Estás aquí
Inicio > Literatura > Autores diferentes Nacionalidades > Pere Roura Giralt (España, Cataluña)

Pere Roura Giralt (España, Cataluña)

Pere Roura Giralt (Catalunya, 1954)

“El inicio”… y ¡América!…

“Medellín de Antioquia”…

Pere Roura Giralt (España, Cataluña)

Nació en 1954, cerca del Mediterráneo, en la Costa Brava, en Lloret de Mar… territorio de “La Selva”, en “Girona, Catalunya”…

“Viajero, aventurero  marinero, se inicia en el mundo de la literatura con su ópera prima Emperatriz de Mayo”.

…Primera edición en abril de 2006, Maikalili Editores SL, Barcelona.  Dedicado “A Poek”.

 

En la contratapa del libro, los editores dejaron más señales:

 

“Emperatriz de Mayo es un trepidante relato en que amor, suspenso, sexo, narcotráfico y traición se entrelazan hasta tejer una tela de araña de que es imposible salir. /…/   A partir de una casual (o quizá no tanto) conversación en un bar de la Costa Brava, el protagonista de esta rocambolesca historia inicia un viaje a Colombia con la esperanza de dar un giro a su vida.  Allí conocerá a Emperatriz de Mayo.  Y, ¿quiénes Emperatriz de mayo?, ¿una pasión?, o ¿simplemente una mujer?, ¿una obsesión?  El lector lo irá descubriendo al mismo ritmo que lo descubre el protagonista y con él se irá introduciendo en la maraña de acontecimientos de difícil resolución.

Inspirada en hechos reales.  Por seguir con vida la mayoría de sus personajes se han utilizado nombres ficticios, salvo algunas excepciones.”

……………………………………………………………………………………………………………………..

“El inicio”… y ¡América!…

 

Pere Roura Giralt, en el primer capítulo de su libro “Emperatriz de Mayo”, titulado El inicio, alude a algunas vivencias del inquieto e inquietante Roberto, refiriéndose a su “estado anímico durante los primeros días en Ternera” y al ineludible recuerdo de su llegada al aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena de Indias, en Colombia.  [1]

“Sentí en aquel momento toda la fuerza del continente americano en mis temerosas y desconcertadas piernas.  Era el atardecer y, sin embargo, el calor asfixiaba. De pronto, una brizna de brisa intentó aliviarme el camino trayendo consigo un aroma mágico de flores no conocidas y jamás olidas, mezclado con efluvios de café en torrefacción. Un regalo, sin duda, de bienvenida.  Un presagio, pensé, de buena suerte.  Un detalle de amor.  América me aceptaba.  América, América”… /…/

“A la salida me vi rodeado por una muchedumbre alegre y gritona cuyos cuerpos se movían al ritmo de los compases que una improvisada orquesta ejecutaba con innata maestría. Me fascinó el colorido de los atavientos de aquella gente hermosamente morena.  [2]

Olores, música, calores y colores.”

……………………………………………………………………………………………………………

“De hecho, todo había comenzado unos meses antes junto al viejo Mare Nostrum, en Lloret de Mar, mi pueblo.  Concretamente en Cala Banys, el mejor bar del mundo.  Dicho local se halla escondido en una pequeña cala, que pese a la poca distancia que la separa del núcleo principal de la población, constituye un remanso de paz y tranquilidad, sobre todo en los meses bulliciosos de verano, cuando las hordas turísticas ocupan a sus anchas las, en otrora, pacíficas y marineras calles de la villa.”  [3]

……………………………………………………………………………………………………………

“Verá: procedo de una familia que, en otros tiempos estuvo muy arraigada al mundo del comercio y la navegación.  Desde niño, y durante toda mi existencia, estuve escuchando apasionadamente lo contado por mi padre, sobre cientos de historias del pasado familiar que habían corrido a través de los años y de boca en boca, de generación tras generación.

Historias que hacían referencia al apogeo esplendoroso que experimentó el pueblo en la primera mitad del siglo diecinueve, cuando se desarrolló en él una próspera industria astillera. Cientos de veleros se construyeron en las playas por encargo de ricos y avispados comerciantes que veían en ultramar, negocio fácil y seguro.  Todos los habitantes de la, hasta entonces miserable aldea de pescadores, participaron en la construcción de las naves de manera directa o indirecta.  Cuando una de ellas era terminada, el armador, pagaba una fiesta por todo lo alto, y acto seguido instaba a los secretarios a la búsqueda de marinería.  De este modo, muchos de los jóvenes que habían colaborado en la obra, se enrolaban como marineros, en una aventura repleta de esperanzas de un mundo mejor.  Algunos de ellos fracasaron en el empeño, no quedándoles otro remedio que quedarse a morir en tierras americanas.  Sin embargo, otros hallaron fortuna y regresaron para elevar el estatus social de los suyos y, por consecuencia, de toda la villa. Mis antepasados fueron de los privilegiados a quienes les sonrió el destino.  Unos en forma de capitanes, otros de armadores, hicieron surcar las naves por los mares antillanos durante generaciones, llenando de relatos los diarios de bitácora.  Por supuesto que no todo fue trigo limpio.  Me consta que en dichos libros jamás constaron las partidas de esclavos que con toda seguridad, ayudaron a llenar sus arcas.

Por varias razones: unas de tipo político, y otra de mala gestión, mi último antepasado rico se arruinó a principios de este siglo, dejando a sus venideros, tan sólo los recuerdos de una gloria efímera. Lo suficiente para que los descendientes nos sintiéramos orgullosos del pasado y conserváramos para siempre, y en estado embrionario, la semilla del amor al mar y a las tierras míticas de más allá de él”.  [4]

……………………………………………………………………………………………………………

“Medellín de Antioquia”…

Tras diversos hechos en Medellín de Antioquia, expresó:

“En verdad que Colombia me ha dado todas las sensaciones que un ser humano puede experimentar, pero con una diferencia en relación con otros lugares: allí, todo, absolutamente todo, era extremo.  La felicidad y la penuria, el goce y el peligro, la esperanza y el miedo eran y son conceptos que alcanzan en aquellas tierras, su máxima dimensión.”  [5]

 

El hilo narrativo en continua tensión, impulsa al lector a imaginar sucesivos desenlaces hasta que concluye el recorrido en “un lugar de la costa del Pacífico mexicano llamado La Cruz de Guanacatle.  Es un pequeño y tranquilo pueblo de pescadores, donde desde hace años vive un viejo conocido de aldea dedicado a enmendar lonas de velas de los yates de los gringos ricos”…

Allí, el aventurero Roberto intentará “empezar de nuevo”, convencido de que “no le será fácil”.

“Olvidar lo sucedido, imposible.  Pero dicen que el tiempo ayuda a la amnesia.  Pero dispongo de un elemento fundamental para la lucha, algo que, al menos hará más soportable el incierto futuro: la ausencia total de remordimiento.  Lo hecho, hecho está, y lo vivido, mi único patrimonio y, si el destino quiso jugármela, no hice otra cosa que plantarle cara y responder. Le vencí.  Gané la partida.  Estoy vivo.

¿Y Emperatriz?

A ella, todavía la quiero.

Lloret de Mar, 07/10/00”.

 

Lectura y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

Jueves, 27 de julio de 2006 – Hora 15:41:56

Tras la lectura del libro que trajo

nuestro querido Rubén Alfredo Fernández Gil

desde Lloret de Mar (Girona, Catalunya, España)…

[1] Roura Giralt, Pere. Emperatriz de Mayo. Barcelona, Maikalili Editores SL, 1ª ed, 2006.  El párrafo siguiente, impreso en las páginas 11-12.

[2] Atavientos = atavíos = vestidos, vestimenta, atuendos, ropajes…

[3] Roura Giralt, Pere.  Ob. cit., p. 13.

[4] Ibídem, p. 15-16.

[5] Ídem, p. 160.

Top