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Siglo XXI: evolución de la lengua española…

La “ñ” y la computación.

Abril de 2000: “Nueva Gramática”.

Los diccionarios.

“Lenguas en peligro”.

En torno a la saga informática y a la globalización.

 

La “ñ” y la computación…

A partir de determinados avances tecnológicos en el rumbo de la computación surgieron algunas observaciones en torno a la escritura en idioma castellano, se habló de ciertas dificultades para incorporar la ñ y de la posibilidad de reemplazarla por gn como en francés o imprimiendo ninio en vez de niño.  En consecuencia hubo frecuentes debates hasta que la Real Academia Española aseguró que “los convenios firmados con grandes empresas de comunicaciones fortalecerán la posición internacional del idioma español, ya que el idioma se encamina a convertirse en el segundo del mundo”.  Digamos con más precisión el idioma castellano para no generar más conflictos con los vascos, tampoco con los catalanes y menos aún con los gallegos, que tanto han tolerado la impertinencia del exagerado humor de algunos argentinos.

Abril de 2000: “Nueva Gramática”.

El martes 11 de abril de 2000 se realizó la Jornada Internacional sobre Lengua y Gramática española, organizada por la Fundación “Ortega y Gasset” cuyo Departamento de Lingüística dirige la profesora Violeta Demonte, -argentina, residente en España, de la Universidad Complutense-, quien presentó la Nueva Gramática impulsada por la Real Academia Española.  Ese acontecimiento generó interés y desde La Nación se difundieron interesantes valoraciones.  La profesora mencionada, consideró que la lengua española “evoluciona, se expande, y a veces recaen sobre ella oscuros augurios de quienes prevén su desaparición bajo el avance de una Internet anglohablante.  Sin embargo, los lingüistas están seguros de la fortaleza de su idioma, y de que hay que dejarlo crecer; pero siguiéndolo de cerca.  Además, confían en que 400 millones de hispanohablantes puedan atraer a las grandes empresas”.

Destacó que “se nota su creciente importancia en el mundo entero; se está transformando en la segunda lengua extranjera en países de Europa, como Francia y Alemania, en primer lugar incluso que el inglés.  Y también en Estados Unidos, que se está convirtiendo en un país casi bilingüe” Señaló luego que “las lenguas dependen mucho de la voluntad política de los gobernantes, un ejemplo es el hebreo, una lengua de laboratorio impuesta y aceptada que es una lengua viva.  Si las instituciones hispanas no toman conciencia del poder inmenso del castellano, que puede tener un poder económico inmenso con 400 millones de hablantes, está perdiendo”.

Se deduce que gravitará allí también, el estudio de mercados potenciales lo cual no significa que sean mercados activos, porque habrá que comprobar cuántos de los que hablan son los que realmente leen, seguramente otro de los nudos gordianos del dilema que se genera en las interrelaciones entre autores, editores, distribuidores, lectores.

Los diccionarios…

Otra especialista, la escritora Ofelia Kovacci, dijo: “Los diccionarios van detrás de la palabra.  Como el arquitecto, detrás del camino.  Se espera hasta ver la vigencia que tiene, a lo mejor dura sólo una semana, pero si se incorpora al uso de la lengua, los lexicógrafos le prestan atención, y se ‘legaliza’…  Yo tengo la esperanza, quizá vana, de que con el tiempo el vocabulario empiece a limpiarse solo”.

Destacó que “la Real Academia Española firmó recientemente un contrato con Microsoft para que en el año 2001 se utilicen normas académicas para el uso del español en Internet. Y este año, con Telefónica, que ayudará al lanzamiento de un diccionario de dudas idiomáticas…  Grandes empresas se interesan en la lengua porque saben que detrás hay también un proyecto económico”.

“Lenguas en peligro”

Ese título leído por personas imaginativas puede derivar en uno o varios cuentos, una novela o alguna legendaria historia, pero aquí se corresponde con las circunstancias que se están analizando, porque la periodista María Gisela Masarik manifestó que “el lingüista británico David Cristal dijo recientemente que de las 6000 lenguas que existen, quedarán 2000…  En consecuencia, produjo un significativo giro en el análisis que se estaba haciendo en torno al idioma castellano.

La profesora Demonte expresó su punto de vista:

“No estoy tan de acuerdo, porque al tiempo que se extiende la globalización, hay un aumento de los nacionalismos -sin entrar en si son buenos o malos- y crecen los movimientos para rescatar las ‘lenguas en peligro’.”

Kovacci apoyándose en evaluado en torno a los contratos con empresas internacionales y en la posible incidencia de palabras derivadas del inglés de uso frecuente en internet, insistió en que el idioma castellano, “no creo que se degrade tanto y que corra el riesgo de desaparecer.  Es una lengua demasiado sólida y profunda para que unas palabras puedan acabar con ella.  De hecho, los términos ingleses como ‘formatear’, ‘escanear’, entre otros, toman como base una palabra inglesa, pero la incorporan a la morfología española.”

Demonte advirtió que “lo mejor que le podría pasar es que se convirtiera en lengua de las ciencias, porque, no nos engañemos, si es cierto que la cultura de cada época es la ciencia de su tiempo ¿dónde quedamos nosotros, que seguimos escribiendo en inglés, cuando queremos ser leídos por la comunidad científica? Se desprende de aquí que esto va parejo con el desarrollo tecnológico”.

Estuvo también el ensayista Santiago Kovadioff y en función de la necesaria elaboración de los diccionarios, planteo que “ponderamos la palabra, para saber qué difusión alcanzó, qué se quiso decir, y las palabras que normalmente se emplean para decir lo mismo: se sigue el curso vivo de la lengua y se va advirtiendo una mayor o menor riqueza en las expresiones que se difunden.  Claro que su difusión no es garantía de riqueza”.  Sugirió tener en cuenta que “lo que hoy gana difusión fuera del ámbito de la cultura anglosajona es apenas una jerga, que termina empobreciendo a la lengua inglesa también”.  Advirtió que “desde la literatura, el escritor tiene la responsabilidad de preservar el bien que ha recibido: la lengua.  Sólo logrará transformarla cuando la utilice bien, busque expresarse con autenticidad y en respuesta a sus íntimas urgencias, porque así contribuirá a infundirle los matices de su tiempo”. Finalmente expresó: “Es necesario enseñar a amar la lengua desde la escuela, hasta el punto de que los alumnos comprendan que les estamos dando la posibilidad de ‘ser’ por medio del idioma.  Si logramos transmitir esa alegría, habremos contribuido a que se perpetúe”.   [1]

En torno a la saga informática y a la globalización…

Termina el siglo XX con descubrimientos y creaciones que sorprenden día a día a la humanidad.  Hay una insoslayable relación entre los idiomas y los últimos avances en las ciencias de las comunicaciones.  Ahora hay publicidad sobre libros virtuales y es posible consultar determinados textos navegando por internet

Mientras algunos sociólogos señalan que el hombre avanza hacia una enigmática espiral de incomunicación se invierten miles de millones de dólares en el desarrollo de programas de informática aplicada a las comunicaciones, a la investigación.  Como en los tiempos de La Forestal que tanto ha preocupado y ocupado a Gastón Gori, hay todavía otras empresas que por sus características tienen bastante semejanza con el monopolio.  La desmesura de las inversiones y el gigantesco volumen de las operaciones comerciales de la Microsoft de Bill Gates contrasta con la desocupación y la pobreza que se observa en distintos continentes.  La justicia estadounidense le impuso una multa de 12.000 millones de dólares, equivalente al diez por ciento de los que se calcula integran su giro financiero, al dictaminar sobre la comprobación de la existencia de prácticas monopólicas.  En todos los continentes se sigue dependiendo de Microsoft porque día a día hay más navegantes en la red de redes, en Internet; son más las empresas que incorporan la informática para sus controles internos y sus relaciones externas. El periodista Orlando Barone, desde La Nación, desde Puerto Libre, dejó algunas señales que sirven para intuir y deducir más claves.  Su enfoque titulado: Bill Gates, soberano absoluto en el imperio del dinero y la fotografía que refleja el momento en que estaban juntos en la Casa Blanca, el sonriente magnate y su tocayo, el presidente Bill Clinton, ubican inmediatamente al lector en un contexto político-social-económico.  Desde ese punto de vista, el clarividente periodista amplía el horizonte para su análisis y evalúa lo expresado por el argentino Tomás Abraham, acerca de La empresa de vivir:  “…‘las virtudes fabriles derivadas de la burocracia capitalista –la puntualidad, la meticulosidad, la corrección, hasta la honestidad- no interesan en este mundo de la trasgresión y la aventura. En los lugares de trabajo debe haber menos escritorios que personal, cada vez menos, no hay sitios asignables para cada uno. Nos sentamos donde hay lugar y si no lo hay nos movemos.  La empresa está en la mini PC, en la notebook, en el celular.  La empresa así no es un sitio, sino una parábola, una trayectoria dibujada por los puntos de un recorrido… La década del noventa, el fin del siglo, el fin del milenio y todas las mayúsculas que se nos ocurran, son vistos a través de nuestro relato filosófico como un tiempo signado por la cultura económica’.  Al comienzo del libro hay una frase de una contundencia que ilumina: ‘Este mundo debe su crisis a lo que pasa lejos, y los poderes ya no tienen sitio’. Bill Gates está lejos y su poder no tiene sitio.  Abraham es el intelectual argentino que mejor agita las ideas para tratar de entender este mundo… Abraham se pregunta: ‘¿Quién es el dueño del pensamiento? ¿Qué es lo que queda de la herencia humanista cuando las musas abandonan las artes liberales, bajan del Parnaso y piden trabajo en las corporaciones?’  Siempre algo queda: las musas empobrecidas de Racing de Avellaneda y miles de hinchas acongojados clamando por un sueño perdido.  Son arrastrados por la exclusión.  Ha sido profanado el último lugar donde aún había emociones tradicionales: el fútbol.  Allí donde todavía, candorosamente, se llora y se pelea como si la vida no hubiera sido pasada a la Web.”  [2]

(Siento que se aceleran los latidos, mientras sigo pulsando aceleradamente el teclado, impulsando la impresión de los caracteres que van formando sílaba tras sílaba, palabra tras palabra, página tras página, esta escritura que pretende ser apenas una cautelosa aproximación al cosmos del arte de vivir y de convivir.)

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

[1] Diario La Nación. Buenos Aires, domingo 9 de abril de 2000, p. 4, Sec.7ª.  Entrevista y crónica de María Gisela Masarik.

[2] Ibidem, p. 3.

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