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1852-1854 – Gobierno de Domingo Crespo

1851: vaivenes políticos.

Desenlace urquicista y apoyo santafesino.

La batalla de Caseros.

Más conflictos.

Urquiza navegando y la revolución en marcha.

Urquiza: de “libertador” a “tirano”.

Urquiza y otro sueño postergado.

Inauguración del Congreso Constituyente.

Hacia la sanción de la Constitución.

Administración del gobernador Crespo.

Gobierno sin rendición de cuentas.

La disponibilidad de las tierras fiscales.

La educación, la inmigración.

Otra aproximación a “hechos” en el tiempo de don Domingo Crespo.

1851: vaivenes políticos…

Sabido es que el 1º de mayo de 1851 el gobernador entrerriano don Justo José de Urquiza, hizo público su pronunciamiento contra el gobernador de Buenos Aires, el brigadier General del Juan Manuel de Rosas y el 25 de mayo difundió una proclama explicando sus propósitos. Firmó Urquiza un tratado con el imperio de Brasil y con el denominado gobierno de la defensa que en Montevideo abarcaba los tres poderes mientras estaba sitiada por las fuerzas al mando del general Manuel Oribe.  Luego el general entrerriano cruzó el río Uruguay con una compañía de soldados y logró que Oribe en octubre de ese año desistiera de la lucha armada, acordaron la paz bajo el lema: “Ni vencedores ni vencidos”.

(En el siglo siguiente, producida la acción subversiva organizada por militares con apoyo de civiles para derrocar al general Juan Domingo Perón, el 16 de setiembre de 1955 se rememoró aquella consigna y el general Eduardo Lonardi indudablemente con el propósito de evitar una reacción masiva, anunció que no habría “ni vencedores ni vencidos” sin imaginarse que otros oficiales del ejército y de la marina no compartían ese criterio porque enseguida se produjo algo así como un contragolpe y Lonardi fue reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, secundado por el almirante Isaac Rojas.  Era tal la discrepancia que comenzó una etapa de persecuciones, quema de libros y de objetos que tuvieran escrituras referidas al peronismo o la Fundación Eva Perón… Así suele suceder en la historia de los pueblos americanos: se recuerdan las consignas aunque poco se sepa en torno a las circunstancias en que fueron pronunciadas ni a las consecuencias de los hechos que a pesar de tales palabras, significaron pérdida violación de los derechos humanos: pérdida de la libertad y en 1956, incluso muerte por asesinatos horas antes de anunciar la vigencia de la ley marcial…)

Desenlace urquicista y apoyo santafesino…

Los políticos rosarinos apoyaron las acciones de Urquiza.  El gobernador Pascual Echagüe que tenía  para oponerse a los avances del general entrerriano pero consciente de la posibilidad de ser vencido porque no disponían de tropas suficientes, esperó el apoyo de contingentes enviados por Rosas desde Buenos Aires. Como suele suceder, apenas se pusieron en marcha para combatir, se produjeron cambios de bando. El prudente Echagüe fue reemplazado por don Domingo Crespo y una vez más los ¡Viva la Patria! eran en realidad ¡vivas! demostrando la adhesión a los vencedores.

(Urquiza insistía en que recién sería posible concretar lo que se había acordado el 4 de enero de 1831, cuando se firmó el Pacto Federal impulsado también por el brigadier general don Estanislao López, gobernador santafesino fallecido el 15 de junio de 1834, a las dieciséis y treinta en la casa de dos pisos ubicada a una cuadra de la Catedral y de la plaza principal -hacia el oeste- y a dos, del Cabildo santafesino y de la Aduana.)

El sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento –como lo reitera el historiador Leoncio Gianello-  “en Rosario, el 1º de enero de 1852… había publicado el primer impreso editado en aquel pueblo, es la ‘Carta a los rosarinos’…” [1]

La batalla de Caseros…

Con tales ánimos, el 3 de febrero de 1852, los adversarios se encontraron en Caseros y después de la batalla, Urquiza ya tuvo más despejado su camino porque el brigadier Rosas optó por embarcarse en el navío inglés Centaur con rumbo a Inglaterra, donde vivió hasta el momento de su fallecimiento.  Siguieron buscando coincidencias los urquicistas y se firmó el 31 de mayo de ese año el acuerdo de San Nicolás, estableciéndose que en la república  se aplicará el sistema republicano, representativo y federal; se autorizó la libre navegación en los ríos y así fue como el puerto de Rosario tiempo después logró un notable crecimiento…

(Es oportuno tener en cuenta que en aquel tiempo, los periódicos y diarios influían en el desarrollo de la política y con tal propósito –entre otros-, el 27 de marzo de 1847 se empezó a difundir El Voto Santafesino dirigido por Severo González hasta la última edición, el 31 de marzo de 1848.  El 16 de julio de 1849 con los libros disponibles en la biblioteca de los mercedarios y con otras obras, se creó la Biblioteca Pública en el Instituto Literario San Jerónimo instalada en el colegio de la Inmaculada Concepción, de los padres jesuitas, institución donde se formaron los que mandan en sucesivas etapas de la historia de los santafesinos. El 16 de junio de 1849 el escritor y político Marcos Sastre fundó El Sudamericano hasta que el 3 de agosto del año siguiente entregó el último ejemplar y en esas páginas se difundieron algunos capítulos de El Tempe Argentino.  Literatura y política, evidentemente son un binomio de inexplicable potencia.  Aunque era escasa la población que podía acceder a tales lecturas, eran útiles para provocar polémicas entre las personas interesadas por los asuntos referidos a la administración del Estado…)

Después de la batalla de Caseros, el gobernador Crespo tenía que estar pendiente de las acciones el sur de la provincia, donde permanecieron durante varios meses los batallones del Ejército Grande y hacia Córdoba, también era necesario evaluar los movimientos del general José María Paz, entre otros…

Más conflictos…

Urquiza había logrado desterrar a Rosas -en realidad por autodeterminación del perseverante caudillo y estanciero bonaerense-, pero diversos grupos seguían luchando con entusiasmo para defender la soberanía nacional ya que esa liberación para la navegación fluvial, significaba un enorme riesgo porque las naves extranjeras tenían más posibilidades para concretar sus particulares intereses.   En Buenos Aires, el gobernador Vicente López y todos los ministros renunciaron el 23 de junio de 1852”.

Mientras tanto, las provincias designaban a sus diputados para integrar el Congreso General Constituyente y el historiador José María Rosa destaca que “en Santa Fe circularon algunos nombres entre los vecinos” que en realidad ha de interpretarse entre las familias que se dedicaban a la política-: el cura de la Matriz Amenábar” –José de Amenábar-, “veterano de asambleas nacionales desde el año 13, don Mariano Comas, Urbano de Iriondo, el recalcitrante unitario Agustín Sañudo que acababa de volver del exilio, y, no obstante su larga ausencia, el ministro de gobierno Manuel Leiva. Se convocó para el domingo 8 de agosto al departamento la capital y el siguiente domingo 15 los tres de campaña (San José, Coronda y Rosario)…”  [2]

Urquiza navegando y la revolución en marcha…

 Seguían trabajando los conspiradores y en la noche del 10 de septiembre de 1852 estalló la chispa de la revolución, mientras Urquiza con su séquito seguía navegando hacia la capital santafesina, después de participar en el banquete “que le dio una comisión de hacendados y comerciantes en el Club del Progreso” de Buenos Aires, donde había brindado por “el Libertador y los esclarecidos representantes que lo acompañaban a Santa Fe”.  También acompañaba a Urquiza el conocido “sir  Charles Hotmann” que comandaba el Countess of Londsdale y “quien encuentra ahora practicable el río que debió abrir a cañonazos siete años atrás”… cuando sabido es que, desde la costa santafesina impedían el avance de la flota extranjera las entusiastas y leales fuerzas orientadas por el Brigadier Rosas.  [3]

Urquiza: de “libertador” a “tirano”…

Destaca el historiador Rosa: “La revolución había triunfado… el Libertador fue trocado en tirano y los esclarecidos representantes en alquilones”.  Desde el diario Progreso informaron que “uno de los movimientos espontáneos que deciden de los destinos de un gran pueblo tuvo lugar la noche del 10… La libertad ha restablecido el orden constitucional. Independencia, instituciones, libertad y seguridad general es todo lo que la provincia quiere… Se apoya en la justicia, en la razón y en la fuerza”… “Todo Buenos Aires estuvo contra Urquiza” quien “perdió el manejo de las relaciones exteriores ‘reasumiéndolo Buenos Aires’… La Casa de la Moneda emitió billetes para “pagar los obsequios a los jefes y tropas (se les adelantó un año de sueldos)”…

Urquiza y otro sueño postergado…

“Urquiza volvió a su viejo sueño de separar la Mesopotamia de la Argentina” y le informa ese propósito a Sir Hotham que estaba en Montevideo, encomendándole a su hijo Diógenes que le explicara esa decisión “cuya aprobación y decidido apoyo necesitaba, y descontaba, ya que la partición de la herencia española había sido una constante inglesa”… El inglés fue contundente: “Nosotros… estamos… interesados en mantener a la Confederación Argentina en su estado actual… y nos opondremos por todos medios que nuestra influencia moral pueda darnos a esta quiebra y separación.”  [4]

Inauguración del Congreso Constituyente…

El Congreso empezó a sesionar el 20 de noviembre de 1852, con la lectura del mensaje enviado por Urquiza.  Una vez más el general entrerriano insistía: “El deseo de muchos años se cumple en este día, los gobiernos del litoral descansan hoy del peso de los compromisos contraídos en 1831”. Durante los debates se distinguieron Manuel Leiva y Juan Francisco Seguí.

El 22 de enero de 1853 tras la sublevación del rosista Coronel Hilario Lagos, en Rosario, fue necesario que Facundo Zuviría, Pedro Ferré y Luis de la Peña cumplieran una misión conciliadora pero el gobierno de Buenos Aires siguió presionando, algunos historiadores destacaron que hasta se intentó acordar mediante “sobornos”.   Ocho meses después, el 21 de octubre de 1853, emigrados porteños que estaban en Rosario recorrían las calles gritando vivas a favor de Rosas y enterado el gobernador Crespo, ordenó que inmediatamente se procediera como correspondía hasta lograr detenerlos.  El general Benjamín Virasoro, el 14 de agosto de 1954 fue nombrado Jefe Político en esa jurisdicción y debió estar alerta a los movimientos de los emigrados bonaerenses y entrerrianos, algunos sin armas de fuego pero sabido es que hay otras armas eficaces para la lucha por intereses políticos.

Hacia la sanción de la Constitución…

Quizás con el propósito de alegrar a Urquiza en el nuevo aniversario de su pronunciamiento -o apurados por otros intereses ya que no disponían de suficientes recursos para movilizarse ni para la residencia-, el 20 de abril fue apoyada la iniciativa del diputado Facundo de Zuviría y se acordó sancionar la constitución.  Algunos consideraban que la separación de Buenos Aires constituía una dificultad insoslayable, pero el 1º de mayo de 1853 quedó sancionada la Constitución Nacional que fue promulgada el 25 de mayo y siguiendo la tradición de las efemérides, fue jurada el 9 de julio en Santa Fe, Coronda, Rincón, Rosario…  a pesar de la resistencia de varios sectores políticos.

Administración del gobernador Crespo…

Don Domingo Crespo se distinguió por ser un gobernador reflexivo en tiempos difíciles. Intentó conciliar las expectativas de los distintos sectores políticos santafesinos integrándolos en diversos proyectos: entre los reconocidos como rosistas se destacaban Urbano de Iriondo, José María Echagüe, Mariano Comas, Marcelino Bayo; retornaron los emigrados y entre ellos los hermanos Nicasio y Santiago Oroño, también José María Cullen y Patricio, integrados al Ejército Grande.

Gobierno sin rendición de cuentas…

Durante el gobierno de Crespo no se enviaron presupuestos a consideración de los legisladores y recién cuando terminó el mandato, siendo ya gobernador su sobrino político José María Cullen, la Asamblea Constituyente solicitó la entrega de la pertinente documentación, respondiendo el ex-gobernador que no disponía de los documentos necesarios y que estando en los archivos del gobierno podrían ser elaborados por la nueva administración.   La Asamblea rechazó esa sugerencia porque significaba también mayor erogación al ser necesarios los servicios de agentes idóneos y el gobernador Cullen delegó el cargo y viajó a Buenos Aires.  Cuando volvió, ya se habían serenado los ánimos y de aquellas rendiciones inexistentes, poco se habló hasta que el leve eco también se dispersó…

La disponibilidad de las tierras fiscales…

El doctor Manuel Leiva asumió el ministerio de Gobierno y era un funcionario con experiencia desde el gobierno del brigadier López, también mantenía buenas relaciones con Urquiza.  Hay que tener en cuenta que como garantía del empréstito firmado en tiempos de don Bernardino Rivadavia con los financistas de la Baring Brothers, todas las tierras fiscales habían sido hipotecadas pero a partir de la sanción de la Constitución, al pretender que ingresaran contingentes de inmigrantes fue necesario entusiasmarlos prometiendo la entrega de tierras en propiedad.

Crespo el 24 de diciembre de 1853 -casi como un regalo de Nochebuena-, prohibió la venta de tierras públicas y dos días después, se legisló sobre la enfiteusis que autorizaba la entrega de parcelas a particulares dispuestos a sembrar.   Quedaba así solucionado ese conflicto que generalmente no es mencionado en los textos históricos, menos aún en los escolares.

La educación, la inmigración…

Convencidos de la importancia de la educación, el gobernador y Leiva insistieron en la necesidad de que los niños asistieran a las escuelas y el 6 de septiembre de 1854 firmaron el decreto pertinente.

Su administración se hizo cargo de deudas anteriores e inmediatamente siguiendo las pautas del preámbulo constitucional: “para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino” impulsó la inmigración, firmando el 15 de junio de 1853 el contrato con Aarón Castellanos para que se instalaran los primeros colonos agricultores en el lugar que se reconoció como “Colonia de la Esperanza” .

Avanzó en lo posible en torno a la organización de la justicia y con responsabilidad, controló los recursos y los gastos e inversiones que se fueron generando durante esa administración.

Otra aproximación a “hechos” en el tiempo de don Domingo Crespo…

Mientras avanzaba en un trabajo de investigación sobre la historia de la colonia San Carlos, elaboré estas conclusiones:

El comerciante don  Domingo Crespo, logró integrar la Junta de Representantes durante el gobierno del general Pascual Echagüe, quien teniendo en cuenta posibles enfrentamientos armados, optó por delegar el gobierno en el Dr. Urbano de Iriondo, Juez de Primera Instancia y Presidente de la Junta de Representantes.  Domingo Crespo y su hermano Antonio -gobernador delegado en la provincia de Entre Ríos-, “pusieron en ejecución una serie de medidas tendientes a volcar la situación de Santa Fe a favor de la campaña emprendida por Urquiza” y lo lograron.  Don Domingo Crespo fue electo por una minoría, porque “un tercio de la población, que estuvo en Monte Caseros exponiendo su pecho a las balas, no asistió a la elección de representantes y no comprendía la necesidad de elegir gobernador con tanta prisa”.  Gobernó entre 1852 y 1854 con un evidente propósito de “conciliación”, intentando atender las demandas de los rosistas y de los antirrosistas, mientras la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz se proyectaba como “corazón legal de la República” -al decir del ilustre Gastón Gori-, después que el 1º de Mayo de 1853, los diputados reunidos en el Cabildo sancionaron la Constitución Nacional.  “Entre los hombres más conspicuos del primer sector se encontraban Mariano Comas, José María Echagüe, Urbano de Iriondo, Marcelino Bayo, y desde luego, la mayoría de los militares de rango, ya que todos ellos habían sido colaboradores de la gestión gubernamental de Pascual Echagüe.  Por su parte, los emigrados antirrosistas estuvieron representados en la función pública por Nicasio y Santiago Oroño y Patricio y José María Cullen entre los más destacados.  Todos ellos retornaron al suelo santafesino junto con las fuerzas del Ejército Grande”.  [5]

“El 24 de diciembre de 1853 se prohibió la venta de tierras públicas y el 26 de diciembre se perfeccionó la enfiteusis, único sistema por el cual podía entregarse para explotación de los particulares”.  Sabido es que la enfiteusis fue establecida por don Bernardino Rivadavia, meses antes de que la compañía británica Baring Brothers en 1824, concediera a ese gobierno “un empréstito de un millón de libras esterlinas”.  Hay que tener en cuenta lo investigado por Raúl Scalabrini Ortiz –entre otros historiadores-, porque en realidad antes de remitir los fondos pertinentes, esa banca retuvo el servicio de dos anualidades, de modo que “el gobierno de Buenos Aires debió recibir el resto, o sean 570.000 libras esterlinas”, “apenas un poco más de la mitad de la deuda contraída” y por lo cual “la operación va adquiriendo un aire fastidioso de usura”.  Estos datos sirven también para interpretar los orígenes de la perniciosa impunidad que tanto ha postergado la concreción de un proyecto nacional tendiente a promover la igualdad de oportunidades; la libertad y la soberanía en el seno de una república democrática, nada más que como está escrito en la Constitución Nacional de la Nación Argentina.

 

 

Síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

[1] Gianello, Leoncio Doctor. Historia de Santa Fe. Buenos Aires, Plus Ultra, 1978, 3ª edición, p. 199.  Expresa además el autor que tal carta “…Juan Álvarez reproduce facsimilarmente en su ‘Historia de Rosario’.  En la ciudad del sur, Federico de la Barra funda el 25 de mayo de 1854 ‘La Confederación’.”

[2] Rosa, José María. Historia Argentina. Tomo 6. Buenos Aires, Ediciones Oriente, 1992, p. 51.

[3] Ibidem, p. 61-70.

[4] Indica el historiador Rosa que tal fue lo expresado por el inglés a Diógenes J. de Urquiza y así lo informó a la Oficina del Reino Unido.

[5] Cecchini de Dallo, Ana María. Los grupos políticos en Santa Fe.  Sana Fe, Ediciones Culturales Santafesinas, 1992, p.13; 21-22.  Tierras públicas p. 23 (A.G.P.S.F. Archivo del Gobierno. Apéndice 5 1/1, f. 93 y Santa Fe, Registro Oficial de la Provincia de Santa Fe. Tomo II.  Años 1848-1858, p. 180-182; la Etapa ‘Cuyista’ 1854-1856, p. 39; Etapa militar o de dominio Urquicista  (1856-1861), p. 51.

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