Estás aquí
Inicio > Ecología > 1951 –Argentina – Salud y anécdotas de MAESTROS.

1951 –Argentina – Salud y anécdotas de MAESTROS.

Servicios preventivos y asistenciales de Salud.

Ecos de la “Semana de la Higiene”.

El hospital, en la doctrina de salud.

Ciudad-hospital

 

Es oportuno tener en cuenta que el presidente de la Nación Gral. Juan Domingo Perón (1946-1952) creó el Ministerio de Salud Pública de la Nación y designó titular al Dr. Ramón Carrillo.  Fue reelecto, asumió la segunda presidencia el 4 de junio de 1952 y fue interrumpida por el movimiento cívico militar autodenominado revolución libertadora, a partir del 16 de septiembre de 1955.  Vivió en el exilio hasta el 17 de noviembre de 1972, momento de su retorno al país, regresó a Madrid y al ser electo, asumió la tercera presidencia el 12 de octubre de 1973 y pasó a la inmortalidad el 1º de julio de 1974.)

Servicios preventivos y asistenciales de Salud…

En 1951 el presidente de la Nación Argentina, general Juan Domingo Perón, escribió el prólogo de Teoría del Hospital, un profundo estudio realizado por ese destacado médico argentino y recalcó:

«Nosotros nos ufanamos de haber prestado la máxima atención a los problemas de la salud pública; de ahí que no nos hayamos limitado, en mi gobierno, a estructurar y a extender los servicios preventivos y asistenciales que están a cargo del Ministerio de Salud Pública.

En nuestros modernos hospitales, el enfermo no sólo recibe atención médica; es además, edificado en el ejemplo de un medio higiénico, limpio, agradable, que después trasladará o procurará trasladar a su propia casa.

Hemos levantado esos hospitales confortables en todas partes del país.  Los viejos, los que aún siguen en uso, ésos han cambiado por lo menos el alma; quiero decir que sus servicios han sido reorganizados y ampliados; su personal reforzado, se les han modernizado los equipos, se han enriquecido sus laboratorios y demás dependencias, en una palabra, han sido puestos ‘a nuevo’ por dentro.»  [1]

Ecos de la “Semana de la Higiene”…

En 1946, el Dip. Dr. Carmelo Barreiro -médico santafesino- presentó un proyecto de ley a fin de lograr la obligatoriedad de la enseñanza y propaganda de la higiene en los medios escolares, industriales, civiles, militares y rurales de todo el país.

Proponía que las autoridades sanitarias organizaran conferencias públicas, cartillas, difusión por radio, cine, teatro, revistas, folletos y publicaciones periódicas,  por cuanto era necesario formar conciencia pública acerca de la medicina y en especial de la higiene, mediante una oportuna educación para la salud.

Destacó el citado legislador que correspondía demostrar «que la riqueza de una nación, se valora también por el potencial económico que representa la vida a través de la salud física y moral de sus pobladores.»

Destacó que esos medios servirían también para «exponer cuáles son los estados morbosos colectivos que actúan contra el bienestar individual: prostitución, alcoholismo, vagancia, mendicidad, niños abandonados, infanticidio, aborto, que constituyen un reproche para la sociedad misma» y para estimular «la adopción de actitudes saludables en el orden físico, psíquico y espiritual».   [2]

El hospital, en la doctrina de salud.

El Dr. Ramón Carrillo advertía que los «hospitales argentinos» tenían que ser casas de salud y no casas de enfermedad, por cuanto es imprescindible «evitar que el sano se enferme, o vigilar al sano para tomarlo al comienzo de cualquier padecimiento cuando éste es fácilmente curable».  Puso el acento en la medicina preventiva.

Señaló la importancia de la cultura porque «cultura y civilización son las coordenadas que determinan fundamentalmente la actitud del hombre ante Dios y ante el Universo».

En esa dirección, resulta evidente que el hombre «necesita, ante todo, la salud.»

Frente al desarrollo de una sociedad materialista, el doctor Carrillo anticipó:

«El hombre actual ha perdido la buena costumbre de la reflexión y la meditación.  Llegará a la luna antes de haber extirpado de sí mismo algunos resabios bárbaros que lo empujan a la guerra y a la destrucción.  A la destrucción de su propia obra. ¡Tremenda y trágica paradoja!

Nuestra misión tiene, afortunadamente, que ver más con la cultura que con la civilización puramente materialista… tiene que ver más con la cultura, porque sólo sobre el fundamento de la solidaridad humana se puede asentar la obra de la medicina social y de la ciencia de la salud pública.»

Planteaba hace cincuenta años el doctor Carrillo:

«…Bien lo establece la declaración inicial de la Organización Mundial de la Salud, cuando afirma: ‘no pueden concebirse pueblos sanos sino cuando han sido resueltos, o por lo menos simultáneamente encarados, los problemas de la economía familiar y los problemas sociales inherentes al hombre mismo.’  

El general Juan Perón en 1951, destacó que «Un hospital mal construido será siempre un hospital mal administrado».

Comentó el doctor Carrillo que durante la inauguración de un hospital, el general le había expresado:

«Me gustan los hospitales sin enfermos, porque eso me evoca el día del triunfo de la medicina: el día que tengamos que cerrar hospitales por falta de enfermos».

El Dr. Ramón Carrillo refiriéndose al «área máxima de influencia efectiva de cada hospital», señaló la relación existente entre tal área y «la arquitectura hospitalaria… Y hasta con la Ciudad-hospital».

Ameno en cualquiera circunstancia, el Dr. Carrillo durante aquella conferencia preguntó si conocían la fórmula del radio de acción de un hospital y para quienes la ignoraban, expresó: «-Bueno, no saben lo que se han perdido».

Aclaró:

«-Pero otras veces no les contesto nada. No sea que me vaya a suceder lo del cura y el botero.

Había una vez un cura que se indignaba cuando encontraba a alguien que no supiera latín.  Cierto día tuvo que cruzar un río.  Subió a un bote, y de acuerdo con su costumbre, le preguntó al botero si sabía hablar en latín.  El botero como es natural, le contestó negativamente.

  • ¿Conque no sabe latín? le arguyó el cura.

Pues se ha perdido usted la mitad de su vida.

No contestó el buen hombre. Siguió remando.  De pronto ya en medio del río, una correntada imprevista volcó el bote. Cayeron cura y botero al agua.  Y en medio del torbellino, alcanzó a preguntarle el botero:

– ¿Sabe usted nadar, padre?

– No -fue la respuesta.

– Pues se ha perdido usted toda la vida -retrucó el botero.

Cuando yo me acuerdo de esto, no insisto en que todos mis colegas sepan lo que es el radio de acción de un hospital», concluyó el sabio Ramón Carrillo.[3]

Ciudad-hospital

El 2 de setiembre de 1949, el ministro de Salud Pública de la Nación Dr. Ramón Carrillo, en la sede de la “Liga por los Derechos del Trabajador” habló sobre la arquitectura hospitalaria.

Dijo que «en Tucumán, Catamarca y Salta, el  Centro Sanitario se edifica sobre una manzana de terreno y es de tres pisos.  En ciudades más pequeñas, sobre media manzana».  (…) Todos los centros «están correlacionados con la Ciudad-hospital, que es el organismo típicamente hospitalario». (…) «La ubicación de la Ciudad-hospital es suburbana, de 5 a 25 kilómetros, construida sobre 50 hectáreas y está integrada por un grupo de monobloques técnicamente independientes, aunque administrativamente centralizados».

En las localidades con escasa población se instalaban dispensarios polivalentes denominados Centro de Salud, conectados con un hospital.  El Dr. Carrillo destacó que «los planos de un hospital no son estáticos sino dinámicos.

Quiere decir que el hospital se desarrolla siempre, y siempre debe admitir aumentos, agregados y adaptaciones»

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini / 2000.

[1] Carrillo, Ramón. Teoría del hospital.  Obras completas, t. 1. Eudeba, Bs. As., 1974, p. 3.  El libro está compuesto por versiones taquigráficas de conferencias del autor entre 1947 y 1948.

[2] Argentina. Congreso Nacional. Cámara de Diputados, 1946, t. IV, p. 118-119.

[3] Ibídem, p. 252-253.

Top