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Don Nicasio Oroño y el sanjuanino Sarmiento.

Un tal Nicasio Oroño… (1825-1904)

Oroño: federal y defensor de la autonomía provincial.

Oroño y el proyecto “Rosario, capital de la República”.

Oroño y su criterio en torno a las fuerzas militares.

Integración del servicio de armas con “vagos y mal entretenidos”.

1854-1873: Peones destinados al servicio de armas.

Nicasio Oroño entre las conspiraciones y el compromiso.

La rebelión entrerriana en marcha.

“..en la labor pacífica de la reorganización?.

Quema de libros.

Dato de la realidad santafesina.

“Pueblo Oroño”: un sitio aislado.

Un tal Nicasio Oroño… (1825-1904)

Nicasio nació en Coronda el 20 de julio de 1825; hijo del Cnel. Santiago Oroño.  Luchó contra Rosas y tuvo que peregrinar por distintas provincias del litoral, Uruguay y Brasil.  Participó en la batalla de Caseros. Algunos datos sobre funciones administrativas y políticas:

  • 1855: Jefe Político de Rosario.

Cooperó en la colonización de Esperanza.

  • 1860: Diputado provincial y Convencional nacional.
  • 1862-1867: Diputado Nacional (1862-1867).
  • 1864: Gobernador delegado; desde 1865 Gobernador titular.

Ejerció diversos cargos en la administración pública.

(Leer: en “SEPA – Servicio de educación por el Arte”, “Política” / “Dichos y Hechos” / Documento titulado: 1865 – Nicasio Oroño y la conducción política en Santa Fe.  NOF.)

  • 1868-1876: Senador Nacional.
  • 1902: Diputado Nacional…

Falleció antes de terminar su mandato, el 12 de octubre de 1904.

Oroño: federal y defensor de la autonomía provincial.

Ha destacado el escritor Luis Gudiño Krämer que don Nicasio Oroño, “realizó un gobierno progresista, adelantado a su época, según expresan todos sus biógrafos, no numerosos por cierto, y aún aquellos que no comparten sus ideas liberales.”  [1]

“Entre otras medidas que dieron aliento a la revolución que lo derrocó bajo el grito de ‘viva la religión, mueran los masones’ hay que anotar la adopción del Código Rural de la provincia de Buenos Aires, adaptado al medio; la autorización concedida a don Esteban Rams para colonizar sobre las costas del Salado, desde el Cululú; concesión de terrenos para fundar las colonias Sunchales y Cayastacito, 9 de Julio en proximidades del antiguo Melincué, en Soledad, etc…” /…/

“Oroño dirá después en un manifiesto en que explica su actuación pública, que él apoyó abiertamente al gobierno nacional y contribuyó a la guerra del Paraguay con efectivos y su mayor disposición.

Frente a la política del gobierno nacional y a las tres candidaturas que surgen a fines del 67, toma partido por Alsina que según él ofrece mayores garantías a las provincias que Elizalde o Sarmiento.  Esta posición inclina al gobierno nacional a reconocer al movimiento revolucionario.

Electo senador Oroño por la nueva legislatura, se destacó inmediatamente por su inteligencia y la firmeza de sus convicciones.  En el senado al principio se le confundió con tantos otros ex-gobernadores que llegaban allí a despuntar con comodidad sus siestas. Pero Oroño, autodidacto, llegaba al alto cuerpo con una gran experiencia, una buena preparación sobre las instituciones americanas e inglesas y con un claro concepto sobre las leyes del liberalismo como factores de adelanto en países heterogéneos y de reciente formación.  Además, había sufrido la presión de los gobiernos centralistas sobre su provincia, los males que engendraba y sabía como aumentaba la inseguridad del nativo, la desaprensiva penetración capitalista fomentada por los gobiernos oligárquicos.”  [2]

Oroño y el proyecto “Rosario, capital de la República”…

Tras una mirada sobre los diarios de sesiones del Congreso Nacional y el análisis de los debates con motivo de la iniciativa de trasladar la capital federal a otra provincia, se comprende la tozudez del gobierno nacional –siendo titular del poder ejecutivo el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento- y la tenacidad del santafesino Oroño.

Sabido es que Sarmiento estuvo varios años residiendo en Estados Unidos y que asumió la presidencia recién llegado de aquel país.  El senador Oroño apeló durante uno de los debates, al ejemplo de los conductores políticos estadounidenses que instalaron el gobierno central en Washington a pesar de ser Nueva York una ciudad pujante y en aquel tiempo con mayor cantidad de habitantes.

La ley que establecía la sede del gobierno nacional en Rosario (provincia de Santa Fe) fue sancionada y el presidente Sarmiento la vetó.  Se impuso una vez más su obstinada actitud “unitaria”.

(En la versión pertinente a la sesión del 13 de setiembre de 1869, hay más señales acerca de esas contradicciones que separaban -y aún siguen separando- a los argentinos.  Lo casi incomprensible, es que no son todos nativos de la provincia de Buenos Aires, sino “migrantes” internos llegados desde distintas provincias y  territorios nacionales, quienes después de permanecer un tiempo en la ciudad de los buenos aires, parecen transformarse en más porteños que los porteños y así empiezan a defender con preferentemente los intereses de esa metrópoli que con su puerto y después siendo el punto inicial y convergente del abanico de las comunicaciones -redes de telégrafos y ferrocarriles-, logró constituir el nudo gordiano de las perdurables desigualdades en los desarrollos económicos y sociales del vasto territorio nacional.)

Oroño y su criterio en torno a las fuerzas militares…

Terminada la guerra del Paraguay, Nicasio Oroño consideraba que no era necesario mantener el ejército nacional con tanta concentración de soldados en las provincias.  En realidad, seguían las fronteras sin suficiente control y protección y el santafesino insistía en que se alteraba el objetivo fundamental para el que se formaban los ejércitos de línea si sólo se limitaban a intervenir en defensa de las posiciones de algunos gobernadores cuando se consideraba excesiva la acción de los opositores.

Una vez más, contra Oroño orientó su discurso Bartolomé Mitre pero como el senador santafesino no era un legislador improvisado, respondió en forma contundente:

“El señor senador por Buenos Aires, pretendiendo defender al ejército ha hecho un cargo inmotivado e injusto a los pueblos.  Ha dicho que todas las revoluciones han partido de las poblaciones, no del ejército.  Tan destituida aseveración está afortunadamente contradicha por la historia.

No se comprende cómo el señor senador por Buenos Aires que tan aficionado se muestra a los estudios históricos, ha pasado por alto la página en que con caracteres de sangre están consignados los hechos que desautorizan su opinión.  ¿Quién ignora en nuestro país que todas las revoluciones, principiando por la de Arequito” -sur de la provincia de Santa Fe-, inclusive la muy gloriosa del 11 de setiembre hasta nuestros días, han partido del ejército?”

Integración del servicio de armas con “vagos y mal entretenidos”…

Tanto desde la Literatura como desde la Historia, se han expresado anécdotas o descripciones de situaciones generadas por legislaciones vigentes, en torno al ejercicio de la libertad.  Desde los primeros años de la historia de la civilización, andar, simplemente andar era una condición suficiente para decir y comentar que esas personas eran ociosas considerándolas poco interesadas por la cultura del trabajo; aunque los hechos han demostrado que simplemente con pensar -si se tiene un propósito de indagación interior o de razonamiento lógico- ya se está trabajando mentalmente y se están generando evoluciones -y revoluciones-, aunque los resultados de esa acción no sean inmediatamente visibles. [3]

1854-1873: Peones destinados al servicio de armas…

El escritor Gastón Gori publicó un ensayo titulado Vagos y mal entretenidos, donde relata que “gente al margen de la vida social rudimentaria de los establecimientos ganaderos, lograban cuanto más como hombres, la personalidad de un apodo, más allá de todo documento exigido para otorgar las licencias… La condición de licencia impuesta para el tránsito que en el litoral era aplicado severamente, alcanzó su culminación legal después de 1853, ya entonces con evidente vicio de inconstitucionalidad.

En noviembre de 1854 se dictó en Corrientes un decreto cuyo artículo 4º, decía:

“Todo peón, aunque tenga papeleta, que se ocupe de transitar y recorrer los partidos sin licencia expresa del juez territorial, será reputado como vago y como tal capturado y destinado al servicio de las armas.”

“Hasta 1873 en Buenos Aires perduró esta anormalidad de derecho y ese arbitrio de persecución en la práctica; el decreto del 18 de enero estableció la libertad de tránsito con arreglo a la constitución nacional y considerando que el pase o licencia no podía ser contemplado como medida de policía para transitar por el territorio de la provincia; ‘que los abusos a que una limitación de esta naturaleza puede prestarse en su aplicación, que son fáciles de conocer, debiera ser fundamento bastante para apoyar su abolición, libertando así al habitante de la campaña de una medida que no responde a exigencia alguna de actualidad’.”  [4]

Nicasio Oroño entre las conspiraciones y el compromiso…

En marzo de 1869 ya se estaba organizando la conspiración correntina-entrerriana con el propósito de invadir la provincia porque estaban contra el general Justo José de Urquiza y a pesar del sigilo con que actuaban, el segundo día de aquel mes el ministro del Interior Dalmacio Vélez Sársfield le comunicó a Urquiza:

“Todo el secreto, o más bien la causa de esos rumores, es a mi juicio el deseo de tantos hombres perdidos que hay en nuestra República y en la vecina, de ver desaparecer a V.E. de Entre Ríos para crear un caos que sirve siempre a las malas aspiraciones”…  [5]

Lo previsto sucedió al año siguiente.

“En febrero de 1870, coincidiendo con la visita de Sarmiento, los revolucionarios ganan la baza grande: López Jordán accede a ponerse a su frente.  Su arraigo popular y prestigio en las milicias daba la seguridad del triunfo sin lucha.  El primer acto sería facilitar al coronel oriental Timoteo Aparicio el cruce a su República con setenta compañeros, que el caudillo blanco considera suficientes para insurreccionar al Uruguay y dar por tierra con el gobierno colorado de Lorenzo Battle.”

El 5 de marzo ya habían atravesado el río, tomaron Florida y marcharon hacia Montevideo…

“Urquiza brama de indignación, toma medidas”… destaca el historiador José María Rosa.

La rebelión entrerriana en marcha…

Es oportuno seguir leyendo el relato del historiador Rosa:

“Se resuelve entonces la revolución entrerriana.  A fines de marzo hay una reunión en la estancia de Jordán. ‘El general Ricardo López Jordán –según una versión recogida por Cipriano Urquiza y Leandro Ruiz Moreno- habló del concepto revolucionario que tendría el movimiento, y de que tal asunto requería la prudencia de los participantes en forma tal que Urquiza fuese tomado prisionero sin daño de su persona y con la condición que debía dejar el mando de la provincia, saliendo del país o retirándose totalmente a la vida privada”. /…/ “…López Jordán anunció que todo se perdería si persistía el pensamiento de ultimar al general Urquiza, tomando los acontecimientos

El 11 de abril de 1870 fue asesinado el general Urquiza, al intentar salir de una de las habitaciones de su Palacio situado sobre la orilla oeste del río Uruguay.

(Estaba en aquellos momentos dialogando con su ministro en la galería delantera y al escuchar murmullos y ruidos, “corrió a sus habitaciones extrayendo un rifle e hizo fuego contra la partida. Lo que siguió fue confuso”…  En vano estaba en la residencia su guardia organizada con “ochenta soldados a la entrada de la quinta y siete dentro de la casa”.

Reunida enseguida la Legislatura después de aprobar el decreto de honras fúnebres, convocó a la elección de gobernador.  Así fue como el 14 de abril de 1870, “un pueblo inmenso estaba en la plaza” porque Ricardo López Jordán ese día había sido electo “por nueve votos contra tres” y tras el juramento ya estaba en ejerciendo tales funciones…

El gobierno nacional ejercido por Domingo Faustino Sarmiento –de acuerdo con el presidente uruguayo Lorenzo Battle- proponía “la intervención de Entre Ríos”.

Sarmiento había publicado otra nota en el diario El Nacional y consultó a Dalmacio Vélez Sársfield porque no se cumplían los requisitos para decretar la intervención.

Se generaron discusiones en el seno del Congreso Nacional y mientras tanto, las fuerzas que apoyaban a López Jordán desarrollaban distintas estrategias.  Sarmiento desde Buenos Aires había dispuesto el envío de tropas del ejército nacional y convocó para el 18 de abril a una “reunión de notables”, los cinco ministros y ocho personas de destacada actuación política.

El 23 de abril, comenzó la guerra y trascendió que Nicasio Oroño habría ofrecido su apoyo a López Jordán.  Esos comentarios hicieron estallar al fogoso sanjuanino.  Pidió Sarmiento el desafuero de Oroño para que fuera juzgado porque estaba convencido de había colaborado con el caudillo entrerriano.  Siendo esa decisión una de las facultades de la Cámara, la iniciativa fue rechazada por unanimidad.

“..en la labor pacífica de la reorganización?…

El escritor Gudiño Kramer, reitera parte del texto de una carta de Oroño, extensa,  “y no sabemos si apareció en ‘La República’, como otros artículos suyos’…”, en la que establece una comparación entre su gobierno y el de Sarmiento, quien había dicho que el corondino era “compadrito”…

“En Santa Fe, Oroño es elegido por la opinión en un proceso de libertades muy amplias.  Toleró las críticas sin censura, fundó un plante de colonización y lo fomentó con una inmigración que se dilató extraordinariamente. Hizo una progresista legislación agraria; por primera vez en la República declaró obligatoria la educación primaria con su memorable decreto. 81.  Proyectaba construir un amplio establecimiento secundario expropiando el convento de San Lorenzo.  Sancionó la ley de matrimonio civil, la primera en Sud América y de secularización de los cementerios; se preocupó por la vida del inmigrante y de ensanchar el territorio ocupado por los indios; estableció el régimen municipal electivo e hizo un gobierno civil sin influencias militares”. /…/

“…combatido y finalmente derrocado por los enemigos de estas reformas, y no todo lo enumera en esta carta.  Ob. cit. p. 128

“Luego analiza la obra de Sarmiento en San Juan, para concluir en que es estéril, pues no funda escuelas, no facilita la entrada de una sola familia inmigrante, no estimula la minería y desquicia la hacienda Pública.  Fracasó el Mesías –dice Oroño, y los sanjuaninos se vieron tan cansados de Ud. y de su obra, que si Ud. no se marcha a los Estados Unidos, lo tiran del Cabildo abajo como hicieron con Benavides. ‘Esta es opinión de Ud. mismo’ agrega.

Al analizar “los cinco años de gobierno nacional de Sarmiento, que sigue oponiéndose a la inmigración, resiste las leyes progresistas del Congreso, y las que aprueba, en su mayoría, se deben, pese a todo, a iniciativa o presión de Oroño, como la ley de ferrocarriles, del Banco Nacional y de Educación. ‘El estudio gráfico, topográfico e hidrográfico de nuestro territorio, presentado por mí al Senado en proyecto, y cuya importancia Ud. talvez no alcanza, ¿acaso no ha sido tenazmente combatido por Ud.?

Lo mismo dice Oroño de la ley de límites y fronteras.  La ley de Capital de la República es vetada por Sarmiento y las bibliotecas populares, agrega Oroño, creación secundaria en el orden de nuestras necesidades, ‘son debidas a la inteligente laboriosidad del señor don Pedro Quiroga,  para quien en justicia reivindico el mérito de su fundación’.

Los colegios y los telégrafos son obra del gobierno anterior del general Mitre. ¿Qué ha hecho Ud.?  pregunta Oroño: los pajes, la exposición de Córdoba y el Observatorio Astronómico.  Lo primero fue una derrota porque el Congreso lo consideró como un trasunto de costumbres monárquicas.  Lo segundo costó muy caro a la República y sin resultado alguno y el Observatorio cerró sus puertas a la juventud del país.

Le acusa de sostener el caudillaje, de haber proclamado la ley marcial y aprobado espantosas ejecuciones; de avasallar el ser político de las provincias, derramar a manos llenas el estado de sitio y de tratar de restablecer la pena de muerte por causas políticas.  En ese camino, Oroño se declara su adversario y pone su ‘débil palabra al servicio de las buenas ideas’.”

Destaca Gudiño Krämer que contribuyeron a generar la enemistad de Sarmiento, “además de la oposición formal y de contenido entre sus concepciones políticas”, el hecho de que fue Oroño el que reprodujo las cartas quillotanas de Alberdi, defendió a López Jordán, condenó la guerra que Sarmiento había declarado y llevó a Entre Ríos y proclamó, consecuentemente la necesidad de sacar las fuerzas nacionales de las capitales de provincia.

No era don Nicasio un compadrito ni mucho menos.

En Santa Fe lo llamaban ‘el padre de los colonos’ y don Manuel Quintana le había designado ministro de Agricultura.  Oroño murió el mismo día en que debía prestar juramento, el 12 de octubre de 1904.”

Quema de libros…

“Caliente aún su cuerpo, según se cuenta, quemaron sus libros considerados heréticos por quienes recordaban la excomunión del obispo Gelabert, cuando sancionó la ley de matrimonio civil para facilitar a los hijos de protestantes de Esperanza la formación de sus nuevos hogares, sin violentar sus creencias.”  Ob. cit. p. 130

 

 

Dato de la realidad santafesina…

Susana Beatriz Grassino estaba sin trabajo y sintió el impulso de recopilar información sobre la provincia de Santa Fe. Tiempo después, estructuró el libro titulado Análisis integral de la Provincia de Santa Fe (edición 1986 apoyada por el vicegobernador D. Carlos Aurelio Martínez y la Cámara de Senadores, como consta en la dedicatoria).

El párrafo siguiente, reitera datos que Susana incluyó en el capítulo correspondiente al Departamento San Jerónimo (Gessler, p. 230).

“Pueblo Oroño”: un sitio aislado…

El gobernador Nicasio Oroño impulsó la fundación de pueblos entre los años 1865 y 1868.  En la provincia de Santa Fe se situó Pueblo Oroño que abarcaba 43 Km2; se reconoció la comuna a partir del 16 de septiembre de 1886 y desde entonces su desarrollo fue lento porque prácticamente seguía estando como un pueblo aislado, sin conexión mediante ruta asfaltada, distante 65 kilómetros de la capital de la provincia.  Influyó también para ese estancamiento, la derivación de los servicios ferroviarios clausurándose el ramal Empalme San Carlos–Gálvez.

Tales circunstancias, determinaron que el gobierno mediante un decreto firmado el 7 de mayo de 1957, dispusiera la cancelación del reconocimiento de la comuna y en consecuencia el pueblo pertenece a la jurisdicción de Gessler.

(¿Casualidad?… ¿o causalidad?)

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

[1] Gudiño Krämer, Luis Folklore y colonización. Santa Fe, Ediciones Colmegna, 1959, p. 125.

[2]  Ibidem, p. 119.

[3] Parafraseando al escritor y amigo Hugo Mandón (1929-1981), autor del libro titulado Andando, simplemente andando

[4] Gori, Gastón. Vagos y mal entretenidos. Aporte al tema hernandiano.  Santa Fe,20 de septiembre de 1965, 2ª ed., p.46-47.   # La primera edición fue ilustrada por el Dr. Agustín Zapata Gollán -abogado, grabador, quien investigó y con apoyo de otros santafesinos logró ubicar el yacimiento arqueológico de “Santa Fe, la vieja”, cercano a la localidad de Cayastá, zona de la costa santafesina. La segunda edición incluye ilustraciones elaboradas por el dibujante y destacado pintor Juan Arancio, en la tapa y en cada capítulo (I a XIII).

[5] Rosa, José María. Historia Argentina t. 7. Buenos Aires, Ediciones Oriente, 1992, p. 260-261.

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