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11-05-1974: asesinato del Padre Carlos Mujica, en Buenos Aires.

Aproximación a su trayectoria

“Honra al padre y a la madre”.

“No tendrás otro Dios más que mí”.

“Ama a tu prójimo”.

“No levantar falso testimonio”.

Entre “Movimientos”.

Junto a los villeros, perseguido, encarcelado… con Fe y Esperanza.

Su Último Desprendimiento.

2004: memoria necesaria.

“No mentirás”. “No matarás”.

Aproximación a su trayectoria…

En Buenos Aires, el 7 de octubre de 1930 nació Carlos Francisco Sergio Mujica Echagüe, tercer hijo del matrimonio integrado por Carmen Echagüe, hija de terratenientes de la provincia de Buenos Aires y Adolfo Mujica, Diputado en el período 1938-42 y Ministro de Relaciones Exteriores en 1961, durante la presidencia del doctor Arturo Frondizi.

“Honra al padre y a la madre”…

Los hermanos de Carlos estudiaron en escuelas de gestión privada –colegios católicos- y él, cursó el nivel primario en la escuela “Cinco Esquinas”.  En el Colegio Nacional de Buenos Aires fue un alumno regular, sin destacarse entre sus pares.

Terminó el nivel secundario en el “Instituto Libre de Segunda Enseñanza” (3º y 4º años) y reingresó en 1947 en el Nacional de Buenos Aires, egresando con “excelentes calificaciones”.  Dedicó parte de su tiempo libre al boxeo, fútbol, natación, tenis aunque prefería ir al cine.

“No tendrás otro Dios más que mí”…

Cursó dos años de estudios de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, tiempo de su relación con Roberto Guevara de la Serna -hermano de Ernesto, el Che– y en 1950, viajó a Europa junto a varios sacerdotes.  Durante ese Año Santo, logró percibir su vocación y en marzo de 1952, ingresó en el Seminario.

Allí se destacó por sus silencios, por sus oraciones.

“Ama a tu prójimo”…

A los veinticuatro años, el seminarista Carlos Mujica empezó a cooperar en la Parroquia Santa Rosa de Lima a cargo del Padre Iriarte: visitaba a los vecinos en sus humildes casas y en los conventillos.

Un año después, como él mismo lo expresó, durante la primavera de 1955 participó “del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón.

Una noche fui al conventillo como de costumbre. Tenía que atravesar un callejón medio a oscuras y de pronto bajo la luz muy tenue de la única bombita, vi escrito con tiza y en letras bien grandes:

‘sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos’ (= curas).”

Después, meditó:

“La gente humilde estaba de duelo, y si la gente humilde estaba de duelo, entonces yo estaba en la vereda de enfrente.”

No fue por casualidad que en 1957 completara la escritura de “El católico frente a los partidos políticos” y lograra su publicación en el ejemplar de noviembre de la Revista del Seminario.

(Él sabía que en 16 de junio de 1956, con el propósito de matar a Perón habían bombardeado la Plaza de Mayo y que exactamente tres meses después, culminó el movimiento cívico militar promovido también con la consigna Cristo Vence y lograron derrocar al General Juan Domingo Perón en el cuarto año de su segunda presidencia.)

Carlos Mujica durante ocho años completó su formación cristiana y fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1959.

Siguió junto a Monseñor Iriarte cuando fue nombrado Obispo de Reconquista y una vez más se conmovió ante las condiciones de vida de los sectores de menores recursos. Durante el trienio 1960-1963 cumplió misiones encomendadas por el Cardenal Antonio Caggiano, entre ellas la de Vicario Cooperador en la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro, en el Barrio Norte de la Capital Federal.

Fue Asesor de la Juventud de Acción Católica y en ese tiempo de trabajo con adolescentes, estudiantes secundarios y universitarios, conoció a Mario Firmenich…

El 18 de octubre de 1965, participó en el Diálogo entre católicos y marxistas desarrollado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

A pedido de las autoridades de la Escuela “Paulina de Mallinkrodt”  fue Capellán y cumplió su labor pastoral en la villa miseria del Barrio de Retiro. Ejerció la docencia en la Universidad del Salvador: profesor de Teología en las Facultades de Derecho y de Psicopedagogía.

“No levantar falso testimonio”…

Como suele suceder, la prédica del Padre Mujica resultaba irritante para algunos grupos y en consecuencia quienes lo convocaron luego pidieron que se alejara.

Sonriente y convencido de la trascendencia de “poner la otra mejilla”, el sacerdote le pidió a Monseñor Caggiano que le encomendara otra misión.

Sonriente, expresó:

“Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres… e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió… en el Socorro cuando me echaron…

‘las señoras gordas’ le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa.”

Su nuevo destino: Vicario en la  Parroquia “Inmaculada Concepción de María”, también en la capital federal.  en la calle Independencia.

Entre “Movimientos”…

A mediados de la década siguiente, estuvo vinculado con Fernando Abal Medina, Mario Firmenich y Carlos Gustavo Ramus, participando en 1966 en una misión rural desarrollada en Santa Fe.  Ya se estaba gestando el movimiento Montonero

El Padre Mujica, al generarse el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo estaba en París (Francia) y por carta envió su adhesión. Al regresar a la Argentina escuchó la recomendación del Arzobispo coadjutor Monseñor Juan Carlos Aramburu impidiendo a los sacerdotes de la Arquidiócesis que expresaran públicamente sus criterios políticos.

En 1967, después del asesinato de Ernesto Guevara de la Serna –el Che-, en el pueblo “La Higuerita” de Bolivia, cumplió la misión encomendada por Monseñor Podestá reclamando la entrega del cuerpo del rosarino reconocido como revolucionario cubano.  También intervino solicitando la libertad de los prisioneros del Ejército de Liberación Nacional que habían sido detenidos en aquella circunstancia.

En octubre de 1967, se trasladó a París para completar estudios en el “Instituto Católico, Epistemología y Semiología; Doctrina Social de la Iglesia y Comunicación Social y Teología Pastoral”. Pudo observar el desarrollo de las protestas de Mayo de 1968 en las calles de la capital francesa. Mediante la colaboración de su padre, logró entrevistar al creador del Movimiento Nacional Justicialista: Juan Domingo Perón, exiliado en Madrid, capital de España.  Han recordado que también conoció a John William Cooke, el delegado personal de Perón y que en ese tiempo, viajó a Cuba… [1]

Junto a los villeros, perseguido, encarcelado… con Fe y Esperanza.

A partir del 2 de agosto de 1968, colaboró con el Padre Jorge Goñi en el Equipo Intervillas.

A fines de esa década, en septiembre de 1970 junto al Padre Hernán Benítez –el franciscano que asistió espiritualmente a María Eva Duarte de Perón hasta su fallecimiento el 26 de julio de 1952- y dos sacerdotes, el Padre Carlos Mujica rezó un funeral tras la muerte de sus amigos Abal Medina y Ramus, asesinados por las fuerzas de seguridad.

La Homilía pronunciada en esa circunstancia, fue la causa invocada para la detención de Benítez y Mujica durante una semana, a  partir del 14 de septiembre.

Monseñor Aramburu inmediatamente le suspendió en “sus licencias ministeriales por el lapso de 30 días”, sin comunicación personal ya que el Padre Mujica se enteró por la prensa.

El 27 de diciembre de 1970 inauguró la Capilla “Cristo Obrero” en la Villa “Comunicaciones”  y logró que Monseñor Aramburu presidiera la ceremonia.

(Después del retorno de España, Juan Domingo Perón decidió llegar hasta ese templo el 6 de diciembre de 1972. Hay que tener en cuenta que el Padre Mujica integró la comitiva que viajó a Madrid y regresó a Buenos Aires en el avión que trasladó al Líder, exiliado a partir de la primavera de 1955…

Al año siguiente -el 9 de mayo-, se acercó el doctor Héctor José Cámpora, electo presidente de la Nación y a partir del día 25 de mayo de 1973 en funciones durante breve lapso ya que renunció para despejar el camino hacia la tercera presidencia de Perón.)

El 2 de julio de 1971, estalló una bomba en la casa donde solía dormir el Padre Mujica produciendo daños materiales, sin heridos.  Tras ese primer atentado, expresó:

“Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición.”

Siguieron las amenazas y hasta ese lugar llegaron tiempo después dos hombres si encontrarlo porque estaba en la ciudad de Córdoba, participando en un encuentro de Sacerdotes Tercermundistas

Acosado por las presiones desde distintos sectores, el Padre Mujica optó por los retiros espirituales en el Monasterio Benedictino de Los Toldos (provincia de Buenos Aires). Convencido de su vocación y de su misión, decía:

“No tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el Arzobispo me eche de la Iglesia”.

Su Último Desprendimiento…

En 1974, el Padre Mujica completó el texto de Misa para el Tercer Mundo[2]

En abril de 1974 necesitó acercarse una vez más al Monasterio de Los Toldos.

Trabajaba en la Iglesia San Francisco Solano y después de celebrar la Misa, el sábado 11 de mayo de 1974 a las 8:15 fue atacado por un hombre que le disparó cinco tiros de frente y uno por la espalda. [3]

En agonía lo trasladaron hasta el Hospital Salaberry. Allí murió.  [4]

Han reiterado que estaba moribundo cuando a las 21 de ese día, dijo:

“Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo…”

 

2004: memoria necesaria…

Veinte años después, durante un homenaje al Padre Mujica realizado en el Congreso Nacional, el senador Antonio Cafiero dijo:

“A Carlos lo vi preocupado, y me dijo algo que desconozco si fue así o no: ‘me van a matar los Montoneros porque estoy en la tarea de pacificar la juventud’.”

El senador Jorge Yoma -representante de La Rioja-, expresó:

“Al padre Mujica lo asesinaron elementos parapoliciales, germen que estuvo en nuestro gobierno y luego se convirtió en terrorismo de Estado. Esa es la verdad histórica”.   [5]

Luego, desde el diario Página 12, la ex Subsecretaria de Derechos Humanos Inés Pérez Suárez, manifestó:

“Carlos Mujica fue víctima de la Triple A. Así lo establece el Dictamen de la Subsecretaría de Derechos Humanos de 1998, basado en la confesión hecha en 1984 por el ex custodio de López Rega Juan Carlos Juncos, quien dijo ante el Juez que ‘el Brujo’ le había pagado 10 millones de pesos ley para matar ‘a ese curita que lo molestaba políticamente’ (…) Se dijo en la Cámara de Diputados que han tenido que pasar 30 años para que en el Congreso de la Nación se diga la verdad sobre Mujica. Lamento que en el Senado no haya ocurrido lo mismo”.

“No mentirás”. “No matarás”…

En una nota con recuadro publicada en la revista Las Bases meses antes de la muerte del Padre Mujica, destacaban su labor apostólica y sus servicios en los sectores de menores recursos materiales.  [1]

Más allá del Misterio, al evocar al Padre Mujica y rememorar sus últimos años de vida, se percibe el eco de la Prédica:

                        “Amaos, los unos a los otros”…

 

Nidia Orbea de Fontanini / 2004.

[1] Las Bases era una publicación de principios de la década del ’70, “Órgano del Movimiento Nacional Justicialista” que dirigía Norma López Rega de Lastiri, hija de José y esposa de Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados que asumió la presidencia de la Nación después de la renuncia del doctor Héctor José Cámpora desempeñándose durante tres meses, hasta que el 12 de octubre de 1973 asumió el Tte. Gral. Juan Domingo Perón, fallecido el 1º de julio de 1974.

[1] Distintos medios indican que “viajó en estricto secreto, con pasaporte falso y vía Praga, donde permaneció 10 días”.  ¡Pecado venial!… que podría ser perdonado mediante la Confesión…

[2] Con esa letra, grabaron un disco “editado por la ‘RCA’ con la colaboración del Grupo Vocal Argentino  que compuso una bella música, con ritmos argentinos, asiáticos y africanos”, luego “destruido por orden del ministro Rocamora”.

[3] Diario Hoy. Santa Fe de la Vera Cruz, viernes 19 de setiembre de 1986, p. 2. Título: “Graves revelaciones formuló Juan Carlos Juncos. Detienen a un integrante de los grupos ‘ultras’ que asesinaron a Rucci, Coria y el Padre Mujica”. En esa crónica –Buenos Aires, Telam-, informan que “Juncos, confesó en 1984, ante el juez federal de Neuquen, Pedro L. Duarte, donde cumplía una condena de 20 años de prisión por homicidio, robos y asaltos a mano armada, haber intervenido en los asesinatos de los dirigentes gremiales José Ignacio Rucci, el 23 de setiembre de 1973; y en el de Rogelio Coria acaecido el 14 de marzo de 1974 y del sacerdote Carlos Mujica, el 11 de mayo de 1974”. / “El detenido confesó el 21 de marzo de 1984, ante el juez Eduardo Hernández Agramonte, haber participado en forma directa en el asesinato a balazos del presbítero Mujica, cuando éste se retiraba de la iglesia de San Francisco Solano, en la calle Zelada al 3.000, en el barrio de Floresta y el móvil del crimen fue porque “estaba molestando políticamente con su actividad religiosa y social en las villas de emergencia.  Juncos admitió en su declaración frente al juez Hernández Agramonte, que por su participación en el hecho recibió la suma de diez millones de pesos ley 18.1888, y que la orden de matar a Mujica partió desde el propio ministerio de Bienestar Social, donde se desempeñaba como guardaespaldas del entonces titular José López Rega, y que en el hecho participaron otras tres personas, también custodios de Bienestar Social, cuyos nombres no fueron revelados.” Luego el cronista destaca que en la causa por el homicidio del sacerdote, Juncos “se encuentra con sobreseimiento provisional dado que hasta el momento no se logró la identificación de los autores de esos crímenes”. Dos años después, en septiembre de 1986, “desde una cárcel de Neuquén, donde purgaba una condena, escribió una carta al juez de instrucción de esta capital federal doctor Emilio Jorge García Méndez, donde le informó que estaba dispuesto a declarar sobre los asesinatos de los dirigentes gremiales José Ignacio Rucci y Rogelio Coria”.  Tiempo después, distintos medios han informado que el asesino fue Rodolfo Eduardo Almirón, uno de los jefes de la Triple AAA organizada por José López Rega, secretario privado de Juan Domingo Perón y ministro de Bienestar Social (1973-1976).

[4] Distintos medios de información destacaron que el doctor Avelino Vicente Dolico certificó que el Padre Carlos Mujica había muerto como consecuencia de las “heridas de bala de tórax y abdomen y hemorragia interna”.

[5] Hay que tener en cuenta que el doctor Antonio Cafiero integró el gobierno nacional siendo Ministro de Economía durante la presidencia de la Sra. María Estela Martínez de Perón (1974-1976).

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