Caminos del Hombre y de la Humanidad.
1991- 2000 V – Caminos entre sueños y realidades…
1991: “La educación y los libros”.
Gastón Gori: más reconocimientos…
Miembro de número – Junta Provincial de Estudios Históricos.
1992: Cuarto Centenario del Encuentro de Dos Culturas.
“La perseverancia genera hechos”.
Silencio y respeto… por Atahualpa Yupanqui
Gastón Gori en la Facultad de Ciencias…
1993: “El libro y el mundo del futuro”.
Gastón Gori: Primer Premio Regional de Literatura.
Reconocimiento en la Municipalidad de Santa Fe.
1994: XX Exposición Feria Internacional del Libro.
Ecos de la XXI Feria Internacional del Libro…
1995: Gastón Gori, ochenta años de vida…
Profesor Honorario de la Universidad Nacional del Litoral
Invierno de 1996: celebración con «el gigante de las Letras”.
1996: Gastón, en el Sendero de las Personalidades…
“Oficio y compromiso del escritor”.
Gastón evoca a José Carmelo Busaniche…
1997: Gastón amplía el horizonte de las evocaciones…
1997: aproximaciones a su obra…
22 de agosto de 1997: Telealegorías…
1998: “Gastón Gori por Gastón Gori” – Video documental
Borges, escritores y política…
Propuesta “Premio Hispano Luso-Americano de Literatura”.
10-01-1998: “Busaniche escritor”.
“José Carmelo Busaniche” – Ensayo.
1999: intensa labor de Gastón…
Reedición de “El desierto tiene dueño”.
1999: nueva edición de “La Forestal”…
Gastón y “el encanto de los picaflores”…
Otoño 2000: “Un deber de rectitud intelectual”…
2000: “Una vez la poesía”, junto a Quique Birri.
18-08-2000: “Hombre Ilustre de la República Argentina”.
GASTÓN GORI
Caminos del Hombre y de la Humanidad
1991- 2000 V – Caminos entre sueños y realidades…
1991: “La educación y los libros”
Se inauguró la 17ª Exposición Feria Internacional de Buenos Aires – “El Libro- Del Autor al Lector” en un predio ampliado a veinte mil metros cuadrados. Señaló Rosa Majián desde La Nación de Buenos Aires: “A partir de 1991, los discursos de apertura de la Feria pronunciados por el profesor Castiglioni” –Roberto- “ya no se escucharon más”, pero han quedado los logros que supo compartir en el vasto camino de la cultura, del libro y los lectores…
En el acto de apertura, el presidente de la Nación Dr. Carlos Saúl Menem, anunció “la futura promulgación de la Ley del Libro y anticipó que se trabajaría hasta lograr la terminación de las obras edilicias para concretar la instalación de la Biblioteca Nacional en el edificio que hacía décadas se había prometido. Expresó su “preocupación por los bajos índices de afición a la lectura que se advierte entre los jóvenes, según estudios recientes”. En realidad es un problema que estaba planteado desde hacía varios años, sin que se adoptaran medidas concretas para revertir la situación, con el agravante de que se insiste en la reprografía, en proponer el aprendizaje mediante la lectura de páginas fotocopiadas, apenas unas aproximaciones parciales, de modo que es como si a tales libros se los conociera por las tapas o por las solapas… Asistieron también el ministro de Educación y Cultura profesor Antonio Salonia; el subsecretario de Cultura de la Nación el poeta José María Castiñeira de Dios; el intendente municipal. El presidente de la Fundación “El Libro” Jorge Naviero, aludió a la Resolución Nº 191 del Ministerio de Economía que elevaba al 22% la escala máxima de los derechos de importación del papel para libros, razonablemente una medida contraria al incremento editorial estimulado por el presidente Menem en la inauguración de la Exposición Feria anterior. Ese año, hubo también actos con motivo del octogésimo cumpleaños del escritor y artista plástico Ernesto Sábato.
Gastón Gori: más reconocimientos…
El miércoles 17 de julio de 1991, desde las páginas del diario “El Litoral” -con título a dos columnas y fotografía-, se informó que: “Preside Gori una comisión protectora de bibliotecas”. En el Centro Cultural Provincial el Lic. Julio De Zan -subsecretario de Cultura de la provincia- informó que se había creado esa Comisión “por una ley que establece todo un sistema de apoyo y asistencia a las bibliotecas populares y que recibió el apoyo unánime de todas las bancadas de la Legislatura. Lo cual es muy importante ya que significa el reconocimiento por parte de nuestros legisladores hacia la obra de las bibliotecas populares. Este tipo de entidades -definió- significan para la sociedad moderna un modelo de organización intermedia, autónoma que se mantiene y autogestiona con el esfuerzo de sus propios miembros y que no tienen fines privados no de lucro sino que miran al bien de la cultura de un barrio, de una ciudad, de un pueblo”. Aclaró: “hablamos de apoyo y de asistencia pero no de incorporación del sistema de bibliotecas populares al Estado. Todo lo contrario. Entendemos que tienen que seguir siendo entidades autónomas que si van a tener futuro será siguiendo el mismo modelo con que han venido trabajando hasta ahora, es decir de las organizaciones libres de la comunidad.” [1]
Entre los asistentes, la crónica menciona al director general de Museos y Bibliotecas Populares, el rosarino Miguel A. Jubany y con la presencia del concejal José Ángel, fueron presentados los miembros de la Comisión Provincial Protectora de Bibliotecas Populares: Presidente Gastón Gori; secretaria Susana Squeff; vocales Adolfo Di Cesare, Susana Vigna, Clides C. Gajate, por la subsecretaría de Cultura Miguel Jubany y María del Carmen Depetris.
Quienes conocemos la trayectoria de Gastón Gori, observamos ese acto como un reconocimiento más a su generoso y prolongado apoyo a distintas bibliotecas populares, en diferentes localidades de la provincia, porque en cualquier circunstancia ha sido –y sigue siendo- un difusor la obra sarmientina y sabido es que esas bibliotecas se crearon mediante la ley Nº 419 del 23 de septiembre de 1870, cuando el polémico sanjuanino era presidente de los argentinos (1868-1874).
Al observar a Gastón sentado a la derecha de De Zan, un impulso interior provoca el recuerdo de lo expresado por don Luis Gudiño Kramer en 1965 en Rosario, al presentar el estudio sobre los explotadores de La Forestal: Gori “parece templado en el yunque del trabajo y la meditación y solamente a través de su mirada, un tanto triste, advertimos que la vieja sabiduría campesina se asoma, no tanto asombrada como reflexiva y reprobatoria ante los equívocos de una generalizada y desaprensiva manera de juzgar, especialmente nuestros problemas nacionales”. En el mismo rumbo, se percibe el eco de las palabras de Ángel Héctor Azeves en 1982, cuando Gastón recibió el Premio Aníbal Ponce y lo reconoció como “un escritor amigo del pueblo… uno de aquellos hombres optimistas que tienen el mundo en el corazón, y el corazón en el mundo.” Es necesario decir también, que Gastón Gori, prefirió recorrer su provincia natal -aun en los pueblos más silenciosos-, dialogando con educadores-estudiantes, con trabajadores de la cultura, sin preocuparse por otros honores que se suelen manifestar como un merecido reconocimiento, aunque simultáneamente se empieza a gestar otro compromiso…
Miembro de número – Junta Provincial de Estudios Históricos
La obra ensayística La Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe lo incorporó como Miembro de número en octubre de 1991.
“Crónicas para no olvidar”
Desde la primera edición de La Forestal – La tragedia del quebracho colorado, Gastón participó en distintos encuentros en diferentes localidades para difundir algunos aspectos de esa lamentable explotación extranjera en territorio argentino, santafesino.
Con su asesoramiento histórico in situ y con los auspicios de la Biblioteca Popular “Gastón Gori” de San Guillermo -provincia de Santa Fe-, se elaboró el documento audiovisual titulado Crónicas para no olvidar, dirigido por Horacio Ríos y participando también Gastón como narrador.
Ese interesante aporte cultural obtuvo entre otras distinciones: Gran Premio VHS otorgado en el Décimo Concurso Nacional de Cine Independiente en Super 8, en Cipoletti, provincia de Río Negro y Mención del Jurado a la mejor dirección del mismo concurso en octubre de 1992.
Gastón, bajo la bignonia ha expresado con respecto a esa filmación: “El viaje se hizo con muchachos de San Guillermo, que querían saber qué pasó alguna vez en la historia de Santa Fe, que no es tanta historia, ya que hace apenas 25 años que esto concluyó en un aspecto y continuó en otro. Concluyó en el sentido de la explotación del tanino en la provincia, pero continuó con la explotación del quebracho que quedó, con la venta de los bienes de ‘La Forestal’. A esto hay que prolongarlo cinco años más, me refiero a la presencia activa de la empresa. Los que tenían 30 años y hoy tienen cuarenta poseen vivencias bien claras de ese fenómeno extraordinario que fue la explotación.” Con la modestia que lo caracteriza, dijo: “mi libro sirve para orientar, nada más. Las personas que vinieron de San Guillermo para organizar este documental con respecto al estado actual de las cosas, están apoyadas por la Comuna y son entusiastas de la documentación filmada, que está tan de moda en este momento”.
“Hay una señora joven que es profesora de Historia, dos arquitectos y otras personas que tienen interés en ver las cuestiones arquitectónicas de ‘La Forestal’. Ese grupo decidió el viaje. Es muy tentador un viaje por los montes, sabiendo que existen ruinas, que hay poblaciones características. El grupo está muy bien equipado, con cámaras y técnicas muy avanzadas. Me pidieron el guión, es decir que narrara el documental. Con esto queremos promover no solamente el conocimiento de ‘La Forestal’, sino de nuestro pasado, que es una parte de nuestra vida, ya sea trágico, dramático, rico o pobre, ha pasado, y cuando ha dejado tanta huella y tantas cosas concretas como edificios, estancias, etc., creo que eso debe conservarse.” BlaB p. 123-124
Bajo la bignonia…
Silvia Braun de Borgato, presentó el viernes 22 de mayo de 1992, a las 19:30en la Sala Cultural del CERIDE -Güemes 3450-, su aproximación a la trayectoria de Gastón Gori. [2]
“A manera de prólogo”, desde San Isidro, en marzo de 1992, Gregorio A. Echeverría escribió para la edición de Bajo la bignonia – Imagen y obra de Gastón Gori: “… Huyendo de la no siempre perdonable vanidad de los oficiantes de la letra, Silvia Braun ha elegido –entre sus senderos posibles- sentarse bajo la viejísima bignonia del patio de Gastón Gori. Bajo la sombra augural, en medio de esos silencios nunca totales de la siesta santafesina o de los crepúsculos de Acuario, una amistad entre la joven y el hombre, entre la narradora y el narrado, entre la mujer que accede y el didacta que ya comienza a esbozar el saludo de despedida, se va entretejiendo al compás de grillos y cigarras.
Atenta sensibilidad demanda separar los tiempos, descubrir los límites del compás, dado que una vez iniciado el juego de preguntar y el responder, dóciles avecillas semánticas entrelazan los cabos del monólogo, relatan las hilachas del diálogo exento de urgencias, hilvana las ambigüedades del pronombre.
Así se va escorzando una visión del mundo y el hombre, una actitud ante la vida y la libertad, esos tópicos que –usando como una excusa si no la más válida al menos una socialmente aceptable-, permiten (nos permiten) abandonando la tierra tras la savia de las raíces nutricias, ascender hacia la copa de esa bignonia inmensa que, a fuerza de crecer en los laberintos de la propuesta colonial, termina fundiéndose con la cintura alta en las constelaciones estivales.” [3]
“La chica del gato”
Gastón desde las páginas de La comarca y el mundo, el 16 de agosto de 1982, año de su distinción con el premio “Aníbal Ponce”, logró la publicación de La bignonia del misterio ilustrada por el artista santafesino Richard Pautasso.
Es el primer relato que integra el libro titulado La chica del gato, editado diez años después por la Imprenta Lux, estando prevista la distribución por la Editorial Litar S.A. que en ese tiempo difundía los últimos libros de Gastón.
Las primeras páginas del libro incluyen lo expresado en la reunión del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Santa Fe, el 28 de setiembre de 1990 cuando Gastón fue declarado ciudadano ilustre e incluye la nómina de concejales. p. 5-14
En la página siguiente, en el poema Patio de la bignonia dedicado a Charito, Mónica y la poetisa Celia Fontán, integrante del grupo Tupambaé, Gastón Gori expresa:
Aquel patio
salvaguardaba cantos.
Era un patio celeste
iluminado
por la maga floración de la bignonia,
era un patio fraterno
un epicentro
de sueños,
tenía algo de siembra
y de verano.
Aquel patio
era eterno.
Ahora, aunque vivo
es fábula en mi canto.”
Gastón sorprende a sus lectores con relatos en torno a una misteriosa bignonia, que en algunas circunstancias hemos visto quienes compartimos el sosiego en el patio de su casa, situada en la calle cuyo nombre honra al presidente del Congreso de Tucumán: don Francisco Narciso Laprida, el prócer cuya historia conmovió a Jorge Luis Borges tanto como se percibe al leer su “Poema conjetural”.
Sabido es que año tras año los árboles, arbustos y enredaderas van generando brotes y ramas nuevas y lógicamente, así sucede con la bignonia de Charito y de Gastón, de Mónica… de Federico y de Alejo, la bignonia de todos quienes alguna vez la hemos observado y guardamos sus señales en nuestra memoria.
Escribió Gastón: “No respetamos a la bignonia. La hachamos, la acuchillamos, le hicimos chorrear la savia, desperdiciada, caída en la tierra, interrumpido su destino de hojas, gajos, flores, semillas. Le hicimos padecer la tiranía soberbia de la ignorancia del hombre sobre su vida. El delito de ignorar la vida que no se comprende. Es necesario reconocerlo. ¿Porqué entonces enrostrarle algo ahora? ¿Es realmente una venganza tal como nosotros los humanos la entendemos? ¿Qué es sino una manera de destrozarnos a nosotros lo que la bignonia hace misteriosamente, inexplicablemente, terroríficamente? Creció otra vez a su arbitrio atropellándolo todo, sin orden en pleno desconcierto; ha cubierto espacios y crece movida por misteriosa tenebrosidad, en intenso alarde de supervivencia y poderío.” p.18-19 Cuando en el relato se alude a “Yolanda, su mujer”… es como si Gastón hablara en torno a Charito, porque en esas originales historias que lindan con lo tenebroso y fatal, se vinculan armoniosamente los ritmos vitales de nacimiento, desarrollo -o crecimiento-, esplendor, declinación o muerte de vegetales y animales. La bignonia de esos cuentos también está “sostenida por grandes arcos de hierro” -como la del patio de Tupambaé. Hay también coincidencia entre esos textos y algunas anécdotas de Gastón, porque a su “familia sólo le molestaba que en verano esparcía sus infinitas semillas, diminutas, negras, esféricas, y que almorzando o cenando en la mesa de mármol abrigada por la enredadera, sufriésemos la incomodidad de ver que, además del contenido de platos y vasos, unas chiquitas semillas-peligrosas de ser tragadas- cayeran constantemente en ellos”.
Sabido es que también a Charito -como a Yolanda-, “eso no sólo no le agrada, sino que ve en ello una impropia invasión vegetal…” p. 25
Continuó Gastón su relato: “…el grupo ‘Tupambaé’ me oyó contar muchas veces cuánto hice inútilmente para tener un retoño de esa planta sin conseguirlo. Por eso ahora estamos llenos de angustia, y aun de terror, un terror profundo, disimulado, pero que en cualquier momento nos puede hacer estallar de miedo porque esta mañana se reprodujo, pero lo hizo misteriosamente.
Todo tuvo origen anoche, cuando Yolanda se durmió al amparo de esa planta; se durmió leyendo páginas lúgubres. Creo sin embargo que no es debido a esas lecturas que se durmió; aparentemente lo hizo con el común y simple sueño que a veces nos domina. Se durmió en el patio amparada por la bignonia -¿amparada?- y muy luego, con estrellas aún en el cielo pero tenebroso el patio, se despertó. Acudimos con mi hija a sus voces que nos llamaban… La miramos y nos horrorizamos. El fenómeno es tan extraño y alucinante que aún no sabemos qué hacer, ni ella nos pide que hagamos algo. La miramos y vemos que en sus cabellos, en sus orejas, en su cuello hermoso, en sus ojos de cielo están creciendo los imposibles crecimientos de nuevas bignonias…
Yolanda nos ruega con dulzura que nada hagamos por ella y esperamos otra vez horrorizados. No sabemos qué es en verdad lo que está sucediendo, pero los brotes crecen, crecen, crecen, crecen… p. 26-27
En La chica del gato, Gastón aproxima a sucesivas vivencias en torno a una bella joven que pasaba todos los días por la puerta de su casa, usaba una blusa celeste y llevaba a un gato acurrucado entre sus brazos, un “gato trágico, magnético… y sin embargo una dulzura inconmensurable despertaba en la sonrisa de esa mujer juvenil de andar ondulante, sedoso, como temerosa de aplastar hermosuras imaginarias de flores.”p.31.
Después de la descripción de diversas situaciones se advierte que a la chica le resultaba placentero pasear con su gato, pero destaca Gastón que no rechazaba la posibilidad de pasear con un joven. Luego, la imaginación lo aleja de los ruidos callejeros y retorna al lugar preferido para leer, bajo la bignonia. Allí otra vez el misterio ronda entre las ramas y el poeta escritor dice que “las flores de la bignonia son leves, caedizas, pero no rápidas para morir, y cuando mueren caen y cubren de celeste el piso, un celeste dolorido de extinción; un celeste de tumba pequeña; afligidas flores de muerte. Las miramos cubriendo la comba vegetal de la bignonia y adornados gajos que pendían como atrapados mientras bajaban para estar florecidos también en los extremos, en los últimos brotes, en los que se alargarían luego, trémulos, para llevarlos hasta el suelo o elevarlos hasta la armonía tupida de ese conjunto lubriciente de perfume y generoso de su suavidad en celeste y luz. ¡Eran las flores meditando; eran las celestes blusas celestes de la chica del gato! Y Yolanda se angustió y me tomó una mano, que le di para sentir la suya, para unirnos ambos y dominar el sobresalto por haber recordado lo mismo, y algo felino extendió su silencio temeroso en nuestras almas. Fue entonces cuando sentimos un furioso agitarse de las flores, unos estremecimientos ruidosos de las hojas y vimos caer trozos de pétalos mutilados, flores enteras mientras el asombro nos tuvo allí, inmovilizados entre flores celestes que en lluvia desordenada caían y vimos lo que hizo temblar mi voz, casi de espanto, pues arriba, entre el torbellino de flores sacudidas, un gato, el gato de la chica, corría y arañaba y daba zarpazos en las blusas celestes, digo en las flores celestes de la bignonia martirizada. Fue un instante, un veloz instante. El gato de pronto nos clavó desde arriba una mirada feroz y desapareció corriendo en la espesura de las flores intactas y hermosas todavía.” p.33-34
Sólo faltaba que Yolanda aportara algunos datos porque el día anterior, había conversado con la chica del gato que ya era una mujer, y le había contado su “tragedia, los dolores que ensombrecieron su vida”. Supo entonces que ese gato murió hace años y la mujer había expresado: “¡Era infernal! Destrozó mi blusa celeste.” p.35
Dalmacio entendió que “otra vez la tragedia estuvo rondando a la bignonia, se había metido subrepticiamente entre sus ramas, deslizando en sus gajos finos y agazapada oculta en las hojas, ahora que sus flores ya no están, han caído y son sólo recuerdo transitorio. En lo tupido de sus crecimientos intrincados, allí se introdujo la muerte, sin destinatario quizá o tal vez mal intencionada. Una muerte oculta, alevosa, perversa, peor que la que transporta en su veneno una yarará: instantánea, contundente, odiosa. Una muerte tensa para atrapar de un solo sacudimiento, de un solo brutal fogonazo, y nada menos que metida en la bignonia, ahora que padece el signo de hechos asombrosos.” p. 37-38
Hasta entonces, “demasiados hechos se han producido en ella como para suponer que es totalmente inocente, insondables sugestiones nos inclinan a creer que, a su manera, no lo es. Por algo atrajo hacia lo sombrío de su interior profusamente ramificado y foliado, un agente de la muerte; mejor dicho: atrajo a la muerte y la disimuló en un medio idóneo para producirla, y para mayor certeza de su eficacia lo tapó con hojas, lo enredó con zarcillos y lo retuvo allí quizá cuántos años -no menos de tres- lo metió la bignonia en sus días de maldad, allí donde era imposible que alguien lo descubriera, lo eludiera y se salvara, y que si no moría debía ser por influencia de otras fuerzas desconocidas por ella; y lo dejó allí mientras crecía; mientras pequeñas ramas se secaban y otras la recubrían de verdores nuevos y así semana a semana, meses tras meses, años tras años, dejó que la muerte estuviese pacientemente alerta, siempre terrible en su absoluto silencio allí, en copa y vastos crecimientos”.
Luego, Gastón escribió: “Debía llegar el día fatal -¿para Dalmacio?-, para el hombre que le infiriera el agravio de una nueva poda general. Le pagaría con la muerte su afán de belleza…”
Un día, ellos creyeron que “era necesario podar: suprimir lo feo, lo que había cumplido su tiempo de verdor y estaba en el tiempo de las cosas muertas, inútiles y, para más desmerecer, en su tiempo de fealdad. Colocó Dalmacio una escalera junto a los tallos secos. Comenzó a podar con una tijera de excelente acero fabricada en el siglo pasado, en Francia; utilizada en jardinería, o en plantaciones en época de otoño.” Mientras tanto él recordaba cuando “la curiyú huyó del encierro. Desechó esas imágenes de terror y se entregó a su tarea atentamente; mas pronto volvió a sus imaginerías. Pero no todo debía ser tan trágico -pensó- alguna vez esta sombra bella, fresca, acogió palabras de amor, muchas, tantas como las flores que cayeron año tras año, tantas como es posible decirlas cuando la vida de un hombre y una mujer es un milagro irrepetible, un fundamento para la certidumbre de la eternidad de la vida, hasta donde es posible que pueda concebirse la eternidad; pero pronto volvió a deambular con su pensamiento. No todo debía ser trágico, alguna vez esta sombra de la bignonia acogió palabras de ternura.
Pensaba don Dalmacio: lejos, muy lejos aún está el tiempo de morir. Está transcurriendo el tiempo de comprender, el tiempo de amar, o el tiempo de la piedad por esa pobre criatura que es el hombre. Caían gajos secos; el suelo se iba cubriendo de ellos. Las cosas caen, interminablemente caen las cosas en el mundo. Nada sube, todo cae hacia el cielo…” p. 40-41
Dalmacio estaba convencido de que “la vida del hombre es una constante lucha contra la naturaleza de la que sólo protegemos aquello que nos resulta útil, necesario para nuestra supervivencia. Y nada más; el resto lo destruimos inexorablemente, plantas, animales, minerales, líquidos y gases. Todo cae destrozado por nuestras manos, nuestro ingenio, nuestra avaricia y talento. Y seguiremos destruyendo a la naturaleza. La naturaleza somos también nosotros y el conjunto total de los seres y las cosas carece de un fin último. No lo tiene el hombre, ¿cómo pues exigirle que proteja a los seres del trágico desvalimiento con que subsisten en este planeta? Eso meditaba Dalmacio…” p.44
Minutos después, mientras Dalmacio creía que “la pasividad ingénita de la planta no oponía obstáculo al filo de la herramienta”. Esperaba que cayera “todo lo excedente de su exuberancia”. La bignonia, “inocente y dulce -pensaba don Dalmacio-, está entregada a la poda traumática” y siendo así, más y más se animaba a “meter aún más el brazo con la tijera. De pronto, instantáneo, brusco, violento, un brutal chasquido eléctrico le sacudió la mano. El golpe lo hizo vacilar sobre la escalera. Había cortado un cable conductor de electricidad que pasaba entre las hojas de la bignonia. Sintió cerca el hálito de la muerte. El peldaño de madera lo había salvado de morir electrocutado…”
Describe Gastón a la bignonia con sus aparentes maleficios y aunque no sea su propósito esencial, estimula al lector a reflexionar acerca de la condición humana, de la absurda maraña de intereses que suelen convertirse en trampas mortales para los desprevenidos, de la poda necesaria que sigue postergándose…
En otro relato, aunque admite que “esta bignonia es proclive a crear dramas y aun tragedias… en el alma de su dueño”, intuye que “no todo es así en ese hermoso mundo de las bignonias; ese hermoso mundo que el hombre casi en su totalidad ignora, aprisionado como está en la inmensa tontería de vivir para la economía de mercado.”
Si quien logró aproximarse a estas páginas no hubiera leído La chica del gato, en esta acotación encontrará más señales porque como cuenta Gastón, hay “plantas que por los caracteres de sus flores se agruparon definitivamente bajo el título genérico de Bignoniáceas”. Provocará asombro leer que “veintidós géneros de bignoniáceas corresponden a unas seiscientas cincuenta especies originarias de las regiones tropicales y subtropicales de ambos hemisferios compuestas por árboles, arbustos, lianas o planas herbáceas, provistas a menudo de zarcillos” y que “conservó el nombre de ‘bignonia’ como propio de un género, la enredadera originaria de América Subtropical estudiada por Tournefort” -el botánico José Pitón de Tournefort- “y así es conocida en el mundo de los hombres y de las plantas, aplicándoseles luego la palabra ‘bignonia’ a todos los ejemplares de todos los géneros y de todas las especies. Fue la gloria inesperada de Juan Pablo Bignon… de la Congregación del Oratorio, abad de San Quintín y bibliotecario del Rey Luis XIV… sin enterarse de ese honor hecho a su nombre, falleció en París en 1749”.
Otro dato aportado por Gastón: “Por obediencia filial, sin vocación José Pitón de Tournefort había iniciado la carrera eclesiástica, pero la abandonó al fallecer su padre, cuyos deseos había respetado y amparado por el abad de San Quintín y por sus consejos, ingresó en la Escuela de Medicina, donde comenzó a interesarse por el estudio de las hierbas… p.105-106; 99
Una lectura de Osvaldo Valli…
En junio de 1993, -Mes de las Letras– y cercana la celebración del día del escritor, el profesor Osvaldo Raúl Valli logró la publicación de algunas conclusiones acerca de “La permanente vigencia de un creador”. [4]
Intentó otra aproximación al cosmos del arte de Gastón Gori, a sus meditaciones sobre la condición humana que lo han movilizado en defensa de los derechos humanos.
En consecuencia, Osvaldo Valli expresó: “En ese cosmos se ubica La chica del gato, un conjunto de cuentos (en el sentido más laxo posible del término); en los que Gori trabaja con mayor intensidad dimensiones de relato de alguna manera desconocidas o no del todo frecuentadas en el resto de su producción”, refiriéndose”tanto a la inserción en otras aristas de realidad como al tratamiento del símbolo como centro estructurante del mundo narrado.”
El libro en la actualidad…
“Hoy día, merced a los descubrimientos tecnológicos, la impresión se lleva a cabo por medio de procedimientos muy refinados, a la vez rapidísimos y exactos, que utilizan el rayo láser, de una capacidad que se antoja prácticamente ilimitada. Las investigaciones en teleinformática y cibernética han abierto nuevos horizontes para la milenaria capacidad del hombre de leer y escribir.
Hay incluso quienes se atreven a imaginar que en un futuro ya no habrá libros ni enciclopedias, sino que la transmisión del conocimiento se hará solo por medios electrónicos, que el papel será totalmente reemplazado, al igual que lo fue el papiro, por los microchips. Mientras llega ese momento, si es que en realidad llega algún día, el libro seguirá siendo el instrumento de comunicación humana por excelencia”. [5]
1992: Cuarto Centenario del Encuentro de Dos Culturas
En abril se inauguró la 18ª Exposición Feria Internacional de Buenos Aires, con el lema “El libro y los medios de comunicación” y se promovió el programa El diario va a la escuela, como posibilidad de incorporación de un eficaz recurso informativo para incrementar otras fuentes disponibles para los procesos de aprendizaje.
El ministro de Educación y Cultura Profesor Antonio Salonia expresó:
“Seguiremos escribiendo, editando, leyendo, distribuyendo libros, ampliando e inaugurando bibliotecas, restaurando colecciones”…
Se había cumplido una de las promesas del presidente Menem y que por las dificultades existentes hasta determinó la renuncia del anterior director de la Biblioteca Nacional, el poeta Castiñeira de Dios, quien como si fuera por un milagro, se desempeñaba como subsecretario de Cultura al momento de la terminación del edificio, de la instalación e inauguración…
“La perseverancia genera hechos”
Releo en una de las tantas páginas voladoras que suelo dejar que descansen sobre los escritorios de educadores profesionales, en la redacción de algún diario, en la mesa donde se apoyan los guiones para las transmisiones radiofónicas:
“El 10 de abril de 1992, los argentinos celebraron la inauguración de la ‘Biblioteca Nacional’ – Argentina.”
“La realización de esta obra, abarcó más de tres décadas. La falta de recursos fue una constante en el momento de hallar justificativos para sucesivas postergaciones. La inauguración de la Biblioteca Nacional, como expresó el presidente de la Nación, constituye “un testimonio de fe en la cultura, y justo es decirlo: la demostración de lo que puede lograr una comunidad organizada solidariamente.
“El acto se realizó en la nueva sede: Avda. del Libertador y Agüero. Bendijo el edificio: Cardenal Antonio Quarracino. Presidente de la Nación: Dr. Carlos Saúl Menem. Ministro de Cultura y Educación de la Nación: Prof. Antonio F. Salonia; Secretario de Cultura de la Nación: José María Castiñeira de Dios; Director de la Biblioteca Nacional: Enrique Pavón Pereyra. Presentes en la ceremonia de inauguración: Autoridades nombradas precedentemente, Embajador de España en la Argentina: Rafael Pastor Ridruejo; Director de la UNESCO D. Federico Mayor Zaragoza; Ministros del Poder Ejecutivo Nacional: de Defensa Erman González; de Interior, José Luis González; de Trabajo: Rodolfo Díaz; Nuncio Apostólico Ubaldo Calabresi; Presidente de la Cámara de Senadores Dr. Eduardo Menem; de la Cámara de Diputados D. Alberto Pierri; Presidente de la Suprema Corte de Justicia Dr. Ricardo Levene; Premio Nobel (Medicina) Prof. Dr. César Milstein.”
“En actitud responsable, dijo el poeta José María Castiñeira de Dios, entre otros conceptos y después de destacar la presencia de representantes de más de veintidós países hermanos: ‘Misión cumplida, Señor Presidente’…”
Es oportuno expresar que “Castiñeira de Dios precedió a Pavón Pereyra en la Dirección de esa Biblioteca y que su renuncia indeclinable había sido consecuencia de sucesivos análisis, acerca de la necesidad de disponer de los fondos necesarios para avanzar en la conclusión del edificio y el compromiso de mejorar los servicios a la comunidad.”
Habló después el Director de la UNESCO, “por su significado en un país democrático, y su trascendencia en una nación que en el Preámbulo de la Constitución Nacional expresa: ‘… para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”…, es oportuno recordar el reconocimiento expresado por D. Federico Mayor Zaragoza por la diversidad del pensamiento humano que atesora la Biblioteca Nacional, donde ‘coexisten San Juan de la Cruz y Engels, sin desarmonía”.
Estadísticas contundentes…
Completé ese brevísimo informe con “Datos de las Estadísticas de la Cámara Argentina del Libro:
Año | Alumnos Prim.y Sec. | Libros consultados | Porcentaje |
1975 | 5.183.320 | 9.300.000 | 1,8 |
1980 | 5.810.865 | 15.800.000 | 2,7 |
1985 | 7.082.599 | 7.200.000 | 1,0 |
1990 | 8.605.308 | 2.700.000 | 0,3 |
1991 | 8.941.797 | 4.800.000 | 0,5 |
Apunté algunas causales: 1) Absurda desvalorización del libro como herramienta insustituible en los procesos de aprendizaje. 2) Desde 1982, vigencia de la Res. MEC Nac. 95/82, limitando la exigencia de libros de textos escolares. Derogada por el Ministro de Educación Prof. Antonio Salonia, mediante la Resolución 427/90. El desafío reside en aceptar las nuevas tecnologías de comunicación y promover una toma de conciencia acerca de la vigencia del libro, como herramienta eficaz para el aprendizaje.
Debe ser posible el ejercicio del derecho a la lectura…
Silencio y respeto… por Atahualpa Yupanqui
Gastón Gori nombraba a don Atahualpa Yupanqui y celebraba su canto… Ellos también sabían distinguir las voces de los ecos.
El 23 de mayo de 1992, silencioso como solía estar, partió Don Ata. [6]
Ha quedado su extraordinario legado y sus testimonios en páginas voladoras guardadas en diversas hemerotecas. Entre ellas, una impresa con la reiteración del diálogo con el periodista Orlando Barone. No importa qué día. Sí es sugestivo saber que fue “como si la ceremonia de Atahualpa Yupanqui estuviera prefijada así, entre el silencio y la penumbra de la tarde que cae, sin que él se apure a encender la luz hasta que la oscuridad ocupa completa y silenciosamente toda la sala”.
Se le recuerda aquel poema del italiano Salvatore Quasimodo y pide escucharlo otra vez: Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra, / traspasado por un rayo de sol / y enseguida anochece. Sin agregar ningún comentario, suelta este verso en quichua: Punchay punchaipi, tuta iarcaj. Y lo traduce pausadamente: En la mitad de la tarde / se le hizo la noche.
Don Ata recuerda algo sobre un muerto en un pueblito de México:
‘Mientras todos se lamentaban con lugares más o menos comunes, Pablo Neruda acercándose a la rueda dice: la muerte es caerse del alma. Todos entonces nos aferramos a sus palabras’. Todavía en el último apretón de manos”…
Conmovió al decir: “Hay algo que sé que nunca voy a alcanzar: el sonido de los astros. Nadie hasta ahora ha podido decir cómo es esa música sideral”. [7]
No depende de las palabras el valor de la evocación ni el intento de aludir a la insoslayable perennidad del fecundo legado de Atahualpa Yupanqui, el hombre que deseaba morir donde había nacido, en la provincia de Buenos Aires; el poeta que cinco años antes había expresado:
“Desearía que al lado de la tumba de cada poeta… se plantara un árbol, para que el espíritu del difunto estuviera cerquita de algún pájaro que inevitablemente se pose en su copa y que de la mano del ave salga por las mañanas a volar”.
Sigue siendo un misterio, lo que sucede en el instante del prodigioso paso hacia la inmortalidad…
Gastón Gori en la Facultad de Ciencias…
El jueves 5 de noviembre de 1992 -día del cumpleaños de mi hermano único e irrepetible-, desde el diario “El Litoral” santafesino informaron acerca de un “Encuentro con Gastón Gori” y mi amado amante después de leer las noticias de ese día, como tantas veces cuando advertía que el cansancio podría obligarme a suspender algunas lecturas, dijo:
“-Nena, hay una nota sobre Gastón.” [8]
Sabía él que en nuestro arcón hay recuerdos y recortes de distintas revistas, de diarios argentinos y españoles; cartas de escritores amigos, esquelas y poemas regalados… No fue por casualidad que Gastón al devolverme unos papeles haya necesitado escribir esta esquela:
“Muchas gracias por ‘El Litoral’. Te lo devuelvo, como te había dicho, porque sé que haces un trabajo de hormiguita y archivas recortes de lo que te puede interesar. / Por otra parte, así tengo crédito. Si en el futuro me quedo sin algún número por ver, por cualquier contingencia, ya sé a quién recurrir. / De nuevo, agradecido. Saludos cordiales a los tuyos. Te abraza G/G”
Son testimonios que confirman mi recortemanía… que quienes leen algunos de mis escritos ya habrán detectado hace tiempo. Podrán pensar que hago como las urracas, pero quienes me conocen saben que si cabe alguna comparación con un pájaro, sería con la tacuarita, por lo pequeña, por lo doméstica, que no es lo mismo que domesticada.
Al tener a la vista esa crónica, puedo escribir que en la primavera de 1992, “en la Facultad de Formación Docente en Ciencias de la UNL tuvo lugar un encuentro de docentes y estudiantes de la carrera de Letras con el escritor Gastón Gori.
La iniciativa fue promovida en el marco del “proyecto de investigación ‘Discurso, representatividad y apropiaciones en la construcción del supuesto literatura regional’, que se propone la elaboración de propuestas alternativas respecto de lo ya establecido sobre la construcción de dichos referentes y su proyección a otros supuestos de las acciones didácticas de enseñanza aprendizaje de las literaturas.
Los aportes de Gastón Gori por su doble condición de creador y ensayista resultaron significativos tanto para la búsqueda de información calificada del proyecto como para el interés general.
Con la firmeza de convicciones de su aquilatada trayectoria, y sin evadir los aspectos polémicos del tema, Gori reflexionó sobre la implícita desvalorización de la producción llamada ‘regional’ con respecto a la ‘nacional’ iniciada por las grandes editoriales y el ‘consentimiento interno’ para que así sea, como también sobre los roles de la localización y la caracterización en las literaturas ‘nacionales’: argentina, francesa, alemana, etc.
Señaló las dificultades de la aplicación de criterios clasificatorios geográficos para aproximarse al hecho literario y citando abundantes ejemplos enfatizó el estatus de lo literario como diferenciado de cualquier otro tipo de expresión personal. Ésta tanto espontánea como orientada en talleres, si no prioriza la ‘actividad de lectura’ podrá comunicar ‘pero no siempre constituirse en literatura’.
El escritor expuso ante alumnos de 1º a 4º años de Letras y profesores de Latín, Práctica de la Comunicación, Metodología del Texto Literario, literaturas Española, Sajonas, Americana y Argentina. Estuvo acompañado por las responsables del proyecto: Prof. María Cristina Rivero y Ana Copes, directora y participante del mismo respectivamente, y por integrantes del equipo de la cátedra de Literatura Argentina, Celina Vallejos, graduada de Fadefoc y auxiliar ad honorem, y los estudiantes Gerardo Macedo, Alejandra Ramírez, Juan Vergara y Mariel Cabral, colaboradores del mismo.”
En 1995, nuestro generoso Gastón fue distinguido como Profesor Honorario de esa Facultad. Sobre ese planteo acerca de la literatura regional, Gastón ha dado respuestas similares en distintas oportunidades y expresó tales conclusiones en una conferencia desarrollada en la Sala contigua a la Biblioteca Municipal, cerca del Sendero de las Personalidades donde también fue distinguido años después…
1993: “El libro y el mundo del futuro”
En abril se renovó el tradicional encuentro entre libros, lectores y autores; también artistas vinculados a las artes visuales, al teatro…
La “19ª Exposición Feria Internacional del Libro” de Buenos Aires, exhibió un millón de libros, se logró la ampliación del espacio dedicado a las obras de escritores residentes en distintas provincias y el presidente de la Nación Dr. Carlos Saúl Menem en el acto de apertura se refirió al Plan Social Educativo impulsado a partir de ese año, con la intervención del ministro de Educación y Cultura Ing. Jorge Rodríguez y el secretario de Cultura de la Nación.
Dijo el Presidente Menem:
“Queremos trazar una política orientada a apoyar, estimular y promover la cultura, el libro, la producción editorial argentina, con hechos concretos y resultados palpables”.
Funcionó por primera vez el Salón Internacional del Libro Anual y Rotativo –SILAR- reuniendo en interesantes coloquios a editores, distribuidores, diagramadores, diseñadores gráficos y escritores de distintas nacionalidades.
Gastón Gori: Primer Premio Regional de Literatura
La Secretaría de Cultura de la Nación lo distinguió con el “Primer Premio Regional de Literatura” teniendo en cuenta su vasta producción literaria y esencialmente, sus aportes al conocimiento de la realidad en su provincia natal y en la región litoral.
Reconocimiento en la Municipalidad de Santa Fe
El 3 de diciembre de 1993, mediante el Decreto Nº 00306/93, la Municipalidad de Santa Fe le otorgó Diploma de Honor “en reconocimiento a su aquilatada trayectoria en el campo de las letras y el inestimable aporte a la cultura de la ciudad”.
1994: XX Exposición Feria Internacional del Libro
El viernes 25 de marzo de 1994, en Buenos Aires se inauguró otra Exposición Feria Internacional “El libro – Del Autor al Lector”, patrocinada por la Fundación “El libro”. Una crónica de Rosa Majián en la página de Cultura -en el diario La Nación- destaca que esa continuidad es el resultado de los “forjadores y organizadores de este gran encuentro anual, representados por los miembros de la Fundación El Libro, que agrupa a siete organizaciones importantes y a todos aquellos que desde el consejo de administración o como autoridades ejecutivas, en distintas áreas, han hecho posible que este patrimonio cultural argentino -estático y dinámico a la vez-, se agigante y se enriquezca con las mejores expresiones culturales año tras año, desde 1975, en forma ininterrumpida, como el mejor sustento para el espíritu y el intelecto en el contexto de una sociedad tan diferente en educación y cultura a la que predominó a principios del siglo XX.”
La epopeya…
Marcos Aguinis, narrador y ensayista expresó que la Feria del Libro: “…inicia las actividades culturales de la temporada recordando que la palabra escrita enhebra espacios y generaciones, que dignifica al hombre e ilumina mejor el espíritu de cada sociedad que la ‘viveza’, la codicia y la cosmética”. Señaló que: “el hecho curioso de que siga prosperando la Feria del Libro y que por sus góndolas se deslicen multitudes ávidas de textos, es una prueba de que un fragmento considerable de nuestro pueblo aún quiere pensar. Ni la intoxicación de noticias prescindibles ni la atrofia cerebral producida por imágenes repetidas ni la agonía de valores impulsada por los modelos dominantes han conseguido aún imponer su victoria. El enmarañado tejido de tendencias que caracteriza a cualquier sociedad no es un obstáculo para recordar que la nuestra ha crecido sobre la barbarie y la civilización, el autoritarismo y la democracia, el fanatismo y el pensamiento ilustrado. Que entre las epopeyas no sólo se registran combates, sino la instalación de imprentas, la creación de universidades, el descubrimiento de autores, la historia de una calle cuyas librerías no cerraban nunca. La epopeya, en fin, de un millón de personas que repudia el facilismo, la ignorancia, la irresponsabilidad acudiendo a beber en las páginas infinitas de su Feria anual.” [9]
Elogios…
La poetisa y narradora Elizabeth Azcona Cranwell, destacó que “la feria ofrece además, espectáculos musicales y visuales, mesas redondas, charlas, debates. El acontecimiento tiene rostro joven. Es lindo ver en todos esos pasillos gente que va y viene, se para ante los stands, pregunta, busca. Y más lindo aún es comprobar que algunos, que habitualmente no compran libros, tal vez tentados por la vida y el color, salgan con alguno bajo el brazo, y a veces, más de uno”. El ensayista y crítico Pedro Luis Barcia, dijo que “Es cierto lo del refrán; cada uno habla de la feria según le va en ella. Pero ha habido cierta reciprocidad: la Feria –la única que escribimos con mayúscula los argentinos- nos ha hablado a todos acerca de cómo nos iba yendo, al tiempo que nos mostraba cómo iban los otros. Ha participado de la naturaleza del espejo interior y de la ventana al mundo. Se ha alzado la Feria contra viento y marea, a lo largo de un par de conturbadas décadas… La Feria instaura un ámbito mágico que concierta la exhibición y la manifestación que posibilita el diálogo, el hallazgo, la motivación. Transponemos su puerta con el mismo ingenuo y secreto deslumbramiento esperanzado con que entraríamos en la Cueva de las Maravillas.” El narrador Isidoro Blaisten manifiesta: “Que un público tan masivo fluya alrededor de los libros es siempre útil y positivo en un mundo dominado por la imagen. La palabra escrita sigue siendo, sin embargo, el vehículo primordial de las ideas. En un futuro más o menos cercano, se irán desarrollando nuevas formas de transmitirla. Pero el libro está vivo y se defiende”.
Quejas…
El poeta y narrador Juan José Hernández, alude a “la molestia de ir a comprarlos en esos cobertizos inhóspitos donde los altavoces repiten hasta el cansancio la lista de escritores presentes y ‘firmantes’, tranquilizan a los padres de algún niño extraviado o anuncian el horario de las mesas redondas en los pabellones externos ubicados junto a las vías (y el ruido) del ferrocarril”. Su opinión es que “la Feria del Libro debería trasladarse a Palermo; de ese modo perdería su aspecto de supermercado y el público no tendría que pagar entrada. Como la Feria de Madrid, que se realiza al aire libre, en los jardines de El Retiro”.
Sugerencias…
El ensayista Gregorio Weinberg opinó que “arraigada la Feria… quizá podría dedicar a partir de ahora, un lugar permanente para exposiciones que permitan recorrer la historia del libro argentino a través de sus manifestaciones más significativas: enseñar a reconocer épocas, estilos, memorar ediciones ejemplares, honrar precursores. Y simultáneamente organizar allí charlas o mesas redondas sobre cuestiones vinculadas con los aspectos intelectuales, artísticos, industriales, comerciales y legales de su producción y difusión…”
El derecho a la lectura
El poeta Nicolás Cócaro, cree que “más allá de las innovaciones que se sucedan en la técnica -la edición clásica o electrónica-, el libro continuará siendo un instrumento mágico de cultura. Sugiere: “Que le den un libro señero al lector y revolucionará el mundo. Siempre dentro de esa revolución pacífica encontrará ecos y respuestas para sus interrogantes. Aunque esté silencioso en la biblioteca, aunque el poseedor después de leerlo recuerde una sola idea, un párrafo, estará despertando mundos constructivos y acercando sugestiones nuevas. Logrará convertirnos en hombres y mujeres solidarios, más profundos, más humildes en las apreciaciones, menos soberbios, más dignos… El libro envuelve al lector curioso con un aro de esplendor. Lo hace pensar, meditar, le impone la seducción de las páginas clásicas o actuales. Le permite realizar el milagro de cruzar la puerta estrecha desde la barbarie hacia la cultura”.
Desde otro plano, el poeta y ensayista Guillermo Whitelow, expresó: “Ignoro si todos los que concurren a la Feria experimentan esa rara sensación de estar en presencia de un todo huidizo, que nos desborda y que, paradójicamente nos atrapa con unas cuantas páginas reunidas en un volumen: una diminuta ventana, quizá, para vernos a nosotros mismos y a los otros, eslabón de una cadena infinita.
Gastón Gori continuaba con su prédica.
Seguía revisando textos, entrevistaba a editores, asistía a encuentros en escuelas y bibliotecas.
¡Maestro!… y educador por el arte de vivir y convivir, sabido es que su prédica perdura desde su obra en distintas latitudes.
Ecos de la XXI Feria Internacional del Libro…
Durante el otoño se habían expandido desde Buenos Aires los ecos de la XXI Exposición Feria Internacional “El Libro del Autor al Lector”.
El 18 de abril de 1995 por distintos medios informaron que había fallecido el doctor Arturo Frondizi, ex presidente de la Nación Argentina tras la denominada revolución libertadora que había derrocado al general Perón en septiembre de 1955.
(No sólo la rosa blanca anunciaba su inevitable deshojamiento…
Aún resulta casi imposible señalar una causa determinada, como la generadora de la ausencia de datos en mi archivo personal acerca de las Ferias del Libro de Buenos Aires a partir de 1995.
El lector interesado podrá consultar en alguna hemeroteca ya que los diarios porteños, han cumplido puntualmente con su misión de informar sobre tales hechos culturales que constituyen un valioso aporte a la educación permanente. Con más paciencia, también se encontrarán tardíos comentarios en diarios y periódicos de distintas localidades o en algunas revistas literarias. Las críticas negativas no han logrado aniquilar el vigor de esa convocatoria anual, semejante a la que concretan en distintos países.)
1995: Gastón Gori, ochenta años de vida…
Distintas instituciones santafesinas organizaron un homenaje público a Gastón Gori al celebrarse el 17 de noviembre, el octogésimo aniversario de su nacimiento. Integraron la Comisión de Homenaje: la Asociación Argentina de Escritores (filial Santa Fe); la Asociación Santafesina de Escritores; Municipalidad de Santa Fe; Asociación Cultural Israelita I. L Peretz; Asociación del Magisterio de Santa Fe –AMSAFE-; Agrupación Coral del “Centro Ciudad de Rafaela”; Cine Club Santa Fe y adhirieron numerosas instituciones y destacadas personalidades de la provincia.
“¿Qué se aprende viviendo?”
El 17 de noviembre, llegaban hasta la casa de Gastón en la calle Laprida y cerca del Puente Colgante, quienes sentían alegría por su nuevo cumpleaños y necesitaban compartir más emociones.
Gastón decía: “Estoy contento; no he malgastado el tiempo que he pasado escribiendo”…
Una semana después, Enrique M. Butti con el título ¿Qué se aprende viviendo?, logró la publicación del diálogo que había comenzado así:
“-Venimos a saludarte por tus 80 años y la pregunta se impone: ¿qué se aprende viviendo? ¿Qué aprende un escritor con el paso de los años?”
Aquí, la reiteración de lo expresado por Gastón durante aquella entrevista.
“Yo creo que es fundamental vivir muchas cosas, y esto significa sobre todo: vivir con mucha gente, frecuentar mucha gente, ver cómo viven los demás, compartir la vida con los demás, con la que gente que trabaja, con la que se divierte, con la que ama con la que sufre, con los niños, con los que tienen diferentes oficios y costumbres…
Si hay algo que agradezco siempre es haber nacido en Esperanza, porque eso significó desde chico ser amigo de carpinteros, ver cómo trabajaban y enamorarme de la carpintería -yo mismo tuve un banco de carpintero. En mi familia hubo cinco herreros, mi padre era herrero, y yo pasé muchas horas en las herrerías. He visto forjar, he visto cambiar las técnicas de los herreros -el cambio de la forja por machucado del hierro al rojo vivo, al carburo, por ejemplo-, y todo eso fue para mí muy enriquecedor.
He conocido colonos, a muchos, y los he oído hablar. Descendientes de colonizadores, gente sencilla con características especiales, a menudo conmovedoras. Es claro que no quiero extender la bondad hacia toda la gente; ¿cómo ocultar que entre la multitud de personas que he conocido han abundado también las personas con características no aceptables…?
-Para un escritor también ellos son imprescindibles, ¿no?
-Sí, claro. Porque el hombre no es sólo inclinación al perfeccionamiento. Los años para mí han significado descubrir, notar, comprobar que la vida es trabajo. He visto trabajar mucho en mi vida…
-Para vos también, ¿no?…
-Eso. Siempre he trabajado, también en trabajos manuales. Muchas cosas de esta casa las he hecho yo; esa puerta, por ejemplo. Y me gustaba el trabajo manual, el trabajo físico. Yo he sentido el placer inmenso de trabajar, por eso cuando hablo con los chicos y los jóvenes les repito que hay tres principios fundamentales en la vida: el primero es trabajar; el segundo, trabajar, y el tercero, trabajar. El trabajo es el gran instructor del hombre; vincula a los demás, porque aunque se trabaje para sí mismo, en realidad se lo está haciendo para los demás. Si escribimos, escribimos para los demás. Si construimos un mueble, estamos construyendo para los demás. Podemos buscar en todos los oficios y haríamos la misma constatación. Siempre se trabaja para sí mismo y para los demás. Es un gran placer en la vida complementar las necesidades personales con las satisfacciones de la solidaridad común.
-…esos tres principios no son las propuestas que se imponen como modelos…
-Hay una falta de estímulo a la solidaridad y al trabajo. El corrupto y el especulador son los exitosos. Nosotros hemos conocido una época en que el trabajador había conquistado muchas ventajas en la sociedad, y sin embargo, desde el gobierno se incitó una campaña para ‘producir’. Se decía: lo que se conseguía estaba bien, pero ‘hay que producir’.
Si me interesé en algunas cuestiones relacionadas con la inmigración en nuestro país es porque asombra conocer cuánto, cuánto trabajó esa gente. Su hacer el país de la nada. No había nada; esto era un desierto, decía Alejo Peyret, poblado por excepción. En extensas llanuras vírgenes llegaba la familia y empezaba a cavar el pozo, y después venía la época de arar y sembrar, y después venía la época de dejar el rancho y construir la casa, y se empezaban a necesitar otros oficios, el carpintero y el albañil, y así se radicaban y se formaban los pueblos.
¿Puede imaginarse lo que significaba un sembrador que tenía una sola reja, que abría 25 centímetros de tierra y que tenía que recorrer toda una concesión de más de 20 cuadras y volver para abrir otros 25 centímetros, y así hasta arar todo el campo? Es extraordinario lo que se ha hecho en este país, y ningún homenaje será suficiente para honrar a esa gente.
Los argentinos son el fruto del trabajo. Y nosotros tenemos la obligación de seguir haciendo nuestra república hasta que alcancemos el precepto constitucional que dictamina: “Conquistar el bienestar general”. Tenemos todos los recursos para eso.
-En el oficio de escritor, ¿qué es lo que se aprende con el tiempo y qué es lo que permanece desde el principio, qué es lo que hay que mantener incontaminado?
-Lo que queda igual es lo que a mí me gusta seguir llamando inspiración, ese momento originario y misterioso que se prolonga durante todo el trabajo.
Respecto de lo que puede aprenderse y mejorarse, quisiera decir que creo equivocado cuando los escritores jóvenes hablan de “la palabra”. Yo creo que es un error. Hay que hablar, en cambio, de idioma. La palabra es la expresión, la concreción fonética o gráfica de una idea, pero el verdadero material del escritor es el idioma. Y eso es lo que puede aprenderse con el tiempo: aprender a utilizar con precisión, con riqueza, y sobre todo con claridad, el caudal del idioma que hemos acumulado, compartido, estudiado.
Sigo creyendo que es hermoso pasarse la vida escribiendo. Lo vengo haciendo desde los 17 años, y creo que no fue un tiempo malgastado. Mi madre me decía: “Gastón, si vos querés ser algo, primero tenés que ser rico”. Esta hija de italianos tenía claras las cosas. Sin embargo, yo supe que era suficiente tener con qué vivir, aunque sea con lo justo. No la indigencia, que es terrible y desfavorable, desde luego.
-Tu obra pareciera tener dos vertientes, una, la que inspira tus ensayos… y otra, la que te lleva a la poesía…
-Los poemas, sobre todo, son fruto de un estado de maduración en soledad; me refiero a esa soledad que enriquece, no a la que pesa y angustia. A menudo no nos damos cuenta, mientras vivimos, de que algo será el origen de un poema. Y sin embargo, llega el justo, preciso instante en el que quien escribe comienza con unos versos que han crecido en el interior, quizás en el subconsciente.
Yo sé de inmediato si lo que está naciendo será un poema, un cuento o un ensayo. Quizás por mi formación literaria, que fue a través de la lectura de ensayos, quizás porque me lo enseñó el primer libro que escribí, que entonces no supe que sería un ensayo. Fue el libro sobre Anatole France, de quien me habían impactado sentencias como: “Lentamente, pero siempre se cumplen los sueños de los sabios”. O: “No vituperar. El hombre merece ser tratado con ironía o con piedad”. Después del éxito de este libro (yo creía que el éxito se debía a mi nombre, cuando era claro que se debía al nombre de Anatole France), publiqué un libro que ni quiero recordar. Y todo eso supuso un aprendizaje.
Mi verdadero camino literario lo encontré en una pensión muy modesta, cuando empecé a recordar mi infancia y escribí: “Y además era pecoso…” ese libro decidió mi destino literario.
-Fue la conquista de la inocencia.
-La conquista de la inocencia, efectivamente. La conquista de sí mismo. El descubrimiento de que dentro mío tenía tantas cosas para decir.
Sé que hay dos libros (que me animo a definir fundamentales para la República Argentina) que ya no voy a escribir: uno, la historia de la sal en nuestro país, de la cual recogí mucho material que entregué finalmente a Julio Mafud para que tratase de aprovecharlo. De allí viene la palabra salario; porque antiguamente se pagaban los salarios en especie, y la más preciada era la sal. Para escribir ese libro hay que trabajar mucho, hay que investigar en Buenos Aires, en suma, hay que ser rico, y si fuera rico, desde luego que no lo escribiría. El otro es sobre la Patagonia, sobre la irrigación y forestación que haría de esas tierras un paraíso. Nuestro error fue no seguir forestando desde el sur de Buenos Aires, y así ir ganándole tierra al desierto, un desierto que en realidad está compuesto de tierras potencialmente fértiles.
Pero como contraparte está un libro que yo tenía programado escribir y que se está queriendo abrir camino. Yo siempre quise terminar escribiendo un libro de poesía, pero resulta que ahora quiere escribirse una novela, y me parece que me voy a tener que poner a trabajar nomás.
(Es oportuno tener en cuenta que Gastón en 1995 publicó Poemas de nacer y vivir (edición Litar, Santa Fe), en 1998 José Carmelo Busaniche (ensayo, Municipalidad de Santa Fe); en 1999, La agonía del quebracho (ensayo, Rosario, Homo Sapiens; El señor de los Picaflores (Fundación Bica y Universidad Nacional del Litoral en diciembre de 2001) y al año siguiente, relatos en El día de los pájaros… con auspicio del doctor Carlos Iparraguirre.)
Ecos de “vidas sin rumbo”…
Ha pasado mucho agua bajo el puente… bajo el Puente Colgante que está a poco más de cien metros de distancia del hogar de Gastón. Mucha más ha pasado bajo los puentes de las empresas editoriales y de las distribuidoras. A veces lentas, serenas; otras veces veloces, furiosas.
Mientras tanto, el hombre que es contemplador, no se impacienta aunque cualquier sonido o eco lo conmueva. La memoria propone una mirada hacia el pasado:
“…los azares de la fortuna, pusieron frente a mi vida ardiente, torturada, a una mujer maravillosa que me hizo sentir con Michelet, que una verdadera luz brilla allí donde amamos… Fue un deslumbramiento, una introducción a la vida real, con la amargura de afrontar un destino inexorable. Traspuesta la pasión, quedó enhiesta mi alma, ennoblecida, austera y rebosando gratitud sin ingenuidad. Fui alternativamente feliz con plenitud u oscuramente desventurado. A la hidra de prejuicios y ruindades, le arrebaté la pureza de mi corazón. Ya puedo mirar con serenidad la tierra donde vivo y donde luchan los hombres, sin restarles mis esfuerzos uniéndoles mis esperanzas. Confío en la bondad del futuro y creo que veré algún día cómo mis hermanos trabajarán y encontrarán su dicha en el esfuerzo común, limpio de vilezas. Se darán leyes donde estarán contemplados también todos los derechos de vivir sin sacrificar estérilmente la propia felicidad. Un renunciamiento razonado de nuestra dicha, hacendar virtudes. Con algo hay que llenar los vacíos que quedan… Agradezcamos pues que nuestro corazón sea capaz de infinitas perfecciones.” [10]
Así, Gastón cuando tenía veintisiete años, logró intuir algunas emociones de Hamílcar Lagos, un empleado del Banco de la Nación que soñaba con ser presidente de un club y le estaba prohibido por algo referido a los juegos de azar…
Murió Hamílcar y después, el narrador expresa que “es indispensable que las personas decorosas mueran decorosamente”. Comienza un diálogo con su propio hijo, quien expresó sucesivas conclusiones acerca de las moscas y “el soplo de corrupción”… Afirma que “Linneo ha dicho que tres moscas consumen un cadáver tan pronto como pudiera hacerlo un león.”
Para calmar la posible tensión del lector, Gastón orientó su incesante imaginación hacia otra dirección y logró que el cuento termine con una agradable propuesta:
-Amigo mío, la mañana es muy hermosa, corre afuera una brisa llena de delicadezas y si tuviese tu edad, me echaría a correr por el campo hasta alcanzarle el extremo, porque me figuro que arrastra nardos”… [11]
No puedo precisar si es sólo un sueño, pero a lo lejos me parece estar viendo, un bello paisaje e intuyo la fragancia que corona al jardín, donde todavía se rinden los nardos…
“Poemas de nacer y de vivir”
Comienza el libro con una “Advertencia” de Gastón: “Este libro se publica favorecido por ediciones Lux, pero también se debe al esfuerzo personal del autor. Y eso tiene un sentido. Cerca de 200.000 ejemplares de mis libros fueron adquiridos por lectores, y quiero retribuir casi al final de mi vida, esa adhesión a una obra que nunca especuló con nada, franca y libremente hecha; que se dio pura a la Argentina y quienes la recogieron me inclinan ahora hacia un obsequio, quizá el más íntimo posible: un conjunto seleccionado de poemas inéditos.
Además esta Edición tiene un sentido social pues significa, no aceptar el predominio asfixiante de la sociedad mercantilista, de consumo material, como una reafirmación de otros valores que sí, dignifican al hombre.
Por otra parte, se trata de poemas, la más bella expresión en el arte de escribir y entonces es como regalar a la gente lo necesario para que se cumpla su derecho a la belleza. Un fin primordial del hombre es realizar una vida bella. La belleza de las creaciones poéticas no tiene precio. Gastón Gori.”
El primer poema, es precisamente una “Dedicatoria… Al Poema”:
No quiero indagar tus raíces,
Poema;
ni el origen oscuro de tu fuego,
ni lo que tienes de raíz
encendida;
ni la instancia hermosa
de estremecida
angustia por la muerte
o por la vida.
No quiero hincar el pensamiento
en la médula preciosa
del origen y misteriosa
dolorosa de dolor
o de amor.
Me basta saber que existes,
Poema;
que duermes largamente
o despiertas de repente;
que iluminas
y resplandeces.
Fuego fatuo o luz perenne
-hondo y hermoso-
poema siempre.
¿Es eso en vos vivir?
¿Es -después de luz o sombra-
entregarse al misterio
-de alguna forma-
del universo?
Poema: lo ignoro.
Sé que a veces estoy triste,
o que lloro,
que amo, que olvido,
que es búsqueda infinita
la vida,
lo que exalta o que enaltece,
lo que vacila, lo que muere.
No concluye en vos, poema,
el misterio del hombre:
¡lo alumbras con tu belleza! [12]
En el poema “ Persecución al poeta”, Gastón expresa: p.18
Es inútil querer matar las rosas
y habrá una, en alguna parte,
silenciosa,
inextinguible;
es tonto perseguirla con metralleta,
no se matan para siempre las rosas.
Por donde riegan los versos
nacen los rosales esplendorosos;
por donde cantan los poemas
vive la eternidad de la hermosura.
¡Mirad qué tonto ese hombre:
con la ametralladora va corriendo
a la sombra del poeta!
¿A quién quiere matar?
Donde canta la boca del pueblo vive la rosa.
La libre rosa inextinguible
de la libertad.
¡Mirad qué ridículo y corre
con su tanqueta para la muerte!
¡Qué pobre hombre de furia
va sujetando galones dorados!
¡Qué inútil de bala
contra la sombra inmortal del poeta!
Poesía rosa inextinguible
de la libertad:
¡No te podrá matar!”
Profesor Honorario de la Universidad Nacional del Litoral
Desde el diario “El Litoral” de Santa Fe, el lunes 20 de noviembre de 1995, un título en la primera columna de la página 5, anunciaba: Gastón Gori, / profesor / honorario / de la UNL y una foto abarcaba tres columnas (sentados, Estelia Soto Jourdán, Alicia Pereistein -Amsafé La Capital-, Nelvis Canale -Solidaridad con Cuba-; el secretario de Extensión Universitaria Hugo Marcucci; parados Daniel Silber –Asociación Israelita I. L. Peretz- y Jorge Terpin en representación de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad.
(Había concluido el trámite del Expediente Nº 369.906 y estaba firmada la Resolución Nº 247/1995, como consta en una página.)
En un breve comentario se informaba desde la secretaría mencionada:
“La Universidad Nacional del Litoral declarará profesor honorario de la Facultad de Formación Docente en Ciencias al escritor Santafesino Gastón Gori”.
Luego, aludía a los actos previstos para el 21, 23 y 24 de ese mes.
“El 21 a las 17:30 en la escuela Arzeno se hará una muestra de trabajos a cargo de la comunidad educativa y actuará la Banda de Policía de la provincia; el 23 a las 19:30 se entregará el Premio Gastón Gori del concurso Sade en el Centro Cultural Municipal y el 24 a las 19, se desarrollará el acto central en el Foro Cultural Universitario.
En esa circunstancia, Gastón Gori -en su documento de identidad Pedro Raúl Marangoni; abogado egresado de la entonces Facultad de Derecho y Ciencias Sociales dependiente esa universidad-; fue distinguido como “Profesor Honorario” en las carreras de Profesorado y Licenciatura en Letras, que se cursan en la Facultad de Formación Docente en Ciencias.
Es un merecido reconocimiento a su fecunda trayectoria; a sus continuos aportes a la educación permanente por el arte de vivir y convivir.
Invierno de 1996: celebración con «el gigante de las Letras”.
La pantalla del televisor parecía una ventana abierta en mitad de la mañana, generosa en la proyección del lejano paisaje. Árbol, rancho, laguna y cielo representaban los símbolos admirables de la vida en la llanura, que Fernando Carranza sintió suya y logró perpetuarla en ese sugestivo cuadro. [13]
Hubo silencio tras el eco de las voces que agobiaban con la reiteración de entrecortados mensajes, referidos a la crueldad de los pigmeos de la década del 70.
Inesperadamente se proyectó la imagen de Gastón Gori, el gigante de las letras. Al ser reconocida su voz, sus amigos se emocionaron. Ella estuvo atenta a sus palabras, a su mirada y al movimiento de sus manos porque completan el mensaje.
Por primera vez lo vio acariciando el puño de su bastón, la rígida cabeza de pato que el artesano fundió en noble metal y que se aproxima a la síntesis de los trofeos que ha merecido en sus irrebatibles batallas…
La paciente lectora tenía sobre la mesa de luz el libro de tapas duras en cuya cubierta se superponen ocres y se destaca el título: “Hombres y hechos de Santa Fe”.
En una breve pausa recorrió las letras verdes que identificaban al autor e incorporó junto a la portada, la carta abierta de Gastón dedicada a su amigo José Carmelo Busaniche. [14]
Con el libro en la mano, pudo confirmar una vez más que todo es armonía en el Universo; salvo cuando los hombres pierden su dignidad, actúan y subsisten sólo como bestias. En una veloz sucesión de impresiones, rememoró varias anécdotas del poeta que al ser incorporado en la Academia Argentina de Letras, escribió: “Nunca quise ser el grande / el poderoso / no quise mandar hombres… / Nunca pensé en coronas ciñendo mi frente»…
Gastón en uno de sus cuentos, revivió algunas experiencias durante la pausa obligada en Calchaquí, cuando las lluvias anegaban los caminos de tierra.
En ese tiempo -para la mayoría de los argentinos-, percibir que se había dicho Pase señor fantasma… era mucho más que una invitación al asombro porque “…en esos años mucha gente tenía miedo, no sé de qué, miedo de hablar, miedo de disentir, miedo de todo, miedo al miedo, hasta nosotros nos sentíamos sobresaltados, temerosos como si algo nos amenazara. Eso influyó para que en el seno de la familia el señor fantasma perdiera su carácter amable de visitante invisible…” [15]
Al describir la tragedia del chaco santafesino, Gastón reflejó la complicidad de empresarios y políticos en los tiempos en que era imposible cancelar el empréstito contratado por el gobierno provincial con la empresa Cristóbal Murrieta y Cía. de Londres, conforme la autorización por ley de 1872. El Dr. Lucas González era apoderado de esa compañía y al mismo tiempo representante del gobierno de Santa Fe para acordar en Londres las condiciones finales del negocio -negociado- de la entrega del forestado latifundio santafesino en pago de los servicios financieros adeudados.
(Pulsan en la memoria otras señales y rememoro la presencia de don Edmundo Blanco Boeri en nuestro hogar, tiempo después de suceder a Quique Birri en el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral, porque era oriundo de la localidad entrerriana nombrada Lucas González, lugar donde el perseverante periodista casi anarquista, decidió el momento de su Último Vuelo aniquilado por la potencia de las ausencias, por los desaparecidos…)
Ha explicado Gastón Gori que el doctor Lucas González, hábil negociador, elaboró el proyecto de ley pertinente, lo envío a las Cámaras para su aprobación y sin obstáculos, avanzó en la redacción del contrato complementario de venta que no incluyó la obligación de inmigración y colonización porque en los quebrachales encontrarían abundante mano de obra con bajísimo costo.
Destacó Gastón que el constitucionalista Juan Bautista Alberdi, conocía todos esos antecedentes y también debía firmar la escritura de venta, aunque por casualidad no lo hizo debido a que estaba enfermo en Burdeos. Fue reemplazado por el inglés Federico Woodgate. [16]
Gastón sigue lamentando la despreciable tala de quebrachos: los miles de árboles derribados en “La forestal” por los hacheros, cuya resistencia se agotaba en la diaria fatiga hasta caer vencidos ellos también, forzados por la devoradora ambición de la Compañía y sometidos por las exigencias de la supervivencia en un medio totalmente hostil.
(Logré terminar estos párrafos durante una pausa, el viernes 21 de junio de 1996, a las 16…)
Gastón Gori, mediante serenas declaraciones y sin mentir; con sus coherentes acciones expresa los esenciales valores humanos: ama la paz y defiende la justicia.
Gastón, es sabio y prudente; con el tono grave de su voz trasmite apenas una parte de su estupor ante las arbitrariedades y la sumisión.
Las bibliotecas y cinematecas, los modernos repositorios de información cultural y aún la “red de redes informáticas” no alcanzarán para contener todas las expresiones del talento humano que debieran estar conservadas para ejemplo de sucesivas las generaciones…
1996: Gastón, en el Sendero de las Personalidades…
El 31 de agosto de 1996, en la capital santafesina nos situamos en el Sendero de las Personalidades, en la Cortada Falucho. La Municipalidad de Santa Fe -intendencia del Ing. Jorge Obeid-, con la presencia de la subsecretaria de Cultura María Celia Costa y del Dr. Jorge Taverna Irigoyen, presidente de la ASDE (Asociación Santafesina de Escritores fundada en octubre de 1955). En ese acto, destacaron las trayectorias de los escritores Gastón Gori y Luis Di Filippo, incorporados en ese sendero mediante placas recordatorias con sus nombres.
Una vez más estuvo su amada Charito junto a Gastón, apoyándose él, en la plateada cabeza de pato de su bastón, que es una noble alegoría, por sus inolvidables andanzas de cazador y por sus bellas canas.
A la derecha de Gastón, otro amigo: Jorge Terpin, un tesonero promotor de la cultura…
En la crónica publicada en el diario “El Litoral”, destacaron que “respecto de Gori, Taverna Irigoyen recordó: ‘Esperancino, poeta, ensayista, investigador de la historia, hombre de una ponderabilidad descriptiva sin menguas. Es un ejemplo para las generaciones jóvenes por su largo batallar en la literatura en todas las expresiones comprometidas con el presente y el futuro del hombre. Su obra va de la narrativa a la poesía, de la investigación histórica a buceos de ciertas empresas que configuraron el rostro nacional a partir de los siglos XVIII, XIX y XX. Hace unos años fue destacado por la Academia de Letras de la Argentina. Fundó grupos literarios e impulsó revistas. En todo puso corazón, empeño, capacidad y amor para que la palabra -como vehículo del pensamiento- sirva de ejemplo a todas las generaciones.”
En la sede del Centro Cultural Municipal, “las personalidades presentes en el acto -familiares de los agasajados y personas relacionadas con las letras- compartieron posteriormente una reunión de camaradería”.
A pocos metros, una escultura del noble José Sedlacek: Un alma sin hogar, niño desprotegido durmiendo a la intemperie y abrazado a su perro. Sobre la peatonal, seguían ambulando más niños: repartían estampitas o pedían ayuda. También algunos adolescentes con sus húmedos trapos esperan la pausa que impone el semáforo, con la esperanza de que unas monedas compensen la improvisada limpieza del parabrisas.
Han cambiado los escenarios pero sigue siendo semejante el drama: en el litoral, no circula el ferrocarril que había dejado de ser inglés en 1949, pero es posible volver la mirada al tiempo del Tire Dié de Fernando Birri, si disponemos de los medios necesarios para ver televisión. Lo escrito por Carlos Aldao en su libro de viajes indica que en 1904 vivieron dramas similares en otras latitudes. Navegaba don Carlos sobre el estrecho de Malaca, observó hacia el oeste la isla de Sumatra y más al norte el conjunto de las Andamán. Continuaba aquel viaje por el océano Índico y aproximados a la isla de Ceylán, entraron “al puerto de Colombo provisto con un magnífico murallón de abrigo. Rodeaban al vapor una nube de pilluelos cingaleses que reían y cantaban el ta-ra-ra-boum-di-he! Y se zambullían para recoger las monedas que se les arrojaban de a bordo.” [17]
Hay similitud entre el litoraleño “dié” y el lejano “di-he” de aquella colonia inglesa. En distintos momentos, idénticas costumbres impuestas en la niñez, por la potencia de la pobreza. [18]
Aproximaciones semejantes se logran recorriendo las calles de esta noble ciudad de los contrastes, Santa Fe de la Vera Cruz que aún a fines de este siglo XX, casi sigue siendo la ciudad de las losas y de los sueños… como la reconoció en su libro el primer director del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, el doctor Horacio Caillet Bois. [19]
El autor de “La agonía de la razón”, el director de la Gaceta Literaria, periodista y escritor Luis Di Filippo, durante aquella entrevista, reflejó su singular estilo en una confluencia de lógica, ironía, sarcasmo… Tenía 94 años de edad y expresó: “De hecho sigo escribiendo, aunque yo prefiero decir rumiando… Se llega a un punto, abrumador si es medido en años, en que cuesta más ordenar los recuerdos que las ideas. Episodios, amigos, amores, dolores, alegrías, libros… Y siempre está la tentación del papel, ese objeto formidable que nunca se ruboriza, como advirtió Cicerón.”
Refiriéndose al homenaje en el Sendero de las Personalidades, manifestó:
“Agradecer es un verbo reconfortante, conjugarlo ayuda a vivir.
Uno respira hondo, repasa las dudas sobre merecimientos y por fin se conmueve.
La emoción no tiene edad; un escultor travieso e impredecible maneja el cincel de los sentimientos en otro calendario.
Entonces, simplemente agradezco…” [20]
“Oficio y compromiso del escritor”
El periodista Rogelio Alaniz en esas circunstancias, entrevistó a Gastón Gori y luego con el título “Una mañana en la casa de Gastón Gori”, comenzó su relato:
“Los libros, las hojas desparramadas en la mesa. Gastón se entusiasma con los recuerdos. Sus palabras recuerdan un tiempo de escritores, asambleas, manifiestos nocturnos, pasión por la palabra. Como en un friso imaginario, el sonido de su voz dibuja las líneas de una ciudad dominada por los tonos de una vida comprometida con la literatura y el destino frágil pero maravilloso de los hombres.”
Sabido es que Gastón Gori, es una de las personas con mayor aptitud para referirse al “oficio y compromiso del escritor”, como acertadamente reconoció el Turco Alaniz en esa breve crónica. Es oportuno reiterar diálogos:
-¿Cómo observa la actividad literaria en la actualidad?
Veo gente que trabaja mucho, pero con mentalidad de taller literario.
¿Puede explicarlo mejor?
Mediocridad. Me llegan cada libros que se me caen de las manos. Con mis años tengo derecho a ser exigente en materia literaria.
¿Qué quiere decir con eso de que se caen de las manos?
Son libros que se olvidan apenas uno pasa del título. Nadie sabe para qué se escriben esos libros. Me llegan unos cuentos breves que no son cuentos, no son chistes, ni son buenos. Pareciera que no saben que el cuento es un género muy difícil. Lea ‘Bola de sebo’ de Maupassant y descubrirá un cuento bueno.
¿Recuerda de sus años mozos algunos buenos cuentistas santafesinos?
Para mí, el gran cuentista santafesino es Mateo Booz. A mi juicio, es mejor cuentista que Horacio Quiroga.
¿Diego Oxley qué juicio le merece?
Tiene muy buenos cuentos. Tal vez habría logrado una mayor trascendencia si no se hubiese empeñado en no leer para no recibir influencias.”
Hablemos de los grupos literarios. ¿Qué opina de ‘Adverbio’?
Nunca me convenció del todo. Lo que más me gusta de esa época son los textos de José Luis Víttori y, muy en particular, sus cuentos. El problema de José Luis es que le faltó la gran editorial en Buenos Aires. Siguiendo con los grupos, en lo personal me interesa mucho el grupo Espadalirio. Fue un movimiento de gran trascendencia. Le menciono a de Carolis, a López Rosas, Birri, Brascó. Por primera vez se vinculó la poesía con la pintura y el recitado.
¿Qué opina de Juan José Saer?
Lo conocí de muchacho. Era una persona de gran empuje, pero su obra trascendió luego. Siempre me impresionó como muy talentoso, muy audaz… y muy creador de situaciones espectaculares y falsas (risa)…
Hábleme de Pedroni.
Un excelente versificador. Lo suyo fue notable y su obra es una de las más importantes de nuestra literatura.
¿Qué recuerdos tiene de Victorino de Carolis?
Le sobraba talento. Fue un gran poeta, el más profundo de todos, el que con más rigor asumió el oficio de poeta.
¿Lo conoció a Alejandro Lamothe?
Fuimos muy amigos. Algunos de sus cuentos son realmente notables y, además, era un tipo formidable. Mi experiencia me dice que hay muchos escritores que escriben muy bien pero que no se han destacado. ¿Quién recuerda por ejemplo, a Agüero, el escritor de San Luis? ¿Quién recuerda a Alfredo Bufano de San Rafael? ¿Quién recuerda a Fernández Moreno?
¿Lo conoció a Hugo Wast?
Personalmente no, pero lo leíamos mucho. ‘La que no perdonó’ es una buena novela. Otra novela fue ‘Flor de durazno’. Fue un verdadero novelista.
¿Y sus posiciones políticas?
Era antisemita y muy católico. En todos sus libros eso se refleja.
¿De los escritores jóvenes a quiénes reconoce?
Este muchacho Horacio Rossi es el que tiene más posibilidades de todas. Horacito es un gran poeta, el más poeta de todos los que he conocido. Es al que más quiero y, por lo tanto, al que más le exijo.
¿A su juicio, qué pasa con los escritores de Santa Fe?
Escriben, trabajan, pero me parece que no hacen de su vida una carrera literaria.
¿Qué es una carrera literaria?
Trabajar y publicar libros. Estar en el mundo de las publicaciones, de las editoriales, de los libreros, es decir, en el mundo de los escritores. Un escritor en serio dedica su vida a su obra. Yo empecé a escribir a los 17 años y desde esa época nunca dejé de escribir y estudiar. Tengo ochenta años y le aseguro que dediqué mi vida a los libros… Ahora me pregunto si hice bien…
¿Qué debe proponerse un escritor como meta?
Cumplir con tres principios: trabajar, trabajar y trabajar. Trabajar quiere decir estudiar, leer a los grandes autores y aspirar a una obra de gran dimensión.”
Gastón evoca a José Carmelo Busaniche…
En las páginas del diario “El Litoral” de Santa Fe, alguna carta abierta remitida por Gastón Gori, suele ser un interesante llamado de atención a los lectores.
El jueves 2 de mayo de 1996, nos recordaba:
“El próximo día 4 de mayo se cumplirá una fecha de algo muy sensible a la vida cultural santafesina; ese día, muchos recordaremos al historiador y escritor de ‘Hombres y hechos de Santa Fe’, José Carmelo Busaniche, cumpliría un nuevo aniversario pues nació el 4 de mayo de 1910, mes y año también del centenario de nuestra patria. Quizá la Junta Provincial de Estudios Históricos lo recuerde en alguna de sus reuniones, pero me anticipo a ello por un imperativo de amistad que me unió no sólo en lo personal, sino en su libro póstumo, la cuarta serie de ‘Hombres y hechos de Santa Fe’. El mismo título tienen las otras tres series de sus crónicas históricas que le valieron ser comparado con Ricardo Palma, de Perú, de lo que él se sentía muy halagado.
Fue un notable trabajador con la documentación del archivo de la provincia, al que asistía asiduamente, y tomaba los apuntes que utilizaría sin demora, publicando sus ‘Hombres y hechos’ en este diario, con lo que llegaba ampliamente al público como paso previo a la edición del libro. Yo lo he visto sentado frente a gruesos tomos de documentos y a veces sonreír y hasta reír por las sugerencias contenidas en viejos papeles, como cuando dio un título lleno de travesura a su crónica sobre el negocio de mulas en Córdoba; o conmoverse con la ‘panadera enamorada’, aquella que se compadeció de un prisionero viéndolo todos los días a través de una ventana. En varias ciudades de nuestro país, sabiendo que soy de esta provincia, me hicieron el elogio de sus libros, coincidentes todos con su estilo para escribir historia de hechos tradicionales investigados con rigor y redactados con dotes de escritor. En la cátedra de Derecho Público Provincial esclareció con la brillantez de su palabra las luchas de Santa Fe por el régimen federal y su derecho a ser independiente de la jurisdicción de Buenos Aires. Pero el objeto de esta carta no es reseñar su obra sino destacar la permanencia de la misma en la formación cultural de nuestras nuevas generaciones que recurren a páginas atrayentes de nuestras crónicas históricas. José Carmelo Busaniche falleció el 6 de setiembre de 1978.”
En el diario “El Litoral” publicaron junto a esa carta, una fotografía del joven José Carmelo y es la misma utilizada en la etapa del libro editado dos años después por la Municipalidad de Santa Fe.
1997: Gastón amplía el horizonte de las evocaciones…
Encontré a Gastón en la peatonal San Martín. Me alegró que estuviera trabajando en otro de sus proyectos, en la elaboración del ensayo titulado José Carmelo Busaniche. Generoso volvió a pensar en nosotros mientras revisaba sus apuntes. Sabe que somos ex-alumnos de la Escuela Superior Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva”… [21]
En este invierno del ’97, Gastón está aproximándose a los ochenta y dos años.
Es un ejemplo de lealtad y de tenacidad; trabaja con entusiasmo en el esbozo de su futuro libro, que ha de ser una aproximación a la trayectoria de José Carmelo Busaniche, su entrañable amigo, el destacado profesor en distintos establecimientos.
Recordamos con mi amado amante algunas vivencias compartidas en aquella prestigiosa escuela, busqué Hombres y hechos de Santa Fe en el anaquel de escritores santafesinos y comencé a escribir:
“En cualquier momento, es grato compartir la alegría del lector después de adquirir el libro deseado y de dejar algunas señales en sus páginas como indicio de un vínculo perdurable. Así sucedió el 16 de noviembre de 1948, cuando mi amado amante, ex alumno de Carmelo Busaniche incluyó ese volumen en su biblioteca. [22]
La generosidad de Gastón me estimuló para la entrega de una simple memoria. Nos conocemos lo suficiente como para comprendernos…
1997: aproximaciones a su obra…
María Rosa Lojo, incorporó algunas referencias acerca de la vasta obra de Gastón Gori, esperancino, santafesino ilustre, en la publicación titulada “Cuentistas Argentinos de Fin de Siglo”:
“Gastón Gori: novelista, cuentista y ensayista, Gastón Gori ha mirado especialmente en muchos libros, hacia la vida rural del litoral argentino, desde una estética que combina el marco realista, la crítica social y la visión poética. Quizá su gran personaje será el Moro Aracaiquín -título también del libro que se le dedica-, fruto del mestizaje violento en el que se combinan rasgos míticos con otros entrañablemente humanos. ‘La chica del gato’ es un relato de intensa carga lírica, donde contrastan sobre todo dos formas simbólicas: la belleza celeste, primaveral, de la jovencita, que impregna con su entorno, y su gato mismo, peligro, ambiguo, casi demoníaco, que destroza después de muerto, como una aparición, las flores celestes de la bignonia.” [23]
22 de agosto de 1997: Telealegorías…
Así como hay telenovelas, es posible describir armoniosas telealegorías…
Una vez más las pantallas de los televisores proponían compartir una mesa servida y algún brindis. Apenas terminé con las rutinas del mediodía, oprimí el botón que ilumina las originales ventanas del siglo veinte y apareció Peisapping…
Reconocí a la derecha del conductor Mario Peisojovich –el Peiso que trabajó durante varios años en Buenos Aires-, al rector de la Universidad Nacional del Litoral Arquitecto Hugo Storero; siguiendo en esa dirección, estaba la Decana de la Facultad de Formación Docente Profesora Graciela Bruno de Colliura; el gigante de las Letras, Gastón Gori -Profesor Honoris Causa de esa Facultad– y completando el circunstancial círculo, el rosarino Licenciado Raúl Bertone, subsecretario de Cultura desde el 1º de julio de 1997, tras el cese del talentoso Enrique Llopis, reconocido por Gastón… [24]
Durante las pausas, en los recuerdos se ordenaban sucesivas señales acumulados en las últimas décadas y se elaboraban las pertinentes claves porque si se compara la administración pública con un enorme jardín, así como se necesita tierra fértil para la siembra, es imprescindible disponer de luz para que haya crecimiento y necesariamente el capataz de los jardineros, ha de estar alerta para evitar que la cizaña aniquile la potencia de los nuevos brotes…
Sabido es que en el momento de un reemplazo, la ambición por el ascenso puede generar cierta confusión y serán visibles algunos cambios en el vergel porque en ese equilibrio inestable, habrá jardineros que abusen en las podas, otros que apresurados remuevan la tierra y dejen raíces al descubierto; otros que por omisión dejen invadir ese fértil espacio por distintas alimañas que minuto a minuto irán destruyendo el admirable edén…
Entre los santafesinos, entre los argentinos, suele suceder que algunos rostros sean conocidos y aunque tales personas hablen de propósitos semejantes en los hechos demuestran que mientras unos siguen irradiando, otros van almacenando. [25]
Eran las 13:30 y una vez más, en una mesa redonda hablaron sobre “La Forestal”. Gastón Gori recordó la primera grabación de imágenes del paisaje en el norte santafesino, cuando la mirada de la hija de Cuqui Álvarez exploraba el espacio mientras él comentaba, aquella historia de la Historia de los argentinos que fue la tragedia del quebracho colorado.
Gastón reveló espontáneamente, su incertidumbre en aquellos momentos porque no se imaginaba el resultado final de esas impresiones. Recordó que en la segunda oportunidad trabajó Horacio Ríos y que la grabación resultó “algo maravilloso”.
En cualquiera circunstancia, emerge la vocación del maestro Gastón Gori y en su extraordinaria trayectoria se revelan diversas experiencias y diferentes responsabilidades…
(No ha sido por casualidad que Agustín Sarla, secretario general de la CGT de Santa Fe, representante del sindicato de artes gráficas, durante uno de los actos previstos en el Plan Cultural 1987 del Ministerio de Educación y Cultura de la provincia, le haya entregado a Gastón un diploma en reconocimiento por su labor como maestro y director de escuela primaria de adulto.)
En 1997, la televisión por cable sigue haciendo su agosto y el ilustre Gastón, con su benévola presencia jerarquiza esta repentina cátedra accesible a millones de personas. Explicó el itinerario recorrido cuando compartía actividades cerca del doctor Agustín Zapata Gollán porque era personal del Departamento de Estudios Etnográficos.
No comentó en ese momento, las horas que debió mecanografiar hasta terminar con todos los textos que le entregaba ese amigo y tampoco que no fue por casualidad que Zapata Gollán ilustrara la primera edición de Vagos y mal entretenidos.
Destacó el maestro Gori, que inicialmente se exploraron los terrenos en Cayastá y recordó que el ingeniero Nícoli “trabajó mucho con sus aparatos” para ubicar un mojón, sin resultado positivo. Gastón con una sonrisa reconoció: “…Lo encontró un criollo… y hasta es lindo”… aunque sabido es que a don Agustín no le agradaba que él reiterara esa anécdota.
En aquel tiempo, Gastón estaba en Cayastá una vez más cerca de la gente trabajadora, cuando observaron que sobresalía un alambre tejido. Un criollo empezó a excavar y aunque insistieron para que se acercara Zapata Gollán, el doctor no estaba dispuesto a demorar sus investigaciones. Con satisfacción recuerda Gastón que sacaron un tronco de quebracho que tenía tallada la letra “C”… y en consecuencia celebraron el hallazgo del mojón que confirmaba la correcta situación. Gastón Gori comentó que se encontraron algunos cimientos, probablemente de una capilla porque por las dimensiones no se correspondían con la construcción de una iglesia.
Después de una pausa, en aquella mesa redonda de 1997, transmitieron diversas opiniones acerca de la Feria del Libro que en realidad es la feria de las palabras… Después, Gastón confirmó su habitual consulta de diccionarios. Destacó que aunque en su juventud, probablemente por la influencia de Anatole France haya sentido cierto rechazo hacia las Academias, ese criterio se ha modificado y como miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras ha comprobado la importancia de esa institución, que estudia los regionalismos y elabora los informes necesarios para su inclusión en el diccionario de la Real Academia Española. Una vez más Gastón recordó a su amigo, el escritor Luis Gudiño Krämer y aclaró que para poder traducir literalmente sus libros, es imprescindible conocer el significado de su vocabulario.
Se impuso otra pausa; luego diversos comentarios y el sonriente conductor Peisojovich leyó algunos mensajes de televidentes -oyentes…-, entre otros el del cooperativista Licenciado Amílcar Renna, editor, Premio “Florián Paucke” de la subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe:
“Gastón Gori es un quebracho que no ha podido ser talado”.
(Las evocaciones me reubican en bosques talados hace varias décadas. Presiento el vaho de los eucaliptos provocando inmediatos estímulos, mientras los diques intentan contener las lágrimas.
En este tiempo, nombrar Quebracho induce a presentir tragedias… mientras el vigoroso árbol taninero sigue siendo reconocido tan noble como el algarrobo…
Se conmueven los espíritus ante la duda y aunque crece la incertidumbre también se multiplica la Esperanza…) [26]
El conductor siguió leyendo otros mensajes: “Te deseamos toda la salud y lo mejor”… había expresado un compañero de cacería de Gastón.
En esa mesa redonda era imposible omitir alguna referencia a las comunicaciones y a Internet, la asombrosa telaraña de comunicaciones que se empezó a tejer en los umbrales del tercer milenio. Gastón opina que es maravilloso lo que está sucediendo y considera que la televisión motiva a los chiquitos para que se interesen por muchas cosas y que un niño de cinco años puede estar interesado por todo lo relacionado con el Espacio y otro puede expresar que quiere ser arqueólogo.
Recordó Gastón que a dos cuadras de su casa están las vías del ferrocarril -que ha sido mutilado en varios tramos- y que un chiquito encontró entre las malezas un hueso, una tibia. Celebró con gritos el hallazgo y quería llevar ese hueso de gliptodonte a un museo, sorprendiéndose el gigante de las Letras porque ese niño a pesar de su edad, aludía a un animal extinguido.
Es evidente que está terminando el encuentro y en consecuencia, las versiones taquigráficas. Percibo la voz del conductor: “Es bueno quizás…” y al comenzar la canción se confirma la despedida. La estridencia de los instrumentos impide escuchar todas las palabras, aunque advierto una parte del mensaje: “Una vez fuiste tú mi sueño… supiste cómo achicar… lo hiciste bien… a mí sólo me queda algo de hiel… Te quise más… también te veneré… pero fui un tonto… me equivoqué… ahora con niñas no trataré…” ¿Sería así?…
En mi memoria una vez más se ha grabado un símbolo que todavía no ha sido incorporado en las computadoras aunque tal vez navegue algún día por la internet: es el bastón de Gastón; distinto al que lucía cuando posó para el fotógrafo Paillet y el mismo que vi por primera vez cuando estuvo en el programa de Santo.
Intento imaginar el rostro del niño que nombró al gliptodonte y misteriosamente me aproximo a otro, a Dalmacio, que además era pecoso… a quien empecé a conocer personalmente cuando era grande y que es prácticamente un clon de un tal Pedro Raúl… quien durante su niñez vagabundeaba con sus amigos y huía del terrorífico hombre del látigo…
Releo: “…el tren, gigantesca escolopendra, se alejaba como si fuera marcando sobre la tierra, las paralelas de las vías”… Vuelvo a reflexionar: cuando leí por primera vez esas descripciones, para interpretar correctamente la metáfora consulté el diccionario y confirmé que para Gastón, el tren era semejante a una “variedad de miriápodos -miriópodos- de hasta veinte centímetros de longitud, cuerpo brillante y numerosas patas dispuestas por parejas. Viven bajo las piedras y pueden producir dolorosas picaduras mediante dos uñas venenosas que poseen en la cabeza”.
Surgen algunas preguntas: ¿Por qué Gastón cuando pasaba el tren lo relacionaba con un animal de la familia del ciempiés? ¿Percibió el maestro en aquel tiempo, que esa creciente vía de comunicación encerraba en sí misma una extraña ponzoña?… ¿Habrá sospechado que medio siglo después, vastos sectores del ferrocarril sucumbirían por frecuentes e insoslayables daños?…
Desde otra perspectiva, todavía nos perturba ver en la televisión a algunos niños descalzos, jugando cerca de los chiqueros a orillas del Salado; a otros, entre las ásperas piedras del paisaje, ocultándose en un improvisado pozo; tantos con rostros oscuros más allá de Tucumán, el renombrado jardín de la República, también en el deslinde de Salta, la tacita de plata o donde con distintos protagonistas y por distintas causas, se revive aún el éxodo jujeño… Se impone inevitable, otra pregunta: ¿Cuántos niños argentinos crecerán hasta lograr la estatura moral de… el gigante de las letras?…
Por algo, el perseverante periodista Luis Gudiño Krämer expresó acerca de Gastón Gori:
“es un hombre en la plenitud de su capacidad creadora.
Es un literato brillante”…
En este instante, como en otro tiempo lo sintió el poeta Rafael Alberto Arrieta, “tenemos el corazón / abierto como una rosa”…
(Antes del deshojamiento final, anhelo que se expanda la fragancia de otra blanca rosa, para expresar la íntima gratitud a Gastón y a Charito… por ser admirables amigos de mi alma. Nidia, 22 de agosto de 1997. Hora 16, fin de la traducción de la versión estenográfica.)
1998: “Gastón Gori por Gastón Gori” – Video documental
El Departamento de Cine y Espacio Audiovisual de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, a través del taller experimental “El video en la Escuela” concretó un interesante documento audiovisual con la participación de Gastón.
Indudablemente como una información para quienes no han seguido la vasta obra de Gastón, en una publicación periódica del citado departamento, consta:
“Elegimos a este gran escritor santafesino, siempre comprometido con la realidad de su pueblo, porque además es docente y vive, actúa como tal… Porque es un ejemplo de vida; es un testimonio claro de la historia misma que él recrea, un ejemplo de generosidad y humildad, porque trasladarlo como modelo al aula, en estos tiempos en que los ‘modelos’ responden a la gran crisis de valores por la que transitamos, representa un desafío. Es nuestra tarea la de rescatar a los hombres ensombrecidos por los egoísmos individualistas… Porque la historia tradicional nos muestra que la ‘muerte descubre a los grandes hombres’ y los homenajes, por más pequeños y humildes que sean deben darse en vida. Consideramos de gran utilidad trabajar en la escuela este tema de interés e importancia, porque la aproximación a uno de los hombres representativos de nuestra cultura, como es Gastón Gori, permitirá a los jóvenes, conocer, descubrir los ‘auténticos’ modelos de una sociedad, además de facilitarles un acercamiento lúdico, reflexivo y relacionado con su propio contexto social.” [27]
Es interesante tener en cuenta que Gastón Gori ha expresado: “Cuando algunos jóvenes con los que hablo me dicen ‘yo tengo un compromiso con la literatura’ yo les digo que eso no es nada. Tener un compromiso con la literatura es una abstracción, el compromiso siempre es con la sociedad en la que nosotros vivimos, con el hombre que está viviendo con nosotros en la sociedad”.
“El que no tiene compromisos con la sociedad en esa forma realmente debe tener un extraordinario talento para crear valores que sean permanentes.” [28]
Borges, escritores y política…
En esa dirección, es oportuno recordar que Gastón advirtió:
“Se dice comúnmente, por ejemplo que Borges no era un hombre comprometido. Por lo que provocaba polémicas y rechazos. Esto no es cierto. Borges tiene dentro de su obra poemas hermosos que exaltan a hombres como Laprida, o sobre temas nacionales. No era un político tal como lo conocemos, pero sí lo era a partir de su acendrado antiperonismo, al que criticaba agriamente. Es un opositor. Así que hasta Borges, que era un hombre de la literatura de ficción, no realista, no deja de tener manifestaciones de carácter político. Debo advertir que la literatura de Borges a mí personalmente no es la que más me atrae, generalmente a mí los libros de Borges se me han caído de la mano, pero no dejo de comprender que era un talento del idioma. No le voy a pedir que sea izquierdista, a nadie le vamos a pedir que tenga compromiso con la izquierda. Algunos tienen compromisos con la derecha, y los cumplen, les resulta más provechoso. Pero bueno, es una forma de decir que se tiene compromiso. Pero cuando el hombre escribe, no piensa en esas cosas, cuando se concibe un libro, cuando se concibe un tema literario el hombre trabaja en este tema y produce lo que su imaginación, su inteligencia y el momento de creación le lleva a hacer. Después el libro es el resultado de esa consecuencia.”
En ese rumbo literario, le comentó al periodista: “…lectura que no terminé o terminé con mucho esfuerzo es la de Borges. ‘Ficciones’ me costó bastante y medio de mala gana. Borges no es uno de los escritores de mi devoción. Y hablo de su obra, no de él. Fíjate que he deducido y sostengo -a través de la lectura de ‘El Aleph’-, que Borges no sabía lo que era el amor. No conocía a la mujer. En absoluto. Su sensibilidad para con la mujer era proporcional a la sensibilidad que ponía para escribir, aunque a mí no me guste… María Kodama dice que Borges era un tipo sensible, pero creo que habla desde su posición de viuda adinerada. A mí me hubiera gustado preguntarle a él, a Borges.”
Propuesta “Premio Hispano Luso-Americano de Literatura”
La Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, propuso a Gastón Gori para el otorgamiento del Premio Hispano Luso-Americano de Literatura “José Hernández” y fundamentó esa decisión en estas consideraciones:
“El escritor Gastón Gori, a los ochenta y tres años de edad ostenta una trayectoria intelectual de sólido prestigio. Tanto en la narrativa como en la investigación histórica, este escritor nacido en la ciudad santafesina de Esperanza y residente en la actualidad en la ciudad de Santa Fe, ha construido una obra perdurable signada no sólo por los valores específicamente artísticos y documentales sino también por una ejemplar línea ética.
Esta Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, tiene el firme convencimiento que la labor creadora de Gori, cumple ampliamente con los objetivos del Premio ‘José Hernández’ ya que la misma ha contribuido significativamente a la identificación y enriquecimiento de la cultura propia de América Latina, su trayectoria como novelista, cuentista, así como investigador e historiador, representan una parte importante del quehacer cultural argentino de este siglo.”
En el párrafo siguiente alude a parte de sus publicaciones, premios y distinciones. La nota concluye así: “La vastedad, calidad, seriedad y trascendencia de la obra de Gastón Gori ponen de manifiesto su capacidad intelectual y su compromiso ético.
Por todo ello se efectúa esta propuesta.”
Se impone otra casi confidencia…
La generosidad de Gastón y Charito hizo posible que en nuestro archivo familiar estén disponibles las diecisiete páginas elaboradas por su hija Mónica, estableciendo algunas referencias acerca de la trayectoria de este ciudadano ilustre, santafesino, argentino, ¡latinoamericano!… como él mismo lo ha revelado en su vasta obra.
10-01-1998: “Busaniche escritor”
Gastón Gori elaboró un nota titulada Busaniche escritor, difundida el segundo sábado de enero de 1998 desde el suplemento semanal “Cultura” del diario “El Litoral” de la capital santafesina.
“El título puede resultar inexacto si se considera toda su obra como realizada por un escritor, tampoco Sarmiento lo sería si se tuvieran presentes todos sus libros o aun, si aisláramos el ‘Facundo’ para calificarlo de escritor, sin embargo, Enrique Anderson Imbert, Carmelo M. Bonet, Eduardo Brizuela Aviar, Manuel Bataillon, Emilio Carilla, Raúl Castagnino, etc., juzgaron a Sarmiento por sus libros en su carácter de escritor o en algún aspecto que lo individualiza como tal. A Busaniche lo sobrepasa su condición de profesor universitario de historia argentina que aportó a ella sus propias investigaciones recogidos en libros sus estudios, pero así como he pensado alguna vez que Sarmiento pudo -digo pudo ser el gran novelista argentino del siglo pasado, por sus cualidades de escritor; de Busaniche -guardando las debidas proporciones- puedo aislar muchos de los que él llamaba con acierto relatos y señalar lo que en ellos se evidencia, más que el historiador, el escritor, puesto que a falta del documento necesario al historiador, recurre a su sagaz intuición para emplear el potencial simple de los verbos y evidenciar caracteres y conductas posibles que no necesitan demostración documental para ser verdaderas; Busaniche parte de un hecho real histórico.
Confiesan algunos narradores que a partir de un hecho real imaginan los elementos anecdóticos sobre los que construyen sus ficciones; y es en este campo de la creación donde Busaniche juega la libertad creadora de su pensamiento y los recursos personales de su emoción estética que son propios del escritor; y otro elemento es el del estilo con que se narra, distinto al necesariamente concreto y despojado de adjetivos que caracteriza a los escritos del historiador al que no se le permite inventar nada por su cuenta y usa documentos como el biólogo su microscopio, valga la forzada comparación. Busaniche tiene en sus relatos basados en hechos del pasado, las mismas características de cierta libertad creadora que es propia de un escritor realista, que suple la documentación por conocimiento del ser humano y su manera posible de obrar en el relato como obraría en la vida real. En Busaniche no falta la emoción estética y es precisamente en los mejores relatos donde la siente el lector transmitida por la armonía, la claridad y firmeza del estilo, que trasunta también su seguro dominio del tema desde que lo inicia.
¿Qué es ‘Vallejo el desventurado’ -de la 4ª serie- sino una hondamente humana recreación de la realidad de un hombre desdichado? ¿Qué hubiese ocurrido en la crítica literaria si Busaniche hubiese publicado ese relato, sin ninguna aclaración histórica, en un suplemento o revista literaria? Nadie lo hubiese atribuido a un historiador y lo mismo sucedería, con poco más esmero que pusiera para que alcanzara a ser ficción… y se alejara totalmente de lo histórico y eso sucedería así en el relato porque quien reconstruye el episodio de ‘La panadera enamorada’, es el escritor que predomina en él y no le faltó el ingrediente literario, y real, del amor.
‘Crespo el poblador’ de segunda serie, escrito antes de 1955, es el precursor en la Argentina de los actuales relatos o novelas con temas históricos.
“José Carmelo Busaniche” – Ensayo.
La Municipalidad de Santa Fe editó el libro titulado “José Carmelo Busaniche” en abril de 1998 y tras la portada constan las “autoridades municipales de la ciudad de Santa Fe” –de la Vera Cruz: Intendente Dr. Horacio Daniel Rosatti; Secretario de Gobierno, Cultura y Acción Social Ing. Ezequiel M. Balbarrey; Subsecretaria de Cultura Prof. María Celia Costa. [29]
En el acto de presentación realizado en la Biblioteca Municipal, fue grato volver a escuchar a Gastón rememorando los vínculos amistosos y la fecunda trayectoria de José Carmelo Busaniche. Celebré silenciosa que tales impresiones quedaran reflejadas en ese libro de noventa y seis páginas y al preguntarle a la subsecretaria si se podía adquirir, me contestó que estaban destinados a la distribución en las escuelas. Comprendí lo loable de esa decisión de las autoridades municipales, porque sé cuántas carencias de recursos soportan las bibliotecas escolares y aún algunas bibliotecas públicas, tradicionalmente reconocidas como populares.
Otro regalo navideño…
Como suele decir Gastón, nuestra amistad a perpetuidad hizo posible que después pudiera disfrutar de esa lectura y disponer de los ejemplares necesarios para hacer algunas donaciones en distintas localidades. Con mano temblorosa, escribió una dedicatoria: “Para nuestra querida amiga y escritora Nidia O. de Fontanini, con deseos de que le sea benigno 1999 y bueno para su valiosa labor. Con un abrazo de Charito” (le pidió que firmara primero) y luego escribió “Mónica / Gastón Gori / 24/12/1998”. [30]
¡Los tres deseando que el nuevo año sea benigno!…
¡Cuánto conmueve ver que la blanca rosa se marchita…
Gratitud de Gastón…
Después de las emociones, aquella madrugada del 25 de diciembre empecé a leer ese libro y recordé una vez más lo expresado por Eduardo Mallea:
“Nada crea la conciencia humana sin fértiles insomnios”.
Gastón en la primer página de su libro había dejado más señales de gratitud:
“Agradezco al Dr. Julio Busaniche y al Ing. Jorge Busaniche la colaboración prestada y el material gráfico que ilustra este libro.
Agradezco a las profesoras Sra. Catalina Pistone y Sra. Nidia O. de Fontanini, también al Prof. Miguel Ángel de Marco y al Ing. Víctor Nícoli sus testimonios sobre Busaniche. Agradezco también la colaboración de María Alejandrina de los Milagros Sebastián y a Mónica Marangoni, por cuya intervención y corrección de los originales manuscritos el texto pudo ser publicado.”
Aproximación al texto…
Después del prólogo, Gastón insiste:
“Nunca muere del todo lo que
ha sido bello alguna vez.”
Cuenta a sus lectores: “Comencé a escribir este libro con un estado de ánimo bajo la influencia de la tristeza, la nostalgia o de la soledad, que sobreviene en la vejez cuando pensamos recordando a amigos muy queridos que fallecieron; y no deseo reprimir esos sentimientos puesto que escribiendo sobre José Carmelo Busaniche rememoro y comprendo mejor sus dos o tres últimos años de existencia cuando él parecía haber perdido sus momentos ingeniosos de buen humor; sentiría quizás algo que se parecería mucho a la tristeza al refugiarse en la nostalgia o en la revalorización de las vanidades de la vida.” (…) “Sentiría en su vejez la nostalgia que le acompañara durante toda su vida ocasionada en lejanos días casi perdidos en el tiempo, por la muerte de su pequeño hermano, o por la otra remembranza profunda de cuando tenía catorce años de edad y no le permitieron -quizás por no afectarlo en su sensibilidad-, acompañar el féretro luego de la muerte de su padre acaecida en forma repentina cerca de la playa de Guadalupe. La falta de ese último acto de amor filial fue como una sombra interior que le seguiría hasta su vejez, sintiendo en su vida lo esencial de la vida y lo trascendental de la muerte. [31]
Pensaría también en su propia muerte pues casi exactamente un año antes de que le sobreviniera, me había escrito una carta previéndola cercana. Sucedió el 6 de septiembre de 1978, él había nacido en Santa Fe el 4 de mayo de 1910.”
Es oportuno destacar que en reconocimiento a la trayectoria de Gastón Gori, mediante Resolución Nº 181 del Rectorado, es reconocido como miembro del Consejo Social de la Universidad Nacional del Litoral.
1999: intensa labor de Gastón…
Se despedía el verano cuando encontré a Gastón mientras cumplía con algunas rutinas. Le expresé cierta pesadumbre porque advertía la declinación de mi madre y le agradecí sus augurios en la dedicatoria de su último libro, porque me resultaba muy difícil continuar con lo literario con el equilibrio y la armonía imprescindibles ante cualquier acto de creación o de recreación. Gastón una vez más halló las palabras justas para estimular y me comentó que estaba en prensa uno de sus libros inéditos…
“La agonía del quebracho”…
Desde aquel primer libro que Gastón logró editar en 1940, con el título Anatole France, ya en el ocaso del siglo veinte está celebrando la edición del cuadragésimo quinto libro y casi otras tantas reediciones. En aquel tiempo ya había conocido “La Forestal” y aquellas impresiones lo impulsaron a investigar, investigar, investigar y escribir, escribir, escribir… hasta que llegó el momento de advertir acerca de la agonía del quebracho.
La dedicatoria que Gastón expresa en el libro es la confirmación de su nobleza:[32]
“A Miguel y Clarita Abramzón que vieron, en mi casa, cuando comencé a escribir este libro el 26 de abril de 1998 – Amigos – G. G.”
Recuerdo la alegría generada cuando comentó que lo estaba escribiendo. Conozco sus gestos y percibí que ese título tenía sutiles connotaciones porque Gastón habla o escribe, en cualquiera circunstancia insinúa hasta con la mirada y silencioso, propone seguir pensando…
En el primer capítulo, señala que al quebracho “se lo mira con respeto por su imponencia o con nostalgia triste por su dolorosa historia cuando la desmesurada ambición del hombre por su tanino lo abatía para satisfacer auspiciosos proyectos forestales de extranjeros industriales en nuestra tierra.
Es también proclive el quebracho a metáforas perfectas en sus adjetivos o en su variada capacidad de analogías: ‘Hombre fuerte como quebracho’.
‘Colombo S., es un quebracho’ dijo un político dirigente refiriéndose a un correligionario.” [33]
Gastón en su libro alude al libro A través de la selva, escrito por otro santafesino ilustre: el doctor Esteban Laureano Maradona. Transcribe interesante información y estadísticas acerca de las talas y del peso de los rollizos. En el año se talaron 402 toneladas de rollizos y cinco años después, aumentó a 53.231 siguiendo esa tendencia en aumento hasta 1935, salvo una leve declinación en 1930. En cuatro décadas se talaron 763.172 toneladas de rollizos y advierte Gastón: “Para llegar a la suma de 763.172 toneladas de madera de quebracho colorado, fue necesario que se talaran en diez años aproximadamente 32.000 árboles crecidos y desarrollados en el transcurso de 90 a 100 años medidos los diámetros de los rollizos desde la cepa para indicar la edad y con una altura mayor de cinco metros del tronco o fuste, hasta el comienzo del ramaje.”
Tan irresponsable como esa tala abusiva fue el tratamiento que soportaban los hacheros, porque era necesaria la fuerza individual para derribar esos enormes árboles y trabajaban hombres jóvenes “cuya edad oscilaba entre los 15 y 16 años”.
Destacó Gastón que “muchos de esos jóvenes como decía el Dr. José Doldán en el periódico La Mañana, ‘cuando se sometían al examen médico para cumplir con el servicio militar, el 50% era rechazado por enfermedades u otras ineficiencias físicas’. Fueron las víctimas abandonadas como trabajadores en los montes de quebracho, las víctimas anónimas que quizá no advirtieron, mientras hachaban quebrachos, que ellos también se iban derrumbando, poco a poco metidos dentro de las selvas y de la ambición -¿ineludible?- de otros seres humanos.
Quebrachos y miles de hombres -y también mujeres- cayeron en la vorágine de la naturaleza y de las deficiencias sociales”.
Es evidente que más que las variables económicas, a Gastón lo angustia la injusticia social que se expande cuando el hombre -solo o en sociedades o en compañías…- somete a quien necesita del salario para mantener a su familia. Roza cualquier límite de la tolerancia -aunque lo soportaron las víctimas de la tragedia del quebracho colorado-, la actitud de quienes contrataban a los hacheros y les pagaban con billetes impresos por la compañía, que se constituía en el único abastecedor.
Han quedado los pueblos despoblados… La tala arrasó con los bosques pero hay una esperanza porque es posible que dentro de cien años, se puedan observar miles de ejemplares de quebracho allí donde estuvieron hasta el comienzo del siglo XX.
Cuando estaba en proceso la edición, Gastón durante una entrevista aclaró que La agonía del quebracho no es “la continuidad histórica de ‘La Forestal’… Son temas distintos. ‘La Forestal enfoca todo sobre una empresa trabajadora del tanino. Esto viene a ser una relación del proceso de destrucción del quebracho. Todo esto a través de documentos. Con otros libros que me ayudaron y con algunos cálculos técnicos pude deducir qué cantidad de árboles de quebracho se destruyeron desde 1895 a 1960 en la Argentina, y llego a una cifra superior a cinco millones de árboles. Un hecho terrible.”
Difusión desde el litoral…
Sabido es que la mayoría de los libros publicados por Gastón han sido difundidos desde el litoral argentino, porque es hombre de esa región a la vez que es ser del Universo…
El sábado 9 de agosto de 1999 desde “La Región” -edición complementaria del diario “El Litoral” de Santa Fe de la Vera Cruz”, informaron:
“Se editó el nuevo libro de Gastón Gori
El gran señor de los bosques”
“Ya puede encontrarse en las librerías, la más reciente obra del fecundo escritor Gastón Gori. Editado por la rosarina Homo Sapiens, ‘La agonía del quebracho’ vuelve sobre un tema que el autor ha investigado largamente: la devastación de la riqueza forestal en el norte santafesino.”
El título de ese comentario es la reiteración de lo expresado por Gastón en tal libro:
“El quebracho es el gran señor de los bosques donde se encuentra. Lo es entre otras especies que lo rodean, entre las enredaderas y marañas que hacen más tupida la vegetación e impenetrables, o difícilmente penetrables los bosques donde reina con su historia legendaria de hacheros, de miserias notorias y de riquezas fabulosas.”
En la crónica reiteraron parte párrafos del Capítulo IV:
“…Decenas de miles de hachas astillaron la base de millones de quebrachos, movidas por hombres hábiles en su manejo y resistentes; tan hábiles que golpeaban alternativamente en el corte iniciado y lo hacían tan sincronizada y rápidamente, que en pocos minutos lo talaban.”
La nota destaca que en la contratapa de esa primera edición de La agonía del quebracho, se reconoce que “este es un libro que refiere a una época en la que inmensas selvas argentinas fueron devastadas por diversas necesidades industriales.
Gori conoce profundamente el tema; no en vano se lo ha llamado el biógrafo de los bosques de quebracho”…
Reedición de “El desierto tiene dueño”.
En 1958, en Buenos Aires se concretó la primera edición de este significativo aporte de Gastón y cuatro décadas después, con acertado criterio, el director del Centro de Publicaciones -Sr. Luis Novara- y el secretario de Extensión Cultural -CPN. Hugo Marcucci- de la Universidad Nacional del Litoral, dispusieron la segunda edición de El desierto tiene dueño.
Una invitación de tales autoridades del Centro de Publicaciones – Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral, anuncia “la presentación del libro ‘EL DESIERTO TIENE DUEÑO’, de Gastón Gori, el sábado 26 de junio a las 17, en La V Feria del Libro Santa Fe 1999 (Sala A)… en el Predio Ferial Municipal de Exposiciones (Las Heras 2833)”, en la capital santafesina. [34]
(Desde el jueves 24 de junio, se aceleró el deshojamiento de la blanca rosa. Desazón e incertidumbre. Distancia inevitable. Aproximaciones al hogar de Gastón y Charito, a la mirada clara y la sonrisa de Mónica celebrando ser abuelos, ser padres… ¡El placer de compartir! como decía Gabriela Mistral.
Por algo, en la inexplicable latencia interior generada por la amistad, confluían el amor y la esperanza…)
1999: nueva edición de “La Forestal”…
Es interesante lo expresado por el escritor Osvaldo Bayer, amigo de Gastón, en el prólogo de esta nueva edición:
“Gastón es, y obra aquí, como un abogado consumado en la descripción del robo y del crimen disimulados parágrafos, decretos, visitas, crónicas. Y la gran coartada del capital: cómo disimular y aparecer como benefactor. Un abogado que pone todo sobre la mesa: la época, los acontecimientos que movían al mundo, los saltos de las economías europeas, los señores y los inmigrantes, los pacientes pero también los rebeldes. El momento culminante de las huelgas. El sentido de solidaridad y de altruismo: uno para todos. Los nombres de los anónimos. Los anónimos que no quemaron sus fuentes de trabajo con el lema: ‘Lo que levanta la mano del hombre no debe destruirlo el hombre’. Pero los dueños de todo sí quemaron el local de la Federación Obrera, y luego, una por una las viviendas de los obreros que no se sometían. Al gaucho Altamirano no solo lo curtieron a latigazos sino que además le incendiaron su casita, donde vivía con su mujer e hijos. Y así, de a docenas. Todo en nombre de la libra esterlina. Que en aquel tiempo tenía algo de sagrado. Y todo esto en 1921, cuando la argentina era gobernada por un presidente elegido por el pueblo.”
(Es oportuno rememorar: en el período iniciado el 12 de octubre de 1916, presidencia del Dr. Hipólito Yrigoyen, vicepresidente Pelagio Luna. Desde 1922 presidente Dr. Marcelo Torcuato de Alvear y vicepresidente Elpidio González hasta 1928, momento de la reelección de Yrigoyen, vicepresidente Enrique Martínez hasta el movimiento cívico militar del 30 de septiembre de 1930.
En la provincia de Santa Fe, tras la renuncia del gobernador Dr. Rodolfo Lehmann y vicegobernador Francisco Elizalde, desde el 1º de diciembre de 1919 interinamente a cargo del Poder Ejecutivo el senador D. Juan Cepeda. Período 09-05-1920 a 1924: gobernador Enrique M. Mosca y vice Clorindo Mendieta; en el lapso 1924-1928: gobernador Dr. Ricardo Aldado y vice Juan Cepeda; 1928-1930 Dr. Pedro Gómez Cello y vice D. Elías de la Fuente, momento de la designación de Interventores: Dr. Diego Saavedra desde el 26 de septiembre al 27 de diciembre de 1930; Dr Guillermo Rothe desde el 03-01 al 13-04-1931; Dr. Alberto Arancibia desde el 07-05 al 14-01-1932; Dr. Juan E. Garro Allende hasta el 20-02-1932; elecciones y período del gobernador Dr. Luciano Molinas, vicegobernador Isidoro Carreras, del Partido Demócrata Progresista.)
Por algo, también Osvaldo Bayer necesitó expresar en ese prólogo:
“Y luego la desocupación para muchos y las ganancias para unos pocos. Meses después, apenas, lo mismo iba a repetirse en el sur del Sur, tumbas masivas sin cruces para la protesta.
Bastaría un solo párrafo de este estudio valiente, profundo, cargado de pruebas científicamente históricas, para darnos cuenta qué fue el imperio de La Forestal. En 1939, no ya en los años de la huelga, el diputado Doldán dirá en la Cámara de Diputados ‘que en el departamento Vera sobre 4.463 defunciones sólo 1.533 enfermos tuvieron asistencia médica y cerca de 3.000 no la tuvieron. Estudiando las cifras de la mortalidad infantil desde 1928 a 1938, considerando los nacidos muertos y los fallecidos hasta los diez años de edad inclusive, de los 4.463 fallecidos, el 42,% corresponde a niños. Pero la cifra era más abultada porque muchas criaturas nacidas muertas o fallecidas poco después del parto no son denunciadas a las oficinas del registro civil, lo que ocurre en los parajes más apartados y boscosos’. Y ahora viene otro párrafo que desbarata toda posible disculpa o interpretación contraria: ‘El 80% de los fallecimientos ocurridos en el distrito de Garabato correspondía a la juventud entre los 11 y los 35 años’.
La Forestal, poblaba -para tener brazos baratos siempre a disposición- y despoblaba cuando no le interesaba la producción en tal o cual lado. Y en los tiempos de gran agitación obrera se prohibían las ‘ropas rojas y granates’ a los obreros, ya que esos colores eran considerados subversivos. A quien llevaba pañuelo rojo al cuello o camisa de ese color, la policía privada de La Forestal lo desnudaba, le daban una azotaina y le prendían un cintillo azul y blanco que el desgraciado debía ostentar.
Detengámonos aquí: usar los colores azul y blanco para la obediencia, justo lo contrario de los que fundaron la Argentina, que con esos colores le opusieron sangre a la revolución y llevaron la libertad al sur latinoamericano.
¡Cómo se ensuciaron los símbolos! ¡Algo que después se hizo común en la historia de las represiones oficiales en la Argentina!
Soy santafesino igual que Gastón Gori. Me hubiera gustado recorrer con él todas esas poblaciones paso a paso del Chaco santafesino. Muy cerquita de allí pasaba mis vacaciones en los meses de verano en mi adolescencia. Tal vez la edad y ciertas vejeces no nos permitan compartir ese paisaje y esa nuestra gente.
Pero sí tengo el libro, que es volver a recorrer nuestra historia y volver a ver el rostro de la gente. Gracias, Gastón, por esta obra.” [35]
Nominaciones para Premios…
Reconocida la totalidad de la obra de Gastón, en 1999 fue nominado para el otorgamiento de los Premios “José Hernández y “Príncipe de Asturias”…
Gastón y “el encanto de los picaflores”…
Durante breves entrevistas con Gastón y Charito, era grato escuchar sus relatos acerca de cómo estaban observando los movimientos de los picaflores y mientras tanto, elaborando algunas conclusiones. Sentí una vez más que era hermoso lo que estaban haciendo, porque el misterio de sus vidas -como el de todos los seres vivos- es razón suficiente para una paciente aproximación, atenta observación y sucesivas reflexiones.
En ese tiempo, solía encontrar a Gastón caminando por la peatonal, apoyándose sobre la simbólica y metálica cabeza de pato que lucía su bastón. Cuando preguntaba si seguía escribiendo, le respondía que estaba detenida, sin atreverme a expresarle que me sentía como dijera nuestro amigo Hugo Mandón: en una larga pausa preparatoria para morir… Enseguida Gastón, con una sonrisa insistía en que la vida es bella y hay que superar todas las dificultades.
Excelso diálogo nocturno…
En las páginas del diario “El Litoral”, el sábado 12 de febrero de 2000, difundieron algunos de sus relatos sobre los picaflores y sus nidos. Eduardo, mi amado amante, era el primero para esa lectura nocturna y con una sonrisa me anticipó la información, entregándome la sección pertinente a “La Región”. Aunque ya sabíamos que Gastón estaba escribiendo sobre los picaflores, nos alegró disponer ya de una primera parte casi como otro regalo durante ese verano…
Nosotros en ese tiempo habíamos acumulado sucesivas emociones, el 15 de diciembre de 1999, la alegría del nacimiento de nuestros últimos nietos, Francisco y Lucio, los mellis…
Recordamos aquel sábado de febrero, el nidito que habíamos hallado en Los Amores de “Las Delicias” de Sauce Viejo, entre las ramas de la ligustrina y donde nacieron los pichones, que apenas pudimos ver porque temíamos que si nos acercábamos demasiado, los progenitores terminaran abandonándolos. Desde la elocuencia del silencio, interrogantes y respuestas: ¿Dónde la Poesía?…
¡En la esencial armonía de la naturaleza!…
Otoño 2000: “Un deber de rectitud intelectual”…
En diversas circunstancias ha sido posible admirar la estatura moral de Gastón Gori, la persistencia de su prédica en defensa de la justicia.
Al comenzar el otoño del 2000, Gastón Gori necesitó comunicar:
“Creo cumplir con un deber de rectitud intelectual al aclarar, con datos concretos, lo que me parece una equivocada apreciación que se tiene aún en relación con la indiferencia de instituciones o editoriales con respecto a los libros y autores residentes en las provincias o, si no indiferencia, subvaloración de obras literarias escritas desde el interior, y sus dificultades para ser editadas en aquel macrocentro cultural. En primer término debo destacar que los escritores residentes en Capital Federal, especialmente los que se inician allá, deberán afrontar las mismas dificultades que, en definitiva, se originan en el riesgo económico que corren editores al publicar a autores de libros sin antecedentes de venta en las librerías de nuestro país. Y como sucede en todas las naciones cuyo gobierno se ejerce desde una capital millonariamente poblada (París, Madrid, Londres, etc.) el escritor debe afrontar este problema con sus propios recursos, salvo las obras premiadas con su edición. Que Buenos Aires no es indiferente a lo que se escribe en provincias lo demuestra el hecho de que no son pocos los distinguidos por la Sociedad Argentina de Escritores, con el Gran Premio de Honor, que es el máximo reconocimiento que hace esa institución. Carezco de la nómina completa, pero dos residentes ‘en el campo’, en Esperanza, debieron asistir a sendos grandes actos públicos de la Sade para recibir ese premio, con la presencia de periodistas de los grandes diarios de Buenos Aires. Y si queremos abundar en ejemplos, la nómina de escritores domiciliados siempre en sus provincias, incorporados a la Academia Argentina de Letras, registra tres nombres de la provincia de Santa Fe, por primera vez en 1983; luego en 1989, José Luis Víttori, y poco después, Osvaldo Tacca” –Oscar-, “actual miembro de número por residir ahora en Bs. As. Y esto que pareciera estatutariamente una discriminación según sea el domicilio no es así, la justificación está en que si se nombrara miembros de número a los residentes lejos de Capital Federal, las dificultades para tener quórum serían invencibles. Miembros de la Academia Argentina de Letras fueron Canal Feijoo” -Bernardo- de Santiago del Estero, Juan Carlos Dávalos de Salta, Alfredo Bufano y Juan Draghi Lucero de Mendoza, Juan Filloy de Córdoba, etc.
¿En qué consiste, por fin, eso de que Buenos Aires dicho así se interese tanto en el orden editorial como en las citadas instituciones culturales? Consiste en la significación popular o específica de los libros del escritor.
No existen discriminaciones por amistad o residencia en Bs. As. o en provincias. Ningún editor gasta su dinero en publicar un libro sin demanda, el escritor debe pagar ‘el derecho de piso’, escribiendo cada vez mejor y eso subsiste hasta la vejez: libro de dudosa venta, no encuentra editor, aunque el autor haya nacido y vivido siempre en Buenos Aires.” [36]
Una vez más, Gastón, necesitó poner el acento en lo justo… ¡en la justicia!
2000: “Una vez la poesía”, junto a Quique Birri.
El Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación, en el 2000 difundió el documental “Una vez la poesía” de Juan Carlos Arch, que “intenta expresar la experiencia poética, artística, humana e ideológica de dos hombres -Fernando Birri y Gastón Gori- nacidos del mismo suelo pero con trayectorias diferentes y caracteres diversos, opuestos, convergentes.”
La “edición de libro y CD acompaña dicha película”, tal como consta en la solapa donde se leen los nombres de las autoridades universitarias: Rector Ing. Mario Barletta; Secretario de Extensión José María Corral; Director del Centro de Publicaciones José Luis Volpogni; Director de Cultura Damián Rodríguez Kees.
De la obra de Gastón incluyeron: Carta a Carlos Carlino (1º-10-º969); Búsqueda de la alegría (1986) y Poemas de nacer y de vivir (1995). [37]
18-08-2000: “Hombre Ilustre de la República Argentina”
Quienes hemos podido compartir diálogos y aproximarnos a la trayectoria literaria de Gastón, quienes sabemos de su coherencia y su lealtad, comprendemos lo que quiso significar cuando expresó:
“…Cuando uno escribe, en realidad refleja todo un pensamiento y una formación que le es propia y personal, refleja su personalidad. Imaginamos a un lector posible, pero esa imaginación del lector posible no es lo que conduce a la construcción de un libro: lo que conduce a la construcción del libro es la propia formación del escritor… dónde va él como hombre, o qué piensa él como hombre de la sociedad en que vive; entonces está reflejado. En este sentido, creo que mis libros no tienen un destinatario con un estrato social determinado…”
Alerta ante las imprudencias que alteran el ambiente y amenazan la supervivencia en el planeta, ha escrito sucesivas obras que sirven “a los alumnos para formar sentimientos de pertenencia a la provincia y a la Nación, defender su potencial económico, tomar conciencia sobre la necesidad de implementar políticas de gobierno que permitan la reforestación en áreas devastadas y la preservación del equilibrio ecológico…” Con tales palabras o en párrafos semejantes, ha sido reconocida la educación permanente que ha promovido Gastón Gori maestro, escritor, conferencista…
Reconocimiento nacional…
El 18 de agosto de 2000, Gastón Gori -Dalmacio Gálvez en Y, además era pecoso…-, el doctor Pedro Raúl Marangoni con matrícula profesional en la jurisdicción de la capital santafesina; ¡maestro! en las aulas y aún después de alguna cesantía o de la jubilación, a partir de marzo de 1976 era consciente de que no se respetaban los derechos humanos y decidió defender a una persona enfrentándose con otra arbitrariedad porque no le recibieron el recurso de habeas hábeas que presentaba.
Con su estatura moral, no dudó y manifestó ante las autoridades pertinentes que para qué servía el título de Abogado si no era para ejercer derechos y lograr fallos justos…
Desde 1930, entre los argentinos se sucedieron gobiernos elegidos por la mayoría de los ciudadanos en alternancia con quienes los derrocaban en golpes que organizaban los militares con apoyo de determinados civiles. Desde 1983, hubo algunas expresiones de protesta y un intento de sublevación, pero fueron inmediatamente encausados y los responsables asumieron las consecuencias.
Ya casi en el umbral del siglo veintiuno, Gastón Gori fue declarado
“Hombre Ilustre de la República Argentina”.
…………………………………………………………………………………………………..
En estos últimos años, Gastón lee poco porque aumentaron sus dificultades visuales. Con sutil ironía, en el patio donde sigue creciendo la bignonia, mientras arroja semillas a los pájaros que revolotean cerca de la santarrita, suele decir:
“¡Mejor… así no me entero de lo que está pasando!”
Lo lamenta porque ya no puede escribir y él tiene en su memoria, los textos de libros que ya elaboró y que seguirán siendo otro misterio…
Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
[1] Diario El Litoral. Santa Fe, miércoles 17 de julio de 1991, p. 5.
[2] Braun de Borgato, Silvia. Bajo la bignonia. Santa Fe, Distribuidora Litar, 1992. La presentación estuvo a cargo del Prof. Jorge Alberto Hernández, presidente de la ASDE Asociación Santafesina de Escritores-, la Prof. Catalina Pistone miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, el escritor y periodista Dr. Rafael López Rosas y el jurista Dr. Carlos Creus. Actuaron el Coro Universitario Independiente, dirigido por Jorge Céspedes y el acto fue auspiciado por la Secretaría de Asuntos Culturales de la Universidad Nacional del Litoral.
[3] Ibídem, p. 7. En una entrevista, la escritora Nora Didier de Iungman le preguntó a Silvia acerca del libro que estaba en preparación: “Hay sentimiento allí, ¿no es cierto?” y la respuesta fue: “Una profunda admiración, que es una de las formas del amor, como la comprensión, la piedad y tantas otras.” (Cuando los puentes acortan las distancias, título de la publicación en la Sección Cultural del diario “El Litoral, 15 de mayo de 1992.)
[4] Diario “El Litoral”. Santa Fe de la Vera Cruz, sábado 5 de junio, sección “Libros”.
[5] Historia del Libro. Buenos Aires, Reader’s Digest Argentina, 1990 (opúsculo).
[6] Víspera de mi sexagésimo cumpleaños.
[7] Crónica de Orlando Barone en la revista del diario La Nación… con reflexiones “sobre los cambios culturales producidos en la ciudad y en el campo”. (Archivo personal, s.f.)
[8] El 5 de noviembre de 1937 nació mi segundo hermano, Carlos, irrepetible, hemos sido fraternalmente amigos en cualquier circunstancia hasta su último vuelo, el martes 13 de noviembre de 2001, a las 8:15.
[9] Estos Puntos de vista corresponden a opiniones publicadas en el diario La Nación, de Buenos Aires, el domingo 27 de marzo de 1994, página 6, Sección 7ª.
[10] Gori, Gastón. Vidas sin rumbo. Santa Fe, Colmegna, 1943, p. 64-65.
[11] Ibídem, p. 68-69.
[12] Gori, Gastón. Poemas de nacer y de vivir. Santa Fe, Ediciones de la Cortada – impreso en Lux S.R.L., mayo de 1995, p. 11-12.
[13] Carranza, Fernando, pintor. «Mi rancho» integró la escenografía de «El programa de Santo» –Biasatti-, difundido por Canal «TN» – Todo Noticias de Capital Federal.
[14] Busaniche, José Carmelo Hombres y hechos de Santa Fe. Santa Fe, Ediciones Colmegna, Colección Nuevo Mundo, abril de 1946. Inolvidable profesor en la Escuela Superior Nacional de Comercio de Santa Fe donde sus disertaciones históricas jerarquizaban los actos conmemorativos de las efemérides argentina. Es justo recordar que esa colección fue dirigida por don Luis Gudiño Kramer. El escritor y periodista José Luis Víttori al describir «la región y sus creadores» incluye datos que confirman parte de su trayectoria: Don Luis Fernando Santiago Carlos Gudiño Kramer era entrerriano, nacido en Villa Urquiza el 28 de enero de 1898 y falleció en Córdoba el 20 de septiembre de 1973. Vivió en distintos pueblos de la costa santafesina y durante veintidós años residió en Santa Fe de la Vera Cruz (1938-1960). Al llegar a esta ciudad ingresó como redactor al Diario «El Litoral» y al año siguiente, diversas circunstancias motivaron su ascenso como jefe de redacción, cargo que ejerció hasta su jubilación. Excelente narrador, publicó cuentos y novelas; se destacó como ensayista y crítico de arte.
[15] Gori, Gastón Pase señor fantasma Santa Fe, Edición Tupambaé, 1976, p. 33.
[16] Legislatura de Santa Fe, Actas año 1880, t. 22, p. 98-99, cita de Gastón Gori.
En un ensayo inédito, referido a Sunchales y a Villa Constitución como límites de la frontera norte y sur de la provincia de Santa Fe a mediados del siglo XIX, se lee:
Ese mismo año, el General Urquiza ordenó «al Ingeniero Allan Campbell que al estudiar el trazado ferroviario Córdoba-Rosario, haga lo propio respecto de una ampliación o ramal al Puerto de Las Piedras» –Villa Constitución-; «lo cual se hizo. Bajo estas promisorias perspectivas de gran futuro, es que vecinos del Puerto de Las Piedras solicitan al Jefe de Policía de Rosario, autorización para formar un pueblo. ‘Se venían realizando desde esa fecha, frecuentes visitas al Rincón de las Piedras de gente influyente, de algunas autoridades jerárquicas de Rosario, como también de personalidades vinculadas a importantes empresas extranjeras, entre las que se contaban el entusiasta empresario Cayetano Carbonell; los políticos Nicasio Oroño y Dr. Marcelino Freyre» -quienes tenían vínculos familiares-, «José María Echagüe y Federico Woodgate, fundador y primer presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, figura influyente ante los capitales británicos (ferrocarriles) de los que era asesor respecto del sitio estratégico circundante al Peñón (Las Piedras), de la aprofundidad del río para un buen puerto ultramarino y de las irregularidades del Paraná’. El General Urquiza, que a la sazón era Presidente de la Confederación Argentina con asiento en Paraná -desde el 5 de marzo de 1854- apoyaba ampliamente todas estas tramitaciones». [16]
[17] Cambiado sólo el tiempo verbal.
[18] Aldao, Carlos A. A través del mundo (… enero de 1904), p. 217.
[19] Víttori, Gustavo José. Santa Fe en clave. Santa Fe, Fundación Bica-Universidad Nacional del Litoral, 1997, p. 373. Foto: «Alma sin hogar, escultura de José Sedlacek. Parque Alberdi», actualmente trasladada a la plazoleta ubicada en Cortada Falucho y 25 de Mayo cercana al Sendero de las Personalidades.
[20] Diario El Litoral. Santa Fe, sábado 31 de agosto de 1996, Primera Sección, p. 12, c. 1-2.
[21] Eduardo Rodolfo Fontanini Doval egresó en 1950 con el título de Contador Público Nacional y es oportuno recordar que un año antes se había inaugurado el nuevo edificio en 4 de Enero 2806 y las mujeres continuamos en la recién creada escuela para mujeres, en el antiguo solar de San Martín 1823: la escuela que hasta 1955 era nombrada “Escuela de Comercio de Mujeres ‘Eva Perón’…” y fue rebautizada “Juana del Pino de Rivadavia”, a fines del siglo veinte también conocida como “la Juanita” porque así suelen nombrarla los jóvenes estudiantes. José Carmelo fue profesor de Eduardo, yo tengo el recuerdo de su presencia saliendo de la sala de profesores y cruzando la galería hacia el oeste o hablando en algunos actos…
[22] Era el tiempo de los frecuentes encuentros con el maestro y amigo, que se distinguía porque recordaba el nombre y apellido de la mayoría de sus alumnos en la Escuela Superior Nacional de Comercio «Domingo Guzmán Silva» de Santa Fe. En aquella amplia casona de calle San Martín 1823 durante sus clases sólo se escuchaba su voz grave, porque todos sus discípulos eran conscientes de que sus amenos comentarios, no serían hallados en el tradicional texto aprobado para el aprendizaje de la Historia. Aún se lo recuerda, cerca de la respetada directora Dra. Josefa Trento de Parera y de los excelentes maestros doctores Rodolfo Doglioli, Mariano Tissembaum, Leoncio Gianello… cuando evocaba algún hito trascendente en la vida de los argentinos, durante distintos actos dispuestos en el calendario escolar.
[23] Lojo, María Rosa. Cuentistas Argentinos de Fin de Siglo t.I y II. Estudio Preliminar. Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1997, p. 43.
[24] En mi memoria se agrupaban diversos datos acumulados entre 1984 y 1987. Recordé la reunión convocada por el subsecretario Dr. Jorge Guillén, el 2 de abril de 1985 -cinco meses antes de su tránsito a la inmortalidad-, con el propósito de promover el área de Cultura Literaria. Allí estuvieron miembros de la comisión directiva de la Asociación Santafesina de Escritores -ASDE-, de la Sociedad Argentina de la Escritores -SADE filial Santa Fe-, Círculo de Escritores del Litoral… dispuestos a colaborar ad honorem. Allí estuvo Gastón, con su constante apoyo en función del desarrollo cultural de la comunidad. Insistió en la necesidad de crear un centro documental del escritor, hubo una inmediata respuesta de Jorge mediante una de las tantas Disposiciones que con el tiempo, han quedado en el archivo como una fugaz expresión de deseos…
[25] Recuerdo una anécdota de Charito referida a la representación de la Cantata dirigida por el rosarino Néstor Norberto Zapata e interpretada por Enrique Llopis en el Teatro Municipal “1º de Mayo” de Santa Fe. Ella se acercó a los aplaudidos hacedores de la Cantata, quienes ni en la etapa de promoción ni durante la ejecución hicieron alusión a la obra de Gastón Gori, sin lugar a dudas la base argumental de tal recreación y tampoco lo habían sido invitado. Cuando Charito manifestó que Gastón estaba en Buenos Aires, surgió una sorprendente reacción ya que la persona que dialogaba con ella, espontáneamente dijo: “-¿Vive todavía?”…
[26] “Quebracho” es el nombre de una agrupación que moviliza a sus integrantes (…1996), quienes a pesar de lo dispuesto en la Constitución Nacional, impiden el tránsito por algunas rutas como expresión de protesta por la política económica del gobierno nacional que preside el riojano Dr. Carlos Saúl Menem, quien en sus discursos suele decir que tiene tanta resistencia como quebracho y algarrobo…
[27] Santa Fe. Subsecretaría de Cultura de la Provincia. Cuadernos de Cine y Video. Serie: Testimonios de Nuestra Cultura, Nº 1; Ediciones del Departamento de Cine y Espacio Audiovisual, 1998.
[28] Revista Constituyentes. Entrevista con estudiantes de Letras en la Facultad de Formación Docente (El Pozo, Santa Fe), transcripción de Nicolás Rojo, Secretario de la SADE Filial Santa Fe.
[29] María Celia Costa de Francia, en la década siguiente logró ser electa diputada provincial por el Partido Justicialista.
[30] En 1997 ya había disminuido mi labor literaria porque advertía la declinación en la salud de mi madre Francisca Álvarez de Orbea y ella insistía en que quería seguir viviendo en su casa. Un día después de la dedicatoria de Gastón, en el atardecer de la Navidad de 1998 una caída aceleró el envejecimiento de la blanca rosa… Durante la madrugada del 1º de agosto de 1999, Mami nos conmovió con su Último Desprendimiento.
[31] Terminé de leer ese párrafo con dificultad por efecto de las lágrimas porque sentí pulsiones interiores. Yo tenía cuatro años cuando falleció mi primer hermano José Manuel Orbea Álvarez –Manuchito-, el 26 de diciembre de 1936, cuatro días antes de cumplir el primer año. El 5 de noviembre del año siguiente, nació Carlos y entre las brumas del misterio fue una luz en mi camino hasta que el martes 13 de noviembre de 2001 inició su Último Vuelo. Tenía diez años cuando era alumno del maestro Francisco Marinaro en la Unione e Benevolenza y ese año, el 20 de agosto de 1947 falleció nuestro padre, a los treinta y seis años. Yo tenía quince años…
[32] Gori, Gastón. La agonía del quebracho. Rosario, Homo Sapiens Ediciones, abril de 1999, p. 5.
[33] En este tiempo de lecturas y escrituras, el doctor Carlos Saúl Menem, ex-gobernador de La Rioja, Presidente de la Nación Argentina 1989-1995; por reelección presidente de la Nación en el período 1995-1999, en algunos actos suele compararse con “quebracho y algarrobo”… ¡Todo es historia de la Historia!
[34] Dos días, el 24 de junio de 1999 habíamos regresado de España y encontré la tarjeta de invitación -rosada- enviada por la Universidad. Al día siguiente -víspera de ese acto-, una descompensación anunció el principio del Fin de la vida de nuestra madre: Francisca Álvarez de Orbea.
[35] Bayer, Osvaldo. Del prólogo a la nueva edición de “La forestal” (Fragmento). Santa Fe, diario “El Litoral”, sábado 24 de abril de 1999, p. 3. # Carlos Bernatek logró difundir “A contrapelo”, algunas de sus Conversaciones con Osvaldo Bayer (Diario “El Litoral”, sábado 24 de julio de 1999, p. 3.) Comentó cómo había llegado hasta el lugar donde vivía Bayer -“Linz am Rhein… un pequeño pueblo alemán cercano a Bonn-”: “… tratamos de hallar una casa en particular frente al Rin. El río desbordado de su cauce por las nevadas, impide llegar desde Bonn por el camino más corto –unos quince minutos de auto- así que hemos dado toda la vuelta por una ruta que se mete entre los montes boscosos para llegar de nuevo hasta el río. No nieva, pero hace frío. Finalmente encontramos la casa, no era tan difícil…” # Carlos Bernatek, con el título “el otro avión negro”, insinuó el recuerdo del primero tantas veces imaginado en la década del ‘70, que supuestamente trasladaría al presidente argentino Juan Domingo Perón (1946-1952, reelecto y depuesto en 1955, exiliado en Madrid después de un recorrido por distintos países hispanoamericanos; retornó el 17 de noviembre de 1972 y asumió la presidencia por tercera vez el 12 de octubre de 1973.) El otro avión negro –corresponde a la década siguiente-, está vinculado a “una anécdota poco conocida de Bayer” relacionada con “su proyecto de regreso al país de la intelectualidad argentina en el exilio a la caída del dictador Videla, sucedido por Viola en el ’81. Bayer organizó a través de sus contactos una amplia red de notables personajes dispuestos a emprender la aventura. La Iglesia Evangélica Alemana le ofreció fletar un charter para el caso. Günter Grass, Juan Rulfo, García Márquez y hasta el entonces diputado Felipe González habían prometido su presencia en el viaje, pero todos supeditaban su presencia y apoyo a la condición de que Julio Cortázar encabezara la delegación. Esto da cuenta de la verdadera magnitud de Cortázar en el mundo entero. Entusiasmado, Bayer y Osvaldo Soriano organizan una cena para plantearle su propuesta a Cortazar, quien asiste con Carol Dunlop. Bayer expone ante la mirada atenta de Cortázar, quien finalmente, responde: ‘Yo no quiero que me peguen un tiro en la cabeza… estoy luchando por Latinoamérica en Nicaragua… dedico mi vida a eso. Así que no participaré de este proyecto’. Dice Bayer: ‘Y allí se termina todo. Esa es la última vez que veo a Cortázar. Luego lo llamé por teléfono cuando muere Carol. Tenía mucho dolor encima y creo que se dejó morir’.”
[36] Gori, Gastón. Escritores, Buenos Aires y provincias. Santa Fe, diario “El Litoral”, sábado 8 de abril de 2000, p. 3.
[37] El último vuelo de mi amado amante –a las 0.15 del 1º de julio de 2000- impactó dolorosamente en mi espíritu y se acentuó aún más la distancia en el rumbo del quehacer literario. Recién el 15 de junio de 2001, al visitar a Gastón en otro día del escritor, dispuse de un ejemplar de Una vez la poesía con otra generosa dedicatoria: “Para mi muy querida amiga Nidia O. de Fontanini, escritora y difundidora de literatura, con un gran abrazo y cariño de Gastón Gori – Charito. 15 de junio de 2001. SFe.” Es distinta la caligrafía y me emociona advertir esa diferencia…