Sinopsis: Estudios. Administración en ingenio azucarero “Santa Ana” de Tucumán. Candidato a gobernador por el partido Demócrata Nacional (1928 y 1935). Ministro de Agricultura durante la presidencia del Dr. Roberto M. Ortiz (década siguiente).

Nació en Tucumán. Cursó la carrera de Ingeniería en la Facultad dependiente de la Universidad de Buenos Aires y «no bien abandonó las aulas universitarias se consagró a las tareas rurales».  Durante veinticinco años ejerció su actividad en la administración de un ingenio azucarero que gracias a su acción llegó a ser «uno de los más importantes de la provincia, no solo por su capacidad industrial, sino también desde el punto de vista social»: el «Ingenio Santa Ana».

En aquel tiempo, «el Dr. Juan B. Justo, para estudiar el régimen industrial que tanto fustigó, fue huésped fugaz del ingenio administrado por el ingeniero Padilla» y comprobó «según sus propias declaraciones, que allí imperaba un principio de respeto por los derechos del obrero.»

Homenaje en la Cámara de Diputados de la Nación

Durante el homenaje en la Cámara de Diputados de la Nación, el Dip. Reynaldo Pastor -de San Luis- destacó que «veinte años antes de que se iniciaran en nuestra República los movimientos de mejoras sociales para la clase trabajadora, Padilla presidía la organización y la vida de unos ingenios de Tucumán, de uno de los pilares básicos de la casi única industria auténticamente argentina que se ha desarrollado para honor y gloria de nuestra Patria.  Desde esa situación, como un trabajador permanente, llevó a efecto progresos sociales destinados a realzar la condición humana de los obreros de esa industria.  Fue uno de los primeros que impuso en esa industria el pago de jornales.. uno de los primeros que realizó el salario familiar para los obreros de la industria azucarera, fue uno de los primeros que llevó a la práctica la asistencia médica destinada a mejorar las condiciones de higiene y de salud de un grupo importante de obreros argentinos.»

Su hermano, el Dr. Ernesto E. Padilla fue gobernador de la provincia y años después se retiró de la vida pública, circunstancia en que el Ingeniero Padilla acentuó su participación en el Partido Demócrata Nacional de Tucumán, siendo candidato a gobernador en 1928 y en 1935″.

Se ha destacado que su discurso en el acto de proclamación de su candidatura -en 1935-, lo inició «con un saludo a su adversario en la lucha electoral: digno ejemplo de cultura política, que no era muy frecuente presenciar en ese entonces.»

«Fue rector de la universidad tucumana y decano de la Facultad de Ingeniería».

Se trasladó a la Capital Federal y desde el Ministerio de Agricultura, «Padilla fue el creador de la Marina Mercante»; organizó el «Servicio de Suelos» y elaboró «un plan integral de inmigración».

«Pasó por las mejores posiciones públicas, actuó en las industrias de mayor rendimiento del país, y tuvo oportunidades para atesorar fortuna; sin embargo, llegó al instante supremo siendo un hombre pobre que podía exhibir con orgullo su pobreza porque era el mejor blasón de su tránsito por la vida.  Ganó dinero en abundancia, pero prefirió siempre reservar para las exigencias de una vida republicana y modesta sólo lo necesario para vivir con decoro, mientras distribuía el resto de sus ganancias, al final de cada balance anual, para satisfacer necesidades y mejorar el nivel de vida de todos los hombres de trabajo que lo rodeaban».

El Dip. Celestino Valdez –tucumano- reconoció que había sido «un embajador de la simpatía».  Destacó que «la modestia fue la característica más sobresaliente de este hombre, a quien las circunstancias trasladaron de su retiro campesino a un despacho ministerial durante la presidencia del doctor Roberto M. Ortiz».  Destacó que «su condición de activo militante social cristiano lo ha llevado muchas veces a la tribuna a exponer sus ideas sobre asuntos que luego debió abordar como hombre de gobierno».  Realizó una fecunda labor como dirigente deportivo y fue presidente de la Federación Tucumana de Fútbol.  Antes de aceptar el cargo de miembro del Directorio de la Dirección General de Fabricaciones Militares, renunció a cualquier retribución que pudiera corresponderle por el desempeño de esa función, con lo cual exteriorizaba el desinterés que siempre presidió los actos de su vida.»

El 12 de mayo de 1948 en la Cámara de Diputados le rindieron un homenaje con un minuto de silencio y poniéndose de pie todos los presentes.

(Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.)