LORCA – CERNUDA – ALEIXANDRE… ¡Poetas!
FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)
2010 – Elegía en el Senado de la Argentina
Los placeres prohibidos (1931)
Donde habite el olvido… (1934)
Señales en la trayectoria de su amigo Lezama Lima
1952: enamoramiento de Salvador Alighieri
Vicente Aleixandre (1898-1984)
2009: Homenaje a Aleixandre en Madrid
LORCA – CERNUDA – ALEIXANDRE… ¡Poetas!
[SERIE: “PÁGINAS voladoras… – VUELO directo. (2016, Mayo 30 y 31)
Documento inicial: Viernes, 25 de Junio de 2010, 02:11:50 p.m.
Modificado: Viernes, 06 de Enero de 2012, 10:21:34 a.m.
HOY: Hoy, 01 de Junio de 2016, 04:26:35 p.m.]
“No dejes de creer que las palabras
y la poesía sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte
en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
Walt Whitman (1819-1892, Estados Unidos)
Ensayista, periodista y humanista.
FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)
Federico nació el 5 de junio de 1898, en Fuente Vaqueros, Granada, España. Hijo de Federico García Rodríguez -hacendado- y de la maestra Vicenta Lorca. Protegido durante la niñez por sus enfermedades, no se interesó por la educación escolar, prefería estudiar música y piano. Egresó como abogado de la Universidad de Granada y su madre influyó para que escribiera “Poesías”. Con la ayuda de su padre pudo editar en 1918 su primer libro: Impresiones y paisajes. Autor teatral, logró estrenar “El maleficio de la mariposa” en 1920; al año siguiente publicó su antología Libro de poemas”, una comedia de títeres titulada “La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón” (1923); Canciones (1927); la Revista Literaria “Gallo” -dos números- y su “Primer Romancero gitano” con simbolismos y metáforas que reflejan sentimientos y frustraciones. Viajó a Estados Unidos en 1929 y en Nueva York publicó “Poeta en Nueva York. Al año siguiente estaba en La Habana (Cuba) y allí escribió “Así pasen cinco años” y “El público”.
Retornó a España y estrenó la farsa “La zapatera prodigiosa” provocando entusiasmo popular. Su dramaturgia aún conmueve: “Bodas de sangre”, “Yerma”, “Doña Rosita la soltera”, fueron elaboradas con estímulos de su amigo Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública que lo apoyó financieramente y en esa época, Federico García Lorca fue nombrado Director del Teatro Universitario “La Barraca”.
En el bienio 1933-1934 llegó al Río de la Plata y su presencia se destacó en la Argentina y Uruguay.
Su emocionante “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” escrito en 1935 y al año siguiente “Diván del Tamarit” y “Sonetos del amor oscuro”, son obras que denotan su talento y sensibilidad. Reflejo de una sociedad con represiones e intolerancia es su drama “La casa de Bernarda Alba”.
Federico García Lorca fue fusilado el 19 de agosto de 1936 en Granada, primer mes de la atroz guerra civil española que terminó en 1939 tras sucesivos avances de las tropas que respondían al mando del General Francisco Franco, quien desde entonces ejerció el gobierno hasta su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975.
El talentoso Federico sigue conmoviendo desde su Romancero Gitano.
En aquel tiempo comentaba su amor por el pintor Salvador Dalí… el sorprendente artista catalán Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí Doménech, nacido el 11 de mayo de 1904 en Figueres -Figueras-…
Sabido es que Salvador Allí vivió en Cadaqués con su musa y compañera Gala y tras su fallecimiento en 1982 comenzó declinar su salud, trasladándose a su casa de Púbol, recibiendo el título de Marqués de Púbol otorgado por el rey Juan Carlos I. Un incendio en su habitación fue la causa de su mudanza a unas habitaciones en Torre Galatea, donde prácticamente vivió recluido hasta su fallecimiento el 23 de enero de 1989. Esa llamativa Torre coronada con enormes “huevos” también en los altos muros, es el Teatro-Museo de Figueres (Girona), donde es visible una lápida rectangular en la sala geodésica, lugar de sepultura de su cuerpo yacente, espacio que me conmovió cuando a mediados de la década del ’90 al descender hacia una sala de exposición…
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Oda a Salvador Dalí
Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos, en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un iceberg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
Cadaqués, [1] en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, [2] constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del hombre.
Luz que temen las vides entrañables de Baco [3]
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmienten ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.
Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa.
(Mariposa clavada que medita su vuelo.)
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!
¡Oh Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro
rayen el corazón de Cataluña eterna. [4]
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire,
frente a la mar poblada con barcos y marinos.
Decir DALÍ es decir ¡GALA!
“Llamo a mi esposa: Gala, Galuchka, Gradiva (porque ha sido mi Gradiva); Oliva (por el óvalo de su rostro y el color de su piel); Oliveta, diminutivo catalán de oliva (aceituna); y sus delirantes derivados: Oliueta, Oriueta, Buribeta, Buriueteta, Suliueta, Solibubuleta, Oliburibuleta, Ciueta, Liueta. También la llamo Lionette, porque ruge, cuando se enoja, como el león de la Metro-Goldwyn-Mayer; Ardilla, Tapir, Pequeño Negus (porque se parece a un animado animalito selvático); Abeja (porque descubre y me trae todas las esencias que se convierten en la miel de mi pensamiento en la atareada colmena de mi cerebro). Me trajo el raro libro de magia que debía nutrir mi magia, el documento histórico que probaba irrefutablemente mi tesis cuando estaba en proceso de elaboración, la imagen paranoica que mi subconsciente deseaba, la fotografía de una pintura desconocida destinada a revelar un nuevo enigma estético, el consejo que iba a salvar del romanticismo una de mis imágenes demasiado subjetivas. También llamo a Gala Noisette Poilue-Avellana Vellosa (a causa del finísimo vello que cubre la avellana de sus mejillas); y también ‘campana de piel’ (porque lee para mí en voz alta durante las largas sesiones de mi pintura, produciendo un murmullo como de campana de piel, gracias al cual aprendo todas las cosas que, sin ella, no llegaría a saber nunca).”
[GALA, intuitiva mujer rusa, la musa de Salvador DALÍ, casados en 1932, 1934 /1958.
Helena –o Elena- Ivanovna Diakonova (n. 07-09-1894 en Kazán/f. 10-06-1982, Portlligat, Girona, Cataluña, España). Hija de Antonina Deulina e Ivan Diakonov; hermana menor de Vadim y Nicolai, mayor que Lidia, pasaron la infancia en Moscú, fallecido su padre cuando ella tenía once años, su madre casada en segundas nupcias con un abogado; excelentes relaciones siendo Elena una alumna niña y adolescente responsable; soportaba los efectos de la tuberculosis, finalizó sus estudios en el “instituto femenino M. G. Brukhonenko con una media de notable alto, y un decreto del zar la faculta para trabajar como maestra de primera enseñanza y dar clases a domicilio.”
-
- Declinaba su salud y fue internada en Suiza -en el sanatorio de Clavadle-, ahí conoció a Eugène GRINDEL -un joven de su edad y luego distinguido como el poeta Paul ELUARD-; compartieron el placer de leer, lógicamente no sólo libros, también miradas, gestos… en contextos de la NATURALEZA.
- – y dos años después, simultáneas altas y tras las promesas de matrimonio, Elena retornó a Rusia y Eugenio partió hacia el Frente.
1917 Mediados de Febrero: Matrimonio de GALA con PAUL ELUARD, tiempo de la revolución rusa. Reciente mayoría de edad del joven poeta y ella diez años más.
1918 Nacimiento de CÉCILE, primogénita y única. Su padre Paul Eluard ya destacado poeta estaba relacionado con “vanguardistas del movimiento surrealista”, cofundadores de “la Revista Littérature: André Breton, Philippe Soupault y Louis Aragon. GALA asiste también a algunas de sus reuniones.
1922-1924. GALA mantiene una relación con el pintor Max ERNST y posa para varios retratos, luego su amante. Amiga del poeta René CHAR y sobre todo de René CREVEL. En 1929 conoce a Salvador DALÍ -quien solía decir que era virgen y dudaba de la homosexualidad-, percibió un hechizo perdurable…
1929 Salvador DALÍ viajó a París para la presentación de la película Un chien andalou, realizada juntamente con su amigo Luis BUÑUEL; allí, Camille GOEMANS, poeta y galerista belga, le presenta a Paul ELUARD. En el verano de ese mismo año, e invitados por Dalí, Goemans y su compañera, René Magritte y su esposa, Luis Buñuel, Paul Eluard y Gala, con la hija de ambos, Cécile, viajan a Cadaqués para pasar una temporada. Cuando el pintor conoce a Gala, en seguida se enamora de ella. En la Vida secreta escribe: ‘Estaba destinada a ser mi Gradiva (este nombre proviene del título de una novela de W. Jensen, cuyo personaje principal es Sigmund Freud; Gradiva es la heroína y lleva a cabo la cura psicológica del protagonista), la que avanza, mi victoria, mi esposa’. Gala ya no se separará del pintor. A partir de ese momento, su biografía va ligada a la de Dalí.”
1940-1948: Ocho años de exilio, declinación de Dalí tras la muerte de Federico García Lorca, luego la Segunda Guerra Mundial y posguerra. DALÍ y GALA retornan a Estados Unidos. El padre de Salvador DALÍ ya había aceptado “la relación de su hijo con una rusa, separada”…
1949 ¡AÑO nuevo, VIDA nueva! Desde entonces todas las primaveras y los veranos juntos en Portlligat (Cataluña) y los inviernos entre Nueva York (EEUU) y París, la capital de Francia.
1958 Agosto 08. Ceremonia católica DALÍ-GALA, en Sant Martí Vell, Gerona (Santuario “Els Angels”. Eran pareja desde 1932, reafirmada en 1934 en París “o cuando el ayuntamiento del XIV arrondissement les administró un sí republicano, tricolor. Se habían conocido (también) en verano –Cadaqués, la Costa Brava, 1929– y aquel año de shocks bursátiles trajo así otro seísmo, esta vez sentimental, que acompañó al pintor hasta su muerte.”
1968 DALÍ decidió regalar a GALA un castillo en Púbol, tranquilo pueblo en la provincia de Girona, zona del valle del Te y sobre la planicie del Bajo Ampurdán; es condición que él no puede acceder sin el permiso escrito de su esposa.
1971-1980: GALA disfrutó todos los veranos en su refugio de Púbol.
-
- Tránsito entre lo mutable y lo mutable… Siete años después generado el Último Desprendimiento de Salvador DALI. Sepulturas en la “CASA MUSEO” de Púbol.]
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Casi a fines de la década del ’20, Federico García Lorca soportó el alejamiento de su amado Emilio Alardeen, escultor que decidió casarse con una mujer.
En esas circunstancias Federico García Lorca necesitó expresar su melancólica confesión en un extenso Romance…
Romance del emplazado
Para Emilio Alardeen
¡Mi soledad sin descanso!
Ojos chicos de mi cuerpo
y grandes de mi caballo,
no se cierran por la noche
ni miran al otro lado
donde se aleja tranquilo
un sueño de trece barcos.
Sino que limpios y duros
escuderos desvelados,
mis ojos miran un norte
de metales y peñascos
donde mi cuerpo sin venas
consulta naipes helados.
Los densos bueyes del agua
embisten a los muchachos
que se bañan en las lunas
de sus cuernos ondulados.
Y los martillos cantaban
sobre los yunques sonámbulos,
el insomnio del jinete
y el insomnio del caballo.
El veinticinco de junio
le dijeron a el Amargo:
Ya puedes cortar si gustas
las adelfas de tu patio.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo,
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojada
te morderán los zapatos.
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados,
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñando.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y gusta los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos meses
yacerás amortajado.
Espadón de nebulosa
mueve en el aire Santiago.
Grave silencio, de espalda,
manaba el cielo combado.
El veinticinco de junio
abrió sus ojos Amargo,
y el veinticinco de agosto
se tendió para cerrarlos.
Hombres bajaban la calle
para ver al emplazado,
que fijaba sobre el muro
su soledad con descanso.
Y la sábana impecable,
de duro acento romano,
daba equilibrio a la muerte
con las rectas de sus paños.
Desde aquel tiempo fue evidente su expansión hacia lo social tanto en lo pertinente a valores y vínculos amistosos como a bienes y procesos culturales. [5]
García Lorca tras sus vivencias en Estados Unidos, en su escritura destacó a nuevos personajes: Los negros del Harlem, El público, Poeta en Nueva York; luego La Piedra oscura y La destrucción de Sodoma…
Federico conoció a Walt Whitman, nacido el 31 de 1819 cerca de Huntington (Nueva York), talentoso poeta que elaboró una fecunda obra literaria, destacándose “Canto a mi mismo”. Soportó enfermedades y en 1873 decidió trasladarse a Carden (Nueva Jersey), donde continuó escribiendo poemas, incluidos en su libro Hojas de Hierba. Falleció el 26 de marzo de 1892.
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Oda a Walt Whitman
Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas.
con la rueda, el aceite, el cuero v el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.
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Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.
………………………………………………………..
Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.
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Pero ninguno se detenía,
ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.
………………………………………………………..
Cuando la luna salga
las poleas rodarán para turbar el cielo;
un límite de agujas cercará la memoria
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.
Nueva York de cieno,
Nueva York de alambres y de muerte.
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¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de tus anémonas manchadas?
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Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Withman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un sólo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
sonabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Ni un solo momento, Adán de sangre, macho.
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Withman, te soñaban.
¡También ese! ¡También! Y se despeñan
sobre tu barba luminosa y casta,
rubios del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes,
los maricas, Walt Withman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.
………………………………………………………..
¡También ese! ¡También! Dedos teñidos
apuntan a la orilla de tu sueño
cuando el amigo come tu manzana
con un leve sabor de gasolina
y el sol canta por los ombligos
de los muchachos que juegan bajo los puentes.
Pero tú no buscabas los ojos arañados,
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo
que llevan los maricas en coches y terrazas
mientras la luna los azota por las esquinas del terror.
………………………………………………………..
Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y suelo que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.
………………………………………………………..
Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.
Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Este es el mundo, amigo, agonía, agonía.
………………………………………………………..
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
los ricos dan a sus queridas
pequeños moribundos iluminados,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
………………………………………………………..
Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.
………………………………………………………..
Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de La Habana,
Jotos de México,
Sarasas de Cádiz,
Apios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Fioras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.
………………………………………………………..
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.
………………………………………………………..
¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.
………………………………………………………..
Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas,
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
………………………………………………………..
Duerme, no queda nada,
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.
Canción del mariquita
El mariquita se peina
en su peinador de seda.
Los vecinos se sonríen
en sus ventanas postreras.
El mariquita organiza
los bucles de su cabeza.
Por los patios gritan loros,
surtidores y planetas.
El mariquita se adorna
con un jazmín sinvergüenza.
La tarde se pone extraña
de peines y enredaderas.
El escándalo temblaba
rayado como una cebra.
¡Los mariquitas del Sur,
cantan en las azoteas!
2010 – Elegía en el Senado de la Argentina…
José CIBRIÁN CAMPOY, destacado actor y director de Teatro más conocido como Pepito Cibrián, participó en una de las audiencias de Comisiones del Congreso Nacional argentino, transmitidas por la televisión argentina, a los fines de exponer distintos argumentos y evaluar el proyecto de ley que autorizaría el “matrimonio” entre personas de un mismo sexo. Ya está aceptada la “unión civil” con reconocimiento de mutuos derechos para ambas personas durante la convivencia y en caso de fallecimiento.
La discusión durante el otoño de 2010 está centrada en el carácter “matrimonial” que se pretende reconocer y a la vez, en el derecho de adopción que actualmente puede ser ejercido por mujeres y hombres, si coinciden determinadas condiciones. El proyecto de ley fue sancionado en la Cámara de Diputados reemplazando las palabras hombre y mujer por contrayentes.
El 1º de junio de 2010, Pepito Cibrián con creciente emoción y soportando una afección pulmonar, ante las cámaras de televisión después de rememorar la muerte de Federico García Lorca, empezó a leer con tono castizo y como homenaje al poeta granadino, un extenso texto generado en su imaginación con vehementes interrogantes y respuestas.
Recordó en ese momento, uno de los diálogos con su padre, referido a la homosexualidad y la contundente paternal respuesta:
“Sé es hombre en la vida, no en la cama”.
Aquí, la reiteración de esa elegía difundida por distintos medios… [6]
“Marica”
Fede
Me hubiese gustado morir entre manos más amenas.
Escuchando sevillanas o un verso de Rafael Alberti.
Cantando por bulerías o extasiado ante el dolor
de ver el color de Goya fusilándome a mi suerte.
Me hubiese gustado cerrar los ojos que hay en mi mente
con imágenes de amigos y con sonidos de fuentes,
que los moros me tejieran y que ya las tengo ausentes.
Fede
no podría dar yo más, pues estoy por dar mi muerte.
Mas la daría otra vez para enterrar yo a mi madre
y evitarle soportar el enterrar a su vientre.
No pensé morir así, tan desprolijo y sin gente.
Tan solitario en mi adiós estando en mentes presente.
¡que dolor le ha de causar a mis amigos
el ignorar de que forma Federico, cayó inerte!
¿Cómo murió? ¿Pasó frío?
¿Dañaron sus manos blancas
o lo mataron dormido?
¿Lo violaron?
¿O murió como un torero
de esos, que él amó tanto
clavado por banderillas
con un estoque en su frente?
¡Qué risa causan preguntas
que nadie ha de contestarse!
Si te preguntan, tú calla.
No digas que me has matado.
Guarda el secreto en el alma
y el sitio donde lo has hecho
se pierda con su rocío.
Ya sé que no has de llorarme,
pero quién sabe, tal vez,
un día tú has de cumplir tu deseo… y leerme,
y podrás decirte a ti,
con un orgullo indecente:
“¡Hijo puta! A este tío lo maté
y no me nombra en su muerte”.
Y si por casualidad un día por aquí pasas.
Yo no te pido… ¡detente!
Simplemente mira allí donde estaré, enterrado indiferente,
y piensa que alguna vez tú correrás esa suerte.
As
Es tarde y ya tengo frío.
Fede
Yo también. ¿será esto frío
o la ilusión de perderte?
As
No te entiendo y son palabras
que me suenan maricuelas.
Dicen mis generales, y dice Queipo de Llano, [7]
que eres marica,
y yo acato lo dicho por generales
y sobre todo, lo dicho por Queipo de Llano.
Palabras de un marica, que no sé si son palabras.
En poco rato tendrá
España un maricón menos.
¿quieres lo ojos tapados?
Fede
prefiero estar presente.
As
para que veas que soy un falangista decente,
ante este pelotón, del cual soldado soy yo
además de capitán, te doy a ti la ocasión
de hablar antes que llegue tu muerte.
Fede
¿me la das?
As
hazte con ella.
Fede
¿serías tal vez capaz
de guardar lo que yo diga en tu mente?
As
pierdes tiempo.
Va a aclarar, y a las dos tengo un almuerzo
con gente que es muy decente. (pausa)
¡habla o te perforo de adentro! ¡habla marica!
Marica… habla. ¡habla marica!
Fede
(pausa. Observa)
Batallón de mariquillas de soldados que han venido
a mariquillearme con cien maricas plomizos
de pólvoras los maricas, y de maricas sus tiros.
Maricas que han mancillado
las falanges de Alejandro
usándolas como símbolo
sin saber que era un marica.
Y matan como maricas
al amor por pervertido,
y ciegan los ojos niños
y así no verán maricas.
Maricas que me marican
por mariquear fantasías
que tildan de mariconas
por no encontrarles sentido.
Pelotones mariquitas
que destrozan… ¡maricones!
El corazón de este hombre
con dignidad de marica.
¡tiren al centro marica
que dio a luz obras maricas
y traten de que al hacerlo
me olvide un mundo marica.
Acribillen mis genitales
que a maricas endulzaron
y al hacerlo que me exploten
como frutillas… Maricas.
Que mi sangre reproduzca
en este suelo marica
flores de colores nuevos
que las verán mis maricas.
Marica quien me ha aplaudido
marica quien me ha leído
marica quien ha luchado
contra las hordas maricas
que bárbaramente rompen
la belleza de un marica.
Marica el Dante y su mundo
y Calderón… Un marica
que escribió que “todo es sueño”
y un sueño es acto marica.
Maricas los enfermeros
por sanar lepras maricas.
Galileo, el más marica,
por pretender ver redondo
un mundo cuadrangulado
por cuadrángulos maricas.
Marica el medico a palos
y marica su escribano,
¡marica penicilina
que solo curas maricas!
Marica Don Juan Tenorio
por amar él lo prohibido.
Y Beethoven ¡gran marica!
Que junto a Manuel de Falla
se atrevieran a dar sones
que por serlo son maricas.
Marica el crucificado
por redimir mariquitas.
Marica, madre, ¡marica!
Por haberme tu parido.
Marica también mi padre
por tener semen marica
y maricas mis ancestros
por engendrarnos maricas.
Y así… Sumando … Maricas…
Veremos que en cada tumba
de humanidades maricas
solo yacen esqueletos.
Esqueletos de maricas.
Se escucha un tiro
apagón
José –Pepito- Cibrián Campoy nació en La Haba, el 13 de mayo de 1945. Hijo de los artistas de teatro Ana María Campoy [8] y José Pepe Cibrián. [9] Desde la década del setenta es autor, actor y director, reconocido como uno de los talentosos dramaturgos argentinos destacándose por la realización de sucesivas comedias musicales. En 1971 presentó Universexus en el Teatro Municipal Sarmiento de la ciudad de Buenos Aires. Destacado actor en 1976 en El miedo no anda en burro. Dos años después, presentó Aquí no podemos hacerlo en el Teatro Nacional Cervantes, reestrenada en el Teatro Presidente Alvear en 1987 y en el Cervantes en 1994. Distinguido con el Premio ARGENTORES (Sociedad General de Autores de la Argentina), la segunda vez por Las invasiones inglesas puesta en escena en el Teatro General San Martín d la capital federal argentina. Desde 1983, junto al músico y compositor Ángel Maher desarrolló sucesivos proyectos, el primero Calígula, luego George Sand, Mágico burdel, Y al final otra vez, Los de la lengua. Estrenaron Drácula, el musical en 1991 y fue presentada en Brasil, Chile y España, recibiendo sucesivos premios.
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Luis Cernuda (1902-1963)
En Sevilla (España), en el seno de una familia con suficientes recursos, nació Luis Cernuda Bidón, el 21 de septiembre de 1902. Era hijo de un militar y sus actitudes revelaban timidez prefiriendo estar solo. Estudio Derecho y Literatura Española. Desde 1925 estuvo relacionado con destacados poetas, entre ellos Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca…
Han reiterado que nunca negó su homosexualidad. En 1919 ingresó en la Universidad de Sevilla y estudió Derecho; incorporado al servicio militar en 1923, continuó esos estudios al año siguiente. Entusiasta lector, participó en tertulias literarias y tras conocer en 1925 a Juan Ramón Jiménez, comenzó a publicar sus primeros poemas en la Revista de Occidente. Egresó de la Universidad en 1926, viajó a Madrid y colaboró en revistas literarias. Amigo de distinguidos poetas, entre ellos Paul Éluard cuya obra tradujo tiempo después. Publicó su primer libro en 1927: Perfil del aire y desde el punto de vista de Juan Ramón Jiménez, en esos poemas se percibía excesiva influencia de Jorge Guillén, crítica que Cernuda no aceptó. En 1928 murió su madre y decidió vivir en Madrid, conoció a Vicente Aleixandre y después viajó a París dedicándose a la cinematografía. Retorno en 1929 a Madrid y trabajó en una librería. Junto a Federico García Lorca y Vicente Aleixandre asistían a reuniones literarias y así fue como en 1931, conoció al joven actor Serafín Fernández Ferro. No disimulaba su enamoramiento aunque el joven gallego sólo se acercaba cuando necesitaba dinero y por ello, al año siguiente concluyó esa relación. Testimonios perdurables son sus poemas Donde habite el olvido y Los placeres perdidos.
Los placeres prohibidos (1931)
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
como nace un deseo sobre torres de espanto,
amenazadores barrotes, hiel descolorida,
noche petrificada a fuerza de puños,
ante todos, incluso el más rebelde,
apto solamente en la vida sin muros.
Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
todo es bueno si deforma un cuerpo;
Tu deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en esa agua acariciadora.
No importa;
ya declaran tu espíritu impuro.
No importa la pureza, los dones que un destino
levantó hacia las aves con manos imperecederas;
no importa la juventud, sueño más que hombre,
la sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
de un régimen caído.
Placeres prohibidos, planetas terrenales,
miembros de mármol con sabor de estío,
jugo de esponjas abandonadas por el mar,
flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.
Soledades altivas, coronas derribadas,
libertades memorables, manto de juventudes;
quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
es vil como un rey, como sombra de rey
arrastrándose a los pies de la tierra
para conseguir un trozo de vida.
No sabía los límites impuestos,
límites de metal o papel,
y que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
adonde no llegan realidades vacías,
leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.
Extender entonces una mano
es hallar una montaña que prohíbe,
un bosque impenetrable que niega,
un mar que traga adolescentes rebeldes.
Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
ávidos dientes sin carne todavía,
amenazan abriendo sus torrentes,
de otro lado vosotros, placeres prohibidos,
bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.
abajo, estatuas anónimas,
sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
una chispa de aquellos placeres
brilla en la hora vengativa.
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.
Donde habite el olvido… (1934)
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
en esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.
Luis Cernuda antes del comienzo de la guerra civil española, en 1936 publicó por primera vez su obra poética completa con el título La realidad y el deseo.
Conmovido por el asesinato de su amigo Federico García Lorca, escribió una elegía cuyos últimos párrafos fueron censurados.
A un poeta muerto…
(F. G. L)
[Federico García Lorca]
Así como en la roca nunca vemos
la clara flor abrirse,
entre un pueblo hosco y duro
como brilla hermosamente
el fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
verdor en nuestra tierra árida
y azul en nuestro oscuro aire.
Leve es la parte de la vida
que como dioses rescatan los poetas.
el odio y destrucción perduran siempre
sordamente en la entraña
toda hiel sempiterna del español terrible,
que acecha lo cimero
con su piedra en la mano.
Triste sino nacer
con algún don ilustre
aquí, donde los hombres
en su miseria sólo saben
el insulto, la mofa, el recelo profundo
ante aquel que ilumina las palabras opacas
por el oculto fuego originario.
La sal de nuestro mundo eras,
vivo estabas como un rayo de sol,
y ya es tan sólo tu recuerdo
quien yerra y pasa, acariciando
el muro de los cuerpos
con el dejo de las adormideras
que nuestros predecesores ingirieron
a orillas del olvido.
Si tu ángel acude a la memoria,
sombras son estos hombres
que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
la muerte se diría
más viva que la vida
porque tú estás con ella,
pasado el arco de tu vasto imperio,
poblándola de pájaros y hojas
con tu gracia y tu juventud incomparables.
Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
que vivo tanto amaste
efímeros pasar junto al fulgor del mar.
desnudos cuerpos bellos que se llevan
tras de sí los deseos
con su exquisita forma, y sólo encierran
amargo zumo, que no alberga su espíritu
un destello de amor ni de alto pensamiento.
Igual todo prosigue,
como entonces, tan mágico,
que parece imposible
la sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
que su ignoto aguijón tan sólo puede
aplacarse en nosotros con la muerte,
como el afán del agua,
a quien no basta esculpirse en las olas,
sino perderse anónima
en los limbos del mar.
Pero antes no sabías
la realidad más honda de este mundo:
el odio, el triste odio de los hombres,
que en ti señalar quiso
por el acero horrible su victoria,
con tu angustia postrera
bajo la luz tranquila de Granada,
distante entre cipreses y laureles,
y entre tus propias gentes
y por las mismas manos
que un día servilmente te halagaran.
Para el poeta la muerte es la victoria;
un viento demoníaco le impulsa por la vida,
y si una fuerza ciega
sin comprensión de amor
transforma por un crimen
a ti, cantor, en héroe,
contempla en cambio, hermano,
cómo entre la tristeza y el desdén
un poder más magnánimo permite a tus amigos
en un rincón pudrirse libremente.
Tenga tu sombra paz,
busque otros valles,
un río donde del viento
se lleve los sonidos entre juncos
y lirios y el encanto
tan viejo de las aguas elocuentes,
en donde el eco como la gloria humana ruede,
como ella de remoto,
ajeno como ella y tan estéril.
Halle tu gran afán enajenado
el puro amor de un dios adolescente
entre el verdor de las rosas eternas;
porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
tras de tanto dolor y dejamiento,
con su propia grandeza nos advierte
de alguna mente creadora inmensa,
que concibe al poeta cual lengua de su gloria
y luego le consuela a través de la muerte.
Como leve sonido:
hoja que roza un vidrio,
agua que acaricia unas guijas,
lluvia que besa una frente juvenil;
Como rápida caricia:
pie desnudo sobre el camino,
dedos que ensayan el primer amor,
sábanas tibias sobre el cuerpo solitario;
Como fugaz deseo:
seda brillante en la luz,
esbelto adolescente entrevisto,
lágrimas por ser más que un hombre;
Como esta vida que no es mía
y sin embargo es la mía,
como este afán sin nombre
que no me pertenece y sin embargo soy yo;
Como todo aquello que de cerca o de lejos
me roza, me besa, me hiere,
tu presencia está conmigo fuera y dentro,
es mi vida misma y no es mi vida,
así como una hoja y otra hoja
son la apariencia del viento que las lleva.
Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
yo, el más enamorado,
en las orillas del amor,
sin que una luz me vea
definitivamente muerto o vivo,
contemplo sus olas y quisiera anegarme,
deseando perdidamente
descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.
Han reiterado que el talentoso Luis Cernuda, durante dos meses fue Agregado en la Embajada Española en París, luego retornó a Madrid y se incorporó al ejército alpino con destino a la sierra de Guadarrama. En 1937 publicó la citada elegía, y durante el II Congreso de Intelectuales Antifascistas conoció al escritor Octavio Paz, con quien se encontró en México.
En Oxfordshire fue tutor de niños vascos refugiados, sintiendo el impulso de escribir “Niño muerto”…
Releo lo expresado por Luis García Montero desde el diario español “El País”, en la edición del 3 de junio de 2006:
“El 22 de mayo de 1937, a bordo del transatlántico Habana, llegaron al puerto de Southampton 3.800 niños vascos, evacuados de la ciudad sitiada de Bilbao. Soportaban la triste fortuna de huir de la guerra, porque los necesitados y los miserables sólo pueden esperar la suerte de alejarse de sus familias y de sus tierras para encontrar en lugares ajenos una ventana desde la que mirar al horizonte. Los niños más dañados por la tragedia española, los que habían perdido a sus padres en los bombardeos en las trincheras, fueron acogidos de manera especial en la residencia de Lord Farringdon. Luis Cernuda trabajó allí, dedicando los primeros momentos de su exilio a la tarea imposible de salvar infancias destruidas. Cernuda hizo amistad con un muchacho llamado José Sobrino, que después de una muerte pudorosa y dignísima se convirtió en protagonista de uno de los poemas más conmovedores de Las nubes. Era un adolescente de 14 o 15 años, muy listo, capaz de aprender inglés en unos meses y de destacar en los estudios. Cuando lord Farringdon, asombrado por su inteligencia, pensó en mandarlo a un colegio prestigioso, de los que santifican la superioridad cultural de las élites, José Sobrino sólo tuvo una respuesta: ‘Mi padre trabajó en los altos hornos y en los altos hornos trabajaré yo’. La lealtad a sus recuerdos impedía cualquier alejamiento íntimo de su familia y de su clase. Hay cosas que no pueden destruir las bombas, dignidades que están a salvo incluso de la muerte. Cuando enfermó de leucemia y supo que iba a morir, aceptó la desgracia con un temple que pocas veces suelen alcanzar los patriotas con el pecho alicatado de medallas. Un cura católico, preocupado por la salvación de su alma, intentó varias veces confesarlo y darle la comunión. Ante las negativas del muchacho, el cura le suplicó que por lo menos mirase el crucifijo que le ofrecía. José Sobrino accedió, lo observó unos segundos y contestó: ‘Rediós, qué feo es’.
José Sobrino despidió al sacerdote y rogó que llamaran a Luis Cernuda. Hablaron de la soledad, de los recuerdos, de la generosidad y mezquindad humana, de las ciudades destruidas por la guerra, de su padre, de lo que significa vivir, de lo que supone la muerte. Una serenidad triste y firme se apoderó de la habitación. Dos soledades se hicieron compañía, sin rebajas, sin mentiras, sin falsas ilusiones, con el nudo en la garganta que queda en uno mismo cuando decide ser más fuerte que el propio desconsuelo. El muchacho le pidió a Cernuda que le recitara algún poema, tal vez uno de esos poemas que nacen del orgullo herido y del empeño de responder con dignidad a las crueldades irreparables. Al terminar Cernuda de leer, José Sobrino agradeció el poema y le dijo: ‘Ahora, por favor; no se marche, pero me voy a volver hacia la pared para que no me vea morir’. No se trató de un último juego, ni de una broma desesperada. Tardó poco en quedarse muerto de cara a la pared. El poeta comprendió su pudor, la intimidad de una situación que pertenece a la propia raíz de nuestra vida, la negación a convertirnos en un espectáculo cuando dejamos de ser nosotros mismos. El silencio y el respeto son un equipaje imprescindible a la hora de ofrecer los cuidados de la verdadera compañía. Luis Cernuda nos lo contó en el poema Niño muerto…”
Niño muerto
Si llegara hasta ti bajo la hierba
joven como tu cuerpo, ya cubriendo
un destierro más vasto con la muerte,
de los amigos la voz fugaz y clara,
con oscura nostalgia quizá pienses
que tu vida es materia del olvido.
Recordarás acaso nuestros días,
este dejarse ir en la corriente
insensible de trabajos y penas,
este apagarse lento, melancólico,
como las llamas de tu hogar antiguo,
como la lluvia sobre aquel tejado.
Tal vez busques el campo de tu aldea,
el galopar alegre de los potros,
la amarillenta luz sobre las tapias,
la vieja torre gris, un lado en sombra,
tal una mano fiel que te guiara
por las sendas perdidas de la noche.
Recordarás cruzando el mar un día
tu leve juventud con tus amigos
en flor, así alejados de la guerra.
La angustia resbalaba entre vosotros
y el mar sombrío al veros sonreía,
olvidando que él mismo te llevaba
a la muerte tras de un corto destierro.
Yo hubiera compartido aquellas horas
yertas de un hospital. Tus ojos solos
frente a la imagen dura de la muerte.
Ese sueño de Dios no lo aceptaste.
Así como tu cuerpo era de frágil,
enérgica y viril era tu alma.
De un solo trago consumiste
la muerte tuya, la que te destinaban,
sin volver un instante la mirada
atrás, igual que el hombre cuando lucha.
Inmensa indiferencia te cubría
antes de que la tierra te cubriera.
El llanto que tú mismo no has llorado,
yo lo lloro por ti. En mí no estaba
el ahuyentar tu muerte como a un perro
enojoso. E inútil es que quiera
ver tu cuerpo crecido, verde y puro,
pasando como pasan estos otros
de tus amigos, por el aire blanco
de los campos ingleses, vivamente.
Volviste la cabeza contra el muro
con el gesto de un niño que temiese
mostrar fragilidad en su deseo
y te cubrió la eterna sombra larga.
profundamente duermes. Mas escucha:
yo quiero estar contigo; no estás solo
Luis Cernuda durante su permanencia en Gran Bretaña, fue profesor en el internado Cranleigh School y han destacado que fue lector en español en las universidades de Glasgow (1943) y de Cambridge (1943). En 1944, sintió los impulsos de “un nuevo amor” y escribió poemas en prosa. En 1945 trabajó en el Instituto Español de Londres y durante los veranos descansaba en Oxford junto al pintor Gregorio Prieto. Terminada la segunda guerra mundial en agosto de 1945, siguió escribiendo y traduciendo. Comenzó en 1947 su exilio en Estados Unidos, dedicándose a la docencia hasta 1952. Durante su residencia en México (1949-1951), volvió a dialogar en su idioma castellano encontrándose con otros refugiados republicanos también protegidos por el presidente Cárdenas. Estuvo en Cuba en 1951 y comenzó su amistad con el escritor Lezama Lima, reencontrándose con María Zambrano que dictaba cursos, clases particulares y conferencias hasta su retorno a Europa dos años después.
Señales en la trayectoria de su amigo Lezama Lima…
José Lezama Lima -siendo su padre coronel-, nació en 1912 en el Campamento de Columbia cerca de la capital de Cuba. Han reiterado que asumió sus primeros compromisos políticos participando en rebeliones contra el presidente Gerardo Machado a principios de la década del ’30, hasta que sin autoridad mientras aumentaban las huelgas y presiones populares, huyó el 12 de agosto de 1933.
José Lezama Lima cursó la carrera de Derecho en la Universidad y vivió en la isla, excepto durante dos breves viajes a México y Jamaica.
Sabido es que Juan Ramón Jiménez estuvo en 1938 en La Habana hasta que el 23 de agosto viajaron a Miami y Nueva York, donde vivían los hermanos de su esposa, la catalana Zenobia Camprubí Aymar. En aquel tiempo, José Lezama recibió una postal con un mensaje escrito el 7 de octubre de 1938 en Nueva York:
“Le recuerdo mucho, querido Lezama, y me acuerdo muchísimo de su isla desde esta otra isla. (…) Supongo que trabaja usted mucho, y pronto podré verlo. Y a La Habana. ¡Qué cambios de color y de luz! Sin duda, lo que diferencia a los hombres es, principalmente, la suma de luz y color. Recuerdos a los buenos amigos. Y un abrazo de su Juan Ramón.”
Lezama Lima fundó la revista literaria Verbum con apoyo del talentoso español Juan Ramón Jiménez, quien también colaboró en Orígenes, desde 1944 la segunda y última revista que lograron publicar con financiación de J. Rodríguez Feo, coeditor. Mientras José Lezama seguía soportando los efectos del “asma crónica”, en la revista Orígenes lograban difundir las obras de destacados escritores hasta que en la edición Nº 34 de abril de 1954, apareció una crítica de Juan Ramón Jiménez sobre Aleixandre y se generó una controversia entre ambos editores, porque Rodríguez Feo intentó que su socio expresara que él, no había leído tal nota antes de la publicación. Han reiterado que diez años después de la muerte del poeta, José Lezama Lima refiriéndose a aquellas circunstancias que determinaron el fin de la revista “Orígenes”, comentó: “Pero entonces tuvimos una suerte, una dicha sin término. Oímos una voz, vimos un gesto, sentimos un misterio, conocimos de cerca a un gran poeta. Juan Ramón se hizo amigo de todos nosotros. He dicho se hizo con toda intención, pues fue entre nosotros donde su trato, su conversación, su transcurrir de todos los días se transparentó, nos hizo ver a todos una gran claridad, pues la cercanía de un gran poeta es de orden numinoso, nos acerca al milagro. Nuestra generación que no pudo oír en la emigración el verbo, la encarnación del idioma en Martí, ni caminar por La Habana Vieja con Julián del Casal, podría ver en Juan Ramón Jiménez una dignidad irreprochable en una palabra que rezumaba una gran tradición penetrando en el porvenir. Bienaventurado el que tuvo maestro, dice el Libro, bienaventurado el que conoció a un poeta, pues vio de cerca la sabiduría de las palabras, del gesto, y del silencio, ¡y que arte, y qué fulguración en la conversación de Juan Ramón Jiménez para usar las pausas, los acentos, los perplejos, las miradas!” Acosado por el asma y la excesiva obesidad, José Lezama Lima falleció el 9 de agosto de 1976. Su legado literario incluye el Epistolario integrado por cartas a Vicente Alexaindre (1950) y a Luis Cernuda (1953). [1]
1952: enamoramiento de Salvador Alighieri…
En 1952, el poeta Luis Cernuda tenía cuarenta y ocho años cuando percibió intensas vibraciones porque volvió a ver al físicoculturista Salvador Alighieri de diecinueve años de edad, nombrado “el Chocolate”.
Confluyeron pasión y palabras en Poemas para un cuerpo…
En el Poema IV, Cernuda expresó:
Que sin ti, sin el raro
pretexto que me diste,
mi amor, que afuera está con su ternura,
allá dentro de mí hoy seguiría
dormido todavía y a la espera
de alguien que, a su llamada,
le hiciera al fin latir gozosamente.
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Durante la década del ’50 le otorgaron una beca, publicó en diversas revistas mexicanas, siguió escribiendo y editando poemas, entre ellos Poemas para un cuerpo (1957)… En 1961 ejerció la docencia en Universidad de Los Ángeles y como visitante en San Francisco. En 1962 publicó Desolación de la Quimera en México y dictó un Curso en la Universidad de California.
Luis Cernuda falleció el 5 de noviembre de 1963 en la ciudad de México y días después fue sepultado en el Panteón Jardín, sección española.
De su legado artístico, estos poemas….
Sombra de mí
Bien sé yo que esta imagen
fija siempre en la mente
no eres tú, sino sombra
del amor que en mí existe
antes que el tiempo acabe.
Mi amor así visible me pareces,
por mí dotado de esa gracia misma
que me hace sufrir, llorar, desesperarme
de todo a veces, mientras otras
me levanta hasta el cielo en nuestra vida,
sintiendo las dulzuras que se guardan
sólo a los elegidos tras el mundo.
Y aunque conozco eso, luego pienso
que sin ti, sin el raro
pretexto que me diste,
mi amor, que afuera está con su ternura,
allá dentro de mí hoy seguiría
dormido todavía y a la espera
de alguien que, a su llamada,
le hiciera al fin latir gozosamente.
Entonces te doy gracias y te digo:
para esto vine al mundo, y a esperarte;
para vivir por ti, como tú vives
por mí, aunque no lo sepas,
por este amor tan hondo que te tengo.
La sombra
Al despertar de un sueño, buscas
tu juventud, como si fuera el cuerpo
del camarada que durmiese
a tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre,
con la cual no te hallas. Y aunque acaso
hoy tú seas más de lo que era
el mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces;
olvidado que de su mocedad se alimentaba
aquella pena aguda, la conciencia
de tu vivir de ayer. Ahora,
ida también, es sólo
un vago malestar, una inconsciencia
acallando el pasado, dejando indiferente
al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
No decía palabras…
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Unos cuerpos como flores…
Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.
Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.
Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.
En la litoraleña Cofradía de los Duendes, necesaria pausa…
…………………………………………………………………………………….
Vicente Aleixandre (1898-1984)
El 26 de abril de 1898, en Sevilla, en el seno de una familia con suficientes recursos, nació Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo, hijo de un ingeniero de ferrocarril. Desde fines de ese siglo vivieron en Málaga, nombrada por el poeta “el Paraíso” cuando en su obra se refiere a su infancia. En 1909 se trasladaron a Madrid, Vicente terminó el bachillerato y estudio Derecho y Comercio.
Durante la adolescencia Vicente ALEIXANDRE comenzó a relacionarse con jóvenes interesados por las Artes, especialmente por la Literatura. En el verano de 1917 (junio a septiembre en el hemisferio norte), conoció al poeta Dámaso ALONSO en el pequeño pueblo de Ávila, nombrado Las Navas del Marqués y desde entonces leyó obras de Gustavo Adolfo BÉCQUER y del nicaragüense Rubén DARÍO, también a autores franceses que acentuaron su vocación por la Poesía.
Vicente Aleixandre fue Profesor de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Madrid (1920-1922). En ese tiempo soportó los efectos de la tuberculosis y le extirparon un riñón. Distintas crónicas han destacado que en 1927, “se encierra en su casa de la calle Velintonia con su hermana y vivió allí hasta su muerte en 1984. Para no ser acosado por el régimen tuvo que ocultar sus ideas y su homosexualidad… Allí leyó Lorca sus Sonetos del amor oscuro. Por allí pasaron Hernández, Cernuda, Guillén…” Fue entonces cuando Aleixandre escribió los poemas fue a mediados de la década del ’30 publicaron en la Revista de Occidente. En aquellos momentos conoció a Federico García Lorca y Luis Cernuda, sus amigos de la “Generación del ’27” como son reconocidos en sucesivos estudios literarios.
En su primer libro Ámbito, editado en 1928, Vicente Aleixandre refleja una mirada introspectiva con influencias retóricas del sencillo y a la vez profundo Juan Ramón JIMÉNEZ. Para leer y releer:
“Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.”
En 1928-1929 escribió “Pasión de la Tierra” y en 1932, “Espadas como labios” con una intensa carga de romanticismo y erotismo, visión que irradia en 1934 en La destrucción o el amor, obra que obtuvo el “Premio Nacional de Literatura”.
La guerra civil española que provocó disociación en la comunidad española y éxodo de destacadas personalidades durante el período 1936-1939, impactó en la sensibilidad de Vicente Aleixandre y Merlo y prefirió quedarse en su tierra natal donde habían muerto algunos amigos y otros emigraron.
En 1944 publicó “Sombra del paraíso” con añoranzas de lo perdido por el enfrentamiento fratricida durante aquellos tres años de horror, muerte y huidas.
Se destacó como poeta y sus escritos en “prosa” referidos a otros autores que conoció en distintas latitudes, tienen también matices poéticos. La mayoría de sus ensayos fueron elaborados por pedidos.
En 1949 ingresó como Miembro de la Real Academia Española y desde ese lugar, desarrolló una fecunda obra, incluso apoyando a jóvenes poetas españoles que se acercaban a su casa madrileña.
A mediados del siglo XX enfocó sus obras con menor surrealismo y en sus versos se advierten alusiones directas a lo cotidiano, al mundo circundante contemplado básicamente en torno a las percepciones sensibles del ser humano.
Desde el punto de vista de Cernuda, “…el superrealismo francés obtiene con Aleixandre en España lo que no obtiene en su país de origen: un gran poeta…”
En Mundo a solas (1950), Nacimiento último (1953) e “Historia del corazón” (1954), el poeta denota su equilibrio entre las agobiantes tensiones del dolor latente tras las post-guerras civil española y segunda guerra mundial.
En la década siguiente, Vicente Aleixandre y Merlo, publicó “Los encuentros” –prosa- y los poemarios titulados “En un vasto dominio” (1962) que circunscribe al desarrollo del hombre en un contexto histórico; “Presencias” y “Retratos con nombre (1965) y “Poemas de la consumación” (1968), exaltación de la “juventud”. Conmueve su mensaje desde “Diálogos del conocimiento” (1974).
En 1977 fue distinguido con el “Premio Nobel de la Paz”.
En prosa, en 1985 editó “Los encuentros” refiriéndose a las trayectorias de Pío Baroja, Miguel de Unamuno y amigos más jóvenes. En “Prosas recobradas” (1987), incluyó una recopilación de artículos y cartas.
Vicente Aleixandre y Merlo falleció en Madrid, el martes 13 de diciembre de 1984 a las 23.23 hora española, aunque algunas crónicas indican que fue el viernes 14.
En 1991, en la edición póstuma titulada “En gran noche”, incluyeron poemas inéditos.
Adolescencia
Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
Juventud
Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.
Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.
Se le caerán un día
límites. ¡Qué divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!
Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados.
Las manos
Mira tu mano, que despacio se mueve,
transparente, tangible, atravesada por la luz,
hermosa, viva, casi humana en la noche.
Con reflejo de luna, con dolor de mejilla,
con vaguedad de sueño,
mírala así crecer, mientras alzas el brazo,
búsqueda inútil de una noche perdida,
ala de luz que cruzando en silencio
toca carnal esa bóveda oscura.
No fosforece tu pesar, no ha atrapado
ese caliente palpitar de otro vuelo.
Mano volante perseguida: pareja.
Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.
Sois las amantes vocaciones, los signos
que en la tiniebla sin sonido se apelan.
Cielo extinguido de luceros que, tibios,
campo a los vuelos silenciosos te brindas.
Manos de amantes que murieron, recientes,
manos con vida que volantes se buscan
y cuando chocan y se estrechan encienden
sobre los hombres una luna instantánea.
Mano entrega
Pero otro día toco tu mano. Mano tibia…
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí empapa del amor hermoso.
Es por la piel secreta, secretamente abierta,
invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura,
que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo que resuena mío, mío poblado de mis
voces profundas
¡oh resonado cuerpo de mi amor!, ¡oh poseído cuerpo!,
¡oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole!
Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese lento contacto
de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.
Los besos
No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.
Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
en tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?
Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.
¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas.
No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.
El sexo
I
¡Pendiente de ese tronco
el fruto consta en vida.
Su materia consiente
una verdad durable.
En la sombra él madura,
si por siglos, finito,
y no cae sino cuando
el árbol rueda en tierra.
Fruto de carne o masa
de vida congruente,
pálido en su corteza,
nudosa nuez compacta.
La sangre rueda y pasa,
y ardiente sigue y vase,
mientras el viento pone
la vida en llamas y arde
doble tiniebla absorta.
Eje del sol que un rayo
descargará sin duelo
y estallará en la liza
dentro en la sombra exacta.
Oh, conjunción del fuego
con su materia idónea.
Fuego del sol, o fruto
que al estallar se siembra.
II
Entre las piernas suaves pasa un río,
lecho insinuado para el agua viva;
entre la fresca sombra o un humo quedo
que en el terso crepúsculo está inmóvil.
Entre los muslos, sólo el tiempo quieto,
el tiempo que no pasa, eternamente,
inmortal, sin nacer, entre las sombras.
Entre las piernas bellas sólo un río
en el fondo se siente cruzar único.
Agua oscura sin tiempo que no nace
y que sobre la tierra desemboca.
Oh, hermosa conjunción de sangre y flor,
botón secreto que en la luz perfuma
el nacimiento de la luz creciendo
de entre los muslos de la bella echada.
Ruda moneda o sol que exhala el día
naciendo de ese cuerpo dolorido,
presto al amor cuando el cenit empuje
al adversario que agresivo avanza.
Misterio entonces del ocaso ardiente
cuando como en caricia el rayo ingrese
en la sima voraz y se haga noche:
noche perfecta de los dos amantes.
Amante
Lo que yo no quiero
es darte palabras de ensueño,
ni propagar imagen con mis labios
en tu frente, ni con mi beso.
La punta de tu dedo,
con tu uña rosa, para mi gesto
tomo, y, en el aire hecho,
te la devuelvo.
De tu almohada, la gracia y el hueco.
Y el calor de tus ojos, ajenos.
Y la luz de tus pechos
secretos.
Como la luna en primavera,
una ventana
nos da amarilla lumbre. Y un estrecho
latir
parece que refluye a ti de mí.
No es eso. No será. Tu sentido verdadero
me lo ha dado ya el resto,
el bonito secreto,
el graciosillo hoyuelo,
la linda comisura
y el mañanero
desperezo.
Es oportuno destacar que Luis Cernuda -amigo de Federico García Lorca-, solía reír junto a Vicente Aleixandre por el género “femenino” incluido en sus versos cuando debía ser “masculino”…
La admiración entre amigos poetas ha sido comentada en diversas circunstancias y suelen rememorar lo expresado por Cernuda a su amigo Vicente:
“Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
…………………………………………………..
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.”
También lo expresado por Vicente como sutil respuesta:
“Si alguna vez pudieras
haberme dicho lo que no dijiste.
…………………………………..
Si tú me hubieras dicho
Te conocí y he muerto.”
En otras circunstancias, Luis Cernuda casi como una réplica, escribió:
“No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe.”
Vicente Aleixandre ensaya otra revelación en “El moribundo”:
“Él decía palabras.
Quiero decir palabras, todavía palabras…”
El romántico Federico García Lorca, desde su “Poema Doble del Lago Edén” escrito durante su permanencia en Estados Unidos, expresó:
“No, no. Yo no pregunto, yo deseo.”
Casi como colofón…
Reposo
Una tristeza del tamaño de un pájaro.
Un aro limpio, una oquedad, un siglo.
Este pasar despacio sin sonido,
esperando el gemido de lo oscuro.
Oh tú, mármol de carne soberana.
Resplandor que traspasas los encantos,
partiendo en dos la piedra derribada.
Oh sangre, oh sangre, oh ese reloj que pulsa
los cardos cuando crecen, cuando arañan
las gargantas partidas por el beso.
Oh esa luz sin espinas que acaricia
la postrer ignorancia que es la muerte.
………………………………………………
2009: Homenaje a Aleixandre en Madrid…
En Sevilla, tierra natal del poeta, inauguraron la muestra Homenaje a Vicente Aleixandre. 25 artistas, 25 poemas. 25 años sin Vicente Aleixandre, ordenada en forma cronológica incluyendo poemas de las primeras ediciones.
Luego, fue presentada en el Museo de la Ciudad de Madrid, el 8 de octubre de 2009 “comisariada por Gabriel Serrano, teniente de alcalde de Sitges” y pudieron observarla todos los días “hasta el 8 de diciembre, cinco días antes del aniversario de su desaparición”.
Destacaron en una crónica que esa muestra “tiene una doble vertiente: por un lado, la palabra escrita; por otro, la lectura visual de la palabra. En paralelo se ha editado un catálogo a cargo del experto Alejandro Duque. Reúne a 25 artistas contemporáneos que se han inspirado en otros tantos poemas de Aleixandre, procedentes de libros clásicos como Ámbito (1928), Espadas como labios (1932), Sombra del paraíso (1944), Historia del corazón (1954), Poemas de la consumación (1968) o Diálogos del conocimiento (1974), para crear cada uno una obra original. Arranz Bravo, Javier Balda, Carmen Calvo, Menchu Lamas, Antón Patiño o Vaquero Turcios son algunos de los artistas participantes”…
Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
Miércoles 23 de junio de 2010 – Hora 15:30
Hoy, miércoles, 01 de junio de 2016 – Hora 19:54
[1] Cadaqués: el pueblo pesquero español situado en el Alto Ampurdán (Gerona), el más oriental de la península ibérica. Ciudad de descanso veraniego de la familia de Salvador Dalí en la casa situada en la bahía de Portlligar, donde estuvo el joven poeta Federico García Lorca. Adquirida por el pintor y su amada Gala, cerca de las barrancas construyeron laberínticos recorridos entre lozanos jardines. Desde 1997 es una casa-museo donde exhiben su biblioteca, taller y habitaciones…
[2] Minerva: En la mitológica romana, hija de Júpiter, diosa de la Guerra y del Olivo; de las educación (artes y técnicas), de la sabiduría… En la mitología griega nombrada Atenea.
[3] Baco –en griego-, Dionisio o Dionisos en la mitología clásica: Dios del vino, inspirador del éxtasis, del frenesí y la locura ritual. Patrón de la Agricultura y del Teatro.
[4] Cataluña: (Catalunya en catalán). Comunidad autónoma catalana situada al noreste de la península ibérica, lindante a norte con Francia y Andorra, al este con el Mar Mediterráneo en una franja de 580 kilómetros, al sur con la comunidad de Valencia; al oeste con Aragón (Zaragoza, Teruel y Huesca). Cataluña está integrada por las provincias de Barcelona (ciudad que es capital), Gerona, Lérida y Tarragona.
[5] Planeta Marica – Periódico mensual de sátira marica. Nº 6, Diciembre de 1997. Releo en torno a monografías editadas en España referido al homosexualidad : ‘…la mayor parte de los autores son profesores universitarios que (es de suponer) acometieron sus trabajos de investigación por motivaciones de tipo personal y profesional, entre los que se cuentan los que se están convirtiendo en cronistas de la cultura gai [o gay] y lesbiana española de los años 90: Juan Vicente Aliaga, José Miguel G. Cortés, Ricardo Llamas, Fefa Vila y Óscar Guasch (que ya había publicado un informe de sus investigaciones en La sociedad rosa, Barcelona, Anagrama, 1991). Otros autores, casi todos ellos profesores universitarios, ya habían dado a conocer los resultados de sus investigaciones en forma de libro: Ángel Sahuquillo (Federico García Lorca y la cultura de la homosexualidad masculina: Lorca, Dalí, Cernuda, Gil Albert, Prados y la voz silenciada del amor homosexual, Alicante, Instituto de Cultura ‘Juan Gil-Albert’, 1991), Mercedes Bengoechea (Adrienne Rich: génesis y esbozo de su teoría lingüística, Madrid, Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Dirección de la Mujer de la Comunidad de Madrid, 1994), Carlos Espejo Muriel (El deseo negado: aspectos de la problemática homosexual en la vida monástica (siglos III-VI dne), Granada, Universidad de Granada, 1991) y Alberto Mira Nouselles (¿Alguien se atreve a decir su nombre?: enunciación homosexual y la estructura del armario en el texto dramático, Valencia, Universitat de València, 1994)”. Las investigaciones del resto de los participantes en el curso de verano, desgraciadamente, no están editadas en forma de publicación monográfica todavía’. (…) ‘…en un reciente libro editado por Javier Gafo (La homosexualidad: un debate abierto, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1997), encontramos los resultados de un estudio, ‘Los homosexuales vistos por sí mismos: datos y conclusiones de una muestra española’ por José Luis Trechera, basado en una metodología que incluye un cuestionario de 137 preguntas, seis grupos de discusión y veinte entrevistas personales. El interés del estudio, un tanto paternalista y monjil (tampoco se podía esperar otra cosa de una editorial católica que seguramente tiene sus límites, o incluso los traspasa, en estudios de este tipo), radica precisamente en la aplicación de técnicas cualitativas de recogida y análisis de datos, bastante utilizadas en la investigación social, para el estudio de la realidad gai. Interesante en esta época en que tantos activistas gais están sacando el sociólogo que tenían en su corazoncito’.”
[6] Diario Clarín. Buenos Aires, 2 de junio de 2010. Título de la nota: “Senado: un emotivo texto teatral para defender el matrimonio gay” por Sibila Camps. // 05-06-2010 Publicado en Foros.Ciudad.com. y difundido desde LAVOZ.com.ar
[7] Releo: Gonzalo Queipo de Llano y Sierra nació en 1875, año del golpe militar de Manuel Pavía y Rodríguez Alburquerque (Cádiz, 1827/Madrid, 1895) y de la derrota de la Primera República.
Es recordado como un conspirador nato: participó en rebeliones contra el Gral. Primo de Rivera y fue desterrado en 1928; dos años después participó en el complot republicano tras el fracaso de la sublevación de Jaca y estuvo exiliado en Portugal hasta la proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931. Le otorgaron el más alto cargo en ese momento y al mando de aquella Primera División Orgánica logró relacionarse con autoridades de distintas latitudes. Jefe de la Casa Militar hasta 1934 e Inspector General de Carabineros desde entonces hasta 1936, tiempo que aprovechó para dialogar con otros militares “golpistas” para destituir al gobierno republicano que en él confiaba y lo había ascendido. Tras la sublevación del 18 de julio de 1936, logró derrocar al jefe de la Segunda División Orgánica deteniéndolo en su despacho y continuó destituyendo a otros jefes militares. Mediante emisiones radiofónicas influía sobre la población y sus declaraciones eran reproducidas en el diario ABC de Sevilla, hasta febrero de 1938 por los falangistas comprendieron que ese “tono” no era conveniente si se necesitaba el apoyo de otras “potencias”. El General Francisco Franco lo designó Jefe del Ejército de Operaciones del Sur a los fines de organizar las tropas de la zona de Andalucía y su proceder “autocrático” provocó “cierta antipatía por parte de Franco, poco acostumbrado a que no se contara con él en todas las decisiones”. El autoritario Queipo de Llano transformó a Andalucía en un feudo, disponiendo aún en lo relativo a comercio exterior y venta de tierras de los republicano a irrisorios precios “simbólicos”; todo ejecutado son impunidad porque no rendía cuentas a la Junta de Burgos. Terminada la guerra le otorgaron el rango de Teniente General (1939) y siguió desempeñando diversas funciones, incluso una misión militar en Italia Falleció el 9 de marzo de 1951 en el cortijo Gambogaz, cerca de Sevilla y al día siguiente lo sepultaron en la Basílica de la Virgen de la Macarena donde en vida fue nombrado “Cofrade de Honor”… // Actualmente es reconocido como un “asesino de masas”. Han reiterado que quienes regresaron a Málaga soportaron la brutal represión de Queipo (1937-1940) y sólo han identificado a una minoría de las 20.000 personas fusiladas y sepultadas en terrenos donde no dejaron señales, algunos lindantes o cubiertos con las actuales carreteras.
[8] José Pepito Cibrián, hijo de Ana María Campoy, nacida el 25 de junio de 1925 en Bogotá. Hija de la actriz Anita Tormo. Desde los cuatro años, en España actuó en una compañía de teatro de sus padres y a los doce, debutó en una producción española; también filmó en Portugal y en México, desarrollando la mayor parte de su trayectoria en la Argentina. Obtuvo importantes premios y trabajó en televisión prácticamente hasta su fallecimiento a los ochenta y un años de edad, en la ciudad de Buenos Aires el 8 de julio de 2006 como consecuencia de una neumonía.
[9] Su padre José Rafael Cibrián, nacido en Buenos Aires, el 25 de febrero de 1916. En España estudió ingeniería durante tres años. Junto a sus padres “Pepita Meliá (1893-1990) y Benito Cibrián (?-1974)” participó en una gira teatral por distintos países y durante la guerra civil española (1936-1939), residieron en México donde José Cibrián interpretó diversos personajes. Director Teatral, fallecido en Buenos Aires, el 28 de diciembre de 2002 a los ochenta y seis años de edad.