Scioli: Secretario de Turismo.
Multiplicación de los “istas”.
El campeón de motonáutica Daniel Scioli, vinculado por amistad con el presidente Dr. Carlos Saúl Menem, inició su actividad política en el seno del Movimiento Nacional Justicialista.
Scioli: Secretario de Turismo…
El presidente Menem durante la segunda presidencia (1995-1999), lo designó titular de la Secretaría de Turismo de la Nación, cargo que desempeñó con iniciativas interesantes revelando que sus viajes por distintos países no habían sido sólo para participar en competencias deportivas. Discreto en sus declaraciones, supo despertar el interés de quienes lo escuchaban en sus frecuentes entrevistas por televisión y en reiteraciones periodísticas porque había coherencia entre su entrega anterior -a la vocación deportista y al sentimiento de arraigo- y lo que está sugiriendo como motor para el desarrollo económico-social en la Argentina…
Un giro previsible…
A fines de febrero de 2003, tras haber sido el más votado en la interna del Partido Justicialista en la Capital Federal -junto a Alicia Pierini, como candidata a vicejefe del gobierno capitalino-, decidió aceptar el ofrecimiento del candidato a la presidencia de la Nación Néstor Kirchner -santacruceño-, después de que se difundiera por distintos medios que el entonces ministro de Economía Dr. Roberto Lavagna había rechazado esa propuesta, que anteriormente también estuvo dirigida al gobernador de Santa Fe Carlos Alberto Reutemann, en ejercicio del segundo período como titular del Poder Ejecutivo (1991-1995, reelecto en 1999; senador nacional en el período intermedio).
También se había comentado que podría ser un cargo a ofrecer al entonces ministro de la Producción Aníbal Fernández, quien al ser consultado por los periodistas acerca de esa decisión del patagónico, dijo:
“No voy a transformarme en viuda de una candidatura”… (sic) “…Daniel es toda una renovación, además tengo un enorme cariño y respeto personal por él, con lo cual me pone también muy contento”…
Consultado por los periodistas, opinó el jefe de Gabinete del presidente provisorio Duhalde: Alfredo Atanasof reconociendo “que ha demostrado mucha capacidad de gestión”.
Triunfo y renuncia de Scioli…
Scioli aparentemente sorprendió a la mayoría de quienes lo habían votado para ejercer la jefatura del gobierno de la Capital Federal, pero quienes han estado cerca de la autocalificada dirigencia saben que sobre la urdimbre de los intereses creados se puede concretar cualquiera trama.
Es oportuno tener en cuenta que en tales circunstancias, Miguel Ángel Toma, titular de la Side, había sido electo presidente del Partido Justicialista porteño.
(Es lamentable que poco a poco -al revés de lo que sostenía Sócrates-, el discurso en torno a lo ocasional y cargado de subjetividad, esté imponiéndose con más potencia que el diálogo, esa interrelación de opiniones, comparaciones y conclusiones que contribuye a esclarecer, a optar por una mayor aproximación a la realidad en torno a la eficacia en la conducción política…)
El “Partido partido”
Este caso sirve para elaborar una hipótesis acerca de la atomización que se ha producido en el Pepé fundado tras las elecciones del 24 de febrero de 1946 que consagraron a Juan Domingo Perón como presidente de la Nación Argentina. Partido Peronista que desde los primeros años de la proscripción establecida por la autodenominada Revolución Libertadora, ya fue prácticamente un partido partido porque se crearon agrupaciones autodenominadas neoperonistas que compitieron en sucesivas elecciones con diferentes identificaciones.
Mientras tanto, la mayoría de la militancia de las bases seguía alerta, se informaba periódicamente de las instrucciones manuscritas que enviaba el general en el exilio a algunos dirigentes gremiales y políticos. El Líder seguía siendo quien sugería la calidad del voto y los leales -razonables militantes…-, sabían qué hacer y resistían sin violencia pero con firmeza.
Multiplicación de los “istas”…
Después, siguieron otros “istas” uniéndose para integrar más listas y todos hablaban del Proyecto Nacional, la mayoría sin haber terminado de definir su proyecto personal más allá de intrascendentes apetencias materiales.
La grieta cada vez más visible, se fue modificando según soplaran los vientos. Al borde de la cornisa fueron apareciendo más istas… como furgones de cola en el tren recién puesto en marcha cuya potencia aún era desconocida. El Movimiento poco importaba, porque insistían en que las elecciones se ganan con votos y así es: importan los números y para establecer las diferencias en lo cualitativo casi no hay parámetros tras la declinación constante.
- a) ¿Cuántos serán -en el tercer año del tercer milenio- los JUSTICIAlistas?… convencidos de que sólo apoyándose en la verdad habrá justicia -y Justicia– mientras sin ellas, no habrá paz y crecerá la violencia.
- b) ¿Cuántos quedarán de aquellos que creyeron -y aún creen- que es posible generar una re-volución mediante sucesivas trans-formaciones?… y rememorarán aquellas consignas insistiendo: Del trabajo a casa y de casa al trabajo… Cada uno debe producir al menos lo que consume…
- c) ¿Cuántos habrán continuado con la adhesión inculcada por “Eva, la primera” y mes a mes habrán destinado algo de lo disponible a algún servicio solidario?
Durante décadas no se han actualizado los padrones porque después de celebrar la renovación se impuso el retroceso y vuelve a ser un mágico dedo el que señala el nombre del o de los candidatos, generalmente desde latitudes cercanas…
(Así como a mediados de la década del ’80 era visible la Argentina fragmentada, así sigue siendo cada vez más vulnerable el Movimiento Nacional JUSTICIAlista y el Pepe, el partido Partido.
¡Todos unidos triunfaremos!… cantábamos, cantaron, cantan…
Todos unidos ¿triunfaremos?…
No hay quien organice la encuesta, tampoco el censo acerca de aquel abc funda-mental… y ya “queda poco sol sobre la tarde”…
“El bosque” esbozado en la mitad del siglo veinte, sigue siendo semilla en la alborada del tercer milenio…)
Nidia Orbea de Fontanini.