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1904: “alienados” en Buenos Aires…

Historias del País de los Contrastes…

Entre el trabajo y el ocio…

¡Siga el corso, siga el corso!…

Lunes 16 de febrero de 1904: ¡todo el año es carnaval!…

 

 

En el diario La Nación de la capital argentina, reiteran notas referidas a hechos que conmovían a algunos habitantes del siglo anterior.  Así es posible saber que en la edición del viernes 13 de febrero de 1904, incluyeron una crónica indicando que en el hospicio de las Mercedes estaban internados doscientos enfermos con trastornos mentales.

Historias del País de los Contrastes…

Como suele suceder a principios del tercer milenio, las autoridades insistían en que no había recursos para mejorar la atención a esos pacientes.

Sabido es que si se estudia la historia de los Argentinos diversos acontecimientos indican que podría ser considerado como el País de los Contrastes.   A principios del siglo veinte, abundaban los datos imprescindibles para justificar tal calificación.

El gobierno de la municipalidad de Buenos Aires, se había propuesto transformar el zoológico y con una “fiesta especial” se celebró la “inauguración del costosísimo palacete  construido para “servir de residencia a la pareja de elefantes”.

Informaban desde el diario fundado por Bartolomé Mitre, que en ese tiempo la administración municipal no había aprobado el presupuesto incluyendo “los fondos necesarios” para aquellos pacientes dejaran de “dormir en el suelo” y había suprimido “la partida destinada a comprar pasas y nueces que se daban como postre a los alienados pensionistas” pero sí habían destinado “80.000 $ de las rentas municipales para la casa de los elefantes!”…

La crónica termina anunciando que ese servicio de atención médica ya no dependería de la jurisdicción municipal porque se transfería al orden provincial.

(¿Qué pasó después?…

Y… habrá que esperar que se reiteren otros datos…

Actualmente no se construyen viviendas para los elefantes pero algunas imágenes de la televisión indican que en tales centros de atención a enfermos mentales… son otros los protagonistas pero semejantes las dificultades: recursos insuficientes, espacios inadecuados…)

Entre el trabajo y el ocio…

Desde el diario La Nación de la capital argentina, a mediados de febrero trascendió que aunque los empleados de la administración pública trabajaban los días sábado, ese fin de semana como era víspera del Carnaval y se habían ausentado “los funcionarios de categoría”, el día catorce de febrero cerraron una hora antes de costumbre… (dato reiterado en el diario La Nación un siglo después…)

Días después, el mismo diario informó que ese sábado 14, “los comisionistas de la Bolsa” quisieron anticiparse “a la llegada de Momo, librando en aquella verdaderas batallas con bombas de agua. Se jugó con mucho entusiasmo durante un buen rato, hasta que al fin se desalojó la rueda de títulos con una lluvia de aquellos proyectiles, que al dar en el blanco, provocaban risotadas y palmoteos entre los alegres comisionistas.

¡Siga el corso, siga el corso!…

Recordaron en La Nación que “durante las primeras horas de la noche un gentío, bastante crecido, transitaba por varias de nuestras calles en las que se realizarán corsos recreándose en la contemplación de los preparativos. En casi todos los corsos se hicieron ensayos de iluminación, lo que, unido a las máscaras que se dirigían a los bailes, desgañitándose generalmente, dio a la ciudad momentánea animación. Pero ésta se notó únicamente en los locales en que se efectuaban tertulias de disfraz, pues Momo, que al fin es dios de locuras, hizo su entrada acompañado por un fuerte aguacero que impidió transitar por las calles, poniendo de mal gesto al buen público, que a pocas probabilidades que tenía de divertirse con toda expansión vio surgir este inconveniente de última hora, pero que, es de esperarlo al menos, no hará sentir mayormente su inoportuna acción”…

En otra columna se informaba que “el director de la oficina de alumbrado ha puesto en conocimiento de la intendencia que muchos automóviles circulan sin haber sido inspeccionados por la oficina técnica, eludiendo el pago de la patente respectiva.

En consecuencia, aconseja se ordene la detención de los vehículos que no hayan llenado ese requisito, que es hasta indispensable para la seguridad de los mismos.”

Lunes 16 de febrero de 1904: ¡todo el año es carnaval!…

El mismo diario, rememoró que desde el miércoles 18 de febrero hasta el siguiente domingo, las oficinas serían “abiertas por pura fórmula. Los empleados se ocuparán en su mayor parte en hacer descripciones o comentarios sobre bailes, máscaras y corsos, imitándolos el personal legionario de servidumbre, que presta gran contingente a cierto género de comparsas.  Algunos ministros harán acto de presencia en sus despachos, pero sin tomar resoluciones ó providencias trascendentales.

La ausencia del presidente les sirve de excusa, pues el vice se concreta a firmar ajustes de sueldos, nombramientos de poca importancia y alguno que otro expediente que no implique compromiso, a no ser recomendado por el titular.”

(¡Nada hay nuevo bajo el sol!… decían nuestros abuelos…

Por algo, siguen escuchando lo mismo nuestros nietos…)

Nidia Orbea de Fontanini.

 

 

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