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Ocaso del siglo veinte: concentración y abusos de poder.

Buenos Aires: concentración de  población.

Más allá de la provincia de Buenos Aires.

 

Hay que admitir que los abusos de poder han sido casi una tradición entre los argentinos y que aún en la última década del siglo XX, los ciudadanos de la Capital Federal tienen sus disputas de poder con los de la provincia de Buenos Aires.

Buenos Aires: concentración de  población…

Todavía hay sectores que en conjunto pretenden imponerse por el número -…son millones los provincianos precordilleranos, otros de provincias del norte y centrales o patagónicas que han emigrado hacia el río de la Plata- y miran a sus lugares de orígenes, sólo como distritos donde básicamente es posible estructurar un partido –generalmente partido…– para poder así empezar las campañas y obtener los votos y los fiscales que apoyen a determinados candidatos.  No interesa tanto el análisis del enunciado de los factibles programas de gobierno y menos aún, el conocimiento de los medios con que se podrían ejecutar las propuestas que se anuncian.

Más allá de la provincia de Buenos Aires…

Entre esa marea de intereses, la población suele conmoverse con alguna tragedia, como sucedió cuando encontraron el cadáver del soldado Oscar Carrasco en Cutral-Có.  De acuerdo al fallo judicial, el recién incorporado falleció dentro de la unidad militar, como consecuencia de los golpes reiterados con que lo atacaron violentos suboficiales amparados por algunos oficiales.  Ese hecho trascendió y motivó al presidente Dr. Carlos Saúl Menem a revisar la legislación sobre servicio militar obligatorio que se aplicaba desde el siglo anterior; convencido de la inutilidad de tales entrenamientos tal como estaban estructurados.  Era insoslayable, la patética experiencia durante la Gesta de las Islas Malvinas –entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982-; también innegable la complejidad de las estrategias y tácticas durante aquella lucha en el Atlántico Sur, cuando las sofisticadas armas de los ingleses aniquilaron a los soldados argentinos que estaban en sus trincheras, algunos con apenas unos meses de instrucción y con una entusiasta voluntad de vencer aunque paradójicamente, las primeras instrucciones militares fueron las de no disparar.

 Así fue como por no disparar, cayó el primer héroe: el capitán Edgardo Giacchino y un suboficial fue herido. Así fue como una vez más la tecnología de avanzada impuso su poder con la complicidad de gobiernos americanos que cooperaron en determinadas misiones. Así se logró hundir el Crucero «General Belgrano», buque auxiliar que no estaba en operaciones de combate.

Estas rememoraciones sirven para estimular la revisión de sucesivos hechos que con distintos protagonistas demuestran lo nefasto que es promover la concentración del poder y las consecuencias inevitables, resultantes de entregar el bastón de mariscal a quien no tenga formación ni autoridad -esto es responsabilidad- para ¡ser un mariscal!

Con tales mariscales se podría organizar una comparsa… si es que hay tiempo todavía para más circo o un baile de máscaras si se creyera posible seguir viviendo como si todo el año fuera Carnaval: tiempo de jolgorio y de farsas.

(Ahora… ¿qué pasa entre los argentinos?…

¿Cuántos hacen ver sus bastones?…

¿Hay más enmascarados?…)

Nidia Orbea de Fontanini.

 

 

 

 

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