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Elda Hülsberg de Wilde: educadora por el arte de vivir y convivir…

Elda nació el 19 de abril de 1927 en Progreso (departamento Las Colonias). Hija de Margarita Correnti y de Rodolfo Germán Hülsberg.  Casada con Willian Wilde, padres de Diana Elda y Hugo Carlos.

Docente de vocación, desde 1942 hasta su jubilación desarrolló una fecunda siembra en la Escuela Nº 337 “José Manuel Estrada” de Felicia: apoyó a Cooperadoras, Club de Madres, Centro de Ex Alumnos… e integró la Comisión del Centenario de Felicia.

Secretaria durante varios períodos en la Biblioteca Popular de esa localidad.  Preparó alumnos para ingreso en escuelas de la zona y luego con más tiempo libre, comenzó a escribir en el género epistolar desarrollando temas sobre Familia y Educación, destacando el valor de la amistad.

La talentosa Gloria de Bertero -también nacida en Felicia el 19 de mayo de 1926, hija de Carlos Mende Brun fundador y director de la escuela reconocida con el Nº 206 situada en un cruce de caminos y lugar donde vivía su familia-, en su valiosa recopilación Quien es Ella en Santa Fe, escribió:

“…En las cartas de Elda Hulbserg es evidente la espontaneidad que vive la autora.  Los sentimientos corren en ella como vistos en una película mostrándonos dolor, alegría, la vida de los seres queridos, la embriaguez en que la sumergió el  último poeta que leyó, tanto, como esa cicatriz con que la sociedad la marcó ese día.  En estos tiempos en que el ruido apagado de las computadoras nos sobrecoge, recibir una carta manuscrita de esta autora nos hace sentir que renace la música del alma, que cobra vigor.  /  En una de sus cartas para el Día del Amigo, leemos:

“En el rocío de las pequeñas cosas el corazón

encuentra su mañana y toma su frescura”.

“GIBRÁN”

“¡Es la alegría fresca y grata de tu amistad amiga querida!

Sentirás mi cariño y mi amistad que hoy te mando, porque hay cosas que perduran más allá de tiempo y distancia.

Fuimos amigas. Lo somos y lo seguiremos siendo siempre.  Una parte muy especial de mi vida (en distintas edades), la compartimos, amistad por medio.

Cuántas vivencias lindas, juntas!  De chiquitas, jugando con muñecas, a la visita (la hacíamos con sala, cocina, dormitorio, sobre ‘las chatas’ grandes en lo de mis abuelos, a las que subíamos con escaleras y adornábamos con flores de paraíso (cuando asoma la primavera voy al fondo del patio y allí cortando racimos, el perfume me transporta…), y jugando a la maestra (anticipándonos a nuestro destino), caminando, paseando a caballo, charlando en la laguna de tu casa, en la casa de mis abuelos, en el monte, en los caminos, felices, felicísimas disfrutando del campo, todo para nosotras hasta el infinito, gozando así instintiva y naturalmente de la naturaleza que nos rodeaba. La absorbíamos a raudales, sin darnos casi cuenta de lo mucho que teníamos.

Porque fuiste, amiga.  Por ese milagro de amistad, te digo, AMIGA, te digo  hermana.  Y acumulé de vos un montón de recuerdos, con tu confianza y tu afecto (que los siento y me dan fuerza y alegría).

En el Día del Amigo me gratifiqué con esta evocación dulce de tu Amistad.

Un abrazo calentito de cariño y por siempre: amigas!

Elda.

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Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

Primavera de 2006.

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