Marta Goddio, poetisa y educadora por el arte.
Marta Goddio, reside en Llambi Campbell (departamento La Capital).
Es Profesora de Ciencias Sociales (y está cursando un postgrado).
Ejerce en la Escuela EGB Nº 46 de Candioti. Conduce programas de difusión cultural en Llambi Campbell. Participa en programas de Radio Nacional Santa Fe.
Se destaca por sus iniciativas en torno a la educación por el arte de vivir y convivir, promoviendo el conocimiento de obras de autores santafesinos y de distintas latitudes. Promueve encuentros con escritores en las escuelas y contribuye a la realización de experiencias entre alumnos y docentes de diferentes localidades.
Obra poética aún inédita. Algunos poemas están en la “red de redes” -según expresa Marta-, “gracias a Horacio que los ha difundido.” [1]
A fines de septiembre de 2006, envió estos poemas al Servicio de Educación por el Arte.
Cantos que nacen.
Cantos nacen del fuego que enciende
cada palabra venida
de la profunda serenidad de este monte.
Emparentados por los sentimientos
entonamos a dúo la historia
de nuestros hermanos:
recogiendo palabras
descifrando emociones
que siguen dando vueltas y vueltas
en torno a esta casa, y a la tuya,
que es la nuestra y la de ellos,
los de siempre, los de antes,
los de entonces, los que llegarán…
Sin poder pronunciar claramente
la identidad de su dueño.
Sin importar de quién es el latido
que de nosotros se apodera.
Besando esta tierra sagrada
antes de pisarla,
Cantamos…
Reconociendo el perfume
que desde sus entrañas emerge,
para impregnar el aire
transformándose en brisa
que ofrenda caricias
con aroma de pino y romero,
la piel de la vida que brota
en cada minúsculo y desapercibido
rincón de esta geografía,
tornándose, luego, en viento de nombres
haciendo girar el molino de la memoria
de todos los universos posibles
imaginados, soñados, inventados,
reconstruidos…
Iluminados por otros soles
cantamos
en otras dimensiones inalcanzables
infinitas y eternas.
Magníficos océanos mecen nuestras barcas
frágiles, vulnerables a las soledades que se desatan
confiados, sin embargo, en el destino
indicado por nuestra estrella,
desprovistos de equipajes
avanzamos, cantando, en calma por las coordenadas
que desde nuestros cielos se señalan,
anclando de vez en cuando
en alguna que otra playa para reencontrarnos
cuando se quiebra la tarde en púrpuras astillas
Ya se escucha el vals de los grillos…
Ya danzan los peregrinos en felices giros
en este monte recién nacido
con el canto tuyo,
con el canto mío.
Enero de 2006
ORO
Llueve en flores el ibirá pitá
por las calles humedecidas de rocío.
Racimos de escamas desprendidas del Sol
resplandecen en su copa
entrelazada en fino abanico de hojas
¡Y es un nacimiento ver su espejo
en la tierra que de oro alfombra…!
Queda extendido a tus pies
un mar de luminosas flores
para que hundas en él tus manos
trenzando capullos y sueños.
Para que en cada una de tus líneas
penetre la esencia de la vida
un delicioso néctar, un polen nuevo
que te aromará despacio,
desde la piel hasta tu centro.
Que florecerá por dentro
desde tu raíz a tus cielos…
Prodigarás, generoso, estrenados frutos
Serás dorado árbol, iluminando senderos
Será preciada tu sombra,
albergue para el viajero.
Serán tus brazos las ramas
que acurrucarán deseos…
Llegarán entonces los pájaros
a anidar en tu pecho
para ofrendar los trinos
que, con tus semillas,
viajarán libremente con los vientos
transportando perfumes nuevos.
Se esfumaran entre las nubes
antiguos dolores,
acorralados temores,
aquellos absurdos miedos…
Se extenderá el mantel de la esperanza
bordado de amarillas corolas
para celebrar la gloria del encuentro
Ibirá pitá en flor:
todo para vos, en ramitos…
para que huelas
en el sutil papel de sus pétalos,
las tintas de oro
de tu propio poema.
Febrero de 2.006.
Aquí estoy…
Aquí estoy, presente, desde hace treinta años:
un retazo de bandera flameando en las pancartas
entre estos treinta mil rostros que se agitan incesantes
al filo del viento que tajea y deshilacha los anhelos
nublando de dolores los cielos de esta Patria.
Aquí estoy: presente y condenado eternamente
a gesticular la mueca que reclama a tu memoria
que no olvide nuestros nombres y el de nuestros verdugos.
Aquí estoy, como el resto, contemplando silencioso
cómo se diluyen los ecos de nuestras voces
mientras el rocío y la lluvia destiñen los retratos
llevándose los vestigios de nuestra tinta para escribir
cada una de las propias historias con los colores
de los amaneceres que nos robaron
y con ellos trazar nuestras huellas en las calles
que no pudimos caminar,
en las flores que nos privaron de admirar,
en las alas de las palomas que de plaza en plaza
van buscando -silenciosas y perseverantes-
a quienes por siempre serán nuestros niños,
escoltando en la ingenuidad de sus miradas nuestras palabras.
Aquí estoy -como el resto- desde hace treinta años
Viendo cómo se multiplican las ausencias…
Viendo cómo el tiempo teje y desteje los sueños envueltos
en los pañuelos hartos de las lágrimas de todas Nuestras Madres.
Aquí estoy: presente, como el resto, con las llagas intactas.
Soy uno… soy cien… soy mil…
Soy los treinta mil trozos en que quebraron nuestra estrella.
Sin embargo, aun desde nuestros despojos, iluminamos.
Soy… Somos, mucho más que simples números naturales
aniquilados por la soberbia de los irracionales:
Somos los oscuros, los inmortales espectros de los cobardes
de los traidores, de nuestros torturadores y asesinos.
Y somos el Pan y el Vino gestado en el más cruel e injusto sacrificio
resucitando en cada uno de quienes cada día,
simple y cotidianamente, nos comulgan y nos nombran.
21/03/06
Creo…
En el mensaje de una flor lila que se abre
entre los escombros de las sombras.
Creo en los soles que se encienden
en cada poema recitado a trino de calandrias.
Creo en estas lluvias perfumadas de azahares
bendiciendo todos los jardines olvidados.
Creo en este aroma de pinos y lavandas,
en esta fragancia a miel fuera de tiempo
preñando los huecos más recónditos
de estas ramas que al cielo se alzan.
Creo en la esperanza pintada de púrpura
en cada amanecer que se derrama en mi almohada.
Creo en el lenguaje de dos manos al rozarse.
Creo en la palabra que nace y alza vuelo
para llegar allí -donde haga falta-
impulsada por la fuerza del amor
al ser pronunciada.
Karim / Enviado a certamen de SADE 20 de julio de 2.006
MEMORIAS DE VIAJE
JUANITA PUEL…
En la provincia de Neuquén, muy cerquita a Villa Pehuenia, bordeando el Lago Aluminé, se accede a un angosto camino de tierra enmarcado entre la frondosidad de ñires y pehuenes que mantienen ocultos los lagos y lagunas interiores.
Por este camino es posible llegar a un hermosísimos paraje: “Pu weri- Quechu Lafguén” (Bienvenidos a las Cinco Lagunas) reza el cartel de madera junto a la “ruca de informes.”
Es un campamento agreste administrado por ocho familias de la comunidad mapuche puel, con viviendas muy alejadas unas de otras.
Es en este sitio, donde desde julio descansa, bajo la sombra de un magnífico y antiquísimo pehuén, Juanita Puel.
Tres cruces de madera, mucho más antiguas, con coronas de flores desteñidas, atestiguan que no está sola.
La de Juanita, además del nombre, tiene grabada una fecha: 5 de julio de 2005.-
No sé por qué razón, me detuve tanto tiempo en ese sitio.
Me quedé sentada bajo esa sombra, disfrutando los silencios, atendiendo los ecos internos. Observando las velas gastadas, protegidas del viento por el hueco del propio tronco, al pie de las raíces.
No sé por qué, no me atreví tomar la pequeña cajita de fósforos que también resguardaba el corazón del pehuén para encenderlas.
Recordé a Francesca, apenas llegamos al lugar, pidiéndome que “no pisen las plantas porque son de la chica que canta en el agua…” Miré la cruz de Juanita, con su nombre grabado a fuego, las flores de papel nuevas junto a otras de plástico… Sentí que quizás, ella era la chica a la que Francesca aludía.
Se me grabó en el corazón el nombre de Juanita. A fuego. Como en su cruz.
Más tarde comprendí que no había sido una casualidad que me encontrara con sus nietos.
Ella andaba a las vueltas.
Sentí su beso en la mejilla cuando Raúl y Nihuil, que venían a caballo, detuvieron la marcha, se acercaron serviciales, y empezaron a contar…
Raúl, de unos diecisiete años, sueña con seguir estudiando, en la universidad, como dos de sus siete hermanos.
-Uno estudia gastronomía y el otro veterinaria… yo quiero hacer una carrera corta…Educación Física, para poder seguir ayudando a los que vienen detrás….” Decía mientras con la mirada señalaba a su hermanito menor:
El chiquito, marcó orgulloso la pose, antes de pronunciar su nombre: “Nihuil Ataná Cirilo Puel.”
Nihuil… fuerza… Ataná…regalo de Dios… me explicó…
Nihuil, comenzaba este año la escuela…”pero no me quiero albergar..” –protestaba…
En invierno, los chicos quedan albergados semanas enteras.
Cada tanto, los maestros se toman una semana de franco, entonces los chicos pueden regresar a sus casas.
Concurren a una Escuela Albergue, que está sobre la ruta, a veinticinco kilómetros del lugar. Un transporte escolar se ocupa de buscarlos y llevarlos a la escuela.
-“Yo no me voy albergar… me voy a ir a caballo…así puedo volver”- insistía interrumpiendo a Raúl que intentaba contarme de las plantas del lugar.
Por Raúl aprendí que los ñires, son árboles que alcanzan grandes alturas, pero que también suelen quedar achaparradas convirtiéndose en trampas mortales en invierno cuando la nieve las cubre.
Por él supe que en ese lugar la nieve llega hasta cubrir cinco metros de altura, y esas plantas, que apenas se ven, se convierten en pozos donde pueden quedar atrapados.
Para prevenir este tipo de accidentes, es que construyen con caña colihue una especie de plantillas gigantes, que sujetan al calzado.
Era enero, y ya estaban juntando la leña para el invierno.
“Cinco camionadas necesitamos para asegurarnos que alcanzará…”- con dos, en septiembre ya se termina…”
En invierno, nadie sale… y si lo hacen, es a caballo, en bicicleta o a pie.
Aluminé, es la ciudad más próxima. Rara vez van hasta Zapala o Neuquén.
Además, la ciudad no les gusta. Es peligrosa… ”uno se puede enfermar…”
-Es un problema cuando alguien se enferma… Hay que ir a ayudar, a caballo…
Le conté que había visto, en una de mis caminatas, una casa con grandes corrales… Se le iluminó la cara…
–Ahí vivía mi abuela. Murió hace poco… Murió porque tenía una enfermedad de más de veinte años, que no sabía… acá es raro que alguien se enferme. Acá no hay virus. Si vamos a la ciudad, nos traemos los virus. Por eso tampoco vamos al hospital.
Por ellos supe que las tres cruces que la acompañaban correspondía al papá, a la mamá y a una hermana de Juanita.
Raúl se quedó un rato largo hablando… contando cómo las familias se sostienen, en parte, con los recursos que obtienen del campamento constituyen un fondo.
Las familias se turnan para atenderlo. Dejan una parte para el “fondo común” y el resto se lo reparten entre las dos familias que atendieron esa semana la ruca de informes.
El “fondo común” lo utilizan para comprar alguna bolsa de harina si algunas de las familias de la comunidad lo necesitan… El invierno es riguroso y costoso…
Nihuil…. fuerza…“Ataná”… regalo de Dios… ya está llegando el invierno, seguramente estarás “albergado”.
“Regalo de Dios”, beso en la frente de Juanita el habernos presentado…
La más preciada postal de viaje que conservo en el corazón.
Quizás, alguien llegue hasta la Escuela Albergue Evangélica. La de ladrillos colorados, que está sobre la ruta, frente al lago.
Quizás, alguien pueda contarle a Nihuil que un poema nombra a su abuela Juanita, a modo de agradecimiento por el regalo que me ha dado.
Para Nihuil Ataná Cirilo Puel, en memoria de su abuela,
Juanita Puel, la que descansa bajo el pehuén,
cerquita de Villa Pehuenia, junto al lago Aluminé,
en la provincia de Neuquén.
Juanita Puel…
Juanita Puel abandona el hueco
del pehuén que abrazó dormida
junto a la sombra del invierno.
Sale y enciende de una sola vez
con su vela eternamente encendida
la luz del amanecer que flota
esperándola, siempre…
Sopla en el cuenco de su mano,
burbujitas de aliento
para que estallen y se liberen
los trinos de todos los pájaros
aquellos que acunó dulcemente
en su regazo de hojas
a constante y rutinario silbo de viento,
alternando silencios.
Juanita Puel desovilla a luna
que se quedó enganchada entre los cerros.
Despierta a la música dormida,
extendida, desnuda y frágil
en los cristalinos espejos del cielo.
de este Sur azul, ignorado, infinito y solo.
Juanita Puel sube y baja
por las escarpadas laderas de los misterios
esculpiendo vidas y nombres entre los peñascos,
recogiendo las tintas esmeraldas y puras
disueltas en el río estruendoso
que baja veloz bramando historias.
Juanita enlaza -paciente- los milagros
que florecen magníficos y plurales
frondosos y silvestres,
cada vez que ella, le trenza al Sol
una coronita de amancay y retamas.
MARTA GODDIO.
Lecturas, vivencias y síntesis:
Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
[1] Mensaje por correo electrónico: 27 de septiembre de 2006 – Hora 01.44 (mientras avanzábamos en la organización del proyecto SEPA 2006 – Noviembre: Mes de las Artes y de la Soberanía – 10 al 16 Semana de los Pájaros – 17 de Noviembre: Día de los Pájaros – HOMENAJE A GASTÓN GORI (declarado de interés por la Cámara de Diputados de la Legislatura de Santa Fe y por el Concejo Deliberante de la Municipalidad de Santa Fe, iniciativa del concejal Leonardo Simoniello), realizado en el recinto de la Cámara de Diputados con la presencia del Presidente de la Cámara Dra. Edmundo Barrera, del Dip. Omar Tibaldo (apoyo a la Escuela Nº 46 de Candioti). Marta Goddio coordinó lo pertinente a la Semana de los Pájaros y elaboró el proyecto “Promotores Culturales por un día”-en el contexto del programa “Pido la palabra” de la Cámara de Diputados y el ICA Instituto de Capacitación Parlamentaria dirigido por el señor Jorge Rinaldi. Esa actividad fue apoyada por la Presidenta de la Cámara de Senadores, vicegobernadora Arq. María Eugenia Bielsa.