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Tenor Antonio Vela – Aproximación biográfica.

Tenor Antonio Vela – Aproximación biográfica.

De “La historia del Teatro Colón 1908-1968”.

Memoria insoslayable.

El Teatro Colón: “un nido de recuerdos e impresiones”.

Crónica acerca del Teatro “Avenida” 1931-1940.

Presencia de Antonio Vela.

1934: Temporadas de Verano en el Teatro Colón.

1941-42: el COLÓN, “máxima institución lírica de Sudamérica”.

1943 – “Doña Francisquita”.

Ecos desde el  Teatro “Avenida”.

Acto Primero.

Acto Segundo.

Acto Tercero.

Teatro Colón: IX Temporada de Verano (1941-1942).

“La Dolores”.

“Tosca”.

X Temporada de Verano – 1943.

“Carmen” en versión italiana.

“Doña Francisquita”.

XI Temporada de Verano – 1944.

XII Temporada de Verano  1945.

Aída..

Doña Francisquita – Luisa Fernanda.

La verbena de la Paloma.

1949: más señales en su trayectoria…

Junto a la rosarina Blanca Rosa Baigorri…

1951 – “Otello” en la capital bonaerense…

1954: distintos escenarios…

Inauguración de la temporada en el Teatro “Argentino”.

1998: recordación en su pueblo natal.

Homenaje – Coro Ronda Altamira.

2004: Memoria en Santander.

2004 – Antonio Vela: algunas señales en su pueblo natal.

Programa.

De antiguas huellas.

Pinturas en la Cueva del Pendo.

12 de noviembre de 2004: confluencia.

31 de octubre de 2006: Rubén Vela en su tierra natal.

“Programación:

Tenor Antonio Vela – Aproximación biográfica…

Antonio Vela nació en Escobedo de Camargo en 1904.

Tenía diecisiete años cuando decidió embarcarse hacia el Río de la Plata. Han reiterado que un director de una compañía de zarzuela lo impulsó hacia su trayectoria artística.

Debutó en 1932 interpretando a “Jorge” de la ópera “Marina” en el Teatro Mayo de la ciudad de Buenos Aires. En nueve años logró ser reconocido como tenor notable y debutó en el Teatro “Colón” de esa ciudad al inaugurarse la IX Temporada 1941-1942.  Canto la ópera La Dolores interpretando el personaje “Lázaro” y luego en “Tosca” era la voz de “Mario”.

Durante la X Temporada – Verano de 1943, Antonio Vela interpretó “Pepe” en la ópera Carmen en versión italiana. En la siguiente y tras el terremoto de San Juan (15 de enero de 1944), con fines benéficos participó como solista  en “Moreno Torroba” (dúo de la Chulapona con M. Arce, dirigido por F. Belaguer).

Participó en la XII Temporada de Verano desde el 11-01 al 28-03-1945, interpretando a “Radames” en Aída; a “Fernando” en Doña Francisquita y a “Julián” en La verbena de la Paloma”.

Ese año, a beneficio de la “Casa del Teatro” interpretó Luisa Fernanda en dúo con C. Oyuela y fue el último año de presentación en Buenos Aires.

En los comicios del 24 de febrero de 1946 fue electo y asumió la presidencia de la Nación el 4 de junio de ese año, el general Juan Domingo Perón.

Antonio Vela decidió alejarse del país y en la temporada de ese año, el tenor A. Sirvent interpretó a Fernando

Durante el bienio siguiente cantó en el Metropolitan Opera, Scala de Filadelfia, y en la Ópera de Washington con la gran soprano Zinka Milanov.

Cantó óperas en San Pablo, México, Cuba y Venezuela. En el teatro “Liceo” de Barcelona, inauguró la temporada oficial junto a Victoria de los Ángeles.

En 1949 fue convocado para cantar en el Teatro Grande de Brescia con Giuseppe Taddei y Ranata Tebaldi –reconocida junto a María Callas las más destacadas “sopranos del mundo”- con la dirección de Alberto Erede.

El viernes 17 de junio de ese año, cantó Norma con María Callas, en el Teatro “Colón” de Buenos Aires. Durante esa temporada, repusieron Aída también interpretada por el tenor Antonio Vela y la soprano María Callas.

Grabó pocos discos.  En su familia aún conservan algunas  grabaciones con fragmentos de zarzuelas y de óperas, cantados el 5 de junio de 1957, en el Teatro “Cervantes” de Santander acompañado por el maestro Mediavilla, “quien fuera a su vez acompañante de Fleta”.

De “La historia del Teatro Colón 1908-1968”…

En el tercer tomo de la primera edición de ese libro, encuadernado en tela con letras doradas, hay fotografías e información acerca de las “61 temporadas cumplidas”.  [1]

Incluye “los recuerdos personales del maestro Floro M. Ugarte que durante más de treinta años estuviera estrechamente ligado al Teatro, y el meduloso estudio del maestro Carlos Sufren sobre una ópera argentina casi olvidada pero muy significativa desde el punto de vista histórico musical”…  [2]

Memoria insoslayable

En el capítulo pertinente al “régimen de gobierno y autoridades del Teatro Colón (1908-1986)”, hay datos significativos recopilados por Pola Suárez Urtubey y se reflejan en esta síntesis:  [3]

 

AÑO HECHOS, HOMBRES y HOMENAJES
1817 “ Nuestros historiadores afirman que a fines de 1817 ya se cantaba en el teatro ‘arias bufas y dúos de óperas conocidas”.
1825 Representación de la primera Ópera completa.
1852 Iniciado “el período de organización nacional”, “un núcleo de amantes del teatro, unidos en sociedad, obtuvo la concesión para construir un gran coliseo”.
1854 El actor Alfredo Cirera recordó que desde el puerto de Barcelona llegó a Buenos Aires después de “noventa y seis días de navegación”, en el velero “La Polinnia”.  Destacó luego: “Debutó la compañía de mi padre en el  Argentino, de la calle Cangallo, a pocos pasos de la iglesia de la Merced”…  [4]
1855 Prórroga del “contrato de arriendo del predio fiscal del ‘hueco de las ánimas’, frente a la plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo), con la sociedad constituida por Héctor Varela, José Ramón Oyuela, Carlos Enrique Pellegrini, Hilario Ascasubi, Joaquín Lavalle y otros, para destinarlo al teatro que se ambicionaba”.
01-03-1855 Carlos Enrique Pellegrini era el encargado de levantar el edificio y “el 1º de marzo del mismo año, recibía las llaves de esas ruinas, entregadas por el Departamento Topográfico”.
25-04-1857 Inauguración de “la nueva Sala con el nombre de Teatro Colón.  ‘La Traviata’ de Verdi, con el gran Tamberlick, ocupó el flamante escenario.”
1887 Al término de aquella concesión, “el Colón pasó a poder de la Municipalidad”.
1888 Decidieron “la construcción de otro teatro en el terreno que ocupó la primera estación del Ferrocarril del Oeste, en la Plaza Lavalle” y vendieron “el edificio al Banco de la Nación para la instalación de sus oficinas de la casa matriz.
13-09-1888 Dos días después del fallecimiento del ex-presidente Domingo Faustino Sarmiento (en Asunción del Paraguay), se realizó la última función “después de tres décadas en las cuales fue centro y exponente de cultura de la sociedad.”
1890-1892 A fines de la década del ‘80, la capital federal estaba convulsionada por diversos conflictos políticos, se generó “la revolución del Parque” –nacimiento de la Unión Cívica, luego Unión Cívica Radical- y el gobierno de esa ciudad decidió “vender el edificio al Banco de la Nación, para la instalación de sus oficinas de la casa matriz”.  En 1892 se acentuó la crisis económica y aumentaron las dificultades para la empresa concesionaria avanzara en la construcción del nuevo edificio.
   
1903 Enrique García Velloso en sus “Memorias de un hombre de teatro”, escribió que “a fines de 1903 Ezequiel Soria, director a la sazón de la compañía de D. Jerónimo Podestá, resolvió marcharse a Europa, dejándome de representantes de sus intereses artísticos y económicos,  en el Teatro de la Comedia. El mes de enero de 1904 se presentaba tétrico para las finanzas de la heroica tropa de D. Jerónimo.   El único que no estaba aterrado era yo, porque con mi experiencia de espectador y cronista teatral sabía que desde que D. Manuel Caba y D. Valentín Garrido inauguraron la popular sala que enfrenta con el Mercado del Plata, enero rindió siempre óptimos frutos siguiendo la falta de lógica, de cálculos, de privilegios y de vaticinios que reina en la loca fortuna del teatro.  Y así fue no más. ‘Canillita’ de Florencio Sánchez dio un dineral…” [5]
1906 Inauguración del “Teatro Nacional” de la calle Corrientes construido por iniciativa de don Jerónimo Podestá y don Santiago Fontanilla, ya don Jerónimo estrechamente vinculado al crítico de arte Enrique García Velloso.  José Antonio Saldías -director del Museo Nacional de Teatro, en los primeros meses de 1942-, aclaró: “existía el Nacional Norte, de la calle Santa Fe, donde hoy se levanta el Grand Splendid”…
31-12-1907 Firma del primer contrato de arrendamiento entre el intendente Carlos Torcuato Alvear y el concesionario César Ciacchi.
25-08-1908 Momento de la inauguración del actual “Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires”. Mientras tanto, continuaron las representaciones de “lírica teatral” en los teatros “Ópera”, “Politeama”, “San Martín”, “Nacional” de la calle Florida.

 

Sabido es que el viejo Teatro Colón  “había sido un escenario de la lírica italiana” y en la primera década del siglo XX se imponía organizarlo mediante “un sistema de empresas concesionarias, ligadas con la Municipalidad por contratos que determinaban sus obligaciones económicas y financieras y bajo control de comisiones especiales en las que se trataba de dar representación prominente a los abonados. Sin embargo, el sistema no tuvo en el nuevo teatro igual eficacia que en el antiguo.”

El Teatro Colón: “un nido de recuerdos e impresiones”…

El escritor y poeta Paul Groussac (nacido en 1848 en Toulouse, Francia), llegó a Buenos Aires a los dieciocho años. Desde 1866 estuvo vinculado a diversos grupos educativos, periodísticos y literarios. Fue un entusiasta promotor de la cultura y acerca del “Teatro Colón” de Buenos Aires, destacó:

“No es cuestión de acústica

 ni siquiera de mejor situación:

es un factor sicológico que todos contribuimos

a colocar en la balanza.  Colón no es para nosotros

 una sala ordinaria: es un nido

de recuerdos e impresiones pasadas”.

(En el Colegio de la Inmaculada Concepción -Padres Jesuitas- de Santa Fe de la Vera Cruz, situado frente a la Plaza “Veinticinco de Mayo” -cerca de la casa de gobierno-, desde el “Patio de los Naranjos” es posible observar la placa de bronce que alude a la luminosa trayectoria de Paul Groussac.)

No fue por casualidad que el doctor Nicolás Avellaneda durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, en 1871 le propusiera asumir una cátedra en el Colegio Nacional de Tucumán y así fue como, aquella imaginada breve residencia se extendió a once años porque luego asumió la Dirección de Enseñanza Provincial.  Desempeñándose también  en la Escuela Normal logró relacionarse con los grupos más activos de la capital argentina en aquel tiempo. Después de un viaje a Francia en 1883, retornó a la capital argentina y fue nombrado Inspector de Enseñanza y Director General de Enseñanza Secundaria y director del diario Sud América, tiempo de enfrentamiento con los maestros Pedro Goyena y José Manuel Estrada, “sus primeros amigos en el país”…

Luego fue nombrado Director de la “Biblioteca Nacional”, funciones que desempeñó durante más de cuatro décadas, hasta su fallecimiento en 1929. [6]

 

Crónica acerca del Teatro “Avenida” 1931-1940…

Diversas lecturas indican que “el teatro ‘de la Avenida’ como se lo llamó en un principio, comenzó a levantarse en noviembre de 1906. El 3 de octubre de 1908 se inauguró con la actuación de la compañía dramática que encabezaban María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza que estrenó ‘El castigo sin venganza’ de Lope de Vega.   [7]

Se ha destacado que durante tercera década del siglo XX, en el Teatro “Avenida” comenzó “la presentación de la compañía de Emilio Sagi Barba, a la que siguieron otras en forma casi ininterrumpida, hasta la de Hipólito Lázaro.

Fueron las novedades más importantes de esos años, La campana rota de Fernando J. Obradors, La parranda, La picarona y Me llaman la presumida de Francisco Alonso, La cautiva de Jesús Guridi, La Dolorosa, Los de Aragón y Las hilanderas de José Serrano y Katiuska de Pablo Sorozábal.”

Presencia de Antonio Vela

“A figuras ya conocidas, agregaremos Mercedes Arce, Rosario Águeda, Carmen Manrique, Matilde Arisqueta, Felisa Herrero, Dorini De Disso, Rosita Rodrigo, Estrella Rivera, Lola Vila, Mercedes Villalba; José Vales, Ernesto Vicente, Vicente Espí, Ramón Reynado, Antonio Vela, Emilio Sagi Barba, Enrique Sagi Barba, José Maria Aguilar, Delfín Pulido, Faustino Arregui, Juan de Casenave, Paco Meana, Jaime Miret, y los directores de orquesta Rafael Palacios, Francisco Balaguer y Felipe Torres.”  Negritas aquí

“Los primeros años de la cuarta década del siglo, tuvieron en este escenario a compañías de zarzuela en la que era figura principal la soprano Fidela Campiña, cuya voz de amplitud wagneriana, impactó en el público en forma inusual.

Fueron temporadas muy atractivas, por reunir a los más importantes artistas radicados en Buenos Aires; por un repertorio con interesantes reposiciones, y el debut del joven barítono Carlos Guichandut, luego tenor de fama internacional y notable intérprete del Otello verdiano en los años cincuenta. Se presentó en Marina acompañado de Carmen Palazón, Antonio Vela y Joaquín Arenas. Posteriormente intervino entre otras, en Luisa Fernanda, La del soto del parral y Don Gil de Alcalá. Por su parte la Campiña se lució en La viejecita, El dúo de la Africana y La Dolorosa.

En esos elencos y a más de figuras ya conocidas, actuaron Francisca Villabeirán, Cándida Asencio, Alicia Armisén, Lina Rosset, Andrés L. Barreta, Andrés García Martí, Arturo Salvador, Antonio Vela, Buenaventura Ballester, Nemesio Campos y Luis Reboredo.”

1934: Temporadas de Verano en el Teatro Colón

Roberto Caamaño rememoró que “en 1934 el Teatro Colón organizó una breve serie de funciones al aire libre durante los meses de verano; un concierto sinfónico y seis espectáculos coreográficos en que se incluyeron algunos fragmentos orquestales, integraron la primera experiencia de este tipo realizada por el Teatro.  Tuvieron lugar, con mucha afluencia de público, en el estadio de los clubs River Plate y Boca Juniors (una función en cada uno), y en las instalaciones dispuestas en los Jardines de Palermo, frente al Monumento a los Españoles” y “a partir de 1940 se cumplieron en las instalaciones de la Sociedad Rural Argentina, hasta la temporada de 1952”.

(“Entre 1935 y 1937, con motivo de las fiestas de Carnaval, se organizaron en la sala del Colón seis o siete bailes de fantasía cada año, en los cuales participaban la Orquesta y el Cuerpo de Baile estables y varias orquestas de música popular. Para ello se retiraban las plateas y se levantaba el piso correspondiente, mediante los dispositivos eléctricos especiales con que cuenta el Teatro a tal efecto”…)

1941-42: el COLÓN, “máxima institución lírica de Sudamérica”.

En aquel tiempo, el Teatro “Colón” de la ciudad de Buenos Aires –capital de la República Argentina-, era reconocido como “máxima institución lírica de Sudamérica”.

Han destacado que “…un ángel bajó del cielo, en la voz de Blanca Rosa Baigorri” –23 años,  y tuvo “pequeñas participaciones, la insidia, la envidia, los acomodos, se encuentran en su camino”.

Destacan luego que logró presentar “en Montevideo varios conciertos acompañada del tenor Antonio Vela y el barítono Renato Cesari”.   Negritas aquí

1943 – “Doña Francisquita”…

Sabido es que Amadeo Vives creó esa zarzuela en tres actos y que estuvo en el Teatro “Avenida” el 17 de octubre de 1924 celebrando sobre ese escenario, el primer aniversario de su célebre “Doña Francisquita”…

Dos décadas después, vigésimo aniversario de esa obra, en el Teatro “Colón” de Buenos Aires fue incluida en la programación de la Duodécima Temporada de Verano iniciada el 9 de enero de 1943 y realizadas 27 funciones de Ópera, culminó el 28 de marzo.

El tenor Antonio Vela interpretó a Fernando, en tres funciones a Doña Francisquita, las sopranos M. Arce -y en una R. Tadía-; Aurora, C. Velázquez, Doña Francisca: E. Brizzio; Irene, S. Mendoza; Don Matías, M. Urizar –barítono-; Cardona, R. Maggiolo; Lorenzo Pérez, R. Césari –barítono-; Juan Andrés, A. Gago; El Cura y El Liberal J. R. Migoya; Sereno y Cofrade, C. Giusti –tenor-; Leñador, V. Tavini –tenor-; Maja y Buhonera: M. de Benedictis;  Doña Basilisa y Aguadora, P. Sutter; La Madre y Doña Liberata, R. Pangrasi; Niñas, N. Rubens y C. Clemens; Aguador y Jornalero, A. Di Siervi; Miliciano J. Martínez; Torero, F. Traverso; Dependientes, V. Tavini –tenor-, C. Tagliavini, F. Granda; Naranjera, M. Yánez González; Dirección de Orquesta R. Palacios; Régisseur, P. Meana y Cord. E. Palos.”

Ecos desde el  Teatro “Avenida”

La lectura de datos difundidos en la biblioteca virtual –real…-, indican que “el teatro ‘de la Avenida’ como se lo llamó en un principio, comenzó a levantarse en noviembre de 1906. El 3 de octubre de 1908 se inauguró con la actuación de la compañía dramática que encabezaban María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza que estrenó ‘El castigo sin venganza’ de Lope de Vega.”   [8]

Aquí, la reiteración de un relato referido al argumento de Doña Francisquita (libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw).

Acto Primero

“La acción en Madrid, durante la semana de Carnaval de 1840.
Una plaza de Madrid

Un leñador y una buhonera cantan su pregón al tiempo que aparecen Fernando y Cardona, dos jóvenes estudiantes. La presencia de Aurora ‘La Beltrana’, cómica del Teatro de la Cruz y mujer de grandes arrestos, absorbe los pensamientos de Fernando, loco de amor por ella. A los requiebros que le dirige Fernando responde Aurora con desdenes y burlas. Esta escena es presenciada por Francisquita que sale de misa con su madre Doña Francisca y otras dos devotas.

Francisquita que ama a Fernando silenciosamente, una vez que Aurora se ha ido a la botillería con Lorenzo Pérez, su amante, se dirige a su casa, y al pasar, deja caer un pañuelo. Lo ven los estudiantes y lo recoge Fernando, ofreciéndoselo.

Francisquita, antes de hacerse cargo del pañuelo y con el fin de trabar conversación con el hombre a quien ama, expresa sus dudas sobre si es suyo o no, pidiendo toda clase de detalles.

Luego Cardona y Fernando quedan solos en la plaza. Cardona comenta los encantos de la niña, pero Fernando no lo escucha. Insiste Cardona, diciéndole que espera verlo algún día lejos de Aurora y cerca de Francisquita. La joven empieza a cantar sus cuitas desde el balcón de su casa. Cardona y Fernando le hacen eco y luego se alejan de la plaza.

Doña Francisca y su hija vuelven a salir. En ese momento aparece Don Matías, padre de Fernando; el anciano abriga la intención de declarar su amor a Francisquita y empieza su galanteo que, por un equívoco bien justificado, la viuda de Coronado cree que va dirigido a ella. Cual no será su asombro al descubrir que es a su hija a quien pretende Don Matías.

La joven, a pesar de provocarle risa la ambición del maduro galán, no desaprovecha la ocasión para decirle que un abismo los separa; Fernando, quien la corteja y le escribe, pero nunca le habla ni da palabra de matrimonio. Don Matías tendrá que comunicar a su hijo que Francisquita va a ser su mujer y que se cuide de poner sus ojos en ella. Don Matías, indignado, va en busca de Fernando.

Sale Aurora de la botillería, con su amiga Irene, la “de Pinto” y vuelven Fernando y Cardona. Sigue “La Beltrana” con sus coqueteos que encienden la loca pasión de su adorador. Cardona interviene en la conversación y sus preguntas, con intención de provocar sus celos, concluyen por irritar a la comedianta, quien se aleja desdeñosamente.

Llega luego Don Matías dispuesto a poner en claro las manifestaciones de Francisquita, pero los jóvenes creen que Don Matías se refiere a “la Beltrana”. En sus explicaciones la califican de casquivana y coqueta, lo que todavía enfurece más a Don Matías.

Llega un cortejo de bodas, al que se suman Cardona y Fernando para entonar el alegre canto a la juventud. Cuando los jóvenes van a salir, les detiene la voz de Don Matías. El asombro de los estudiantes no tiene límites.

Fernando no alcanza a comprender, cuando su padre le dice que es la propia Francisquita, quien le ha confesado que su hijo la asedia con sus deseos. En cambio lo ha comprendido el avispado Cardona, quien se ha dado perfecta cuenta del juego de Francisquita.

El hijo de Don Matías decide prestar atención a la joven, aunque solo sea para dar celos a ‘La Beltrana’.

Sale Francisquita para atender el puesto de tortas que tiene frente a su casa. Llega un cura para hacerle unos encargos y poco después se presentan Cardona y Fernando. Ante las protestas de Fernando, Cardona llama a Francisquita. Como aquél no dice palabra, Cardona, suelta en su nombre una serie de piropos. Emocionada Francisquita tampoco atina con la respuesta y es el propio Cardona quien contesta también por ella, hasta que consigue que Fernando se decida. Pero en vez de continuar el coloquio amoroso, lo que hace es disculparse y afirmar que él no le ha escrito ninguna carta ni ha venido jamás a su reja. La joven le responde que alguien ha inventado esa historia que le recuerda un viejo cuento de su abuela: El ruiseñor y la rosa… ni más ni menos que la situación que ahora se le presenta con Don Matías, mientras ella ama a Fernando, Doña Francisca llama a su hija y la niña entra en su casa.

Fernando concluye por admitir que Francisquita es muy hermosa, pero esa tarde irá al Prado para ver a ‘La Beltrana’. Suena una rondalla. Todos se aprestan a festejar el Carnaval. Aurora canta un brioso pasacalle y luego sale provocativa en su calesa. Fernando jura que ‘La Beltrana’ no se volverá a burlar de él, mientras Francisquita, que ha salido al balcón atraída por el bullicio murmura en un aparte: ‘Si Dios protege mis artes, y venceré’.”

Acto Segundo

“Un sitio en las inmediaciones del Canal

Frente a una mesa, Aurora canta una copla acompañada por un guitarrista, mientras participa un alegre grupo de bailarines.

La Cofradía de la ‘Bulla’ canta su canción humorística y al terminar las evoluciones de la comparsa, llegan Cardona y Fernando. Cardona se ha disfrazado de maja para arrimarse a las mujeres y en ahora se ve acosado por los mozos que le echan piropos. Don Matías ha citado en el lugar a su hijo para que presente sus respetos a Francisquita.

Cardona descubre en esta cita las artes de la joven para encontrarse con Fernando, al que Don Matías, instado por la niña, ordenó alejarse de Madrid. Aparece Francisquita sola. Entre ella y Fernando se establece un diálogo en el que ella coquetea con la idea de ser la esposa de Don Matías, convirtiéndose en Doña Francisquita. En el apasionamiento del coloquio Fernando le declara su amor, pero ella, con picardía, le contesta que le corresponderá con un cariño maternal.

El Liberal, sale del merendero, observando indignado que los parroquianos se han ido todos sin pagar, corriendo entusiasmados detrás de la Bulla. Vuelven Francisquita con su madre y Don Matías, a quienes acaba de encontrar. Los viejos están muy fatigados pero para dar gusto a la niña siguen caminando. Don Matías se muestra receloso al enterarse de que Fernando vendrá a despedirse, pero Francisquita lo envuelve con sus gracias y salen los tres, la joven del brazo de Don Matías.

Vuelven Fernando y Cardona con el propósito de ir detrás de Francisquita, pero de pronto se oye cantar a Aurora dentro del merendero. Fernando no hace caso ya de las indicaciones de su amigo y se queda allí como petrificado, luchando entre su antiguo deseo y un nuevo amor.

Lorenzo Pérez con sus amigos se ponen de acuerdo para organizar un baile para distraer a ‘La Beltrana’. Vuelve Cardona, siempre vestido de maja, y quiere llevarse a Fernando para evitarle un encuentro con Aurora. Esta se presenta acompañada por Irene y al ver a Fernando con una mujer no puede contener sus celos y cuando los jóvenes fingen un coloquio amoroso, Aurora provoca un gran alboroto. Luego, despechada, intenta atraer a Fernando, pero éste la desprecia y ella jura vengarse. Sale Cardona, ya sin disfraz, y se complace en reavivar la burla, irritando a Aurora con sus bromas y sus retrueques.

Don Matías, Doña Francisca y Francisquita han llegado para despedirse de Fernando. La joven se las ingenia para que Fernando le declare nuevamente su amor y, segura de haber vencido, finge desmayarse en brazos de él, con el consiguiente enojo de Don Matías, quien sale presuroso en busca de una medicina. Mientras los jóvenes se prometen amor eterno y se abrazan disimuladamente, se presenta Aurora, quien al sorprender la escena siente reavivar rápidamente sus celos.

Pasado el fingido desmayo de Francisquita, se inicia el baile. Aurora dice a Lorenzo que sólo bailará una mazurka, el baile de moda. Lorenzo no sabe bailar esa danza, pero Aurora, provocando una amenaza de su amante, afirma que alguien la bailará. Entonces, levantando un vaso de vino, invita a los hombres a que beban con él, ofreciéndole como premio bailar con el valiente que se atreva.

Francisquita comprende que ‘La Beltrana’ quiere bailar con Fernando y para evitarlo se lamenta de que no haya un valiente que salga, Fernando lo intenta y Don Matías, al ver el entusiasmo de Francisquita, se adelanta, hace retroceder a su hijo y bebe en el vaso de Aurora.

Lorenzo desafía a Don Matías, pero es derribado por el vigoroso brazo del anciano, quien además le da todavía un buen consejo y empieza a bailar con Aurora. Otras parejas los imitan, entre ellas, Fernando y Francisquita, Don Matías quiere soltarse de los brazos de Aurora para separarlos, pero ella lo retiene mientras los jóvenes siguen bailando apasionadamente, con gran indignación del anciano. Cardona baila con Doña Francisca y la escena concluye con la mayor animación.”

Acto Tercero

“Cuadro Primero: Una calle frente a la casa de Don Matías

Oyense en la noche lejanos rumores de gente y los ecos de un baile. El sereno anuncia la hora y luego atraviesa la escena, receloso de que entre los embozados pueden ocultarse conspiradores. Luego varias parejas de enamorados románticos cantan a la noche y al amor. Cardona viene en busca de Fernando para pedirle que vaya al baile, donde encontrará a Francisquita.

Al quedar solo Cardona, llega ‘La Beltrana’ y al preguntarle ésta por Fernando, le dice que va adelante con otra mujer.

Aurora, despechada, al encontrarse con Lorenzo, le hace creer que aún se interesa por Fernando, logrando que su amante se presente en casa de Don Matías, diciéndole que desafía a su hijo y que lo espera en el baile de Cuchilleros.

Don Matías, para proteger a Fernando, resuelve entonces ir a la fiesta: ‘Al baile de Cuchilleros iremos todos, y afirmó que va a correr, si Dios quiere, mucha más sangre que vino’.

Cuadro Segundo: Patio en una vieja casa de Madrid

En el baile Cardona acompaña a ‘La Beltrana’ en la Canción del Marabú, un regocijante bolero gitano. Terminado este número, varias parejas lucen sus gracias bailando un fandango. Al concluir el baile Cardona aclama a ‘La Beltrana’ y luego invita a todos a beber, aunque no sabe cómo va a pagar la cuenta.

Al marcharse Aurora, dirige una indirecta a Fernando, quien contesta con displicencia que no está para bromas.

Fernando se impacienta porque no llega Francisquita, pero quien se presenta inesperadamente es Lorenzo, Cardona le dice que su amigo no tiene ningún interés en Aurora, que se la regala.

Al ver llegar a Francisquita hace el elogio de sus encantos: ‘Usté compare, cuerpo y cuerpo, cara y cara, y dígame si la Aurora vale para descalzarla’.

Francisquita, para llegar al final de su intriga para poder conseguir el amor de Fernando, arriba al baile con su madre, a quien ha hecho creer que Fernando está enamorado de ella.

Doña Francisca, ilusionada con esta idea, se dirige cariñosamente a Fernando, sorprendiéndolo con sus efusividades.

Lorenzo, que ha podido ahora comprobar que no es Aurora a quien ama el hijo de Don Matías, concluye por disculparse y pedir perdón al anciano. Aclarada la situación con Lorenzo, Don Matías se enfrenta airadamente con Doña Francisca, quien le confiesa que ella es ahora por quien suspira Fernando.

Aurora tercia en la conversación y, siempre interesada por Fernando, lo desacredita recordando sus veleidades de Don Juan, todo ello con gran preocupación de Francisquita y Don Matías.

Cardona debe recurrir una vez más a su ingenio para aclarar todos los malentendidos, lo que por supuesto no le cuesta mucho trabajo.

Pero la situación se complica más aún al pedir Doña Francisca su consentimiento para casarse con Fernando. Don Matías, indignado, se la niega, aduciendo que la dama puede ser su madre. Cardona aprovecha la oportunidad para recalcar que puede aplicarse el romance, haciendo con ello sentir a Don Matías todo el peso de su ceguera.

Francisquita y Fernando se dirigen hacia él expresando su mutuo amor e imploran su perdón. Don Matías concluye por abrazarlos conmovido y llama a todos para que beban a su cuenta, celebrando que el amor sea ahora el dueño de su casa.

Aurora y Cardona se dan cita para la noche y todos entonan el canto alegre de la juventud triunfante.”

Teatro Colón: IX Temporada de Verano (1941-1942)

El 11 de diciembre de 1941 comenzó la temporada de verano y hasta el 1º de marzo de 1942, se desarrollaron 51 funciones, 40 de Ópera y once de Ballet.

“La Dolores”

Ese año se incorporó el tenor Antonio Vela al elenco operístico y participó en el estreno y las tres funciones de “La Dolores” –interpretada por F. Campiña-; “Gaspara” por E. Brizzio; Antonio Vela  en Lázaro; J. Alsina, “Rojas”; R. Cesari, Melchor; C. Maloberti, Patricio; R. Baldrich, Celemín; C. Giusti, Vecino y Cantaor; A. Lietti, director de Orquesta y P. Meana, Régisseur.”

“Tosca”

Durante la temporada 1941-1942, el tenor Antonio Vela también participó como “Mario” en dos funciones de Tosca -interpretada por M. Ocampo- y en una interno el tenor R. Lagares. Integraban el elenco: “Sacarpia”, M. Urizar; “Angelotti”, J. Alsina; “Sacristán”, C. Maloberti; “Spoletta”, R. Baldrich; “Sciarrone”, D. Puchetti; “Carcelero”, H. Barbieri; Director de Orquesta B. Mari y Régisseur O. Erhardt.

X Temporada de Verano – 1943.

Inaugurada la temporada el 9 de enero, concluyó el 28 de marzo; se presentaron 45 funciones, 27 de Ópera, 12 de Ballet, cuatro funciones especiales y una de Recitado: Berta Singerman.

“Carmen” en versión italiana

En dos funciones siguientes participó el tenor Antonio Vela interpretando a “Pepe” -en dos intervino P. Mirassou-; “Carmen”, C. Velázquez; “Micaela”, A. Cetera; “Mercedes”, S. Mendoza; “Escamillo”, R. Cesari; “El Dancairo”, V. Bacciato; “El Remendado”, C. Giusti; “Zúñiga”, J. Alsina (2) y J. Zaín (2); “Morales”, A. Mattiello (3) y H. Barbieri (1); director de Orquesta J. E. Martín y Reg. O. Erhart.

“Doña Francisquita”

En las cuatro funciones intervino Antonio Vela interpretando a “Fernando” y doña Francisquita, en tres funciones con la soprano M. Arce y en una con R. Taddia; “Aurora, C. Velásquez”… Director de Orquesta R. Palacios, Régisseur P. Meana, Coreógrafo E. Palos.

XI Temporada de Verano – 1944

El 12 de enero se inauguró la temporada y finalizó el 19 marzo: 32 funciones de Ópera, trece de Ballet y una función especial con el Acto II de “Carmen”; el acto III de “Doña Francisquita” –con el tenor Antonio Vela-; “Sílfides”, “El Matrero.

Tras el terremoto de San Juan -15 de enero de 1944-, se presentaron diversas obras con fines benéficos y entre ellas: “Moreno Torroba” (Dúo de La Chulapona, solistas M. Arce y Antonio Vela; dir. F. Balaguer).

XII Temporada de Verano  1945

Comenzó la temporada el 11 de enero y terminó el 28 marzo de 1945 (31 funciones de Ópera y 16 de Ballet).

Aída

En cuatro funciones participó el tenor Antonio Vela interpretando a “Radames”  e integraban el elenco: “Aída”, D. Cáceres Olmos; “Amneris” (2) S. César y (2) B. Carla; “Amonasro”, M. Urízar;  “Ramfis”, H. González Alisedo (3) y J. Zanín (1); “El Rey”, J. Alsina; “Mensajero”, C. Giusti; “Sacerdotisa”, M. I. Dipinto; Director de Orquesta B. Mari y Régisseur J. Gielen.

Doña Francisquita – Luisa Fernanda.

En tres funciones de “Doña Francisquita”, el tenor Antonio Vela interpretó a Fernando.  En la ópera “Luisa Fernanda” (personaje interpretado por E. Brizzio (3) y M. Rodríguez Dutra (1); el tenor Antonio Vela representó a “Javier Moreno”. Dirigió la Orquesta F. Balaguer, Régisseur P. Meana y coreógrafo E. Palos.

La verbena de la Paloma

En “La verbena de la Paloma”, el tenor Antonio Vela interpretó a Julián, siendo director de orquesta F. Balaguer, Régisseur P. Meana.

En la presentación a beneficio de “La Casa del Teatro” participaron actores argentinos y españoles, incluyó “ballets” y “dúo de Luisa Fernanda” (C. Oyuela y Antonio Vela).

Fue la última temporada con participación de Vela en la ciudad de Buenos Aires.

En 1946 interpretó a “Fernando” en “Doña Francisquita” el tenor A. Sirvent.  En “La verbena de la Paloma”, Julián fue interpretado por  T. Folgar.

El tenor Antonio Vela luego regresó a Europa…

1949: más señales en su trayectoria…

Una crónica publicada el 12 de noviembre de 2004 desde el ayuntamiento de Camargo, destaca que el tenor Antonio Vela, “en 1949 es llamado por el Teatro Grande de Brescia para cantar Andrea Chenier con motivo de su 50 aniversario con Ranata Tebaldi (en aquel momento la más grande soprano del mundo junto con María Callas) y con Giuseppe Taddei, dirigidos por Alberto Erede.

En 1949 llega a la cumbre de su carrera cantando ‘Norma’ con María Callas el viernes 17 de Junio en el Teatro Colón de Buenos Aires. Esa misma temporada, se repone ‘Aída’ con María Callas y Antonio Vela. También cantó en la opera de San Pablo, México, Cuba y Venezuela. Inauguró la temporada oficial 1945-46 del liceo de Barcelona junto a Victoria de los Ángeles. Este cantante apenas hizo discos. Existe una grabación casera que recoge una actuación suya llevada a cabo en el Teatro Cervantes de Santander el 3 de junio de 1957, donde canta fragmentos de ópera y zarzuela acompañado al piano por el maestro Mediavilla, quien fuera a su vez acompañante de Fleta.”

Junto a la rosarina Blanca Rosa Baigorri…

Durante aquella década, se destacaba la talentosa cantante lírica rosarina Blanca Rosa Baigorri y en la ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay desarrolló conciertos junto al tenor Antonio Vela y el barítono Renato Cesari.

Sabido es que Blanca Rosa nació en 1919 y que a los trece años, interpretó “caro nome” de la ópera “Rigoletto”, orientada por su madre Clara Urtubey de Baigorri, cantante y profesora.  [9]

1951 – “Otello” en la capital bonaerense…

El 27 de abril de 1951, desde el diario “El Día” de la ciudad de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires), informaban acerca de la puesta en escena de la ópera “Otello”.

El texto de esa crónica fue incluido en la sección pertinente a rememoraciones de cincuentenarios y centenarios:

“Fue la de ‘Otello’ una representación nada común.- Inauguró anoche el Argentino su nueva temporada. Lo hizo con la realización de un espectáculo consagrado a honrar la memoria de José Verdi, en el cincuentenario de su muerte. En la oportunidad, tal como estaba anunciado, se procedió a la representación de ‘Otello’, que no se ofrecía en nuestro medio desde hace mucho tiempo.

El maestro Reinaldo Zamboni con un conocimiento minucioso del carácter y del espíritu de ‘Otello’, y compenetrado de sus bellezas, llevó a cabo una tarea rectora de pronunciados y esenciales alcances, sobre al que se levantó todo el complejo edificio musical. Encarnando al temible protagonista, el tenor Antonio Vela, en su esperada reaparición, hizo un Otello servido con voz de caudal generoso y con una técnica de altos quilates, dentro de las características de un temperamento exaltado. A su lado la soprano Sonia Bandín rindió la superior de sus actuaciones ante nuestro público”.

1954: distintos escenarios…

El martes 20 de abril de 1954, desde el diario “El Día” de la ciudad de La Plata (provincia de Buenos Aires), informaban que el presidente de la Nación Argentina general Juan Domingo Perón, “habló ante una fervorosa asamblea en el Luna Park.
– ‘Ni un solo alumno se va a quedar sin banco mientras gobierne Perón’, dijo Aloé” –gobernador de la provincia de Buenos Aires y más allá, “Vishinsky declaró que Rusia ha construido ya la bomba de Hidrógeno”.

Inauguración de la temporada en el Teatro “Argentino”

“El sábado próximo quedará inaugurada la temporada del corriente año en el teatro Argentino.

En la oportunidad, se llevará a escena la ópera ‘La Boheme’ de Puccini con la intervención de la soprano Helena Arizmendi; el tenor Antonio Vela; el barítono Renato Césari, el bajo Juan Zanín y la soprano Olga Santos, bajo la dirección del maestro Juan Emilio Martini.

1998: recordación en su pueblo natal…

Distintos medios han destacado que en 1981, dirigido por Mari Campos comenzó la trayectoria artística del Coro Ronda de Altamira.  Integrado por aproximadamente treinta voces de hombres que trabajan en sectores de “metalurgia, construcción, administración, enseñanza, sector servicios, hostelería…), cuyos componentes dedican parte de su tiempo libre al mantenimiento de la tradición cantada, mediante el estudio, preparación y difusión de tonadas y canciones seleccionadas cuidadosamente entre las aprendidas de viva voz del saber musical del pueblo o de las extraídas de publicaciones ampliamente reconocidas del extenso ‘cancionero popular’ de Cantabria, o bien de las preparadas por prestigiosos compositores interesados por el folklore de nuestra tierra.”

En 1987 realizaron la primera ronda en la Noche de San  Juan –23 de junio-, celebración del solsticio de verano.  En los años siguientes difundieron sus cantos en distintas localidades españolas y en Bretaña, Francia.

 Homenaje – Coro Ronda Altamira…

 En 1996, el mencionado “Coro” concretó un “Homenaje a Gerardo Diego” con textos basados en su obra poética.

El 14 de marzo de 1998,  el Coro Ronda Altamira intervino en el reconocimiento a la trayectoria del tenor Antonio Vela, en su pueblo natal de Escobedo de Camargo.

2004: Memoria en Santander…

El jueves 11 de noviembre de 2004, desde el diario “El Montañés” de Santander, España, informaron que en su pueblo natal “Escobedo de Camargo”, al día siguiente rememorarían parte de la trayectoria del tenor Antonio Vela porque “se cumple el centenario del nacimiento de uno de los cantantes cántabros más internacionales, cuyos méritos han sido poco conocidos”.  [10]

El acto fue organizado por la Vicepresidenta del Gobierno de Cantabria, la Alcaldesa de Camargo y el Presidente de la Junta Vecinal de Escobedo y se realizará en la Iglesia Parroquial de esa localidad.

José María Gutiérrez informó que “será otro cantante lírico camargués, Eduardo Santamaría, acompañado al piano por Rosa Goitia, quien recuerde con su voz a Vela, que acumuló una destacada trayectoria internacional pero que tuvo menos fama de la que en justicia debió haberle correspondido, debido en parte a la apenas existencia de registros grabados. La iglesia de San Pedro es el marco elegido para este homenaje, que dará comienzo a las 20,00 horas.”

(Rememoro nuestro encuentro en Thea -provincia de Córdoba-  con su esposa Esther Suso, en la segunda semana de febrero de 1954 y su alegría mientras escuchábamos grabaciones de las óperas en los “negros y grandes discos” de aquella época…)

2004 – Antonio Vela: algunas señales en su pueblo natal…

El valle de Camargo está situado cerca de la bahía de Santander, en la comunidad autónoma de Cantabria, al norte de España.  El municipio está formado por siete pueblos, entre ellos Escobedo de Camargo, lugar de nacimiento de Antonio Vela.

En el primer trienio del siglo XXI, Escobedo de Camargo es el tercer ayuntamiento de esa comunidad autónoma, por la cantidad de habitantes…

En la crónica del diario “El Montañés” de Santander, el jueves 11 de noviembre de 2004, destacaron:

“Antonio Vela fue un popular cantante montañés, de voz bella y timbrada, de buena pasta, que nació en Escobedo en 1904. A los 17 años emigró a la provincia argentina de Santa Fé, donde fue descubierto por el director de una compañía de zarzuela una noche que cantaba a pleno pulmón en una terraza. Le propuso enrolarse en su compañía y debutó formalmente en 1932 en el Teatro Mayo de Buenos Aires. Allí cantó el ‘Jorge de Marina’ a la que seguirían títulos como ‘Doña Francisquita’, ‘El dúo de la africana’ o ‘Los claveles’.

En 1942 se le abrieron las puertas del mítico Teatro Colón, del que llegaría a ser un elemento indispensable ya que llegó a cantar hasta 167 óperas. A partir del Don José de ‘Carmen’, su primera encarnación vocal en este gran coliseo, dio buenas muestras de su arte en un repertorio tan extenso como variopinto, abarcando los papeles de primer tenor de ‘La Bohéme’, ‘Il Tabarro’, ‘Payasos’, ‘Rigoletto’, ‘Norma’, cantada el 17 de junio de 1949 con María Callas, Fedora Barbieri y Nicola Rossi-Lemeni; o la ‘Aída’ del 2 de julio, junto a Callas, Barbieri, Víctor Damián y Incola Rossi-Lemeni.
Un año más tarde, en 1950, dejó el teatro de sus más resonantes éxitos y regresó a su patria, no sin antes haber dejado muestras de su calidad en Venezuela, Brasil, Cuba, Uruguay, EEUU, Italia y, por supuesto, España, en escenarios tan reconocidos como el Metropolitan Ópera de Nueva York, la Scala de Filadelfia, la Ópera de Washington, el Liceo de Barcelona o el Teatro Grande de Brescia.

En 1954, Vela, artista de corazón, emotivo y buen fraseador, volvió meteóricamente a Argentina e intervino en varias funciones llevadas a cabo en el Teatro de la Plata. Como nunca dejó de ser un tenor de batalla, durante finales de los 50 actuó en varias ocasiones en el Teatro Pereda de Santander, que había frecuentado en su juventud.

Se retiró a comienzos de los años sesenta, dejando tras de sí una trayectoria incomparable, como la larga lista de figuras de la lírica con las que compartió escenario -Isabel Marengo, Delia Rigal, Fidela Campiña, Carmen Gracia, Fedora Barbieri, María Callas-, o los directores bajo cuya batuta actuó: Ettore Panizza, Tullio Serafín, Ferruccio Calusio, Karl Bohm…”

Programa…

En el diario citado, publican con recuadro esta información:

“Intérpretes: Eduardo Santamaría (tenor) y Rosa Goitia (pianista).

Lugar: iglesia de San Pedro. Escobedo.

Día y hora: mañana, a las 20,00 h.

Programa:

Misa: ‘Caro Mio Ben’, ‘Ombra Mai Fu’ ‘Ave María’ de Gounod, ‘Agnus Dei’ y ‘Pieta Signore’.

Concierto: ‘Una vergine, un ángel di Dio’, de ‘La favorita’ (Donizetti);

‘Una furtiva lágrima’, de ‘L’elisir d’amore’ (Donizetti); ‘Oh´fede negar potessi’ (Verdi); ‘Vieni’ (Denza); ‘Tienes razón amigo’ de ‘La chulapona’ (Moreno Torroba); ‘La roca fría del calvario’, de ‘La Dolorosa’ (J. Serrano); ‘Estrellita’ (Ponce); y ‘Maitechu mía’ (F. Alonso).”

De antiguas huellas…

Sabido es que la Cueva del Pendo es una de las primeras en la región cantábrica, cerca de la bahía de Santander y que fue descubierta en 1878 por Marcelino Sanz de Sautuola, un año antes de las Cuevas de Altamira. Sucesivas exploraciones permitieron ubicar utensilios y restos de muebles.

En 1908, Alcalde del Río descubrió diversas pinturas “y se interpretaron inicialmente como alcas (aves similares al pájaro bobo) y un buitre, y después como patos y un caballo”.

En el Monasterio de San Pedro de Escobedo, en 1993 fue descubierta una necrópolis medieval y se observaron diversos tipos de inhumaciones: en algunos sitios eran enterrados en fosas; otros en tumbas con ataúdes de madera y algunos en tumbas contiguas donde colocaban las cajas mortuorias construidas con lajas de piedra.

Pinturas en la Cueva del Pendo…

En 1997 fue descubierto el Friso de las Pinturas -elaborado con óxido de hierro-,  con aproximadamente dieciséis representaciones de animales y diversos signos.

En los primeros años del siglo XXI, insisten en que “la mirada casual de un topógrafo” halló “un friso de arte rupestre del período Soutrense, cuya antigüedad se estima de unos 20.000 años, 3.000 o 4.000 años anterior a las pinturas de la cueva de Altamira. El friso, uno de los mayores del mundo, se encuentra en la cueva de El Pendo en la localidad cántabra de Escobedo de Camargo”.

En el siglo XXI, por la red de redes de comunicaciones intercontinentales, describen esas escenas:

“Agachado en el interior de una cueva excavada por la naturaleza en el corazón del bosque cántabro, un hombre se unta los dedos con un barrillo rojo y dibuja, muy lentamente, la silueta de una cierva en la pared de roca. Cuando termina el contorno rellena la figura con la misma pintura. Desde el exterior de la cueva llegan los bramidos de un bisonte, seguramente perseguido por algún gran depredador. Junto al pintor, en el suelo, sus compañeros despellejan y descuartizan el cadáver de un uro, un gran toro salvaje. Mujeres y niños se calientan en el fuego que crepita junto a la entrada.

La escena tuvo lugar hace unos 20.000 años en la cueva de El Pendo, una gran cavidad de 180 metros de longitud por 40 de anchura y 30 de altura escarbada en la ladera de un valle de la sierra de Peñajorao, en Escobedo de Camargo (Cantabria). Pero ahora la magia de la arqueología nos permite recuperar ese momento, y nos ayuda a comprender cómo eran y cómo vivían los primeros españoles. Después de siglos de abandono y olvido la vieja cueva recupera el trasiego de antaño y vuelve a estar de actualidad: un grupo de arqueólogos de la Universidad de Cantabria ha descubierto en sus húmedas paredes un conjunto único y fascinante de pinturas, pertenecientes al periodo Solutrense (Paleolítico).

El artista rupestre de la cueva de El Pendo se adelantó 2.000 o 3.000 años a sus colegas de las cuevas de Altamira y completó, posiblemente trabajando en solitario, uno de los frisos más grandes e interesantes del mundo prehistórico. El conjunto está dibujado en un espacio de 7,2 metros de largo y entre 2 y 3,5 de altura, y consta de 14 figuras realizadas en color rojo: un bóvido (posiblemente un bisonte), una cabra, dos cuadrúpedos (seguramente caballos) y diez ciervos.

El artista escogió para dibujar el friso una pared situada a 80 metros de la entrada a la cueva, al fondo de un amplio vestíbulo cuya visera se desplomó en época prehistórica sellando la mayor parte del yacimiento arqueológico. La zona decorada cierra la gran sala abovedada del centro de la gruta, separando la zona que aún recibe luz del exterior de la que se encuentra en total penumbra. Los trazos fueron realizados con óxido de hierro, y la técnica utilizada para el relleno de los contornos es la del tamponado: cubrían uno de sus dedos con un trozo de piel, mojaban en la pintura y golpeaban la superficie a rellenar.

La temperatura y el tanto por ciento de humedad son constantes en el interior de la gruta: 11 grados y 90 %. Un lugar donde se humedecen los huesos y se congela el aliento que, por un golpe de suerte, se ha convertido en una de las joyas indiscutibles del arte rupestre. ‘Pero la Capilla Sixtina sigue siendo las Cuevas de Altamira’, reconoce Ramón Montes Barquín, director de las excavaciones.

Es difícil creer que desde que Marcelino Sáinz de Sautuola descubriera la cueva en 1878 nadie reparase en estas pinturas. Por sus bloques de piedra y por sus senderos de barro ha pasado lo mejorcito de la arqueología y la prehistoria nacional e internacional, desde Hugo Obermaier al padre Jesús Carballo, fundador del Museo Regional de Prehistoria de Santander. Nadie vio nunca nada parecido a una pintura. Hasta el pasado día 21 de agosto, fecha en que finalizaba la campaña de excavaciones de este año, el topógrafo Carlos González Luque y los arqueólogos José Manuel Morlote Expósito y Ángeles Valle Gómez levantaron la vista del suelo y vieron unos trazos rojos en la roca. ‘Nos encontrábamos a un metro escaso de la pared, y vimos algunas líneas rojas’, recuerda González Luque. ‘Pensamos en marcas de óxidos naturales, pero vimos algo que parecían figuras. “Empezamos a dar gritar y salimos a decírselo a los de fuera. Los dos días siguientes los pasamos trabajando en la cueva…

Fue una casualidad, pero una casualidad maravillosa’.”  [11]

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12 de noviembre de 2004: confluencia…

Ha sido sorprendente, estar aquí cerca del río Paraná tantas veces observado por Antonio Vela acompañado por familiares o amigos, y encontrar en “la red de redes” una crónica acerca del centenario de su nacimiento y del merecido homenaje en su pueblo natal.

El 12 de noviembre de 2004, en el Ayuntamiento de Camargo hubo un Concierto como homenaje a Antonio Vela al conmemorarse el centenario del nacimiento: el tenor Eduardo Santamaría también oriundo de Camargo con acompañamiento de piano de la concertista Rosa Goitía.

Ese día, en el Centro Comercial de Santa Fe fue presentado el Portal del Servicio de Educación por el Arte con obra édita a inédita de Nidia Orbea Álvarez de Fontanini, que incluía un reconocimiento a la trayectoria del poeta y diplomático Rubén Vela Suso, hijo de Antonio y de Esther.  [12]

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31 de octubre de 2006: Rubén Vela en su tierra natal…

La ASDE (asociación santafesina de escritores) fundada durante la primavera de 1955 y presidida actualmente por la Prof. Nora Didier de Iungman, como culminación del ciclo anual de difusión artística desarrollado con apoyo del Club del Orden de Santa Fe -el más antiguo del país, fundado entre otros por el destacado político José María Cullen-, de “Jerárquicos de Salud” y con la participación de destacados artistas (pintores, escritores, poetas, músicos, cantantes…), organizó tres encuentros siendo convocante la secretaria de Cultura Sra. Myriam Morcillo, de reconocida trayectoria en distintas latitudes. Integran la subcomisión de Cultura: Silvia Bosco, Silvia Calosso, Zunilda Gaite e Higinia Rodríguez.

Anunciaron que el 31 de octubre, en la Sala “Franze” del Teatro Municipal “1º de Mayo” de la capital santafesina, a las 20 comenzaría el acto de presentación del libro “Obra poética 1953-2004 del poeta santafesino Rubén Vela.

En esas circunstancias, agradecieron el apoyo de la “Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe en la persona de la Diputada Provincial Dra. María Celia Costa”; Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe y de la Universidad Nacional del Litoral, institución que mediante un convenio difundirá la obra de los autores participantes en el plan cultural 2006, mediante un CD grabado con la voz de poetas y narradores que semana a semana, los primeros jueves de cada mes contribuyeron a la ejecución del proyecto.

“Programación:

-Apertura del acto a/c. de la Diputada Provincial Dra. María Celia Costa.

-Presentación del libro a/c. de la presidenta de ASDE Profesora Nora Didier de Iungman.

-Lectura de poemas del autor.”

Siento el impulso de expresar que el tono de la voz del doctor Julio Luis Gómez -distinguido poeta, vicepresidente de ASDE-, ha sido preciso y vibrante, en concordancia con el simbolismo poético del arte de Rubén Vela, nuestro querido Cacho

-“Lectura del Acta de Declaración de Interés Provincial del libro presentado.

-Homenaje al tenor Antonio Vela (padre del escritor Rubén Vela) a/c. de Fernando Morello (barítono) y Marcelo Mattiazzi (tenor).”

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Vivencias, lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini

Domingo 5 de noviembre de 2006.

[1] Pertenece a la biblioteca personal de Blanca Pocoví, amiga de nuestra cordial vecina Pocha Decarlini. Argentina, Buenos Aires, Alberto Grimberg Editor-Editorial Cinetea, 1969, 506 páginas.

[2] La entrada principal está sobre la calle “Libertad”, con fachada por la calle Cerrito y “Portería” con entrada para artistas. En el enorme hall hay amplias escalinatas de mármol –con alfombras- que conducen a Plateas y Palcos.  En el Foyer de “Plateas”, el piso es claro con guardas cerca de paredes y columnas, está alfombrado.  En el primer piso está el “Salón de los Bustos”, arquitectura con profusa decoración, incluyendo estatuas sobre capiteles; iluminación desde las paredes y en una artística araña de cristal y bronce. En el primer piso, a la altura de palcos balcón hay un Salón Confitería “al que tiene acceso el público de plateas y palcos”.  El espacio destinado al “Presidente de la Nación” es un antepalco y salón de descanso, un palco que visto desde el exterior, luce diseños arquitectónicos de principios del siglo XX: volutas, medallones, flores…  En 1969, el maestro Raúl Soldi improvisó allí un taller y ubicado sobre un andamiaje de hierro, aplicó “su pintura en la cúpula” mientras lo acompañaban dos colaboradores.  Sobre el escenario, la amplia parrilla; está instalado “un sistema de varas contrapesadas para contraluces usadas por la sección luminotecnia”; también el “montaje de decorados en el puente de máquinas” y “una instalación fija, sobre uno de los costados del escenario, sistema de varas medidas para contraluces”, usadas por la mencionada sección.  “La Rotonda” es un espacio para ensayos del cuerpo de baile y en una Sala ensaya el Coro estable del Teatro Colón, “formado por un centenar de integrantes”.  En el último subsuelo del teatro funciona el amplio taller para “Escenografía”; también hay un taller de esculturas; talleres de maquinaria; depósitos de Tapicería y de Utilería, en el primer subsuelo.   En el taller de “Sastrería” confeccionan el Vestuario; en el de Peluquería confeccionan pelucas y postizos, incluyendo los adornos que se aplican…  En la sección Zapatería exhiben un muestrario con diseños sobre distintos estilos en diferentes épocas. Para tal fines trabajan equipos de artesanos.

[3] Ibídem, p. 73.

[4] García Velloso, Enrique. Memorias de un hombre de teatro. Buenos Aires, Editorial Kraft, abril de 1942, ejemplar Nº 1637), p. 291-292. Recopilación de Don Juan José de Urquiza; Prólogo de Ricardo Rojas, escrito en “La María” (Pampa), verano de 1942.  En ese tiempo, La Pampa era territorio nacional, fue declarada Provincia “Eva Perón” durante la primera presidencia del General Juan Domingo Perón (1946-1952, 1952-1955; 1973-1974). Rememoró el actor Alfredo Cirera que llegó con sus padres de Barcelona y ancló el velero “La Polinnia” en el río de la Plata, cuando “aún resonaban aquí y en Montevideo los ecos de la tiranía derrumbada” (de acuerdo a lo escrito en aquel tiempo, refiriéndose a los gobiernos de don Juan Manuel Ortiz de Rozas, electo y reelecto…) “La obra inaugural fue el melodrama ‘Borrascas del corazón’. Yo debuté con otro melodrama titulado ‘La hermana del carretero’.  Viajé luego al lado de mis padres por todo el interior de la Argentina, por el Uruguay y Chile, regresando a España el año 1868”. Dijo Luego Cirera: “Imagínese usted qué emociones tan hondas habrían sacudido mis recuerdos al tener la dicha de participar en la inauguración del Cervantes trabajando de viejo ante el público de la ciudad donde alcancé mis éxitos juveniles… Felicidad inmensa la de haber unido mis últimas ilusiones de cómico a las de los recuerdos inolvidables de los años mozos.. Desde 1854 puede decirse que toda mi vida de actor se desenvolvió en Buenos Aires.  En 1875 volví a atravesar el Atlántico, con Leopoldo Burón y Rita Carbajo, ocupando en el elenco el puesto de galán.”

[5] Ídem,  Foto y comentario, tras la página 288.

[6] Durante ese lapso, elaboró trabajos críticos (La Biblioteca; 1896-1898) y Anales de la Biblioteca incluyendo documentos relacionados con la Historia del Río de la Plata.  Periodista, dirigió el diario Sudamérica y sus trabajos fueron publicados en varias localidades argentinas. Algunos títulos de sucesivas obras: Estudios de historia argentina; Ensayo histórico sobre el Tucumán; Mendoza y Garay; Fruto vedado; Relatos argentinos; La divisa punzó; Crítica literaria y Las islas Malvinas.  # Jorge Luis Borges (décadas después director de la Biblioteca Nacional), en su libro Los que pasaban, escribió acerca de Paul Groussac: “En su carrera abunda la polémica, género que ejerció con la requerida acritud. /…/  Hubiera querido ser famoso en su patria y en su idioma natal; lo fue en una lengua que dominaba, pero que nunca lo satisfizo del todo y en regiones lejanas que fueron para él un destierro. /…/ Fue un crítico, un historiador y, sobre todas las cosas, un estilista”. En la Biblioteca Nacional argentina, el lugar para lectura destinado a ciegos, ciegos es la Sala “Paul Groussac”.

[7] “El presente texto de César A. Dillon, cedido gentilmente por su autor, se publicó en el programa de mano del espectáculo ofrecido el 19 de junio de 1994 para la reinauguración del teatro luego de su incendio el 3 de abril de 1979, y resume 70 años de historia” (texto en página web “Ópera”, 2003).

 [8] “El presente texto de César A. Dillon, cedido gentilmente por su autor, se publicó en el programa de mano del espectáculo ofrecido el 19 de junio de 1994 para la reinauguración del teatro luego de su incendio el 3 de abril de 1979, y resume 70 años de historia”; texto en página web “Ópera”.

[9] Clara Urtubey  de Baigorri falleció el 14 de abril de 1936, en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe, República Argentina). Se ha reiterado que “en el año 1934 el maestro César A. Metelli, crea la Asociación ‘Cultural Lírica’, donde reagrupa a todos los cantantes de Rosario y entre ellos y ya con quince años se encuentra Blanca”…

[10] Diario “El Montañés” – Editorial Cantabria Interactiva S. L. – La Prensa s/n. 39012 – Santander, España.  Comentario de José María Gutiérrez, incluye fotografía.

[11] Desde Escobedo de Camargo, informan que “el futuro de las pinturas está ahora en manos de Maribel García Mingo, restauradora del Museo de Altamira: ‘Quitaremos los líquenes y el polvo que cubren el friso, y entonces las pinturas podrán verse en todo su esplendor’.”

 

[12] Esther Suso era hija de Prudencio Suso -casada con Antonio Vela y madre de Rubén y de Elbita-.  Esther era prima hermana de nuestro padre José Manuel Orbea Suso.  Somos descendientes de José Suso y de Juana Rossi.

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