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Atardecer y nostalgia…

Alguien le dice al tango.

Madreselva (1930).

Caminito (1926).

 

Entre los argentinos, el 20 de junio es celebración del Día de la Bandera

El pulso late según las emociones. Desde la última víspera del invierno del siglo veinte, esta jornada es estremecimiento contenido, lágrima evaporada…

Hoy, la alegría de compartir una tarde con nuestro primogénito: Eduardo Carlos Manuel y esta noche, el placer del encuentro de las miradas hasta que a la medianoche digamos ¡Feliz cumpleaños Gustavo!… el benjamín.

Una vez más, Edu me regaló palabras y silencios; confluencia de sentimientos y de conclusiones acerca de la historia de la Humanidad que todavía está casi sin ser reconocida…

Lucianito compró el interesante libro Letras de tangos y en otra edición, compartimos lecturas con mi amado amante en otro invierno, cuando ya estaban los brotes nuevos indicando la proximidad de otra primavera.

Quedan aquí tres textos de Tangos… mientras regalo al aire otro suspiro…

 

Alguien le dice al tango

“Letra de Jorge Luis Borges y música de Astor Piazzola. Es una de las once composiciones incluidas por Borges en su plaquette Para las seis cuerdas, publicada en 1965 y una de las cuatro de ellas musicalizadas por Astor Piazzolla y cantadas inicialmente por Edmundo Rivero.”  [1]

 

Tango que he visto bailar

contra un ocaso amarillo

por quienes eran capaces

de otro baile, el del cuchillo.

Tango de aquel Maldonado

con menos agua que barro,

tango silbado al pasar

desde el pescante del carro.

 

Despreocupado y zafado,

siempre miraba de frente.

Tango que fuiste la dicha

de ser hombre y  ser valiente.

Tango que fuiste feliz,

como yo también lo he sido,

según me cuenta el recuerdo;

el recuerdo fue el olvido.

 

Desde ese ayer, ¡cuántas cosas

a los dos nos han pasado!

Las partidas y el pesar

de amar y no ser amado.

Yo habré muerto y seguirás

orillando nuestra vida.

Buenos Aires no te olvida,

tango que fuiste y serás.

 

(Borges en sucesivas entrevistas ha manifestado que no supo ser feliz

Leer lo que escribió:  “Tango que fuiste feliz, como yo también lo he sido”… insinúa otra aparente contradicción, entre tantas…)

Madreselva (1930)

 

“Versos escritos por Luis César Amadori para el tango ‘La polla’, de Francisco Canaro.  Los estrenó Tania en el Teatro ‘Maipo’ y en 1931 los llevó al disco.  Más tarde los difundió triunfalmente Libertad Lamarque en el filme homónimo (Argentina Sono Film, 1938”.

Luis César Amadori, director de cine, casado con la actriz Zully Moreno. Tania era la esposa de Discepolín, Enrique Santos Discépolo, poeta.) [2]

 

Vieja pared

del arrabal,

tu sombra fue

mi compañera.

De mi niñez

sin esplendor

la amiga fue

tu madreselva.

Cuando temblando

mi amor primero

con esperanzas

besaba mi alma,

yo junto a vos,

pura y feliz,

cantaba así

mi primera confesión.

 

Madreselvas en flor

que me vieron nacer

y en la vieja pared

sorprendieron mi amor,

tu humilde caricia

es como el cariño

primero y querido

que siento por él.

Madreselvas en flor

que trepándose van,

es su abrazo tenaz

y dulzón como aquél…

Si todos los años

tus flores renacen,

hacé que no muera

mi primer amor…

Pasaron los años

y mis desengaños

yo vengo a contarte,

mi vieja pared…

 

Así aprendí

que hay que fingir

para vivir

decentemente;

que amor y fe

mentiras son

y del dolor

se ríe la gente…

Hoy que la vida

me ha castigado

y me ha enseñado

su credo amargo,

vieja pared,

con emoción

me acerco a vos

y te digo como ayer.

Madreselvas en flor

que me vieron nacer

y en la vieja pared

sorprendieron mi amor

su humilde caricia

es como el cariño

primero y querido

que nunca olvidé.

Madreselvas en flor

que trepándose van,

es su abrazo tenaz

y dulzón como aquél…

Si todos los años

tus flores renacen,

¿por qué ya no vuelve

mi primer amor?

Caminito (1926)

Caminito que el tiempo ha borrado,

que juntos un día nos viste pasar,

he venido por última vez,

he venido a contarte mi mal.

 

Caminito que entonces estabas

bordado de trébol y juncos en flor,

una sombra ya pronto serás,

una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue triste vivo yo,

caminito amigo, yo también me voy.

 

Desde que se fue

nunca más volvió.

Seguiré sus pasos..

Caminito adiós…

 

Caminito que todas las tardes

feliz recorría cantando mi amor,

no le digas si vuelve a pasar,

que mi llanto tu suelo regló.

 

Caninito cubierto de cardos,

la mano del tiempo tu huella borró.

Yo a tu lado quisiera caer.

Y que el tiempo nos mate a los dos.

 

“Versos de Gabino Coria Peñaloza (quien se refería en ellos a un caminito del pueblo riojano de Olta) y música de Juan de Dios Filiberto. Resultó premiado en un certamen abierto por la Municipalidad de Buenos Aires en 1926.  Fue Ignacio Corsini quien desde el teatro, lo convirtió en un gran éxito… lo grabó el 15 de junio de 1927.”  [3]

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini

 

 

 

 

 

 

[1] Gobello, José. Letras de tangos – Selección (1897-1981).  Buenos Aires, Ediciones Nuevo Siglo, 1997, p.283.

 

[2] Ídem, p. 180-182.

[3] Ibidem, p. 101-102.

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