Históricos de esa provincia.

El 23 de diciembre de ese año, Francisco de Aguirre y el Cabildo de Santiago del Estero informaron al rey Carlos V sobre esos acontecimientos en la que consideraba una tierra de promisión. El intrépido conquistador español tenía el propósito de fundar ciudades en las provincias interiores de modo que se pudieran mejorar las comunicaciones desde el Pacífico y hacia el Río de la Plata.

En aquel tiempo eran frecuentes las intrigas y después de una confabulación fue destituido, cuando intentaba fundar Córdoba de Comechingones.  El Papa Pío V, creó el Obispado de Tucumán con sede en Santiago del Estero en el año 1570, poco antes de que Jerónimo Luis de Cabrera con sus soldados fundaran la ciudad de Córdoba.

En 1699 se trasladó la sede episcopal a Córdoba y el asiento del gobierno de la ciudad a Salta.  En consecuencia, la provincia de Santiago del Estero empezó a ser gobernada por tenientes gobernadores y prácticamente durante un siglo estuvo como aletargada.

Después de mayo de 1810, la necesidad de afianzar la revolución provocó una reacción en todas las provincias y en Santiago del Estero el teniente coronel Borges fue uno de los primeros en movilizarse para conseguir más aliados.  Fue Juan Felipe de Ibarra quien logró que esa provincia recobrara su jerarquía.

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.