“Nació en Buenos Aires en 1888 y murió en la misma ciudad en 1968. Obras: ‘Las barcas’, 1907; ‘El libro de los elogios’, 1908; ‘El cascabel del halcón’, 1909 y ‘La urna’, 1911, que fue su último libro. ‘Interrumpida bruscamente en pleno éxito, cuando contaba 23 años, la obra de este autor se caracterizó por una vuelta, durante el apogeo modernista, a los temas y metros tradicionales castellanos y al tono intimista y sentimental. La Academia Argentina de Letras, que integró como Miembro, reunió en una edición especial su ‘Obra poética’, en 1973.
Diccionario de Poetas Argentinos. Recopilación de Oscar Abel Ligaluppi.
La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), marzo de 1984.
Edición FEB – Fondo Editorial Bonaerense.
La comunidad
¿Cuándo estuvo tanto mi alma en las cosas
como en este día de paz en que no quise trabajar
y me eché a vagar,
a vagar por las plazas frescas, soleadas, olorosas.
Era yo mi difundido en la naturaleza
como un perfume de alegría y suavidad…
¡Qué felicidad
ésta la de sentirse sol, árbol y natural pureza!
Caminaba dentro de mi alma
y era en el universo todo armonía y
si no estaba muerto, ¿cómo era que así
mi alma se derramaba en la estival calma?
Pájaro que cantas, ¿estás en mi mismo?
Desdeño la humana voz:
oprobio sería articular la palabra cuando los ruidos
de los pájaros tienen más simbolismo.
Mi silencio de asombro es el léxico del misterio
y comprendo sus sílabas porque humano no soy
mi pensamiento es música, que he venido a ser hoy
lo mismo que una rama, cuerda de un gran salterio.
¿Qué grandeza reviste la fugacidad de mi vida?
La vida se apropia la chispa de mi vivir.
Hace latir en mi carne lo que debe persistir
sobre la figura que le fuera unida.
He aquí que no soy un residuo,
mas un tornillo de la máquina del mundo.
¡He aquí que Pan profundo
disipa las fronteras del individuo!
De la segunda parte de
“El cascabel del halcón”. 1909. [1]
Sombra de árbol
Gracias, sombra sagrada de los árboles.
Ahora te derramas en mis brazos,
sombra, y siento un humor como de aurora
sobre la hierba nueva de los prados.
¡Amigo de los pájaros!: tú eres
como la casa mía por lo manso
y por esa humildad de fortaleza
que hay en tus amas
bellas como brazos.
He parado mi planta en el camino,
y una serenidad grave de lago
pones sobre el asombro de mis ojos…
Para el fin de la vida y del trabajo,
como un sudario todo de armonía,
tenga tu gran serenidad, hermano.
De la segunda parte de
“El cascabel del halcón”. 1909
Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
[1] Banchs, Enrique. El cascabel del halcón. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Colección Capítulo-Biblioteca argentina fundamental, vol. 35, 29 de marzo de 1968. Poema en página 70.