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En torno a… “el hombre y el árbol”.

1882: tala en la selva misionera.

“A través de la selva”.

Siglo XX: “La Forestal” y sus talas.

Consecuencias de un empréstito del exterior.

Tanino y cueros: elementos para estrategias de guerra.

Consecuencias de la guerra.

Bosques talados y pueblos vencidos.

Una esperanza.

 

En el año 1983, desde la revista dominical del diario “La Nación” de la capital argentina, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú recordó que:

“…desde los comienzos, según relata el Génesis, el Gran Tentador se abrazó a un tronco para persuadir a Eva; durante la Edad Media el buen rey Luis dictaba justicia en las Galias bajo la sombra de una gigantesca encina, y tanto la fantasía de los cuentos como los relatos de la mitología abundan en bosques donde faunos y hadas parecían encontrarse a gusto. El árbol, pues, ha estado íntimamente unido a la historia de la humanidad y quizás en su silencio majestuoso radique también la fascinación que nos produce.  Ha estado con nosotros desde siempre, es cierto, pero nunca ha podido servirnos de testigo ni contar cuántas cruces se hicieron son sus troncos ni cuántos pendieron de sus ramas”…

1882: tala en la selva misionera.

En otro párrafo, la periodista expresa:

         “…nos preocupó sobremanera un extenso artículo de César Sánchez Bonifato, corresponsal de La Nación en Misiones, donde se recuerda que en 1882 la explotación del bosque nativo cubría casi el 90% del territorio provincial.  Según estudios de la Secretaría de Planeamiento, el deterioro ha sido paulatino, pero las cifras son elocuentes.  De las primitivas 2.700.000 hectáreas de selva natural de Misiones quedaban en 1960, solamente 2.000.000 que en 1974 se redujeron a 1.250.000.  Las cifras actuales oscilan en el millón de hectáreas. /…/ …se ha reforestado, pero la cifra tampoco resulta demasiado alentadora: 185.000 hectáreas de bosques implantados.  Cabe entonces experimentar cierta melancolía cuando pensamos cuántos años son necesarios para la adultez de un árbol y con qué facilidad se lo suprime o se lo deja en situaciones riesgosas”…

“A través de la selva”…

El doctor Esteban Laureano Maradona, destacado médico y filántropo santafesino que vivió con los aborígenes en Estanislao del Campo (Formosa), ha relatado en su libro A través de la selva -publicado en 1936 y reeditado-, que en el año 1862, “Sinforoso Cáceres fue el primer obrajero de maderas duras, habiéndose instalado en 1862, dejó al morir 2000 toneladas de rollizo”.    [1]

(Es oportuna una acotación: a fines de abril de 1865, el presidente paraguayo Solano López mediante una nota enunció las causas que habían motivado “la declaración de guerra” al gobierno argentino, ejercido por el general Bartolomé Mitre, quien sin difundir esa noticia, ordenó la movilización de las tropas de la Guardia Nacional en todo el país, porque necesitaban soldados en los campos de batalla, dispuso que diez mil soldados fueran reunidos en las provincias de Entre Ríos y Corrientes, a las órdenes de los generales Justo José de Urquiza y Sinforoso Cáceres”. Se fueron reclutando a grupos de aborígenes previo acuerdo con algunos caciques, también los gauchos que encontraban en el camino y con tales características era previsible que se producirían deserciones. Mientras tanto, en las provincias se mantenían las Guardias Nacionales y trascendía la noticia de la declaración de guerra. El general Bartolomé Mitre aplicó una de sus estrategias: denunció que el 13 de abril de 1865 habían capturado los buques Gualeguay y 25 de Mayo pero lo realmente había sucedido era que los correntinos no se opusieron al avance de las tropas paraguayas, indicio de que razones tendrían para adoptar tal actitud.  Se ha reiterado que hubo un acuerdo entre el concejo municipal correntino y el jefe de las tropas invasoras Gral. Wenceslao Robles: encomendaron el control de la zona ocupada a tres vecinos correntinos: el general Sinforoso Cáceres, Teodoro Gauna -ex ministro en gobiernos provinciales anteriores- y Víctor Silvero, amigo personal de Solano López, opositor a Mitre. Una vez más, es evidente que algunos hombres tenían intereses en ambas orillas del río Paraná.

Gastón Gori -seudónimo del doctor Pedro Raúl Marangoni, destacado maestro y abogado-, en párrafos siguientes vuelve a mencionar a este obrajero -tal sería mientras estaba en Santa Fe- y reconocido como general en documentos de la guerra del Paraguay.  Gastón escribió: “…el primer obrajero que se ocupó de comerciar con maderas duras desde 1860 a 1865 que fue Sinforoso Cáceres, del que sólo tengo en cuenta la constancia de 2.000 toneladas abandonadas al morir -por ignorante- y que actuó con el ejército paraguayo que invadió Corrientes originando la guerra argentina-paraguaya.” Ahora, se impone seguir con lo expresado por el doctor Esteban Laureano Maradona…)

En A través de la selva está expresado que el peso de los rollizos que talaba la empresa de Carlos y Alberto Harteneck -o Hartenek, en 1860 con capitales aportados por alemanes residentes en la provincia de Corrientes-, grupo que prácticamente a partir de 1862 tuvo el monopolio de la industria del tanino en el norte santafesino.

Sabido es que en 1895 talaron 402 toneladas, entre 1910 y 1914 aumentaron a 133.386 toneladas; en 1920: 101.627 toneladas y en cifras semejantes en los años siguientes.  El total en cuarenta años resulta 763.172 toneladas y según calculó luego Gastón Gori, se talaron en promedio “en 10 años aproximadamente 32.000 árboles crecidos y desarrollados en el transcurso de 900 a 100 años medidos los diámetros de los rollizos desde la cepa para indicar la edad y con una altura mayor de cinco metros del tronco o fuste hasta el comienzo del ramaje.”

Maradona tras investigar en la documentación de la firma comercial Emilio Camors Hnos, encargada de la recepción de rollizos, también de postes y durmientes, indica que en cuarenta años, talaron 610.537 m3 equivalentes a 5.621.257 toneladas.

(Era necesario disponer de resistentes postes para instalaciones telegráficas y para extender las vías ferroviarias, también para generar la energía necesaria a los fines de que siguieran avanzando las locomotoras y llevando los productos de las provincias hacia el puerto de Buenos Aires, para ser exportados…)

Siglo XX: “La Forestal” y sus talas…

Gastón Gori publicó interesantes trabajos referidos a la tala del quebracho colorado en la provincia de Santa Fe y en dos libros La Forestal – La tragedia del quebracho colorado y La agonía del quebracho, donde destaca que “el quebracho colorado fue presentado por Argentina en la exposición realizada en París en 1867 y difundida desde entonces su excelencia como madera que superaba a las plantas conocidas hasta ese entonces, como útiles por su contenido de tanino.  Es muy probable que allí estén los prolegómenos de la historia del quebracho y el tanino en nuestro país. Países como Francia, Alemania, Inglaterra extendían su capacidad financiera imperialista hacia América, África, Asia y Oceanía. /…/ Argentina, con su riqueza de quebracho y su fama de ganadera, fue uno de los países ubicados en el tablero de los cálculos a largo plazo.  Por lo pronto, rollizos, tanino y cuero argentino ya eran conocidos, quizá también codiciados en los planes de expansión financiera hacia países de grandes extensiones de tierra sin población y de riquezas naturales potenciales.  En el archivo de gobierno de la provincia de Santa Fe, existen documentos en los que, por notas, se denunciaba desde el pueblo Romang, antes de que se fabricara aquí tanino, que italianos explotaban los bosques y luego se ‘llevaban la riqueza a su país’.”  [2]

Consecuencias de un empréstito del exterior…

En La Forestal, Gastón describe las consecuencias de un crédito del exterior que derivó en un próspero negocio para los ingleses integrantes de la sociedad Murrieta y Cía. y también alude a ese vergonzante trámite en su libro sobre la agonía, donde destaca que “Hasta el año 1906 tenemos el dato bastante aproximado a los 5.032.000 quebrachos talados en un período de cuarenta años que abarcan los primeros años de funcionamiento de la Compañía de tierras, maderas y ferrocarriles La Forestal.  También es imposible saber cuál fue la intensidad de la explotación del quebracho en la fábrica ‘ubicada al norte de San Justo’ de que era propietario Benito Pinasco o Kemmerich del que la historia perdió sus rastros para investigar los datos necesarios, porque al tratarse de una empresa privada no quedó documentación en el archivo provincial.”   [3]

Tras continuas investigaciones, Gastón comprobó que en 1904 se formó la “Argentine Quebracho Company”, en las tierras que había recorrido el agrimensor Ricardo Fuster (que intervino en las mensuras de los primeros lotes destinados a inmigrante colonizadores en la segunda década del siglo diecinueve) y que según informó: “…son inmensos bosques de quebracho colorado, alternando con aberturas ricas en pastos tiernos”.  Precisamente lo que necesitaba esa Compañía, al decir de Gastón: “una extensión de 278.247 hectáreas ubicadas al norte del latifundio que fuera de los herederos de José Gálvez y de E. Gálvez de Llambi Campbell”…  [4]

Tanino y cueros: elementos para estrategias de guerra…

Comenzó en 1914 la primera guerra mundial y refiriéndose a las cuatro fábricas de la Forestal instaladas en la provincia de Santa Fe, Gori ha reiterado que “en 1916 la empresa revelara al periodismo, los resultados de un balance de ganancia ‘estupendo’.  Detrás de sus cifras millonarias en libras esterlinas, podría pensarse en el tronar de los cañones de la primera guerra mundial 1914-1918, y en el ruido mortal de los hachazos derrumbando quebrachos que curtiendo cueros con su tanino, serían material estratégico participando con él la Argentina en la fabricación europea de millones de botas para los soldados de todos los países en guerra, y arreos, y monturas para otras decenas de miles de animales de las novedosas formaciones bélicas de la caballería uniformada.

No es extraño que desde los años en que se conociera en Alemania y Francia; (hipotéticas enemigas de entonces) la riqueza en tanino de nuestro quebracho colorado, se lo haya tenido en cuenta para equipar mejor a sus soldados y para aumentar la capacidad de la caballería, utilizando también la información de la abundancia del cuero vacuno.

Consecuencias de la guerra…

Mientras tanto nuestros políticos seguían gobernando con mentalidad de estancieros nuevos ricos, ignorando las enormes posibilidades de las industrias que ya existían levantadas con capitales autóctonos y brazos de trashumantes aborígenes.  Y el pueblo ignoró que esa riqueza del quebracho colorado fue sacrificada, convertida en material estratégico durante la guerra de 1914/1918, cuyo desarrollo y cuyo final también nos incumbió cuando al pagar Alemania parte de la indemnización por la guerra donde fuera vencida, con acciones de La Forestal, entonces mayoritarias en manos de ese país, pasaron a otras manos en Londres, cambió la bandera y el idioma en las fábricas de tanino y en los montes de quebrachos, que, no obstante ese cambio, continuaron resonando los hachazos y el ruidoso derrumbe de los árboles gigantes esplendorosos siempre derrotados por los gigantes del dinero…”   [5]

Destacó Gastón Gori: “Vivir en nuestros montes, era cumplir el principio de derrumbar para construir… extinguir la vida vegetal de los quebrachos colorados, para fundar la energía de la vida industrial.  Por un lado la paciente y hermosa labor de la naturaleza y por el otro la aptitud científica y técnica del hombre para destruirla movido por su destino de gran parásito aprovechador de la flora y la fauna…”

Bosques talados y pueblos vencidos…

La Forestal también se fue transformando y cuando cesó en 1965, era La Forestal Argentina… en la “Cuña boscosa” santafesina concluía aquella explotación ya que sólo quedaban “100.000 hectáreas que, con cierta cantidad aún de bosque, fue adquirida por el gobierno de Santa Fe.

Si ajustamos como posible el talamiento de 5.030.000 que desde 1895 a 1965, toda la explotación subsiguiente se efectúa bajo destinos del quebracho ajenos a la Industria del tanino hasta entonces ininterrumpida desde 1895. ”  [6]

Una esperanza…

Concluye Gastón su conmovedor relato acerca de la agonía del quebracho, expresando:

“Levantan el pensamiento los ejemplos de trabajo que enaltecen la condición humana.  Sabemos que no todo está bien.  No todo es bello y justo.

Los males que padecemos aún en nuestra sociedad son los ideales incumplidos que nos faltan”.

 

(Lectura y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.)

 

[1] Maradona, Esteban Laureano Doctor. A través de la selva. (1ª ed. 30/10/36; 2ª ed. 1974) # El autor nació el 7 de julio de 1895 en Esperanza, actual cabecera del Departamento Las Colonias, en la Provincia de Santa Fe, República Argentina.  Hijo de Waldino Baldomero Maradona y de María Encarnación Villalba. En aquel tiempo, su padre había inaugurado el Primer Congreso Agrícola de la Argentina.

[2] Gori, Gastón. La agonía del Quebracho. Rosario, Hommo Sapiens, 1999, p. 10-11. “Dedicado a Miguel y Clarita Abramzon que vieron, en mi casa, cuando comencé a escribir este libro el 26 de Abril de 1988 –Amigos- G.G.”

[3] Ibidem, p. 16.

[4] Ídem, p. 32.

[5] Íd., p. 35-36.

[6] Íd., p. 36.37.

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