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09-08-1914: Fallecimiento del Dr. Roque Sáenz Peña

Roque Sáenz Peña nació en Buenos Aires el 19  de marzo de 1851. Hijo de Luis  Sáenz Peña y de Cipriana Lahitte. Inició su aprendizaje con  las  maestras particulares Eulogia y Estanislada Rodríguez y en la Escuela secundaria tuvo como preceptor y amigo al joven Leandro Nicéforo Alem.

Graduado  con la tesis “Condición Jurídica del expósito”, egresó de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1875.  De estirpe federal, después de la revolución de septiembre de 1874 se incorporó como capitán de infantería de las fuerzas del gobierno de Sarmiento y luego de Avellaneda, terminando la campaña con el grado de teniente coronel.

A  principios  de 1875 integró con Leandro Alem la mesa  del  Club electoral que impulsó la presidencia de Valentín Alsina para la provincia de Buenos Aires.  Con el apoyo del Partido Autonomista, accedió a una banca en la Cámara de Diputados bonaerense, el 18 de agosto de 1875, junto a Hipólito Yrigoyen.  Ocupó la presidencia del cuerpo en el lapso 1877-1879. En ese tiempo, se generó un cisma en el partido.  Apoyado por otros militantes impulsaron al Dr. Aristóbulo del Valle para la gobernación de Buenos Aires, en oposición a la otra fracción de los autonomistas que lideraba el Dr. Alsina y los nacionalistas de Mitre, quienes conformaron la alianza de la conciliación con miras a lograr esa gobernación y acceder a la sucesión presidencial, dando origen al Partido Republicano.

Finalizado  el  mandato, atraído por la situación de  Perú en la guerra del Pacífico, se traslada a ese país y su actuación ha tenido características de leyenda porque cuando regresó veinticinco años después (1906) le entregaron la espada de general en un acto público con extraordinaria concurrencia.

Regresó a la Argentina en 1880. El Presidente Gral. Julio A.  Roca había nombrado Ministro de Relaciones Exteriores al Dr.  Bernardo  de Yrigoyen y Sáenz Peña ocupó la Subsecretaría de Relaciones Exteriores.

Nuevamente  en  la militancia política, con  Carlos  Pellegrini,  Paul Groussac,  Lucio V. López -entre otros-,  editan  «Sudamérica«.  Supo fusionar sus ideas modernistas con las liberales y conservadoras.

En 1887 fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Montevideo; tuvo destacada actuación en el Congreso Sudamericano que sesionó a partir del 25 de agosto de 1888 y en el Congreso Sudamericano que sesionó a partir del 25 de agosto de 1888 y en el Congreso Americano de Washington (02-10-1889).   Aunque sabía que el gobierno de Juárez Celman caía, aceptó desempeñar la cartera de Relaciones Exteriores, en realidad durante sólo un mes.

En 1892 los militantes de  Unión Nacional lo proclamaron su candidato a la Presidencia de la República, con la oposición de Mitre y del General Roca, quienes propusieron la candidatura del padre: el Dr. Luis Sáenz Peña. Roque optó por renunciar a esa candidatura y a la senaduría por la provincia de Buenos Aires que había logrado a comienzos de ese año.  Desde entonces se dedicó a su profesión, escribió interesantes comentarios en diarios nacionales y del exterior y pronunció conferencias.  Otra eficaz forma aplicada al ejercicio de una dinámica acción política.

En  1903  el partido autonomista se había dividido y  Roque  Sáenz Peña trabajó para su reorganización dos años después.

Fue electo diputado nacional en 1906.  En esas circunstancias, cumplió varias misiones diplomáticas encomendadas por el vicepresidente Dr. Figueroa Alcorta en ejercicio del Poder Ejecutivo, sucesor por muerte del Doctor Quintana.  Le cupo una destacada intervención en la Conferencia de la Haya impulsando el establecimiento de una Corte permanente de Arbitraje, “con derechos idénticos a los de las grandes potencias y como parte integrante del concierto fraternal y armonioso de todas las naciones de la tierra”; no sólo “una garantía a favor de la América del Sud contra la Europa, sino una protección universal a favor de todos los Estados débiles contra todos los Estados fuertes que pudieran abusar de su poder para abatir una soberanía y declararle la guerra por un cupón”.   Desde 1908 fue delegado permanente del Instituto Internacional de Agricultura en Roma.

Se organizó el Partido Unión Nacional para promover su candidatura a la Presidencia de la Nación junto al Dr. Victorino de la Plaza.  Desde 1898 el radicalismo mantenía a la abstención electoral y la fórmula fue consagrada por 264 electores y uno en contra.

«Todo nos une, nada nos separa.»

El  24  de agosto de 1910, siendo huésped en Río de Janeiro, el presidente electo pronunció un discurso en Itamarity destacando su visión acerca de las relaciones entre Brasil y nuestro país:

“Todo nos une y nada nos separa.  En la historia aparecidos simultáneamente a la civilización, hemos cumplido iguales procesos constitutivos y adquirida la personalidad internacional de nuestro esfuerza y nuestra sangre, se han confundido con nobles empresas donde más de una vez, para los dos países, ha sonado la misma diana de la victoria y un solo árbol ha dado laurel a sus vencedores.

Ambas  repúblicas tienen ampliamente cimentado su sincero respeto por la  justicia,  su despego de las soluciones violentas y su repugnancia por confiar al azar de las armas la adquisición de esas situaciones, que para ser legítimas y para ser sólidas, han de llegar en cuenta traídas por el trabajo honesto y el diario sacrificio”-

Un intento de unidad nacional…

Al regresar de Europa para asumir la presidencia, Roque Sáenz Peña intentó entrevistarse con el Dr. Hipólito Yrigoyen hasta que la mediación del Dr. Manuel Paz lo hizo posible.  Yrigoyen no aceptó los ministerios que le ofrecía el futuro presidente y ratificó que su partido no participaría en el gobierno hasta tanto no tuvieran la certeza de que procedían de elecciones libres.

El 12 de octubre de 1910, después de prestar juramento, en el discurso a la Asamblea Legislativa Sáenz Peña manifestó su propósito de lograr la reforma electoral.  Transcurría el año del centenario de la Revolución de Mayo y teniéndolo en cuenta expresó:

“Actuaré bajo la presión directa de la historia.  No tengo más compromisos con los hombres y con los partidos que los que en este momento contraigo con mi país: mi partido será el país y mi libro, la Constitución”.

Leyes de enrolamiento militar, reforma y padrón electoral

En esos días propuso al radicalismo que colaborara en ese plan reformista.  A fines de ese año, remitió al Congreso Nacional tres proyectos de ley que indicaban el rumbo de su política interna: enrolamiento militar y padrón electoral y en agosto de 1911, el de reforma electoral.

En su mensaje a la Asamblea Legislativa Nacional, el 12 de mayo de 1911, el Presidente Sáenz Peña había afirmado: “el  sufragio  es  un compuesto de garantías que deben ejercer los electores, y no es posible desdoblar sus términos sin que el acto legal desaparezca para dar nacimiento a una ficción.  No basta pues que los ciudadanos voten,  si los poderes no amparan su voluntad.”

Las primeras elecciones según la nueva ley electoral

En vísperas de los primeros comicios, el Presidente destacó que el sufragio obligatorio es un reactivo contra la abstención.  El voto secreto mata la venalidad, y al desaparecer el mercenario, los ciudadanos llegan a posiciones por el concurso de las voluntades libres.

Los candidatos se harán tales por sus títulos y méritos, no por concesión de nadie, sino por resolución de todos.  Y habrá sanciones políticas, porque en lugar del favor del gobernante será la opinión pública la requerida, lisonja esta última que no deprime porque se traduce en servicios y virtudes.”

¡Ni la ley ni el sistema que ella crea es una finalidad: es apenas un medio que ha de realizar obra viviente por el calor y el aliento de los ciudadanos.”

Finalizó con una exhortación:  “Sean, por fin, las elecciones la instrumentación de las ideas”.

Primera experiencia en la provincia de Santa Fe

La popularmente denominada Ley Sáenz Peña, se aplicó por primera vez en las elecciones provinciales de Santa Fe, el 31 de mayo de 1912 y en la renovación de la Cámara de Diputados de la Nación, el 7 de abril de 1912.

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La declinación en su salud, obligó al presidente Sáenz Peña a delegar el mando al año siguiente y aunque intentaba reasumir tales funciones, su estado se agravó.

Falleció el 9 de agosto de 1914.  Al día siguiente hubo una sesión extraordinaria en su homenaje, habló el Diputado Nacional Dr. Vicente C. Gallo (UCR).  Se destacaba que “para Roque Sáenz Peña, el concepto de Presidente-Jefe de Partido debía desaparecer.

En su “Manifiesto al Pueblo”, reconoció:

“Dentro de mis convicciones he evitado la formación de círculos presidenciales que limitan en su visión las grandes líneas, y más de una vez, deforman, al calor a la amistad, la sensación del bienestar general.”

Coherente con su lema: “Argentina para la humanidad”, había desarrollado una destacada actividad en la diplomacia.

 

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

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