“¿Qué es el arte? Si yo lo supiera tendría buen cuidado de no revelarlo.” Pablo Ruiz Picasso Pintor español, 1881-1973.
“un inmenso pedregal inhóspito…
“…muy huidizo en cualquiera de sus manifestaciones…”
Señales en el camino…
Es oportuno reiterar que Juan Draghi Lucero, “nació en Luján de Cuyo (provincia de Mendoza, Argentina), el 5 de diciembre de 1897 y que falleció cuando tenía noventa y siete años, en 1994. Su padre falleció cuando tenía tres años y debió alejarse de la escuela cuando cursaba tercer grado para trabajar con “el compañero de su madre”. Desde entonces empezó a conmoverse con “las tonadas y dichos de los jarilleros”; a los veintiocho años empezó a investigar sobre “el enigma de los huarpes” y evidentemente, vivió alerta ante las constantes dificultades que deben enfrentar los hombres en distintas circunstancias. En su ciudad natal, en 1929 fundó la Escuela de Apicultura y ese año empezó a publicar su obra literaria y notas referidas a historias de la Historia… Ejerció la docencia en la universidad de Cuyo, fue miembro de diversas instituciones; se dedicó a investigaciones sobre Folklore Regional. Participó en Congresos. Obtuvo diplomas, medallas; la “Réplica del Sable Corvo” -otorgado por el Dr. Buteler- y participó en diversas actividades culturales”.
Su concepción del arte…
Durante una entrevista con el periodista Daniel Prieto Castillo, el talentoso compositor e investigador de Folklore Juan Draghi Lucero, respondió acerca de “su concepción del arte”. Dijo:
“un inmenso pedregal inhóspito…”
“Bien, me lleva usted al país de las penumbras porque creo que el arte está escondido y que es fatigoso y aun muy sufrido el encontrarlo. Yo concibo el arte como un inmenso pedregal inhóspito en cuyos recovecos hay escondidos diamantes que es muy difícil encontrar. El arte para mí siempre ha representado cierta cosa esotérica, casi prohibida, porque está tan fuera de lo común, tan lejos de lo ordinario, que pareciera casi en un mundo aparte, oculto. Para hallarlo nos salimos con sufrimiento de lo habitual, con el deseo de encontrar algo realmente valioso dentro de lo captable. Siempre he ubicado el arte vecino de lo casi prohibido. He llegado a creer que colinda con lo demoníaco, es fronterizo. Sospecho que es peligroso el allegarse y familiarizarse con él. Creo que en el arte hay que correr veladas cortinas, mirarlo y retornar a lo habitual, para no perderse en lo deslumbrante, sin poder volver a nuestro cotidiano ser y estar. El arte tiene un ámbito casi prohibido para mí, llegar a él constituye un atrevimiento, un extravasarse al allegarse a algo no habitual y peligrosamente bello…
“…muy huidizo en cualquiera de sus manifestaciones…”
El arte es indudablemente muy huidizo en cualquiera de sus manifestaciones… En lo que toca a la literatura, me parece que el literato está en gran desventaja, porque el pintor tiene colores atrayentes, el músico sonidos que están dentro de gustos definidos; mientras que el autor, el literato, tiene sólo una página en blanco y usa tinta negra. Con estos dos precarios elementos debe buscar hasta hallar aquello que, por su significación, por su pulimento, está dentro de lo que llamamos el arte.”