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SEPTIEMBRE  – MES DE LA EDUCACIÓN

“Dialoguemos:

Esperanza: Pepe y Dalmacio dialogando…

Caminos de convivencia y formación…

Dalmacio Gálvez… y, además era pecoso…

Del legado de Gastón Gori…

“El aire, sí el aire.

Horacio Caillet-Bois: poeta, periodista…

Marchas y contramarchas en la educación.

Testimonios del sacerdote jesuita Leonardo Castellani.

Mateo Booz… en  Santa Fe, su país.

Fray Adriano Rincón Domínguez… testimonio insoslayable.

“Dialoguemos:

Ya que has estado predispuesto para tomar mi humilde obra entre tus manos, dedicando parte de tu tiempo a escucharme, aún en el mensaje de los espacios en blanco de cada página, que sean tal vez los que más de identifiquen.

No te sorprenda el exceso de puntos suspensivos y de pausas.. todo nuestro mundo parte de un punto minúsculo, intangible y está impregnado de pausas…

Dialoguemos… y aunque no coincidamos, habremos sido capaces al menos de BUSCARNOS y procurar ENTENDERNOS.  [1]

¡Gracias!…”

………………………………………………………………………………………………………………….

¡Ah! Es necesario decir que Hugo Mandón -nuestro amigo a perpetuidad- después de leer “Poemas para Tioco”, presentado el 24 de octubre de 1980 en la Sala Leopoldo Marechal del Teatro Municipal “1º de Mayo,  en un cordial saludo señaló:

“Nuestra vida es una larga pausa, preparatoria para morir

 y dejar algún verso, alguna página, luego inolvidable”.

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¡Ah! No olvidemos queel 17 de noviembre

                                                                      ¡celebraremos el día de los pájaros!

 

Esperanza: Pepe y Dalmacio dialogando…

“Esperanza, tierra de labranza.

Llanura luminosa… flores y pájaros.

Ríos y lagunas… ¡el hombre!

Sus símbolos: arado, yunque, trilladora…

Escudo y Museo de la Colonización…

Cuna de pájaros en vuelo… ¡de poetas!

Solar de peregrinos poetas ¡en vuelo heroico!”

nodef. [2]

 

Pepe:        ¡Hola, Gastón!…

Dalmacio: ¿Cómo estás Pepe?

Pepe:        Ya lo ves revisando papeles… cantándole a mi Esperanza…

Dalmacio: Ah… sí… sí…  Yo también creo que nos sostiene es la esperanza…

Pepe:        (Risa) Así es… Pero… mejor te aclaro… Yo sigo cantándole a mi Esperanza… con mayúsculas…

Dalmacio: Entiendo Pepe, entiendo… (Silencio)  Ya sabemos que tu canto es con mayúsculas… (Silencio)  Tu canto… es ¡el CANTO!…  (Silencio)

Pepe:        Vos también sos poeta y sabés que cuando cantamos es porque algo… estamos conmemorando o celebrando… ¿Es así?…

Dalmacio: Sí… o soñando… o despertando… o esperando… (Risa)

Pepe:        Tenés razón… Mejor será decir que cuando cantamos es porque estamos vivos… y vibrando… (Silencio)

Dalmacio: ¡Así es!…  Así es… Vibramos como las cuerdas de un violín…

Pepe:        ¡Vibramos!… dijiste… (Silencio)  Me hiciste recordar… al hacedor de Platero

Dalmacio: Hummm…  ¿a Juan Ramón?

Pepe:        Sí… Él decía mientras estaba cerca de “la arrulladora… la chiquilla del carbonero, guapa y sucia cual moneda”… Decía…  “Vibra la hora de mayo, ardiente y clara como un sol por dentro…” (Silencio)  Además, me hiciste recordar a una mujer que copió una dedicatoria y cambió vibramos por vivimos, y… (Pausa)

Dalmacio: ¿Y qué?…  Yo sin ser egocéntrico, repito una y mil veces si es necesario que “nunca quise ser el grande, / el poderoso/ no quise mandar hombres / quizá por respeto / a los azahares, / a las notas bellas / de los violines”…

Pepe:        Y… nada, que no recuerdo haberte oído decir eso… tal vez lo escribiste cuando yo ya no estaba… (Pausa)

Dalmacio: Sí, fue en el ’83, lo celebramos durante aquella primavera…

Pepe: Misterio… éste… de la memoria… Todavía recuerdo algunas de mis correrías, cuando era chico y andábamos “en pandilla por los alrededores de mi pueblo”… ¡Gálvez!… (Silencio)… Nuestro suelo santafesino

Dalmacio: Sí… nuestro suelo… nuestra Patria… (Silencio) ¡Nuestro planeta!…

Pepe:        Nuestro amigo Mateo Booz decía… ¡Santa Fe, mi país!…

Dalmacio: Ah… sí, sí… Decía así… (Silencio)  Pepe… ya que estás revisando papeles… qué te parece si revisamos un poema…

Pepe:        Y… me parece lo más razonable… Yo vivo leyendo, releyendo, revisando, revisando… (Pausa) Corrigiendo… corrigiendo poemas… y Elena, sonríe. (Silencio)

Dalmacio: Yo también… pero en esas circunstancias… Charito, sonríe… (Risa)

Pepe:        Dalmacio… ya nos fuimos otra vez por las ramas… parecemos pájaros… (Risa)  Yo cuando está por empezar la primavera… siento más necesidad de estar cerca del nido…  Y el veintiuno ya está cerca…  (Silencio)

Dalmacio: Y… es hermoso volar… pero hay que aprender de los pájaros…  (Silencio) Nos enseñan tantas cosas… (Silencio)

Pepe:        Yo también estoy convencido de eso…

Dalmacio: Dijiste que el veintiuno ya está cerca… Claro… celebramos el día de tu nacimiento.  Vos sí que “naciste con la primavera… allá en Gálvez y su poblado callado”… como escuché alguna vez…  en el inconfundible canto de la Tacuarita

Pepe:        ¡Sos grande, Gastón!…  ¡Cómo decís las cosas!… Vos mirando a los pájaros desde siempre, ya reconocés cada nota de ese imaginario pentagrama… como si fueran las sílabas de un poema…

Dalmacio: No tanto… no tanto… Charito… coincide en esas percepciones… y también alguna otra amiga a perpetuidad… que año tras año, puntualmente llega… el 17 de noviembre… (Silencio)

Pepe:        ¡Ah!… ¡El día de tu cumpleaños!… (Risa)

Dalmacio: ¡Sí!… (Silencio)  Te vas a reír si te cuento que… (Risa) con esa mujer… que para quienes la conocemos se asemeja a la mujer tallada… (Risa)  y que risueñamente ella dice que podría también ser la mujer  taladala mujer taradala tapada y hasta la destapada… (Risa)

Pepe:        ¿Eso dice?… ¡Qué grande!… (Risa)

Dalmacio: Bueno… ya terminando con esto…  Ella suele decir que las vías del ferrocarril sirvieron… y sirven todavía en algunos ramales…

Pepe:        Sí… entiendo… en los ramales que quedaron después de la tala

Dalmacio: Sí… (Silencio) Ella dice que las vías del tren están para unir y al mismo tiempo para separar… porque siempre de un lado están los pobres y del otro…

Pepe:        A sí… y eso sigue siendo más o menos así… Igual pasa ahora hasta con las autopistas… Así dicen… ¿no?…

Dalmacio: De eso mejor ni hablar…  Te sigo contando… siguiendo esa línea de razonamiento, insiste en que así también es con los ríos, con el océano…

Pepe:        ¡Claro!…

Dalmacio: Pero fijate vos que ella está convencida de que no sucede lo mismo con el aire

Pepe:        Ah… ¿no?…

Dalmacio: Y… pensándolo bien… “¡Nadie posee un latifundio de aire!”… (Silencio) “¿Oyes las proclamas y los gritos de triunfo?” (Silencio)  “Amo… el aire que es del hombre, // de la planta, de la flor y del insecto, // de todo el que transita por la vida, / del silencio, la música y el ruido, / del llanto inicial, del estertor de la muerte!” (Silencio)  [3]

(Silencio) Bueno… como te contaba, ella también admira y ama a los pájaros.  Suele identificarse como la tacuarita… porque dice que prefiere estar lo más cerca posible de la casa… Pero… ella también de vez en cuando vuela, vuela, vuela… (Silencio) Vuela hasta el Mediterráneo…  Allá se encuentra con otros vuelos… (Silencio)  Ella dice que ama al aire porque nos alcanza a todos… Dice sentir que milagrosamente, el aire nos abraza a todos… siendo el símbolo más etéreo de la confraternidad universal…

Pepe: Mirá, Dalmacio… Yo también amo al aire… como vos decís. (Silencio)  Yo también amo al aire que es del hombre, // el aire que es del hombre, // de la planta, de la flor.. del insecto… ¡de los pájaros!… (Silencio?  Pero… ¿qué te parece si  ahora… ya aterrizamos?… (Risa)

Dalmacio: ¡Sí!… Sigamos como hombres pegados al suelo… con los pies bien puestos sobre la tierra… (Risa)  Leé, Pepito… Leé la primera estrofa… (Silencio)

Pepe:        Bueno… leo…

“Con tu nacimiento se alegró la tierra.

Fue el día de la Virgen.

No fue un día cualquiera.

Júbilo de campanas

A lo largo de América.

Fue el ocho de setiembre.

Alabado sea.”

Dalmacio: No nos apuremos Pepe… en estas situaciones lo mejor es ir despacio, despacio…  Acercame la hoja… dejame releer… “Con tu nacimiento se alegró la tierra. / Fue el día de la Virgen. (Silencio)

Pepe:        Claro…  He leído… traducido… ¿se entiende?…. he leído eso en “las Escrituras”: “Con tu nacimiento se alegró la tierra”, porque al nacer la virgen, el mundo cristiano conquistaba la Esperanza de su redención”… Y por eso dijo que “esto es el Nuevo Testamento! (Risa)

Dalmacio: ¡Está bien!… vos sabés que yo sobre eso de las Escrituras y de los Testamentos prefiero no opinar… (Risa)

Pepe:        ¡Sí!… lo sé.  Y de un tiempo a esta parte, no querés ocuparte ni siquiera de las que se escriben con minúsculas… (Risa)  Sos abogado, con título universitario -no como yo… que en realidad no he sido ni contador ni escribano-…

Dalmacio: Bueno… pero antes era así… generalmente se nombraba así a los tenedores de libros… Ahora… hasta los tenedores de libros han desaparecido… Aunque bueno, yo primero tuve el título de maestro y de inmediato, por vocación y porque soy responsable de la misión del hombre sobre la tierra… (Risa) aproveché todas las ofertas y enseguida yo también empecé a ser un tenedor de libros… (Risa)  Pero claro… poco a poco todo lo visto y leído me convenció… (Risa) y abandoné el trabajo de abogado para dedicarme al oficio de escribir…  Ensayo tras ensayo, cuento tras cuento, novela tras novela… (Risa) En cualquier momento fui artesano de versos… ¡hacedor de poemas!… (Risa)  Ya me fui otra vez por las ramas… Ya estoy volando otra vez… (Silencio)  Pepe, seguí…  [4]

Pepe:        Bueno… ¿Te estaba contando?  ¡Ah!.. sí, sí… También leí que “el 25 de diciembre de 1863, el Concejo Municipal, sensible a la inspiración de Fray Rafael Pozzini, puso a la Colonia bajo la protección de la Virgen Niña, cuya festividad se celebra el 8 de setiembre (hoy día del Agricultor)…

Dalmacio: Sí… algo así pusieron en el monumento… (Silencio)  Mejor será que sigamos leyendo el poema:  “No fue un día cualquiera.  Júbilo de campanas a lo largo de América”…

Pepe:        ¿Y?… ¿Por qué te detuviste?… ¿Qué viste?…

Dalmacio: ¡Algo!… pero casi sin importancia… (Silencio)  Sabés que pasa, amigo… Cuando entrás en la historia de la Historia… es como si una jaula te tuviera atrapado…  Una jaula invisible… no como la “jaula de mimbre”, colgada bajo un naranjo florecido”… donde “el tordo viejo” esponjaba sus plumas, despacioso, pacífico…”  [5]

Pepe:        (Risa) Te entiendo, hermano… ¡Desde siempre los pájaros!… y las jaulas… ¡Los pájaros prisioneros!… fueron para vos como campanadas de lúgubres sones…

Dalmacio: Así es, amigo. (Silencio) Y hablando de campanas… Percibo que cuando escribiste “Júbilo de campanas / a lo largo de América”… es porque expresaste tu íntimo deseo… (Silencio)  Yo entreveo… que cuando llegaron los primeros inmigrantes rumbo a Esperanza… quizás hayan escuchado las campanas del sur de la comarca casi colonial… las de los sacros campanarios santafesinos…  (Silencio)

Pepe:        ¡Ajá!…

Dalmacio: Bueno… seguí leyendo vos Pepe, que hermoso ese poema… Lo he leído varias veces… releyendo tras algunas pausas… A mí me gusta saborear los versos… A veces los leo en voz alta… o mejor aún… los lee Charito…

Pepe:        Yo también siento algo así… (Silencio)

Dalmacio: Bueno… dejemos descansar un poco a nuestras mujeres… (Risas)  ¡Volvamos al poema!… (Risa)  Ahora… yo prefiero escuchar los versos… con tu inconfundible voz. (Silencio)

Pepe:        “Fue el ocho de setiembre.  Alabado sea.”

Dalmacio: ¿Fue el ocho de setiembre?…

Pepe:        Sí, el 8 de setiembre de 1856…

Dalmacio: Hummmm… Otra vez te interrumpí… Pepe, disculpame… Te acordás de lo que dije hace un rato…  Cuando entrás en la historia de la Historia… es como si una jaula invisible te tuviera atrapado…

Pepe:        Sí, recuerdo… creo que también entendí… y también te comprendo…

Dalmacio: Bueno, si es así… Seguí  (Silencio)  Vos decís… y sos… “un hombre pegado al suelo”…

Pepe:        ¡Sí!  “…soy un hombre pegado al suelo”. ¡Un hombre!… ni árbol ni roca… (Risa)

Dalmacio: Ya lo sé Pepe… ¡Ni vegetal, ni mineral!… ¡Somos animales!… ¡Hombres!… Somos casi pájaros… Pero como dicen e insisten… somos más evolucionados… (Silencio) Lo sorprendente es que a algunos pájaros… “la jaula los humilla” y mientras tanto… “hay pájaros que viven alegres en cautiverio”…  (Silencio) Yo digo y repito con frecuencia… que “un pájaro aprisionado es un fracaso del alma”…  Porque “los pájaros encerrados se me ocurren poetas perseguidos.”   (Pausa) ¿Por qué terminé en esto?… Seguí, seguí, Pepe… [6]

Pepe:        Sigo con la segunda, hermano… ¿Querés?…

Dalmacio: Esperá… esperá… (Silencio)  Quiero completar algo… Como te dije recién… cuando entrás en la historia de la Historia… es como si estuvieras atrapado en una jaula invisible…

Pepe:        Entiendo…

Dalmacio: Bueno… Por eso… te digo que según los documentos que he revisado en los archivos, “las familias llegaron desde el día 27 de enero de 1856 a Esperanza hasta completar en el transcurso de ese año las doscientas que debía traer Castellanos… Se podría decir que fueron las familias colonizadoras  porque se instalaron allí para generar una colonia agrícola…  En realidad, han sido reconocidos como colonos aquellos hombres que trabajaron la tierra… “Pero he preferido llamarlas familias fundadoras, porque ellas en numerosos casos edificaron materialmente la colonia: araron, sembraron y además, después de 1860 edificaron sus propias nuevas sin intervención oficial, plantaron árboles, alambraron, apacentaron y multiplicaron sus ganados, ejercieron otros oficios, es decir que dieron nacimiento y vida a una colonia con su propio trabajo.  Y eso es fundar. Así “las llaman ‘familias fundadoras’…” quienes en aquel tiempo estuvieron vinculados a ese proceso poblacional…  [7]

Pepe: -Me gusta escucharte Dalmacio… Sos un verdadero historiador… ¡Sos un poeta-historiador!… más que un abogado… (Risa) Eso sí… ¡Sos un maestro!… Casi… casi… el Maestro… con mayúsculas…  (Risa)

Dalmacio: Sabés qué pasa, Pepe… Siento necesidad de vivir apoyado, sostenido… te diría… por los potentes aunque invisibles hilos de la verdad…

Pepe:        Es lo mejor… pero en la literatura podemos hacer uso de algunas licencias… Aunque haya alguna crítica… no hay que perder las esperanzas… nos puede llegar el perdón… (Silencio)  Dalmacio ¿querés que lea la siguiente estrofa…

Dalmacio: Sí, sí… Seguí… te escucho… ¡Es hermoso ese poema!… Y… como dije y digo todavía… “Nada muere por completo de lo que ha sido bello alguna vez”… Pero, leé, Pepe… ¡Leé!…[8]

Pepe:        Dijiste que, ¡nunca muere del todo lo que ha sido bello alguna vez!… Sobre eso vamos a hablar otro día… porque tenés razón, es así… (Silencio) Bueno, sigamos…

“Hombres y mujeres habían llegado

De lejanas tierras.

Grupos de palomas a los árboles

Llegan de igual manera-

Habían atravesado el mar

nieblas-;

habían llegado a Santa Fe

naranjos, arena-;

habían avanzado hacia la pampa india

leguas-;

habían dormido de cara al cielo

estrellas-;

junto al Salado árido

culebras-;

las mujeres de oro;

los hombres, como piedra.”

Dalmacio: ¡Excelente, Pepe!… ¡Excelente!… No sigas leyendo…  Todo ha sido como vos lo cantaste… y de paso, lo contaste… (Risa)

Pepe:        Dalmacio… ¡Guardá el estilete sutil de tu ironía!… Te conozco… sos exigente con vos mismo, al máximo… y bueno, ya se te hizo una costumbre para todo y para todos…

Dalmacio: No… (Pausa) No quiero lastimarte ni con una palabra…

Pepe:        Lo sé… Lo sé… ¡Somos amigos!…

Dalmacio: Pepito… ¡Somos amigos a perpetuidad!… Lo que dije… porque recuerdo lo que vos dijiste…  “Hay que ponerse del lado de la verdad, en contra de la mentira creadora de mitos”…   [9]

Pepe:        Esperame un momento que voy a pedirle a Elena que nos acerque un café…

Dalmacio: No… gracias Pepe… Tengo que volver ya para Santa Fe…

Pepe:        ¿Sí?…

Dalmacio: ¡Sí! Vine por unas horas nada más porque estoy releyendo algunos documentos y quise charlar con viejos amigos para completar los argumentos…

Pepe:        Ah… bueno.  Así que te vas…

Dalmacio: Sí… la saludo a Elena si no está muy ocupada con sus rosales… y enseguida me voy…

Pepe:        Vayamos juntos… Este encuentro… ha sido mágico…

Dalmacio: Casi, hermano… Casi mágico…  Hay que acostumbrarse a usar el casi… (Risa)  Después del canto a la ciudad  y de recorrer los cinco caminos, casi… casi hacemos el sexto camino, porque si no fuera por el bastón y porque nos apoyan…   Así, seguimos con esperanza por “el camino entre horizonte y la luna”… casi, casi llegando al “sexto camino de luz, de eternidad, de absoluto…” Vamos, Pepe… ¡Vamos!  [10]

 

Caminos de convivencia y formación…

Pedro Raúl Marangoni-Gastón Gori avanzaban

por caminos de Luz y de Amor…

Dalmacio Gálvez… y, además era pecoso…

 

¡Esperanza!… era la ciudad que lucía “con orgullo los trabajos de su plaza pública reformada, su flamante asfalto y su soberbio monumento a la Agricultura ornado de bajos relieves”… merecido tributo del arte, a los desvelos de aquellos “colonos inmigrantes llegados de Europa para roturar las tierras vírgenes”; quienes vivieron y convivieron entre ríos y montes, ora melancólicos, ora nostalgiosos aunque esperanzados, porque veían crecer los trigales y madurar las espigas –a pesar de las langostas y de las sequías-; porque nuevas generaciones fueron poblando las calles con algarabía infantil y entusiastas promesas juveniles.  p. 9

Allí, en Esperanza –por obra del espíritu- se había engendrado un personaje identificado como Dalmacio Gálvez… quien había “fijado bien en su corazón la ternura” de su madre, “su mirada dulce, sostenida…  “Sus piernas eran demasiado largas para andar descubiertas y llamaban la atención. Era “grandote, con pantalones cortos y además, era pecoso.  No tardó mucho tiempo en plantear este nuevo problema a mi madre, y una tarde, en medio de risas y preocupaciones, se aventuró por las calles con flamantes pantalones largos. Caminaba e iba mirándolos… Ya estaban cubiertas sus piernas, pero más desnuda su alma… porque fueron agudizándose sus inclinaciones hacia una vida que le llenó de íntimos dolores y de inefables contentos.”  p.120-121

…“Dejada su vida de callejero despreocupado, comenzó a querer desentrañar misteriosos ensueños.  No encontró solución en los libros –aunque ellos ayudaban satisfaciendo urgentes ansias del pensamiento-, ni tampoco la vida le ayudó mucho a dominarlos, puesto que aún, como si se refrescaran por poder maravilloso, le arrebatan con la intensidad y lozanía primera.  p.122

Por distintos senderos siguieron peregrinando sus amigos, hacia el rumbo señalado en el único Caminodesde el edén hasta el Edén

Dalmacio Gálvez organizó sus ideas, esbozó el comienzo de una trayectoria y con la complicidad de sucesivas pausas propicias para la recreación y la creación, empezó a normar: las moreras, la lluvia, árbol y tragedia… En una tarde de sol, el rescate, el diablo, Berta.  En la leña nació un gatito y él seguía buscando flores de paraísos mientras las avispas, las naranjas, la inundación, las golondrinas del Cabildo… eran otro ejemplo de amor y sutil ofrenda de pájaros en vuelo.  Después, pájaros prisioneros, el entierro del cardenal, el cementerio viejo, el duelo de Jerónimo y el desamparo, la orfandad, el silencio y el desafío sintetizado en una sentencia: hay que matar el Chicho

Tal fue la sucesión de asombros y de hechos; tales los títulos del libro –casi autobiográfico- donde están enlazados los recuerdos desde el tiempo de “aventuras maravillosas” mientras “contaba los ‘proyectiles’, los acondicionaba.  Seleccionaba los mejores para presas de importancia; los comunes para ser disparados a los pájaros que diariamente veía.  Propenso a los trabajos de la imaginación” suponía “que algún animal raro caería en sus manos, ante la admiración de sus compañeros y la envidia de los desafortunados”; porque como él ha confesado, “la desdicha ajena no aminoraba un punto su alegría” pero después, “el dolor o la desilusión ajena, le entristece. Quiere, a veces, ocultarlo, pero es entonces cuando siente más hondamente la desventura de los que sufren.  En aquellos años de niñez traviesa y bullanguera, no sabía que los hombres formamos parte de una especie poco venturosa.” p. 15-16

Después de la muerte de su marido, doña Inés necesitó decir: “- ¡Lleven ese perro! Ya no se lo puede tener aquí.”  Incontenible impulso de las ansias del espíritu –¿maligno?-, provocó que Jerónimo y Dalmacio coincidieran en otra idea; esta vez un pensamiento fatalmatar al Chicho.  Lo comentaron con el Gordo –“un chico del barrio”- y aceptaron que él los acompañara.  Cruzaron “las vías del ferrocarril y divisaron a lo lejos, grupos de árboles, el verdor horizontal de los campos y algunos animales pastando con mansedumbre. Caminaban en medio de la calle firmemente dispuestos al sacrificio… Las perdices encendían sonorines en el contorno rural y se divisaban ya los dos altos cipreses del cementerio viejo”…  Elegido el lugar, ninguno se animaba a matarlo.  Allí estaba el Chicho “con su tierna mirada” y ellos…¡conmovidos!

Dalmacio, no se sabe qué día ni a qué hora, necesitó contar: “…Sentimientos fundamentales nos florecieron en el corazón; sentimientos de exaltación a la vida en medio de tumbas descubiertas y nichos destrozados.  El ‘Chicho’ no moriría.  Instantáneamente nos resplandeció una nueva luz, y llenos de alegría, lo desatamos y echamos a correr dando saltos sobre los yuyos…”  p.107-112

Habían logrado derrotar a la despiadada consigna ¡hay que matar!…

El pecoso Dalmacio “estaba en el umbral de la pubertad. Ensueños y angustias desconocidas se entronizarían en su corazón”… No pudo precisar en qué época fue adquiriendo la costumbre de permanecer en su hogar días enteros… Otras preocupaciones serias llenaban su espíritu.  Se alejaba cuando podía de los que le rodeaban y permanecía largas horas angustiados.  Notaba que a su alrededor cambiaba el ambiente. Era que él mismo pasaba por una crisis cuyos orígenes no le eran del todo desconocidos y lo volvían reservado”…  p.

Luego, Dalmacio despidió a su amigo Jerónimo porque doña Inés había decidido otra mudanza.  Él sabía que aproximadamente a los trece años de edad, Jerónimo “debió emplearse en un taller como aprendiz”.  Hasta entonces se podía decir que “era libre como chingolo, como todos los pájaros que teniendo para ellos los bosques y los campos, anidan donde su agrado los lleva y gorjean cuando quieren, vuelta la cabeza de soslayo a la luz de cada amanecer. Era libre como todo lo que vive sin fatigosos trabajos”…  p. 113-114

Esas evocaciones y otras… impulsaron a Dalmacio a relatar sucesivas anécdotas:

“Olvidados de maestros, de deberes y de las comunes torturas del aula –mapas, ¡raíz cuadrada! ¡teorema de Pitágoras!- sin ataduras, disfrutábamos de la magnífica libertad.  Y me ocurrió que, apresurado, sin detenerme a mirarla mucho, herí a una palomita que empollaba sobre su nido.  Apenas sobresalían de las pajitas del borde, su pecho y su cabeza.  Con desesperado aletear describió una parábola y comenzó a elevarse alto, muy alto. Mal herida debía ir para que ascendiera tanto, y cayera después donde apenas mi vista pudo distinguir.

Me pareció oír un reproche, como si la voz de mi padre, grave y sentenciosa, me repitiera su común observación:

-‘No mates nunca un pájaro que tenga nido! Cada pájaro empollando, está cumpliendo un serio y dulce mandato del amor.  Los pájaros se aman y luego construyen nidos.  Cada brizna, cada pluma, es llevada con cariño, no sabemos si los pájaros tienen ensueños, aunque estamos seguros de que aman entrañablemente…” p.115

Ya casi recorriendo la mitad del primer camino, Dalmacio relató:

“De la cacería de los pájaros a la de imágenes, habría mediado el vuelo de una mariposa.  cuartillas

……………………………………………………………………………………………………………………………….

En las últimas décadas del siglo veinte, generalmente los niños usan pantalones largos desde que empiezan a caminar…

Casi se ha perdido el primer eslabón visible de los asombrosos cambios que se van sucediendo, apenas la infancia empieza a ser leve penumbra ante la pujanza de la adolescencia que pareciera iluminarlo todo…

 

Han vuelto los benteveos a los árboles que crecen en los patios de algunos vecinos.  Esta mañana empezaron a comunicarse cuando las madreselvas y los jazmines estaban recién iluminados por el sol.

Miré el reloj… las cinco y media; temprano –pensé- pero me levanté unos minutos después.  Al atardecer, los límites de la incomprensión determinan la imposibilidad de interpretar qué están expresando ahora -casi a coro- los benteveos…

Ese canto me induce a evocar a mi madre, todas las tardes durante casi tres años… a mediados del siglo pasado, recorriendo las galerías del cementerio santafesino, con la ilusión de estar más cerca de quienes ya habían concretado el último vuelo

 

Escucho ese cantar por momentos monótono como suele ser el trinar de los hombres cuando se siente acosado por la rutina y la fatiga.

 

Percibo más pausas en el canto de los pájaros.  Intuyo que están anunciando la marcha del ocaso… tal vez sugiriendo que suspenda ya esta aproximación al Patriarca de los Pájaros.

Entran sonrientes Gustavo y Federico.  Celebra nuestro hijo que en Los Amores –en Las Delicias de Sauce Viejo-… estén tan florecidos los gladiolos y los juveniles rojos… casi, casi como en 1999…

 

Jueves, 28 de noviembre de 2002-Hora – 18:41:17

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini

* * * * * * * * * * * * *

Del legado de Gastón Gori…

…desde Palabras para compartir. [11]

“El aire, sí el aire.

Amo el aire.  El aire no tiene dueño.

Limpio de especulación.

Lo respira el joven y el viejo,

la novia y el viudo;

lo respira el hombre.

¡Nadie posee un latifundio de aire!

Amo el aire que es del hombre que lo respira,

de la flor abierta en su cubertura transparente,

de la inocencia del niño

inaugurador, a su vez, del mundo.

Lo amo porque no repara en él la novia dichosas

y lo respira, y lo bebe en su sonrisa,

y permanece humilde en sus dulces azahares.

Amo la inconmensurable suavidad del mundo.

Venid aquí, hacia este lado, y marchemos juntos,

sobre la tierra apenas, en el aire casi todo.

Venid donde mi alma está iluminada

y ardida en el aire,

es también vuestro sitio,

el bello, el puro aire de toda la vida,

el aire puro sin precio

que respira el hombre, cada vez más bello:

¡Oyes las proclamas y los gritos del triunfo?

Amo la inconmensurable suavidad del mundo:

el aire que es del hombre,

de la planta, de la flor, del insecto,

de todo el que transita por la vida,

del silencio, la música y el ruido,

del llanto inicial, del estertor de la muerte.

Lo amo en su  inmensidad liviana

que no pesa con la muerte,

ni con la dicha, y el dolor,

ni con la eternidad suficiente del amor.

¡No podéis, ah señores, hacer nada contra el aire!

II

El aire agitado y violento

y fuerte de alas infinitas,

es el viento.

¡Vengan todos aquí, unámonos en el viento fuerte

y sintámoslo arrasar los cimientos!

Este es el aire, el que respira el hombre,

y se ha vuelto terrible y justiciero

y arrebata al mundo con su vuelo.

Aquí está el hombre sacudido

en el remolino bravo de la historia.

Respira el aire y lárgate, hermano, en las furias

sacudidas, en los vientos magníficos

que pulen la cara del mundo,

que limpian el rostro del hombre,

su vida levantada en arrebatos tremendos

y hermosos

del aire enriquecido de rabia viento,

de amor aire,

ternura brisa,

tormenta hombre y humanidad libre!

Es el aire,

el manso aire de todos los días,

y este es el viento,

el hermoso viento de la historia,

el viento en el mundo.

                                                             Gastón Gori.”

 

* * * * * * * * * * * *

Horacio Caillet-Bois: poeta, periodista…

El Padre Leonardo Castellani Conte-Pomi publicó su obra titulada Una gloria santafesina – Horacio Caillet Bois – Vida y obra y aquí, la reiteración de algunos párrafos.

Marchas y contramarchas en la educación.

 

El talentoso Horacio Caillet-Bois, en la legendaria “Radio Santa Fe” -en la década del treinta-, difundió sus programas desde un espacio cercano a la Plaza España, sobre la calle Rivadavia casi esquina Humberto 1º, vereda oeste.  Si una persona joven quiere ubicar ese lugar, tendrá que acercarse hasta la actual Hipólito Yrigoyen -de este a oeste, al 2300- porque es sabido que los concejales santafesinos están acostumbrados a proponer periódicamente algún cambio en el nombre de las calles, a proponer homenajes…

Algo parecido sucede todavía en distintos ámbitos, cada vez que cambian las autoridades.

Leía don Horacio Caillet-Bois mientras señalaba hacia el norte: “Posiblemente en ningún país del mundo haya, como en la Argentina, un engranaje educacional más complicado, burocrático y contradictorio.  En el orden nacional es una compleja organización de departamentos y oficinas que se superponen, creando confusión en la docencia. Cada ministro trae su propio equipo, que, naturalmente, quiere innovar con respecto a lo que hizo el anterior, y así se contradicen las directivas y disposiciones, y nadie sabe a qué atenerse.  Se multiplican las exigencias y minucias reglamentarias, con el único resultado de crear en el profesor o maestro una permanente desorientación que, fatalmente, se refleja en la labor del aula. // Por supuesto que la preocupación oficial por la enseñanza es un índice de progreso”… // “En Estados Unidos, en cambio, la organización de este apartado de la función del Gobierno es mucho más sencilla.  La educación es, casi toda, privada.  La conducción de colegios y universidades están a cargo de consorcios o grupos sociales que cargan con toda la responsabilidad. Por eso allá no hay ningún Ministerio de Instrucción Pública. Hay solamente un departamento o secretaría federal que vela por el cumplimiento de las leyes que se refieren a la educación.  Los Estados organizan y mantienen las escuelas públicas que de ello dependen, y tienen su propia administración escolar oficial a cargo de un funcionario técnico que de ninguna manera tiene carácter de ministro.  De modo que allá no se baraja ningún Ministerio de este género en las componendas electorales. // Decimos esto porque en nuestra organización docente hay demasiadas marchas y contramarchas.  Casa año se ensayan planes de estudio nuevos y se cambia la orientación de las materias, con un propósito más libresco y pedante que necesario.  Cada inspector o cada ministro quiere demostrar su versación y espíritu moderno, introduciendo modificaciones en los programas, cuando no los da vuelta por completo, creando así nuevos gastos y perturbaciones”…  [12]

Testimonios del sacerdote jesuita Leonardo Castellani.

Así hacía oír su voz el talentoso Horacio Caillet Bois, el 25 de febrero de 1963…

Han quedado en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez más señales de su trayectoria.

Cuenta Leonardo Castellani Conte-Pomi -su biógrafo-, que en julio de 1918, él entró “en el noviciado jesuita de Córdoba, Caillet estaba ‘fungiendo’ de secretario de Intervención Yrigoyenesca.”  Comenta luego: “En 1951 escribí una carta a Horacio Caillet-Bois: ‘Si no fuera por mi fe en Cristo y mi devoción a la Virgen Santísima, mi vida sería un tejido de horrores.’ Me contestó aprobando el dicho, pero advirtiendo que él no rezaba: los contratiempos de su vida ni llegaron nunca a horrores ni fueron tantos.  Y me exhortaba a no detenerme en ellos, a no ‘darme cuerda’, como dicen.  Y me recuerda que además deseos motivos religiosos, yo tenía también palancas naturales para sostenerme en la vida.  Caí al momento que la única desas palancas era el ‘poder de trovar’…  En efecto, desde muy niño me hallé capaz de escribir y con una afición devoradora a la lectura, como consecuencia; y no se puede negar que es una de las palancas mayores, si no la mayor, de lo que hoy llaman feamente ‘escapismo’.  No es sino la mayor porción del antídoto del trabajo; pues el componer (sea ‘cantos’, sea relatos o discursos) es trabajo, por más que CGT no nos cuente entre los ‘trabajadores’. p.31

Pero Caillet-Bois rehusó usar esa palanca, que poseía en forma mucha más grande que yo; buscó el lenitivo de los pinchazos de la flora y la fauna de una ciudad mezquina y enana en la vida activo-cultural, en el trabajo en pro de la cultura. Y si en un momento dado, en un soneto terrible, calificó a su ciudad de ‘sumidero de envidias y de bajas pasiones’, no dejó escapar esos 14 venablos (que han quedado sepultos) y se rehizo muy pronto del golpe, que desconocemos, productor de esa reacción violenta.

Mateo Booz… en  Santa Fe, su país.

Dudo de la existencia de las casualidades, sí hay causalidades y así se ha reiterado en diversas circunstancias.  Sin haber podido leer aún alguna explicación del rosarino Miguel Ángel Correa, acerca de las razones por las cuales empezó a identificarse como Mateo Booz, intuyo que podría haber sido por aproximación al nombre bíblico, porque también en esas Escrituras se han inspirado músicos, pintores y poetas. ¿Por qué no los cuentistas… o los políticos?  Una mirada hacia otra dirección, permite otra conjetura y está relacionada con el nombre del escritor Alemán..  [13]

Es oportuno tener en cuenta que Horacio Caillet-Bois, desempeñaba las funciones de Director General de Cultura de la provincia en 1958 y al cumplirse “el 15º aniversario de la muerte de Mateo Booz , “tuvo a su cargo una disertación, en la que dijo”:

“Mateo Booz fue el cronista intencionado, el observador profundo y el sagaz captador de los perfiles pintorescos, gráficos y divertidos de la vida local.  Pero extendió el campo de su visión y de su pluma hacia zonas de más aliento en el relato.  Y así creo una novela que se adentraba en el conocimiento y el análisis de aspectos regionales no explotados aún por el escritor argentino.  // Pero por sobre todas las cosas, Mateo Booz era un cazador de imágenes, de anécdotas, de tipos y costumbres locales que trasladaba a sus relatos con la paciencia de un entomólogo y la agudeza de un aguafuertista.  // Por esos lugares de la ciudad que todos conocimos, cuando debajo de los canteros tirados a cordel había callejuelas estrechas y mal empedradas, gustaba deambular Mateo Booz devanando las horas en observar, a través de zaguanes y cancelas, la vida diminuta de sus habitantes. /…/ Pero es en el relato breve donde Mateo Booz quedará para siempre en la literatura nacional.  No le preocupó el problema psicológico para el que no tenía vocación.  Su vida, sin complicaciones anímicas, le privó de esa experiencia.  Su cuento era directo y certero mediante una pintura objetiva y externa de los caracteres que sabía reflejar en sus movimientos y voliciones con una rara plasticidad.  Guevara y Cervantes, Quevedo y Mateo Alemán fueros sus maestros entre los clásicos.

En ellos hay que buscar la filiación de su arte intencionado y veraz y su castizo aplomo de principal de esa tienda de los gestos en que se mueven las almas. // Su pudor literario le impidió frecuentar con mayor asiduidad a las musas, a pesar de que manifestaba el verso como la prosa. No estaba aquí su campo, y él lo comprendió.  Quedan, sin embargo, de este aspecto de su labor, unos cuantos sonetos y unos romances que se habrán de recordar.”   El  señor Caillet-Bois concluyó diciendo: ‘Santa Fe, por los años en que Mateo Booz se estrenó en las letras, no era el lugar más apropiado para adquirir notoriedad intelectual o para despertar el interés público en torno de una vida dedicada alas disciplinas del espíritu. Había perdido, en aquel momento, un poco de su perfil patricio arrebatado en el vértigo de una transformación política y social que alejaba a las gentes de la contemplación y del arte.  Por este motivo tuvo que hacer sus primeras armas en el periodismo combativo de Rosario de principios de este siglo.  Él, que amaba el diálogo tolerante y hacía un culto de la amistad, hubo de romper lanzas por partidos o ideas que no le interesaban.  Pero en aquellos tiempos las fraguas intelectuales estaban en las imprentas y eran el único camino para labrarse un nombre en las letras.  Allí, en esas redacciones sin muebles y entre folicularios de todos los pelajes, hizo migas con otros extraviados en aquellas selvas del periodismo finisecular: Florencio Sánchez, David Peña, Emilio Becher, Emilio Ortiz Grognet… Con muchos de estos nombres está todavía en mora el recuerdo agradecido de la provincia o de la ciudad.  Por estas mismas calles que pisamos ahora anduvieron también Juan Zorrilla de San Martín, Olegario Víctor Andrade, Diego Fernández Espiro. No hicieron fortuna porque hacían versos. Pero hay por allí unas esquinas, unas plazas, unos viejos rincones solariegos, que les pertenecen, sin duda, porque allí vivieron y sufrieron o cantaron.  Uno de esos propietarios eternos es Mateo Booz. Esos barrios del sud, que tienen otros nombres y otros títulos de propiedad, han quedado inscriptos para siempre en los versos y las prosas de un escritor que vino a Santa Fe de paso y se quedó allí para siempre. // Cuando, a pesar de la ordenanza municipal levantamos su busto en bronce, con la iniciativa del Rotary Club, en 1944, Zapata Gollán pensó la frase que iría en el pedestal: ‘A Mateo Booz, Santa Fe, su país’ No pudo dentro de su brevedad numismática, expresar mejor el homenaje de los santafesinos.  Y yo escribí y dije en la inauguración este soneto, con el que termino estas líneas:

  Ya sabes el secreto a ciencia cierta,

Feliz trasnochador de otras regiones.

Ya es tuyo este país de tus ficciones,

Y aquí queda tu imagen descubierta.

  Para escapar de la infernal reyerta,

Con humildad no exenta de aguijones,

Metiste en un tonel tus ambiciones,

Y diste en el Banquete tu alma abierta.

  Tu facha de escritor de tierra adentro,

Con tus gafas, tu pipa y tu seudónimo,

Queda esculpida en un jardín del centro.

  Pero al irte del mundo hacia lo anónimo,

Se acabó para siempre aquel encuentro

De la esquina de Humberto y San Jerónimo.”   [14]

 

Un lustro después, Horacio Caillet-Bois, con motivo de la conmemoración de los “veinte años, expresó: … este escritor, que se arraigó accidentalmente en Santa Fe por obra de una intervención nacional que en 1910 lo trajo en su elenco, se enamoró tan profundamente de nuestra ciudad, que ya no se quiso ir más de ella.  Pocos casos tan sentidos de amor a un terruño extraño, como el de este rosarino que se hizo santafesino… ejerció el periodismo en ‘Nueva Época’ y dignificó esa profesión, dotándola de un alto espíritu de ecuanimidad y de un estilo zumbón que escondía -en su aparente superficialidad- una profunda ilustración y una irrenunciable pasión por los más nobles ideales humanos.”  // “Pero Santa Fe no fue todo lo justa que debió ser con este hijo que le ganó su tradición y prosapia.  Mezquinas envidias de sus cofrades le royeron los calcañares.   Para retacearle el lugar que merecía en su seno, siempre se le tuvo por forastero.  Y, sin embargo, nadie más santafesino ni más identificado con este pedazo de tierra que Mateo Booz.  Se le discutieron premios y reconocimientos; y el triunfo en las letras tuvo que llegarle de fuera… Ahora se le rinden homenajes, y los mismos que lo negaron lo quieren convertir en su bandera… // Mateo Booz los estará contemplando, con su pipa filosófica en los labios, por encima de todas las miserias que conoció en la vida.  Ahora nada podrá oscurecer su nombre.  Ya es el gran escritor del litoral.  Sobre su huella, y con no pocos de sus hallazgos, se han hecho todos los que escriben hoy en Santa Fe, y tratan vanamente de imitarle.  Mateo Booz es único, y se afirma cada vez más, solo y original en las letras de este su país…

(Editorial leído por H.C.B. en LT9 “Radio Santa Fe”, el 16 de mayo de 1963.)

Fray Adriano Rincón Domínguez… testimonio insoslayable.

El Padre Rincón es consejero espiritual en cualquier lugar donde se acerque un peregrino; he logrado dialogar con él en circunstancias que siguen latentes en mi memoria.  El Evangelio, la palabra y la Palabra, junto a los ejemplos de humildad, de solidaridad, de tolerancia… como nuestro hermano San Francisco de Asís, il poverello…  Desde el litoral difundió su evocación de una mujer que cumplió con humildad sus deberes de madre.

Nació en un hogar cristiano católico, en la estancia de Santa Rosa, perteneciente a un respetado hispano criollo ex guerrero del Paraguay llamado Pedro Domínguez Lucero, a una legua del pueblo de La Cruz, al margen de un arroyo que corría en una pintoresca cañada de unos quince kilómetros y bien al frente de un cerro original de rocas tan blancas que parecían mármol.  // De los siete niños que nacieron allí, no me consta que ninguno haya asistido a una escuela.  Pero todos escribían correctamente y con muy buena caligrafía. // Mi madre contrajo matrimonio con un joven hecho como para ella llamado Desiderio Rincón Luján, cuando tenía alrededor de veinte años.  No demoraron en viajar a la Sierra, a una estancia denominada de los Naranjos, repechando laderas, lomas, piedras, riscos, a lomo de caballo cruzando arroyos, vadeando ríos, arrancas, quebradas, esquivando pozos, evitando ramas, para vivir en una soledad poblada sólo de gritos de aves, de aullidos, graznidos de águilas o caranchos o rugidos de pumas.  // De llegada, mi madre supo enfrentar todo, con entereza y extraordinaria valentía cuando nuestro padre tenía que viajar.  // Supo hacer de todo. Ser madre de nueve hijos que allí nacieron.  Cuidar, alimentar, vestir, cocinar, ordeñar, hacer quesos, quesillos, manteca, arrope, jalea, frutas secas, etc., sin quejas ni lamentos, sin alterar su temperamento. Y así fue toda su vida.  // Después de haber criado todos sus hijos y de haber conocido nietos, una tarde, el 17 de julio de 1954, cuando el sol había desaparecido totalmente detrás de las altas cumbres y cuando el Gran Valle de la Cruz pareció quedar como de completo luto, tranquilamente, conversando suavemente con mi querido padre se quedó como dormida dulcemente.  // Cuando la noticia se supo en el pueblo, me consta de que hubo personas que invocaron su nombre para que las protegiera desde lo alto.  // ‘La perfecta casada’ del suave y delicado Fr. Luis de León puede ser famosa, pero dificulto que haya sido más humilde, sencilla, paciente, sufrida y responsable que mi madre.”

Esa confesión del venerable Padre Rincón, se publicó el 13 de octubre de 2000 –primer día de San Eduardo sin la proximidad física de mi amado amante.  Por causalidad –no por casualidad-, las dos reiteraciones de cartas a la dirección habían sido enviadas por personas conocidas por nosotros, aunque cada uno en sus experiencias con mayor o menor acercamiento.  Transcurríamos en el tercer viernes de ese mes, el domingo casi por costumbre se celebra el día de la madre aunque personalmente, creo que el día de la madre coincide con el de cada maternidad, que casualmente será el día del cumpleaños de su hijo o de sus hijos… aunque estoy convencida de que todos los días son días de las madres… porque todos los días hay recién nacidos…  Antecede a esa carta, la enviada por un empresario santafesino, frecuente colaborador del diario, acerca de cuyas publicaciones mi amor me alertaba como sugiriéndome que después hablaríamos sobre eso, ya que él hacía años que había empezado a conocerlo y sabía mejor que nadie mis hábitos de lectura porque hasta sigo mirando los avisos clasificados, marco y luego recorto los temas de interés personal, completo con fechas y otras señales aquellos que desde mi punto de vista tienen incidencia permanente.

Aquí transcribo el original mensaje del empresario inmobiliario, un hijo educado en la Fe católica, un hijo reconocido…: “Tantas cosas se dicen en tu día, muchas por amor y otras como ‘repetidas’.  Madre, hoy en tu día te digo: que no puedo regalarte nada lindo porque lo más lindo sos vos.  Madre, pero sí te digo (y gracias a los avances de al tecnología), esté donde esté, todos los días de cada día mi llamada telefónica será ‘mamá te quiero mucho chau’.  // Y si te toca una nuera que no te quiere, no te da importancia, mis llamadas telefónicas tampoco cesarán, porque el amor todo lo puede, y como tú eres eso, ‘amor’, entonces hay barreras que nada ni nadie en el mundo que me prive de llamarte y endulzarte con visitas periódicas a tu casa. // También te prometo madre querida, por lógica (aunque la lógica hoy no es tan lógica) que cuando partas de este mundo jamás iré al cementerio porque vos para mí estarás presente igual, ¡como si no te hubieras ido! // Y sé y estoy seguro de que cuando mi alma salga de este cuerpo tú me tomarás de la mano para llevarme a la entrevista con Dios.  Un hijo que quiera ser en representación de los hijos del mundo.  Publio Benuzzi. Ciudad.”

Hace un cuarto de siglo, incorporé en nuestra biblioteca El libro de la madre y tantas caricias sobre sus tapas, tantas horas de lectura y movimientos de manos, han ido desvaneciendo el dorado que lo distinguía entre todos los que estaban en el mismo anaquel.  Apenas unas pinceladas podrán constituir un homenaje casi universal a las madres… creo que las primeras educadoras, porque aunque se reían cuando lo decía, creo que a los hijos se los empieza a formar –en el amplio sentido de esa palabra-, desde el seno materno.

Edgar Allan Poe, estadounidense (1809-1849), también dijo lo suyo: “Porque siento que en los Cielos / los ángeles al susurrarse unos a otros / no pueden hallar en los ardientes términos / del amor / ninguno tan devoto como el de ‘Madre’ / por eso durante mucho tiempo te he llamado así, / tú, que eres más que una madre / para mí, / y llenas el corazón de corazones”… y sigue…

Mahatma Gandhi, líder político y religioso indio (1869-1948), en su autobiografía escribió: “La impresión más notable que de mi madre quedó en mi memoria, fue la de su santidad.  Era una mujer profundamente religiosa. Jamás se le hubiera ocurrido empezar cualquiera de las diversas comidas cotidianas sin antes rezar sus plegarias”…   [15]

Gabriela Mistral, la chilena Lucila Godoy Alcayaga (1889-1957), escribió: “Ya no puedo ir por los caminos: tengo el rubor de mi ancha cintura y de la ojera profunda de mis ojos. /…/ Recibo ene l rostro el viento de los pinares.  La luz y los vientos coloreen y laven mi sangre.  Para lavarla también yo no odio, no murmuro, ¡solamente amo! que estoy tejiendo en este silencio, en esta quietud, un cuerpo, un milagroso cuerpo, con venas y rostro, y mirada y depurado corazón”.  p.39

San Agustín, padre de la Iglesia Católica (354-430), en sus “Confesiones” dejó su testimonio acerca de Mónica, su madre, “la perfecta casada, educada, pues, en honestidad y templanza… nunca tuvo contienda por ella con el marido desleal… era él, por una parte, extraordinariamente afectuoso, y, por otra, sumamente fulminantemente enojadizo.  Mas ella sabía no resistir al marido encolerizado, no sólo con hechos, pero ni siquiera con palabras.  Mas después que le había pasado el enojo, viéndole ella quieto y sosegado, así el momento favorable para explicarle lo que había hecho, si acaso se había irritado más de lo justo… Al principio de su casamiento, su suegra, por los chismes de una malas criadas, mostrose irritada contra ella; pero luego, con su perseverante y obsequiosa afabilidad, con su paciencia y con su mansedumbre la desarmó… vivieron suegra y nuera en plena amistad mutua. /…/ Y era que entre cualesquiera almas que estuviesen en discordia, cuando se le presentaba  en ocasión, se mostraba tan pacificadora, que oyendo de una parte y otra recíprocas y amarguísimas recriminaciones… nunca jamás iba a contar a una de las partes lo que había oído de la otra.  Solamente comunicaba lo que podía contribuir a desenconarlas y reconciliarlas.  Tal era mi madre, siéndole Vos su maestro íntimo en la secreta escuela de su pecho… Era la sierva de vuestros siervos… Había sido esposa de un solo marido, había pagado a sus padres su deuda de gratitud, había gobernado a su casa piadosamente y en sus buenas obras tenía su loable testimonio. Había criado a sus hijos alumbrándolos tantas veces cuantas veía que se desviaban de Vos… Así nos cuidó y regaló como si fuera madre de todos; así nos sirvió como si de todos fuera hija.”  p. 60-63.

Casi inmerso en la historia de una pasión argentina, el bahiense argentino Eduardo Mallea (1903-1982), dejó escrito:  “Yo casi no tuve infancia metropolitana. // Vi la primera luz de mi tierra en una bahía argentina del Atlántico.  A los pocos días me estaría meciendo, como un jugueteo torvo de quién sabe qué paternidad tutelar, el sordo y constante ruido de las dunas –cada segundo desplazadas-, el clima versátil del país, el viento animal.  Mi padre era un cirujano de hospital; mi madre una mujer suave, sal de la tierra en su bondad tranquila.  Los dos laboriosos y tan honestos de naturaleza que en ellos i salvarse siempre algo del general naufragio humano.  Mi primer amigo fue el viento que venía del océano.  Éste imaginativamente, era para mis sustos, lobo; para mi deleite, perro.   En mitad de las noches de invierno, el viento entraba en las vigilias de mi madre y velaba junto a ella, rugiente, mientras mi padre operaba solitario en chalets y despoblado, trabajando en la carne triste… a los doce años empecé a saber lo que significaba aquel afluir de gente pobre a su consultorio; venían a mirarlo en silencio y a confiarse en él; a veces traían unas aves, otras no traían nada, sino ese confiar penoso, esa entrega llena de triste esperanza. En aquella casa donde se había dicho adiós al oro, las puertas estaban abiertas durante el día y los que no venían a buscar cura venían a pedir consejo.”

Por algo, Ernesto Sábato nacido en 1910, en su libro titulado Uno y el universo, expresó:

“Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su casa.”  p.171

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¡Gastón!… ¡Patriarca de los pájaros!…

Ya sabemos cómo estaban por la casa del cirujano bahiense, allá por la segunda década del siglo veinte…

Algo comenta Sábato sobre la suya y ya casi terminando el segundo año del tercer milenio… por tu casa, por nuestra casa ¿cómo andamos?…

Sabido es que Alain Touraine viaja de continente a continente y estuvo sobre el suelo argentino. Ha expresado su duda: “¿Podremos vivir juntos?  Iguales y diferentes.”  [1]

¡Gastón!…  Todavía podemos sonreír y amar ¿no?…

¡Ah!… tenías razón Gastón cuando escribiste, en tu libro de la infancia…

       “Pero si nombro a mi madre, no concluyo el libro,

                                                                            porque ella llena toda mi vida.”

 

 

[1] Primera página del poemario Poemas para Tioco presentado por el escritor Gastón Gori por su iniciativa ya que no nos conocíamos personalmente.  Desde entonces con mi amado amante Eduardo Rodolfo, comenzó una relación perdurable y tres años después ya sabíamos que con Gastón, Charito y Mónica también nos sentíamos ¡amigos a perpetuidad!

[2] Poema escrito el 26/11/2002 12:25.  Es mediodía; hoy Mercedes Lauría cumple años; hemos dialogado con alegría… Es la madre de nuestro primer nieto –varón- Luciano Héctor Martín, quien responde cuando lo nombran Luciano… Lucho… Martín… cuando lo nombro Lucianito… ¡Mi sol!… // El “Museo de la Colonización” se organizó a partir de diversos antecedentes, mediante el Decreto-ordenanza Nº 882, siendo intendente don Juan José Breques.  Primer presidente de la Comisión: Prof. Lionel Robert.  Acto de inauguración: 8 de setiembre de 1968.  (Leer: Gastón Gori. Esperanza Madre de Colonias, primera edición autorizada por la citada comisión, impresión terminada el 10 de junio de 1969-, once días antes de que “el hombre… alunizara”.

[3] Entre comillas, versos del poema de Gastón Gori titulado “El aire, sí, el aire”. (Reiterado en “GASTÓN GORI ‘Amigo a perpetuidad’ de Palabras para compartir.” Santa Fe, 1990, , p.27 (SEPA Servicio de Educación por el Arte” – Nidia O. de Fontanini.

[4] Pedro Raúl Marangoni –Gastón Gori- abogado, prefirió alejarse de su profesión para dedicarse a la Literatura.

[5] Gastón Gori escribió el relato titulado “El tordo viejo” y lo incluyó en El obsequio de los pájaros (Santa Fe, diciembre de 1981, Editorial Best Seller, p. 42.  En el segundo año del nuevo siglo, lo reiteró en “El día de los pájaros” (edición Carlos Iparraguirre – mil ejemplares, para distribución sin cargo en las bibliotecas de cien escuelas.

[6] Los versos entre comillas corresponden al último libro de Gastón Gori: “El día de los pájaros” (relato “Pájaros prisioneros”, p. 24 y 26.  En Y, además era pecoso (p.86) ya Gastón revela esa íntima percepción acerca de los pájaros encerrados y los poetas perseguidos.  En ese libro el protagonista principal es Dalmacio Gálvez y los relatos son casi autobiográficos; reflejan partes de su niñez y de su adolescencia; en “El obsequio de los pájaros” se vislumbra su armoniosa madurez. “Mi vejez” –dice él- en “El señor de los picaflores”.   En noviembre de 2002, celebró “El día de los pájaros” en su patio Tupambaé  y al día siguiente en La Casa del Sur…  El Patriarca de los Pájaros sigue su vuelo trascendental en el rumbo del Amor y de la Belleza.  20/11/2002-Hora 11:10:03 (Hoy cumple trece años mi única nieta catalana: Lucía Fernández Fontanini.  Sigue viviendo en su Patria, en España, en Cataluña –Catalunya-, en Gerona –Girona-, en la Costa Brava, en Lloret del Mar… con sus padres y su hermana Josefina (11-01-1986)… inmigrantes argentinos desde el 9 de diciembre de ese año y desde 1999 ¡españoles!… en el seno de la Comunidad Europea. //

[7] [7] Universidad Obrera de Santa Fe. Docencia Libre.  Santa Fe, Editorial Castellví, 31 de mayo de 1948, v.9, p. 17.(…ciclos de conferencias donde se enuncien los grandes problemas del arte y de la ciencia. Art. 1º, inc. c. del Estatuto de la Universidad Obrera).  Uno de los tantos libros que me han regalado apenas editados, para que disfrutara leyendo…  A principios de 1949 dejé algunas señales en los textos que dicté a compañeros de estudio que preparaba para rendir exámenes de equivalencias –estenografía- por cambio de escuelas y diferencia de sistemas taquigráficos.  Aún recuerdo los atardeceres entre signos y claves, con Jorge Orsi Tesutto.  Hay una clave en el poemario de Paulina Simoniello, dedicado a las mujeres (p.89-129); en la página 94 está manuscrito: “Eduardo – 2/3/49 – Hora 20:30”, día con sentires semejantes a los de Elena Chautemps cuando incorporaron al servicio militar a José Bartolomé Pedroni (en 1912).  La anotación está en la página alusiva a Las apasionadasLas sacrificadas. Desde siempre el amor, el Amor;  el placer de servir;  Eduardo:  cierto apasionamiento y ningún sacrificio, ni siquiera en sentido figurativo.  Simplemente vivir, convivir, compartir…

[8] Texto entrecomillado perteneciente al relato “El tordo viejo”.

[9] En Papeles inéditos de Pedroni (p. 74) Inicio del cuarto párrafo de la carta de Pedroni al joven poeta Luis J. De Paola (de Lobos, provincia de Buenos Aires), autor de la Cantata que recién pudo leer el Hermano Luminoso, en Esperanza, el 22 de noviembre de 1962, cuando “acababa de regresar de Centroamérica, no muy bien de salud y lleno de cosas y compromisos…” (p.73)

[10] Gastón Gori en 1981 publicó “Canto a la ciudad – Corazón legal de la República – Los seis caminos” (Litar, Santa Fe).  Entrecomillas están reiteradas las palabras de Gastón en el quinto y sexto camino (p.47-53)

[11] “Palabras para Compartir – 4” -Ediciones SEPA -Servicio Educación por el Arte-, 1990.  Servicios culturales ininterrumpidos desde 1961, en un contexto de educación por el arte de vivir y convivir.

[12] Castellani Conte-Pomi, Leonardo. Una gloria santafesina – Horacio Caillet Bois – Vida y obra. Buenos Aires, Ediciones Penca.  Copyright: Viñeta circular con el texto “Que todos quieran ayudar”-L.Castellani 63”

El nombre de la editorial sugiere otra de las humoradas del jesuita que supo diferenciar una congregación de un Iglesia; un cristiano perseverante en la Fe.   Entró en el Noviciado de Córdoba el 27 de julio de 1918, cuando “Caillet estaba ‘fingiendo’ de secretario de Intervención Yrigoyenesca” (p.9) Debido a esa decisión, su madre se enfermó. // Horacio Caillet Bois se destacó como periodista y sonetista.  En el soneto titulado “La Plaza de los suicidas”, en el primer cuarteto expresa: “…Y pensar que esta plaza de los Constituyentes, / de  acacias pensativas y efímeros rosales, / sea el teatro de todas las muertes pasionales / que agravan la tristeza de estos barrios silentes.”  p. 186  Fue director del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez durante varias décadas; recuerdo aún los diálogos con don Edmundo Blanco Boeri uno de los amigos del Rosa Galisteo –de excelente memoria-, cada vez que llegaba a nuestro hogar.  Al momento de su alejamiento del cargo, equivocadamente las autoridades provinciales intentaron designar al reemplazante sin la conformidad de la familia del donante como estaba establecido.  La entonces Secretaria Técnica del museo, la pintora y grabadora Nydia Belkys Pereyra Salva (n,.1925), luego Señora de Impini quien se jubiló en 1995 y continuó ejerciendo esas funciones ad-honorem hasta el 11 de setiembre de 1998, día en que fue atacada por un delincuente en su domicilio, soportó una golpiza que le afectó varios órganos –prácticamente no se podía expresar-; estuvo internada dos semanas y falleció el 5 de octubre.  Sean estas líneas un reconocimiento a una amiga del alma, con quien era posible dialogar sin sombrías interferencias…

[13] “Mateo Alemán (1547-1614), hijo de un doctor de prisiones, nació en Sevilla y estudió Medicina en Salamanca y Alcalá. Contador de resultas de Felipe II (1571), ciertas irregularidades le llevaron a la cárcel (1580)” –tiempo de la revolución de los siete jefes en Santa Fe, la vieja-. Nuevamente encarcelado por deudas, logró salir, embarca para México acompañado por sus dos hijas”, tal como se difunde en el Parnaso Sopena.  En 1599 publicó la Primera parte del pícaro Guzmán de Alfareche: “empieza narrando el origen de su héroe, “Guzmán” quien muerto su padre “decide huir de la miseria.  Después de servir de mozo en una venta, pasa a la cárcel donde se coloca como ayudante de cocinero.  Roba a sus  compañeros y encamina a Toledo, donde finge hidalgo y es robado por dos damas”…  “ Se sigue la historia del paulatino envilecimiento de un adolescente –el pícaro- que narra autobiográficamente sus aventuras…  Así el Guzmán desarrolla una sátira social y amarga (‘atalaya de la vida humana’), con un criterio pesimista y desconfiado.  El núcleo de la novela se basa en un dibujo hecho por el autor al comienzo del libro: una araña que, descolgándose por su hilo, se deja caer en silencio, y prevenido su veneno sobre una descuidada culebra” y sobre el diseño, en latín, la frase: “No hay prudencia que resista al engaño.”  A su alrededor hay varias novelas episódicas: Historia de los dos enamorados, Ozmín y Daraja; Dorindo y Clorinda, Bonifacio y Dorotea… Es una sátira social amarga… una obra de entretenimiento y de sana moral… evidentemente quiso dar a su novela un tinte de ejemplaridad… El recelo, la misantropía y el resentimiento del Guzmán anuncian ya las amargas páginas del Don Pablo y del Criticón.  ‘Todos vivimos en asechanza los unos a los otros -escribe Alemán y al mismo tiempo se resume-; como el gato para el ratón y la araña para la culebra.” p. 27-29  (Trascripción parcial de un comentario de M. González  Granel.) // Fray Antonio de Guevara (1480-1545) de noble familia, hasta que impresionado por la muerte del príncipe y don Juan y la reina Isabel se hizo religioso franciscano.  Obispo inquisidor y predicador real, acompañó a Carlos V en la campaña a Túnez. Nos ha dejado tres obras: Relox de Príncipes, Menosprecio de corte y alabanza de aldeaEpístolas familiares. “Menéndez Pelayo  lo señala como el mejor prosista del reinado de Carlos V, Guevara es un escritor fácil, abundante, ameno, lleno de un gran bagaje cultural, aunque no fuera científico; los clásicos sólo le interesaban como estímulo o decoración de sus propias opiniones, por eso, quizá se ha tomado con ellos desaforadas libertades como citar falsamente autores imaginarios, personajes fabulosos, leyes apócrifas, anécdotas inventadas por él, embrollos cronológicos y geográficos que confunden.”  (Comentario de D. Fernández Braso.)  Esto sucedía a mediados del segundo milenio y algo parecido sucede todavía en otros ámbitos.  La televisión ofrece programas de humor político y en la última semana de noviembre, entrevistaron a una legisladora santafesina –en algún punto de la primitiva genealogía relacionada con el granadino Pedro Antonio de Alarcón –estudioso de las leyes y de la Teología, quien abandonó su casa paterna en su juventud, luego soldado voluntario-.  Con el pretexto de “corroborar esta información, si usted realmente sabe” aludió a “un proyecto de los que van a tener que votar, y usted me lo explica. Por ejemplo, el proyecto de promoción de las Pymes mediante exención de impuestos durante los primeros dos o tres meses de su creación.”  Casi galimatías resultó la respuesta para quienes no frecuentan esos ámbitos y el periodista contestó: “”para cerrar esta nota le quería informar que ese proyecto en realidad no existe, que se nos ocurrió a nosotros cinco minutos antes.”  Tras breve diálogo, la legisladora –sin gestos de inquietud ni de fastidio-, expresó: “Gracias a ustedes por brindarme esta colaboración” (Nota en Litoral– Política, miércoles 04/12/2002, p. 5, titulada “El proyecto que nunca existió” y Señal de Ajuste, comentario de Roberto Maurer, (p. 13) titulado “Dos divas y media”: “Anoche hubo una diva por hora y otra que lo fue por un rato. Mirtha Legrand a las 21, Susana Jiménez a las 22 y ‘CQC’ a las 232, surgió una promesa de estrella de la ficción.. “  Las transmisiones televisivas presentaron esa noche, a una santafesina sureña, la Legrand que en realidad es Rosa Suárez Martínez, nacida en Villa Cañás- y a la Negra, del centro-norte…  “La idea del programa surgió a raíz de que cada fin de año, en el Congreso de la Nación se aprueban centenares de leyes que, en realidad, muchos de los legisladores ni siquiera conocen.  Cuando se le preguntó a la santafesina sobre esta situación, ella aseguró que estaba al tanto de cada uno de los proyectos que se disponía a votar.”  Lamentablemente, todavía las decisiones son en bloque y la simple acción de levantar la mano o de presionar el botón del cómputo automático, ya se considera cumplida la misión y función del legislador, en cualquier jurisdicción.  Todo es historia de la Historia de los argentinos.

[14] Necesito expresar que persiste en la memoria aquel esbozo de estampa literaria elaborado en el Bar Victoria situado en la esquina de Humberto Primo -hoy Hipólito Yrigoyen-  y  San Jerónimo, cuando a principios de la década del ’40 visitaba a nuestros tíos –José Fernández Valera y Amelia Orbea- y observaba a los señores que bebían y conversaban, a algunos que jugaban al billar, sintiéndome atraída por las luces de la máquina que tras la introducción de una ficha reproducía la música que se había seleccionado.  En ese tiempo, aunque él disponía de poco tiempo por sus estudios, disfrutaba conversando con mi primo Carlos Manuel Fernández, nacido y crecido en la ciudad, ¡el bajito grande!… luego Técnico químico que cumplió con el servicio militar en el Regimiento 9 de Caballería Montada de Curuzú Cuatiá, circunstancias favorables para dialogar mediante sucesivas cartas.   Carlitos y Alida Vitale, unidos en matrimonio, luego celebraron el nacimiento de dos hijas, son abuelos…

[15] Alonso, Fernando. El libro de las madres (Selección de textos y poemas). Buenos Aires, Ediciones Orión, 1977, p. 33.

 

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