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01-07-1974: tránsito a la inmortalidad de Juan Domingo Perón.

 

El sábado 29 de junio de 1974, la vicepresidenta de la Nación María Estela Martínez de Perón, asumió el ejercicio del Poder Ejecutivo debido a la declinación en el estado de salud del Teniente General Juan Domingo Perón.

Un paro cardíaco a las 10:25 del 1º de julio, confirmaba la gravedad de la situación. Perón fue reanimado y a las 13:15 se produjo un nuevo paro, sin posibilidad de recuperación a pesar de haber sido aplicados los mejores métodos científicos.

A las 14:10 por la red de radio y televisión argentina, la Señora de Perón anunció el fallecimiento y se conoció el último parte médico de los doctores Pedro Cossio y Domingo Liotta, Jorge Taiana y Pedro Eladio Vázquez. Informaron acerca del duelo nacional.  No había diarios por un conflicto de los trabajadores gráficos.

Hasta las 8 del día 2 julio, sus restos fueron velados en la Capilla Ntra. Sra. de la Merced, en la residencia de Olivos.  Desde allí, el cortejo partió hasta la Catedral Metropolitana, con honores de los “Granaderos” frente al altar principal.  El Cardenal Antonio Caggiano celebró la Misa de cuerpo presente y luego el féretro fue trasladado al Salón Azul del Congreso Nacional, llegando al lugar donde reposara María Eva Duarte de Perón en julio de 1952 y frente al mismo símbolo religioso: una cruz tallada en madera, del Siglo XVII.

El 4 de julio, llovía sobre Buenos Aires. Doce oradores despidieron al distinguido estadista: Benito Llambí en representación de los Ministros, José Antonio Allende y Raúl Lastiri por los Senadores y Diputados; Miguel Ángel Bercaitz por la Corte Suprema de Justicia de la Nación; el Tte. Gral. Leando N. Anaya por las fuerzas armadas; el gobernador de La Rioja Dr. Carlos Saúl Menem en nombre de sus pares de todas las provincias; Ricardo Balbín por los partidos políticos: “…este viejo adversario, hoy despide a un amigo…”

Por las 62 Organizaciones habló Lorenzo Miguel, por la CGT. Adelino Romero y por la CGE Julio Broner.  Duilio Brunello y Silvana Rota por el Partido Justicialista.  Se realizaron las exequias en la Capilla de la residencia de Olivos.  Una bandera paraguaya cubría un lado del ataúd, por haber reconocido General Honorario del Ejército del Paraguay y autorizado a usar el uniforme.

Una salva de veintiún cañonazos prologó la Misa y el responso a cargo del Capellán de Granaderos Doctor Ponzo.

 

Han reiterado que Juan Domingo Perón nació en Lobos el 8 de octubre de 1894.  Fue el segundo hijo varón del matrimonio de Mario Tomás Perón y Juana Sosa Toledo.

El doctor Hipólito Barreiro, su amigo y médico durante el exilio en Madrid, publicó “a 106 años de su nacimiento, las revelaciones del secreto mejor guardado sobre sus orígenes” tras sucesivas investigaciones y lecturas de inscripciones de nacimientos en el Registro Civil de Lobos y de Roque Pérez, destacó que “durante la segunda mitad de 1892, Mario y Juana se mudan a su nueva vivienda en Roque Pérez. Es la primera que tiene desde que seis años atrás había salido de Buenos Aires muy enfermo.  La convalecencia aún perdura, el restablecimiento completo se retrasa debido a las duras tareas que implica la crianza de las ovejas.  Necesita cuidarse.  Es la primera que posee  desde que seis años atrás había salido de Buenos Aires muy enfermo. /…/ Meses más tarde, en enero de 1893 es allí donde Juana engendra a su segundo hijo, Juancito. Luego, el 15 de Mayo de 1893, ella firmará la escritura de la propiedad comprada a la sucesión Gutiérrez, que Mario pone a su nombre, ahora con el rancho ya construido.  Resulta ser también allí, entonces, donde cinco meses después, el 7 de octubre de 1893, nace Juancito, su segundo hijo, quien durante dos años llevará su apellido -Sosa- por ser hijo natural no reconocido aún”.[1]

No fue por casualidad que el Mayor Juan Domingo Perón investigara acerca de la Toponimia patagónica de etimología araucana[2]

 

Juan Domingo Perón Sosa ha sido un líder y su presencia en la historia, ha trascendido los límites de las fronteras “imaginarias” creadas por los hombres, por cuanto fue uno de los primeros en indicar un camino hacia la evolución necesaria e insoslayable que conduce al universalismo.

Réquiem

 (Fragmento)

Aquí están nuevamente las antorchas de octubre

quemándose en el llanto de sus descamisados

y los héroes del pueblo, mártires de la Causa,

vigías imperiosos de su claro mandato.

Y están quienes negaron su divisa y su empresa,

y quienes cercaron su exilio solitario,

reunidos por su muerte y unidos por la pena,

y juntos y en una misma soledad hermanados;

“cuántos seremos dignos de su vida y su muerte?,

cuántos seremos fieles a este sueño truncado?”

La patria está expectante, como recién nacida

y el destino al mirar con sus ojos llagados.”

 

Emoción, sentimiento y convicciones del poeta José María Castiñeira de Dios que ha sido compartida por millones de argentinos, a juzgar por los reconocimientos que hasta algunos de sus adversarios, han expresado en sucesivas publicaciones…

 

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

[1] Barreiro, Hipólito. Juancito Sosa.  El indio que cambió la Historia. Argentina, Avellaneda, Edic. Tehuelche, abril de 2000, p. 88.  Acerca de “El Autor”: El Dr. Hipólito Carmelo María Barreiro nació en Rafaela, pertenece a una “familia de médicos y políticos de hondo arraigo en la provincia de Santa Fe.  Iniciamos tempranamente en el radicalismo Yrigoyenista, sus progenitores fueron amigos personales del Dr. Hipólito Yrigoyen, quien decidió apadrinarlo en la Parroquia de San Agustín de la Capital Federal”. En el lapso 1948-1955 trabajó en la Cámara de Diputados de la Nación y estudió Medicina en la Universidad Nacional de Buenos Aires donde obtuvo el título de Médico Cirujano. Casado en 1956 con la joven chaqueña Sara Bercovich “con quien, después de ejercer brevemente en el país, parten hacia el auto exilio que los mantiene ausentes por los próximos 27 años”.  Trabajó durante 19 meses como médico rural en la selva amazónica y “en 1959 inician desde Nueva York, en una combi Volkswagen, un viaje ‘alrededor del mundo’… “En agosto de 1960 establece por primera vez contacto con el General Perón, que estaba residiendo en el barrio El Plantío, cerca de Madrid, iniciando una amistad que durará hasta la muerte del caudillo”.  Instaló una clínica médica en la República de Liberia en 1962 y allí permanecen durante diecisiete años. “Desde África mantiene una relación epistolar con Perón, que luego se hará personal y frecuente cuando, a partir de noviembre de 1965 y por razones de salud, éste lo envía a Praga y a Moscú en busca de información sobre el tratamiento especializado de las prostatitis post-quirúrgicas que realizaban allí. Como consecuencia de estas gestiones, a su regreso le inicia un tratamiento que se extiende hasta fines de 1969. Perón se recupera muy bien. Largas horas de íntimas conversaciones despiertan el interés humano por el gran caudillo y, dejando ya de lado la faz política, escarbando en la profundidad de sus sentimientos el Dr. Barreiro descubre al hombre, sospechando como buen médico que deberá encontrar el origen, la explicación telúrica, en algún lado desconocido de su asombrosa personalidad”…  Después de trabajar en África sin interrupción, “a comienzos del mes de octubre de 1973 es convocado por el Presidente de la República de Liberia, Dr. William Tolbert, para integrar la Alta Representación del Gobierno de dicho país a la Asunción del mando de Juan D. Perón en la Argentina, que tiene lugar ese próximo 12 de octubre.  Por designios del destino, el Dr. Barreiro se constituye en el primer hombre blanco en la historia de Liberia que logra formar parte de una delegación oficial en esta república de raza negra.  Ya en Buenos Aires, el 29 de ese mismo mes es recibido en audiencia especial por el Presidente General Perón quien lo nombra Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la República de Liberia, y Embajador concurrente a las Repúblicas de Guinea (Conakry), Sierra Leona, Guinea Bissau y Guinea Ecuatorial. Ocurrido el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que derroca a la presidenta María Estela Martínez de Perón, al firmar el Acta de entrega de la sede de la Embajada Argentina en Liberia, el autor deja constancia “que desconoce la autoridad de al autotitulada Junta Militar de Gobierno quien desobedeciendo el mandato soberano del Pueblo de la Nación, ha usurpado el poder por la fuerza de las armas a ellos confiadas para defender la Constitución y la Bandera, que así han traicionado.” / Posteriormente, el Dr. Barreiro y su familia abandona el África y se exilia en la Florida, USA.  Producida la guerra de Malvinas el 2 de abril de 1982, funda y preside el “Ateneo Malvinas Argentinas” con sede en Miami, con el objetivo de “librar la guerra de información contra la propaganda falaz de los servicios de inteligencia británicos, infiltrados en los medios de prensa y dirigida a engañar al pueblo estadounidense a fin de lograr y apoyo y complicidad frente a un hecho histórico de despojo”.  Durante aquellos 74 días trágicos, el Ateneo lanza un plan contraofensivo de información para captar la opinión pública del gran país.  Millones de palabras escritas y habladas a través de las cadenas de televisión que inundan los Estados Unidos de América, salen del Ateneo Malvinas Argentinas de Miami.  Se envían a la Argentina 84 litros de sangres; se escriben a las islas miles de cartas afectivas destinadas a nuestros soldados en el campo de batalla y se establece contacto directo por vía de onda corta con el Estado Mayor del Ejército de Buenos Aires, para lograr el envío de cohetes-misiles aire/tierra y otros materiales de guerra que se podían conseguir en el mercado de armas de Miami.  Se organizan siete grandes actos masivos logrando movilizar a toda la comunidad latina residente en los EE.UU., con el apoyo de sus respectivos cónsules.  Perdida la guerra y al avecinarse en Nueva York la batalla diplomática, durante el Plenario General de la 37ª Reunión de las Naciones Unidas, que tendría lugar en noviembre de 1982, Argentina debía lograr los votos necesarios para obligar a Inglaterra a negociar la paz. /  Desde Buenos Aires, la Chancillería presidida entonces por el Dr. Aguirre Lanari, solicita al Dr. Barreiro en el mes de setiembre, su ayuda para conseguir los votos de países africanos reacios a ayudarnos.  Después de varias semanas de intenso lobby con los respectivos embajadores acreditados en Naciones Unidas, el ex embajador Barreiro consigue finalmente cuatro votos a favor de la posición argentina (Guinea Bissau, Guinea (Conakry); Liberia y Guinea Ecuatorial) y también logra que Sierra Leona, de un No seguro, emitiera al menos su abstención. / En 1984 regresa a la patria definitivamente y reabre su consultorio para dedicarse nuevamente a la práctica médica.”  (p. 9-10)

[2] Perón, Juan.  Toponimia patagónica de etimología araucana. Buenos Aires, Ministerio de Agricultura de la Nación, 1935.

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