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1861-1865 – Gobierno de Patricio Cullen

22-02-1862: Elección de Patricio Cullen, gobernador.

Avances en la organización administrativa.

Creación de escuelas para niñas.

La guerra con el Paraguay.

La “guerra civil” no declarada.

 

Asumió el gobierno de Santa Fe don Patricio Cullen, cuando el general Mitre había logrado aniquilar el poder del general Urquiza y sentía próximo el momento de asumir la gobernación de Buenos Aires.

(Una vez más los diarios y periódicos tenían que cumplir con la misión proselitista iniciando con diversos mensajes una campaña electoral que como es tradicional, reflejaba algunas realidades y también otras tantas críticas con el propósito de descalificar a los candidatos.  El 12 de octubre de 1861 desde Rosario se difundió La Nueva Era con un título que indicaba la proximidad de evidentes cambios siendo responsables Pedro Nicolorich y Damasceno Fernández y el primero nombrado, empezó a editar La Libertad en la capital santafesina, donde se difundían notas escritas por Julio Busaniche y por Dardo Rocha, el fundador de La Plata que había llegado hasta la región litoral.)

22-02-1862: Elección de Patricio Cullen, gobernador…

Ha destacado el historiador Alejandro Damianovich que “la crisis consecuente de la batalla de Pavón llevó a la Legislatura de la Provincia a sancionar una ley por la que reasumía la soberanía que de acuerdo a la Constitución de había delegado a los poderes nacionales ahora inexistentes y confiriendo al gobernador de Buenos Aires, el general Mitre, las atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional. El 22 de febrero de 1862 la misma Asamblea Legislativa elegía por tres años gobernador a Patricio Cullen.”  [1]

Avances en la organización administrativa…

En la provincia invencible -como la identificaba el brigadier Estanislao López-, las sucesivas gobernaciones habían generado incontables documentos y registros, sin que estuvieran correctamente organizados.  El gobernador Patricio Cullen decretó la organización del Archivo y acordó con los padres jesuitas que lo instalarían en un sector del amplio edificio del Colegio de la Inmaculada Concepción, enfrente de la sede del gobierno, de los Tribunales y del Arzobispado.  La inauguración oficial se concretó el 9 de noviembre de 1862.  Un año después, logró que se sancionara la Constitución provincial.

Creación de escuelas para niñas…

En abril de 1863 mediante un decreto creó dos escuelas para niñas que funcionarían bajo la administración de las hermanas de la Caridad de la Nuestra Señora del Huerto, en Rosario y en Santa Fe, primeras de tales características en la provincia.

La guerra con el Paraguay…

La República del Paraguay era gobernada por el general Francisco Solano López y uno de sus principales objetivos fue disponer de un ejército numeroso y en condiciones de defender la soberanía del país en cualquiera circunstancia.  El general decidió declarar la guerra al Brasil y pidió autorización al general Bartolomé Mitre para avanzar hacia Corrientes para poder atacar desde esa situación.  Negado el permiso porque se había declarado la neutralidad, el general paraguayo invadió ese territorio el 13 de abril de 1865 y sin dar tiempo para una reacción, degollaron a la tripulación de los barcos que estaban anclados en el puerto de Corrientes. El general Mitre declaró la guerra al Paraguay y el 1º de mayo de ese año, los representantes de las tres naciones: Argentina, Brasil y Uruguay firma firmó el tratado de la Triple Alianza para enfrentar al audaz general paraguayo.

Ese conflicto incidió en todas las provincias porque era necesario organizar tropas e inmediatamente reaccionaron los rosarinos y atacaron el Consulado de la República del Paraguay, destrozaron retratos del presidente, rompieron escudos y empezaron a usar sus armas de fuego.  Todo lo destruido lo arrojaron al río Paraná y el 19 de abril, se difundió una protesta por esa invasión firmada entre otros por Pedro Nicolorich, Carlos Gowland, Pedro y Tiburcio Benegas…  La semana siguiente, el gobernador Patricio Cullen firmó el decreto referido al aporte de la Guardia Nacional de Infantería para integrar un batallón con quinientos combatientes, trescientos del departamento Rosario y los restantes provenientes de los departamentos La Capital, San José y Coronda.   Resulta conmovedor reconocer que la disciplina y la organización de esas Guardias se habían logrado básicamente ante la necesidad de defender el territorio santafesino de los frecuentes ataques del gobierno de Buenos Aires.  Lo significativo fue que recibida la orden del gobernador Patricio Cullen en Rosario, decidieron aportar quinientos hombres desde esa jurisdicción, y con los convocados en los otros departamentos se logró formar una fuerza de reserva.

Avanzaron los batallones hacia Entre Ríos en dirección al campamento de Concordia donde se concentraban para elaborar oportunas estrategias.  De aquella trágica experiencia, se han registrado los nombres de las batallas: Curupaití, Humaitá, Tuyutí, Curuzú… y las listas de quienes cayeron abatidos por los enemigos que “fusilaban a quemarropa”.  Entre tantos bravos argentinos, se recuerda al abanderado del batallón Santafesino que había llegado a Concordia el 13 de julio de 1865; el valiente Mariano Grandoli que en vano intentó defender la bandera nacional porque lo mataron cerca de la trinchera enemiga.

Como tantas veces se ha escrito en la historia de la humanidad, fueron también tiempos difíciles aquellos que diariamente exigieron al gobernador Patricio Cullen dar pruebas de su capacidad y de su autoridad…

                        La “guerra civil” no declarada…

[Es oportuno tener en cuenta que en aquel tiempo, seguían los coroneles del General Bartolomé Mitre desarrollando el plan de sometimiento en distintas provincias, en  la zona de Cuyo asesinaban a los opositores.  Pablo Irrazábal, un “gaucho analfabeto de origen porteño, alto, delgado, negro, feo… nacido en Mercedes, Uruguay, en 1819; combatiente en Pavón y en la matanza de Cañada de Gómez, intervino en otras masacres bajo el mando del Coronel Ambrosio Sandes y “demostraría su extrema peligrosidad asesinando al General Ángel Vicente Peñaloza”.  [2]

El 12 de noviembre de 1863, en Olta, el Chacho Peñaloza fue sorprendido en su refugio y asesinado sin oponer resistencia.

“Irrazábal, se declaró confeso y culpable del asesinato del Chacho… Y el propio Mitre condenó el hecho, pero ni Paunero como jefe inmediato, ni Sarmiento como Director de la Guerra, ni Mitre como Jefe Supremo se ocuparon de promover la persecución y represión del delincuente.  Antes por el contrario los premiaron con ascensos (Mitre-Paunero) y con aplausos por su crimen (Sarmiento).”  [3]

En enero de 1867, el asesino Irrazábal fue designado Comandante General de las fuerzas de La Rioja y se trasladó a Arauco para “hacerse cargo de 100 infantes apostados allí… Los cien infantes, recordando la tragedia de Olta  a la vista de su ejecutor, se insubordinan prefiriendo morir antes que obedecer a un jefe como Irrazábal, que asesinó al general Peñaloza y con el mayor escándalo se insubordinaron, formando en la plaza, por lo que el gobierno, atemorizado licenció a los efectivos.[4]

Sabido es que Juan Bautista Alberdi escribió que el sanjuanino Faustino Valentín Quiroga Sarmiento -más conocido como Domingo Faustino Sarmiento-, “es el instigador del asesinato de Peñaloza”. Al analizar aquellos combates, Alberdi escribió: “El parte del capitán Irrazábal de haber derrotado al Chacho en Caucete y de haberle capturado después de hecho prisionero sin resistencia, no mencionaba a Sarmiento para nada.  Celoso de ese suceso, Sarmiento rectifica ese parte que, según él, omitió por error decir que la acción de Irrazábal era suya, como mera ejecución de sus órdenes.  Si la derrota de Caucete fue su obra, también debió serlo la ejecución de Olta, y como no le es posible apropiarse de lo que él llama la gloria de haber enterrado la montonera y el caudillaje, sin apropiarse del asesinato del Chacho, de ahí su grande empeño en justificar o disculpar este crimen, en su interés, no en el de Irrazábal.”   [5]

El sanjuanino Domingo Sarmiento había expresado que Peñaloza era “ignorante”, “estúpido”, “bandolero”, “ebrio estólido” y destacaba que las montoneras eran “expediciones de vándalos”…

¿Cómo se podrían calificar las torturas y las matanzas de los adversarios?  Estos datos podrán servir como señales para investigar en diferentes fuentes y elaborar algunas conclusiones:

        1. El Coronel Sandes “ante los informes falsos que recibía sobre el paradero del Chacho, optó por hacerse acompañar’… hasta el lugar que se le indicaba ‘y si resultaba que allí no estaba, los hacía no ya fusilar sino lancear, para inspirarles más horror”. [6]
        2. El historiador José María Rosa, destacó: “Los jefes uruguayos eran unos héroes, de coraje extraordinario, casi podría decirse sobrehumano. Sandes tenía cincuenta heridas de bala, lanza y sable de su larga vida de entreveros; los otros no le desmerecían. En su tierra tenían fama de caballerescos y generosos; pero no estaban en su tierra.”
        3. En la misma página, Rosa insiste: “No había que caer prisionero, y se defendería la vida cobrándola cara. Entonces se usó otro procedimiento para que los montoneros se entregasen: quitarles sus mujeres y sus hijas”. En diciembre de 1868, el periodista Ramón Gil Navarro había informado que encontró en La Rioja “casas de perdición con pobres víctimas arrancadas del hogar doméstico por derecho de conquista”. [7]
        4. El Chacho había logrado sitiar a la ciudad de San Luis y “el gobernador Barbeito había capitulado, pero no obstante ser el vencedor, se aviene a un tratado donde se negocia una amnistía. A la espera de la aprobación por parte de Mitre, El Chacho, cumpliendo su palabra se retira 20 leguas de San Luis. ‘Mientras aguardaba confiado la respuesta, llega el coronel Rivas que mata 37 montoneros en Las Mulitas”… [8]
        5. El historiador Dardo de la Vega Díaz escribió: “Mientras la voracia de los acreedores del Chacho llegaba a Guaja en la persona de apoderados, inventariadores y jueces, la noble viuda del mártir, Doña Victoria Romero, veía con amargura, el desmantelamiento de su casa y el desbaratamiento de sus bienes. Sin embargo, ninguna protesta exhala… Pero cuando no contentos los enemigos, con los intereses del Chacho amenazaron los suyos propios, intentó su defensa: la desesperada defensa de quien vio un día caer ante sus propios ojos a un viejo servidor de la patria, víctima de la irresponsabilidad de un extranjero con uniforme de militar argentino”. [9]
        6. José Hernández -, periodista, autor del poema histórico Martín Fierro, taquígrafo, legislador-, también escribió “sobre los vejámenes a Victoria Romero, la mujer del Chacho, a quien Sarmiento mandó ‘con una cadena al pie y una escoba en la mano, mezclada entre los presidiarios, a barrer las plazas públicas de San Juan.” [10]
        7. Mitre en una carta remitida al gobernador Patricio Cullen, expresó: “Es de sentir la ejecución de Peñaloza en la forma que ha sido hecha, pues, aunque esta caudillo fuese criminal ante las leyes, sólo a la justicia tocaba aplicar la pena.” [11]

                                    Síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

[1] Damianovich Alejandro. Breve Historia de Santa Fe. Santa Fe, Editorial Litar, 1988, p. 89.

[2] Mercado Luna, Ricardo. Los coroneles de Mitre. Buenos Aires, Plus Ultra, 1974, p. 95-96.

[3] Ibidem, p. 139.

[4] Ídem, p. 97.  El autor cita Macchi, Manuel E. Guerra de la Montonera – Pozo de Vargas (Revista de la Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la Plata, Nº 11, p. 127/149.)

[5] Íd. p. 62.  El autor anotó: “Juan Bautista Alberdi, Proceso a Sarmiento, págs. 49/50.

[6] Id. p. 117-118; el autor cita a Gutiérrez, Eduardo. Los montoneros p. 179.  El Cnel. Ambrosio Sandes, nació en el departamento de Soriano, Estado Oriental del Uruguay; desde joven se incorporó a las fuerzas militares; “haciendo prodigio de valor, peleó en Cepeda (23 de octubre de 1859) recibiendo allí una de sus tantas heridas”.  “Después de Caseros actuó en el ejército de Urquiza y luego en el de Mitre, sirviendo en el arma de Caballería”.  “Estuvo en Pavón y Cañada de Gómez” donde, al igual que casi todos los otros Coroneles invasores, probaría la conveniencia de enviarlo a La Rioja”.  “Usó el Cepo Colombiano para obtener informaciones, para matar por no cargar con prisioneros, para torturar por venganza y hasta para proporcionarse un espectáculo mientras tomaba mate”. (Mercado Luna, p.100-101; menciona citas anteriores de los historiadores José María Rosa y Fermín Chávez, ambos citando el testimonio de Abértamo Quiroga, Historia Argentina, t. VII, p. 42…)

[7] Rosa, José María. Historia Argentina Tomo VII – La oligarquía (1862-1878). Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 25.  Reiterase lo publicado en “La América, 13/XII/1868 (cit, por Chávez, Vida del Chacho).”

[8] Mercado Luna, Ricardo. Ob. cit., p. 117-118.

[9] Íd. Cita en p. 80; referida al historiador de la Vega Díaz y a su libro La Rioja heroica – “…‘Cuestiones de Historia Menuda’, Capítulo sobre La liquidación de los bienes del Chacho’…”; correspondiente a la p. 27.

[10] íd. p. 80. Esa cita también la reprodujo Fermín Chávez, en p. 224

[11] íd. p. 63. (“…según transcripción en ‘Mitre y el Chacho’, p. 330.)

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