Coronda, 1883.
1810: participación de los Maradona.
Nacimiento de Waldino Baldomero…
Santa Fe, provincia invencible.
Gobierno de José Nicasio Oroño.
Presencia de Domingo Faustino Sarmiento.
1870: Waldino Maradona llega a la provincia pujante.
Sarmiento y Maradona en Esperanza.
Algunos intereses de Lucas González.
Del catálogo de la Exposición Nacional.
Waldino en Santa Fe de la Vera Cruz.
Waldino Baldomero: concejal en Coronda.
Maradona, Secretario Inspector de instrucción pública.
Maradona y la Exposición Agrícola.
Coronda: inauguración del Hospital.
Maradona: socio honorario de Sociedad Cosmopolita.
Santa Fe: nueve Departamentos.
Maradona en Esperanza: familia y Política.
Maradona con Edmundo de Amicis.
Maradona: distintas funciones.
Tras el poder del general Roca.
Educación y política en Santa Fe.
Maradona y sus críticas al gobierno nacional
Discurso de Maradona ante Juárez Celman.
1890: debates durante la Reforma de la Constitución provincial.
Primer Congreso Agrícola en Esperanza.
Carta del gobernador Oroño a Waldino Maradona.
Resonancia del Primer Congreso Agrícola.
En torno a los derechos de los extranjeros.
Acción social desde la Legislatura.
Imprescindibles límites jurisdiccionales.
Exención de impuestos a los aborígenes.
Visitas de gracia y Penitenciaría.
Asistencia de los legisladores.
Exposición del Cuarto Centenario.
Propuesta de sesiones diarias.
Labor de los Inspectores de Policía.
Constitución y aumentos de sueldos.
Debate con el ministro Gabriel Carrasco.
Becas al Colegio de las Adoratrices.
Promoción de las artes y de la mecánica.
Creación de la Lotería Provincial
Maradona y sus responsabilidades..
Maradona y sus actividades en la provincia de Buenos Aires.
Sanción de la Ley 8871: voto secreto y obligatorio.
Maradona y la nacionalización de los ferrocarriles.
1941: fallecimiento de Waldino Baldomero Maradona.
WALDINO BALDOMERO MARADONA
Breve historia familiar…
El historiador Julio A. Caminos, inició la interesante biografía titulada Maradona – Un civilizador de Provincia, aludiendo a los antepasados de Waldino Baldomero: “La familia Maradona, de origen español, habíase afincado en San Juan desde los días de la Colonia.” [1]
Destacó luego que en aquella época, solían llegar hasta la comarca sanjuanina algunos comerciantes peruanos o chilenos, interesados por sus vinos y sus frutos; o viajeros ansiosos por conocer paisajes y costumbres diferentes. Como sucedía en otros pueblos hispanoamericanos, eran frecuentes algunos conflictos políticos acentuados por la participación constante de los hombres del clero que eran intransigentes en cuestiones del culto. Es interesante tener en cuenta lo expresado por Damián Hudson -reiterado por el mencionado historiador santafesino-: “…Nadie aspiraba… sino a conservar la menguada posición que había heredado de sus antepasados, y ‘todo marchaba con esa uniformidad que se observa en el movimiento de los astros, describiendo sus órbitas’. Claro está que ese atraso y la falta de iniciativas no respondía exclusivamente a características temperamentales del pueblo, ya que en ello influía poderosamente la pobreza en que se vivía por las distancias enormes que separaban a San Juan de la Frontera de los principales centros de la actividad política y comercial del Virreinato.”
Hay que tener en cuenta que debido al régimen monopolista impuesto en las colonias, eran escasas las posibilidades de establecer industrias locales, situación que recién se pudo empezar a modificar después de mayo de 1810.
1810: participación de los Maradona…
El historiador Ricardo Levene ha destacado que en la elección realizada el 9 de julio de 1810 en el Cabildo de San Juan, fue electo diputado a la Junta de Buenos Aires el entonces Regidor Alférez Real don José Ignacio Fernández de Maradona, por estar reputado de la mejor probidad. Hay que tener en cuenta que –como se ha reiterado-, fue don Plácido Fernández de Maradona, propietario de una finca y bodega en Puyuta, fue uno de los primeros sanjuaninos que respondió a la convocatoria de la Junta de Buenos Aires. También hizo una donación de “vino, aguardiente, pasas y barriles” al ejército nacional, organizado por el general José de San Martín en Cuyo, provincia que abarcaba los actuales territorios de San Juan, San Luis y Mendoza. Mediante un acta firmada el 1º de marzo de 1820, San Juan fue declarada provincia independiente y en ese documento firmado por las personas más destacadas en la vida política y económica de la zona, quedaron los nombres de “don Domingo Maradona, síndico procurador; don José Manuel y don Timoteo Maradona:; y don Plácido y don José Ignacio Fernández de Maradona“ y los de otros distinguidos vecinos como los Oro y los Sarmiento…
Timoteo Maradona
Se ha expresado que don Timoteo fue “figura de relieve, y si su actuación pública ha sido muchas veces discutida por adversarios enconados, lo cierto es que siempre procedió como un varón justo, no obstante su temperamento exaltado y la pasión con que defendió en todo momento la integridad de sus convicciones religiosas.” Durante algunos meses ocupó el gobierno de la provincia (1828-1829). Hay que tener en cuenta que el 13 de diciembre de 1818, por órdenes de Lavalle fue fusilado el coronel Manuel Dorrego y que el 12 de enero llegó el general José de San Martín, después de cinco años de exilio obligado porque había sido perseguido por Rivadavia y se enteró a tiempo de que lo querían matar por un aviso del Brigadier López. Enterado de la situación política en la provincia de Buenos Aires y las luchas entre provincias, optó por no desembarcar y después de permanecer dos meses en Montevideo, en el mismo buque regresó definitivamente a Francia.
El historiador José María Rosa al analizar ese período, expresó que “la revolución unitaria de Buenos Aires había producido la unificación federal: Córdoba, Mendoza y Corrientes reconocieron la Convención Nacional –ahora soberana– como defensa ante el enemigo común. En el litoral el dominio de los federales quedaba inexpugnable: López era dueño de Santa Fe desde 1818, el coronel León Sola se mantenía en Entre Ríos, y en Corrientes Pedro Dionisio Cabral acababa de sustituir a Ferré –por renuncia voluntaria de éste- en diciembre de 1828. En Córdoba y Santiago del Estero estaban Bustos e Ibarra; en Mendoza gobernaba Juan Corvalán bajo la influencia del fraile José Félix Aldao, llegado de la campaña del Perú con el grado de coronel; en San Juan, San Luis, La Rioja y Catamarca –regidas respectivamente por Timoteo Maradona, el Dr. José Santos Ortiz, José Patricio del Moral y Marcos Antonio Figueroa –el apoyo estaba en Facundo Quiroga desde su finca de Atiles en los Llanos. En Tucumán, Javier López había tomado el gobierno en reemplazo de Nicolás Laguna“ y “se apoyaba en el prestigio de la familia Aráoz a pesar de haber fusilado a Bernabé Aráoz, era casado con una sobrina de éste”; “en Salta se mantenía… el general José Ignacio Gorriti, al que sustituirá el 1º de marzo de 1829 su hermano el canónigo Juan Ignacio Gorriti, que acababa de cesar como diputado en el congreso Nacional. Solamente estos dos simpatizaban con la revolución unitaria” y “se mantenían en el gobierno de Salta validos de su actuación de los tiempos de Güemes; aunque pertenecían al partido unitario, no se los consideraba presidenciales. En ese tiempo Lavalle había intentado invadir Santa Fe y “a Paz no le interesaba tanto una revolución unitaria como ocupar el poder” pero igual atacó a Bustos y tras el combate de San Roque –22 de abril-, logró quedarse con “casi todas las milicias” y el “armamento”. La noticia repercutió en todas las provincias. Quiroga reaccionó y avanzó hacia Córdoba con sus famosos y temibles dragones, “después de reforzarlos en San Luis con las milicias de Mendoza y San Juan (en esta última sustituyó al vacilante Maradona, sospechoso de simpatías unitarias, por José María Echegaray). Mientras tanto el brigadier Estanislao López, “que quería un avenimiento con Paz –como lo había buscado con Lavalle, escribió a Quiroga el 23 de junio, como ‘general en jefe del Ejército de la Unión’, ordenándole que no librase batalla porque irían comisionados suyos a tratar con Paz (serían el Dr. José de Amenábar, cura de la Matriz de Santa Fe, y Domingo de Oro, secretario de López)”, otro sanjuanino “simpatizante en secreto de los unitarios”, que “en su vida andariega había sido también secretario de Díaz Vélez en Entre Ríos”. Ya era tarde, porque a esa fecha se había producido el encuentro” en la batalla de La Tablada. Seguía siendo el tiempo de continuas disputas y crecientes pasiones. Sobre la argamasa elaborada con intrigas, odios, rencores y sobornos se fue constituyendo la endeble base que demoraría aún más, la imprescindible construcción de la unidad nacional… [2]
En San Juan, Timoteo Maradona reemplazó al gobernador propietario general Nazario Benavídez (1836-1837). Seis años después falleció su esposa; se ordenó sacerdote y entre 1852 y 1861 ocupó el cargo de gobernador eclesiástico en sede vacante. En enero de 1855 asumió el gobernador de la provincia coronel Francisco D. Díaz (en el cargo hasta marzo 1857) y ordenó la reforma en la “demarcación de los curatos de Santa Lucía, Caucete, Albardón y Pocito”, decisión rechazada por el eclesiástico Timoteo Maradona, quien tampoco contestó la nota que el gobernador le enviara pidiendo que “a requerimiento del gobierno nacional” presentara “un estado de las rentas eclesiásticas de la diócesis”. El continuo control ejercido por el gobernador y la autonomía con que actuaba Maradona fueron agravando el conflicto: “tales las objeciones que formuló Díaz a un nombramiento de notario eclesiástico hecho por don Timoteo-, al extremo de habérsele exigido a Maradona la exhibición de los títulos que acreditaban su dignidad episcopal”.
En consecuencia, “la querella terminó con la detención e incomunicación del obispo, que fue conducido preso a Paraná, sede del gobierno nacional, lo que exaltó aún más las pasiones, formándose dos bandos contrarios, y poniéndose al frente de los opositores al gobierno el general Benavídez, que desalojaría del poder a Díaz“, crisis política que provocó el nombramiento del interventor doctor Nicanor Molinas, destacado político santafesino.
Nicanor Larrain aunque “no se muestra favorable a Maradona“ ha señalado que el gobernador Díaz “llegó a exigir de la autoridad eclesiástica mayor dependencia de lo que por derecho correspondía, invadiendo en parte las facultades privativas de la Iglesia de Cuyo.” [3]
El historiador Juan Rómulo Fernández al analizar la situación del obispo Maradona, detenido en Paraná, expresó: “A los errores recíprocos sucedía la violencia por parte del gobierno civil. De ahí a poco, las consecuencias fueron fatales –fatales para el gobernador que las previó en su nota al ministro nacional- en este conflicto lugareño sobre interpretación del derecho de patronato”. [4]
El polémico Domingo Faustino Sarmiento en sus Recuerdos de Provincia dejó expresado su encono con don Timoteo Maradona y en 1863, con motivo de su fallecimiento lo honró publicando sus elogios en una breve crónica: “En el estado de matrimonio fue eminentemente moral y religioso, imprimiendo en sus hijos sentimientos dignos de un virtuoso y verdadero padre”.
“La capacidad de su índole granjeóle la estimación de sus conciudadanos, de tal manera que se hizo acreedor a las judicaturas de Paz, de Comercio y Alzada. Fue gobernador, ministro de gobierno y miembro de la H. Asamblea Legislativa de San Juan. Desempeñó dignamente estos empleos y obtuvo en recompensa la aceptación del público.
Como sacerdote, fue solícito en la salvación de las almas, a quienes con consejos persuadía y con ejemplo y mansedumbre edificaba; infatigable en la alta misión del confesionario, fiel custodio y ardiente defensor de los derechos más sagrados de la Iglesia en la que fue constituido dignamente Provisor y Gobernador en Sede Vacante en la Diócesis de Cuyo por el Obispo Quiroga“, José Manuel Eufrasio de Quiroga Sarmiento, tío de Domingo Faustino, a quien enseñó a leer desde los cuatro años.
Nacimiento de Waldino Baldomero…
Waldino Baldomero Maradona, hijo de Melitón Maradona y de Petrona Garramuño, nació en San Juan, en el año 1853, “dos meses antes de que se sancionara nuestra Carta Magna” según dejó escrito su dilecto amigo, el historiador santafesino Dr. Julio A. Caminos. [5]
Distintas lecturas sobre la historia de la Historia de los argentinos, permiten comprender que fue un período de crueles luchas políticas. Si fuera posible comparar con precisión tales situaciones, se podría interpretar con más sensatez la trayectoria de este ilustre sanjuanino.
Sucesos en Santa Fe…
El 17 de octubre de 1851 el gobernador de Santa Fe Gral. Pascual Echagüe fue autorizado por la Junta de Representantes para combatir al Gral. Justo José de Urquiza, cuando no estaba definida la posición de los distintos grupos políticos. Mientras tanto, la diplomacia británica intentaba avanzar con sus proyectos imperialistas, ejercía su influencia desde Brasil y en consecuencia se aceleraba el enfrentamiento bélico. En Entre Ríos Antonio Crespo era el gobernador delegado por Urquiza y se comunicaba con su hermano Domingo residente en Santa Fe, con los jefes militares Juan Pablo López y Santiago Oroño -padre de José Nicasio-, que pertenecía al ejército urquicista. [6]
El gobernador Echagüe delegó el mando en Urbano de Yriondo -casado con Petrona Candioti, hija del primer gobernador santafesino el estanciero Francisco Antonio Candioti- y decidió preparar sus tropas para combatir a Urquiza. En tales circunstancias, don Urbano de Yriondo -Iriondo- el 23 de diciembre de 1851 reunió a la guarnición frente a la Aduana y se pronunció contra Rosas y dos días después se reiteró el pronunciamiento desde Rosario. Todos tenían el propósito de vencer y las fuerzas del Brigadier General Rosas se encontraron con las del ejército que apoyaba a Urquiza en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. El general Urquiza venció a Rosas, quien con el apoyo de diplomáticos ingleses se embarcó en el buque Centaur en el puerto de Buenos Aires junto a su hija Manuelita. En el mismo buque viajó el depuesto gobernador santafesino Gral. Pascual Echagüe, aunque decidido a regresar cuando se calmaran los ánimos. Cinco meses después, el conspirador Juan Pablo López se sublevó en Rosario -aprovechando la influencia de Urquiza- y con el apoyo de otros comandantes se incautó de los fondos depositados en la Receptoría del gobierno. Fue detenido y se dispuso el embargo de sus bienes para recuperar lo usurpado. Mientras duró el juicio fue confinado a Catamarca y en 1852 lo trasladaron a Entre Ríos.
Al cumplirse seis meses de la batalla de Caseros, el 3 de agosto de 1852, Rosario fue reconocida ciudad y en la provincia se establecieron con regularidad los servicios de mensajerías y de correos. [7]
En todo el territorio nacional, eran privilegiados los niños -varones y mujeres- que podían ejercer su derecho a la educación elemental, porque además de ser pocas las escuelas, sólo algunas familias podían contratar a maestros particulares. El maestro Manuel Gaete y Lagos, oriundo de Cuzco había llegado a Santa Fe tres años antes, cuando el gobernador provisorio Domingo Crespo sucedió al gobernador Pascual Echagüe que después de la batalla de Caseros había decidido exiliarse en Europa. El maestro Gaete se vinculó con algunos políticos y obtuvo un nombramiento para enseñar en Coronda. [8]
El historiador Clementino Paredes ha destacado que “en ese hogar intelectual, tan desprovisto de útiles como de muebles, se educaron varias generaciones, que recibieron de su maestro las enseñanzas sublimes del verdadero amor a la patria, casualmente en los momentos más solemnes de nuestra organización nacional”. Como un acto de justicia, una escuela primaria de Coronda ostenta su nombre. [9]
En el año 1854, en Santa Fe seguía gobernando don Domingo Crespo y con la firma del contrato de colonización con don Aarón Castellanos, comenzó el proceso de inmigración de agricultores para poblar las primeras colonias, en zonas todavía habitadas por aborígenes.
En la provincia de Santa Fe, el 1º de diciembre de 1854 fue electo don José María Cullen mientras estaba cumpliendo una misión en Buenos Aires y se hizo cargo interinamente don Ricardo Aldao, hasta que el 13 de febrero de 1855 asumió el titular. El gobernador José María Cullen era considerado el líder del cullismo -entre los santafesinos cuyismo- apoyado por su hermano Patricio, su hermanastro Camilo Aldao, su cuñado José Nicasio Oroño y su primo, el médico Marcelino Freyre. El perseverante Juan Pablo López siguió conspirando. Ese año se sancionó la nueva Constitución de la provincial, en concordancia con las disposiciones de la Constitución Nacional sancionada dos años antes. Una vez más, el conspirador Juan Pablo López-el desterrado en Catamarca y luego en Entre Ríos-, intentó derrocar al gobernador santafesino. Lo logró al ingresar con sus tropas en la ciudad; fue aclamado por vecinos reunidos en la Plaza Mayor donde se firmó un acta proclamándolo gobernador.
El ministro de Guerra Gral. José Miguel Galán fue nombrado interventor en la provincia y después de entrevistarse con Juan Pablo López, delegó esas funciones en el proclamado gobernador y regresó a Paraná. Desde distintos grupos crecían las intrigas. Se anunció que el 12 de agosto se realizarían las elecciones y un día antes, su sobrino Luis Hernández arrestó en Rosario al Gral. Santiago Oroño -padre de José Nicasio-, quien fue liberado la semana siguiente. El 3 de septiembre de 1856 la asamblea legislativa presidida por el Dr. Antonio Seguí nombró gobernador propietario titular a Juan Pablo López, quien asumió en tal carácter al día siguiente.[10]
Los integrantes del opositor Clan Cullen, aunque eran conscientes del apoyo de Urquiza a la gestión de Mascarilla López siguieron conspirando y el 25 de octubre de 1856 mientras estaba a cargo del gobierno el Cnel. José Rodríguez, avanzó sobre la ciudad Mariano Rodríguez apoyado por los aborígenes que integraban la milicia de los Lanceros del Sauce. [11]
El vicepresidente Salvador María del Carril dispuso la intervención en la provincia, misión encomendada al ministro Santiago Derqui. Descubierta la confabulación, Camilo Aldao, Patricio Cullen, Marcelino Freyre, José Nicasio Oroño y Mariano Rodríguez se trasladaron al sur y desde San Nicolás siguieron evaluando los acontecimientos. Hubo más intrigas y distintos enfrentamientos que impulsaron al gobernador Juan Pablo López a delegar el gobierno primero en el Cura de la Iglesia Matriz Dr. José de Amenábar y luego en el estanciero don Rosendo Fraga.
Situación en San Juan…
Una mirada hacia los sucesos en el oeste del territorio argentino, permite reconocer que en San Juan, cerca de los cerros precordilleranos aumentaban los conflictos entre distintos grupos políticos -unitarios y federales- y tales luchas generaban frecuentes dificultades al gobernador Francisco D. Díaz aunque no impidieron la reunión de la Convención Constituyente integrada por una mayoría liberal.
El General Nazario Benavídez, comandante de la división del oeste, fue electo para ejercer la presidencia; los treinta y cuatro convencionales participaron en los debates. Al término de un año y nueve meses de deliberaciones, fue sancionada la primera Constitución de San Juan.
El gobierno nacional la aprobó en septiembre de 1856 y en abril de 1857 como consecuencia de una sublevación fueron derrocadas las autoridades constituidas. El presidente de la Confederación Gral. Justo José de Urquiza envió al interventor Nicanor Molinas, quien regresaba de cumplir idénticas funciones en La Rioja.
En febrero de 1857 el gobierno nacional propuso la repatriación de los restos del primer presidente argentino don Bernardino Rivadavia –tras el breve gobierno de Vicente López y Planes- y mediante un decreto del 14 de agosto de ese año, se dispuso el traslado desde Europa. En el puerto de Buenos Aires hubo una ceremonia cuando descendieron del barco el ataúd y con “gran despliegue patriótico” fue depositado en la Catedral hasta que el 2 de setiembre, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento fue sepultado en el cementerio de la Recoleta. Inmediatamente los políticos programaron nuevas gestiones económicas y el gobierno de Buenos Aires, reanudó el servicio del empréstito suscrito con los financistas de la compañía inglesa Baring Brothers, precisamente en tiempos del gobierno de don Bernardino Rivadavia.
En la provincia de San Juan, conforme lo expresó el historiador Diego Abad de Santillán, “el gobierno de Gómez Rufino, temeroso del general Benavídez, lo redujo a prisión el 19 de setiembre de 1858, lo encerró en un calabozo y le puso, a pesar de su edad avanzada, una barra de grillos de arroba y media a los pies”. Intervino el vicepresidente Salvador María del Carril -a cargo del Poder Ejecutivo- y mediante un decreto refrendado por el ministro del Interior Santiago Derqui, “designó una comisión compuesta por el doctor Baldomero García y el general José Miguel Galán, para que reclamasen la libertad del preso o se le sometiese a la justicia federal. Antes de que llegaran a la ciudad, el 23 de octubre de 1858 fue asesinado el gobernador de San Juan Nazario Benavídez y Santiago Derqui decidió que lo reemplazara el Coronel José Virasoro, una persona que se caracterizaba por su difícil comunicación y por tener una legión de enemigos. Se esperaba que por ajeno a la provincia pudiera manejarse en ese medio, dificultado por la eliminación del caudillo popular. Era un error: los liberales fortalecidos por el pacto de noviembre incitaban la pasión localista contra el intruso.”
Al agravarse la situación el ministro Derqui decidió viajar hasta esa provincia y presidir la misión federal. En Buenos Aires celebraron ese asesinato como un triunfo del pueblo, mientras que en Paraná y en las restantes provincias se lo reconoció como un crimen político.
Mirada sobre el Litoral…
En ese tiempo la provincia de Santa Fe estaba dividida en cuatro departamentos: La Capital (11.209 habitantes), cuya cabecera es la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz y abarcaba el Paso de Santo Tomé, las Chacras; las Quintas; Ascochingas y Añapiré; las colonias de aborígenes de San Pedro y del Sauce –San Jerónimo del Sauce-; la colonia Esperanza y en el norte los cantones de frontera. El departamento Rosario (22.751 habitantes), cuya cabecera es la ciudad de ese nombre, comprendía las villas San Lorenzo y al sur Villa Constitución; las Chacras y los cantones de la frontera sur. El departamento San José (2.463 habitantes), con el pueblo San José del Rincón –el Rincón de Antón Martín- y distritos Rurales de Arriba, de Abajo y de Calchines. El departamento San Jerónimo (4.838 habitantes), con el pueblo de Coronda como cabecera y en la zona rural: Barrancas, Lomas, Carcarañá Abajo y Arriba, Monte de José Ñudo y Desmochado. Sólo 4.304 habitantes eran extranjeros; representaban poco más del diez por ciento y a partir de ese primer censo de población realizado en abril de 1858, junto a las colonias organizadas por el gobierno se instalaron inmigrantes espontáneos de distintas nacionalidades en su mayoría franceses, suizos, alemanes, ingleses, italianos. La irregular distribución de la población determinaba que entre Santa Fe y Rosario se concentrara aproximadamente el 60 % del total en la provincia, situación semejante en la actualidad.
En la provincia de Entre Ríos, el Gral. Justo José de Urquiza cerca del río Uruguay, en su Estancia San José había cumplido otros de sus sueños: el 19 de marzo de 1859 se celebró la primera Misa en la capilla de esa residencia, frente al altar recubierto con oro y plata. Allí fueron bautizados después los aborígenes que los Pastores integraban al rebaño del catolicismo.
Lucha en las provincias…
Desde San Juan una vez más trascendía el horror: se había organizado el asesinato del gobernador, el correntino Coronel José Virasoro. Al decir del historiador José María Rosa, “había sido hecho gobernador de San Juan por Derqui“ y “fue un lamentable error: los liberales fortalecidos por el pacto de noviembre incitaban la pasión localista contra el intruso”.
El Coronel Virasoro tenía más enemigos que amigos y entre sus adversarios se destacaba el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento, ministro del Gral. Bartolomé Mitre en la provincia de Buenos Aires, un hábil periodista que generaba frecuentes batallas utilizando las palabras como mortíferas armas. Ese asesinato fue anunciado por la prensa de Buenos Aires y el 14 de noviembre de 1860 por el diario chileno “Mercurio” de Valparaíso; dos días después, “a las ocho de la mañana, un grupo armado asalta la casa del gobernador de San Juan, que se desayunaba con su familia. Pese a entregarse, los asaltantes lo matan”, destacó el historiador Rosa.
En esas circunstancias, “Mitre estaba en Paraná con Derqui después de la entrevista de San José” y ambos estaban de acuerdo en que el gobernador de San Luis Juan Saa asumiera como interventor en San Juan. Recién el 24 de noviembre a la noche se difundió en Paraná la noticia del asesinato del Cnel. Virasoro; poco después en la Estancia de San José donde estaba el Gral. Urquiza y recién el 29 la noticia llegó a Buenos Aires. Enterado Mitre de la muerte de Virasoro hizo pública la decisión de enviar a don Juan Saa como interventor. Cuando el designado interventor llegó a Mendoza se encontró con que don Santiago Derqui demostraba comportamientos pendulares, ora apoyando a Mitre, ora en favor de Urquiza.
En ese tiempo eran consideradas provincias con gobiernos liberales Córdoba, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, las del camino del Alto Perú unidas por intereses comunes y dispuestas a colaborar con el gobierno de Buenos Aires. En una carta que José Posse envió a Bartolomé Mitre en marzo de 1861 “cuando trasciende que Derqui se queda con Urquiza, le manifestó: “Lo que temía desde siempre se ha realizado; el presidente se ha pasado de nuevo a los suyos… En materia de perfidias y felonías, poco tienen que aprender de afuera nuestros hombres públicos. Todavía espero que el presidente sirva a intereses y cosas peores… tratará de hacer mérito para que se le perdonen sus extravíos fugaces de liberalismo”. Mientras tanto, el diplomático inglés Eduardo Thornton opinaba: “Creo que las intenciones del señor Derqui son buenas, no es hombre que carezca de buen sentido y talento, pero carece de energía y se equivoca en su empeño de conciliación”. [12]
Continuaba su viaje el puntano Saa consciente de la difícil misión que debía cumplir, cuando sus acompañantes renunciaron porque sabían que la situación en San Juan era demasiado compleja. Antonino Aberastain no había asumido el cargo de gobernador pero convocó a las milicias sanjuaninas. Avanzaba el interventor Saa con aproximadamente 2.000 milicianos mendocinos apoyados por las fuerzas que mandaba Ángel Chacho Peñaloza desde La Rioja.
La energía incontrolada del odio impidió un oportuno razonamiento. La desigualdad de fuerzas anticipaba el resultado. A punta de lanza fue el combate durante tres horas; más de cuatrocientos muertos quedaron en el campo de batalla fundamentalmente por la imprevisión de Antonino Aberastain y numerosos prisioneros estuvieron custodiados por las tropas que comandaba el Teniente Coronel Clavero.
Vencido el enemigo, el interventor Saa llegó a San Juan, se hizo cargo del gobierno y al día siguiente ordenó el fusilamiento del Dr. Antonino Aberastain. El historiador Rosa reconoció que “las versiones de la muerte de Aberastain divergen. La oficial dice que fue matado porque intentó sobornar a sus captores. Thornton informa que “al prisionero, hombre muy robusto, se le obligó a ir a pie, sin calzado ni calcetines sobre un terreno muy escabroso, y después de andar tres leguas pidió un caballo o que lo mataran en el acto. El oficial que estaba a cargo resolvió hacer lo último”. [13]
Santa Fe, provincia invencible…
En Santa Fe, don Rosendo Fraga -estanciero- había reemplazado al gobernador Juan Pablo López y asumió como titular el 3 de septiembre de 1859. Un año de gobierno con constantes dificultades, provocó desánimo en el gobernador Fraga que ante la asamblea legislativa había insistido acerca de la necesidad de no “malgastar las tierras fiscales, que con el tiempo han de servir de base a innumerables adelantos”. El 5 de noviembre de 1860 decidió pedir licencia y los legisladores recién lo autorizaron el 10 de diciembre. El 9 de diciembre de 1860 renunció porque su enfermedad agotaba sus energías y sus esperanzas; el mismo día fue reemplazado por don Pascual Rosas.
En ese tiempo, el sanjuanino Waldino Baldomero Maradona tenía siete años; seguía creciendo: jugaba, aprendía a leer, a escribir y a calcular.
En la provincia invencible, a pesar de la crisis política y económica, don Pascual Rosas seguía gobernando. El 17 de septiembre de 1861 se encontraron en las márgenes del arroyo Pavón -en el actual departamento Constitución-, las fuerzas de los generales Bartolomé Mitre y las de Justo José de Urquiza, a quien el gobernador Pascual Rosas le había ofrecido su apoyo.
No hubo batalla y el Gral. Urquiza optó por retirarse hacia Entre Ríos, permitiendo el avance de las tropas de Mitre hacia el norte. Estaba en Rosario el presidente Derqui cuando la ciudad fue tomada y aunque Urquiza quiso evitar una matanza, en Cañada de Gómez hubo lucha y pudieron salvarse José Hernández y Leandro Nicéforo Alem. El gobernador Pascual Rosas el 4 de diciembre decidió partir hacia el Chaco y asumió provisoriamente esas funciones don Tomás Cullen, jefe de policía de La Capital. Al día siguiente de la celebración de la Natividad de Jesucristo, el Gral. Mitre entró en Santa Fe y ese mismo día -26 de diciembre de 1861- nombró a cargo del gobierno a don Domingo Crespo -perteneciente al clan de los Cullen–, quien asumió cinco días después. [14]
Mediante una ley sancionada por la asamblea legislativa nacional el 20 de febrero de 1862, caducaron las autoridades nacionales y la provincia de Santa Fe recuperó su autonomía a la vez que autorizó al Gral. Bartolomé Mitre -gobernador de Buenos Aires- a convocar a un nuevo Congreso. La asamblea legislativa santafesina, dos días después declaró caducos los poderes provinciales existentes al 11 de octubre de 1861 y eligió gobernador a don Patricio Cullen quien asumió el 23 de febrero de 1862, no soportó enfrentamientos armados pero distintas dificultades lo obligaron a renovar ocho veces al ministro General de Gobierno hasta que decidió renunciar y en enero de 1865 hubo elecciones.
El historiador santafesino Alejandro Damianovich ha reconocido “el país quedaba en manos del liberalismo porteño y los cambios que sobrevendrían llevarían en las próximas décadas a la transformación de la Argentina criolla, para adentrarse cada vez más en los tiempos modernos, junto a las grandes modificaciones, traerían una progresiva dependencia política y económica”.
Gobierno de José Nicasio Oroño
De acuerdo con las elecciones de enero, los electores se reunieron el 8 de febrero y fue electo gobernador don José Nicasio Oroño –corondino-, quien dispuso que se organizaran dos batallones que participaron en la guerra del Paraguay y para controlar el desplazamiento de las personas se impuso el uso del pasaporte.
En ese tiempo Waldino Baldomero Maradona cumplió doce años y sucesivas experiencias le permitían crecer, ¡vivir! con todos los riesgos que la condición humana impone desde el nacimiento hasta el instante final.
Transcurría el año 1867 y terminada la guerra del Paraguay, hubo una epidemia de cólera en la ciudad de Rosario. El gobernador Oroño dispuso la creación de los Consejos de Higiene para prevenir el contagio y atender a los enfermos. Por iniciativa de Oroño, en la legislatura santafesina se sancionaron leyes que generaron continuas polémicas: la de expropiación de los terrenos del Convento de San Carlos del 1º de febrero de 1867; la ley de cementerios –16 de septiembre de 1867- y la ley de matrimonio civil sancionada el 26 de septiembre de 1867, que favorecía los registros de las familias de inmigrantes pero al mismo tiempo provocó un conflicto con la Iglesia Católica porque hasta entonces todos los datos de las familias estaban anotados en las actas de matrimonios, nacimientos y defunciones firmadas por los curas párrocos.
El noble corondino que escribió un poema a San Jerónimo, fue censurado por el Obispo José María Gelabert y Crespo titular de la Diócesis que tenía su sede en Paraná, Entre Ríos, con jurisdicción en varias provincias entre ellas Santa Fe. En las capillas, durante los sermones se recomendaba a los fieles seguir cumpliendo con todos los requisitos anteriores a esa legislación. Al grito de ¡Masón! ¡Masón!… avanzaron sus opositores: Simón de Iriondo, el Sargento Mayor Nicolás Denis y el diputado –coronel– José Rodríguez, entre otros e inmediatamente en Rosario un grupo comandado por Patricio Rodríguez, Leopoldo Nalson, Servando Bayo y Eudoro Carrasco, exigía la renuncia de Oroño, quien decidió delegar el gobierno en José María Cullen y trasladarse hasta esa ciudad. Mientras tanto el gobierno nacional nombró dos interventores y el 23 de febrero de 1868 la legislatura santafesina nombró gobernador provisorio a Camilo Aldao. Hubo elecciones dos meses después y el 7 de abril de ese año fue electo gobernador el estanciero don Mariano Cabal.
Presencia de Domingo Faustino Sarmiento
El 12 de abril de 1868 hubo elecciones nacionales, una vez más con frecuentes confabulaciones. El 16 de agosto se reunió el Congreso, 79 electores votaron a don Domingo Faustino Sarmiento, el candidato del Club Argentino que lideraba el joven Adolfo Alsina -39 años-, candidato a la vicepresidencia. El Gral. Justo José de Urquiza obtuvo 26 votos -de Santa Fe, Entre Ríos y Salta-, Rufino de Elizalde: 22 votos de Santiago del Estero y Catamarca. Aunque se planteó que Sarmiento no había logrado la mayoría absoluta y hubo protestas porque algunas actas no llegaron a tiempo y tampoco habían votado los dos electores de La Rioja ni el único representante de Jujuy; el presidente de la asamblea legislativa Valentín Alsina proclamó presidente a Sarmiento y “al mencionar a su hijo Adolfo como vicepresidente, tuvo como un nudo en la garganta y lo sustituyó por el vicepresidente del cuerpo, Ángel Elías. Sarmiento se enteró de la elección al llegar a las costas brasileñas”. Regresaba de Estados Unidos tras cumplir con la misión que el presidente Bartolomé Mitre le había encomendado cuando Sarmiento era gobernador de San Juan y “se hizo insostenible su situación” porque estaba “hostigado por la impopularidad que le habían creado las dificultades financieras ocasionadas por su obra de gobierno y por su condición de director de guerra contra los montoneros”. Había llegado a Washington en mayo de 1865, cuando transcurría el primer mes del asesinato del presidente norteamericano Abraham Lincoln y aprovechó ese tiempo para acumular información y luego editar su biografía. [15]
El 30 de agosto de 1868, “al día siguiente de su llegada a Buenos Aires, una manifestación de maestros y de niños fue hasta su casa” y el maestro sanjuanino pronunció un discurso sobre “la educación y común y sobre la alta función que correspondía a los maestros”. Asumió la presidencia el 12 de octubre de 1868 y aunque evidentemente era uno de los adversarios de Urquiza, aceptó su invitación para festejar juntos los últimos triunfos. Sarmiento prefirió visitar antes algunas localidades en la provincia de Santa Fe y tenía previsto dialogar con Guillermo Wheelright, el empresario responsable de la construcción del ferrocarril de Rosario a Córdoba, evaluado y apoyado por el Dr. Juan Bautista Alberdi desde Chile, iniciativa que intentó usurpar don José Buschenthal, quien de acuerdo a lo expresado por el general Julio Argentino Roca, era “el prototipo del negociante y empresario que aparece en las épocas tumultuosas y desordenadas; figuras sin embargo que no carecen de cierta grandeza por el conocimiento que revelan tener del corazón humano y por la audacia o ingenio que despliegan en sus concepciones mercantiles”.
1870: Waldino Maradona llega a la provincia pujante…
Sabido es que hacia 1870 llegó Waldino Baldomero Maradona a la provincia de Santa Fe y una aproximación a su trayectoria permite advertir que desde su juventud, demostró ser un maestro de vocación, porque cuando el sueldo asignado a un preceptor era de veinticinco pesos y había que esperar varios meses para cobrarlos, no dudó en prestar servicios en la escuela de Colastiné. Se ha destacado que el 16 de febrero de 1872, en la colonia Coronda poblada en su mayoría por italianos y algunos suizos, asumió el primer preceptor don Alfredo Tatti, maestro que percibía $ 25 como única retribución; fue reemplazado por don Juan Marioni y luego por el joven Waldino Maradona, cuyo traslado prácticamente fue un ascenso, porque en ese tiempo la escuela corondina era de mayor categoría. Fue reemplazado por el preceptor José Hidalgo y cuando el maestro español tuvo que abandonar el cargo por haber castigado a un alumno, asumió esas funciones Juan Larrechea, hermano del estanciero y político.
El historiador santafesino Julio A. Caminos, refiriéndose a su amigo de Waldino Baldomero Maradona expresó: “Llegado a la provincia de Santa Fe allá por el ‘70, radicóse primero en Rosario y comenzó a poner en ejecución, en plena adolescencia, su plan civilizador… Y una a una van surgiendo por su iniciativa las humildes escuelitas de Barrancas, Gaboto, Colonia Oroño, Cañada de Gómez, Carcarañá, Totoras, Carrizales. El preceptor de veinte años comienza a paladear los frutos primerizos de su esfuerzo.”
Hay que tener en cuenta que a fines de enero de 1870, el gobernador Mariano Cabal recibió en Rosario al presidente Domingo Faustino Sarmiento, acompañado por una “selecta comitiva” -al decir del historiador José Carmelo Busaniche-, “la integraban el doctor José B. Gorostiaga, Ministro de Hacienda; el conde Amelot de Chaillon, encargado de negocios de Francia; el Conde De la Croce, Ministro de Italia; los Ministros de Prusia y Estados Unidos, señores Le Maistre y Kirk“, entre otros. [16]
En esa ciudad hubo un acto con motivo del “licenciamiento de los guardias nacionales santafesinos que habían combatido en la guerra del Paraguay y volvían a sus hogares” y luego el Presidente se trasladó a la ciudad de Santa Fe. El gobernador había delegado “el mando en su joven ministro, el Dr. Simón de Iriondo, quien presidió la recepción en la Capital de la provincia. Dos mil personas se reunieron para esperar al Presidente. En el café de la plaza se le sirvió un refresco. Por la noche, Cabal dio un baile en su honor en la Chinesca”, el palacete que construyó el político Ing. Larguía y que luego fue posesión de Cabal. [17]
La visita del Presidente Sarmiento generó diversas expectativas y “en el deseo de que pudiera apreciar el adelanto de las colonias, que era para los santafesinos un motivo de orgullo, el Gobernador organizó una visita a Esperanza. Acompañado por las autoridades provinciales y un gran número de vecinos, el Presidente Sarmiento partió para ella el 28 de enero”. [18]
Sarmiento y Maradona en Esperanza…
El entusiasta y joven político Waldino Baldomero Maradona, participó en esos actos. En Esperanza el presidente visitó las dos escuelas -católica y protestante-, comprobó que en cada una de ellas “se impartía la enseñanza, conjuntamente con la instrucción religiosa respectiva” y destacó que con “la asistencia a la misma escuela de niños de ambos sexos… Esperanza había logrado lo que en Buenos Aires no había podido conseguirse todavía.” En su honor hubo un banquete y en su discurso el presidente Sarmiento después de agradecer “la recepción que se le había hecho”, “los incitó a no rendir culto al fanatismo de las creencias, a mantener en alto la bandera de la tolerancia recíproca y a vivir como una sola familia, en el seno de la tierra que habían aceptado por segunda patria”.
La semana siguiente, el presidente Sarmiento con la mencionada comitiva, viajó hacia Concepción del Uruguay en el buque de guerra Pavón, acompañado por el gobernador Mariano Cabal, amigo y socio de Urquiza en algunas empresas.
Sarmiento y Urquiza
Desde distintas perspectivas se han escrito incontables páginas sobre las circunstancias que motivaron ese sorprendente encuentro del estanciero Urquiza y del maestro Domingo Faustino Sarmiento, precisamente el 3 de febrero de 1870, fecha en que se conmemoraba el décimo octavo aniversario de la batalla de Caseros, cuando el Gral. Urquiza venció al Brigadier Gral. Juan Manuel de Rosas. Los honores preparados por Urquiza estimularon la arrogancia de Sarmiento, quien expresó: “Ahora sí me creo el presidente de la República, fuerte por el prestigio de la ley y el poderoso concurso de los pueblos”. Después visitaron otras colonias donde se decía que la agricultura contribuía a la integración de los pueblos.
Distintos historiadores han comentado las cartas que en ese tiempo se escribían Urquiza y Rosas, datos que reflejan una vez más la compleja trama de la historia de la Historia de los argentinos.
Las intrigas y el odio tejieron la urdimbre de una cruel confabulación cuyo desenlace modificó la situación política en todo el país. Ricardo López Jordán insistía en la defensa de la autonomía entrerriana y se manifestaba enemigo de Urquiza, razones que motivaron una creciente desconfianza y la sospecha de que intentaría matarlo. En algunas crónicas se comenta que en aquel tiempo se programaron otros atentados para eliminar al General Urquiza y “en el proceso consiguiente ante el juez Miguel J. Malarin, se vio implicado en alguna forma Adolfo Alsina“. La Suprema Corte condenó a muerte a Lucas Bergara pero le fue conmutada la pena y fue desterrado mediante un decreto firmado por el vicepresidente Salvador del Carril, refrendado por el ministro Pedro Lucas Funes.
En el otoño del año 1870, la oscuridad sirvió como eficaz escudo para el feroz ataque y por la parte posterior del palacio, entraron aproximadamente cincuenta paisanos que hicieron alarde de sus habilidades como jinetes y en el uso de las armas de fuego y de las armas blancas, revelando así los límites de su criminalidad. Es probable que el tiroteo haya espantado a las aves que estaban enjauladas y también a las que con mayor libertad podían buscar refugio en otras ramas cerca del palomar, sin alejarse demasiado de sus nidos ya que es sabido que las armas que usan algunos hombres, alarman a la mayoría de los animales.
En vano Urquiza trató de defenderse con la escopeta que le acercó su esposa. Empezó el tiroteo y uno de los asesinos dio en el blanco; lo socorrieron sus hijas y estaban abrazándolo cuando fue atacado con profundas puñaladas. El entusiasta estanciero, el eficiente empresario de la industria del tasajo y de los cueros curtidos, el propietario de una línea de navegación y el inversor para la construcción de líneas de ferrocarril, cayó muerto en un rincón del dormitorio el 11 de abril de 1870 a las diecinueve y treinta. Desorientados estaban sus familiares, entre el Amor y el odio, entre el horror y la Esperanza. La historia ha reiterado que “el general acababa de rehusar una propuesta hecha por ciertos industriales, quienes le ofrecían el pago de una suma anual de pesos 100.000 tan solo para tener derecho a cazar avestruces dentro de su inmenso predio”. Puede dar una idea de la grandiosidad de esta finca la cifra de sus ganados, que según una estadística fidedigna estaba representada por 350.000 vacunos, 80.000 carneros y 50.000 caballos. [19]
Asesinaron a Urquiza y allí se destacaban algunos de sus sueños: el altar construido en cedro con aplicaciones de oro; el baptisterio donde se guardaban la casulla y otros ornamentos utilizados por el Nuncio Pontificio en la celebración de la primera misa el día de San José -19 de marzo- de 1859, adquiridos en Barcelona por intermedio de don Salvador Ruseñol. Descansaba definitivamente el General Urquiza, y su lanza obsequio del herrero Pedro Guindón, usada también por Benjamín Virasoro en la batalla de Caseros. [20]
Se truncaron las obras que habrían convertido en realidad otro de los sueños terrenales de don Justo José: quiso ser un colonizador más e “intentó atraer a cien mil inmigrantes de la industriosa Cataluña para iniciar el proceso desarrollista en Entre Ríos”. Quedaron para servir a sucesivas generaciones, las líneas del ferrocarril Primer Entrerriano -Entre Riano- desde Puerto Ruiz a Gualeguay y estaba proyectando la línea Este de Concordia a Curuzú Cuatiá. Estuvo descuidado el monumental lago artificial de cien metros de largo por ciento veinte de ancho, con una profundidad de cinco metros; rodeado por una verja de hierro forjado quedó anclado el San Cipriano, con su máquina a vapor en descanso. No hubo entusiasmo para organizar otras fiestas venecianas como las que tanto alegraron al General y a sus huéspedes.
Sepultado el General Urquiza, en las salas de su lujosa residencia, otros sueños quedaron como testigos mudos: el arte del dibujante inglés Thomas J. Page. Afuera, estaba la majestuosa capilla que había sido diseñada por el arquitecto italiano Pedro Fossatti -el artista que diseñó la residencia y la iglesia de Concepción del Uruguay que se construyó en el mismo tiempo- y allí seguían luciéndose los ornamentos arquitectónicos y religiosos construidos por Antonio González en Concepción del Uruguay; los frescos del pintor Juan M. Blanes; las tallas de madera de distintas procedencias; las tres pilas de agua bendita que llegaron en 1857 desde Génova junto con los azulejos traídos desde Pas de Calais en Francia (y es oportuno decir que una de las pilas es exactamente igual a la existente en el Vaticano). En tales circunstancias, era un puntual llamado para orar, el tañido de las campanas hechas por don Antonio Massa en Buenos Aires. Seguían en posición vertical las magníficas obras de los tallistas españoles José Clusellas – y Pedro García mientras algunos rezaban ante la imagen de San José y el Niño Jesús -regalo de su primo Máximo de Elia diez años antes-, obra del grabador italiano Pablo Cataldi que “tenía un espléndido vestido de terciopelo bordado en oro y piedras. Estaba desocupada la habitación del capellán. En el Jardín Francés -con su artística reja de hierro fundido y su portal del mismo material realizados por el herrero Francisco Carulla de Buenos Aires- y en el Parque Exótico situado al frente, quedaban las huellas del jardinero francés Avice Marin y sus colaboradores el horticultor Dupuy Jamain y el especialista en trazado y preparación de jardines Alphonso Lavisse. Apoyados en sus respectivas columnas estaban los bustos de los cuatro conquistadores: Alejandro Magno, Hernán Cortés, Julio César y Napoleón Bonaparte y esculturas representando los cuatro continentes que Urquiza hizo traer desde Italia.
En los pagos de Entre Ríos –como en todo el planeta-, las cuatro estaciones con sus armónicos ciclos, desafiaban a las estatuas y a las construcciones resultantes del esfuerzo humano por hacer realidad algunos de sus sueños. El otoño transformaba en amarillo el verde de las hojas de algunos árboles transplantados años antes, como el singular alcornoque traído de Francia y otras especies obtenidas en sucesivos intercambios con José Gregorio Lezama que residía en Buenos Aires.
El Brigadier Gral. Juan Manuel de Rosas permanecía proscrito en Southampton, en Inglaterra y enterado del asesinato le envió una carta a su esposa Dolores Costa: “…he tenido la angustia fatal de perder a mi buena compañera Encarnación, conozco el largo tiempo que necesita usted para encontrar algún calmante a su amargura, tanto más cuando ha pasado por el tormento cruel de presenciar el desgraciado fin del suyo, tan querido.
El consuelo es el resultado del tiempo y de la concurrencia de la filosofía, de la religión por el trabajo y el llanto continuado concedido por Dios a las personas mayores”. [21]
Es oportuna una pausa para reiterar lo expresado por el periodista Gustavo José Víttori con motivo de la repatriación de los restos de Rosas: “La civilización y la barbarie están dentro nuestro como las dos caras de una misma moneda. Es necesario comprenderlo para, a partir de allí, intentar fortalecer la fuerza civilizadora, la de la convivencia fecunda. Nada puede transformarse en serio negando las realidades. No es fácil. Hay que decidir exponerse frente al otro, a declinar posiciones, a reconocer el derecho a visiones diferentes. Hay que renunciar a la falsa seguridad de los esquemas para emprender la aventura de buscar verdades más consistentes. La democracia ayuda ofreciendo un espacio adecuado y estimulante para tales ejercitaciones”. Es conveniente entender que “la civilización es, a nuestro juicio, un objetivo tan deseable como inestable, tan fecundo como delicado. Es un fruto prometedor, pero su cultivo no es fácil, debiéndose recordar que el resultado nunca es completo y que, como la contracara de la moneda, tiene partes amargas. [22]
El presidente Domingo Faustino Sarmiento al impulsar la extensión del ferrocarril desde Rosario a Córdoba, convocó a las provincias argentinas para participar en la Exposición Nacional que se realizaría en Córdoba y a la que fueron invitadas autoridades y empresarios de distintos países. Ecos del levantamiento de López Jordán en Entre Ríos y la epidemia de fiebre amarilla impidieron la apertura de la exposición el 1º de marzo de 1871, como estaba previsto. La población pudo observar a partir del 15 de octubre –hasta el 21 de enero de 1872-, las muestras de la producción cerealera; de legumbres; jardinería y floricultura; manufacturas de cuero y artesanías. Don Simón de Iriondo era el gobernador de Santa Fe; el doctor Aureliano Argento su ministro general y la Cámara de Representantes lo autorizó para que se ausentara durante cuarenta días. El historiador José Pérez Martín ha reiterado que “el pabellón de Santa Fe, instalado a la derecha de la entrada principal”, “fue organizado por el Dr. Lucas González“; “estaba junto al de los Estados Unidos y ocupaba una extensión de 76 metros cuadrados. Este pabellón llamó la atención por sus máquinas y sus productos. Y por otras cosas: las informaciones destacan la repostería, los bordados, la cerveza y las estadísticas.”
Algunos intereses de Lucas González…
Es interesante tener en cuenta que en aquellos meses, Lucas González estuvo muy ocupado porque como expresó el historiador Gastón Gori, “en virtud de ley del 22 de junio de 1872, el gobierno provincial contrató un empréstito con la firma Murrieta y Cía. de Londres. El apoderado de esa empresa en nuestro país, era el doctor Lucas González. El pago del impuesto tuvo dificultades y los servicios no pudieron ser cubiertos como estaba previsto”. Ocho años después, en la legislatura se trató un proyecto de ley que por el artículo 1º, autorizaba el pago de un tercio con “bonos del Tesoro que devengarían intereses” y “el inc. 5º establecía que se deslindarían tierras suficientes como para pagar las otras dos terceras partes de la deuda”. El art. 2º aclaraba que “las tierras deslindadas se ‘venderán en Inglaterra u otras partes de Europa para destinar el producido al pago del empréstito’…” Destaca Gori que “el autor del proyecto no era un ministro del P.E., como podría suponerse, ni tampoco el gobernador, sino el propio apoderado de la casa de Londres, doctor Lucas González“, como está escrito en las actas del Senado. La ley fue sancionada el 5 de octubre de 1880 disponía que “para las negociaciones subsiguientes” correspondía que se encargara de “su ejecución ‘una persona idónea’…” En consecuencia, fue otorgado el “poder para venderlas, no a un negociador perteneciente al gobierno por formar parte de él, o a un experto en asuntos de colonización e inmigración que tuviera fundamentalmente en cuenta estos aspectos, sino que consideró que la persona idónea de que hablaba la ley, era el apoderado de Murrieta y Cía., e hizo recaer el nombramiento en Lucas González. De modo que el gestor de los intereses de la casa prestataria de Londres, representaba a la provincia en la venta de 668 leguas cuadradas de tierra”, a la “Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Ltda.”, origen del latifundio del norte santafesino que significó la tragedia del quebracho colorado.
Además, por ley se estableció “la exención de impuestos” durante cinco años, como se había acordado para las colonias, aunque en su investigación Gastón Gori no halló pruebas acerca de si “el apoderado de la provincia o por la intervención de Juan Bautista Alberdi“, se “trató de incluir en las cláusulas del contrato la obligación de colonizar”. Advierte el destacado historiador santafesino: “El compromiso o el simple propósito de colonizar quedaría expresado en forma verbal, así como se le informó al doctor Lucas González sobre al futura creación de una empresa colonizadora”. [23]
Por tales funciones, el hábil Lucas González recibió diez mil pesos del gobierno provincial y pidió “veinte leguas cuadradas de tierra fiscal ‘como compensación de los servicios prestados’ en calidad de apoderado”, pero esa solicitud fue rechazada por los senadores “porque el doctor Lucas González no actuó como apoderado de la provincia, sino de Murrieta y Cía.” Insistió el apoderado solicitando “l0 leguas acompañando el poder legalizado como prueba” y nuevamente el pedido fue rechazado, “resolviéndose que el P.E. fijara honorarios y diera cuenta a las Cámaras”. Como destaca Gastón Gori, “en una época en la que gratificar con donación de tierra era frecuente”, ambas negativas fueron “por lo menos una prueba de que los nuevos legisladores veían de un modo distinto los beneficios obtenidos por la provincia.”
En otro párrafo, Gori analizó otros documentos relacionados con aquella enajenación de tierras que según había comunicado Lucas González estarían destinadas a “la formación de una compañía colonizadora. Pero la obligación de introducir inmigrantes con fines de colonización quedó en el tintero de los ingleses…”
Gori evaluó el informe de “Lucas González sobre la conclusión de sus gestiones, año 1881” y destacó que no constan “otras gestiones realizadas por el doctor González para venderlas a otros interesados, y sin que pueda afirmarse que los hubiera buscado para obtener precio más ventajoso y condiciones contractuales más beneficiosas para el país, concertó la venta –con la intervención del apoderado de Juan Bautista Alberdi, representante de Argentina- con sus poderes de Londres”. [24]
Del catálogo de la Exposición Nacional…
El historiador José Pérez Martín, refiriéndose a la Exposición Nacional realizada en Córdoba entre octubre de 1871 y enero de 1872, destacó que “noventa mil pesos fuertes acordó el Congreso Nacional para los gastos. La exposición fue un exponente magnífico de las riquezas del país. La de Maquinarias Agrícolas había sido instalada en Río Segundo y abierta unos meses antes, donde actuaron los jurados designados. Por Santa Fe lo fueron el Ing. Jonás Larguía y Guillermo Perkins“. Presidió la comisión provincial don Severo Echagüe y Julio Busaniche desempeñándose como secretario describió todos los productos que se enviaban: “… el catálogo general de la exposición, en lo que atañe a Santa Fe, enumera los conjuntos de semillas que fueron enviados por Enrique Clay, de Helvecia; Patricio Cullen, de Emilia; Tomás Lubary, de San Carlos; Jonás Larguía, de San Justo; Carlos Grognet, Guillermo Perkins, Melitón Sotomayor, Eugenio Pérez y Cecilio Echeverría, de Rosario; Alfredo Tatti, de Coronda; Aloys Zurbrucker, de Colonia San Jerónimo, y Severo Echagüe, de Esperanza. Se presentaba, además, trigo, maíz y harina de los molinos de Domingo Crespo y de Enrique Meyer. En otro lugar se exhibían aves embalsamadas, como garzas moras, patos silbadores y coronderos, gallinetas, etc.; igualmente embalsamados figuraban un yacaré, una nutria, un lobo, surubíes, dorados, armados, tortugas y patíes. Los cueros eran en natural y curtidos, como los de aguará, carpincho, ovejas, terneras y uno grande de tigre. En manufacturas, aparecían los ladrillos y baldosas de las fábricas de Víctor Salva y de José Bebegni, caños, tierra losa, carbón de algarrobo y ñandubay, una botella de miel de las colmenas de José María Aragón, seis libras de cera, maderas de construcción de diversas clases, tabaco en rama cosechado por Juan M. Molina, tabaco en polvo de la costa del Carcarañá, capullos de gusanos de seda de las colonias San Carlos y Coronda, pelucas, mates con cinceladuras de oro, panes con harinas de los molinos a vapor de José Manser, en San José, y de Mariano Bauer, en San Carlos. Había también barniz de resina de quebracho, fabricado por el farmacéutico Remigio Pérez, botellas de licor Esculapio, dulce y amargo, que preparaba don José Costa, y botellas de cerveza de las fábricas establecidas en Rosario por la firma Magdelin y la de Luis Van Strate en el departamento San José.
En repostería, se mostraban alfajores de la ciudad de Santa Fe, mazapanes, rosquillas, tabletas confeccionadas por doña Isidora Viana y biscochuelos preparados por doña Melchora Pujol. En dulces, los había de todas clases, desde los de naranja, tomate, sandía, leche, zapallo”, casi todos elaborados por doña Isidora. “En tejidos y bordados se mostraban toallas confeccionadas por las señoritas Videla; pañuelos y encajes, obras de la señorita Belén Candioti, dos escotes de camisas de encaje, labor de las señoritas Roteta; un paño crochet, hecho por Elenita Picazo de 5 años de edad. Cuadros al óleo representando al gaucho y a una china del Chaco y naturalezas”, obras de Josefa Díaz y Clucellas (hija de Diego Díaz y de Mercedes Clucellas, nacida el 1º de enero de 1851). “Además, planos de la ciudad de Santa Fe y del Colegio de la Inmaculada Concepción, un grabado de madera tallada con cortaplumas que representaba el escudo nacional, obra de Eduardo Lersch. Figuraba también un plano de Corrientes, hecho por el ingeniero José Caballero y del cual se había incautado Francisco Solano López cuando invadió la tierra correntina.” [25]
Waldino en Santa Fe de la Vera Cruz
Waldino Maradona desde comienzos de la década del ‘70, tenía amigos en Barrancas y estaba vinculado con vecinos de Coronda, lugar que el historiador Dr. Clementino S. Paredes ha reconocido como “…villa secular, asiento de nuestros primeros conquistadores, muralla incontenible del indígena, avanzada de la histórica Ciudad de Garay, posta intermedia entre las provincias del norte y la sede del antiguo virreinato, mantenedora de nuestras tradiciones nacionales… cuna de hombres de ciencia virtuosos, patriotas y preparados para el desempeño de funciones de gobierno y de institutos docentes.” Coronda, el lugar donde “en los albores de nuestra nacionalidad”, “el ejército Libertador” acampó en sus “extramuros, allá cerca del ombú de Basualdo… “
En la provincia de Santa Fe, a pesar de las críticas de los amigos del ex gobernador Oroño, el estanciero don Mariano Cabal intentaba transformar en realidades, otros sueños: siguió dedicándose a colonizar, a la industria saladeril y a explotaciones del quebracho colorado. En ese tiempo se estaba completando el ordenamiento de la legislación sobre tierras dispuesto por el gobernador Mariano Cabal dos años antes.
Vivía Waldino Baldomero Maradona, consciente de las actitudes que hay que asumir cuando se concreta un transplante. Había ampliado el horizonte de su cultura; sabía cómo hablar, leer, escribir; cómo usar correctamente el mismo código; cómo vincularse, cumpliendo con las propias responsabilidades y respetando los derechos ajenos; cómo seguir creciendo a partir del desarrollo ininterrumpido de sus conocimientos y de sus habilidades, cómo ser autoexigente obrando con humildad, sin sometimiento; cómo ser solidario sin rozar los límites del servilismo.
Jornada tras jornada estimuló en estos pagos del litoral, su propio arraigo y el de su familia, participando con entusiasmo en diversas actividades comunitarias. Así fue conociendo la historia de la Historia de los santafesinos y al mismo tiempo comenzó a ser protagonista de hechos trascendentes.
Anécdotas con espiritualidad…
A partir de la memoria de Waldino Maradona, el recopilador corondino Dr. Carlos P. Berra, ha elaborado algunas crónicas teniendo en cuenta sus cartas o sus comentarios.
En una de sus cartas, Maradona incluye una anécdota sobre un hecho sucedido treinta años antes de su llegada y así es posible saber que estuvo en los pagos de Coronda, “un cura muy querido y popular”: Fray Diego Giménez, “quien tuvo como notario y cantor a D. José Gregorio Núñez, venido de Córdoba”, un violinista notable que “era solicitado para que hiciera delicias con su prodigioso arco, y era compensado por la ponderación y los aplausos que se le prodigaban”. En ese tiempo, el santafesino José María Gelabert y Crespo tenía veinte años, era discípulo del Cura de la Matriz Dr. José de Amenábar y dos años después terminó el Presbiterado, amplió sus servicios espirituales.
Waldino Baldomero Maradona por sus actitudes demostraba ser fiel a su condición humana: espíritu encarnado, persona creada a imagen y semejanza de Dios. Se interesó por los problemas sociales y reconoció la importancia de los vínculos religiosos.
Cuando Maradona se instaló en Coronda, hacía ocho años que el sacerdote Julián Garcilazo era el Cura Vicario de Coronda, dependiente de la Diócesis de Paraná, creada por S.S. Pío IX, amigo del Gral. Justo José de Urquiza. Abarcaba las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe; aunque es oportuno destacar que la jurisdicción se extendía a los territorios del Chaco, Formosa y Misiones; diócesis sufragánea de la Arquidiócesis de la Plata con sede en Bolivia.
Seis años después el mismo Papa modificó el mapa eclesiástico de las provincias del río de la Plata; creó la Arquidiócesis de Buenos Aires y en consecuencia desde el 25 de marzo de 1865 la Diócesis de Paraná dependió de esa autoridad eclesial. [26]
Ese año, asumió el Obispo Monseñor José María Gelabert y Crespo, desempeñándose como Delegado Eclesiástico de la Provincia de Santa Fe, recorriendo la mayor parte de su territorio, desde Coronda hacia el sur acompañado por el Cura Vicario Julián Garcilazo. En ese tiempo, no había capillas en los campos situados en esa extensa zona, salvo el Convento de San Carlos en San Lorenzo.
Residía Waldino Baldomero Maradona en Coronda, cuando los fieles católicos de esa localidad organizaban las procesiones y desde distintos caminos llegaban los fieles cristianos con sus carros y sus carretas arrastrados por los lentos bueyes, instalándose cerca de las chacras en sus improvisados refugios, las bajas carpas que apenas los protegían de la intemperie. El Obispado había autorizado la celebración de los Oficios Religiosos en el oratorio de la estancia de don Carmelo Garcilazo, para ampliar las posibilidades de asistencia espiritual a los pobladores de esa zona. [27]
Al seguir la trayectoria de Waldino Baldomero Maradona, es posible hallar los testimonios de sus amigos, entre ellos Carlos Berra quien transcribió párrafos de sus cartas y así es posible saber que participaba en procesiones de Coronda, el músico Sereni protagonista de una sorprendente experiencia mientras se realizaba una procesión, porque “cuando se cantaban las letanías, Don Felipe Fernández que como autoridad la encabezaba, ignorando el itinerario fijado se le ocurrió preguntar, pero siguiendo la tonada… ‘hasta donde vamos…?’ a lo que el maestro Sereni le contestó, cantando: ‘Hasta lo de Negrete‘…” y desde entonces ese diálogo cantado se afianzó como un dicho común entre los corondinos que conocen sus historias y procuran defender sus tradiciones.
Vaivenes de los políticos…
Una vez más hubo elecciones en Santa Fe y se reiteraba una tradición: Simón de Iriondo, el ministro de Gobierno de don Mariano Cabal, gobernador delegado desde el 8 de abril de 1868, fue proclamado candidato para sucederlo. Las crónicas indican que durante las campañas electorales, no sólo se agredían con palabras porque con frecuencia, algunos integrantes de los diferentes grupos preferían el uso de otras armas. Los candidatos eran apoyados desde los clubes, en la capital de la provincia desde el Club del Orden, fundado entre otros por José María Cullen cuando estaba reunida la Convención que sancionó la primera Constitución Nacional y desde el Club del Pueblo, se impulsaba a don Simón de Iriondo, que siguió desempeñándose como ministro de gobierno y gobernador delegado hasta el 7 de abril de 1871. Luego, conforme al resultado de las elecciones asumió como gobernador titular el Dr. Simón de Iriondo, nacido en Santa Fe el 28 de octubre de 1836, hijo de Urbano de Yriondo y de Petrona Candioti, en consecuencia nieto del primer gobernador santafesino, el estanciero don Francisco Antonio Candioti.
Durante el primer año de gobierno, el Dr. Simón de Iriondo tuvo que estar alerta ante las frecuentes conspiraciones, organizadas por sus opositores y apoyados por algunos caudillos militares o rurales. El 6 de marzo de 1872 hubo un atentado contra Servando Bayo, quien como candidato del oficialismo, le sucedió en el gobierno.
En ese tiempo hubo otras confabulaciones con la participación de aborígenes que respondían a las órdenes de algunos políticos y aunque fracasaron en el intento de derrocar al gobernador, al retirarse invadieron algunas estancias y hubo importantes saqueos. Don José Nicasio Oroño representaba a la provincia como Senador en el Congreso Nacional y las crónicas lo nombraban como el responsable de esos hechos.
En el año 1872 se reformó la Constitución provincial y se creó el cargo de Vicegobernador, siendo designado por la misma Legislatura don Mariano Comas -también estanciero- para desempeñar esas funciones.
Mientras tanto, la provincia seguía organizándose: el 13 de agosto de 1873 se sancionó la ley de educación impulsada por el ministro General de Gobierno Dr. Melquíades Salva y el 2 de junio del año siguiente comenzó a funcionar la Superintendencia de Instrucción Primaria, desempeñando esas funciones el Canónigo Severo Echagüe y luego Francisco Malbrán, pero como ha destacado el Dr. Berra “el paso de estos ciudadanos fue breve e insensible su acción”.
Es razonable deducir que Waldino Baldomero Maradona habrá observado con interés todos esos acontecimientos porque es evidente que valoraba sutilmente todas las experiencias y evocaba con satisfacción algunas anécdotas de buen humor. Se ha destacado que acompañó como secretario, al presidente de la Nación, el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento, durante sus visitas a diversas localidades santafesinas.
En aquel tiempo, el gobernador de San Juan Manuel José Zavalla era amigo del presidente Sarmiento. Ante la elección de senador nacional se generó un conflicto porque Sarmiento se oponía a Guillermo Rawson, el candidato propuesto por Zavalla.
Ha destacado el historiador Rosa que Sarmiento “manda a Arredondo a hacer de las suyas: Zavalla escapa a San Luis y una nueva legislatura no elige a Rawson“, actitudes que demuestran que “el presidente había hecho de la no elección de Rawson una cuestión de amor propio”.
Se impone un ejercicio de memoria: después de la batalla de Cepeda, Sarmiento fue diputado en la Convención reformadora de la Constitución Nacional; propuso que el país se denominase “Provincias Unidas del Río de la Plata”; conoció las circunstancias que rodearon sucesivos asesinatos por motivos políticos, entre ellos el cruel desenlace que eliminó al caudillo Chacho Peñaloza.
Las palabras fueron las armas contundentes que usó el sanjuanino Sarmiento desde distintas latitudes y en distintos momentos. Cuando cumplía funciones como “director de la guerra contra los insumisos”, difundió su Manifiesto: “Conciudadanos: Peñaloza se ha quitado la máscara… se propone reconstruir la República sobre el plan que él ha ideado por el modelo de Los Llanos. Bajo su dirección e impulso, estas provincias serán luego un vasto desierto, donde reinen el pillaje, la barbarie y la montonera constituida en el gobierno”. Hubo sangrientas batallas; el Chacho fue derrotado tres veces. “Intentó el caudillo riojano ponerse en términos de paz con Sarmiento, pero no recibió ninguna respuesta y sí la intimación de someterse a castigo”. Se había refugiado en Olta y allí tuvo que rendirse a las tropas del denominado ejército nacional. Un instante suele ser suficiente para conocer la íntima dimensión de la persona humana. El mayor Irrazábal asesino al Chacho a lanzazos -arma que el riojano usó en todos los combates- y ordenó que su cabeza se exhibiera en la punta de una lanza “para escarmiento”, lógicamente de quienes seguían viviendo y creían necesario seguir luchando para defender sus convicciones, sus ideales. Al trascender la noticia, Guillermo Rawson censuró las actitudes de Sarmiento. En idéntica dirección lo criticaron en la provincia de Entre Ríos, José Hernández desde El Argentino que se editaba en Paraná y Olegario Víctor Andrade en El Porvenir, periódico publicado en Gualeguaychú. Esos hechos han demostrado que la barbarie no era característica exclusiva de las montoneras y que la civilización de poco sirve si no hay amor y respeto a la dignidad humana. [28]
A fines del siglo XIX, la violencia se manifestaba en distintos escenarios y siguiendo al historiador Rosa es posible saber que “después de aplicar la ley marcial en San Juan, el tremendo Arredondo va a San Luis a combatir la montonera de Santos Guayama” y allí capturó “a uno de sus oficiales, un joven mendocino vinculado a las tradicionales familias federales de Mendoza, Zacarías Segura. Ordena su fusilamiento sin proceso ni consejo de guerra, aunque todo San Luis, de gobernador abajo, piden por él. El fusilamiento de Segura sin proceso y sin ‘ley de guerra’ será uno de los constantes argumentos opositores a Sarmiento, Mitre inclusive.”
Es interesante recordar lo expresado en la Cámara de Senadores por Bartolomé Mitre: “… es un asesinato porque todo hombre que no es muerto por sentencia de su juez natural está mal muerto… La ejecución de un prisionero, sea o no delincuente político, sea bandolero o beligerante, yo la califico de tal…” Aunque Sarmiento había afirmado que “las ideas no se matan”, tales hechos demostraban que era posible matar a quienes expresaran otras ideas. El 21 de agosto de 1873 el presidente Sarmiento remitió un proyecto al Congreso prohibiendo participar en política a los militares con mando de tropas y ordenó a Arredondo que regresara a Buenos Aires, quien desobedeció la orden y fue arrestado. [29]
Al comenzar la campaña electoral, se aceleraba la actividad en los clubes y se proclamaban los candidatos, entre ellos el Dr. Nicolás Avellaneda. Las crónicas revelan las frecuentes intrigas, los agravios, los crímenes por intereses políticos y el fraude. En aquel tiempo se vivió otra absurda guerra civil y “el 12 de octubre de 1874 -en plena revolución que a todos parecía triunfante-, Avellaneda se hace cargo del gobierno con expectativa de los congresales y ausencia de pueblo. Sarmiento se lo entrega deseándole que se haga digno del sillón ‘donde Rivadavia y Sarmiento se sentaron’. Avellaneda, concesión a los liberales que podían llegar triunfantes de un momento a otro, recuerda ‘la tradición de los partidos liberales que lucharon contra Rosas’ que llama ‘única y legítima’.”
Waldino Baldomero: concejal en Coronda…
En el año 1874, Waldino Baldomero Maradona tenía veinte años y al ser reconocido por su capacidad y por sus valores éticos, fue proclamado concejal en Coronda (departamento San Jerónimo).
Por su sensibilidad y por su formación católica, Maradona supo valorar la fecunda acción evangelizadora del Obispo Gelabert, misión pastoral iniciada cinco años antes de su llegada a Coronda.
En aquel tiempo, don Facundo Zuviría apoyaba la labor del Obispo Gelabert y su constante iniciativa de levantar templos, fue destacada por el sacerdote jesuita Padre Guillermo Furlong al expresar que “la acción de Monseñor Gelabert fue titánica y así se explica que, si no día a día, ciertamente mes a mes, inauguraba una nueva iglesia o capilla, y la Curia se veía en apuros y tenía que hacer malabarismos para hallar párrocos o capellanes para tantas nuevas fundaciones”; testimonios reiterados por el Presbítero Edgar Gabriel Stoffel en una interesante biografía.
En la provincia de Santa Fe, el 7 de abril de 1874 asumieron sus funciones el gobernador Servando Bayo y el vicegobernador Juan Manuel Zavalla, quien lo apoyó oportunamente en todas sus iniciativas. El gobernador Bayo era católico y fue un perseverante opositor al ex gobernador José Nicasio Oroño, corondino y católico, aunque fue acusado de masón por haber promulgado la ley de matrimonio civil y la que creó los cementerios públicos, servicios que hasta ese momento estaban exclusivamente a cargo de la Iglesia Católica. Es necesario comprender que la creciente inmigración, como la Constitución Nacional lo había previsto, provocó que la población se integrara con distintas nacionalidades y distintas creencias religiosas, y el propósito de Oroño fue el de solucionar esas dificultades porque surgía una discriminación no deseada debido al vacío legislativo, no podían anotarse los nacimientos de los hijos de los colonizadores que no eran católicos, aunque al convocarlos se sabía que eran protestantes o judíos. Hay que tener en cuenta que en febrero de 1875 el presidente Nicolás Avellaneda tuvo que “afrontar un brote agudo anticlerical”; el obispo Monseñor Aneiros “modificó la alteración de algunas parroquias y entregó el templo de San Ignacio a sus antiguos dueños, los jesuitas. El hecho produjo un desborde pasional, fue agriamente comentado por la prensa y en los ambientes populares y estudiantiles; además monseñor Aneiros había sido electo diputado nacional por el partido autonomista. Los estudiantes realizaron un acto de protesta en el teatro Variedades y luego algunos grupos atacaron el palacio arzobispal y causaron destrozos, mientras otra parte de los concurrentes al teatro Variedades se dirigió al Colegio del Salvador y lo incendió al ser muerto uno de los manifestantes por alguien del interior del colegio. Esos desmanes fueron condenados por la opinión pública y el gobierno decretó el estado de sitio por treinta días”. [30]
Maradona, Secretario Inspector de instrucción pública…
En aquel tiempo, Waldino Baldomero Maradona fue designado Secretario Inspector de la Comisión de Instrucción Pública del Departamento San Jerónimo (Santa Fe). El 1º de marzo de 1875 el Superintendente de Instrucción Primaria Escuelas don Milciades Echagüe –sacerdote-, remitió una nota al Secretario Inspector de Escuelas, cuyo texto reprodujo el recopilador corondino Dr. Carlos Berra. En el primer párrafo consta que le devolvió el Reglamento interno de esa Comisión que le pareció “bueno y aceptable”, aunque por separado le sugirió “algunas ligeras enmiendas”, “necesarias para la mejor interpretación y cumplimiento de la ley”, destacando que la Comisión podía “aceptarlas o no”, “pues es de su exclusiva competencia formar y aprobar su Reglamento”. [31]
En el segundo párrafo expresaba la necesidad de recibir la información pedida para completar las planillas que se enviarían a Buenos Aires para solicitar la subvención nacional correspondiente a ese cuatrimestre. Le sugirió que pidiera licencia y el 17 de marzo viajara a Santa Fe para recibir “personalmente unos $ 500 pesos fuertes o más, si es posible, de un dinero que estamos por recibir, a cuenta de la subvención provincial, para ayudar al pago de las maestras y creación de las escuelas; pues comprendo que tan a los principios las comisiones deben ser ayudadas en lo posible, si han de marchar con regularidad hasta que puedan organizar bien sus rentas”. Insistió en el párrafo siguiente: “Este dinero debe pues recibirlo Ud. aquí, o en su defecto una persona de su confianza, completamente autorizada por esa Comisión.
También tengo una cantidad de regular de libros, que se los entregaré para que puedan atender provisoriamente el pedido de los niños pobres o para aquellos otros de que habla la ley, cargándoselos en cuenta, según el caso”. Después de los saludos y de un mensaje para el Sr. Cura, en el último párrafo le recomendó enviar un telegrama oficial si decidía la semana siguiente, incluyendo el texto inicial que debía transcribir teniendo en cuenta su carácter oficial.
El 26 de agosto de 1876 se produjo un cambio notable en la Superintendencia de la Instrucción Primaria cuando cesó en su breve desempeño don Francisco Malbrán y asumió “un maestro en el exacto sentido, un técnico, un enamorado de la educación popular; y ese espíritu modelador, cultísimo cuya actuación ha debido merecer los honores del bronce” -al decir de su ex alumno Carlos Berra-, era el profesor de Gramática de la Escuela Normal de Santa Fe don Isidoro Aliau. El 22 de septiembre de 1877 fue aprobado el reglamento de escuelas de la provincia, elaborado por Inspector Gral. de Escuelas Isidro Aliau que incorporaba la música vocal en los planes de las escuelas elementales. Hacía trece años desde el nombramiento del primer maestro de música en las escuelas normales y recién diez años después, se crearon los cargos de profesores de música y de gimnasia para las escuelas del departamento La Capital. Estas referencias permiten imaginar los diálogos entre los maestros Maradona y -, conscientes de la importancia de la educación para eliminar la insoslayable discriminación que emerge del analfabetismo. Durante seis años crecieron las escuelas santafesinas con las iniciativas del inspector Isidro Aliau hasta que se constituyó el primer Consejo de Instrucción Primaria de Santa Fe presidido por el Dr. Mariano A. Quiroga.
Terminado el período del gobernador Servando Bayo, fue reelecto para esas funciones el Dr. Simón de Iriondo y a pesar de sus intentos de conciliación integrando el gabinete con representantes de distintos grupos, la semana siguiente a la asunción del cargo tuvo que soportar una sublevación en la ciudad de Santa Fe. Las crónicas acusaron a Mariano Cabal, José María Cullen y José Nicasio Oroño como responsables de esa situación que culminó con crímenes y robos en varias viviendas y en algunas estancias. Una vez más se comentó que el grupo subversivo había sido apoyado desde Buenos Aires.
Mercado de Abasto de Coronda
Desde otra perspectiva surgen otros hechos y se advierten otros arquetipos. El Dr. Eudocio S. Giménez, ha reconocido que en aquel tiempo, “Don Waldino Maradona, viejo amigo de Coronda, hombre dotado de clarísima inteligencia y de un dinamismo extraordinario que puso siempre al servicio de las causas más nobles, ya como maestro, como funcionario, comerciante, legislador, colonizador, periodista y como autor de iniciativas de gran aliento, había conseguido de la Comuna de Coronda, una concesión para construir el Mercado de Abasto a que ya se referían las ordenanzas municipales. El 31 de diciembre de 1879, Maradona entrega al servicio público su establecimiento, que estuvo situado en la propiedad que fue más tarde de D. Pedro P. Jiménez.“ [32]
Maradona y la Exposición Agrícola…
En el año 1879 el gobernador de Santa Fe Dr. Simón de Iriondo, logró avanzar en algunos proyectos: se resolvieron cuestiones de límites y de tierras fiscales; se continuaron algunas obras ferroviarias. El presidente Avellaneda fue invitado para visitar algunas colonias, se organizó una Exposición Agrícola y en esas actividades participó el entusiasta Waldino Baldomero Maradona.
En ese tiempo, el canónigo Julián Garcilazo se desempeñaba como Vicario desde 1862, ante la falta de recursos para ampliar el edificio de la Casa Parroquial de Coronda, solicitó el apoyo al gobierno nacional y en consecuencia, don Waldino Maradona pidió al presidente Avellaneda que apoyara el otorgamiento de “una subvención mensual durante un año para esas mejoras”. Ese año hubo otros hechos insoslayables: en septiembre llegó a Buenos Aires el Dr. Juan Bautista Alberdi; “desembarcó en la capital después de cuarenta años de ausencia, anciano, pobre, pero no por eso sin la aureola de uno de los pensadores más ilustres”; algunos lo reconocía como “el hombre que tuvo más influencia en el pensamiento de las nuevas generaciones”. Había sido electo diputado por Tucumán -su provincia natal- y algunos amigos lo propusieron para que integrara la Suprema Corte de Justicia.
La lucha por el poder…
En los primeros días de octubre de 1879, culminó un conflicto originado en la provincia de Jujuy con motivo de las últimas elecciones, situación en la que intervino Domingo Faustino Sarmiento sin imaginarse que mientras él descansaba en su isla de Carapachay en el Delta, sus adversarios mitristas y autonomistas estaban intentando desplazarlo del ministerio. Enterado de esa confabulación concurrió al recinto de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional y expresó: “Tengo las manos llenas de verdades que voy a desparramar a los cuatro vientos para disipar los fantasmas o neblinas que asustan o enceguecen a la opinión pública”.[33]
Una vez más, el huracán de las pasiones políticas dispersó los sueños del maestro sanjuanino quien pretendía ser electo por segunda vez para ejercer la presidencia de la Nación.
Durante casi dos décadas los nacionalistas soñaban y luchaban por la nacionalización de Buenos Aires, mientras los autonomistas defendían su autonomía. Se pusieron de acuerdo al sancionar la ley Nº 4144 de residencia, que autorizaba a deportar a los extranjeros.
En el año 1880 en circunstancias diferentes, los nacionalistas defendieron la autonomía de Buenos Aires porque allí tenían su poder y los autonomistas que habían llegado al gobierno, defendieron la nacionalización. Aparentes contradicciones porque en realidad esas posiciones respondían a intereses determinados en distintas circunstancias. Hay que tener en cuenta que en el año 1857 se estaba organizando el pueblo de Villa Constitución -con la participación de los políticos Camilo Aldao, José Nicasio Oroño, José María Echagüe y Marcelino Freyre- y en el plano se habían marcado veintidós manzanas que se destinarían a la construcción de los edificios públicos cuando se soñó que Villa Constitución sería declarada Capital Federal y en consecuencia, sede de las autoridades nacionales. Una década después se propuso que fuera la ciudad de Rosario y se insistió en dos oportunidades. Otras provincias tuvieron sueños semejantes y en el año 1880, los santafesinos lo intentaron una vez más.
El 11 de agosto de 1880, el presidente Avellaneda renunció y se fue “a su casa de Buenos Aires para caer ‘en un profundo letargo en el que pasó tres días consecutivos’. Nadie lo pudo ver; ‘sus médicos ordenaban que no le despertasen ni aún para darle alimentos, que lo dejasen dormir’.”
La renuncia fue rechazada y superada la crisis en la legislatura, el 24 de agosto el Poder Ejecutivo envió a la Cámara de Senadores el proyecto declarando capital al municipio de Buenos Aires, correspondiendo a la provincia concretar la cesión pertinente del territorio y de varios edificios públicos. Hubo oposiciones; el Diputado Leandro Nicéforo Alem habló durante tres sesiones manifestando sus argumentos en contra de esa iniciativa aunque los porteños habían acumulado suficientes votos como para ver cumplido otro de sus sueños: que Buenos Aires fuera declarada Capital Federal de la República Argentina. [34]
Desde que Rivadavia estuvo sentado en el sillón de la presidencia de la Nación, no se logró solucionar ese conflicto a pesar de los sucesivos intentos y la voluntad del Bartolomé Mitre. En la Cámara de Diputados de la Legislatura de Buenos Aires, el 20 de septiembre de 1880 fue sancionada esa ley, bajo la autoridad del interventor nacional y con la presidencia del Dr. Juan Bautista Alberdi, el reconocido autor de las Bases y Puntos de Partida para la Constitución Nacional.
Hubo elecciones nacionales y a pesar de la prédica de La Nación y de la advertencia en El Nacional: “Basta de presidentes provincianos; será un porteño o iremos a la guerra civil”, triunfó otro tucumano. [35]
El 12 de octubre de 1880 asumió el Gral. Julio Argentino Roca y en su mensaje a la asamblea legislativa destacó: “Necesitamos paz duradera, orden estable y libertad permanente… emplearé todos los resortes y facultades que la Constitución ha puesto en manos del Poder Ejecutivo para evitar, sofocar y reprimir cualquier tentativa contra la paz pública… Paz y administración serán mis propósitos”. Así se expresaba quien refiriéndose a su relación con los sanjuaninos manifestó: “… he dejado buenos amigos, pensando siempre en el porvenir. No hay como sembrar con tiempo y sin apresurarse en las estaciones…”
Las sombras de la incomprensión y de la tolerancia acosaron a Alberdi y el decepcionado político decidió pasar sus últimos años en Francia. Como una contradicción más en la historia de los argentinos, en distintas provincias hay localidades, calles, bibliotecas y escuelas con su nombre.
Ese año comenzaron a gestarse otros conflictos políticos en la provincia de Santa Fe y se manifestaron en 1881, cuando un grupo de autonomistas se expresó en contra del gobernador Simón de Iriondo, con el evidente apoyo del presidente Julio Argentino Roca. Inmediatamente el gobernador pensó en su cuñado el Presbítero Manuel M. Zavalla, como su oportuno sucesor para evitar inútiles confrontaciones.
Coronda: inauguración del Hospital.
El 7 de febrero de 1882 fue electo el Presbítero Manuel M. Zavalla y por su enfermedad no pudo prestar juramento ni asumir esas funciones. El vicegobernador Dr. Cándido Pujato lo reemplazó y durante ese período se constituyeron las Comisiones de Fomento con el propósito de entender en lo relativo a caminos y comunicaciones, constituyendo la base de las instituciones comunales y municipales.
En el año 1883, Waldino Baldomero Maradona pronunció un discurso con motivo de la inauguración de las obras del Hospital San Roque auspiciadas por la Sociedad de Beneficencia de Coronda. Es interesante su lectura porque refleja algunos rasgos de su personalidad y de sus percepciones:
“La casa de Dios al fin abre sus puertas para recibir a los desvalidos. Esta casa santa de la caridad, tiene su historia; ella fue construida e iniciada esta institución por el benemérito ciudadano Coronel Don José Rodríguez, aquí presente. Creo que es para su pueblo y para su conciencia una obra que le honra y hace honor. No trato aquí de hablar de su costo, no; hablo de su objeto, de su significado, nada comparable con todo el oro del mundo; esta obra descansa sobre la base inconmovible que le da el prestigio de su destino. Ya tienen, pues, un techo, los pobres de Coronda. Aquí todos caben; en esta casa no se pregunta cuánto es el número de los que la necesitan, ni su nacionalidad, ni su creencia, ni su profesión, ni alcurnia. La cooperación decidida de los Señores de la Sociedad de Beneficencia, del vecindario del Departamento, unidos todos estos elementos a la iniciativa del señor Coronel Rodríguez, ha coronado el éxito de las aspiraciones tantas veces manifestadas por la población y exigidos por la necesidad de los menesterosos. Los hospitales deben tener su renta propia, deben ser instituciones con vida propia, porque es una necesidad que tienen las poblaciones, hoy que la caridad ejercida a domicilio no da los resultados que se desean, porque lejos de beneficiar al pobre, sirve otros, para fomentar la ociosidad y toda la cohorte de los vicios. Que esta institución abra sus puertas para que los necesitados concurran a satisfacer sus necesidades, que el pueblo y las personas piadosas mantengan esta casa con altura, para que sea la prueba más elocuente que esta población se ha preocupado de la clase desheredada. ¡Ah! Señores, la caridad ejercida por las almas nobles al desgraciado que la implora, es ante los ojos de la conciencia y de Dios, lo más sublime; ella es un destello de la providencia que ilumina a quienes la ejercen; el camino de su glorificación, porque la caridad es el ángel que viaja continuamente por todos los campos de la necesidad, consuela al afligido, mitiga los dolores del hombre, da pan al huérfano, agua al sediento, consejo al que lo ha menester y sirve de estímulo al que olvidando a Dios y su misericordia, se ofusca y cae en al postración de la desgracia y llora y desespera su destino.
La fe, la esperanza y la caridad, es la augusta trinidad del cristianismo; ellas tres obran de consuno y sin ellas, no hay norte, no hay conformidad en los sinsabores de la vida y mancomunadas ellas tres, son bálsamo que cura las heridas de la desgracia.
Hagamos caridad y habremos asegurado el cielo. He dicho. Waldino B. Maradona. Coronda, 1883.”
Maradona: socio honorario de Sociedad Cosmopolita…
Waldino Maradona esparcía sus iniciativas en distintas localidades y apoyaba cualquier intento de promoción educativa. A mediados de 1883, mientras se estaban terminando las obras del hospital corondino, en la capital de la provincia crecieron los diálogos entre amigos dispuestos a fundar una sociedad con fines benéficos, siguiendo la experiencia de la Sociedad Española de Socorros Mutuos.
Así fue como el 15 de agosto de 1883, en el domicilio de Alfonso Grillise reunieron los vecinos Leopoldo Almada, Pablo Constanzó, Ciriaco y Casiano Loza, José Moreira, Manuel Rastellini, Pedro San Martín, Samuel Santa Cruz; Reinaldo, Cirilo, Eugenio y Severo Suárez, entre otros para dejar constituida la entidad cuya presidencia provisoria encomendaron Pedro San Martín, quien se refirió a “lo útil que era una sociedad de socorros mutuos”, leyéndose el proyecto de estatuto o reglamento que pidieron fuera revisado por el doctor Mariano Quiroga. Dos semanas después, se reunieron con la presencia de los primeros socios: “Román Marín, A. Béguelin, Dionisio Cepeda, Felipe Fontanarrosa, Genaro Oroño, José Gorosito, Juan Guinle, Cástulo, Pedro y Rafael Ponce, Feliciano Machado, Policarpo y Gerónimo Garcilazo, Gil Aguiar, Francisco Ruso y otros”; fueron designados “socios honorarios los doctores Pujato y Yánez, y los señores Waldino B. Maradona , Manuel Rastellini, Mariano Echagüe y Alejandro Lamothe. En la reunión del 8 de setiembre, en vano esperaron durante dos horas al doctor Quiroga para que leyera el proyecto de reglamento, estableciéndose el día 16 para la realización del solemne acto de inauguración. “Los señores Grilli, San Martín y Oroño se encargarían de pedir la banda del 7 de abril, el señor Loza los cohetes y bombas, y los señores Moreira, Cello y Constanzó ‘para la compostura del salón’.”
Santa Fe: nueve Departamentos…
Es oportuno tener en cuenta que en la provincia de Santa Fe, el electo gobernador presbítero Manuel M. Zavalla no pudo hacerse cargo ni prestar juramento en 1882 debido a su enfermedad, reemplazándolo en esas funciones hasta 1886, el vicegobernador Dr. Cándido Pujato y dos años después, se desempeñó como ministro General de Gobierno el Dr. José Gálvez.
El 28 de octubre de 1883 se sancionó la ley que reconoció los límites de nueve departamentos; se crearon los departamentos San Javier, Las Colonias, San Lorenzo, Iriondo y General López. En consecuencia se modificó la Constitución provincial y cambió la representación política en la Legislatura porque correspondía que nueve senadores integraran esa Cámara y de acuerdo a la población en esas jurisdicciones, se eligieron los diputados correspondientes.
Ese año, hubo otra inauguración de trascendencia en Coronda, como surge de la recopilación del Dr. Berra, que incluye una evocación familiar de la noble maestra Carlota Garrido de la Peña, hija de Manuel Garrido y de Rosa Esquivel: “…Al poco tiempo de establecerse en Coronda mi padre, descubrió que existían restos de una antigua biblioteca en un rincón de una pieza deshabitada.
Constituyó una comisión de vecinos caracterizados, y en breve tiempo se pudo instalar la Biblioteca Popular con salón de lectura, poblada la estantería con otras obras modernas, seleccionadas. Este centro de cultura ofrecido a la juventud y a la afección de los mayores, se inauguró con un acto público presidiendo mi padre su apertura, el 11 de noviembre de 1883, en el que pronunció un discurso de corte patriótico como eran todos los suyos”.
Mientras tanto, en la capital de la provincia se había integrado una comisión de homenaje al sargento Pedro Bustamante, integrada por el canónigo Severo Echagüe, Ramón J. Lassaga y Genaro Silva encargada de los trámites pertinentes a la construcción del mausoleo y al traslado de sus restos del sargento. Recién diez años se concretó la donación del terreno y el 24 de mayo de 1893 quedó inaugurado el mausoleo.
El 4 de diciembre de 1883, reunidas en el puerto de Santa Fe las autoridades y parte del pueblo, rindieron homenaje a don Simón de Iriondo cuyos restos habían sido trasladados en el vapor “Resguardo”. Como suele suceder tras el fallecimiento de personas que han ejercido influencia política durante varias décadas, en la provincia distintos grupos acentuaron sus acciones con el propósito de seguir ejerciendo el poder.
Ese año, se había conmemorado el cincuentenario de la primera expedición al desierto conducida por el gobernador Juan Manuel de Rosas con el propósito de despejar el camino de los chilenos donde eran frecuentes los malones. Ese año, terminó la campaña al desierto iniciada cinco años bajo las órdenes del Gral. Julio Argentino Roca y “sólo quedaban algunos núcleos indígenas al sur de los ríos Negro y Neuquén, en especial en los valles cordilleranos. El plan de Roca tuvo excelente preparación en la acción anterior de Adolfo Alsina” -cuyo fallecimiento provocó la transferencia del mando- “y en las exploraciones ofensivas que se realizaron por orden suya antes de la campaña final”. [36]
Maradona en Esperanza: familia y Política…
Waldino Baldomero Maradona contrajo matrimonio con María Encarnación Villalba y después, como suele suceder, fueron naciendo los hijos. Trasladado con su familia a Esperanza, siguió con sus actividades rurales y su entusiasmo por la Política. Se había desempeñado como Comisario de Policía y secretario del Archivo de Tribunales. El historiador Julio A. Caminos destacó que a fines de 1883 fue designado “jefe político el señor Salvio Montenegro, y Maradona, habla en su nombre en el acto de la instalación de la nueva repartición y “es buena prueba de su temperamento el declarar ciudad a la localidad de Esperanza el 1º de enero de 1884, siendo secretario de la jefatura política del departamento Las Colonias”, donde se habían instalado “70 centros agrícolas” en “apenas 29 años de existencia”. En esa oportunidad, la iniciativa de Maradona fue apoyada por vecinos que firmaron el acta pertinente: “Salvio Montenegro, Luis Castronuovo, Cura Párroco, José Terragni, Amado Aufranc, Guillermo Lehmann, Daniel Tissieres, Nicolás Schneider, Federico Meiners, Miguel Pirola, Mario Sanguinetti, Conrado Hang, César Rígoli, Juan Carreras, Luis Tabernig, P. Mounier, Carlos de Wart, Filomeno Mihin, Adriano Guibert, Eusebio Aufranc, Carlos M. Reinhart, Rodolfo Bircher, Ignacio Grenón, Luis Lassaga (h), Guillermo Simón Grenón, D. Tissieres, Juan Castellano, Enrique Senn, J. J. de Caminos, José Alejo de Caminos, Olayo Meyer, Santiago Denner, Santiago Vogt, Juan Vefer, Enrique Vefer, Juan J. del Barco, Marcelo Bernard, Marciano Rigoli, Alfredo Houriete, Pedro Fernández, Carlos Sanoy, Antonio Rodríguez, Augusto Chapotier, Carlos Maurer, A. Pichón, R. Stoessel, Juvencio Ramírez, Cipriano García, Juan Mahín, Rosendo Chiarello, Rodolfo Bruhl, Luis Paillet, Augusto Robert, Arnoldo Graffner, José Parchet, M. Tissieres, C. Reyes, Julio Boutel, Enrique Gibelli, José Aufranc, Guillermo Ricant, Ventura Valenti, Pedro Bernasconi, M. Balsas, Basilio Berraz, Alfredo Arentin, J. Allet, Cayetano Ripamonti, Francisco Soutomayor, Waldino B. Maradona, Secretario ad-hoc.” [37]
El historiador Julio A. Caminos ha reiterado el texto del comentario del sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento publicado en el diario La Capital de Rosario tres días después: “…Las enormes cosechas de este año en las colonias han debido despertar los celos de los legisladores, y la muerte de Iriondo sugerido la idea de gobernar las colonias con prescindencia de sus habitantes. El juez de paz y el comisario bastan para ciudad como la Esperanza, que es superior en riqueza y cultura a su rival Santa Fe, que trata de aplastarla. El magnífico Cabildo aún sin estrenar, pasará a granero o cuartel de policía” y advertía después: “Van a destruir las colonias por envidia y por celo de unos cuantos atrasados. Pedimos a todos los diarios y a todos los ciudadanos unan su voz a la nuestra para impedir el escándalo que se medita en la antigua ciudad de Santa Fe”. Tales documentos demuestran que la mirada de Maradona coincidía con la visión de Sarmiento en torno al desenvolvimiento político y económico provincial.
Maradona con Edmundo de Amicis.
Distintas crónicas han reiterado que el 1º de abril de 1884 llegó a Buenos Aires el italiano Edmundo de Amicis de treinta y ocho años; periodista y escritor que había compartido diversas experiencias como soldado. Sus impresiones durante la travesía del océano Atlántico quedaron reflejadas en su libro titulado En el Océano. Pasó por Santa Fe y estuvo en la colonia Esperanza donde Waldino Maradona -secretario de la Jefatura Política-, al darle la bienvenida aludió a los progresos logrados por los inmigrantes que amando a su patria habían resuelto radicarse “en este suelo de promisión, donde el italiano encuentra todos los elementos para la vida y bienestar de su familia”. Imaginó que “…esta gran patria en un siglo más podrá contener 25.000.000 de habitantes, y un pueblo viril, nuevo, lozano, una raza ejemplar, como hija de todas las razas del mundo, con su escuela propia, con su educación puramente americana”. En esos días, “Edmundo de Amicis pasó a Cavour, Pilar, San Jerónimo. Dos coches partieron hacia la cercana colonia San Carlos donde entusiastas campesinos esperaban al viajero levantando banderas y entonando canciones italianas. “Al día siguiente, domingo, el pueblo se engalana para asistir a los oficios religiosos. Rumorean las gentes en los soleados caminos. Van y vienen los alegres colonos en las numerosas volantas que ruedan sin cesar. Usan la misma indumentaria del terruño…” Después, “el regreso, la partida inevitable. Otra vez la caravana de colonos los escolta” y la emoción escritor italiano evocada en algunos párrafos: “¡Cuántas emociones en tan pocos días! Era un año de vida en una semana, una maravilla continua, un sentimiento de patria que no había experimentado nunca, profundo y violento, que me ahogaba; un cariño sincero hacia aquella pobre gente que me hacía cubrir de besos las cabezas de sus niños y sentir remordimiento y vergüenza de no poder hacer nada por ellos, de no poder llevarles más que buenas palabras de la madre patria: ¡pero se habían mostrado tan agradecidos aun aquellas palabras!”
Maradona: distintas funciones…
En Esperanza Waldino Maradona fue sucesivamente juez de paz, elector de gobernador y en 1885 integró la Comisión de Inmigración creada en esa ciudad por iniciativa del presidente Gral. Julio Argentino Roca.
Es interesante tener en cuenta que en 1856 -mientras la provincia de Buenos Aires seguía separada de la Confederación– habían llegado los primeros inmigrantes para fundar la colonia Esperanza. Tres años después se había reconocido la municipalidad de Rosario y al año siguiente, las de Santa Fe y Esperanza. Tras la reforma constitucional de 1860 –incorporación de la provincia bonaerense-, aumentó la inmigración en el centro y sur del territorio santafesino; creció la línea de fortines militares con el propósito de preservar el orden y contener el avance de los aborígenes hacia los nuevos pueblos. En 1867 el gobernador Nicasio Oroño –nacido en ese lugar- fundó la Colonia Corondina, en el lugar que en 1852 había sido asiento del gobierno nacional durante dos días debido a que el general Justo José de Urquiza acampó allí con su Ejército Grande mientras avanzaba hacia el sur para combatir al brigadier general don Juan Manuel de Rosas, enfrentamiento que culminó en la batalla de Caseros. Coronda fue declarada ciudad en 1883 y el constante crecimiento de esos años derivó en la fundación de poblaciones vecinas hacia donde emigraron numerosas familias. Ese despoblamiento determinó que el gobernador José Bernardo Iturraspe, el 27 de agosto de 1900 firmara el decreto reconociendo la pérdida de esa categoría y nuevamente se constituyó una Comisión de Fomento.
(Inserto el generoso aporte del señor Oscar Sarsotti, enviado mediante correo electrónico el 18 de junio de 2010 – Hora 18:33, referido a JOSÉ BERNARDO IGNACIO ITURRASPE FREYRE, gobernador de Santa Fe. Hijo de José de Buenaventura Iturraspe Gálvez y de María Jacoba del Carmen Freyre Rodríguez del Fresno. Nació el 30 de julio de 1847 y fue bautizado al día siguiente en la Catedral de Santa Fe. Casado en 1877 con Ana Margarita Sieber Seller, padres de Ignacio Bernardo, Carlos Santiago, Ángela María, Ana Adela y Rodolfo. Casado en segundas nupcias con Dominga Cullen Iturraspe, sin descendencia. Falleció el 25 de abril de 1906 en Buenos Aires. “Utilizó el nombre ‘Juan Bernardo Iturraspe’ (así fue nombrado gobernador) y mayormente firmaba J. Bernardo Iturraspe”. Falleció el 25 de abril de 1906 en Buenos Aires.]
En la provincia de Santa Fe se establecieron nuevos centros urbanos y ese crecimiento poblacional y económico impuso la necesidad de establecer con precisión algunos límites interprovinciales. En 1882, la Suprema Corte de Justicia mediante un fallo arbitral fijó la frontera sur de Santa Fe, con Buenos Aires y Córdoba; dos años después indicó el límite del Chaco pasando por el Arroyo del Rey hasta el paralelo 28. La provincia hasta entonces estaba dividida en cuatro departamentos –simbolizados en las cuatro estrellas del escudo provincial-: El 26 de octubre de 1883 se subdividió el territorio y se trazaron nueve departamentos, aumentaron las simbólicas estrellas: Días después, la ley sancionada el 5 de noviembre de 1883, estableció el régimen municipal que fue modificado por ley del 27 de noviembre de 1884.[38]
El gobernador santafesino Pbro. Manuel María Zavalla, incapacitado por su enfermedad había delegado sus funciones en el vicegobernador Dr. Cándido Pujato. El 1º de enero de 1885 se inauguró el ramal ferroviario que unió la capital de la provincia con la colonia Esperanza y dos años después, ese servicio se extendió a las colonias del oeste: “Piquete, Franck, Las Tunas, San Carlos, Gessler y Margarita, en la que se construyó en sitio estratégico, la Estación Gálvez, punto terminal de la línea”.
Esos hechos conmovieron a los santafesinos que observaban el lento pero constante desarrollo de sus pueblos y preocupó a las colonias que estaban a mayor distancia del ferrocarril porque ese aislamiento, afectaría sus intereses económicos y en consecuencia, modificaría la vida de sus pobladores.
En aquellos últimos tres lustros, el sanjuanino Maradona consciente de la importancia de un transplante, jornada tras jornada fue consolidando su arraigo en estos pagos del litoral. Participó con entusiasmo en las contiendas internas del Partido Autonomista Nacional. Fundó el periódico “Las Colonias” y desde esas páginas apoyó la candidatura del Dr. José Gálvez proclamada por el Club del Pueblo y por el Club Católico de Santa Fe. Es oportuno tener en cuenta que Maradona había conocido en Coronda a “los hermanos José y Manuel Gálvez, quienes “siendo estudiantes, pasaban sus vacaciones en casa de una familia Escobar que vivía en un rancho grande…”
También apoyaron la candidatura de José Gálvez, el periódico “La Revolución” destacándose los comentarios del joven político Domingo Guzmán Silva y en Rosario el Dr. Gabriel Carrasco con su diario “La Discusión”. En ese tiempo siguieron acuñándose “ismos” y se hablaba del “galvismo”, cercano al “roquismo”. Desde Rosario, el autonomismo promovió la candidatura del líder Estanislao S. Zeballos -quien acostumbraba a lucir una gardenia en el ojal-, siendo apoyado por los clubes Nacional y Constitucional, aunque el presidente Roca no lo apuntalaba. [39]
El 27 de abril de 1886 asumieron el gobernador Gálvez y el vicegobernador Juan Manuel María Zavalla.
Tras el poder del general Roca…
En la Capital Federal, en la Casa Rosada -color preferido por el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento-, ocupaba el tradicional sillón otro provinciano, el cordobés Dr. Miguel Juárez Celman -concuñado del general Roca-, electo con el apoyo del autonomismo, en Santa Fe con el sector del galvismo. Juárez Celman “no pudo romper el cerco de aduladores que buscaba separarlo de Roca para aprovecharlo en su beneficio”. Dieciocho meses antes de que asumiera la presidencia, Juárez recibió una carta del lisonjero político Lucio López en la que insistía: “Los roquistas y los juaristas amigos todos, muy amigos, pero es menester que nos distingamos. Nosotros somos juaristas primero, y después también juaristas”. Como ha destacado el historiador Rosa, “cinco años después habría de ser tremendamente antijuarista”.
Esas circunstancias provocaron un breve exilio voluntario, porque “con prudencia Roca se fue a Europa apenas inaugurada la presidencia de Juárez“, “no insinuó a Juárez una acción de gobierno ni le recomendó un funcionario; tampoco le perturbaron los cambios de orientación económica ni la cesantía de empleados nombrados por él. Roca no tenía ‘amigos’, ni política: sólo intereses.” En la Argentina que dejó el presidente Roca, la enorme deuda externa incidía en el déficit del presupuesto nacional mientras aumentaba la producción y el comercio en las actividades privadas. En la Plaza de la Victoria -actual Plaza de Mayo– se construía el edificio de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; crecían y se reproducían las sociedades anónimas; cerca estaban los despachos del gobierno nacional. El presidente Juárez Celman apoyó la fundación del Banco Hipotecario Nacional -sin imaginarse que un siglo después se concretaría un estudio para transferirlo a capitales privados-; se ha dicho que “fluía el dinero a raudales: cincuenta bancos lo prestaban fácilmente. Agentes de casas europeas recorrían las provincias y las municipalidades ofreciendo empréstitos con jugosas comisiones”. Algunos argentinos preguntaron: ¿Dónde está la varita mágica que transforma en oro todo lo que toca? En estas latitudes pocos conocían la historia del rey Midas, desesperado porque todo lo que tocaba se convertía en oro. Algunos comprendían que paralela a la cultura del trabajo confirmada por los agricultores, los obreros de los quebrachales o los tabacales; los mineros del noroeste y de los pastores del sur, se instalaba la cultura de la especulación: en la Bolsa de Comercio competían las cifras ; la tiza sobre el pizarrón anunciaba hora tras hora los cambios en las cotizaciones de las acciones y a esas apuestas, se sumaban los delirios por los juegos de azar.
Desde otra perspectiva, la prolongada fiebre de los ferrocarriles provocó algunos delirios que se han reflejado en diferentes tramos, porque al decir del historiador Ferns: “Van de cualquier parte a cualquier parte; no han sido estudiados; eso no importa”. [40]
En consecuencia, es oportuno un breve análisis sobre esas obras porque aparentemente, al ser imaginadas las estaciones del servicio ferroviario no se evaluaba convenientemente el rendimiento de esas inversiones. El gobierno no disponía de fondos; con afán de progreso promovía esas construcciones y gestionaba los empréstitos que en realidad eran al mismo tiempo una solución y una complicación porque inmediatamente surgían más compromisos y al renovarlos, aumentarían las deudas. Así comenzaron a tejerse algunas tramas que terminaron siendo la intrincada telaraña de la dependencia.
En distintos ámbitos, con intrigas y delaciones se entretejían otras telarañas que constituían potentes trampas para neutralizar a los opositores. Marcos Juárez -hermano del presidente-, era el Jefe de Policía en Córdoba; presidía el Club del Panal, cuyos integrantes promovían a distintos candidatos políticos, como sucedió en marzo de 1888, cuando el Unicato que pretendía perpetuarse, propuso al hijo de un músico italiano residente en Córdoba, a Ramón J. Cárcano para la formula presidencial y al mismo tiempo, a Marcos Juárez como candidato a gobernador. Se opuso el entonces gobernador Ambrosio Olmos –a pesar de su vinculación con Juárez- y para apoyarlo, el gobierno nacional envió al comisionado especial Luis V. Varela (quien según se ha escrito, fue “presidente de la Corte de Buenos Aires, de gran talento y pocos escrúpulos”). [41]
Con habilidad se estaba despejando el camino para que Juárez asumiera la gobernación.
Tras el juicio político al gobernador Olmos, como lo ha reiterado el historiador A. Rivero Astengo, el 14 de abril fue condenado “por malversación de fondos públicos pero declarándolo hábil para ejercer empleos. Lo que, según Sarmiento, es una prudente previsión para no desanimar a los que roban el Tesoro público”. Señaló el historiador José María Rosa, que “fue la última opinión política de Sarmiento. El 8 de mayo viajaba a Asunción en busca de un clima benigno; murió allí el 11 de setiembre. Sus exequias fueron grandiosas, le llegó la popularidad, que nunca tuvo en vida, después de su muerte.
En distintas localidades se fue imponiendo la camarilla que se generó en torno al único poder: al del presidente Juárez Celman. Con prudencia el general Roca partió hacia Europa apenas asumió Juárez, según opinión del historiador José María Rosa, porque “no le interesaba dirigir políticamente a su sucesor”, ya que “no tenía horizonte político: ambicionaba el poder por el poder mismo. No era un caudillo orientando reivindicaciones nacionales o sociales; sólo el constructor de una máquina electoral manejada indispensablemente desde la presidencia, que entregaba pulida y aceitada a su sucesor para que éste se la devolviese en 1892. Poco podía importarle lo que Juárez hiciera en la presidencia, con tal que la máquina anduviese. Lo único que debía cuidar era la gratitud de Juárez, lo demás le era ajeno… Roca no tenía ‘amigos’, ni política: sólo intereses. Cuando volvió de Europa a mediados de 1888, se vio desplazado de la jefatura del partido. No le molestó, comprendiendo tal vez, que la jefatura política en su sistema era algo anexo a la presidencia, pero receló del propósito al declararse jefe único a Juárez. Su olfato le enseñaba que el círculo del presidente quería perpetuarse, y corría peligro su reelección presidencia. El Zorro había previsto todo, menos la debilidad de su concuñado. Juárez, mareado por adulonerías, creía que la extraordinaria, y sospechosa, prosperidad de la República se debía a sus decretos burocráticos, que era el Conductor llevando al país a ‘sus grandes destinos’ como se lo decían…”
En ese tiempo, el sanjuanino Waldino Baldomero Maradona había asumido la gerencia del Banco Provincial en la sucursal Esperanza. Como un santafesino más, como un corondino más, pudo celebrar que las locomotoras comunicaran a las poblaciones de Gessler y Oroño hasta llegar a Coronda y continuar el viaje hacia la ciudad-puerto de Santa Fe de la Vera Cruz.
Como un argentino más, seguía con atención la creciente crisis en todas las provincias; durante los dos últimos años, habían llegado al puerto de buenos Aires 450.000 inmigrantes. “El sueño de una Jauja donde todos se enriquecían de la noche a la mañana ha cundido por Europa. Esa inmigración progresiva es tomada por índice seguro de progreso”, según lo expresado por el historiador Rosa, quien luego destaca que “una política de despilfarro y mano abierta acompañaba la enajenación del país. Se empezó con el aumento de los sueldos de los legisladores (llevados a 10.000 anuales), y siguió con los militares de tiente coronel para arriba. Luego la concesión a granel de pensiones graciables ‘con o sin guerra del Paraguay’, aumentos de pensiones, donaciones de tierras, construcción de suntuosos edificios públicos, etc. ¡La crisis!…” que siguió acentuándose en 1889.
Educación y política en Santa Fe…
En 1888 presidía el Consejo General de Educación el doctor Lorenzo Anadón y durante su ausencia, el vocal Ramón J. Lassaga y el Inspector Isidoro Aliau recibieron a los maestros españoles que llegaban a Santa Fe para desempeñarse en distintas localidades de la provincia.
En distintos espacios, en la provincia de Santa Fe algunos grupos políticos seguían preparando la urdimbre para las candidaturas; el gobernador Gálvez, gobernaba. El 6 de julio de 1887 el Dr. Gabriel Carrasco dirigió el Censo provincial que registró 220.322 habitantes, 136.117 argentinos y 84. 215 extranjeros; proporción de inmigrantes que aumentaba en el departamento Las Colonias, donde el 57,5% eran extranjeros y el 42,5 % argentinos. En ese departamento, la mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, el 44% de ellos eran propietarios y patrones; en los departamentos San Jerónimo y La Capital representaban el 40% y el 36% en el departamento Iriondo.
El gobernador Gálvez siguió apoyando las colonizaciones y continuaron las construcciones de líneas ferroviarias entre San Carlos Sud y Gálvez, prolongándose hasta Pilar, Josefina, Humboldt y Soledad.; en el año 1887 se inauguró el servicio de Lehmann a San Cristóbal y al año siguiente las secciones Pilar-Frontera -en el límite con Córdoba- y el primer tramo de Soledad a Colonia Providencia. En consecuencia, las colonias del oeste mejoraban sus comunicaciones.
Desde el periodismo se comentaban los hechos que transformaban la situación social y económica de la provincia, destacándose el diario La Capital, fundado por Ovidio Lagos en Rosario que era leído por pobladores de distintas localidades provinciales y más allá de esos límites. Es oportuno destacar que hubo un propósito determinado al comenzar esas ediciones: Lagos estimulaba a los legisladores para que aprobaran la iniciativa de instalar la Capital Federal en esa ciudad; objetivo que se logró aunque el presidente Sarmiento vetó la ley. Los inmigrantes alemanes de la colonia Esperanza pusieron en circulación un periódico escrito en su idioma, lógicamente para difundir asuntos de interés de esa comunidad.
En ese tiempo desde otra perspectiva, el historiador Adolfo Saldías publicó su libro sobre la historia de Rosas y de su tiempo, escrito a partir de los documentos inéditos que Manuelita había podido conservar a pesar del prolongado exilio en Europa. Hubo críticas en La Nación desde el punto de vista de Bartolomé Mitre y hubo desorientación en quienes sólo habían leído una parte de la historia de los argentinos. Los ciclos de la historia han presentado sucesivas semejanzas: después del fallecimiento de Encarnación Ezcurra de Rosas -mientras su esposo estaba conduciendo la expedición para desalojar a los aborígenes en el camino de los chilenos-, “el luto duró dos años”, “un cintillo federal fue agregado por los militares a la divisa corriente, que se generalizó entre los civiles”. Los grupos políticos antagónicos enfrentaban sucesivas batallas y fueron confiscados los bienes de los unitarios. Una década después, derrocado Rosas fueron confiscados los suyos. Urquiza mantuvo correspondencia con el caudillo exiliado y le ayudó a resolver algunas de sus dificultades económicas.
Nacimiento de un científico
En Buenos Aires, el 10 de abril de 1887 nació Bernardo Houssay. Aunque no hubo una relación directa entre este sabio y el civilizador Waldino Baldomero Maradona, es oportuno rememorar que en 1911 presentó su tesis en la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, donde veinticinco años después se graduó Esteban Laureano Maradona –uno de sus discípulos, hijo de Waldino, reconocido décadas después como el sabio Laureano Maradona y propuesto para el Premio Nobel de la Paz en 1991, por sus servicios en la guerra del Chaco Boreal y su obra entre los aborígenes formoseños.
El doctor Houssay, apenas graduado se dedicó con tenacidad a la investigación científica y recibió en 1947, el primer Premio Nobel en Fisiología y Medicina en América Latina (junto a F. Carl y G. Gori). Es interesante tener en cuenta lo que ha expresado: “En aquel tiempo, se consideraba imposible realizarla entre nosotros por supuesta incapacidad racial y falta de un medio adecuado. Sostuve siempre que no hay tipos de hombres privilegiados ni razas inferiores. Siempre creí que muchos hombres pueden hacer lo que hacen otros, si se preparan intensamente y trabajan tenaz y reflexivamente. Nuestro atraso era y es remediable, aunque corregirlo exija un gran esfuerzo.”
“Decidí que mi deber consistía en instruir y enseñar para la formación de buenos estudiantes y de docentes e investigadores para nuestro país y las naciones hermanas sudamericanas, sin omitir para ello esfuerzo personal o tiempo.
“La dedicación a la ciencia es una actividad normal en muchos países, pero entre nosotros ha sido un apostolado difícil para la dificultad de adquirir conocimientos iniciales sólidas, las deficiencias de medios y la incomprensión frecuente del ambiente.”
“Es importante tener en todo momento una conciencia clara de nuestras posibilidades y adelantos, pero sobre todo de nuestras limitaciones y atrasos, y tener la voluntad inquebrantable de contribuir a remediarlos. Considero igualmente dañinos el escepticismo estéril y el patrioterismo jactancioso.”
“Las dificultades detienen a los débiles y estimulan a los fuertes y tenaces. El trabajo tenaz y concentrado es una fuerza poderosa, como la llama de un soplete que, aplicado en un punto fijo en la plancha más dura de acero, acaba por ablandarla y taladrarla, mientras que si se pasa de un punto a otro no alcanza ni a entibiarla. Quien no trabaja corre peligro de llegar a ser mediocre o parásito, o servil. El trabajo proporciona bienestar, eleva la inteligencia y mejora la conducta. Podría decirse: dime lo que trabaja un pueblo y te diré lo que es y será.” [42]
Sabido es que el doctor Bernardo Houssay fue el creador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y que falleció en Buenos Aires, el 22 de setiembre de 1971. Todo es historia de la Historia de los argentinos
Tras la partida de Sarmiento…
El 11 de septiembre de 1888 murió Domingo Faustino Sarmiento en Asunción del Paraguay; su cuerpo fue embalsamado y transportado desde Asunción a Buenos Aires. Un diario santafesino anunció su fallecimiento con el título: Se van los dioses y aludió al momento en que el barco que transportaba el ataúd pasó frente al puerto de Santa Fe con destino a la Capital Federal. Muerto Sarmiento quedaron sus ideas en incontables hojas voladoras, al decir del poeta esperancino José Pedroni. El 20 de noviembre llegó el barco al puerto de Buenos Aires; al día siguiente en el acto del sepelio estuvo el presidente Juárez Celman quien había encomendado a su amigo el Dr. Eduardo Wilde, ministro del Interior que destacara su trayectoria. Wilde expresó: “Sarmiento es un gloria de la República. Cuando pasen los años y la historia, a la par de la leyenda, hable a las generaciones futuras, describiendo su colosal figura; cuando el soplo de los tiempos lleve en sus alas el nombre venerado de este ilustre ciudadano, diez millones de argentinos lo repetirán con entusiasmo, y la patria que, como la religión, tiene sus santos, colocará en sus altares la efigie del hombre que supo ilustrar su época y su pueblo con los destellos de su potente inteligencia”.
Así habló el Dr. Eduardo Wilde, “el hombre de las amistades con personajes de la política y de las letras”; la persona que “conoció perfectamente las ventajas de crear vínculos en ciertas edades de la vida; poseyó un exacto sentido del valor de las relaciones personales, no sólo porque son las que resuelven las más espinosas cuestiones” sino porque “son el peldaño en la carrera de las posiciones públicas encumbradas cuando en ello no decide el pueblo con su voto”.
El gigante de las letras, Gastón Gori ha destacado que “buena parte de las críticas al gobierno de Juárez Celman se originan en la acción de su ministerio… Ni la entrega de ferrocarriles al capital inglés, ni la política favorable al imperialismo, ni la dilapidación de las tierras públicas que administrara durante su ministerio, ni el desconocimiento permanente de los derechos del ciudadano como elector, le valieron tan acerbas censuras en el Congreso, como las que le acarreara la discusión del contrato de la entrega de las obras de salubridad a una empresa privada… Su favorecimiento a la penetración avasallante del capital extranjero que se adueñaba de nuestra economía, iba de la mano de sus desaprensivos decretos sobre entrega de tierra pública, no a los trabajadores de la tierra, sino a los favoritos del gobierno en escala astronómica medida en hectáreas. Él como ministro del Interior, suscribió los decretos que originaron jurídicamente las primeras grandes sociedades anónimas -más extranjeras que argentinas- que acapararon tierra. El enjuiciamiento de esta errada orientación no alcanzó, en su época, a desentrañar sus raíces profundas, ni a prever todas sus consecuencias.” [43]
Maradona y sus críticas al gobierno nacional
Waldino Maradona alternaba sus actividades en apoyo a diversas iniciativas privadas con una constante actitud crítica frente a los acontecimientos políticos en todo el territorio nacional. Colaboró en Santa Fe con la Sociedad de Beneficencia y el Hospital Italiano de Santa Fe, institución que lo nombró socio honorario.
Como lo ha expresado el historiador Julio A. Caminos, Maradona, su amigo: “…no era hombre de comité, y el club político no hubiera contado con él para las trapisondas electorales. Partidario de Roca y de Gálvez, estuvo junto a ellos porque en su época y en nuestro medio representaban los ideales de progreso, eran la expresión genuina de las clases cultas, acriolladas y europeizantes al mismo tiempo, que hacían alarde de cierto escepticismo, pero que empeñaron todas sus fuerzas por acrecentar la riqueza del país y dotar al mismo tiempo a la nación y a la provincia de institutos de enseñanza, anticipando su vigoroso desarrollo material y espiritual”. En algunas oportunidades, “alejóse de sus viejos amigos porque, guardián celoso de las libertades públicas y de su propia independencia y decoro personal, no podía transigir con régimen que había erigido en sistema el fraude electoral, la corrupción administrativa y la venalidad. Le repugnaba profundamente que las decisiones más graves y trascendentales fuesen la obra exclusiva de tres o cuatro personajes políticos que se habían erigido en tutores del pueblo, para imponerle arbitrariamente sus resoluciones y gobernarlo a su antojo. En esa posición espiritual hallólo la visita que hiciera el presidente de la República doctor Miguel Juárez Celman a la ciudad de Esperanza en 1889, cuando ya se dejaban entrever los síntomas peligrosos de la reacción que tomaba cuerpo en razón directa de la desorbitada gestión administrativa del doctor Juárez. En esa oportunidad se le ofreció al primer magistrado un suntuoso banquete –al decir del historiador doctor Clementino S. Paredes-, servido en los salones de la Municipalidad. Waldino Maradona presidió la comisión de recepción y en su discurso planteó algunas dificultades locales en función de determinadas actitudes del gobierno nacional.
Presidencia de Juárez Celman…
Es oportuno tener en cuenta que en mayo de 1889, en su mensaje a la asamblea legislativa, el presidente Juárez Celman manifestó: “El juego a diferencias, sobre el valor relativo de las monedas nacionales de oro y de curso legal y las operaciones de ‘pase’ ha alcanzado ya a sumas fabulosas… Todas las industrias y todo el comercio comienzan a sentir las consecuencias del encarecimiento del crédito, producido por las demandas de capitales para los juegos de ‘pase’ y ‘diferencias’ en las Bolsas.” El historiador Rosa afirmó que “una conciencia de factoría unificaba a los argentinos. Las excepciones no se notaban”. El aparente bienestar se transformó en una crisis económica y financiera y cuando se intentó modificar el rumbo, era demasiado tarde. En ese tiempo se observaba que el unicato, es decir la dirección única del partido autonomista nacional,- iniciada por Roca y continuada por Juárez Celman, provocó que los dirigentes provinciales y los legisladores aceptaran sin discusión todas sus propuestas. En el año 1889 estando vigente el principio de la línea divisoria de las altas cumbres para establecer los límites internacionales, hubo un acuerdo entre el gobierno de Bolivia que renunció al Gran Chaco y a la Puna de Atacama y la Argentina que renunciaba a Tarija y a parte del Chaco. Esa decisión, más que una solución fue el comienzo de otro prolongado litigio.
Discurso de Maradona ante Juárez Celman
El historiador Julio A. Caminos, amigo de don Waldino Baldomero Maradona refiriéndose a la visita del presidente doctor Miguel Juárez Celman a la ciudad de Esperanza, en 1889, destaca que el polémico sanjuanino “en su carácter de presidente de la comisión de recepción, pronunció un enérgico discurso” y que “comenzó diciendo que en esa reunión no debía verse la exteriorización de ninguna tendencia política, sino la expresión culta de los habitantes del departamento Las Colonias que habían querido expresar en un banquete el respeto y la consideración que se debe a los gobernantes, quienes tienen el deber de fomentar las industrias e impulsar el progreso. Se refirió al honroso papel desempeñado por los diversos núcleos de pobladores extranjeros, que se han hecho acreedores al aprecio general por su labor sacrificada y tesonera, verdadero ejemplo de contracción al trabajo, dignos de ser imitados por su silenciosa y eficaz misión civilizadora.” [44]
La transcripción del texto de ese discurso podrá servir para interpretar el estado de ánimo del orador y de algunas de las personas que lo acompañaban.
Dijo el inquieto e inquietante Maradona: “Señor Presidente: a vuestro paso por estas nacientes poblaciones habréis notado la carencia de instituciones de carácter nacional, y aprovecho la oportunidad para recordaros que la Nación tiene deberes que cumplir con esta provincia; aquí no tenemos escuelas de agricultura, ni oficinas telegráficas, ni instituciones bancarias con capital suficiente para alimentar el progreso industrial de esta rica como inmensa zona de tierra, donde una colmena de abejas laboriosas elaboran el panal de la riqueza pública, dando a la estadística la nota más alta de su grado de producción, esto es, el superávit con que se pagan los déficits de la Nación, y sin que por esto obtengamos el suficiente medio circulante para ensanchar las industrias y proveer a nuestro bienestar.
El Banco Nacional es una palanca poderosa para la Nación, pero aquí entre nosotros unos somos hijos y otros entenados.
Os hago responsable, Señor Presidente, de este estado doloroso. A las puertas de la patria, allí en el horizonte, se cierne el negro espectro de la crisis que amenaza tragarnos en conjunto: la bancarrota es inevitable, sus causas son muchas y complicadas, y yo vería con placer que los poderes públicos de la Nación se adelantaran para conjurar esta grave situación que ya comienza a dibujarse en el comercio general del país.
Los grandes males tienen grandes remedios.
Señor Presidente: vais encargado por el pueblo de la República a inaugurar la estatua del prócer de la Independencia, el titánico general José M. Paz, hijo de la docta Córdoba, vuestra cuna también, y la gratitud nacional habrá de manifestarse en ese acto encargando al mármol y al bronce perpetuar la memoria de aquel esclarecido General. En este mismo día, en una de las plazas de la Capital Federal, también rasgaráse el velo que cubre la gigantesca figura del general Juan Lavalle, grande entre los grandes capitanes de la libertad americana que escalaron los Andes, haciendo tremolar la bandera de la patria en cuatro repúblicas sudamericanas para iniciarlas en la nueva vida. Pero no es tiempo aún para honrar la memoria de tan esclarecido patriota, todavía viven sus contemporáneos y hierve a borbotones la sangre fresca de una víctima ilustre inmolada únicamente por error, instigación, tendencias unitarias: el crimen de Navarro, perpetrado en el ilustre coronel y gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego. Dejad que las generaciones honren a Lavalle cuando el calor de las pasiones políticas se haya enfriado, y el juicio imparcial de la historia, el tribunal supremo de la opinión pública, haya dictado su fallo.”
(Ha anotado el historiador Julio A. Caminos: “Dícese que al llegar Maradona a esta parte de su discurso la expectación de la concurrencia era muy grande, y que se notó un movimiento instintivo en las personas que rodeaban al primer magistrado, entre los que estaban el general Campos“ -el general Manuel J. Campos-, uno de los tres militares mitristas que luego integraron la “junta ejecutiva de la Unión Cívica”. Hay que tener en cuenta que no había coincidencia entre los integrantes de esa junta que “se reunían en el estudio de Aristóbulo del Valle, al que estaban adscriptos Alem y Mariano Demaría. Alem creía en un movimiento popular a base de elementos de acción como en el ‘80, del Valle y Demaría poco esperaban de la combatividad de los cívicos. ‘La inmensa mayoría del pueblo se abstuvo de concurrir a la inscripción nacional… La cuestión quedó planteada en estos dos términos: la sumisión sin esperanzas al sistema que presidía Juárez, o la revolución –militar-’.”) [45]
El polémico Waldino Maradona sin tener en cuenta cualquier expresión de los participantes en el banquete ofrecido a Juárez Celman, continuó su discurso:
“La historia de los acontecimientos de esta República, lejos de servir de cartilla de aprendizaje a pueblos y gobiernos, parece que ha servido más bien que para darnos lecciones, para reproducir los escándalos en la chacota democrático-política de este país. Desde el año diez venimos promulgando leyes, pregonando orden, tendiendo a ensayar todos los sistemas de gobierno e instituciones y el cuadro es un mamarracho, no está sujeto a ningún estilo serio, no pertenece a ninguna escuela, y sí bien a todas.
Ayer los pueblos hacían la revolución a los gobiernos; hoy se han trocado los papeles y son los gobiernos los que hacen la revolución a los pueblos. Allí está fresca la revolución de Tucumán, allí se han profanado sus templos, allí se ha derramado sangre de hermanos.
Allí se ha hecho a vapor y por telégrafo una revolución a un gobierno regular y constitucional.
¿Qué significa, señor Presidente, este estado de cosas?” [46]
“¿El árbol de la libertad aun parece marchito y será necesario sangre para regarlo? La inquisición en España, la guillotina en Francia, son dos acontecimientos que las generaciones deben tener presente, aquellas sirvieron para regenerar la humanidad decapitando demagogos y malos gobernantes, y aquí, en esta República, al parecer, también necesitamos de una buena purga de sangre.” [47]
¡Pero cuidado con el cordero, el pueblo argentino es un león que duerme, pero cuidado, repito, con su despertar!
Señor Presidente: inspiraos en las amargas lecciones de la historia, evocad los manes de vuestros antecesores en las supremas horas de conflicto, y dad al pueblo lo que es del pueblo (no hablo aquí del pueblito)”. [48]
“Que vuestra jira sea feliz y que no olvidéis que la Nación debe cooperar al desenvolvimiento de esta rica Provincia, que adelanta con rapidez debido a la iniciativa de su gobernador y a sus condiciones excepcionales.”
Compartieron ese banquete algunos jóvenes estudiantes, entre ellos Clementino S. Paredes, a quien cinco décadas después, sus viejos amigos le encomendaron despedir los restos mortales de Maradona. Dijo en esa circunstancia: “… Recuerdo que en el año 1889, cuando aun no existía la Unión Cívica, más tarde Unión Cívica Radical, con motivo del suntuoso banquete que el gobierno de la provincia y el pueblo del departamento Las Colonias obsequiaba al Señor Presidente de la República doctor Miguel Juárez Celman en la ciudad de Esperanza, Waldino B. Maradona, desde su lejano asiento, levanta la copa para brindar por la paz de la República y por la consolidación de nuestras instituciones, y dirigiéndose al Señor Presidente le increpa la tortuosa política que se perfilaba con la existencia del Club Panal y de la Cadena de Hierro, que representaba el unicato pernicioso que había de traer como consecuencia el malestar político de esta Nación”.
Es oportuno reiterar que Waldino Baldomero Maradona, coincidía con la política nacional impulsada por el general Julio Argentino Roca y la provincial desarrollada por el doctor José Gálvez, a quien había conocido–igual que a su hermano Manuel-, cerca del rancho grande situado a orillas del río Coronda donde los hermanos Gálvez disfrutaban de sus vacaciones.
Ha destacado su amigo, el doctor Caminos: “Así procedía Maradona cuando era necesario decir la verdad. Por eso muchos no lo quisieron y hubo quienes intentaron restarle méritos legítimamente conquistados. No estaba formado de la pasta maleable de los logreros o de los oportunistas. De llegar, prefería hacerlo por el camino recto que no exige posturas incómodas ni actitudes equívocas. Su opinión era clara y no hubiera transigido nunca con la mentira”.
(Según el refrán español: “De tal palo, tal astilla”. Dos de sus hijos han dejado una estela perdurable, en distintas trayectorias: Esteban Laureano Maradona Villalba , el Doctor Dios que vivió con humildad entre los aborígenes y Waldino Buenaventura Maradona Villalba: primer diputado socialista en la Legislatura de la Provincia de Santa Fe en 1932.)
Sucedió lo previsto…
Crecían las críticas al presidente Juárez Celman y el perseverante Aristóbulo del Valle convocaba a reuniones en su residencia para discutir sobre las posibilidades existentes para superar la crisis. Asistían Leandro Nicéforo Alem, Pedro Goyena, Lucio López –entre otros) y los más jóvenes: Marcelo de Alvear, Ángel Gallardo, Carlos Rodríguez Larreta… intentaban establecer las bases para constituir un club político. Cuando renunció el doctor José Benjamín Gorostiaga para jubilarse como presidente de la Corte Suprema, “en el café de París se da una comida” y “se brinda por la ‘unión de los buenos argentinos que salvará la situación crítica a la que los ha conducido el gobierno’…” Mientras tanto, “ajena al ambiente, la ‘camarilla actúa como si nada ocurriera. Siempre pasa lo mismo… La noche del 20 de agosto de 1889 se reúnen en el Operai Italiani un numeroso y calificado grupo de jóvenes oficialistas” (entre ellos Lucas Ayarragaray, Juan Balestra, Leopoldo Díaz, Paul Groussac, José Nicolás Matienzo, Benito Villanueva…) “Se llaman incondicionales del presidente, cuyo retrato preside el ágape”.
El joven entrerriano Francisco Barroetaveña –amigo de Leandro Alem-, había logrado la publicación de su “famoso Tu quoque juventud, en tropel al éxito, en la mañana del día del banquete, en el diario La Nación de Buenos Aires, “castigando a los jóvenes carcanistas”, que equivalía a criticar severamente al oficialismo. [49]
El domingo 1º de septiembre de 1889 en el Jardín Florida en la Capital Federal, nuevamente el entusiasmo juvenil del entrerriano Barroetaveña, estimulado por la creciente adhesión de otros jóvenes porteños, generó su declaración sobre los propósitos de la denominada Unión Cívica de la Juventud, destacándose que estaban dispuestos a “ejercitar los derechos políticos del ciudadano con entera independencia de las autoridades constituidas…” Aunque no participaron en ese acto, los apoyaron Bernardo de Irigoyen, Bartolomé Mitre, Luis Sáenz Peña, entre otros. Se constituyó una junta ejecutiva presidida por Alem y comenzó la apertura de clubes en distintas parroquias, para inscribir a los ciudadanos de la Unión Cívica. Hubo escasas adhesiones. El 13 de abril de 1890 se organizó un acto en el Frontón Buenos Aires; hablaron Pedro Goyena, Bartolomé Mitre, Leandro N. Alem, entre otros reconocidos políticos y algunos jóvenes. Alem lucía una larga levita negra y una alta galera de felpa; parecía un profeta entre los leales jóvenes cuando exclamaba: “No se deben omitir fatigas, ni esfuerzos, ni sacrificios, ni responsabilidades… ¡Esto no tiene vueltas!…” Esas manifestaciones eran el germen de la Unión Cívica Radical, que por costumbre engendró otro “ismo”, el radicalismo que adoptó como distintivo la boina blanca así como antes se usaron escarapelas o el cintillo federal.
Se aceleraron las protestas cuando trascendió que “además de las emisiones públicas de moneda de papel circulaban otras clandestinas”, se integró una comisión investigadora, se dispuso la cesantía de “Wenceslao Pacheco, culpable de las emisiones clandestinas”; renunciaron los ministros de Hacienda Francisco Uriburu y de Justicia Amancio Alcorta. Los cambios en el gabinete no modificaron la crisis política y Bartolomé Mitre, desde el 24 de mayo reconocido con el grado de teniente general, prefirió viajar a Europa, embarcándose la semana siguiente para cambiar el tormentoso invierno del hemisferio sur por el apacible verano del hemisferio norte. Mientras tanto los conspiradores avanzaban en su organización. En la madrugada del 26 de julio de 1890 al grito de ¡Patria o muerte!… hubo una sublevación en la Capital Federal; se instalaron cantones en varios edificios, se movilizaron las tropas de los cuarteles y después de tres días de lucha, los subversivos entregaron sus armas.
El 6 de agosto de 1890 el presidente en su renuncia manifestó: “El motín ha sido vencido y una amnistía general y absoluta ha amparado en el olvido a sus autores”; “después de caer, calló, hasta su muerte, toda defensa y toda ofensa, aun teniendo en sus manos pruebas no sólo en su favor sino también en contra de quienes lo juzgaban sin respetarlo ni respetarse”. Se ha reconocido que a pesar de las murmuraciones sobre su fortuna, “amasada con peculados y obsequios, no se confirmaron, pues sus bienes fueron adquiridos antes de la presidencia o después de la misma”. Aunque en ese tiempo existían algunas dificultades para las comunicaciones, al conocerse tales hechos, la población expresaba sus conclusiones.
Aceptada la segunda renuncia de Juárez Celman, correspondía que asumiera el vicepresidente y de acuerdo al testimonio de algunos historiadores: “A esas horas Pellegrini estaba encerrado en su casa, Florida entre Viamonte y Tucumán, con un grupo de banqueros. Según trascenderá los reunió para decirles: ‘La constitución va a hacerme presidente, pero la ruina que amenaza al país me prohibiría aceptar si no fuera capaz de evitarla… Necesito ocho a diez millones de pesos para pagar en Londres de aquí a nueve días, y en el banco Nacional no hay nada… Invito a ustedes a entregar al contado esa suma que será una deuda de honor para la Nación. Lo llamaron en ese instante para decirle que la asamblea acababa de aprobar la renuncia de Juárez y le correspondía asumir la presidencia, mientras los banqueros anotaban el dinero que podían entregar. Cuando volvió Pellegrini, hizo la suma: ‘¡Dieciséis millones! Bueno, ahora sí soy presidente’. Salió a la calle, con el papel en la mano. ‘¡El país está salvado!. Al mediodía del día siguiente, jueves 7 de agosto, prestó juramento, un gentío lo acompañó con la euforia de un cambio que suponía trascendental.” [50]
El joven discípulo de Alem, el entrerriano Francisco Barroetaveña, “más práctico que romántico” difundió “un axioma: ‘No hay buenas finanzas sin buena política’.” Advertencia que evidentemente no ha sido tenida en cuenta por los políticos que se han sucedido durante más de un siglo.
Santa Fe y su Universidad….
El 13 de junio de 1889, el gobernador José Gálvez envió a la Legislatura el proyecto de ley y mensaje explicando la necesidad de crear la Universidad de la Provincia Santa Fe. En su mensaje al inaugurar las sesiones del año anterior, se había referido a la reapertura de los cursos secundarios en el Colegio de la Inmaculada Concepción.
(Hay que tener en cuenta que los jesuitas, en 1767 fueron expulsados de las colonias españolas por orden del rey Carlos III y que regresaron en 1868, convocados por el gobierno provincial para que continuaran con sus servicios educativos. El 10 de noviembre de ese año, el ministro general Simón de Iriondo –a cargo del ejecutivo durante la ausencia del gobernador Mariano Cabal-, envió a la Junta de Representantes un proyecto de creación de estudios superiores en la Provincia que fue sancionado días después y promulgado el 27 del mismo mes. Así fue como el 19 de abril de 1869 se inauguró la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, como la nombra el Padre José Reynal en su Historia del Colegio. Dos años, Mariano Cabal era senador provincial y participó en la sanción de la ley del 10 de julio de 1871 que estableció la duración de cuatro años para esos estudios jurídicos y al mismo tiempo, creaba la Academia de Práctica Forense, dirigida por el Presidente de la Cámara de Justicia, estando prevista la inscripción de egresados del Colegio o de cualquier universidad argentina o extranjera. El 15 de junio de 1872, ya Simón de Iriondo era gobernador de la provincia, y declaró instalada esa Academia que tuvo breve duración. Como lo ha explicado el historiador José Carmelo Busaniche, tras la sanción del Código de Procedimientos Judiciales de la Provincia, la Legislatura “resolvió suprimirla y crear una cátedra de Procedimientos Judiciales en el Colegio, para cursar la cual se debían haber rendido los cuatro años de jurisprudencia.” [51]
El 21 de septiembre de ese año fue sancionada la ley Nº 544, estableciéndose los certificados de estudios de los colegios nacionales sobre cursos de derecho, siguiendo los planes fijados por el Poder Ejecutivo “serían admitidos como válidos en las universidades nacionales, en las que quienes los poseyeran podrían optar al cargo de Doctor sin otro requisito que los de un examen general y tesis”. El 1º de mayo de 1874, el gobernador Servando Bayo pidió que “tuviera por acogido a sus beneficios al Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe”. Días después, el presidente Domingo Faustino Sarmiento firmó un decreto “no haciendo lugar a lo solicitado, no sólo porque el Colegio no estaba bajo la dependencia del gobierno nacional, sino también por entender que las Facultades de Derecho autorizadas eran suficientes para el estudio de este ramo de la enseñanza superior.” El 13 de octubre de 1875, después de una ley provincial del 12 de julio que incorporó la materia Derecho Público Eclesiástico –como la del plan de estudios oficial de la Nación., el presidente Nicolás Avellaneda reconoció el 13 de octubre de 1875 “la validez nacional de los estudios hechos en las Facultades Mayores y a cuyo dictado no ha de haber sido ajena la influencia de Simón de Iriondo, que era ministro del interior del presidente Avellaneda“, como lo destaca el historiador José Carmelo Busaniche. Diez años después, se clausuraron los cursos preparatorios porque el presidente Julio Argentino Roca “dejó a sus alumnos en la condición de los que cursaban estudios en establecimientos particulares, desconociéndole en el carácter de colegio provincial”, y en consecuencia, “negándose con ello, la validez de sus certificados de estudios en los colegios y universidades nacionales, que tenían anteriormente de acuerdo con las disposiciones de la ley del 30 de setiembre de 1818, llamada de libertad de enseñanza”. A principios de 1885, sólo continuaron las clases destinadas a los alumnos que ya cursaban estudios y mientras tanto, esas dependencias del colegio eran refaccionadas “para la instalación en ellas de la Escuela Normal, creada en Santa Fe ese año por el Gobierno de la Nación.) [52]
Una mirada sobre los libros de actas de sesiones de la Legislatura santafesina, permite saber que el 3 de agosto de 1889 el proyecto del gobernador José Gálvez tuvo despacho favorable de la Comisión de Legislación y después de sucesivas consideraciones fue sancionado. El 16 de octubre de 1889 fue promulgada. Reitera el historiador Carmelo Busaniche que “el 30 de abril de 1890, en el salón despacho del Cabildo y presidiendo el acto el gobernador Cafferata, se procedió a la inauguración solemne de la Universidad, pronunciando su creador José Gálvez, designado Rector, por el nuevo gobernador, un discurso, que se transcribió en el acta de fundación”. [53]
1890: debates durante la Reforma de la Constitución provincial…
En aquel tiempo, también se avanzaba en el proyecto de reforma de la Constitución Provincial. La legislatura santafesina sancionó la ley del 6 de diciembre de 1889 declarando necesaria esa reforma y un mes después comenzaron las sesiones la Convención Reformadora. En el proyecto de reforma se había tenido en cuenta el petitorio de los inmigrantes que aspiraban a ejercer sus derechos políticos y mediante el art. 35 se establecía:: “El extranjero es elector y elegible para los cargos municipales y concejiles en el modo y forma que la ley determine.” Esa modificación fue evaluada por los convencionales y en la sesión pertinente, treinta rechazaron la iniciativa y sólo cinco votaron afirmativamente: los doctores Aureliano Argento, Gabriel Carrasco, Ferreira, Benito Pinasco y Floriano Zapata. [54]
El doctor Zenón Martínez –miembro informante- manifestó que la mayoría se había opuesto porque sólo los ciudadanos argentinos “son miembros de la sociedad en su carácter de organismo político”. Luego expresó: ¡Ya es tiempo de que la condición del ciudadano deje de ser un vano título y se convierta en poderoso estímulo de la nacionalización de esa enorme masa de extranjeros que han elegido nuestro suelo para fijar en él sus hogares”. En otro momento dijo: “Ese empeño exagerado por mejorar la excelente condición del extranjero con menoscabo de la condición del ciudadano, tendrá forzosamente funestos resultados, si no reaccionamos con tiempo. El gaucho argentino, ese elemento vigoroso de nuestra nacionalidad, acabará por ser desalojado de la vida civilizada, tornará a la vida errante que halaga sus hábitos de soldado, y con el amargo despecho en el alma y el rencor en el corazón, se convertirá en un perpetuo enemigo de la sociedad, la cual se verá obligada por un sentimiento de propia conservación, a perseguirlo y a exterminarlo”. El convencional “doctor Benito Pinasco, uno de los más jóvenes y distinguidos profesionales de aquella asamblea”, insistía en que “quien contribuye a la formación de la renta municipal debe tener el correlativo derecho a elegir a sus representantes en la comuna”. Después, el doctor Dámaso Alonso opinó en contra del despacho de la mayoría. Sabían los convencionales por el censo realizado dos años antes, que en las ciudades más pobladas había mayoría de varones extranjeros: en Santa Fe representaban el 61% y el 39% eran argentinos; y Rosario el 32% eran argentinos y en Esperanza apenas el 23%.
Terminado el debate, según consta en el acta del 31 de enero de 1890, la reforma constitucional se aprobó por veinticinco votos afirmativos y cuatro negativos.
Cambios en el rumbo político…
Una vez más, en Santa Fe se reiteró la tradición de proclamar candidato a gobernador al ministro de Gobierno; el galvismo propuso al Dr. Juan M. Cafferata y como candidato a vicegobernador al Dr. José Elías Gollán. La oposición impulsó al Dr. José Bernardo Iturraspe.
[16-06-2010: Información del señor Oscar Sarsotti mediante correo electrónico: “Utilizó el nombre ‘Juan Bernardo Iturraspe’ (así fue nombrado gobernador) y mayormente firmaba J. Bernardo Iturraspe”.
Nació el 30 de julio de 1847 en Santa Fe. Falleció el 25 de abril de 1906 en Buenos Aires.]
En marzo de 1890 se reunieron los electores, triunfó la fórmula Cafferata-Gollán y el 7 de abril asumieron sus funciones, mientras la provincia soportaba una crisis económica porque la excesiva especulación había producido aumentos en el valor de las tierras y la falta de crédito obligaba a controlar los gastos. El gobernador nombró ministro de Agricultura, Culto, Justicia e Instrucción Pública al Dr. Gabriel Carrasco.
Los ecos de la Unión Cívica porteña provocaron la convención que se reunió en Rosario para anunciar que estaban dispuestos a tomar el poder por elecciones sin fraude o por una revolución, sin pactos ni alianzas con otros partidos. Del seno del Partido Liberal y del Autonomismo se incorporaron algunos políticos que asumieron la conducción del incipiente partido e intentaron entusiasmar a los jóvenes que hasta entonces no habían participado en actividades políticas.
El historiador Caminos ha reiterado una anécdota de aquel tiempo: “Una noche, allá por el 90, estaba muy animada la tertulia del doctor Cafferata, entonces gobernador. Se pasaba revista a los diversos acontecimientos de actualidad, y un señor de pocas luces, jefe político de un departamento del norte, insistía machaconamente con sus desatinadas observaciones. Maradona estaba impaciente, y en vista de que aquél no parecía dispuesto a guardar silencio, don Waldino, fulminante, lo miró y le dijo: ‘¡Cállate, pues! A vos hay que pasarte el cepillo de la civilización para cortarte los nudos de la barbarie’…
La barbarie… Maradona la combatió en todos los instantes de su vida y con todas las armas a su alcance.”
Primer Congreso Agrícola en Esperanza
Mientras tanto, el perseverante Waldino Baldomero Maradona había promovido la organización del Primer Congreso Agrícola con sede en Esperanza (Dto. Las Colonias), el primero en la República y en América. Así lo confirma una “comunicación que el 14 de marzo de 1892” le envió don Amado Aufranc, vocal de la comisión directiva que asumió “los trabajos de la preparación del Congreso, en la que dice: ‘Tengo el honor de comunicarle que en fecha de ayer, en la asamblea celebrada en los salones del Club Progreso, ha sido Ud. reconocido iniciador de la idea de (celebrar) un Congreso Agrícola Provincial en esta ciudad.” El historiador Caminos reiteró los nombres de los integrantes de aquella comisión: Juan Stoessel (presidente); Daniel Tissieres (padre) e Hipólito Berraz (vice-presidentes); tesorero Jorge Anthony; secretario general Adriano Lambelet; prosecretario Daniel R. Tissieres; vocales: Amado Aufranc, Adriano Grenón, Adriano Guibert, Conrado Hang, Mauricio Pittier, Carlos Reinchardt, Pedro Segle, Guillermo Staats, “y trabajó intensamente en su carácter de comisario general don Waldino B. Maradona.” [55]
La Comisión elaboró el Programa que incluyó cinco Temas: “Agricultura; Comercio e Industria; Derechos Civiles y Administrativos; Ganadería e Instrucción Pública. El Concejo Deliberante esperancino “no vaciló en patrocinar ‘idea tan grandiosa”, cedió “el salón de la Casa Municipal” y “no votó suma alguna ‘en atención al precario estado del tesoro’.”
El historiador Caminos destacó que “fue escaso, pues, el apoyo oficial, y debió recurrirse a la ayuda privada. Maradona contribuyó con una donación consistente en 180 sillas, tres galerías doradas con sus cenefas correspondientes, un escudo de la patria, etc. ¡Noble y generoso proceder el de aquellos hombres que tomaban a su cargo los gastos que se ocasionaban a fin de evitar que se malograse una idea que estimaban útil para la sociedad!”. También donó la piedra fundamental del Monumento a la Agricultura Nacional que se colocó el día siguiente a la inauguración del Congreso, el 25 de mayo ,
Nueve años habían transcurrido desde que Maradona y su familia se instalaron en Esperanza, nueve años de perseverante labor en diversas actividades solidarias, décadas de una continua acción política que fue reconocida una vez más cuando lo eligieron para representar al departamento Las Colonias en el Senado provincial.
El acto de inauguración del Primer Congreso Agrícola, se realizó el 24 de mayo de 1892 -una semana antes de que Maradona asumiera en la Legislatura de Santa Fe-; el entonces gobernador don Nicasio Oroño representó al gobierno nacional, al doctor Carlos Pellegrini que dos años antes –siendo vicepresidente-, debió asumir la presidencia cuando el país soportaba una profunda crisis económica y política.
En el Primer Congreso Agrícola de Esperanza, el ministro de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública doctor Gabriel Carrasco fue el representante del gobierno provincial, quienes fueron designados Presidentes honorarios de la asamblea que congregó a “los representantes de los distritos agrícolas y de los pueblos de la provincia, juntamente con los delegados oficiales.”
Fueron designadas las autoridades del Congreso: “Presidente efectivo Daniel Tissieres (padre), vicepresidentes Amado Aufranc y José Fayó; secretarios: doctor Manuel Noroña, Adriano Lambelet y Daniel R. Tissieres; tesorero y comisario general Waldino B. Maradona; protesorero Federico Oliver“ y “el Comité Permanente quedó constituido así: Maradona, como presidente; los señores Carrasco, Cavazutti, Aufranc y Lambelet como vocales, y secretario el doctor Tissieres.
Asistieron destacadas personalidades del gobierno nacional; entre los santafesinos: Nicasio Oroño, Zenón Martínez… Es interesante recordar que en aquel tiempo los arrendatarios debían pagar un canon, equivalente al 20 o 30% de la cosecha, en especie o en dinero. Los bajos precios pagados a los agricultores, favorecieron el constante crecimiento de las exportaciones de trigo santafesino con precios muy competitivos, con relación a los tradicionales mercados de Australia, Canadá y Estados Unidos . Dos años después, esa sostenida tendencia provocó una abrupta baja en las cotizaciones de Londres que habían sido estables durante veinticinco años. Abundaban las razones para intentar mejorar la situación de los colonos y para estimular la instalación de algunas industrias.
En una crónica periodística se difundieron párrafos del discurso pronunciado por Don. Waldino B. Maradona en la inauguración de ese Primer Congreso: [56]
“Inauguramos en el campo de la ciencia y de las industrias un mercado exportando nuestros productos. Para equilibrar nuestro consumo abramos de par en par las puertas del comercio de la República para establecer las corrientes del intercambio, no restringiendo al comercio con impuestos exagerados, especulando con el hambre del pueblo consumidor, para equilibrar nuestras finanzas protejamos a las industrias en sus desarrollos; gobernemos con estadísticas para que estemos convencidos de nuestro progreso y retroceso. Regularicemos la renta como base de buen gobierno. Establezcamos la proporcionalidad en el impuesto; creemos el catastro para garantizar la propiedad raíz y procedamos a la triangulación del territorio de la provincia: construyamos puentes, canales, terraplenes,
públicos, escuela de agronomía, molinos, escuelas, templos, ferrocarriles, telégrafos, en una palabra, el suntuoso edificio del orden, sin el cual defraudaríamos la reacción que anhelamos, que se desenvuelve al amparo de la paz pública. Fundemos el Boletín de Agronomía y establezcamos sociedades industriales agrícolas, colonizadoras, de fraternidad, bancos agrícolas, de seguro agrícola y de vida de los agricultores y obreros, de beneficencia, etc.” /…/
“El pueblo americano necesita leyes, educación e instituciones puramente americanas por la composición heterogénea de los componentes de la población. Obra en su favor el clima, la cruza de las razas, sus costumbres, hábitos y tendencias altamente adelantadas en el comercio de las ciencias e industrias cosmopolitas.”
Décadas después, el historiador Julio A. Caminos publicó el texto de un “telegrama realmente consagratorio” emitido por “don Nicasio, entusiasmado por las ideas expuestas por Maradona en la sesión inaugural del Congreso… ‘Felicítolo por su discurso que lo he leído aquí, recordando a Sarmiento‘.”
Después de Maradona habló “don Nicasio Oroño, quien en su prestigiosa ancianidad llegaba hasta el Congreso para entregar el mensaje del señor Presidente de la Nación”, el doctor Carlos Pellegrini. Comenzó Oroño ponderando los rápidos progresos de la provincia de Santa Fe y la importancia económica y social de la colonización.”
“El Congreso Agrícola que este año se inaugura, dijo luego, marca bien el grado de adelanto moral que las colonias han alcanzado, y los temas propuestos revelan en sus iniciadores, dignos representantes de la industria y del trabajo, el conocimiento exacto de los problemas cuyo estudio interesa al colono.
Estudiar los medios más eficaces de promover el desarrollo de las industrias agrícolas y de las que con ellas se relacionan, exponer los resultados obtenidos en los ensayos de las diversas plantaciones, propias de nuestro clima, arbitrar la manera de combatir con éxito las plagas que azotan con frecuencia las sementeras; promover la sanción de leyes que defiendan la industria nacional contra la competencia extranjera, mientras aquella se encuentra en el período de la infancia; difundir por medio de publicaciones periódicas los conocimientos que la experiencia y la observación proporciona, así sobre cultivo, como sobre las calidades naturales del suelo, influencia del clima, etc.; fundar sociedades de mutua protección y de comercio de ideas; propender al restablecimiento de las corrientes inmigratorias a la República; estudiar la cruza y perfeccionamiento de las razas auxiliares de la agricultura, establecer escuelas prácticas de agronomía; procurar las reformas que la legislación necesite para que le extranjero sea en este país lo que debe ser cuando se halla vinculado por la propiedad y por la familia, un ciudadano; y en fin, crear una comisión permanente, que lleve a la práctica todas las resoluciones del Congreso Agrícola, -son propósitos nobles que siendo realizados establecerían esa mancomunidad de ideas, de intereses y de acción, que se traduce en fuerza y que constituye el espíritu de un gremio, gracias a la cual, cada individuo, que aislado no sería nada, llega a disponer de recursos inmensos y de diversa índole para desarrollar su capacidad productora”. /…/ En cuanto a “los derechos políticos a los extranjeros y la disminución de los impuestos al productor, el gobernador Oroño expresó: “La legislación que rige no es solamente injusta, sino también contraria a los intereses bien entendidos del Estado. Lo justo y lo conveniente es premiar el trabajo, no imponer mayor carga a quien trabaja más y rinde mejores beneficios indirectos a la colectividad. La producción no debería ser gravada, aun cuando lo permitiere el régimen rentístico consagrado por la ley. Los gravámenes impuestos a la producción se traducen siempre en un decrecimiento de ésta, y hasta en su completa desaparición, según el peso de las cargas.
Más justo que gravar la producción, sería establecer un impuesto sobre la tierra, en una escala descendente que terminase en la abolición absoluta de todo impuesto para las tierras cultivadas.”
Reiteró el historiador Julio A. Caminos que don Nicasio Oroño, advirtió “que el gobierno debía velar por el mantenimiento del orden público dentro de la mayor libertad civil y política. ‘El trabajo –afirmó- huye al ruido de las armas’…
No creáis jamás en la eficacia de los medios violentos, pero confiad en la fuerza incontrastable del derecho, que tarde o temprano triunfa por medio de la razón, que es el arma de la libertad y la justicia contra las resistencias que el espíritu rutinario opone al adelanto progresivo de los pueblos’.”
El gobernador Nicasio Oroño en nombre del presidente doctor Carlos Pellegrini, anunció que estímulo a la laboriosidad de los colonos y para el perfeccionamiento de la producción agrícola, sería instalada una escuela práctica de agricultura, “que no debería llamarse ya de Esperanza –dijo- porque es ella la realización feliz del ideal de sus fundadores.”
El ministro de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública doctor Gabriel Carrasco habló en representación del gobierno provincial: “El P.E. de la Provincia de Santa Fe tiene a honra el concurrir por intermedio de uno de sus miembros, a la apertura del primer Congreso Agrícola de la Provincia, que lo es también de la República y de toda esta parte del continente colombiano.
¿Qué es un Congreso? ¿Qué frutos benéficos puede esperar de él la sociedad en que se forma? Un Congreso, es la unificación de las voluntades para producir los grandiosos frutos que da el trabajo guiado por la idea.”
Después de referirse a los comienzos de la colonización y a los primitivos métodos de cultivo, expresó: “Hoy, la agricultura, elevada al rango de ciencia ofrece al trabajador nuevos métodos para multiplicar los rendimientos y mejorar las especies.” Luego advirtió que: “Todas las sociedades tienen un momento culminante en su historia, en el cual y muchas veces con medios aparentemente pequeños, se resuelven los más grandes problemas y se echan las más firmes bases de instituciones robustas. Santa Fe se encuentra ahora en uno de esos instantes solemnes y es por ello que cuando más que nunca se hacía necesaria la comunión de pensamiento entre los factores de sus progresos industriales y agrícolas surge la idea de la reunión de este Congreso, que basta ser enunciada, para convertirse en una hermosa realidad.”
En ese tiempo, aún no habían sido reconocidos los derechos cívicos de los inmigrantes y el doctor Carrasco planteó ese desafío: “El estudio de los derechos civiles y políticos forma el último tema de vuestras laboriosas tareas.
¡Derechos políticos! ¿Quién puede con justicia negarlos a los autores de nuestros progresos? ¿Quién podría, con justicia, negarlos al fundador de una colonia, al introductor de una nueva industria, al que ara por primera vez un campo virgen, al que sirve en la frontera de centinela avanzado de la civilización, al que tiende en comarcas solitarias los primeros rieles de un ferrocarril, al que nos alienta produciendo el trigo con que amasamos nuestro pan, a aquél, en fin, cuya sangre circula en nuestras venas y se confunde con la de nuestras hermanas o de nuestras hijas de que hacen sus esposas?
Sí: habéis hecho bien en consignar en vuestro programa el lema simpático de nacionalización de los extranjeros y concesión del voto en las elecciones comunales.”
El historiador Julio A. Caminos, también transcribió parte del discurso del ingeniero agrónomo Enrique M. Nelson, representante de la Oficina Nacional de Agricultura y de la Comisión Argentina de la Exposición de Chicago: “La Sección de Agricultura llamada por su misma naturaleza a ser el verdadero centro de gravitación de este movimiento de regeneración agrícola que empieza a producirse en toda la República, ha visto en este Congreso a que habéis convocado todas las ilustraciones agrícolas de esta gloriosa provincia y de la nación entera, el paso inicial de ese movimiento regenerador que solo necesita hombres de vuestro temple para agigantarse con rapidez extraordinaria dando lugar a que en un mañana cercano podamos exclamar con legítimo orgullo: ved ahí tremolar triunfante la bandera que nos anuncia el apogeo grandioso de esa regeneración.”
Carta del gobernador Oroño a Waldino Maradona
El historiador Julio A. Caminos, reiteró la carta que el gobernador Oroño dirigió a Maradona dos días después de la inauguración del Congreso: “Estimado amigo: Mucho he sentido que el al estado de mi salud me haya impedido volver a esa.
Hoy parto para Buenos Aires donde me llaman mis deberes oficiales.
Pero no dejaré antes de significar a Ud. que es necesario inculcar a todos los miembros del Congreso la perseverancia en los trabajos emprendidos hasta dar la completa cima al noble y patriótico propósito que los ha congregado.
Los hombres de buena voluntad, los amigos, que se han reunido para llevar a cabo esa obra de adelanto y de progreso no deben perder de vista que los resultados del Congreso Agrícola repercutirán en toda la República y será la primera etapa de otros Congresos futuros y que siempre se deberá a ellos las ventajas, los adelantos y los resultados prácticos que tendrá la agricultura y las industrias rurales.
Y no terminaré sin antes felicitarlo otra vez por la parte de gloria que a Ud. le toca en esta jornada.”
Resonancia del Primer Congreso Agrícola
Los diarios La Nación y La Prensa de Buenos Aires –que habían sido clausurados durante la presidencia de Sarmiento y cuyas ediciones alguna vez fueron quemadas en la calle-, enviaron sus redactores a Esperanza para que día a día informaran sobre el desarrollo del Congreso. El historiador Caminos destacó que “el jueves 2 de junio se clausuró el Congreso ‘reinando gran entusiasmo’, dice el corresponsal de La Nación el día 3. Y agrega: ‘El progresista vecino de esta localidad (Esperanza) Sr. Maradona, su iniciador, ha sido muy felicitado. Es de desear que estos nobles esfuerzos del pueblo de Esperanza se hagan sentir en breve. Concluyo anunciando a La Nación el éxito completo de este primer Congreso Agrícola.”
Entre las resoluciones que se adoptaron en esa oportunidad, se ha mencionado la decisión de otorgar Medalla de oro “al iniciador del Congreso, don Waldino B. Maradona, y a las personas que tuvieron a su cargo los trabajos preparatorios del mismo, y colocar una placa recordatoria del auspicioso acontecimiento en uno de los salones de la casa municipal.
Acerca de las resoluciones aprobadas en aquellas jornadas, el historiador Caminos ha destacado la propuesta del ingeniero Rodolfo Palacios, “profesional que proyectó la construcción de un canal que partiendo desde Mar Chiquita en la provincia de Córdoba, se comunicara con el río Paraná en la provincia de Santa Fe, atravesándola de este a oeste”. También se aprobó la recomendación de “establecer observatorios meteorológicos con el fin de intensificar la agricultura científica, centralizando las observaciones en el Observatorio de Córdoba; aprobaron el trabajo del ingeniero Enrique M. Nelson sobre enseñanza agrícola y dotación de los institutos especializados que preparen hombres técnicos para las tareas rurales; se resolvió gestionar de los poderes públicos el establecimiento de primas y la exoneración de contribución directa para todos los terrenos dedicados al cultivo del tabaco y del resino, de la caña de azúcar, del algodón y del cáñamo, de conformidad con lo expuesto por los señores Martín Livi, Adriano Lambelet y Ramón Ferry en sus respectivos trabajos.”
“El ingeniero don Ignacio Palacios presentó un trabajo sobre vialidad y transportes; el ingeniero don Adolfo Weiss se ocupó de los sindicatos agrícolas y del establecimiento de campos de ensayo de semillas; don Enrique Rueg estudió la selección del caballo argentino; don Alejo Pierre aconsejó la creación del Acta Torrens, la formación de campos comunales en la provincia de Santa Fe, la aplicación de un impuesto sobre la superficie en sustitución de la contribución directa, pronunciándose también a favor de la nacionalización de los extranjeros; don León Deck dedicó preferente atención al cultivo de flores. La vacunación anticarbunclosa, la inmigración espontánea, los seguros agrícolas… fueron objeto de iniciativas valiosas.”
“Objeto de otra resolución fue el proyecto del señor Van Oertil sobre la necesidad de reglamentar la explotación vandálica que se hacía de los bosques de la provincia, bárbara costumbre que aun no ha desaparecido totalmente y que es objeto de frecuentes comentarios periodísticos en salvaguarda de nuestras riquezas forestales.”
(En el segundo año del tercer milenio, es insoslayable advertir que a pesar de ese criterio ecologista que tuvo trascendencia nacional, la falta de oportuno control generó en el siglo siguiente, otra reiteración acerca de la importancia de preservar los bienes forestales, como quedó establecido en los artículos 1º y 2º del Plan Quinquenal que se puso en marcha durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón. A pesar de ello, sirva como llamado de atención el testimonio contundente del historiador santafesino Gastón Gori sobre La Forestal y la tala abusiva del quebracho colorado; su libro titulado La agonía del quebracho –abril de 1999-, donde Gastón reitera que “en 1860… Sinforoso Cáceres fue el primer obrajero de maderas duras, habiéndose instalado en 1862, dejó al morir 2000 toneladas de rollizo”, reiterando así lo escrito por Esteban Laureano Maradona –hijo de Waldino Baldomero-, en su libro “A través de la selva”. Tres años después de aquel Primer Congreso Agrícola, “Francisco y Luis Portalis instalaron en Fives Lille la primera fábrica de tanino…”) [57]
Es interesante tener en cuenta que el historiador Caminos reiteró que “en 1917, veinticinco años después del de Esperanza, se realizó en Santa Rosa de Toya el Congreso Agrícola de la Pampa Central”, destacándose que fue el “fruto de pacientes trabajos que se venían realizando desde cinco años atrás”.
En torno a los derechos de los extranjeros
Dos meses después del Primer Congreso Agrícola, en julio de 1892, el doctor Gabriel Carrasco, “uno de los hombres de aquella época mejor preparados para la función pública”, quien tiempo después en su libro titulado Intereses Nacionales de la República Argentina, destacó que “en enero de 1890, pesaba sobre la República un manto de plomo, que oprimía tanto a los cuerpos como a los espíritus. El gobierno de Juárez, su sistema entero, se encontraba en su apogeo; nadie o casi nadie, divisaba en el horizonte los sucesos de Julio, ni el acontecimiento de Agosto , y se creía que semejante estado podría perpetuarse.
Los convencionales, aún los más ilustrados y progresistas, se encontraban sugestionados por aquella atmósfera sofocante y dieron a la República el lamentable ejemplo de reunirse, no para fomentar las libertades públicas, sino para arrebatar al pueblo una parte de las que ya tenía adquiridas.
Quitar el voto a los extranjeros en las elecciones comunales de Santa Fe, equivale a quitar el derecho de administrar sus propios bienes a las dos terceras partes de los varones adultos que la habitan; es decir, confiar a sola una tercera parte de los habitantes el privilegio injusto de administrar los bienes de las otras dos terceras partes.
No creemos que sea posible llevar más allá la injusticia de una ley que pretende basarse en la soberanía popular.
Como acontece algunas veces en la vida de las naciones, de un error se ha sacado un gran beneficio.
Del error de la Convención de Santa Fe, ha resultado el convencimiento de la necesidad de reformar la ley, no ya en una sola provincia, y para dar el voto a los extranjeros en las elecciones municipales sino en todo el país y para apresurar la nacionalización de todos ellos.
Por lo pronto, se ha producido ya un hecho de mayor trascendencia. El Poder Ejecutivo de Santa Fe, desempeñado por un ciudadano que es hijo de un extranjero –el doctor Juan M. Cafferata-, después de reconocer la justicia que asiste a los habitantes en su deseo de tener voto en las elecciones comunales, acaba de presentar en la Legislatura de la Provincia un proyecto, declarando necesaria la reforma de la Constitución con ese objeto”.
A fines del siglo XIX, como en el siguiente y aún a principios del tercer milenio, los intereses creados o la insuficiente capacidad para legislar, han generado y siguen generando vaivenes en la vida política –social y económica- de todos los habitantes de la Nación Argentina ¡Así ha sido y así estamos!…
Maradona: senador provincial…
El historiador Julio A. Caminos –su amigo-, en una documentada biografía expresó que Maradona, además de sus múltiples actividades “había cumplido su campaña militar, iniciada en 1870 en Entre Ríos como cadete de las fuerzas nacionales, obteniendo en 1892, sus despachos de coronel.” [58]
Una mirada sobre los gruesos tomos preservados en el Archivo de la Legislatura de Santa Fe, correspondientes a las actas de las Asambleas y Sesiones de las Honorables Cámaras de Diputados y Senadores, permite reconocer una parte de la historia de la Historia de los santafesinos y advertir el deterioro acumulado durante un siglo, por los microorganismos del ambiente o por las huellas de las manos de algunos lectores.
El Director de ese servicio señor Reynaldo del Valle Anzardi, en 1991 aportó para esta aproximación a la trayectoria de don Waldino Baldomero Maradona, los datos que se habían registrado en el fichero de ex-legisladores:
MARADONA WALDINO
Senador Dto. Las Colonias
30/05/1892 – 19/08/93
Labor legislativa
Asamblea General
El 19 de enero de 1892 se reunió la Asamblea General presidida por el presidente nato del Senado Dr. José E. Gollán, vicegobernador de la provincia. En el acta respectiva consta que asumieron como “Senador, representante del Dto. Las Colonias: D. Waldino Maradona, y Diputados por el mismo Departamento: Andrés Roldán, Domingo Cabrera y José Cordiviola. Fdo. Ramón L. Lassaga”. Se acordó el nombramiento de los Miembros del Superior Tribunal de Justicia: Dres. Eudoro Rosas y Leónidas Anadón.
Senadores Departamentos
- ARTEAGA, Cipriano General López
- COMAS, Mariano La Capital
- GIMÉNEZ, Cayetano Rosario
- GOLLÁN, Daniel San Lorenzo
- LOZA, Florentino Castellanos
- MARADONA, Waldino B. Las Colonias
- PEREYRA, Casiano H. San Martín
- POZZO, Juan Vera
- ROSAS, R. (o A) s.d.
- ROSAS, Santiago Garay
- ZABROSO, Hilario Caseros [59]
- TERROSA, Luis Constitución
- ZAPATA, Floriano La Capital
Diputados
- ANADÓN, Lorenzo Rosario
- ARZENO, Juan San Jerónimo
- BARRACO, Nicolás Rosario
- CABRERA, Domingo Las Colonias
- CLUCELLAS, José María Las Colonias
- CORDIVIOLA, José Las Colonias
- LLOBET, José Rosario
- MACIEL, Mariano La Capital
- PEÑA, David Rosario
- ROLDÁN, Andrés Las Colonias
- ROSAS, Celestino La Capital
- VIDELA, Dalmiro La Capital
- VIDELA, Eliseo Las Colonias
- VIÑAS, Pedro San Javier
(Estas listas han sido confeccionadas con los datos recopilados durante la lectura de las actas manuscritas. Hay reiteraciones en cuanto a la representación departamental, no ha sido posible determinar los lapsos exactos, las posibles renuncias o los reemplazos, incógnitas que se despejarán al disponer de otras fuentes documentales.)
Acción social desde la Legislatura
Sabido es que en el Poder Legislativo están los representantes directos del pueblo: los Diputados según el número de habitantes por Departamento y un Senador electo en cada uno de los Departamentos.
En las legislaturas se concentra la mayor representación política ya que quienes se desempeñan en los ministerios y en sus respectivas áreas, son designados por el titular del Poder Ejecutivo. Desde aquellos tiempos, las actas de las sesiones revelan los beneficios de asistencia social otorgados por la Legislatura de Santa Fe, en algunos casos destinando fondos para ayuda económica a personas no residentes en la provincia.
Méritos del Dr. Pedro Goyena
Los escasos recursos disponibles en las familias de algunos distinguidos ciudadanos planteaban el compromiso de tener en cuenta sus servicios y como reconocimiento asignar una retribución a fin de cooperar en la solución de esos problemas.
En el Acta Nº 10 del 21 de junio de 1892 consta que se aprobó un decreto del P.E. como contribución con $ 1.000.-, con destino a la adquisición de una vivienda en la Capital Federal, que ocuparía la viuda del Dr. Pedro Goyena, destacado jurisconsulto, profesor, escritor, legislador argentino nacido en 1843 y fallecido en ese tiempo. Goyena fue un defensor del catolicismo junto a José Manuel Estrada y a Félix Frías; se lo consideraba “el filósofo de la Cámara”.
Obras y nombramientos
Exención impositiva
En la sesión del 11 de junio de 1892 -Acta Nº 8- se aprobó “la exoneración de impuesto a las nuevas colonias”, entre ellas la de Venado Tuerto (Departamento Gral. López).
(Algunas crónicas reconocen que en ese sitio se había levantado el Fortín El Hinojo y que desde su mangrullo se podía observar la proximidad del malón. Un gaucho miliciano, durante una de las exploraciones observó un pequeño venado al que le faltaba un ojo, enfermo, quizá herido durante alguna incursión de los aborígenes. Decidió llevarlo al fortín.
Allí observaron que cuando se acercaba el malón el venado, inquieto, se acercaba a la puerta del Fortín. Se ha dicho que D. Eduardo Casey al fundar el pueblo el 2 de junio de 1883, le impuso ese nombre para que trascendiera esa historia. A partir del año siguiente comenzó la colonización y nombró su administrador a D. Alejandro Estrugamou. Los planos fueron aprobados mediante un decreto firmado el 26 de abril de 1884. A partir de 1890 tuvo un gran impulso y al año siguiente se inauguró la estación ferroviaria con el mismo nombre.)
Puente en el “Paso Vinal”
El 18 de junio de 1892 -Acta Nº 09- se consideró la iniciativa de Don Ricardo Calp para explotar durante veinticinco años un puente en el “paso Vinal” sobre el Río Salado.
Ascensos de militares
Durante esa sesión se aprobaron nuevos rangos militares: Tte. Cnel. D. Juan Abásolo; Tte. Cnel. Florentino Loza, Tte. Cnel. Pedro Borzone -entre otros; Cap. José Clucellas, Sargento Mayor Florentino Loza.
Banco Provincial
La crisis económica que afectaba a la provincia incidió en el desenvolvimiento financiero del Banco Provincial de Santa Fe. En 1892 fue nombrado Director del Banco Don Juan Terrosa.
Participación en debates
La responsable labor parlamentaria origina el estudio de antecedentes para fundamentar los proyectos de leyes; exige la evaluación de las propuestas en función de los intereses de la comunidad y de su trascendencia. El tratamiento de los proyectos en las comisiones genera la discusión desde distintas perspectivas y favorece el perfeccionamiento de la propuesta inicial conforme la participación de los legisladores integrantes. El debate se completa en el recinto cuando el proyecto es incorporado al orden del día para su aprobación y sanción.
En una aproximación a la labor parlamentaria de Don Waldino Baldomero Maradona es posible reconocer que su primera intervención en debates en el recinto, fue durante la sesión del 7 de junio de 1892 como consta en el Acta Nº 6.
Imprescindibles límites jurisdiccionales
Durante aquella sesión correspondía tratar la supresión de Tribunales de la 3a. Circunscripción Judicial y como sucede algunas veces, el proyecto no había podido ser analizado por la totalidad de los legisladores. Consciente de su responsabilidad, el Sen. Maradona expresó que: “desea saber a ciencia cierta qué jurisdicción comprende; no podemos a vuelo de pájaro, sin base fija, estar discutiendo este punto y sancionar esta ley sin pleno conocimiento de qué se va a hacer. No sabemos qué constituye dicha jurisdicción y yo propongo a la Comisión que se divida la circunscripción en cuanto a su territorio, entre la primera y la segunda, trazándose una línea divisoria, que partiendo del arroyo Monje, que fuera a morir en el límite oeste de la provincia.” Resulta evidente que se trataba de un territorio que el Sen. Maradona conocía y ese petitorio revela su afán por cumplir responsablemente con su función legislativa.
Efecto de una pensión
Durante la sesión del 11 de junio de 1892 -Acta Nº 8- fue reconocido que el ex-legislador D. Leopoldo Ruiz “consagró su vida entera al servicio de la Patria, desde puestos importantes, con una acrisolada honradez” y en consecuencia se consideró un proyecto a fin de otorgar una pensión a su viuda. Rápido en el análisis de los efectos que produciría esa aprobación, el Sen. Maradona pidió la lectura del proyecto y preguntó “por qué tiempo se concede esta pensión”, a la vez que solicitó se agregara al art. 1º: “…mientras permanezca en estado de viudez”. Cumplidas ambas observaciones, el proyecto fue aprobado.
Biblioteca de la Legislatura
El 4 de julio de 1892 se cumplían diez años de la creación de la Biblioteca de la Legislatura (Bicameral) y no se han hallado datos sobre el primer lustro. En el año 1888 se desempeñó como “encargado de la biblioteca” don Domingo Guzmán Silva.
Una crónica periodística con motivo del centenario, indica que en el año 1892 era bibliotecario D. Arturo León, aunque en las actas consultadas no se encontró esa información. Manifestaciones de los señores legisladores en los períodos siguientes demuestran que no era un servicio eficaz.
Siendo presidente de la Cámara de Diputados don Juan Arzeno, se propuso la supresión del cargo de bibliotecario, insistiendo el diputado Bosch en que “el secretario puede encargarse de la Biblioteca, puesto que el trabajo no se reduce a más que a tener las llaves”. [60]
Grados militares
Correspondía evaluar algunos ascensos a militares y la lectura del texto en consideración durante la sesión del 7 de julio de 1892 -Acta Nº 16, obligó al Sen. Maradona a manifestar que era imprescindible cambiar la palabra “empleo” por “grados militares”. Advirtió a sus colegas: “Nosotros no debemos prestar los acuerdos porque lo pide el P.E. y por agrado a éste, sino porque los méritos de las personas objeto de dichos acuerdos, sean merecedores de los ascensos con que se los favorece.”
El Sen. Florentino Loza afirmó que “se trata de simples empleos militares a Comisión” y esa aclaración no lo satisfizo. En consecuencia reiteró que era necesario “promover al grado, porque comprende que la carrera militar tiene sus grados, tiene una escala precisa, por la cual se asciende según los méritos que las personas vayan acumulando”. Destacó además la necesidad de tener en cuenta que “si cualquier día se moviliza la Guardia Nacional, todos los oficiales cuyos acuerdos se piden, serán verdaderos militares, estarán sujetos a la disciplina militar.” Se aprobó la propuesta.
Comisiones de Fomento
Las actas demuestran que en aquel tiempo era frecuente la presencia de ministros durante las sesiones. El 21 de julio de 1892 -Acta Nº 22- estuvieron los de Agricultura y Hacienda durante un análisis sobre las Comisiones de Fomento y el Sen. Maradona expresó no compartir algunas indicaciones de esas Comisiones “porque dependen del P.E., consultan todos sus actos y se ajustan a sus instrucciones o autoridad”. Aclaró: “Las Municipalidades caracterízanse por su independencia.”
Exención de impuestos a los aborígenes
En la sesión del 6 de agosto de 1892 -Acta Nº 27- el Sen. Maradona apoyó un proyecto de ley que eximía del pago de impuestos, papel sellado y registros a los “primeros pobladores” de la Colonia San Antonio de Obligado. Las gestiones habían comenzado en abril de 1890 a través de la Comisión de Fomento e ingresaron en la Legislatura el 14 de mayo. Desde el 25 de julio de ese año el proyecto estuvo en la Cámara de Diputados y dos años después, el 5 de julio de 1892 fue sancionado.
Durante el debate se reconoció que esa colonia, situada en el norte de la Provincia, entre Colonia Las Toscas y Ocampo, abarcaba “aproximadamente 42 millones y pico de mt.2, en terrenos donados por el Gobierno Nacional a familias aborígenes”. Mediante decretos expedidos el 4 de diciembre de 1883; 21 de marzo de 1884 y 21 de febrero de 1885, se repartieron las tierras entre “los indios tobas y mocovíes que en número de 800, reducidos con sus familias”, “prestaban servicios militares en las fronteras del noroeste del Chaco.”
(La Comuna con jurisdicción en un territorio de sólo 43 km.2 se estableció el 1º de febrero de 1889 y los planos fueron aprobados por decreto del 2 de febrero de 1915. Transcurrieron veintiséis años…)
En aquella sesión se recordó que el Congreso Nacional el 13 de noviembre de 1886 había dispuesto que esas tierras serían jurisdicción provincial, en el límite con Santiago del Estero, actuando en consecuencia el Departamento Topográfico y que correspondía ver las escrituras de propiedad para comprobar las respectivas donaciones. Existían antecedentes de entrega de tierras en 1874 y 1886 a los pobladores de San Javier, Santa Rosa y Reconquista. El Sen. Maradona dijo que “la ley debe ser para los pobladores de San Antonio de Obligado solamente, sin distinción de razas ni de nacionalidades. Que están de más las palabras ‘familias indígenas’ por cuanto en los primeros pobladores se comprenden todos los que fundaron a dicha Colonia”. Inmediatamente el Sen. Cipriano Arteaga -Dto. Gral. López-, aclaró que justamente se incluía ese dato para “no favorecer a otros pobladores”. Aunque no lograron convencerlo, el proyecto se aprobó sin la modificación que él propuso.
Necesaria exactitud
El Sen. Maradona era un perseverante defensor de la equidad y durante la sesión del 23 de agosto -Acta Nº 31-, propuso “que se ajusten los textos” para lograr mayor precisión en todas las decisiones asumidas por la Cámara.
Presupuesto de la Justicia
En la sesión del 26 de agosto -Acta Nº 33 (Secreta)-, se discutió la organización y el presupuesto de los Tribunales. El Sen. Arteaga sostuvo que correspondía incluir a los médicos de Tribunales, porque “son auxiliares de la administración de Justicia”, pero rechazó a los Rematadores judiciales.
El Sen. Maradona “suplica a la Comisión que se acepten las indicaciones porque se trata de hacer justicia barata, y en los juicios en que intervienen los rematadores sale muy caro”, “porque estos señores cobran comisiones muy altas”. Propuso un cuarto intermedio para que se redactaran las disposiciones relativas a Rosario, a la vez que propuso que se eliminara del texto la nominación “ciudad de Rosario”. Su sugerencia fue apoyada por algunos legisladores.
Secretaría de la Corte
En aquel tiempo la Corte estaba integrada por cinco miembros. Sostuvo el Sen. Maradona que “la Corte debe comprender también al Secretario porque este empleado es necesario para el funcionamiento del Tribunal”. Después de un breve debate fue aprobada su iniciativa para especificar el número de empleados incluyendo el cargo de “Prosecretario”. El Ministro de Hacienda presente en el recinto manifestó que “según él, aplicando ese criterio se incluiría al ‘portero’…” El proyecto quedó sancionado con las modificaciones propuestas.
Visitas de gracia y Penitenciaría
En la misma sesión se discutió la autorización para que quienes estaban privados de la libertad pudieran recibir “visitas de gracia”, “mientras no haya una Penitenciaría o Cárcel”. El Sen. Maradona expresó que “si es verdad que la criminalidad es una amenaza constante entre nosotros y es justo que se castigue al delincuente”, también hay que comprender que “las cárceles no han de servir para mortificar a los criminales, sino para su seguridad”. En consecuencia se admitió: “…nuestras cárceles sólo sirven de mortificación, lo que se salvaría con una buena penitenciaría, la que sería también un medio de reformar a los criminales, pues estos aprenderían algo bueno”. El proyecto fue aprobado.
Asistencia de los legisladores
Las reiteradas inasistencias de algunos legisladores, sin aviso, obligaron al Presidente de la Cámara de Senadores a dejar constancia de una observación. Dijo que era “una grave irregularidad, ausentarse de la Capital sin el permiso de la Cámara”.
Es oportuno decir que el Sen. Maradona había incurrido en esas faltas y un colega aclaró que lo hacía porque “tenía toda su familia enferma”. Hay que situarse en aquel tiempo, en las dificultades de las comunicaciones: caminos insuficientes y en pésimas condiciones. A pesar de ello, existía una intención de puntualidad y asistencia. El Sen. Maradona desde el 9 de junio hasta ese día -29 de agosto, Acta Nº 35-, sólo había faltado en tres oportunidades sobre un total de veintinueve sesiones.
Exposición del Cuarto Centenario
Con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, en Chicago se organizó una Exposición Internacional y el P.E. aspiraba a que se otorgaran los fondos necesarios para que la provincia estuviera representada. Era insoslayable “el mal estado del erario provincial” y que la exigua cantidad propuesta “no alcanzaría para el embalaje y el transporte”. En el análisis de esas dificultades, hubo distintas opiniones. Algunos legisladores opinaban que la provincia estaría representada con las muestras de producción agrícola que concretaría el Poder Ejecutivo Nacional. El Ministro de Agricultura presente en el recinto, sostenía: “…debemos concurrir para probar ante el mundo que si nos falta dinero no nos falta riqueza del suelo, la riqueza natural, para acarrear de esta manera capitales para fomentar con ello el establecimiento de nuevas industrias que harán más feliz y próspera nuestra Patria! Debemos pues concurrir…”
(Un siglo después esa anécdota se asemeja a algunas crónicas sobre la economía actual. Se han integrado capitales de empresas argentinas en elevados montos y en una desmedida especulación financiera, la mayoría se ha trasladado a otros países. Todavía dependemos de los préstamos del exterior y la deuda externa sigue creciendo mientras en los foros internacionales los discursos insisten en “la globalización” de la economía. Probablemente alguien completará esta historia en el siglo XXI…)
Integrantes de la delegación
Se agravaba la preocupación porque como consta en el acta, ya estaban nombrados los tres comisionados: Agrónomo Cayetano Livi -del Departamento Topográfico, técnico que hizo las mensuras de tierras en sucesivas colonizaciones y fundaciones de pueblos-; el Jefe de la Oficina Agrícola Abel González Borbón y el Secretario Sr. Abásolo.
Por ello se insistía: “Es necesario hacernos conocer y la manera con que debemos hacernos conocer es concurriendo a dicha Exposición”.
El Sen. Pozzo expresó “…con $ 5.000.– ¿de dónde van a salir?… El erario no puede ni satisfacer las necesidades más premiosas de la administración. Que junten los jueces de paz y los jefes políticos en los centros agrícolas…” El Sen. Arteaga pidió un cuarto intermedio y cuando retornaron al recinto, teniendo en cuenta la súplica y la elocuencia del ministro, se aconsejó la sanción y así resultó en la inmediata votación.
Sobre escrituras y planos
En la sesión del 6 de setiembre de 1892 -Acta Nº 37- se trató la legislación referida a las escrituras públicas. El Sen. Maradona solicitó que al otorgarla “se dé también copia del croquis del inmueble, llenándose una deficiencia necesaria, aunque no se haga en otra provincia”. Expresó además que “el expedirse las escrituras, los escribanos consignarán: nombre de la persona para quien se expide y la fecha”, indicación rechazada “porque el escribano redacta el acto” y se oponían razones de tiempo.
Memoria de los Juzgados
Durante aquella sesión el Sen. Maradona pidió “que se obligue a los Jueces de Paz a pasar una memoria del movimiento del juzgado, algo así como una estadística que demuestre quienes son los que cumplen con la ley y los que la delinquen”. En ese debate otro legislador manifestó desconocer “que no se envían” e inmediatamente se levantó la sesión.
Debate sobre la Justicia
El debate sobre el presupuesto de la Administración de Justicia había comenzado el 26 de agosto, cuando la Cámara se reunió en sesión secreta y nuevamente se analizó esa situación en la sesión del 14 de setiembre -Acta Nº 40- con la presencia del Ministro de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública Gabriel Carrasco. Hubo prolongadas discusiones y el Sen. Waldino Maradona considerando que estaba agotado el análisis, propuso que se cerrara el debate.
Propuesta de sesiones diarias
En la sesión del 20 de setiembre el Sen. Maradona propuso que “las sesiones fueran diarias, para concluir con los asuntos en cartera”.
No era fácil para el senador lograr que se pusieran de acuerdo para aprobar sus sugerencias y una vez más, esa iniciativa fue rechazada.
Monumento a Cristóbal Colón
Durante la sesión del 22 de setiembre de 1892 -Acta Nº 43- se evaluó una iniciativa para que se otorgara al gobierno municipal la autorización para concretar un monumento a Cristóbal Colón, en el Puerto de Santa Fe.
El Sen. Maradona expresó que no tenía “inconveniente en dar su voto para la erección de este monumento, pero que sería conveniente que se adjuntaran los planos de él, porque pueden llevar inscripciones.”
El proyecto fue sancionado y los asistentes, puestos de pie rindieron un homenaje al marino genovés, protagonista del inesperado encuentro de las dos culturas: aborigen e hispánica.
Hora oficial
En ese tiempo existía una diferencia entre la hora oficial de Santa Fe y la de Rosario y en consecuencia se analizaron las dificultades existentes en las coordinaciones de los servicios ferroviarios.
El Sen. Maradona durante la sesión del 20 de octubre -Acta Nº 48- sostuvo que la disposición vigente era “atentatoria, porque exige en la provincia, se obliga a los ferrocarriles, someterse a ella, haciéndole adoptar dos horarios”.
Manifestó que si se unificara “no sería problema porque al entrar en la provincia se cambia la hora”.
En consecuencia fue expresamente aprobada su iniciativa: “se declara hora legal en todo el territorio, la del tiempo promedio del meridiano del Observatorio Nacional Astronómico de Córdoba”.
(La importancia de coincidir con los horarios de cualquier medio de transporte, se mide con mayor precisión cuando surge la experiencia de quedar en la mitad del camino… Desde otras perspectivas, la falta de puntualidad suele ser un obligado ejercicio de tolerancia y de paciencia para quienes están esperando. Por tradición se plantea: “Al que madruga Dios lo ayuda”. De inmediato la memoria plantea la duda: “No por mucho madrugar se amanece más temprano”…)
Presupuesto 1893
En la sesión del 17 de noviembre -Acta Nº 55-, con la presidencia del Sen. Mariano Comas, se trató el presupuesto para el año 1893. Quien se interese por las comparaciones puede disponer de estos datos:
“Poder Legislativo – Cap. 1 – Inc. 1 – It. 1
Senadores 18 $ 300.- c/uno
Secretario y Bibliotecario $ 150.-
Prosecretario $ 120.-
Escribiente $ 80.-
Oficial Sala $ 50.-
Gastos Oficina $ 50.-
Diputados 26 $ 300.-
Secretario y Bibliotecario $ 150.-
Prosecretario $ 120.-
Escribiente $ 80.-
Oficial de Sala $ 50.-
Gastos oficina $ 50.-
(En 1996, si el lector quisiera compararlas tendría que incorporar varios ceros a la derecha, porque como consecuencia de continuos procesos inflacionarios hubo sucesivos cambios de moneda, desde esos “pesos moneda nacional” hasta “el peso” equivalente a un dólar, se han suprimido centenas y millares. Algo se asemeja: la Biblioteca de la Legislatura no figura en el presupuesto.)
Labor de los Inspectores de Policía
En la sesión del 21 de noviembre de 1892 -Acta Nº 57-, el Sen. Maradona reiteró la necesidad de controlar los pagos por servicios públicos. Se esperaba la presencia del Ministro de Gobierno -doctor Carrasco-, “para que demuestre la cantidad de sumarios que han levantado aquellos funcionarios y en consecuencia, para sostenerlos” e informe sobre los Inspectores Generales de Policía.
Expresó Maradona: “como no ha venido y conocemos la inconveniencia de su existencia”, “se hace moción para que se trate el inciso y si se rechaza o no”. Se apoyó el despacho “sin cambiar las ideas económicas del Sen. Maradona…”, quien en aquella oportunidad dijo: “Asustan las enormes cifras que se gastan en policía, especie de ave siniestra que reina en el negro horizonte de nuestras finanzas. No es porque se gaste todo en policías, en esas jefaturas con gran lujo, las que no saben lo que hacen. No se puede continuar; es necesario despojarse del ropaje de la política. Pido que se supriman…”
(Es lamentable que las tachaduras en el libro de Actas impidan leer el testimonio del representante del Departamento Las Colonias. Una vez más alguna travesura o la siniestra sombra de la complicidad o de la censura, han destruido documentos que reflejan la historia de los argentinos…)
Constitución y aumentos de sueldos
En la evaluación del presupuesto destinado a la Policía fue planteada la necesidad de aumentar las remuneraciones “para que no sean prevaricadores”; destacándose que se estimaba “mucho a la prensa que trata de moralizar, ilustrar, no a la que trata de injuriar y rebajar. Un rancho como un palacio, merecen el mismo cuidado…”
Se habló de lo establecido en la Constitución y el Dr. Maradona expresó: “He oído con placer a un colega, pero que no ha sacado nada en limpio, considerándole un buen gancho, que siempre se invoca la Constitución para apoyar sus argumentaciones”. Fue contundente en su propuesta: “Pido que se supriman esos empleos para pagar otros, lo que al Ejecutivo le importa poco. No creo que haya robo, pero existe falta de administración, habiendo completa desorganización.” Hubo réplicas. El Sen. Rosas dijo estar “conforme con las ideas manifestadas por el senador, pero que debió decir que tenían menos sueldo”. El Sen. Arteaga advirtió: “son atendibles las razones del Sen. Maradona“, quien luego manifestó: “…ha faltado Gálvez, por un acto de inconsciente…” e inmediatamente se pasó a un cuarto intermedio.
Cumplida esa pausa el Sen. Maradona repitió su propuesta: “… que se supriman todas las comisarías de órdenes. Los secretarios son las segundas personas del Jefe Político”. Se opusieron a ese criterio los Sen. Pozzo y Arteaga. Finalmente, se aprobó el despacho de comisión con escasas modificaciones.
Debate con el ministro Gabriel Carrasco
Al día siguiente -Acta Nº 58- el Sen. Maradona recordó que “hacía dos sesiones que había pedido el comparendo del Ministro de Gobierno para informar si los inspectores generales de policía, como se trata de economía, diga si prestan servicios y si son útiles o no”.
En ese momento el ministro estaba en el recinto y afirmó: “son necesarios y útiles”, informando que “uno -y lo nombró después al Sr. Mazza- ha pasado la mayor parte del tiempo transcurriendo en visitas provechosas; el otro si no lo ha hecho ha sido porque se encuentra ocupado en la Comandancia a los efectos del enrolamiento, requerido todo el tiempo”.
La respuesta del Sen. Maradona fue contundente: “No me satisfacen las razones que expone el Sr. Ministro. El rol de los Inspectores, lo pueden hacer los Jefes Políticos. Siguiendo de esta manera no es posible gobernar, ni producir la organización que deseamos. El P.E. hace ostentación de lujo con estos empleos ¿cuántos sumarios ha levantado? El Sr. Ministro dirá la verdad bajo su palabra de caballero”.
El ministro dijo: “Larrechea se encuentra inspeccionando actualmente y si se piden datos los tiene en el Ministerio a su disposición”. El Sen. Maradona reiteró su convicción: “… afirmando su inutilidad” y reclamó que “el Ministro pruebe con documentos su necesidad, pues de lo contrario le negará su voto”, porque “no han hecho gira alguna por los Departamentos, pasando el tiempo tranquilos en sus casas, lo que duele, no habiendo dejado sentir su influencia”. Insistió: “Es la verdad desnuda lo que digo, estos señores no han cumplido con sus deberes”. Ante una observación del ministro el senador aclaró: “No he desmentido al Sr. Ministro. Los inspectores no han visitado a ‘San José, a San Javier, Reconquista, Las Colonias y tantos otros donde no se ha sentido su acción, de los que no habrá recibido ni memoria, ni informes, que digan para qué han cumplido con sus deberes.” El ministro Carrasco contestó con una locución latina: “Si vis pacem, para bellum” que significa “si quieres la paz, prepara la guerra”, porque si uno está preparado para defenderse tiene pocas posibilidades de ser atacado. Dijo que era el “principio del gobierno de las naciones” y propuso: “Ábranse los presupuestos de las potencias europeas y se verá que gastan de 15 a 20 millones en sostener sus ejércitos, lo que según el antecedente del Senador sería dinero arrojado al Océano… La paz se conserva por la conciencia del poder del enemigo”. Insistió el ministro Carrasco en que las naciones que invierten en ejército “se hacen respetar”, “siendo este principio aplicable entre nosotros”.
Verdades que son espinas
El Sen. Maradona dijo que el ministro “ha traído por los cabellos la paz armada, ese cáncer que roe a la Europa. No veo la razón que hemos de imitar a la raza sajona. Mis palabras se componen de espinas, pero son verdades”.
Inmediatamente propuso la supresión de las subdelegaciones, “porque no conoce ni aun su existencia” y propuso que “se sustituyeran por Jueces de Paz”, advirtiendo que “hay despilfarro de hombres y de lujo”. El ministro aclaró que había dos subdelegaciones al norte de Florencia y Reconquista, lindantes con Corrientes y aludió a la necesidad de instalar otra en Gálvez y San Carlos, y si hay que suprimir, que sea la última. “Afirmó que en un territorio de 3.000 leguas había 1.500 vigilantes”; reiteró la necesidad de que “se dotase de sueldo a los jueces ad honorem para que cumplan con sus deberes” y manifestó que “en este inciso no hay lujo… todo depende de las poblaciones”. El Sen. Maradona optó por retirar su moción.
(Es oportuno recordar el lema de S.S. Pío XII durante la segunda guerra mundial: “La obra de la Justicia es la Paz”, mientras en los finales del siglo XX, sigue creciendo la violencia y la delincuencia. La última centuria se ha caracterizado por la crueldad de dos guerras mundiales con un atroz genocidio durante la segunda. Se han acentuado las injusticias sociales. En distintos países hubo frecuentes luchas entre hermanos debido a la pretensión de ejercer el poder por la fuerza. Las ambiciones políticas ya no pueden ser consideradas exclusividad de los partidos y de sus integrantes. Existe una política terrorista; el miedo no sólo paraliza las acciones sino que la muerte aniquila a personas que no tienen ninguna relación directa con los grupos atacantes. Existe una política de la evasión que somete desde la infancia cuando los medios de comunicación masiva ofrecen entretenimientos con pésimos ejemplos, en programas con evidente violencia. Los narcotraficantes crecen en sus negocios y paralelamente la “drogadependencia” esclaviza desde la niñez. En tales circunstancias, las estadísticas indican que aumenta la cantidad de adultos que por falta de voluntad se suman a la legión de adictos. Pierden así su libertad y una inevitable declinación anulará su capacidad para resolver sus crecientes conflictos.)
En este final de siglo XX son semejantes algunas circunstancias: el ejercicio del poder de policía genera polémicas; los sueldos suelen ser insuficientes; se reclama en vano una reforma del Estado que termine con los privilegios; algunos trabajan de sol a sol como el hornero; otros son parásitos que viven del esfuerzo ajeno y suelen ser premiados con una asignación mensual que en realidad tienen que pagarla todos los contribuyentes. Pocos son los lugares donde el azote de las transgresiones no impida convivir en armonía. En esas coordenadas es insoslayable la valoración de quienes han sido capaces de ser esclavos del deber, como las dos personalidades Maradona: Waldino Baldomero… Esteban Laureano… Waldino Buenaventura… y tantos paradigmas olvidados.)
Usura y Bandas de Música
Continuaba el análisis del presupuesto de la Policía y al evaluar los gastos de las Bandas de Música el Sen. Maradona dijo: “El que quiere música que la pague. Los municipios deben hacer este gasto y no el gobierno. Suprímanse todas para que podamos pagar las trampas y evitemos que los empleados vendan sus sueldos con descuentos enormes a los usureros que se encuentran en las galerías del Cabildo”.
(Todas las lecturas permitirán lograr diferentes conclusiones en una aproximación a la verdadera historia de la Historia. En este punto quizás podrían comprobarse algunas semejanzas en cuanto al endeudamiento de algunas áreas de la administración provincial -semejantes a las de municipalidades y comunas-; se podrá reconocer que todavía hay usureros aunque será imposible imaginarlos en las galerías del Cabildo porque fue demolido para edificar en mismo espacio la actual Casa de Gobierno, distinguida como “la casa gris”…)
Argumentos del ministro
El ministro Carrasco consideró que “la música es necesaria” e inmediatamente dijo: “En las fiestas del 14 de julio” (evocación de la Revolución Francesa, de la toma de la Bastilla) y el “2 de mayo, los italianos, hieren nuestros oídos los himnos extranjeros. Por qué no hemos de tener una banda de música que eduque el oído de nuestros hijos escuchando la canción de la Patria”.
El Sen. Maradona contestó que “no encuentra razón para que se sostenga para algunas ciudades y no para otras; que la tenga únicamente La Capital o en todo caso para todos o para nadie”. Hubo propuestas para suspender las Bandas de Coronda y de Esperanza, no la de Rosario porque “es ciudad populosa que contribuye con 60% a las rentas del Estado y su Banda presta muchos inestimables servicios”. Finalmente, se aprobó la partida presupuestaria y siguieron las bandas con su música…
(Una vez más resulta evidente que Waldino Baldomero Maradona no titubeaba si debía insistir en la necesidad de ofrecer la misma calidad de educación a todas las poblaciones.)
Retribución a los Jueces
En la sesión del 23 de noviembre de 1892 -Acta Nº 59- el Sen. Maradona propuso que los Jueces de Paz que se desempeñaban en las cabeceras de Departamentos tuvieran mayor remuneración, porque tenían más situaciones a resolver y lógicamente, ante la constante posición de reserva de los fondos públicos, esa iniciativa dio pie a la intervención del ministro, quien expresó que “los asuntos públicos no deben votarse por medio de esa fantasmagoría que representa aumentar los sueldos a 16 –dieciséis- empleados.” Sostuvo que “los Jueces de Paz, al ser nombrados reciben un honor”, “el sueldo que se le asigna, no es más que una ayuda de costas.”
Empleomanía y patriotismo
El ministro Carrasco inmediatamente afirmó: “Se han aumentado los sueldos y así seguimos; qué rostro pondrá el pueblo al conocer la cifra que arroje nuestro mayor presupuesto? No debemos fomentar la empleomanía. No por ganar sueldo se fomenta el trabajo; sino por patriotismo. Por las circunstancias tristes que cruzamos, reclamaría la H. Senado que no de un mal ejemplo borrando con el codo lo que hizo con la mano”. El Sen. A. Rosas rechazó esas expresiones del ministro.
Se aceptó la propuesta del Sen. Maradona y se incrementaron las retribuciones de los jueces de Esperanza, Cañada de Gómez, Rafaela, Reconquista y San Carlos, quienes cobrarían $ 100.-, como los Capellanes de los Hospitales de la Capital y de Rosario.
Becas al Colegio de las Adoratrices
En la misma sesión se reconocieron los servicios educativos prestados por las Hermanas Adoratrices, quienes atendían a “más de cincuenta alumnos”, aclarándose que “los colegios provinciales cuestan más y la instrucción que se da en estos es superior a la de aquellos”. En aquel momento se aprobaron 18 –dieciocho- becas y hubo una pregunta oportuna: ¿…las reciben jóvenes pobres de la ciudad? y la respuesta fue que eran otorgadas “a medida que se producían vacancias”.
Promoción de las artes y de la mecánica
El Sen. Maradona consideró que tales “becas no son beneficiosas”. Opinó que “si se tratare del desarrollo de las artes y de la mecánica las correspondería. Así, se trata de autorizar la empleomanía. Todos tienen tendencia a la abogacía, a ser maestro, los que no, son los que han de despejar nuestro porvenir. Necesitamos mecánicos, que nos envuelva el humo de las chimeneas que es el símbolo del progreso y de la civilización”. Fue interrumpido por el ministro. De inmediato se reconoció la importancia del aprendizaje de un oficio en los talleres escolares.
(Estos datos aun hoy podrían originar polémicas suficientes como para justificar un ensayo sobre los perfiles y objetivos de las gestiones educativas oficiales y privadas. Surgirá de inmediato la duda acerca de si realmente se ha superado el plano de la instrucción, si existen recursos suficientes y si en las escuelas se logra educar a las nuevas generaciones en igualdad de oportunidades. Probablemente habría que editar varios tomos y el ensayo repetiría conceptos y propósitos anunciados en sucesivas décadas.)
Nuevo secretario
El 10 de diciembre al ser aceptada la renuncia del secretario de la Cámara, fue designado en ese cargo D. Malaquías Méndez, quien hizo el juramento de Ley y ocupó la prosecretaría D. Fernando López. En ese tiempo “José Bernardo Iturraspe con aspiraciones políticas fundó el diario Unión Provincial, cuya dirección confió a Domingo Guzmán Silva”, nombró como Jefe de Redacción al amigo de su juventud, Malaquías Méndez, escritor y poeta, “de gran actividad y poca salud” y entre otros, fueron redactores y colaboradores el poeta José Cíbils y Horacio F. Rodríguez, con el seudónimo Rey Lear.
[16-06-2010: Información del señor Oscar Sarsotti mediante correo electrónico: “Utilizó el nombre ‘Juan Bernardo Iturraspe’ (así fue nombrado gobernador) y mayormente firmaba J. Bernardo Iturraspe”.
Nació el 30 de julio de 1847 en Santa Fe. Falleció en Buenos Aires, el 25 de abril de 1906.]
(En las actas consultadas en la Legislatura se refleja el cambio de secretario porque son distintas las huellas en las actas manuscritas…)
Creación de la Lotería Provincial
Durante el tratamiento del proyecto de creación de la Lotería de la Provincia, el Sen. Loza expresó: “Esta ley implica mucha responsabilidad y nos coloca en un nivel muy triste”. El Sen. Pozzo expresó su inhibición. Se pasó a un cuarto intermedio. Inmediatamente se pidió que el proyecto se apruebe en general “porque está en la categoría de aquellos que al someterse a la deliberación parlamentaria, llevan la seguridad del éxito, porque tienen y representan un bien social. ¿La caridad que es inagotable en todas sus manifestaciones se me objetará? ¿Cómo es que ‘no hace muchas horas una comisión de distinguidas damas, fue a mi casa a pedirme el voto en pro del proyecto’; ‘porque en el Hospital de esta ciudad hay 150 enfermos para atender con recursos exiguos’ y ‘se temía llegada la hora nefasta de tener que cerrar las puertas del Santo Asilo por no tener con qué atenderlo’.” Dijo que “1.265 enfermos” fueron atendidos en el Hospital de Rosario “en seis meses” y que “120 desvalidos” permanecían en el Asilo de Huérfanos.
Irregularidad parlamentaria
En aquella circunstancia, el Sen. Loza observó que esa ley no figuraba en “la orden del día” y se estaba “discutiendo”; aceptándose en consecuencia una “grave irregularidad”. Insistió en que “implicaba mucha responsabilidad”.
(Consciente de su responsabilidad el Sen. Loza pidió que se incorporaran en el libro de actas las páginas que había escrito con letra caligráfica: trazos finos e inclinados, pulso firme, para reiterar sus convicciones.)
“…Calamidades públicas”
De esas páginas se transcriben algunos párrafos: “Vemos en este ancho camino de tantos errores administrativos a Ministros de Culto, con título universitario y con fama de católicos, convencido que como en las mejores de sus obras, llegan a la Legislatura con la Cruz en una mano y con las estafadoras loterías en la otra, pretendiendo elevarlas a la categoría de industrias lícitas, dignas del comercio de la civilización”…
“En el curso de este debate ya tendremos ocasión de saber los sentimientos que abriga el corazón de los que defienden las loterías y de los que las rechazan por inmorales”. Consideró al proyecto “la peor de las calamidades públicas y privadas… estafas legales” y planteó que “no será una fuente de propios recursos, sino lo contrario, fundamos una escuela de profanación con las peores decepciones imaginables”. Propuso que se rechazara, estando presente el ministro de Agricultura, Culto, Justicia e Instrucción Pública Dr. Gabriel Carrasco. Se planteó un rechazo porque eran “falsas doctrinas” expuestas “con la musa siempre inspirada y galana del Sr. Senador”. Desde otra perspectiva reconocían al teniente coronel.
El Sen. Waldino Baldomero Maradona expresó “que se lea el proyecto de ley y el mensaje con que debe haber sido enviado; también deseo saber si ese proyecto es el mismo del Poder Ejecutivo”.
Dialogó con el ministro presente y reiteró: “He dicho y vuelvo a repetirlo, me opondré a la sanción de este proyecto pues lo reputo inmoral, ilegal”. Analizó “los perniciosos efectos del juego de lotería”; hizo ver “la conveniencia que habría, que en vez de fomentar el juego, se fundaran Cajas de Ahorro para obreros”. A algunos legisladores sólo les interesaba que se aprobara el proyecto y surgió una afirmación inesperada: “En el Italiano se juega a la tómbola…”
(Aludió indudablemente al “Círculo Italiano” de Santa Fe, porque sería un absurdo suponer que fuera al “Hospital Italiano de Santa Fe y Colonias”, aunque un siglo después las dificultades financieras que ha soportado y las sucesivas intervenciones, indican que hubo alguna “distracción” en varias administraciones.)
Ante la iniciativa de constituirse el Cuerpo en “sesión permanente”, se opuso el Sen. Maradona porque había “que tratar el crédito suplente que pide el Poder Ejecutivo”.
Dignidad o “mal nombre”
En la última sesión del año 1892 -día 30, Acta Nº 67-, correspondía el tratamiento de los ascensos en la Jefatura de la Guardia Nacional.
Entre los propuestos hubo uno que había estado “tres veces empleado y tres sumariado y destituido por mala conducta”.
Hubo varias objeciones y se manifestó que el Cuerpo “no puede ni debe dar el acuerdo para esa persona, sería bochornoso o para los demás libres dignos que figuran en el ascenso en las promociones de la Jefatura de la Guardia Nacional”.
El ministro presente en el recinto dijo que “es una persona digna”.
El Sen. Maradona rechazó esa calificación, afirmando: “el individuo tiene mal nombre y por la prensa se le han hecho cargos tremendos, todos comprobados en sumarios en el Ministerio”…
(El “mal nombre” es sólo una parte de la anécdota.
Lo complejo es acertar en la escala de valores que sirva para calificar los comportamientos humanos cuando todavía no existe un sistema universal, todo es subjetivo.
Aún los administradores de la Justicia que fallan ajustados al Derecho, sobrellevan el riesgo de ser injustos.
En el final del siglo XX se acentúa la tendencia a la justificación ilimitada que facilita la impunidad e incrementa la corrupción.
Sobre la corteza del planeta siguen las deliberaciones, los procesamientos, las penalidades: cárceles, indultos y amnistías.
Una legión de hombres honrados y generosos sigue trabajando junto a los surcos, sobre andamios, entre sombras y ruidos; en escuelas y en hospitales, en concurridas oficinas o en sus hogares; en cualquiera latitud y a cualquier altura; de sol a sol o de luna a luna: ¡solidarios! No trascienden sus nombres pero son las personalidades que constituyen el formidable sostén ético de la inestable pirámide humana.)
Maradona y sus responsabilidades…
Waldino Baldomero Maradona era un político entusiasta; también un ruralista y periodista; controlaba la explotación de sus establecimientos agropecuarios situados en la zona de Barrancas y dedicaba el tiempo necesario a su periódico Las Colonias, herramienta útil para difundir iniciativas y a la vez un medio eficaz para destacar sucesivas obras.
El doctor Lorenzo Anadón residente en Rosario, amigo de Maradona, expresidente del Consejo General de Educación, el 17 de mayo de 1894 le envió una carta: “Mi estimado amigo: Sin ninguna de U. a que referirme y solo por una oficiosidad de que algún día las techumbres coloniales de la región del trigo darán honroso testimonio, comunico a U. que el Directorio del Banco Nacional –ayer potente Leviatán del crédito argentino y hoy mísero bajel desmantelado que azotan implacablemente las borrascas de la insolvencia contemporánea-, aceptó, en sesión de ayer, la cesión de bienes que U. ha hecho, y le extenderá carta de pago, previa escrituración correspondiente.
Deseando que esta noticia le sea grata porque, hablando en serio, un hombre como U. vuelve contento a repetir la lucha por la vida, cuando ha llenado estrictamente su deber…” [61]
Acercamiento familiar…
Waldino Baldomero Maradona y su esposa María Encarnación Villalba, hasta 1894 fueron padres de Corina, Dorila, Plácido, Sara, Clemente; Juan Carlos… [62]
Estaba la familia en Esperanza y en ese hogar, en el invierno de 1895 vivieron una emoción intensa porque nació otro varón: Esteban Laureano. Como sucede al celebrar cualquier nacimiento, la mayor atención está centrada en la salud de la madre y del recién nacido, en su normal crecimiento aunque algunos ansiosos generen comentarios sobre el futuro, que es tan fortuito. En ese caso, la trayectoria de Laureano Maradona no sólo era inimaginable en ese momento, lo sigue siendo cuando se logra una aproximación a su biografía. Él mismo relató cómo se entretenía “haciendo garabatos debajo de un ombú”, recordó su aprendizaje primario en la Capital Federal; su secundario en el “Colegio ‘Nicolás Avellaneda’ y en el ‘Mariano Moreno’, hasta que su padre decidió volver a Santa Fe” y “tenía catorce años cuando llegó a Rosario, luego vivieron en el pueblo de Barrancas y en Coronda, en el Departamento San Jerónimo” De la estirpe de sus padres, Esteban Laureano “mientras completaba los estudios secundarios, se interesó por los trabajos agrícolas y ganaderos, paralelos a su iniciación en el periodismo” y también “terminó los estudios de Bachiller en el Colegio Nacional ‘Simón de Iriondo’ de Santa Fe”…
Carta del doctor José Gálvez
Desde Buenos Aires, el 17 de junio de 1897, Gálvez le escribió a Maradona: “Con mucho gusto he recibido sus dos cartas y le agradezco sus noticias. No tema que yo afloje mientras Uds. No lo hagan. Hoy más que nunca podemos considerarnos seguros de nuestro triunfo, porque la opinión está hecha aun en esta misma Capital y a pesar de la conspiración del silencio que se nos hace.
Aquí tenemos infinidad de amigos y hoy mismo se ha reunido un buen número de santafesinos, gente intelectual toda, que tratan de formar un centro que sostenga nuestra política, expresada en el manifiesto que dimos.
Será este un hecho de trascendencia que hará mucho honor en esta lucha, en que todo el mundo comprende que solo nos lleva el levantado propósito de servir los altos intereses de nuestra Provincia.
Las simpatías, pues, de todos los que alguna vinculación tienen con Santa Fe nos acompañan y a cada momento y en todas partes recibo los votos y las felicitaciones de mucha gente, a quien recién con este motivo he tenido el honor de conocer.
La campaña está hecha, mi amigo, y ya verá U. cómo se agranda la bola de nieve a medida que el tiempo corra. Es que hemos planteado la cuestión con el criterio de la época, valientemente y sin ambages, no consultando intereses egoístas, ni haciendo cálculos de mercader, sino al contrario dando pruebas de abnegación y de patriotismo que la opinión ha comprendido con el entusiasmo de un pueblo noble y generoso como el nuestro.
Espere un poco no más y ya verá U. hasta lo que usted no cree: la conducta honrada de nuestro gobernador que no hará a un lado la opinión de la Provincia. Todas esas combinaciones y enredos de menor cuantía mueren en las capas inferiores y no embaucan a los hombres que se han puesto arriba precisamente para ver bien lejos y bien claro.”
Potente palanca de Roca…
A mediados de 1897 se impulsaban las candidaturas a gobernador, unos apoyaban a don Nicanor Molinas mientras otros estaban convencidos del triunfo de José Gálvez, entre ellos Maradona, que lo conocía desde la adolescencia y reconocía sus méritos como funcionario público. Con el apoyo del general Roca, surgía la candidatura de don José Bernardo Iturraspe. El historiador Caminos ha destacado que “en una reunión que se llevara a cabo en la casa del doctor Gollán, Maradona condenó severamente la política acuerdista que tendía a imponer la candidatura a gobernador de Iturraspe, y no vaciló en criticar acerbamente a sus propios amigos que así se prestaban a jugar con los destinos de la provincia de Santa Fe, negociando con la conciencia y el decoro sus correligionarios… que su nombre era un peligro para la armonía partidaria, ya que en el gobierno sería el ‘caballo troyano’ del autonomismo y la vanguardia de los gobiernos de familia, tan combatidos en los últimos tiempos por todos los santafesinos. ‘Vosotros no tenéis dignidad –agregó- este pacto es inmoral, aplastador. La disciplina política no significa servilismo, no, sino la sanción de lo correcto en la agrupación y la consecuencia, pero siempre salvando el decoro, la bandera, el boleto de entrada al templo de las instituciones.
Pero todo estaba resuelto y José Bernardo Iturraspe ocupó la primera magistratura de Santa Fe. Maradona se alejó de la política militante, afectado por el cariz que tomaban los acontecimientos. A un amigo que le recriminara amablemente su retraimiento, le contestó de inmediato con una frase muy suya: ‘Aquí me tenés atado al palenque del olvido’.”
En el rumbo literario, en 1897, el escritor Leopoldo Lugones logró la edición de su primer libro Las Montañas del Oro, con poemas que reflejan las hazañas de los gauchos de Güemes y décadas después, dedicándose además al periodismo y a la política, tuvo activa participación en diferentes etapas de la historia nacional desde distintos sectores partidarios. No ha sido así la trayectoria de Waldino Maradona, federal y autonomista desde el principio hasta el Fin.
Maradona y sus actividades en la provincia de Buenos Aires…
Siglo nuevo, proyectos nuevos. Es oportuna otra mirada sobre la historia de los argentinos. Sabido es que el general Julio Argentino Roca juró como presidente de la Nación el 12 de octubre de 1880, nombrando ministro de Justicia e Instrucción Pública al cordobés Manuel Dídimo Pizarro –Senador por Santa Fe-, ministro de Hacienda a Juan José Romero, entonces gobernador de Buenos Aires, entre otros. Como lo ha reiterado el historiador Rosa, “definió Roca su ministerio: ‘Cinco presidentes y un timonel’, y así gobernó hasta 1886. [63]
El 12 de octubre de 1898, ejerciendo Bartolomé Mitre la presidencia del Senado nacional, tomó juramento al general Roca antes de comenzar su segunda presidencia. Integró su gabinete con José María Rosa en el ministerio de Hacienda –independiente, padre del destacado historiador tantas veces aludido-; el entrerriano Osvaldo Magnasco en Justicia e Instrucción Pública; el general Luis María Campos en el ministerio de Guerra… Al año siguiente el gobierno debía resolver otro problema de compleja solución: Carlos Pellegrini se había trasladado a Europa para el tratamiento de su enfermedad y su amigo Julio Argentino Roca le encomendó que se encargara de acordar las condiciones con los acreedores, para que se pudiera “consolidar los 392 millones de oro de la deuda exterior en un solo empréstito (había más de treinta, con diversos tipos de interés y garantía) por 453 millones oro.” Volvió Pellegrini en junio de 1901 con el proyecto que fue enviado al Congreso y aprobado sin dificultad en el Senado, mientras desde el periodismo crecían las críticas, agravándose tanto la situación que el 5 de julio, el P.E. remitió al Congreso el pedido de declaración del estado de sitio. Hubo más disturbios y “Roca decidió cortarlos siguiendo la máxima de Mirabeau de que cuando todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene la razón. El 8 de junio retiró el proyecto”, aún cuando tenía mayoría amplia en la Cámara de Diputados donde correspondía completar la sanción, explicando en su mensaje: “Tratándose de grandes operaciones financieras que el pueblo rechaza, ya sea porque no las entiende o porque sospecha torpemente de sus móviles, no corresponde empeñarse en llevarlas a término contra viento y marea”. Así fue “el encono definitivo” de Pellegrini provocó que “la estrecha alianza” con Roca quedara “rota abruptamente en julio de 1901”. [64]
Desde fines de 1901, el país estuvo al borde de la guerra debido a conflictos limítrofes con Chile; “el banquero Ernesto Tornquist, en representación de las ‘fuerzas vivas’ argentinas, entró en contacto con sus similares chilenos. Los ministros ingleses en Buenos Aires y Santiago agotaron los recursos de su diplomacia. Estados Unidos mandó dos acorazados… al Atlántico sur” y se anunció que enviaría dos más cuando empezasen las hostilidades; sin dar explicación alguna aunque sí lo hizo acerca de uno que destinaría “al Pacífico”, con el objeto de “defender los intereses norteamericanos en Tacna y Arica”. Hubo sucesivas manifestaciones hispanoamericanistas y aún más expresiones de lucha gremial; nació la F.O.A. –Federación Obrera Argentina que reunía a anarquistas y socialistas. Un año después, hubo frecuentes protestas de distintas asociaciones de trabajadores y Miguel Cané, senador por la Capital Federal –el autor de Juvenilia-, logró que se sancionara la ley Nº 4144 –nombrada ley de residencia-, que autorizaba al gobierno a expulsar al extranjero que “que comprometiese la seguridad nacional o perturbase el orden público”. [65]
Mientras tanto, el riojano Joaquín Víctor González -ministro del Interior- avanzaba en el propósito de generar un Código de Trabajo y con la colaboración de “estudiosos del movimiento social” logró que ingresara al Congreso el proyecto pertinente que como no había intención de sancionarlo, vanamente pasó a la respectiva comisión. Después, los ruidosos agitadores también se opusieron expresando distintos argumentos y atacaban “la constitución de los consejos de conciliación y arbitraje, por ser ‘demasiado buenos’…” (¿?), según lo expresado por Nicolás Repetto, del partido Socialista. El gobierno nacional tenía otras prioridades, diferentes asuntos sin resolver. En diciembre de 1901, se dispuso que Epifanio Portela, ministro argentino en Chile debía trasladarse a España y lo reemplazó el “mitrista José Antonio Terry, aunque no era diplomático sino financista. Murió el canciller Amancio Alcorta el 5 de mayo de 1902 y asumió interinamente el entonces ministro del Interior, el riojano doctor Joaquín Víctor González. Roca justificó la designación de dos diplomáticos por dos políticos “amparándose en la conocida frase de Talleyrand: ‘Las relaciones exteriores son cosa muy seria para confiársela a diplomáticos’.” [66]
La negociación realizada por Terry no fue “un acuerdo entre partes” sino “una abdicación lisa y llana”, como lo ha destacado el historiador Rosa. El 19 de junio de 1902, “en un gran acto en el teatro Victoria” habló “Indalecio Gómez. Tremendas sus palabras: ‘Los pactos simbolizan la decadencia, el abatimiento de un pueblo que ha perdido sus energías y su rumbo’. Pellegrini, distanciado de Roca, asistió desde un palco. “ Hubo sesiones secretas en el Senado entre el 25 y el 28 de junio y como se supo años después al ser publicadas algunas memorias, “Joaquín González defendió los pactos como ministro interino de relaciones exteriores. Es hora de ‘tener una política internacional –dijo- y dejar de ‘perseguir quimeras’.” El diputado mitrista Luis María Drago habló a favor de los pactos y advirtió que: “El equilibrio sudamericano sólo depende… de poblar los desiertos, fecundar los campos, enriquecer las industrias y el comercio… Los pactos celebrados son el primer paso del país en ese sentido y por eso voto por ellos”. En tales circunstancias, la mayoría pensaba que Pellegrini era opositor a los pactos y mientras Indalecio Gómez le recordaba que “no es posible oponerse al gobierno en su mala política interna y acompañarlo en su mala política internacional” había que tener en cuenta que “las fuertes relaciones de Pellegrini con la banca británica” y “tantas cosas poco explicables en la vida del Gringo, tan llena de rotundas contradicciones”, como fue la expresión de su “voto en la sesión secreta del senado descargando un puñetazo sobre la banca”, violenta actitud que motivó a un humorista político de la revista Caras y Caretas, a dibujar esa escena con el legislador de pie, el rostro con marcadas arrugas por el enojo, despojado de los impertinentes –sus anteojos- que estaban en aire compitiendo en velocidad con las astillas que saltaban de la tabla del pupitre. Así estaba -y sigue estando-, representada la voluntad soberana del pueblo en el Congreso Nacional. “Aprobados los ‘pactos’… lo único que quedaba era el pleito de las altas cumbres o divorcio de las aguas, sometido a la corona británica…” Casualmente -¿o no?-, el 20 de noviembre, se conoció el fallo, salomónico como se esperaba…” y “aprobados ‘los pactos’ por el Congreso, González fue devuelto al ministerio del Interior, en su reemplazo ingresó el diputado Luis María Drago, su defensor en la Cámara Baja. La opinión estaba dolida por lo que consideraba una fea derrota argentina”.
Con el argumento de apoyar a Venezuela porque Alemania, Inglaterra e Italia le exigían compulsivamente el pago de los servicios y amortizaciones de la deuda exterior, el presidente Roca apoyó la declaración redactada por el ministro Drago y difundida como Doctrina Drago que como se ha dicho “no era una novedad, ni siquiera en la Argentina: Rosas se había negado a aceptar exigencias de los acreedores británicos al firmar la paz con Southern en 1849, y su posición, ratificada por el gobierno inglés, pasó a llamarse desde entonces ‘doctrina Palmerston’.”
Décadas después, el presidente Luis Sáenz Peña había asumido con la convicción de que su gobierno “no será el de un partido político determinado; será el gobierno de la constitución, sin odios y sin exclusiones”. Nombró a Tomás de Anchorena, ministro de Relaciones Exteriores; “tenía duro el carácter y neto el sentido de patria. Preocupaba al ministro inglés Welby ver a cargo de las relaciones exteriores a ‘un caballero argentino que sólo habla español y no está familiarizado con la política mundial’, y se limitaba a contestar con un no rotundo los pedios amables de los ministros extranjeros”. Juan José Romero, ministro de Hacienda, “no quiso pagar deudas con deudas” y así lo había declarado no por casualidad sino por causalidad, el 20 de noviembre de 1892. Se conmemoraba ese día otro aniversario de la Vuelta de Obligado triunfo de las tropas que respondían a las estrategia indicada por el gobernador Juan Manuel de Rosas en1845, cuando la escuadra anglo francesa había bloqueado el Río de la Plata y algunos buques avanzaban hacia el norte de San Pedro, siguiendo por el río Paraná con el propósito de invadir el territorio. Tras esa evocación, siguiendo lo escrito por el historiador H. S. Ferns-, hay que reiterar que Juan José Romero “era, sin duda, el financista más serio del país como lo demostró en su gestión en tiempos de Roca, y lo confirmaría ahora. Su idea de la patria no difería de la de Anchorena. Romero y Anchorena eran dos caras de una misma moneda’.” [67]
Se comprueba una vez más cuántos premios y castigos han sido frecuentes en la historia de los políticos argentinos. Así suele suceder en diferentes ámbitos, cuando las personas, perciben que están en el límite de la tolerancia y acosadas por diferentes presiones internas y externas, aceleran instintivamente la toma de decisiones.
Maradona había vivido treinta años en la provincia de Santa Fe; por vocación se había dedicado a la Política y al Periodismo y todavía estaba dispuesto a servir en otros ámbitos porque era consciente de sus aptitudes, de su experiencia y de su constante voluntad. A comienzos del siglo veinte, sintió la necesidad de volver a cambiar de clima, no tanto porque le perjudicara la humedad sino por la opresión de la politiquería comarcal que amenazaba con aniquilar su vital energía. Decidió instalarse con su familia en Merlo, provincia de Buenos Aires.
A partir de 1906 los argentinos soportaron el alza en el costo de los productos alimenticios, paradójicamente en un país que era exportador principal en ese rubro. El presidente José Figueroa Alcorta adoptó medidas tendientes a reducir los gastos en la administración pública; resultó evidente una disminución en la inmigración y en las exportaciones, consecuencia de la crisis mundial debido a la saturación de algunos mercados.
El historiador Caminos destaca que Maradona, fundó en Merlo “la escuela Nuestra Señora de Balvanera, fiel a su vocación pedagógica”. En aquellos años, se destacó el canciller argentino Estanislao S. Zeballos –profesor de derecho internacional en la Facultad de Buenos Aires- impulsor de “una política de solidaridad hispanoamericana” que también apoyaban Roque Sáenz Peña, Indalecio Gómez, entre tantos… El gobierno nacional ya estaba proyectando los actos en conmemoración del centenario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810, que se realizaron con la presencia de delegaciones de distintos gobiernos notándose la ausencia de los representantes de Bolivia, debido a que el presidente argentino fue árbitro en las cuestiones de límites entre ese país y Perú resultando que el laudo entregado el 9 de julio de 1909 provocó manifestaciones agresivas de Bolivia y el inmediato retiro de los diplomáticos en ambas sedes. Mientras tanto, continuaban los incidentes con la República Oriental del Uruguay por las posiciones opuestas en torno a sus jurisdicciones en el Río de la Plata.
En 1909, Roque Sáenz Peña ya era candidato a presidente “cuando se le encargó arreglar el conflicto. Lo consiguió firmando en Montevideo, conjuntamente con Ramírez, el protocolo del 8 de enero de 1910: “la navegación y uso de las aguas del río de la Plata continuarán sin alteración como hasta el presente, y cualquier diferencia que con ese motivo pudiese surgir será allanada y resuelta con el mismo espíritu de cordialidad y armonía que ha existido siempre entre ambos país”, equivalente a decir que todo seguiría igual. En abril Sáenz Peña partió hacia Génova para regresar con su familia, después de ofrecerle el ministerio del Interior a Indalecio Gómez. Regresó en agosto, cuando el Congreso ya lo había proclamado presidente electo y por ello, fue agasajado en Río de Janeiro por el Barón de Río Branco, momento en que expresó: “Todo nos une, nada nos separa”, inspirado en los resultados de la política exterior impulsada por el Barón al lograrse un acuerdo sobre los límites con la Argentina en la zona de Misiones. Aún a principios del tercer milenio y teniendo en cuenta los propósitos del Mercosur, insistir en que todo nos une y nada nos separa, sigue siendo más una manifestación de deseos de la diplomacia que la exacta valoración de la realidad…
En ese tiempo, desde Merlo, Waldino Maradona difundía “el periódico bisemanal La Reforma, cuyo primer número aparece el 8 de marzo de 1909, y en el que proclama la fórmula presidencial Sáenz Peña-Gálvez, consecuente con sus viejos ideales políticos. El periódico está bastante bien redactado. Es esa hoja humilde de provincia que ve la luz pública con grandes dificultades, pero en cuyas columnas alienta el fervor cívico y el entusiasmo sano de los hombres del interior, que no saben de renunciamientos ni de claudicaciones. Es la contribución del periodista anónimo a una labor civilizadora no valorada suficientemente todavía.”
Del texto pertinente “al editorial de presentación”, el historiador santafesino reiteró: “Al incorporarnos al periodismo nacional nos sentimos felices; por la significación que tiene esta ardua misión, que es grande, porque ella se cifra en una norma de conducta invariable: la defensa del derecho, de la justicia y de la libertad de todos.
Defenderemos con valor y altivez a las poblaciones de la campaña, sin temor de nada ni de nadie, cumpliremos nuestro deber de periodistas francos, verdaderos, desapasionados e independientes, como sepamos y entendamos nuestras obligaciones.”
“El civilizador que hay en Maradona aparece de nuevo en estas palabras: ‘Publicaremos noticias generales de toda índole para conocimiento del público, y todo lo que se relacione con la vida de la campaña que sea de utilidad, y llegue a ser un día La Reforma una hoja necesaria en todo hogar pobre, mediano o rico, institución, repartición, casa de comercio y gremios.”
En ese tiempo, el doctor Gálvez estaba en Europa. Mientras tanto su amigo Maradona, un “viejo militante del Partido Autonomista Nacional”, el hombre que “había seguido con simpatía la orientación impresa a sus dos históricas administraciones por el general Julio A. Roca“ y su labor como Senador en el Congreso Nacional; el político que consideraba al general Roca como a “un hombre providencial para nuestro país y el primer ciudadano de sudamérica”, desde la prensa asumía su deber cívico asentando algunas señales en el camino que conducía a las próximas elecciones.
Escribió en “el editorial del 18 de marzo de 1909: “La política de principios había degenerado en personal, y así se explica cómo el doctrinarismo decadente sólo es hoy un cascabel agitado por los ilusos de la prensa nacional para simular –que- existe todavía el civismo en el pueblo de la nación”.
“Aconseja el afianzamiento de nuestro sistema federal de gobierno. ‘Es necesario –dice- que seamos federales de derecho y no unitarios de hecho” y tres días después, “proclama candidatos a los doctores Roque Sáenz Peña y José Gálvez, respectivamente. Da las siguientes razones: ‘Estas candidaturas significan bandera de paz y armonía en la familia nacional… No son resistidos, ellos se hallan encarnados en la vida normal de nuestras instituciones democráticas, son estandarte de salud pública, ricos en prestigios, en ciencia de gobierno, estadistas comprobados, la opinión nacional humanizada en estas culminantes figuras que se destacan grandes y bien intencionadas en el horizonte de la patria de San Martín. Saénz Peña-Gálvez o viceversa son una solución.”
Era el tiempo en que se había perfeccionado el monopolio exportador ejercido por los cuatro Grandes: Bunge y Born; Dreyfus; Weil Brothers y Huni y Wormser dueños de las comisiones arbitrales de cereales que funcionaban desde 1898 en la Bolsa de Cereales, ubicada en el antiguo mercado de frutos de Plaza Once. Esos grupos económicos presionaron al gobierno y lograron no se constituyera el Mercado de Cereales a Término de Buenos Aires, organizado por pequeños acopiadores con el propósito de neutralizar la dirección impuesta por los capitalistas extranjeros y así fue como día a día siguieron acentuándose las tensiones entre diferentes empresarios agrícolas.
Es interesante tener en cuenta lo expresado por Waldino Maradona en su periódico, el 25 de marzo de 1909: “El presidente de la República debe amistosamente invitar a sus agentes naturales, los gobernadores de provincia, a que abran en plena libertad las puertas del comicio, bajo la palabra de honor, sin descuidar el envío a cada Estado de una personalidad representativa, para que fiscalice las elecciones y dé cuenta si los pueblos sufragan con libertad o no.
El ‘quid’ del estado de cosas de siempre ha sido el fraude electoral y la presión a la libertad del voto, entonces fluye pensar que jamás podrán armonizar el poder y los pueblos, ínterin se traten cuestiones no sagradas, bajo el capricho de mandones ensoberbecidos.
Es viejo ardid entre nuestros hombres públicos el maniobrar en la trampa, la promesa y el engaño, pero ha llegado el tiempo de que las cuestiones de la Nación deban tratarse con seriedad legal, porque nada significan las personas que se apartan de la reforma impuesta por el grado de progreso que contemplamos, ante la suprema necesidad de resolver el gran problema de la libertad del voto.
Se nos dirá que son lirismos, que vendrán restauraciones únicamente; pero probemos encarrilar el sistema de libertad electoral, que el Presidente que la haga efectiva no solo cumplirá con su deber, sino que dará días de gloria a la Nación.”
El 11 de abril de 1909, el doctor José Gálvez volvió a emocionarse al llegar a Buenos Aires después de un breve recorrido por Europa.
Ante rumores acerca de una tercera candidatura de Roca, afirmaba Maradona: “La tercera presidencia del general Roca repugnaría al país”. Al año siguiente, desde las páginas de La Reforma, como lo ha reiterado el historiador Caminos, insiste en que hay que fomentar la inmigración y “favorecer con préstamos a los familiares de extranjeros residentes en el país que deseen radicarse en nuestro suelo. Critica a los que exterminan al indio y al gaucho, pero favorecen en los centros civilizados a ese tipo despreciable llamado compadrito: ‘gremio refinado y feroz’.”
Maradona desde su periódico “propicia la estructuración de un buen régimen legal que asegure la carrera administrativa, especialmente en lo que se refiere al escalafón y ascensos, alejándola de los vaivenes políticos. Considera de indispensable necesidad se intensifique la creación de talleres de trabajo manual en las escuelas primarias, pues fomentan hábitos de labor y desarrollan física y mentalmente al niño.”
(El maestro Osvaldo Magnasco había impulsado la enseñanza de oficios en el nivel secundario; la fundación y el sostenimiento de institutos de agricultura, industrias, minas, comercio, según las características de cada localidad y previo informe de los gobernadores provinciales. Su proyecto tuvo como principal opositor al normalista Alejandro Carbó, director de la escuela de Paraná a mediados de la década del ochenta; al decir de Pedro Scalabrini, el antidemocrático que impedía la formación de elites dirigentes en las provincias desprovistas de colegio nacional. Carbó con sus argumentos, apuntaba a las declaraciones de Bartolomé Mitre posteriores a Pavón, semejantes a las expresadas en junio de 1870 por el presidente Domingo Faustino Sarmiento al crearse la Escuela Normal de Paraná, cuando destacó la importancia de la formación del magisterio argentino “para que las montoneras no se levanten”, en alusión a la barbarie de los caudillos provinciales, entre ellos el entrerriano López Jordán que tenía su estancia junto a Concepción del Uruguay, próxima al palacio del presidente general Justo José de Urquiza.
Alejandro Carbó insistía en la pedagogía de Pavón -cuya finalidad era difundir una cultura integral, basada en el enciclopedismo, literario-clásico, verbalista-; estaba convencido de que “el ‘colegio nacional era el apoyo de la Argentina ‘inteligente’ que quiso Mitre“ y proclamaba con entusiasmo que era indispensable formar “una minoría enérgica e ilustrada” para que “la inteligencia gobierne”; “para que la barbarie no nos venza.” [68]
El historiador José María Rosa, ha señalado que “eso no era crear una elite dirigente sino una oligarquía privilegiada. Además había fracaso en su propósito de vencer a la barbarie. ¿No habían sido los estudiantes del Colegio Nacional del Uruguay los principales sostenedores de López Jordán? Hubo opiniones sinceras: el diputado Castellanos dijo que a las escuelas técnicas deberían concurrir las clases populares, reservándose los colegios nacionales exclusivamente para los pudientes”. Durante un debate, Magnasco una vez más reveló su sentido del humor aunque aparentemente fue un exceso, ya que después de aludir a Mitre con comentarios risueños, tuvo la continua oposición de los diputados mitristas y además, el presidente Roca que no estaba dispuesto a arriesgar tanto, le pidió inmediatamente la renuncia. En consecuencia, Magnasco perdió el debate; la cartera ministerial… y “no pudo levantarse más”.
Un lustro después, durante la presidencia de Victorino de la Plaza, el ministro Carlos Saavedra Lamas –Premio Nobel de la Paz en 1936-, proyectó la reforma de la Ley 1420 y la enseñanza secundaria, propuso la escuela intermedia y destacó: “No puede tildarse de antidemocrática la tendencia a formar una clase superior, una clase de gobernantes”; hasta entonces era marcada la tendencia a ingresar a la universidad para ser médicos, abogados, doctores aunque en algunos casos eran “reclutados por la politiquería, o van a engrosar la burocracia en su forma peor…” [69]
Una vez más por mirar el bosque dejaban de ver el árbol, ya que no tenían en cuenta que el mayor problema era –es y seguirá siendo- la deserción escolar y el analfabetismo, una forma de injusticia que sigue acentuando las diferencias en sucesivas generaciones de argentinos.
Como todo es historia de la Historia de la Nación Argentina, hay que decir que el doctor Esteban Laureano Maradona, hijo de don Waldino, también fue proclamado en la provincia de Santa Fe y luego en el Congreso Nacional como candidato al Premio Nobel de la Paz…
Desde otra situación, en 1915, Maradona hizo llegar al ministro Indalecio Gómez sus propuestas para sucesivas reformas: “Aspira a que se divulguen las ventajas de la educación física. Aconseja la sanción de leyes protectoras del trabajo y de seguro del proletariado. Estima que debe fomentarse la adquisición de la pequeña propiedad facilitando los préstamos. Es de opinión que deben estimularse los trabajos rurales con la subdivisión de la propiedad territorial, y creación de escuelas de agricultura que preparen hombres técnicos para faenas del campo. También se ocupa de la difusión del crédito agrícola, de obras de irrigación, y de medidas protectoras contra las plagas que diezman los sembrados.
La celebración del día del trabajo, el 1º de mayo de 1909, en la plaza Lorea de Buenos Aires, congregó a militantes anarquistas de la FORA –Federación Obrera Regional Argentina- y como el acto no había sido autorizado, comenzaron las acciones del escuadrón de seguridad a las órdenes del jefe de policía coronel Ramón Falcón. Ante la resistencia de los trabajadores, los policías reprimieron: hubo ocho muertos y cuarenta heridos. Buenos Aires era la metrópoli que renovaba sus construcciones y sorprendía con sus palacios en el distinguido Barrio Norte, edificios con reminiscencias francesas, como “el Paz terminado en 1908 con un costo de cuatro millones y medio de pesos, proyectado inspirado en Louvres”, el Errásuriz, actual Museo de Arte Decorativo y sede de la Academia Argentina de Letras, el Anchorena, entre otros pertenecientes a los poderosos de aquel tiempo. Más allá, viejas casonas convertidas en conventillos, eran el limitado espacio para la convivencia de numerosas familias, en su mayoría inmigrantes. Acullá, algún rancho desafiaba a la sudestada, uno de los tantos similares a los observados en el primer lustro por el responsable Juan Bialet Massé, mientras estaba elaborando su informe sobre el estado de las clases obreras argentinas.
En aquella época “se habló de la posibilidad de que don Waldino B. Maradona fuese designado gobernador del Territorio Nacional de La Pampa” y los hechos demostraron que sólo fueron comentarios.
(Hay quien dice que la historia se repite, aunque sean irrepetibles los protagonistas, al menos hasta que algún osado científico genere y logre propagar la clonación humana. Si se pretendiera elaborar una síntesis acerca de todas las huelgas y concentraciones realizadas en el territorio nacional que terminaron con pérdidas de vida, mutilados y heridos, quizás el proyecto quedaría incompleto debido a la dispersión u omisión de datos. Es probable que no sean los últimos, los hechos sucedidos en la Plaza de Mayo, el 19 de diciembre del primer año del tercer milenio, reconocidos popularmente como cacerolazos y que significaron la renuncia, –el derrocamiento– del presidente Fernando De la Rúa. Hubo muertos y heridos; tres meses después no ha sido posible dilucidar quién dio la orden de reprimir y en consecuencia, el ex presidente radical, sus ministros y autoridades de la Policía Federal y de la Provincia de Buenos Aires han quedado bajo proceso judicial, algunos sometidos a prisión preventiva.
Lento, lentísimo será el avance hacia la unidad hispanoamericana, hacia un universalismo solidario, si todavía no se ha logrado la unidad nacional trabajando por la justicia, como propósito esencial para poder vivir y convivir en paz. Millones de argentinos han vivido imaginando una Patria justa, libre y soberana, más que repitiendo consignas comprometiéndose día a día en el cotidiano esfuerzo del trabajo honesto; entre ellos don Waldino Maradona y su ejemplar hijo Esteban Laureano, el doctor Dios para los aborígenes formoseños… y los anónimos, cuyos nombres sólo son recordados por familiares y amigos, hasta que la sucesión de generaciones y el silencio, van legándolos al olvido…)
Intervención en Santa Fe
Debido a un conflicto de poderes, el anciano gobernador de la provincia de Santa Fe don Ignacio Crespo clausuró la Legislatura y pidió al gobierno nacional la intervención. Los caudillos santafesinos Pedro Antonio Echagüe; Rodolfo Freyre y Luciano Leiva habían planteado el juicio político al octogenario gobernador acusándolo “de senilidad y de dejarse conducir por el ministro de gobierno, Dr. Estanislao López“. El 15 de abril de 1911 asumió como interventor federal el antiguo gobernador de San Juan, don Anacleto Gil, “con instrucciones de poner al frente de la policía a jefes y oficiales militares y obrar con absoluta imparcialidad”. El radicalismo mantenía la abstención y ante esa declaración de prescindencia, consideraron oportuno volver a participar en los comicios, consultaron al presidente del comité nacional Hipólito Irigoyen, quien les sugirió que entrevistasen al presidente. Así fue y “Sáenz Peña prometió sustituir el padrón provincial de ‘papeletas cívicas’ en poder de los caudillejos locales, por el padrón militar que en esos momentos votaba el congreso… Les aseguró también que la policía sería ‘prescindente’. Entendieron que era ‘más que una promesa’.” Como sucede aún, desde el diario La Nación se comentaron esos hechos: “Si el partido radical fuera una fuerza política efectiva, si tuviese acción eficiente se hubiera transparentado, y estuvieran a la vista sus medios de acción y su capital electoral, resultaría todavía excesiva la actitud adoptada frente al gobierno. /…/ No es el caso de los radicales. Permanecen en la abstención desde hace largos años. No pesan en forma alguna en la solución de los diferentes problemas que interesan al país. Por eso se ha dicho que más que una política, han adoptado un temperamento. Y hoy ofrecen abandonarlo, pero a muy alto precio (que se les entregue Santa Fe).” [70]
Hasta ese tiempo habían competido activamente por el poder: el Partido Constitucional que había triunfado con don Ignacio Crespo; la Liga del Sur conducida por Lisandro de la Torre, prácticamente “defensora de los intereses de Rosario” y la Coalición integrada por los tres ex-gobernadores mencionados. “ hace lo posible por mantener la abstención, pero es vencido por sus correligionarios que no creen conveniente renunciar a que el presidente ‘les entregue Santa Fe en bandeja de plata’. Diríase que Irigoyen teme el triunfo radical; pero debe allanarse y el comité nacional permite la concurrencia el último día de mayo de 1911. En marzo del año siguiente estaban previstos los comicios; “la Coalición habla de federalismo vulnerado, la autonomía provincial avasallada…; Rodolfo Freyre, presidente de la junta de gobierno, acusa a Sáenz Peña de ‘sacrificar las leyes de la provincia para atraer al partido radical a la acción cívica’; la liga del Sur se adhiere ‘a la manifestación de autonomía’.” El presidente Sáenz Peña contestó el 6 de junio de 1912: “…cada vez que ‘tropiece con las instituciones locales que contraríen sus altos fines, tiene el derecho y el deber de apartarlas’. No se trata además, de hacer ‘lo más perfecto jurídicamente, sino lo más honesto verídicamente’.”
Hipólito Irigoyen era un caudillo proclive a la desconfianza y a las dudas, viajó a Santa Fe y acusó al interventor “de parcialidad”, disponiendo que una delegación de radicales entrevistara al presidente, quien rechazó los argumentos de esa queja. Los radicales habían proclamado a dos candidatos de reconocida trayectoria, los médicos Manuel Menchaca-Ricardo Caballero; el innovador Marcial Candioti era candidato de la Coalición y por la liga sureña se impulsaba la fórmula Lisandro de la Torre-Cornelio Casablanca, un eficiente gerente bancario. Durante los comicios no hubo disturbios, triunfaron los candidatos del radicalismo pero no pudieron manifestarse por las calles santafesinas y rosarinas porque Irigoyen se opuso. El distinguido militante radical Gabriel del Mazo, ha publicado un libro reflejando parte de la historia del partido y con respecto a esa elección y a las actitudes de Irigoyen, escribió: “Sus comentarios a la prensa son desconcertantes: ‘Ha sido el proceso electoral más indigno’. /…/ No ha tenido el alto carácter moral y la visión amplia que le imponía el honor nacional, las idealidades que lo inspiraron y los legítimos anhelos de los pueblos /…/ Ha fallado en su faz grandiosa de ejemplos y orientaciones definitivas’.” Si esas declaraciones sorprendieron a sus correligionarios santafesinos, más confundió a los porteños porque optó por quedarse en Santa Fe hasta el 3 de abril y en consecuencia, era escasísimo el tiempo disponible para decidir la participación en las elecciones de senador y diputados nacionales que se realizarían en la Capital Federal cuatro días después. Irigoyen no aceptó ser candidato a senador y designaron a José Camilo Crotto con evidente liderazgo local, lográndose así el triunfo mientras la elección de diputados “dio un final entreverado”…
Así ha sido, es y seguirá siendo, el intrincado camino que van recorriendo los hombres de comité o de partido… Todo es historia de la Historia.
Sanción de la Ley 8871: voto secreto y obligatorio
En 1911 fue considerada en el Congreso Nacional la tantas veces sugerida reforma electoral que había sido elaborada por el ministro del Interior Indalecio Gómez, quien tras el fracaso en una sesión decidió participar en la siguiente: “de correcta levita, saluda con una inclinación al presidente y diputados antes de sentarse en el banco ministerial. Habla pausada y sentenciosamente… Hace un forzado elogio del sistema de lista completa y voto público ‘que nos ha defendido de la anarquía, el desorden y la revolución’… Describe el horizonte político ‘putrefacto’… “ y durante tres sesiones analiza los cambios propuestos convencido de que así habrá mejores comicios. Hubo prolongados debates sobre un asunto que prácticamente ya estaba agotado. Aprobada la reforma electoral, en sesiones extraordinarias también fueron evaluados los dos proyectos imprescindibles para concretarla y así surgieron las leyes Nº 8129 de enrolamiento militar y la Nº 8130 de padrón único, porque algunos legisladores intentaba demorar esos cambios considerando que les convenía seguir con elecciones más desorganizadas, donde los caudillos partidarios pudieran seguir asegurando más triunfos.
La discusión acerca del voto obligatorio resultó prolongada y con planteos divergentes. Era verano y como mejor que estar en el recinto de la Cámara era estar descansando junto al mar, la mayoría de los legisladores optaron por disfrutar de unas vacaciones, costumbre que sigue latente. El historiador Rosa destaca que “el ejecutivo extrema los medios para reunir los senados que se han ido a Mar del Plata. La discreción de Sáenz Peña y Gómez no permite saber (hasta ahora) cómo lo consiguieron, pero el cuerpo acaba por tener número el 30 de enero”. El despacho favorable de la comisión incluía el voto obligatorio y “Joaquín V. González, por su Rioja natal, cree que ‘el país contempla indiferente la reforma proyectada porque ‘el votante tiene horror al comicio que es la sangre, la violencia, o el atropello brutal. ¡En este país no se ha votado nunca!’, y el proyecto no servirá, a su juicio; otra cosa sería si fuese uninominal como lo estableció González en 1903…”
E 28 de febrero de 1912, promulgada la ley que se registró con el Nº 8871, el presidente Roque Sáenz Peña redactó y difundió un manifiesto que en el último párrafo, expresaba: “He dicho a mi país todo mi pensamiento, mis convicciones y mis esperanzas. Quiera mi país escuchar la palabra y el consejo de su primer mandatario. Quiera votar’.”
Maradona y la nacionalización de los ferrocarriles
El 5 de marzo de 1912, Waldino Maradona dirigió una carta al ministro del Interior doctor Indalecio Gómez, explicándole “algunas ideas relacionadas con la mejor manera –a su juicio- de dar solución a las complejas dificultades que a diario se presentan”.
El historiador Caminos, su amigo, lector del archivo personal del entusiasta sanjuanino, sintetizó los párrafos de esa carta: “entiende Maradona que el medio más eficaz para terminar con los conflictos ferroviarios y la anarquía gremial, consiste en la nacionalización de todos los ferrocarriles, oficializándolos por medio de la expropiación. Como consecuencia de ello, estima de gran conveniencia la creación de un ministerio eminentemente técnico –el de ferrocarriles-, y la sanción de una ley especial que abarque todos los aspectos del problema ferroviario, debiéndose dar preferente a la reglamentación disciplinaria, base del éxito en esta clase de empresas, y a la tutela de los derechos del personal con un buen sistema de jubilaciones y ascensos. La adquisición por el Estado de todas las empresas ferroviarias, nos daría hasta la paz internacional al alejarnos de posibles conflictos con las naciones extranjeras, especialmente con Inglaterra y Francia, que han invertido cuantiosos capitales en el país, cuyos intereses emigran.” En otro párrafo analizó las dificultades existentes debido a que no hubo un plan nacional y se hay construido diferentes tipos de trochas.
Al asumir Roque Rodríguez Peña, había expresado: “Yo me obligo ante vosotros, ante mis conciudadanos y ante los partidos a provocar el ejercicio del voto…”
En su extensa carta al ministro del Interior Indalecio Gómez, el democrático sanjuanino advirtió: “No basta, Excelencia, haber fundido los moldes del sufragio libre que tanto bien traerá a las instituciones de la República. Ahora falta ponerle marco al cuadro: legislación obrera destinada a dirigir la evolución de los gremios en el desenvolvimiento del progreso moral y material del país. La paz interna y externa dependerá de hacerse propietaria la Nación de todos los ferrocarriles. Inglaterra, Norte América, Francia y demás naciones, pretenden ser nuestros tutores, por que no bastarnos a sí mismos, somos tributarios de sus capitales, y estos conflictos han de crearnos dificultades para nuestra paz internacional en un próximo futuro”.
Tras la transcripción de esa carta, el historiador Caminos aludió al posterior proceso de nacionalización de los ferrocarriles, que se concretó durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón iniciada el 4 de junio de 1946, el año anterior a la edición del libro titulado Maradona – Un civilizador de provincia.
Un mes después, el 6 de julio de 1946, llegaron a Buenos Aires “los miembros de la misión económica y financiera que envía el Reino Unido” para acordar acerca del destino de los fondos bloqueados en libras esterlinas a favor de la Argentina y el futuro de los ferrocarriles ingleses. Perón avanzaba en su propósito de declarar la independencia económica, como lo hizo en la histórica casa de San Miguel de Tucumán, el 9 de julio de 1949. Impulsado el proyecto de nacionalización de los servicios, el 14 de diciembre se firmó el convenio de compra de los ferrocarriles de capital francés; el 27 de febrero de 1947 el gobierno Argentino reitera ante Inglaterra el derecho a las Islas Malvinas y dos días después, Perón anuncia que los transportes terrestres, marítimos y aéreos representarán en el futuro una parte del patrimonio indivisible de la nación. El 21 de noviembre hubo un paro general ferroviario en todo el territorio nacional, levantado dos días después: “al obtener las reivindicaciones que solicitaban. Cuarenta años después, durante la primera presidencia del riojano doctor Carlos Saúl Menem (justicialista, 1989-1995, reelecto y en ejercicio hasta 1999) proyectó y concretó la privatización de todos los servicios con la aprobación del Congreso Nacional en sucesivas etapas. Los ferrocarriles argentinos ya habían clausurado varios ramales debido a la escasa demanda y el creciente deterioro de las locomotoras y vagones, cuya renovación no era posible debido a la falta de recursos.
Han quedado sin respuestas los oportunos interrogantes del historiador Julio A. Caminos: “El porvenir dirá de nuestra aptitud para administrarnos a nosotros mismos, y si hemos alcanzado un grado de madurez suficiente para llevar a feliz término estas empresas. ¿Por qué condenarnos al fracaso? El pueblo argentino posee técnicos especializados en todos los ramos de las ciencias y la industria que harían honor a nuestro país en el extranjero. Quizás en los comienzos se presenten dificultades, pero ellas pueden ser eliminadas por la práctica y la experiencia. Y hay que confiar en que el patriotismo de todos hará el resto.”
Hacia otro amanecer…
Al comenzar el tercer lustro del siglo veinte, Waldino Maradona estaba otra vez en Santa Fe, en la provincia que conocía de norte a sur aunque no la hubiera recorrido en todas direcciones, porque evidentemente tuvo amigos en distintas localidades y fue un excelente lector. Aproximadamente a 55 km. de la capital de la provincia, fundó en el distrito comunal de Cululú, el pueblo A.B.C. nombrándolo así al pensar en los vínculos de Argentina, Brasil y Chile, de acuerdo a lo expresado por su amigo Caminos, quien ha destacado que “soñaba con grandes fábricas transformando nuestra inmensa riqueza y llevando la felicidad y el bienestar a millares y millares de hogares argentinos, y tenía la certidumbre de que nuestro país debe ocupar un lugar de privilegio por sus excepcionales condiciones naturales. Ya octogenario, sus ojos oscuros parecían reanimarse cuando se entusiasmaba trazando planes de trabajo que desgraciadamente no podía realizar, como aquellos que proyectaba para su isla Los Curupíes, en cuyo seno ambicionó descansar, para que sus manes, como él decía, se alegrasen con el gorjeo de los pájaros y el murmullo incesante del agua besando las orillas”. [71]
1922: anécdota y semblanza.
El polémico Maradona…
El historiador Caminos reiteró lo publicado con el título El loco Maradona, escrito por el doctor Dámaso Fernando Centeno, el 15 de noviembre de 1922, justamente el día de la conmemoración del 349” aniversario de la fundación de la ciudad de Santa Fe. El doctor Centeno, rememoró la visita a su amigo el coronel José Rodríguez, una experiencia compartida con Waldino Maradona en Coronda y con ese título, aludía “seguramente, a la ligereza con que lo juzgaban muchos que no lo sabían interpretar y que consideraban como locuras lo que en verdad eran iniciativas de un hombre con clara noción del porvenir.”
Aunque no ha sido posible hallar datos precisos acerca del día en que se desarrolló el aludido encuentro en Coronda, es oportuno tener en cuenta que el coronel José Rodríguez murió en Santa Fe el 19 de octubre de 1883.
Narraba el doctor Centeno que pasando por el Paso de Santo Tomé, “frecuentado todas las tardes por una multitud alegre y bulliciosa de santafesinos que salen a llenar los pulmones con la fresca y perfumada brisa de sus riachos” y “saliendo a las 3 de la tarde se llega a Coronda a las 6”, viajando en un “lindo vaporcito”. Apenas llegó, fue a un hotel para dejar su valija y pedir información, porque iba a visitar a su “noble amigo el Coronel Rodríguez, militar cargado de años y de servicios al país” –nacido en 1813-, aún residente en “Santa Fe, donde lo consideran como uno de sus más preclaros hijos”. Pidió “un carruaje para el día siguiente”, pidió los diarios locales y el patrón del hotel le entregó El Corondino, mientras le decía que “ha llegado en un buen momento. Estamos de fiesta. Esta noche hay manifestación política… en este mismo hotel”. Le explicó: “¡Oh! Los viajeros que llegan son felices, porque todo se hace aquí. Para los municipales, para los diputados, siempre es el hotel preferido. Verá qué reunión la de esta noche. Habrá música y oradores. ¡¡Ud. si quiere puede también ser orador!! Y el hombre salió de la habitación, saltando y restregándose las manos. Se conocía que la próxima fiesta le presagiaba abundante salida de copas y otras golosinas de ganancia amplia y segura”. Después de comer, observó que “empezaban a penetrar muchas personas en el salón próximo a la pieza que habitaba. Ocupaban silenciosamente un asiento en largos escaños, mientras un sirviente encendía las lámparas de kerosene colocadas simétricamente a lo largo del muro. /…/ Aquella frialdad duró poco. El salón fue de repente invadido por una multitud que vivaba al Gobierno, al Jefe Político, al Coronel Gaitán y a los electos. Se trataba de una elección de diputados, que aquella noche debían ser proclamados popularmente. -¡Qué hable el Jefe Político! –gritó un individuo. -¡Qué hable! –repitieron cien voces. –No está, dijo uno. –Entonces que hable el redactor del Corondino…” El doctor observaba desde la puerta de su habitación, que comunicaba con el salón de conferencias. Vio que era “un joven como de 30 años, blanco, con “bigote recortado a tijera, escaso cabello y sumamente grueso”, quien aceptó la invitación y dijo: “Cumplimos hoy un deber civil para llevar a la Cámara a los que van a representar a Coronda. Son personas muy dignas…” y después de alabar al gobierno y el jefe político de la localidad, pidió un “¡¡Viva!!” que resonó en el salón. Algunos ya sabían quién era esa persona que estaba parada en aquella puerta y cuando habían terminado de hablar todos los oradores, empezaron a exclamar “¡Que hable el doctor Centeno! ¡Que hable, que hable!” Así fue como se cumplió lo anticipado por el patrón, ya que el recién llegado fue el imprevisto orador, que no es lo mismo que orador improvisado, porque supo hablar “de la prosperidad de la provincia, de su risueño porvenir como mercado agrícola, del espíritu sobrio y trabajador de sus habitantes, en fin, de todas aquellas generalidades que cada uno domina y que evitan entrar al fondo de la cuestión que no siempre se conoce en detalles.” Lo aplaudieron y cuando estaban por proclamarse los candidatos, se oyó “una voz timbrada y vigorosa” que repetía: “Permítanme el paso, caballeros… Un caballero de ancho sombrero y largo saco, hizo su entrada en el salón de un modo majestuoso. –Señores, dijo el recién venido, bien saben Uds. Que acostumbro poco honrar estas reuniones. Pero el hecho de hallarse entre nosotros un ciudadano tan espectable como el Dr. Centeno,” (sic) “me ha decidido a mezclarme en estos tumultos, que son más bien farsas populares que muestras de libertad política que aquí no existe.
Este exordio fue del peor efecto. Los circunstantes se miraron estupefactos al principio. Murmullos indignados comenzaron a levantarse hasta que por fin estalló una gritería infernal.
– ‘Que se calle el loco Maradona‘, gritaban unos. ‘No señor, déjenlo que hable’, gritaron otros. ¡Fuera! ¡Fuera!’
– ‘No he de callarme ni han de imponerme las protestas imbéciles de una turba ignorante’, vociferaba Maradona. Sí, doctor Centeno, creed lo que os asegura un ciudadano independiente a quien toda esta canalla adoraría si fuera capaz de comprenderlo! El gobierno de la provincia de lo que menos se ocupa es de fomentar el progreso; el jefe político de esta localidad es un tirano, que oprime a los ciudadanos y no les permite ejercitar el más mínimo derecho cívico, el redactor del periódico de Coronda, es un indio ignorante, cabeza de bola de grasa, y con esto le digo todo. Yo los llamo a estos personajes los levitas podridos de la democracia y creo haberlos bautizado bien. Para mejorar algo esta situación, sería necesario tomar una escoba y barrer toda la inmundicia llamando a los puestos públicos a hombres como Gaitán, Almendra, y otros ciudadanos dignos y honrados’.
El orador no pudo continuar. ‘Miente, loco, canalla’ –le gritaban de un lado.
‘-Tiene mucha razón’, decían otros. El cabeza de bola de grasa quiso atropellarlo, pasando rápidamente de la oratoria al pugilato; nos interpusimos muchos, y en primer término el coronel Gaitán, cuyo prestigio sin igual en Coronda, hasta hoy mismo’ –alude al año 1922-, ‘evitó que aquél tumulto infernal tuviera consecuencias trágicas para el audaz orador.
La proclamación había terminado. La manifestación siguiente abandonó la sala maldiciendo al loco que en menos de cinco minutos había puesto overas a todas las autoridades y los había tratado de canallas y de ignorantes a todos. ‘- ¡Se necesita cinismo!, decían unos. – Toda la vida ha sido lo mismo, pero algún día le va a llegar su San Martín, y entonces les juro que ni el demonio lo va a librar de pagarlas todas. Ya le hemos dicho a don Pedro que lo eche del pueblo a ese loco que no sirve sino para barros, pero no hace caso y…’
Yo me retiré a mi habitación después de despedirme de los caballeros que me acompañaban”, siguió contando el doctor Centeno. Al día siguiente, iba a visitar al coronel Rodríguez…” pero esa noche “el recuerdo de Maradona“ no lo abandonaba: “Aquella manera de dominar al auditorio, aquel valor para decir verdades que los demás audaces tiemblan antes de pronunciar, aquella descripción sencilla pero valiente de arbitrariedades de los gobernantes, de la falta de libertad política, de lo poco o nada que representan esas grandes manifestaciones, donde dos tercios de los que asisten no tienen ni idea del acto que realizan, yendo allí poseídos de un entusiasmo artificial, todo ello me hacía simpatizar con aquel a quien los del pueblo llamaban el loco Maradona.
En Coronda me contaron de él cosas extraordinarias, que de haberles dado crédito revelarían un espíritu desequilibrado… Las escuché, les di la entrada racional que creí en mi espíritu, y concluí exclamando: Si es un loco hay que confesar que es un loco muy original. No es seguramente en Coronda donde ha de terminar la historia del loco Maradona!” /…/
“Dos años más tarde lo encontré en Santa Fe. Había instalado un lujosísimo hotel donde a la más exquisita elegancia se unía un confort, lo primero de la Capital. Lo visité y tuve el placer de pasar momentos agradables, escuchando sus chistes llenos de finura, sobre todo las protestas contra los gobiernos y las faltas de libertades públicas. Ése ha sido y será el tema favorito y constante de Maradona. Sueña con la República de Jean Jacques Rousseau, desearía la democracia sin gobierno, el gobierno del pueblo por el pueblo, pero no en la actual ficción legal que convierte en opresores a los que no son sino simples mandatarios. Maradona sería feliz si la causa pública fuera discutida y resuelta por un consejo de ancianos en cada localidad; que las asambleas legislativas se celebraran en las plazas públicas con la asistencia, voz y voto del pueblo.” [72]
¿Será eso por lo que están clamando en el 2002 algunos manifestantes al integrar los ruidosos cacerolazos en la Plaza de Mayo de la Capital Federal; en los barrios del gran Buenos Aires y en algunas ciudades de distintas provincias argentinas o será solamente un clamor para que el gobierno les devuelva los fondos depositados en diferentes bancos y que están inmovilizados?…
Hoy como ayer, como lo sugirió el escritor Julio A. Caminos, hay que confiar en el patriotismo de todos… pero hay que estar alertas porque así como “el trabajo huye al ruido de las armas” –según palabras de don Nicasio Oroño-; siguen siendo millones las personas que silenciosamente trabajan de sol a sol, constituyendo los cimientos imprescindibles para poder construir el edificio de la paz, en el punto exacto donde convergen la justicia y la solidaridad.
Síntesis elocuente…
De principios de la década del veinte, hay otra reiteración de una crónica publicada en una revista santafesina, “trazada por mano anónima”, como lo expresó el historiador Caminos: “Desde que Plutarco escribiera sus Vidas Paralelas, no resulta fácil hacer la semblanza de un hombre. Y más si ese hombre es un complejo contenido de aptitudes, como don Waldino Maradona.
Ese anciano de barba blanca que hoy vemos cruzar ágilmente todavía las calles de Santa Fe, fue allá, en épocas no tan lejanas como esfumadas, un varón de temple acerado y espíritu ático.
De gran cabellera negra y luenga barba güemiana, diremos, porque tenía todas las características de la que usara siempre el caudillo salteño.
Y caudillo fue también Maradona, porque tenía la condición esencial para serlo.
Valiente, gaucho en la campaña y en la ciudad cultísimo, era el ideal del paisano que veía en él la nobleza de la raza criolla y los arranques geniales de un tipo sarmientesco.
Por eso su nombre vibraba como una clarinada entre la multitud, y cuando él se ponía de pie entre ella, gallardamente enhiesto, sacudía su melena leonesca y arrancaba las primeras frases cálidas a su verba salpicadas de chispazos de luz y de arrogancias nativas, una corriente de entusiasmo levantaba los pechos y juntaba las manos para aplaudirle.
¿Quién podía ser enemigo de este criollo tan altivamente generoso, leal y noble?
Por eso, cuando su nombre se lanzó en ‘Las Colonias’ como candidato a senador, las urnas se llenaron y tal vez fue la única elección popular de aquellos tiempos.
Y Maradona vino al Senado. ¡Al Senado que en aquellos tiempos iban los padres verdaderos de la patria chica, los talentosos y los capaces!
¿Quién no recuerda la actuación del senador Maradona? Han pasado muchos años y los que concurren a ese alto cuerpo ahora mismo, que hay tantos nuevos, hasta del país, saben que se citan las frases de Maradona, tajantes, gráciles, quemantes muchas, como se citan en el Congreso Nacional las de Sarmiento“, expresaba el anónimo redactor en su nota de la década del ‘20… “Es que eran paisanos, y salvada la distancia, los dos sanjuaninos eran ellos donde ellos estaban.
Y Maradona triunfó, triunfó muchas veces, confundiendo en ocasiones a ministros y a rivales, con una sola frase, como aquella conocidísima:
“- ‘El señor Ministro trata de saltar de un brinco la tranquera de la Constitución.’
Cuéntase también, que trenzado en una discusión, le interrumpió uno de los tantos calienta asientos diciéndole: -’Qué me va a decir a mí, que hace doce años que soy senador’. A lo que Maradona rápidamente, como un flechazo, le replicó: ‘- ‘… Y siempre bruto…’ Terminando de esa manera contundente la frase del tonto que lo interrumpía.
Sus gallardías dentro de la Cámara hiciéronlo popular y los oyentes a los debates en que él intervenía afluían en cantidad.
Pero ese hombre de espíritu propio, no podía convenirle a los gobiernos y él no se avenía a acomodarse con éstos.
Por eso seguramente no fue reelecto, aunque estaba en el corazón del pueblo.
Los departamentos de Las Colonias y San Jerónimo, han vístolo siempre brioso, fuera ciudadano o fuera funcionario, haciéndolo su consejero.
Era su mejor elogio.
Naturalmente que la edad no le permite ya encabezar las multitudes, pero en su alma viven aquellos ardores que lo hicieron acaudillar a sus conciudadanos, y en la luz de sus pupilas se ven los chispazos del caudillo criollo, todo corazón, todo valor, todo abnegación.
Es en mérito a esa larga y brillante actuación que deseamos rendir este homenaje al buen ciudadano, sesudo legislador y fuerte soldad de la democracia argentina.
Que su modestia nos perdone el atrevimiento de haber abierto, siquiera rápidamente algunas hojas de su vida fecunda y honorable.” [73]
Los Maradona hacia 1930…
Las conspiraciones que culminaron con el derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen, conmovieron a quienes estaban informados acerca de esos propósitos, entre ellos los Maradona.
El general Agustín P. Justo aún siendo ministro de guerra, había intentado impedir que Irigoyen asumiera y desde entonces, en la capital federal siguió analizando la situación política del país, entre otros, con el general José Félix Uriburu, en el Jockey Club o en el Círculo de Armas. En el Estado Mayor del Ejército también algunos jóvenes oficiales –entre ellos el capitán Juan Domingo Perón-, estaban convencidos “por la propaganda unicorde de que una banda de ladrones se había apoderado del gobierno” y como lo reconoció décadas después, Uriburu era “el hombre que siempre conocí, un perfecto caballero y un hombre de bien hasta conspirando”, era un hombre de “palabra campechana y de franqueza evidente… un hombre puro, bien inspirado y decidido a jugarse en la última etapa la carta más brava de su vida”. Creían que como se había dicho, “la revolución ‘sería netamente militar y desvinculada en absoluto de políticos’, para que no ocurriera como en el 90 que ‘debió entregarse el poder a los civiles’; que no se dirigiría solamente contra los hombres sino ‘contra el régimen de gobierno y las leyes electorales, pues era necesaria ‘una modificación de la constitución nacional a fin de que gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse’…”
Uriburu insistía en la inutilidad de los partidos políticos y tampoco en “el sistema constitucional” mientras Justo “espera de los partidos políticos, depurados y despersonalizados, que le den la presidencia constitucional”. El embajador norteamericano Robert W. Bills no entendía a Uriburu como tenaz opositor de los partidos políticos y así lo manifestó en un informe posterior a la Secretaría de Estado de su país.
Sabido es que la concreción de un golpe militar, requiere la imprescindible adhesión de un grupo de civiles y así fue como Uriburu, debió generar una cadena de enlaces a fin de asegurar ese triunfo. El escritor Leopoldo Lugones había ofrecido su apoyo incondicional y lógicamente, lo hizo escribiendo: en los primeros días de agosto ya estaba revisando el Manifiesto: “Con el patriótico apoyo del ejército y la armada, hemos asumido el gobierno de la Nación…” El rosarino Lisandro de la Torre rechazó la propuesta de Uriburu para que integrara su gabinete; nada dijo ante la insistencia en que sería su sucesor en el gobierno nacional y era consciente de que su constante oposición al incremento de presupuesto para las fuerzas armadas sería tenida en cuenta en el momento de las decisiones. Mientras tanto, día a día aumentaban los rumores sobre la inminente revolución -prevista para el 30 de agosto, día de Santa Rosa de Lima, patrona de América- y en tales circunstancias, el ministro del Interior Elpidio González, dispuso un control sobre los movimientos de estos generales, pero como suele suceder, sólo ellos podían evaluar el poder que se acumulaba en los cuarteles. Durante los tres últimos días de agosto de 1930 se sucedieron las manifestaciones por las calles porteñas clamando por la revolución. El 4 de septiembre un grupo intentó entrar en la Casa de Gobierno y la custodia disparó algunos tiros. Cayó muerto Juvencio Aguilar, un bancario que en aquellos momentos se creyó que era un estudiante y por ello, hubo distintas manifestaciones de protesta y algunas declaraciones de agrupaciones universitarias, disponiéndose que el velatorio fuera en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y que lo despidieran con elocuentes discursos. En el rumbo de las finanzas, los comentarios sobre posible desvalorización de la moneda provocaron mayor concurrencia a los bancos y se temía la generación de una corrida.
El 6 de setiembre comenzó la sublevación a las 6:30 y tres horas después, el jefe eventual de Campo de Mayo, “ha sido inducido por los civiles a plegarse a la revolución”; luego algunos jefes navales apoyaron ese movimiento. Pocos respondieron a la consigna yrigoyenista: “Hay que resistir. Hay que defenderse. El radicalismo debe ocupar la calle”. En la casa de gobierno se discutían órdenes confusas y hasta se propuso entregar armas a los empleados mientras los aviones sobrevolaban la ciudad. Yrigoyen se negaba a renunciar. A las 17 fue izada la bandera de parlamento; una hora y media después ingresó el general Uriburu y se instaló en el despacho presidencial mientras “por la puerta abierta empieza a entrar gente”. Se insistía en la necesidad de ordenar un feriado bancario y así se dispuso. Estaba previsto declarar en comisión al poder judicial y nada se dijo sobre las facultades legislativas, aunque en Buenos Aires, “los legisladores quedaron detenidos; pero por poco tiempo”, mientras “los políticos de la revolución retornaban para reclamar la compensación que correspondía a su esfuerzo”. Las posteriores nóminas de ministros en el gabinete nacional, de interventores en las provincias y en distintos organismos, permiten reconocer a algunos de los civiles que apoyaron la destitución del popular caudillo radical.
Aunque en vísperas de la revolución, mediante un bando se había establecido la vigencia de la ley marcial, distintas legiones atacaron algunos diarios; asaltaron la casa de Irigoyen y quemaron sus pertenencias. No hubo detenciones por esos hechos. Yrigoyen a pesar de su enfermedad, había preferido viajar a la Plata y desde allí ordenar la resistencia. Nada pudo hacer, salvo descansar de a ratos para disminuir su fatiga y después, escribir su renuncia.
Después, como aún suele suceder, los hechos fueron evaluados en el exterior y desde un periódico de París se aludía a la tradición sudamericana: “…de las costumbres heredadas de los españoles, de la tradición siempre autoritaria de los virreyes y de sus hábitos administrativos”, que “continuaron bajo los gobiernos republicanos”, provocándose así un ineficaz ejercicio del poder, “con un desconocimiento absoluto de los factores económicos… a lo que debe en gran parte su caída.” [74]
Los hechos posteriores han demostrado que los Maradona, entendían bastante de estas cosas y que no estaban dispuestos a negar sus convicciones.
Don Waldino en otra comisión…
El historiador santafesino Salvador M. Dana Montaño, en el prólogo del libro referido a un civilizador de provincia, advirtió que: “…esos brochazos destacan la vigorosa personalidad de Don Waldino, con los mismos rasgos con que la descubrí, al conocerle, allá por el año 1930, en una reunión de la Comisión de Homenaje a los firmantes del pacto federal del 4 de enero de 1831. Se realizaba en el Ministerio de Gobierno de la Provincia de Santa Fe y don Waldino había sido invitado, entre otros vecinos caracterizados, para constituirla. Estábamos en vísperas de la revolución de setiembre, y el avasallamiento de las autonomías provinciales era la regla en materia de gobierno nacional. Ante el explicable desconcierto de la ‘gente oficial’, adicta a la política presidencial, que, por razón de sus cargos se hallaban también presentes, don Waldino tomó la palabra y, con aquella vehemencia tan propia de su convicción, destacó cuán oportuno era recordar entonces los principios cardinales del federalismo argentino consagrados por el referido ‘Pacto federal’ y tan conculcados en la práctica, por aquellos días.”
Destacó luego el historiador: “No volví a verle en otras reuniones de la Comisión, pero anoto para satisfacción de su memoria y de su apasionado alegato federalista, la coincidencia feliz que la conmemoración del citado tratado se celebró como correspondía, meses más tarde, sin la presencia de las autoridades nacionales y provinciales que pudieron sentirse afectadas por aquél, que habían sido barridas por el movimiento en cuestión.” [75]
Huellas de Esteban Laureano…
Sabido es que Waldino Baldomero y María Encarnación Villalba tuvieron una descendencia numerosa y con sus hijos se trasladaron a distintas localidades según fueran las exigencias laborales del jefe de la familia. Uno de sus hijos, Esteban Laureano había realizado su aprendizaje inicial en la Capital Federal; terminó el bachillerato en el colegio nacional “Simón de Iriondo” de la capital santafesina y a principios de la década del ‘20 “ingresó en la Universidad de Buenos Aires; durante su época de estudiante asistió con frecuencia a reuniones políticas, era unitario, presidió una seccional, integró como vocal el Comité Nacional y fue ‘candidato a Diputado Nacional por la Capital Federal’… donde prestó servicios como Observador Técnico de la Oficina Meteorológica Argentina, dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación, con sede en la Chacarita”. En sucesivas declaraciones recordó a su maestro, el doctor Bernardo Houssay.
Esteban Laureano Maradona se graduó en 1926 y trabajó en los hospitales Bosch, Rivadavia, Muñiz y en la Ex Casa Cuna; hasta que tras el derrocamiento de Hipólito Irigoyen debido a sus frecuentes críticas al presidente José Félix Uriburu soportó persecuciones y tuvo que refugiarse en otras provincias. Pasó por Santa Fe y optó por instalar su primer consultorio en Resistencia, en el entonces territorio nacional del Chaco; atendió personalmente el leprosario de la Isla El Cerrito. Dos años después ya estaba sirviendo al ejército de Paraguay, atendiendo a los soldados que luchaban en la guerra del Chaco Boreal -contra Bolivia- y fue nombrado jefe del Hospital Naval de Asunción. Terminada la guerra, decidió ir a visitar a un hermano que era intendente en Tucumán, pero no llegó porque siendo heredero de una profunda sensibilidad y responsable de su misión vocacional, mientras el tren se detuvo en Estanislao del Campo –Formosa-, pidieron el auxilio de un médico para atender a una parturienta de dieciséis años que había tres días sufría esperando el nacimiento de su hijo. Después del nacimiento atendió a la joven madre y cuando terminó ese servicio comprobó que el tren ya había partido. Allí se quedó y fundó la Colonia Indígena “Juan Bautista Alberdi” reuniendo a los aborígenes de esa localidad, a quienes intentaba instruir para que mejoraran la calidad de vida, mientras él además estudiaba la flora y fauna de la región, dibujaba las diferentes especies y escribía varios libros que aún siguen inéditos. [76]
Esteban Laureano Maradona Villalba, “conmovido por las consecuencias del derrocamiento del líder radical Don Hipólito Irigoyen, censuró al General José Uriburu, oponiéndose al gobierno de facto. Se sintió perseguido y optó por alejarse de Buenos Aires, buscando la imprescindible paz que le permitiera ejercer su misión”.
Era médico y filántropo; le interesaba la Política como un servicio a la comunidad, no como un tradicional juego para medir las fuerzas en el comité y así alcanzar posiciones más altas en la pirámide del poder. Prefirió vivir entre aborígenes, a quienes ayudó para que mejoraran sus condiciones de vida; se dedicó a investigar sobre la flora y la fauna formoseña y a escribir varios libros, siendo invitado con frecuencia para disertar sobre esos temas…
El derrocamiento de Yrigoyen
Algunas radioemisoras y varios diarios, comentaron los hechos que provocaron el derrocamiento del presidente Hipólito Irigoyen e informaron sobre el acto realizado el lunes 8 de septiembre de 1930 frente a la Casa Rosada, donde una multitud se había reunido en la Plaza de Mayo y en las calles adyacentes, clamando a favor del nuevo gobierno minutos antes del juramento del general José Félix Uriburu como presidente provisional, acompañado por el vicepresidente Enrique Santamarina, los ministros de Interior Dr. Matías Sánchez Sorondo; de Relaciones Exteriores Dr. Ernesto Bosch; de Hacienda Dr. Enrique S. Pérez; de Agricultura Dr. Horacio Beccar Varela (abogados, porteños); de Instrucción Pública Dr. Ernesto Padilla (abogado, tucumano); de Obras Públicas Ingeniero Octavio S. Pico; de Guerra General de Brigada Francisco Medina y de Marina Contralmirante Abel Renard (los tres, porteños). Después, como sucede aún, los manifestantes se dispersaron pero la resistencia impulsada por don Hipólito, se hizo notar en reiterados tiroteos mientras se sabía en el Puerto Nuevo, algunos buques se ubicaban en posición de combate. Uriburu se enteró mientras estaba cenando en el Círculo de Armas y al regresar a la casa de gobierno, comprobó que el general Justo desde la Comandancia General del Ejército había logrado detener a los contrarrevolucionarios. Hubo detenidos y se insistió en las advertencias acerca de la vigente ley marcial. Dos días después, fueron designados los interventores: dos almirantes, un general y nueve civiles, entre ellos Carlos Ibarguren en Córdoba; José María Rosa en San Juan; Ramón S. Castillo en Tucumán; Diego Saavedra en Santa Fe… En la semana siguiente ya estaba en marcha la Federación Nacional Democrática integrada por opositores al yrigoyenismo. Lisandro de la Torre –y los demócratas de su partido- no adhirieron a ese heterogéneo agrupamiento, porque observaban que no respondían a una determinada orientación política y tanto resultó así, que se disolvió el 20 de enero de 1931. Un mes antes, en la conferencia de interventores convocada por Uriburu, el ministro del Interior informó sobre la futura acción política y en esa circunstancia, el interventor Saavedra destacó que “el electorado de la provincia era preponderantemente radical y no veía posibilidades a los demócratas progresistas”. Los antipersonalistas seguían al exgobernador Enrique M. Mosca tenía influencia en el centro-norte de la provincia y al ex vicegobernador Juan Cepeda en el sur, ya que siendo un “caudillo a la vieja usanza, todo el mundo le debía favores en General López y Constitución”. Es interesante tener en cuenta lo expresado por el historiador Rosa: “El doctor Saavedra, antiguo magistrado, que hubiera querido ser un interventor de ‘guante blanco’, manifestó que no continuaría en el cargo, pese a sus simpatías por los demócratas progresistas (de quienes había sido candidato a diputado pro la capital en las elecciones de 1920). Discretamente, en su renuncia pública no expresó este motivo, sino el estado de salud.” En ese momento, el Dr. Atilio dell’Oro Maini -ministro del interventor Saavedra-, reemplazó al interventor en Corrientes, el radical antipersonalista Carlos F. Gómez que ya había renunciado y luego, Guillermo Rothe “fue llevado a la intervención de Santa Fe. Era un viejo zorro de la política cordobesa; Uriburu lo instruyó para que facilitara el triunfo del partido de Lisandro de la Torre.
En el cambio de interventor en Santa Fe, y por las medidas que Rothe tomó de inmediato a favor de los demócratas progresistas, se entendió que de la Torre había recibido la ‘media palabra’ consagratoria para la futura presidencia”; aunque quienes conocían a Uriburu sabían que no era hombre de media palabra, sino de palabra entera. Distintas versiones impiden determinar con certeza, si realmente de la Torre quería ser presidente. Resultó evidente que el interventor Rothe apoyaba al partido demócrata progresista, porque “desalojaba y nombraba en los cargos políticos por exclusiva sugerencia del partido latorrista”. Por indicación del doctor Luciano Molinas -presidente de ese partido-, promovió la jubilación de oficio del Juez Federal doctor Eugenio Puccio reemplazándolo el doctor Manuel López Pujato y fue presidente del Superior Tribunal de Justicia el doctor Carlos Arrázola, asegurándose así que la Junta Electoral encargada de designar a los presidentes de mesas y de controlar todo el proceso electoral no entorpeciera el resultado esperado.
La campaña electoral fue intensa: los demócratas progresistas proclamaron candidatos a gobernador y vice, al doctor Luciano Molinas -abogado, católico- y al estanciero sureño Isidro Carreras. , los radicales impulsaron la candidatura del doctor Estanislao López, nieto del Brigadier General, ex ministro del último gobernador conservador don Ignacio Crespo (en 1911), incorporado al radicalismo sin participar en determinado grupo interno y por lo tanto, considerado como perteneciente a todos. Uriburu viajó a Rosario el 28 de marzo, le ofrecieron una gran cena pero “el jefe del protocolo no ha invitado a Pedro Gómez Cello, el gobernador yrigoyenista de 1928 y la silla destinada a Enrique Mosca (gobernador antipersonalista entre 1920-1924), disgustado por el apoyo a los demócratas progresistas, quedó vacía.” [77]
El 5 de abril de 1931, hubo elecciones en la provincia de Buenos Aires y “contra todas las previsiones triunfó en ella el partido radical” –como lo explicó el entonces ministro del Interior doctor Matías Sánchez Sorondo, veintisiete años después. Resultó una paradoja que un movimiento militar destituyera a los representantes del mismo partido, que siete meses después, lograba recuperar el poder como resultado de un acto electoral considerado “entre los más libres que haya presenciado el país”. Hubo más errores: “Se anularon esas elecciones –reitera Sánchez Sorondo-, cometiendo un grave error institucional; más tarde se excluyó al partido radical de toda participación en la vida política, segundo error (…) Los hombres del Gobierno provisional no podían decir ya que el pueblo habría elegido a su nuevo mandatario en la plenitud de sus atribuciones”. [78]
Ecos de Waldino Buenaventura…
Diez días después del primer cumpleaños de Esteban Laureano, el 14 de julio de 1896 nació su hermano Waldino Buenaventura. Educado en el seno de una familia solidaria, desde su juventud se interesó por las actividades políticas y decidió integrarse al partido socialista. Sólo por sucesivas lecturas podía saber que en 1861, tras la batalla de Pavón había sido derrocado el presidente Santiago Derqui y que sin renunciar, optó por emigrar a Montevideo. Vivió con emociones diferentes, los acontecimientos de fines del invierno de 1930, cuando triunfó el movimiento militar encabezado por el general José Félix Uriburu y tuvo que alejarse don Hipólito Irigoyen. En la Argentina no estaba reglamentado el funcionamiento de los partidos políticos y el 4 de agosto de 1931, el general Uriburu estableció las condiciones exigibles para el otorgamiento de la pertinente personería jurídica.
El 8 de noviembre de ese año hubo elecciones en la provincia de Santa Fe, donde “la alianza entre el partido Socialista y el Demócrata Progresista” resultó triunfante. “Resultó electo Diputado provincial por el Departamento San Jerónimo, el socialista Waldino Buenaventura“, hijo del matrimonio de María Encarnación Villalba y del sanjuanino Waldino Baldomero Maradona… El 26 de febrero de 1932 en sesión extraordinaria fueron aprobados los diplomas de los legisladores electos.” [79]
Una mirada sobre los diarios de sesiones de la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe, permite comprobar su actitud comprometida y coherente con las iniciativas que impulsaba.
Si “para definir el perfil de una personalidad es imprescindible bosquejar sus rasgos y actitudes sobresalientes”, sirve para un esbozo inicial “lo expresado desde Barrancas –su tierra natal-, con motivo del cincuentenario de la fundación de una escuela: “Corría el año 1933 –21:30 horas del día 14 de junio-. La Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, sesionaba en minoría. El flamante Diputado por el Partido Socialista don Waldino B. Maradona, y primero de su partido que asumía la responsabilidad de legislar en la provincia, en representación del Departamento San Jerónimo, cumplía ese día treinta y siete años. Pero Maradona, no pensaba esa noche en su cumpleaños, sino en algo tan importante como era su pueblo, la instalación de una escuela de artes y oficios. Sabía de las necesidades de la juventud barranqueña y a ella había prometido luchar por tan loable iniciativa.” [80]
Waldino Buenaventura Maradona falleció el 24 de abril de 1977, cuando todavía sus sueños de justicia y de paz contrastaban con la realidad, porque la violencia acosaba como una pesadilla y amenazaba la fragmentada estabilidad de la ciudadanía”.
1941: fallecimiento de Waldino Baldomero Maradona.
Durante la tarde del 12 de mayo de 1941, expiró el perseverante sanjuanino que tanto amó a su familia y al terruño santafesino. Había vivido ochenta y ocho años y enseguida la noticia trascendió entre sus amigos y la población santafesina. [81]
El vicegobernador Dr. Emilio G. Leiva en su carácter de presidente de la Cámara de Senadores, firmó el decreto de honores de la Legislatura de Santa Fe: [82]
“Santa Fe, mayo 13 de 1941.
Habiendo fallecido en el día de ayer el ex senador don Waldino B. Maradona, quien ejerció la representación del Departamento Las Colonias durante el período 1892-1898” –leer 1893- “desempeñando el honroso cargo con eficiencia, inteligencia y patriotismo,
El Vicegobernador de la Provincia
DECRETA:
Artículo 1º.- Ícese a media asta la bandera argentina, durante el día del sepelio, en el Palacio de la Legislatura, en señal de duelo por el sensible fallecimiento del ex senador provincial don Waldino B. Maradona.
Artículo 2º.- Diríjase nota de pésame a la familia del extinto, con transcripción del presente decreto.
Artículo 3º.- Comuníquese, dese a publicidad y archívese.
- G. LEIVA
Emilio G. Leiva
Presidente del Senado
Julio Cello
Prosecretario del H. Senado
Al comenzar la sesión del 16 de mayo, en el recinto de la Cámara de Senadores después de expresar que “la presidencia cumple el penoso deber de dar cuenta del fallecimiento del señor Waldino Baldomero Maradona”, fue leído el decreto pertinente.
Pidió la palabra el Sen. Dr. Fernando R. Ramírez -Dto. San Jerónimo y expresó:
“Deseo rendir un homenaje justiciero al ex-senador don Waldino Maradona, porque el ex senador Maradona representó con dignidad, acierto y mucha eficacia al departamento Las Colonias en este honorable cuerpo.
Fue el extinto un ciudadano de singulares dotes de inteligencia, de hombría de bien y de carácter. Su capacidad fue puesta de relieve en los distintos cargos públicos que desempeñó, y su voluntad estuvo siempre al servicio de la sociedad en procura de su bienestar y progreso moral y cultural.
Fue maestro, colonizador, legislador, juez de paz, jefe de policía, y en todas esas actividades dejó una estela luminosa de su actuación correcta y honorable.
Llegó del lejano Cuyo a la edad de 14 años. Después de una breve permanencia en Rosario se radicó en el Departamento San Jerónimo. Allí enseñó las primeras letras en el pueblo en que resido –Barrancas- pasando después a Coronda, donde dirigió y fue maestro único de la escuela fiscal que allí se fundó. Y cosa curiosa…: el local de esa escuela estaba ubicado en el mismo sitio donde se ha levantado el monumental edificio para la Escuela Normal “José Elías Galisteo”.
En épocas del gobierno del doctor Simón de Iriondo se radicó en Santa Fe, donde ocupó un puesto en la administración.
En procura de servir a los intereses del país y conociendo que la riqueza de nuestra campiña ofrecía perspectivas inmensas para el bienestar general de la Nación, se instaló en Esperanza donde actuó como colonizador. Fundó allí una asociación de agricultores que realizó el Primer Congreso Agrícola que tuvo lugar en el país. Gracias a su iniciativa y acción constantes se levantó el monumento a la agricultura, que es como levantar el monumento a la riqueza y a la grandeza del país.”
Inmediatamente reiteró que se rendía un “justiciero homenaje” y propuso a los presentes que se pusieran de pie, iniciativa ratificada por el presidente de la Cámara Dr. Leiva y así se hizo.
[1] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de Provincia. Santa Fe, Librería y Editorial Castellví S.A., 8 de septiembre de 1947, p.15.
[2] Rosa, José María. Historia Argentina. t.4 Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 119-121. El mes anterior, el gobernador Estanislao López había encargado a su secretario Domingo de Oro un arreglo con Rosas durante el sitio a la provincia. “Oro insinuó por su cuenta que ‘como López estaba pronunciadamente disgustado con Rosas, no halla que pueda tener el menor reparo en sacrificarlo. De acuerdo con Carril y Díaz Vélez, y sin hablar con Lavalle, Oro llevó a López la contrapropuesta de que Rosas” saliera para países extranjeros por el término de un año, respetándole las propiedades que dejara en las provincias’; Lavalle sería reconocido como gobernador, y se desarmaría el ejército federal, por una cláusula secreta se entregarían a López diez mil pesos en metálico ‘para que establezca en el territorio de Santa Fe una guardia o fortaleza contra los bárbaros que comunique con la de Junión. Era el soborno a quien se tenía por bárbaro. La extraña negociación que tiene todo el aspecto de haber sido una intriga de Oro fracasó porque López se negó a considerarla; abandonó el sitio, dejando a Rosas el encargo de mantenerlo”.
[3] Ibidem, p. 21. Cita: Larrain, Nicanor. El país de Cuyo.
[4] Ídem, p. 22 Cita: Fernández, Juan Rómulo. San Juan (1810-1862) en Historia de la Nación Argentina , vol. X.
[5] Julio A. Caminos nació en Santa Fe el 14 de julio de 1914. Estudió en el Colegio de la Inmaculada Concepción; egresó de la Universidad Nacional del Litoral con el título de abogado; escribió interesantes ensayos que fueron publicados en diarios y revistas de Santa Fe, Buenos Aires y otras provincias. Pronunció conferencias en distintas localidades y tuvo activa participación en la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de Santa Fe.
[6]El corondino Santiago Oroño, sirvió a las órdenes de Estanislao López en la campaña del interior (1831); apoyó a su sucesor Domingo Cullen (1838) y cuando Cullen huyó a Santiago del Estero para evitar la persecución de Rosas, sostuvo con las armas de José Elías Galisteo hasta que Juan Pablo López lo derrotó y “se adueñó de la provincia”, al decir del historiador Diego Abad de Santillán. Oroño siguió en la resistencia, combatiendo y huyendo. El general Juan Lavalle lo nombró comandante militar en Coronda, donde fue atacado por Jacinto Andrada; después participó en Quebracho Herrado y posteriormente se incorporó a las fuerzas del general José María Paz. Cuando Juan Pablo López pasó a las filas enemigas de Rosas, Santiago Oroño siguió defendiéndolo y aunque estuvo encarcelado luego fue “absuelto de toda culpabilidad”. Participó en la batalla de Caseros, y entonces Domingo Crespo lo nombró general en jefe de las fuerzas provinciales. “Juan Pablo López dio un golpe de mano y puso preso a Oroño, pero su ventura duró pocos días y Oroño volvió a la comandancia de armas de la provincia con asiento en Rosario. El 31 de julio de 1856 el gobierno de la Confederación le expidió despachos de coronel mayor.
[7] Damianovich, Alejandro y otros. Nueva Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, tomo I. Santa Fe, Ediciones Sudamérica Santa Fe –Amílcar Renna-, noviembre de 1991, p. 231-240.
Al impulso de Juan Pablo López surgió el Clan López; apoyado por sus sobrinos Telmo López -hijo del Brigadier-, Luis y Silvestre Hernández (después su yerno) y Rosendo Fraga, casado con una sobrina.
[8] Destacó el Dr. Clementino Paredes que el 18 de marzo de 1858, el gobernador Gral. Juan Pablo López, nombró a Manuel Gaete y Lagos escribiente del Juzgado de Paz de Coronda, con retención del cargo de maestro de escuela en esa localidad.
[9] Discurso pronunciado por el Dr. Clementino S. Paredes en representación del Sr. Presidente del Consejo General de Educación, en el acto realizado el 15 de junio de 1939 con motivo de la inauguración del edificio de la Escuela Primaria “Manuel Gaete y Lagos” de Coronda (Departamento San Jerónimo).
[10] El Cnel Juan Pablo López asumió por primera vez como gobernador de Santa Fe en el año 1838 y terminó ese mandato en 1842.
[11] El coronel José Rodríguez nació el 2 de setiembre de 1813; murió en Santa Fe el 29 de octubre de 1883 y está sepultado en la Iglesia de Coronda, departamento donde desarrolló la mayor parte de su acción política. Jefe militar de ese departamento y juez de policía (1852); comandante general de la frontera norte desde enero de 1854; representó a Rosario en la convención reformadora de la constitución provincial (1856); al año siguiente, ingresó como legislador por Rosario en la Cámara de Diputados de Santa Fe; fue diputado suplente por el departamento San José hasta su renuncia el 25 de agosto de 1857; diputado por el departamento San Jerónimo durante tres períodos (1864-1872) y siendo el 22 de diciembre de 1867 uno de los jefes del movimiento contra Oroño, le suspendieron la inmunidad legislativa. Convencional durante la reforma constitucional de 1872, desde ese año y por tres períodos fue senador provincial (hasta 1886). Mientras tanto fue concejal municipal de Santa Fe (1875-1881) y presidió el Concejo Deliberante en 1875 y 1878. Impulsó la constitución de la Sociedad de Beneficencia de Coronda y la construcción del Hospital de Caridad –”San Roque”- de esa localidad.
[12] Rosa, José María. Historia Argentina t. 6. Buenos Aires, Editorial Oriente, 1992, p. 340-341.
[13] Ibidem, p. 329.
[14] Cecchini de Dallo, Ana María. Los grupos políticos en Santa Fe. Santa Fe, Ediciones Culturales Santafesinas, 1992., p. 39-49. Ese clan se generó a partir de las relaciones familiares de don Manuel Rodríguez y Sarmiento y de doña Francisca del Fresno. Los matrimonios de sus hijas fueron tejiendo la trama: Josefa se casó con Estanislao López y Joaquina -viuda de Pedro Aldao-, contrajo matrimonio con Domingo Cullen. Don Domingo Cullen fue ministro del gobernador Brig. Gral. Estanislao López y al producirse su fallecimiento el 15 de junio de 1838, asumió la gobernación. Domingo Cullen, el 22 de julio de 1839, después de la Confesión hecha al alba al Párroco de San Nicolás, fue fusilado al pie del ombú próximo a la Posta de Vergara cumpliéndose así la orden del Brigadier General don Juan Manuel de Rosas. Se ha reiterado que el 13 de septiembre de 1840, el general Lavalle estuvo en esa Posta y acosado por los recuerdos, desenterró el cadáver de Domingo Cullen. Otros hijos del matrimonio Rodríguez del Fresno fueron Manuela: casada con José Freyre y Andrada y los varones Cnel. Pedro Rodríguez del Fresno -gobernador cuando el Gral. Juan Lavalle invadió Santa Fe y el Cnel. Mariano Rodríguez del Fresno quien conspiró contra Juan Pablo López en 1856.
[15] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. Tomo 3. Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1965, p. 186.
[16] Es oportuna otra lectura: El historiador José María Rosa destacó que Sarmiento, “en las cosas financieras nunca tomó injerencia y quedaron a cargo, como es comprensible, de personas vinculadas al capital británico: José Benjamín Gorostiaga (que en octubre de 1870 prefirió ocupar una vocalía en la Corte Suprema) y Luis L. Domínguez. Ver Historia Argentina, t. 7, p. 240. Una descendiente de los Gorostiaga, Maximina Gorostiaga de Mema en su Homenaje al Dr. José Benjamín Gorostiaga – Constituyente santiagueño y familia (Santiago del Estero, ed. El Liberal, 2ª e., 1982, p. 29), expresó: “Fiel a sus convicciones y en desacuerdo con la política de Sarmiento, renunció a su cargo de Ministro de Hacienda de la Nación (Octubre de 1868) y en 1887 se retiró de la Suprema Corte de Justicia, para poner su estudio propio de abogado, destacándose en asuntos legales”. “El cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue ocupado por el Dr. José Domínguez”. El Dr. Gorostiaga era nieto del Capitán de milicias don José Antonio de Gorostiaga, natural de San Sebastián (España), “que fuera muerto en el Alto Perú”, hijo del Cnel. Pedro Pablo Gorostiaga y de Bernardita Frías y Araujo. Su padre fue Ministro Tesorero de la provincia, decidió renunciar porque “se hacía insostenible el proceder de Ibarra”; “pero la astucia de sus enemigos, tramó una conspiración contra don Felipe Ibarra donde se lo complicaba al Ex-Tesorero”, como consecuencia “fue detenido por orden de Rosas ejecutada por Ibarra”, y “posteriormente fue asesinado en su celda, la fecha de su muerte se ignora”. Su madre, era hija de don Félix Frías y Araujo, hermana del homónimo que fuera secretario del Gral. Juan Lavalle y del “Pbro. Felipe Frías y Araujo, que Ibarra hizo traer de Tucumán y fue fusilado en Santos Lugares, el 25 de mayo de 1842”.
El Dr. José Benjamín Gorostiaga Frías; ministro de Hacienda de Vicente López y del Interior de Urquiza; Auditor de Guerra y Marina y Asesor del Gobierno a partir del 3 de diciembre de 1852; en ese tiempo, Convencional Constituyente, representando a su provincia natal junto al Presbítero Benjamín Lavaysse en la sanción de la Constitución Nacional, el 1º de mayo de 1853. “El 16 de diciembre de 1871, contrajo enlace con Doña Luisa Molina, que era hija de don Ignacio de Frías y Araujo y de Luisa Molina López. Electo para representar a su provincia en el Congreso reunido en Paraná en febrero de 1860, al ser prohibido el ingreso del Sr. Portal representante de Jujuy, escribió al gobernador de la provincia D. Manuel Taboada expresando que “con ese violento proceder”, “han privado del voto y la palabra a dos representantes contra la candidatura de Derqui” y en el último párrafo le advirtió: “Mañana sigo mi viaje a Buenos Aires, suplicándole que en lo sucesivo y bajo la presidencia de Derqui, tenga la bondad de no proponerme para puesto alguno en las Cámaras, porque sospecho que hay deshonra en sentarse en ellas. Soy de Ud. afectísimo amigo y S.S. Q.B.S. M. José B. Gorostiaga”. En 1883 fue electo Senador por su provincia y renunció a la banca; en 1886 fue candidato a la Presidencia de la Nación en oposición a Juárez Celman y Dardo Rocha, pero renunció a la candidatura “por razones de salud y se alejó definitivamente de la vida pública, para vivir con austeridad en compañía de su familia, ya que poco después falleció”: el 3 de Octubre de 1891, en la ciudad de los buenos aires.
Maximina Gorostiaga de Mema, ejerció la docencia, obtuvo el certificado de “profesora de la Lengua Quichua”, se perfeccionó en la Alianza Francesa de París; se ha dedicado a la difusión del Folklore –folclore- y de las danzas nativas y en la segunda edición de Homenaje al Dr. José Benjamín Gorostiaga – Constituyente santiagueño y familia –que se cita-, aclaró que fue “revisada y ampliada en base a Documentos cedidos gentilmente por el Sr. Marcelo Lynch Gorostiaga, nieto del Dr. José Benjamín Gorostiaga”.
[17] Tulián Silva, Justo. Reminiscencias santafesinas, p. 90-92. Algunos datos sobre el palacio La Chinesca: El Dr. Jonás Larguía, nacido en Córdoba el 21 de agosto de 1832 fue un entusiasta político, durante varios períodos fue electo legislador por distintos departamentos de Santa Fe, se desempeñó como secretario del ministro del Interior de la Nación Dr. Manuel de Yriondo y fue integrante de su gabinete durante el segundo gobierno (1880-1881); presidió la Cámara de Diputados en el período que finalizó en 1897.
Ese palacete “pasó a poder” del político Mariano Cabal, nacido en Santa Fe el 12 de abril de 1830, miembro de la Convención Nacional para la reforma de la Constitución (1860), diputado por el Departamento Rosario (1867); presidente de la Corporación Municipal . intendente de la Municipalidad- de Santa Fe (1868-1869). En la Chinesca se realizaban las reuniones programadas por su propietario, el destacado estanciero y político don Mariano Cabal, se imaginaban las campañas electorales y se opinaba sobre distintos candidatos. Situado en la calle 25 de mayo casi esquina Buenos Aires, a una cuadra de la calle San Martín –antes Comercio-, hacia el sur estaba protegido de los vientos por un frondoso ombú, “viejo guardador de secretos, cómplice de conspiraciones, apañador de amores y encendedor de amoríos”, hierba gigante “de tradición”… como lo evocó el periodista Tulián, cuya familia vivió sobre la misma calle 25 de Mayo, a dos cuadras de ese solar.
[18] Busaniche, José Carmelo. Hombres y Hechos de Santa Fe. Santa Fe, Colmegna, Colección Nuevo Mundo, 1946, p. 155-157.
[19] Bucich Escobar, Ismael. Tragedias de nuestra historia. Segunda Serie. Buenos Aires, Americana, 1936, p. 148.
[20] José Benjamín Virasoro nació en Corrientes el 1º de mayo de 1812; estudió en la escuela San Francisco de Buenos Aires; volvió a su provincia natal, se dedicó al comercio y a la ganadería iniciándose en la vida militar. Participó en varias batallas, en Caseros ascendió al grado de Brigadier y también participó en las batallas de Cepeda y de Pavón. Fue gobernador de Corrientes y en 1852 firmó el Acuerdo de San Nicolás. Se alejó de su provincia natal para vivir en Rosario, donde asumió como primer jefe político (1854-1855), cargo que ejerció nuevamente desde marzo a diciembre de 1860. Desde enero de 1857 fue comandante de la Guardia nacional en Rosario; el 1º de abril de ese año dirigió la revolución contra el gobernador Juan Pablo López, acción que provocó una moderación en la conducta de Mascarilla López ya que evitó continuar con sus arbitrariedades contra la población rosarina. En agosto de 1859 le encomendaron la organización de la escuadra de la Confederación y tiempo después, esa escuadra “forzó el paso de Martín García y entró al río Paraná, facilitando su paso por el ejército, al mando de Urquiza, que triunfó en Cepeda”. En diciembre de 1860 fue nombrado comandante en jefe de la circunscripción militar sur. En Pavón fue el último en deponer las armas. En 1865 participó en la movilización de fuerzas entrerrianas para la defensa contra la invasión paraguaya y al año siguiente se trasladó a Buenos Aires, donde falleció el 29 de abril de 1897.
[21] Sáenz Quesada, María. Las mujeres de Rosas, p. 102. Citado: Gras, Mario César. Rosas y Urquiza: sus relaciones después de Caseros. Buenos Aires, s.e., 1948, p. 380.
[22] Diario El Litoral. Santa Fe, sábado 30 de setiembre de 1898, p. 9. Título: Rosas y nosotros por Gustavo José Víttori.
[23] Gastón Gori anotó: Archivo de Gobierno, tomo 62, “Notas Varias”. Informe de Lucas González sobre la conclusión de sus gestiones.
[24] Gori, Gastón. La Forestal – La tragedia del quebracho colorado. Santa Fe, Litar, 1983, p. 7-14. El autor menciona: Archivo del Senado, tomo 22, Actas, año 1880, p. 98 y 99.
[25] Pérez Martín, José. Latitud Sur 31º Santa Fe, Colmegna, 1975, p,. 103-107.
[26] Nueva Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, tomo III. Santa Fe, Sudamérica Santa Fe, octubre de 1993, p. 205-209. La Iglesia Católica en Santa Fe por César I. Actis Brú, poeta.
[27] Se impone una mirada hacia otras proyecciones porque décadas después, dos corondinos sintieron el llamado de la vocación sacerdotal y recibieron el Sacramento del Orden Sagrado: el Canónigo Tomás Benito Garcilazo y el sacerdote Antonio Caggiano, quien celebró su segunda misa en el templo donde fue bautizado. Al crearse en el año 1934 la Arquidiócesis de Santa Fe, se erigió la Diócesis de Rosario y Monseñor Antonio Caggiano asumió como primer Obispo en 1934. Su fecunda obra le fue reconocida en el año 1959 al ser nombrado Arzobispo de Buenos Aires.
[28] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. Tomo 3. Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1965, p. 184. Es interesante tener en cuenta que en el año 1868 se publicó el primer Martín Fierro, “semanario humorístico de política, literatura y noticias, título que ha tenido muchas reencarnaciones en lo sucesivo” -al decir de ese autor-; título el poema gauchesco de José Hernández donde entre la pesadumbre y la impotencia se describe una parte de la realidad de la vida de los gauchos y de los aborígenes que ambulaban como “vagos y mal entretenidos” de acuerdo a la opinión de los que mandaban, de algunos políticos que se encargaban de ocuparlos para que sirvieran ofreciendo sus vidas en las absurdas batallas de una prolongada guerra civil.
[29] Rosa, José María. Historia Argenina, tomo 7. Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 238-239; 308. Manifestación de Bartolomé Mitre en la Cámara de Senadores del Congreso Nacional, el 19 de junio de 1869.
[30] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. Tomo 3. Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1965, p. 221.
[31] Milciades Echagüe nació en Paraná el 28-08-1840, falleció en Buenos Aires el 26-04-1918. Integró la Convención Constituyente de Santa Fe (1872); diputado nacional en 1874; Intendente General de Escuelas en Santa Fe (luego en Entre Ríos); Viajó a Roma como delegado del presidente Miguel Juárez Celman al Jubileo sacerdotal de León XIII, en Roma. Vicario general del Ejército en 1894 (reconocido con el grado de coronel.)
[32] Trascripción del historiador Julio A Caminos en la citada biografía de Waldino Baldomero Maradona; texto reiterado por el recopilador corondino Carlos P. Berra en su Historia de Coronda.
[33] Ibídem, p. 230-232.
[34] Rosa, José María. Historia Argentina, tomo 7. Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 105-106. Tomo 8, p.105-116.
[35] Después de la batalla de Pavón el periodismo siguió reflejando el apasionamiento de los autores hasta que en los últimos años de la presidencia de Nicolás Avellaneda aparecen algunas publicaciones que pretendieron expresar un pensamiento independiente. Dalmacio Vélez Sarsfield había fundado El Nacional después de la batalla de Caseros (1852) y cesó el 28 de agosto de 1893. Durante ese período acumuló notas y crónicas firmadas por Mitre –el fundador de “La Nación”-, Sarmiento, Avellaneda, Vicente Fidel López, Miguel Cané, entre otros. Diego Abad de Santillán destaca que “al terminar el año 1880 aparecen en todo el territorio de la república 165 diarios, periódicos, revistas; de los cuales l92 son de carácter político y 73 de diversa naturaleza; todos ellos dominados por los tres colosos: La Capital de Rosario”, fundada por Ovidio Lagos; “La Nación” -prime ejemplar editado el 4 de enero de 1870- y “La Prensa”, fundada por el Dr. José C. Paz.
[36] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. Tomo 3, p. 249-261.
[37] El historiador Julio A. Caminos reiteró ese texto, aclarando que “Don Félix G. Barreto ha exhumado el acta labrada en aquella oportunidad…” (ob.cit. p. 42.)
[38] El historiador José Pérez Martín destacó que “una estadística de esa época daba las siguientes cifras sobre la población de las colonias de Santa Fe: esperanza, 4.200; San Lorenzo, 3.558; Cañada de Gómez, 1660; San Javier, 1250; Carcarañá, 1.198; Rafaela, 427; Iriondo 598; Lehmann, 397; Pujato 3544; y San Justo, 89.
[39] Estanislao Cevallos era sargento mayor graduado y jefe de estado mayor en Rosario en 1848. Tras el derrocamiento del gobernador Pascual Echagüe, el general Juan Pablo López lo nombró gobernador delegado desde el 7 de julio de 1845 hasta el 12 de agosto de ese año. Fue Capitán del puerto de Rosario (1849); juez de policía (1852) y diputado nacional (mayo 1858).
[40] Rosa, José María. Historia Argentina, tomo 8, p. 235-240.
[41] Ibidem, p. 233.
[42] Diario El Litoral. Santa Fe, sábado 6 de abril de 2002, Primera Sección, p. 12. Primer Nóbel científico argentino por Diana Casaux. (“Descubrir Latinoamericano”, Año 1, Nº 10, Selección y adaptación. Lic. Enrique A. Rabe – Área de Comunicación Social del Ceride). “Se le adjudicó el Premio Nóbel de Fisiología y Medicina en 1947 por “descubrir que la anterohipófisis regulaba no sólo el crecimiento sino también el metabolismo de los hidratos de carbono. Sus experimentos demostraron que las secreciones de la pituitaria estaban íntimamente relacionadas con la diabetes, lo que constituyó un gran paso en la medicina moderna para entender mejor el funcionamiento del organismo humano.”
[43] Gori, Gastón. Eduardo Wilde (Ensayo). Santa Fe, Fondo Editorial de la Municipalidad de Santa Fe, v. 5, 1962, p. 50-51; 73, 87. Wilde en el lapso 1880-1882, integró el gabinete del presidente Julio A. Roca como ministro de Educación Justicia y Culto; presidió el Departamento de Higiene Nacional; la Comisión de Aguas Corrientes -progreso de los porteños que exigió el endeudamiento con otro empréstito-; vocal de la Comisión Examinadora del Colegio Militar de Palermo, igual función en la Escuela Nacional de Maestras de Buenos Aires, miembro de la comisión redactora del estatuto universitario; asesor sobre la ubicación de la capital de la provincia de Buenos Aires; presidente de las Obras de Salubridad. Las divergencias con el presidente Juárez Celman con respecto a la intervención en la provincia de Mendoza provocaron su renuncia en 1889.
[44] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de Provincia. Santa Fe, Castellví, 1947, p. 58-63.
[45] Rosa, José María. Historia Argentina t. 8. Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 265. Los tres militares eran: el general Manuel J. Campos , coronel Julio Figueroa (en actividad) y comandante Montaña (retirado).
[46] Comentó el historiador Caminos que en esa circunstancia, “en el rostro del doctor Celman estaba hondamente marcado el disgusto que estas palabras debieron producirle” debido a que el orador aludía “al comentario público según el cual el Presidente de la República, de acuerdo con los principales conmilitones de su gobierno, había enviado revolucionarios de Córdoba y Tucumán en un tren expreso.”
[47] Dejó escrito el doctor Caminos: “(dícese que estas palabras produjeron hilaridad en Juárez)”.
[48] Otra señal: “Alusión al estrecho círculo de amigos del Presidente que gobernaban el país como cosa propia.”
[49] Rosa, José María. Historia Argentina. t. 8. Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 249-250.
[50] Ibidem, p. 297-298. Cita a “A. Rivero Astengo, Pellegrini, II.”
[51] Revista Universidad – Nº 87 Mayo – Agosto 1977. Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, p. 17 y siguientes.
[52] Ibidem, p. 23-24.
[53] Ídem, p. 35.
[54] Floriano Zapata estaba casado con Esmeralda Rodríguez Galisteo, hija del Coronel José Rodríguez y de Rosa Galisteo. Luego, tío de Agustín Zapata Gollán quien a fines de la década del ‘40, des-cubrió el yacimiento arqueológico de “Santa Fe, la vieja”… como él mismo empezó a nombrar a la primitiva ciudad de Santa Fe, fundada por don Juan Garay el 15 de noviembre de 1573.
[55] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de Provincia… p. 65-85.
[56] Nota en Diario El Litoral por el historiador santafesino Dr. Julio Argentino Carmelo Caminos, fallecido en Buenos Aires el 7 de febrero de 1993.
[57] Gori, Gastón. La Forestal – La tragedia del quebracho colorado. Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 1999, p. 11.
[58] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de Provincia. Santa Fe, Editorial Castellví, 1947, p. 57.
[59] Hilario Sabroso nació el 21 de octubre de 1825, inició la carrera militar como alférez en el batallón cívico de La Capital. Fue nombrado Teniente alcalde del juzgado de Paz del cuartel 1 de Santa Fe el 28 de diciembre de 1852, pero por incompatibilidad debido a su grado militar no pudo desempeñarse. En 1860 fue electo diputado suplente por La Capital y a los pocos meses renunció a su banca para dedicarse a sus tareas específicas. En 1868 durante la intervención del doctor Ibarguren, fue nombrado segundo jefe interino del batallón Republicano. Participó en la comisión que participó en la creación jurídica de Santo Tomé; fue juez de paz en esa localidad durante un lustro (a partir de 1879); en 1880 obtuvo el grado de coronel y al año siguiente participó en la comisión encargada del nuevo enrolamiento en la ciudad de Santa Fe, abarcando el departamento La Capital. Desde 1884 fue inspector de armas de la provincia. Hilario Zabroso murió el 8 de junio de 1894.
[60] Legislatura de Santa Fe. Actas de la Cámara de Diputados, 1894, sesión del 16 de octubre. Ver: Díaz Molano, Elías. Domingo Guzmán Silva. Buenos Aires, Plus Ultra, 1981, p. 26.
[61] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de provincia. Santa Fe, Castellví, 1947, p.108.
[61] Esa idea se concretó durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón iniciada el 4 de junio de 1946. Un mes después -6 de julio- llegaron a Buenos Aires “los miembros de la misión económica y financiera que envía el Reino Unido” para acordar acerca del destino de los fondos bloqueados en libras esterlinas a favor de la Argentina y el futuro de los ferrocarriles ingleses. Perón avanzaba en su propósito de declarar la independencia económica, como lo hizo en la histórica casa de San Miguel de Tucumán, el 9 de julio de 1949. Impulsado el proyecto de nacionalización de los servicios, el 14 de diciembre se firmó el convenio de compra de los ferrocarriles de capital francés. El 27 de febrero de 1947 el gobierno Argentino reitera ante Inglaterra el derecho a las Islas Malvinas y dos días después, Perón anuncia que los transportes terrestres, marítimos y aéreos representarán en el futuro una parte del patrimonio indivisible de la nación. El 21 de noviembre hubo un paro general ferroviario en todo el territorio nacional, levantado dos días después: “al obtener las reivindicaciones que solicitaban. Cuarenta años después, durante la primera presidencia del riojano doctor Carlos Saúl Menem (justicialista, 1989-1995, reelecto y en ejercicio hasta 1999) proyectó la privatización de todos los servicios y el proceso pertinente fue aprobado por el Congreso Nacional en sucesivas etapas. Los ferrocarriles argentinos ya habían clausurado varios ramales debido a la escasa demanda y el creciente deterioro de las locomotoras y vagones, cuya renovación no era posible debido a la falta de recursos.
[62] Con motivo del fallecimiento de uno de sus hijos Juan Carlos Maradona (el 5 de setiembre de 1948 en la Capital Federal) al día siguiente en el diario El Litoral de Santa Fe se publicó un aviso: “Su esposa, María Esther R. de Maradona; sus hermanos Corina, Dorita, Plácido, Sara, Clemente, Esteban, Waldino, José Ignacio y Eduardo; su tío Santiago Villalba… “ invitaban al sepelio, previsto para la mañana del martes 7.)
[63] Rosa, José María. Historia Argentina t. 8, p. 195-196.
[64] Ibidem, t. 9, p. 63-64.
[65] A pesar de las críticas, la ley 4144 estuvo vigente durante todo el siglo.
[66] Carlos Mauricio de Telleyrand (1754-1828); Príncipe de Benevento, fue un célebre diplomático francés, ministro durante el Directorio y presidente de la Asamblea Nacional de 1790. Fue excomulgado por el Papa y se reconcilió con la Iglesia poco antes de morir. Datos en el Nuevo Diccionario Enciclopédico “FIDES”, 2ª ed., Buenos Aires, Editorial FIDES Argentina, t. 4.
[67] Rosa, José María Historia Argentina t.9, p. 51; 68; 70; 73; 77-83. Tomo 8, p. 339-340.
[68] Senado de la Nación. Discurso pronunciado el 10 de julio de 1870.
[69] Rosa, José María. Historia Argentina. t. 9, p. 233-235.
[70] Ibidem, p. 306-310.
[71] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de provincia. Santa Fe, Castellví, 1947, p. 121-122.
[72] Ibidem, p. 33-40. Cita: “Revista mensual santafesina Comercio e Industrias (Año III, Nº 197, del 15 de noviembre de 1922, y que lleva este sugestivo título: El loco Maradona…”
[73] Ídem, p. 122-125.
[74] Rosa, José María. Historia Argentina… t.10, p. 341-359; t. 11, p.187-200.
[75] Caminos, Julio A. Maradona – Un civilizador de provincia. Transcripción literal de parte del prólogo (p.7-8), escrito por el historiador Salvador M. Dana Montaño: Miembro de la Academia Americana de la Historia y de la Academia Argentina de la Historia; de la Sociedad Argentina de Historiadores; fundador de la Junta de Estudios Históricos de la provincia de Santa Fe; miembro correspondiente de las Academias de Estudios Históricos de Mendoza, San Juan, Catamarca, Santiago del Estero, Chubut y del Instituto de Salta; miembro asociado del Instituto de Historia de las Ideas de París.
[76] Orbea de Fontanini, Nidia A. G. Maradona… personalidades ejemplares. (Libro inédito, p. 17 y p. 23: “En el año 1948, el Dr. Maradona fundó la denominada Colonia Indígena Juan Bautista Alberdi, próxima a Estanislao del Campo… las obras comenzaron el 8 de mayo, ‘en homenaje al gran estadista autor de ‘Bases’ proveyendo ropas, alimentos y herramientas a un centenar de indígenas, tobas y pilagás.” Cuatro meses después, el 5 de setiembre de 1948 falleció en la Capital Federal su hermano Juan Carlos, sepultado dos días después en el cementerio municipal de Santa Fe. Su hermano Esteban Laureano Maradona, durante toda su vida demostró la sensibilidad heredada y la perseverancia en sus propósitos, porque era nonagenario cuando sintió que declinaban su energía y decidió silenciosamente ir hacia la estación para regresar a Santa Fe, su provincia natal. Sus amigos formoseños demoraron esa partida hasta que se comunicaron con su sobrino José Ignacio Maradona quien lo llevó a Rosario, donde durante diez años pudo disfrutar del cariño de sus familiares hasta que el 14 de enero de 1995, a las siete y cinco minutos, hizo crisis una neumonía y “con serena dignidad había pasado a la inmortalidad”. El día anterior, había dialogado acerca de “los dilemas de su amada Patria” con su cariñosa sobrina nieta Dolores Maradona, de veintiséis años, estudiante de Derecho. En su provincia natal había sido declarado Ciudadano Ilustre, en 1992 asistió a la Asamblea Legislativa cuando asumió la primera gobernador Carlos Alberto Reutemann y expresó: “He venido porque debo apoyar a un hombre como usted como gobernador”. Eduardo P. Bernardi había integrado la Comisión Popular Pro Premio Nobel de la Paz proponiendo a “Esteban Laureano Maradona, el hombre que se olvidó de sí mismo”, considerado como “el más grande filántropo del siglo XX” y el gobernador Reutemann, varios intendentes y desde el congreso Nacional los diputados Mario Verdú y Rafael Martínez Raymonda (Partido Demócrata Progresista, Santa Fe) presentaron un proyecto de declaración en tal sentido que fue aprobado inmediatamente. Aunque tenía suficientes méritos para ello, como ha sucedido -sucede y sucederá-, solo uno es el premio y lo deciden allá lejos, cerca del otro Polo, en Estocolmo, en Suecia, hasta donde llegan los ecos de diferentes voces en distintos idiomas…
[77] Rosa, José María Historia Argentina t. 11, p. 192-238.
[78] Ibidem, t. 11, p. 245-246.
[79] Orbea de Fontanini, Nidia A.G. Maradona…personalidades ejemplares. (Inédito, p. 155-156)
[80] Ibidem. (Inédito, p. 153; alusión a la Escuela Técnica Nº 280 de “Barrancas” y al cincuentenario de su creación: 1937-1987).
[81] Se ha observado otra fecha: 3 de marzo de 1941 en el diccionario enciclopédico de la provincia de Santa Fe de Diego Abad de Santillán, evidentemente un error de transcripción
[82] Quien escribe estas líneas, necesita expresar su reconocimiento al doctor Emilio G. Leiva, profesor de Historia en la Escuela Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva” de Santa Fe, desde 1949 en la Escuela Nacional de Comercio de Mujeres –ya que ese año se dispuso el desdoblamiento en escuela de varones y de mujeres. Sereno en sus observaciones, supo inculcar la trascendencia del respeto mutuo con sus ejemplares actitudes. Era grato verlo pasar por la calle San Martín, rumbo a su hogar, ubicado en esquina de la tradicional calle del comercio y la ruidosa calle Salta.