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Buenaventura… un “tapado”

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini – 21/06/1986.

(Escrito tras observar un dibujo realizado por el titiritero Florentino Sánchez mientras dialogábamos con el subsecretario de Cultura Néstor Norberto Zapata, en su despacho ubicado desde 1973 en 4 de Enero 1510, sector suroeste del Museo de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe de la Vera Cruz; enseguida dedicado a Nidia…)

 

Yo soy Buenaventura Nicó.  Quise presentarme así como soy, como ven, de cuerpo entero.

Dirán que no me queda bien la porra… y que el chambergo es muy grande para mi cabeza… tan chiquita.

¡Puede ser… yo no discuto!  Y si dicen que parezco un perro mostrando los dientes y que mis manos son demasiado grandes. ¡Así es!… Y todo esto no me ha traído pocos inconvenientes, se imaginan… Pero muchos más me trajo el río, que dio vuelta la canoa y se llevó todo, todo.

Por eso, en cuanto veo que el agua pasó la isleta, empiezo a andar alunado.  A toda furia, recorro las orillas buscando el albardón más alto.  Si no puedo hacer un rancho, al menos armaré algún bendito…

Cuando la inundación llegue a mi pobre rancho, me iré con los pocos cachivaches que me quedan, con mi hijo guacho y triste… todo sobre el lomo del viejo pingo.

Todavía me acuerdo de… cuando conocí a mi guayna, allá en el norte, en Villa Guillermina, en una bailanta… Yo era pichulero, avariento y retobado.  Con ella, todo cambió.  Aprendí a yerbear sin apuro, mientras se hacía la fritanga. Poco a poco dejé de ir al boliche.  Busqué otras changas y recorrí los montes atrás de lechiguanas para endulzarnos juntos.

A mi guayna no le gustaba que me hiciera el tilingo. ¡Atate los cordones!…, me decía.  Y yo me hacía el sordo, el retoba’o… con el mismo gesto que me ven ahora, cuando miro al río y le digo que no crezca.

Pero, no tengo escapatoria.  Antes de que llegue la noche, tengo que buscar unos fuertes horcones, si no quiero dormir con el pichón, al sereno.

Miro al caserito, que es un ejemplo.  Creo que lo voy a imitar y esta vez, me hará el rancho en lo alto.

Pensándolo bien, voy a hacer un rancho como el que hizo mi cumpa en el Delta.  Está mal que sea tan agarra’o y falluto… pero no se puede discutir que sabe hacer muy bien el chorizo.

Cuando recorríamos el espinel con la canoa, él supo contar que su rancho tenía diez años.  Así que ahora, va para los quince, porque hace cinco que ando solo…

¡Solo!… con mi oficio de musiquero, sin conchabo… “vago y mal entretenido… ¡vaya a saber por qué gualicho!

Me acuerdo cuando mi cumpa decía que yo era un tapado… y mi guayna se reía, se reía, aunque tiritaba de frío.

Yo soy Buenaventura Nicó, chamigo… Sereno y aposta’o, siempre aposta’o mirando al camalotal y al río, que pasan, pasan, hasta llegar a orillitas de mi cumpa, allá en el Delta.

Santa Fe, 21 de junio de 1986 – Nidia Orbea Álvarez de Fontanini

Decimos…

Agarrado: amarrete.

Albardón: loma, elevación, promontorio.

Al sereno: a la intemperie.

Alunado: malhumorado.

Apostado: quien aguarda a alguien; quien hace guardia.

A toda furia: rápido.

Avariento: avaro.

Bailanta: baile.

Bendito: construcción de paja, sin paredes, que se usa como vivienda transitoria, Son dos aguas que llegan hasta el suelo. (Santo, dichoso, sencillo y de poco entendimiento.”

Boliche: almacén, despacho de bebidas.

Cachivaches: algo sin utilidad. Lo que no sirve.

Caserito: pájaro hornero.

Chambergo: sombrero de copa acampanada y de ala ancha, levantado en uno de sus lados.

Chamigo: amigo, compañero (del guaraní).

Changas: trabajos temporarios, circunstanciales, que se ejecutan a un precio convenido entre las partes; tarea imprevista.

Chorizo: mezcla de pastos y barro que se utiliza para construir paredes de rancho.

Conchabo: contrato para un servicio.

Cumpa: compadre, amigo, compañero.

Escapatoria: acción y efecto de evadirse o escaparse.

Espinel: cuerda de la que se cuelgan ramales con anzuelos para pescar en lugares profundos.

Falluto: quien no cumple; falso.

(Vista la obra de Pablo Alcides Pila –Cuadernos de Difusión Folklórica”, edición 1980 de la División Folklore y Artesanías de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe a cargo de Norberto O. Vandemberghe, cantautor conocido con el seudónimo Claudio Monterrío.

Pablo A. Pila fue designado director de la Escuela de Folklore y Tradición Popular -subsede Reconquista, del Instituto Provincial de Arte “José Pedroni” (1984-1987).

Guacho: huérfano.

Gualicho: embrujo; mal que se hace a otro.

Guayna, muchacha, novia (del guaraní).

Horcones: postes fuertes que sostienen la estructura de un rancho, sosteniendo la cumbrera (poste sobre el que se asienta el techo).

Isleta: conjunto tupido de árboles y arbustos enmarañados.

Lechiguanas: panales de miel, en árboles o montes.

Me acuerdo: se usa por recuerdo (de recordar).

Musiquero: músico.

Nicó: modismo que se produce en la oración para afirmar algo (del guaraní).

Pichón: niño, muchacho, joven, sin experiencia.

Pichulero: mezquino, regateador.

Pingo: caballo.

Porra: pelo abundante y desprolijo.

Perro: agresivo, mezquino (cánido doméstico, de fino olfato…).

Retobado: malo, enojado, disgustado.

Tapado: quien da muestras de condiciones que no se esperaban de él. (Tesoro enterrado; abrigo, capa para uso de niños o de mujeres.

Tilingo: loco, alocado.

(El escritor argentino Arturo Jauretche explica en su libro “La colonización Pedagógica y otros ensayos” que tilingo es la “especie” que constituye “lo que se cree la inteligencia argentina, no sólo la ‘inteligentzia’…” cuando dice que “la mayoría de la C. D. de la Sociedad de Actores Teatrales se negó a designar un orador en la tumba de Alberto Vacarezza, alejando las ideas políticas del extinto. (Los dos zoológicos y el teatro…)

Tiritaba: temblaba de frío.

Vago y mal entretenido.

Cita Jauretche en el mismo libro, el rigor del decreto del 30 de agosto de 1815: “todo hombre de campo que no acredite ante el Juez de Paz local tener propiedades, sería reputado sirviente y quedaba obligado a llevar papeleta de su patrón, visada cada tres meses, so pena de conceptuársele vago.  Importaba también la vagancia para el sirviente, transitar el territorio sin permiso del juez; los así declarados vagos cumplirían cinco años de servicio militar o dos años de conchabo de no resultar aptos para las fatigas del ejército.  Esta resolución fue dictada por el gobernador Intendente de Buenos Aires, según consta en el Registro Oficial de la Nación y ha estado vigente hasta hace menos de setenta años, a fines del siglo XIX…- “Gastón Gori” publicó un libro con ese título –edición Colmegna 1965, y a principios del siglo veintiuno, expresó que lo había escrito como réplica al publicado por Jorge Luis Borges en torno al Martín Fierro de José Hernández; fue reeditado por el Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina.

Yerbear: tomar mates, matear.

 

Invierno de 1986

(Página voladora entregada a docentes y alumnos.

Adhesión del SEPA -Servicio de Educación por el Arte-

a la “Cruzada de Solidaridad” de la CGT Regional Santa Fe.

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