Caminos del Hombre y de la Humanidad
1982-1990 IV – Caminos entre llanura y cielo…
Abril de 1982: vivir entre libros y misiles…
En las primeras horas del 2 de abril de 1982, algunos argentinos supieron que se había puesto en marcha el Operativo Rosario, el “conflicto armado contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur”. Comandos de las fuerzas armadas habían desembarcado en la isla Soledad. Transcurrieron dos meses de lucha desigual y se iba aproximando la derrota.
Memoria insoslayable…
El 11 de abril de 1982, a la mañana era posible leer el semanario “Esquiú color” anunciaba el suplemento de Pascua y en la primera página sobre franjas azul celeste y blanca señalaba: “MALVINAS: FIRMEZA Y ORACIÓN”. En la segunda, alertaba: “Crisis: serenidad y firmeza”, valores imprescindibles para la resolución de cualquier conflicto. En una imagen fotográfica tenía vigencia un hecho decisivo: “Madrugada del 2 de abril: Infantes argentinos colocan la bandera argentina en Puerto Rivero. Momento para la historia”… y el comienzo de otra guerra.
En la página siguiente, el eco de la voz de don Ata… Atahualpa Yupanqui, su canto a La hermanita perdida -compartido musicalmente con Ariel Ramírez simbolizaba un patriótico clamor: [1]
De la mañana a la noche
De la noche a la mañana.
En grandes olas azules
y encajes de espumas blancas,
te va llegando el saludo
permanente de la Patria.
Ay, hermanita perdida.
Hermanita: vuelve a casa.
Amarillentos papeles
te pintan con otra laya.
Pero son veinte millones
que te llamamos: hermana…
Sobre las aguas australes
planean gaviotas blancas.
Dura piedra enternecida
por la sagrada esperanza.
Ay, hermanita perdida.
Hermanita: vuelve a casa.
Malvinas, tierra cautiva
de un rubio tiempo pirata.
Patagonia te suspira.
Toda la pampa te llama.
Seguirán las mil banderas
del mar, azules y blancas,
pero, queremos ver una
sobre tus piedras clavada.
Para llenarte de criollos.
Para curtirte la cara
hasta que logres el gesto
tradicional de la Patria.
Hay hermanita perdida,
Hermanita: vuelve a casa.
Ese domingo a la tarde, miembros de la ·Multipartidaria” –junta política permanente-, entrevistaron a Robert Service, jefe del área del Cono Sur del Departamento de Estado norteamericano e integrante de la comitiva que acompañó a Alexander Haig, “entre las 16 y las 16:40 en la sede de la embajada norteamericana”. Los políticos Antonio Tróccoli (radical); Torcuato Fino, Bernardo Montenegro (justicialistas), Francisco Aguirre (desarrollista); Miguel Monserrat (intransigente) y Martín Dip (democristiano), entregaron el documento emitido el 2 de abril.
En esa declaración, “la Multipartidaria expresó su total apoyo y solidaridad con la acción llevada a cabo por las Fuerzas Armadas en las islas Malvinas… su decisión de respaldar todas las medidas conducentes a la consolidación de la soberanía argentina” Al día siguiente distintos medios de comunicación informaban que dirigentes políticos comenzaban a viajar hacia el exterior en misión informativa.
La primera noticia anunciaba el viaje previsto por: Rafael Martínez Raymonda -Partido Demócrata Progresista- y Francisco Cerro -Federación Demócrata Cristiana- hacia Italia, para concretar entrevistas en el Vaticano; se reunirían allí con el ex ministro de Defensa José Alberto Deheza, quien antes de viajar se reunió con el dirigente metalúrgico Lorenzo Miguel. Los demócratas viajaron luego a España y el justicialista a Francia. El día 12 viajó el ex subsecretario de Relaciones Exteriores Dr. Jorge Vázquez.
Rumbo a Estados Unidos partió el contador Antonio Cafiero; hacia México y el Caribe, el Dr. Vicente Leonides Saadi; el democristiano José Antonio Allende hacia Venezuela.
A las 19:30 se reunió la Multipartidaria con asistencia del presidente del radicalismo Carlos Contín; los desarrollistas Arturo Frondizi y Américo García; Deolindo Felipe Bittel -vicepresidente del Partido- y Néstor Carrasco -Justicialistas-, Oscar Alende -intransigente- y el democristiano Francisco Cerro.
Al término de la reunión el dirigente radical expresó que los políticos viajaban “para esclarecer nuestros derechos y la justicia de nuestras demandas respecto de las Malvinas.”
El radical Luis León -secretario del Comité Nacional del radicalismo- realizó gestiones ante el ecuatoriano Ávila Boitía -presidente del PARLATINO, Parlamento Latinoamericano- y ante el secretario Towslend Ezcurra, peruano.
El apoderado del Partido Justicialista Torcuato Fino anticipó que algunos miembros se presentarían ante los foros internacionales “para hacer conocer la posición del pueblo argentino sobre la situación actual.”
Un lustro después, las críticas desde esos sectores por distintos medios de comunicación demostraron que en aquel momento, eran desconocidas significativas claves.
En Santa Fe de la Vera Cruz, el vespertino “El Litoral” revelaba el peso de la verdad. [2]
Con un título que abarcaba cuatro columnas señaló: “No concretó acuerdos la gestión del Gral. Haig. El enviado del presidente Reagan partió hacia Londres, portando ‘algunas propuestas’ que permitirían iniciar las negociaciones. No formuló ningún tipo de declaración”.
En dos columnas, desde el litoral se difundió: “Un llamamiento de Su Santidad. Está dirigido a nuestro país y a Inglaterra para que resuelvan diferencias por la vía pacífica.” El Papa Juan Pablo II “en su mensaje pascual pronunciado ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro y que fue transmitido a otras millones de todo en mundo en directo por radio y televisión”, recordó que “la alegría pascual está ofuscada por situaciones de tensión y de conflicto en algunas partes del mundo”. Sugirió resolver el conflicto del Atlántico Sur a fin de que haya “Paz”… Insistió Su Santidad: “Paz en la justicia, paz en el respeto de los principios fundamentales y universalmente reconocidos y afirmados por el derecho internacional y la mutua comprensión.” [3]
Incoherencias en la Educación…
La memoria genera otra toma de conciencia: era incomprensible que mientras miles de jóvenes estaban en las trincheras y sobre barcos de guerra en el Atlántico Sur, en algunas escuelas santafesinas los alumnos lograran retirarse más temprano para ver por televisión un partido de fútbol internacional. Otra de las incoherencias, en los tan mentados criterios educativos, de algunos conductores de la educación en la Argentina.
Lo más inquietante, resultó ser que ante ese análisis, en aquella circunstancia se esbozó una justificación con el argumento de… “¿Cómo los vas a contener?”
Me pregunté: ¿Facilismo? ¿Insuficiente autoridad? ¿Temor, por inseguridad?… Sigo sin entender cuál fue la razón determinante, para que los profesores firmaran en los libros de temas y en la planilla de asistencia.
Durante breves diálogos, con Gastón hemos comentado sobre algunos cambios en la educación… Así como han quedado decenas de cuadernos con originales de sus trabajos literarios manuscritos sin editar, el ocaso de otro ciclo y el propósito de escucharlo en su sabiduría antes que interrumpirlo con acotaciones, impidió que conversáramos acerca de sus puntos de vista en torno a la crisis de autoridad y a algunas conclusiones del filósofo español Fernando Savater a fines del siglo XX, expresadas tras sucesivas percepciones acerca de El arte de vivir:
“La crisis de autoridad consiste en que al niño se le permite todo hasta que tiene 16 años y empieza a hacer tal cantidad de burradas que el padre desempolva su autoridad. Y es ahí cuando fracasa. Porque conviene recordar que la palabra autoridad proviene de augeo, es decir, lo que hace crecer, lo que ayuda a superarnos, y evidentemente es necesario crecer desde el principio. Por eso, si al hijo lo dejas a sus anchas te encuentras con que a los 16 años te viene con un martillo, una calavera y cuatro cruces gamadas en el pecho. Entonces intentas ponerte como una fiera para imponer tu autoridad y el enfrentamiento es inevitable. Es una labor de largo aliento la paternidad.
Eso es como los profesores que dicen que con los alumnos no se puede. Con lo que no se puede es con los tigres de Bengala. Se puede mientras seas una persona razonable que no esté imponiendo lo absurdo, y cuanto más pequeños son con mayor razón. Y con el tiempo, sin necesidad de estar con una vara en la mano, tú puedes tener una cierta autoridad, auque lo que hace falta es que primero tengas también una autoridad sobre ti mismo…”
“El padre que aparece como el representante de la molestia, del enfado y de la frustración ante la vida, sin infundir nunca esa sensación de gozo, de ingenuidad, de sentirse bien, de amor a la vida y a las cosas, que es lo que engendra también la estima y el amor a los demás, nunca será un buen padre. De ese modo se va creando la figura del frustrado, que por otro lado encuentra muy poca ayuda en sociedades como la nuestra.”
Algo semejante sucede en distintos “niveles de educación formal” en la interrelación estudiante-educador profesional. No es tan probable que así sea con los maestros de vocación. Eso, también lo sabía Gastón…
8ª Exposición Feria Internacional del Libro
Mientras el 2 de abril de 1982 en las Islas Malvinas aceleraban las tareas de ocupación y defensa del territorio, en distintas ciudades y pueblos argentinos continuaban con las actividades previstas.
Así fue como en Buenos Aires, ese día comenzó la 8ª Exposición Feria Internacional del Libro que se clausuró el 19 de abril, siendo el azul el color oficial, concretándose como “Homenaje al Cuento en la Literatura Universal”, coincidiendo esa fecha -2 de abril-, con la conmemoración del Día Internacional del Libro Infantil.
En el acto de apertura habló el doctor Julio César Gancedo, en representación del general Galtieri, informando sobre la labor de una comisión que se integraría para estudiar los lineamientos de la política atinente al libro argentino.
Como sucedió el año anterior, en una superficie de 12.000 m2. había doscientos veinte expositores; representaciones de 36 países y concurrieron 650.000 personas, ciento cincuenta mil menos que en 1981.
Es casi comprensible, porque no estaban realmente los ánimos para tantos movimientos mientras en el Atlántico Sur crecían las tensiones a partir del momento en que el general Leopoldo Fortunato Galtieri expresó: “Presentaremos batalla”…
Gastón Gori: Premio “Aníbal Ponce”
La Asociación de Amigos de “Aníbal Ponce”, en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores de Buenos Aires, el 28 de mayo de 1982 entregó un premio a Gastón Gori “en mérito a su vasta labor ensayística tendiente a indagar aspectos fundamentales de la realidad agraria argentina, confirmada igualmente en sus valiosos cuentos y novelas, que han aportado profundidad a la investigación y análisis de los temas de la inmigración y la colonización.” [4]
La secretaria de la SADE -Ofelia Zúccoli Fidanza- invitó a entonar el Himno Nacional Argentino y a rendir un homenaje silencioso a los caídos en la Gesta de las Malvinas; luego el actor Héctor Tealdi recitó el poema Las Malvinas de José Bartolomé Pedroni y el profesor Ángel Héctor Azeves destacó la “significación criollista de la obra de Gastón Gori” a partir de 1951, cuando publicó el libro Vagos y mal entretenidos.
En esa oportunidad, Héctor P. Agosti presidente de la Asociación de Amigos de Aníbal Ponce, expresó: “Esta noche, cuando honramos a un escritor como Gastón Gori que prolonga con su obra el impulso inaugural de los precursores, no podríamos postergar los antecedentes ilustres que son como la iluminación de nuestro destino. Porque ahora se advierte, para sorpresa de tantos que no percibieron en tiempo oportuno las señales, que el enemigo principal de América latina es la plutocracia yanqui que pretendió someternos con los abalorios del panamericanismo como si otra vez fuéramos los indígenas deslumbrados por las novelerías incitantes. Cuan provechoso sería releer a estas alturas las crónicas que el apóstol José Martí escribió para La Nación con motivo de la primera conferencia panamericana de 1889. Ciertamente que ya desde 1882, al iniciar el envío de sus ‘cartas’ al diario porteño, debió padecer Martí la amputación de algunos párrafos. Se lo dice al director Bartolomé Mitre y Vedia el 26 de septiembre de ese año…”
Recordó luego a José Ingenieros, quien el 11 de noviembre de 1922 durante el homenaje al mexicano José Vasconcelos, exclamó: “No somos, no queremos ser más, no podríamos seguir siendo panamericanistas. La famosa doctrina de Monroe, que pudo parecernos durante un siglo la garantía de nuestra independencia política contra el peligro de conquistas extranjeras, se ha revelado gradualmente como una reserva del derecho norteamericano a protegernos e intervenirnos.” Rememoró que “pocos meses después ‘Luis Campos Aguirre’, o sea nuestro entrañable Aníbal Ponce, describía en el periódico Renovación los perfiles de la futura Unión Latino Americana, que fundaría junto a Ingenieros y Alfredo Palacios: ‘No somos panamericanos por ningún concepto, pues entendemos que el panamericanismo es una invención yanqui para conspirar a su sombra contra la independencia y la soberanía nacional de todos los pueblos de América latina.”
Insistió en que José Ingenieros, “en su memorable discurso a Vasconcelos había prevenido: ‘sea cual fuere la ideología que profesamos en materia política, sean cuales fueren nuestras concepciones sobre el régimen económico más conveniente para aumentar la justicia social en nuestros pueblos, sentimos vigoroso y pujante al amor a la libre nacionalidad cuando pensamos en el peligro de perderla ante la amenaza de un imperialismo extranjero’. Y en esto estamos, en esta coincidencia que vigoriza el patriotismo popular de los argentinos y que debe fortalecernos en la batalla contra quienes desde adentro auxilian a los enemigos de afuera. Y en esto no estamos solos porque nos acompaña el estímulo de los antepasados preclaros y el sentimiento común que envuelve a América Latina en la epifanía de su segunda independencia. En esa compañía se encuentra Gastón Gori…”
Destacó luego que “buena parte de la obra de Gori está enderezada a desenmascarar a esos enemigos que actúan desde adentro. Lo hizo con belleza, con verdad y con coraje, y ello confirma una vez más la razón de ser del Premio Anual Aníbal Ponce, destinado a honrar una obra pero también a revelar una conducta. Son las dos constantes que desde Santa Fe, es decir, desde nuestra cuna constitucional, Gori ha venido cumpliendo con tenacidad relevante y ejemplar inteligencia. Él ha servido, también, a esta marcha que está prodigando un rostro nuevo a nuestra América. /…/ Es un lema de Artigas, el que un día revivimos desde esta orilla como santo y seña de la batalla política, el que ahora resume nuestros sentimientos… El pueblo unido jamás será vencido. Cursiva aquí.
Su amigo también esperancino, su colega doctor Aldo Emilio Tessio, ex gobernador de la provincia, dijo en aquella circunstancia: “…Ahora que parece estar produciéndose el parto de un nuevo país, un país al que chicos de 18 años, con su sangre vertida, están haciendo madurar de golpe, las ideas de Gastón Gori son las banderas con las cuales tenemos que marchar, porque cuando se cumplan los sueños de Gori se habrá cumplido el destino de grandeza de los hombres y mujeres de este país”.
Gastón expresó su agradecimiento por el premio recibido: “…Acepto este premio con la modestia de un trabajador de las letras que ha tratado de cumplir con la mayor entereza de que es capaz, con los ‘deberes para consigo mismo y para los demás’. Porque se me otorga en estos días del nefasto ataque criminal y absurdo de Inglaterra a nuestra patria, no puedo decir que me siento feliz como hubiese sucedido en días de otras luchas y de otras esperanzas. Este momento tiene la fuerza capaz de hacernos sentir otra felicidad -aunque con su fondo de tragedia- es la felicidad de vivir la profunda unidad de nuestro pueblo en la lucha antiimperialista, anticolonialista, y nada menos que encabezada por nuestras fuerzas armadas a quienes impulsa y obligan un siglo y medio de fe en el triunfo de una causa justa, y el respaldo fervoroso de toda la nación de hoy, heredera de las luchas históricas por la independencia de América del Sur. El pueblo quiere marchar con total esclarecimiento de sus jefes en esta guerra en tanto podrán liderar a Latinoamérica en cuanto estén convencidos de que al imperialismo hay que derrotarlo aquí y en todas partes del mundo donde haya asentado sus garras; y en tanto estén convencidos de que las batallas por la liberación nacional en defensa de nuestra soberanía e integridad territorial, están ligadas a la lucha por la democracia. Sin democracia no se habrá logrado la totalidad del triunfo. La soberanía reside en el pueblo y todos unidos estamos viviendo la defensa del territorio donde se la ejerce y en las Malvinas, donde debe ejercerla definitivamente. Unidos para derrotar a Inglaterra y a su cómplice los EE.UU.; a esa Inglaterra que desde los albores de nuestro nacimiento como nación ha estado permanentemente usufructuando su posición de imperio metidos sus intereses en nuestra diplomacia, en nuestra política interna, en nuestra economía. Era ora de que nos librásemos de ese peso negativo en nuestro país y de todo otro imperialismo y este es el desafío de nuestros días y nuestro destino patrio. Todo le ha sido favorable a Inglaterra cuando se trató de enriquecerse en nuestro territorio, con la complacencia o la complicidad o la ignorancia de argentinos increíbles; desde siempre supo manejar las influencias en gobernantes, de legisladores, de personas con gravitación en los asuntos del Estado o con riquezas que le unían a sus intereses. ¡Durante casi doscientos años gravitó su sombra en nuestra patria! Y cuando nosotros desde nuestra juventud alertábamos contra ella involucrándola con las potencias imperialistas que nos afectaban, éramos considerados poco menos que antipatriotas por algunos círculos de gobierno y por gobernantes mismos en irrisoria tergiversación de nuestros ideales nacionales, que siempre, por otra parte, han sido los del pueblo democrático argentino, como queda trágicamente demostrado ahora, cuando enfrenta con su vida a los imperialistas, sobre los cuales está cayendo el desprecio de los hombres y gobiernos del mundo que a su vez soportaron o aun soportan este flagelo temerario. La intromisión de Inglaterra y luego de los EE.UU. en nuestro país por los medios económicos a los que siguen las presiones políticas, estuvo siempre apoyada tácita o abiertamente por la fuerza o la implícita amenaza de su fortaleza sea militar o política en el mundo, con que podía dejarnos en inferioridad internacional. Si Inglaterra hasta nos mandó una nave de guerra en 1876 anclándola en Rosario, para proteger su oro del Banco de Londres, como si fuésemos apenas un siglo atrás, lo mismo que se creen ahora: territorio apto para predominar en él o territorio susceptible de permanecer en él o en sus islas, como dueña soberana aunque el origen de su presencia en el archipiélago de las Malvinas no fue más que fruto de la criminalidad internacional, de usurpación, menosprecio hacia los pueblos nuevos; prepotencia y cañones cuando éramos débiles de que da pruebas la historia y que refutamos ahora con la fuerza de la guerra que nos ha impuesto. Toda nuestra historia registra su influencia en fundamentales aspectos de la vida de nuestra nación. ¡Hasta con sangre de un senador eminente que cayó asesinado, manchó nuestro Congreso mientras se debatían las cuestiones de los frigoríficos de que eran dueños! /…/ ¡Ningún hombre de este país podrá ser acusado de tener ideas foráneas porque defiende sus riquezas de la voracidad imperialista o su soberanía en contra de las presiones de EE.UU.! En esta unidad de hoy del pueblo argentino está insertado ese convencimiento.”
Concretó luego un interesante análisis sobre nuestra Patagonia y advirtió que “el gobernador de Santa Cruz, hizo conocer recientemente un aspecto de esa realidad haciéndonos notar que nuestros enemigos los ingleses tienen allá enormes extensiones bajo el régimen de propiedad privada, que excluye toda pretensión de intervenir oficialmente en ellas, según nuestras leyes actuales. Extranjeros y argentinos en reducido número dominan e impiden el desarrollo y la diversificación de producción. Latifundios de más de noventa mil hectáreas tienen el privilegio de propietarios que viven en el extranjero mientras pastan sus ovejas en suelo peligrosamente despoblado. Aquellos desiertos pueden agudizar la ambición de conquista de otros Estados. /…/ El gobernador de Santa Cruz advirtió que 650.000 hectáreas están en manos de unas pocas sociedades comerciales de extranjeros. Las Malvinas quizá no alcanzar a tener esa cantidad de tierra aprovechable con sus 11.700 km2. El Dr. Costa Méndez, ministro de Relaciones Exteriores, que interviene con tanto acierto en los organismos internacionales abogando por nuestro derecho, y que muchas veces estuvo no sólo exacto y veraz y justiciero sino que ha alcanzado momentos brillantes, acaba de manifestar con notable resonancia pública que el 46% de las tierras de Las Malvinas son propiedad de una sola compañía y que sólo 23 personas son dueñas del resto, y lo dijo para hacer notar al mundo de qué manera manejaba sus obligaciones en las Islas Inglaterra; lo dijo mencionando una de las causas por las cuales Inglaterra puede ser acusada por Argentina de dejadez o injusticia con respecto a los intereses de los pobladores del archipiélago. /…/ Y si queremos saber hasta qué punto dijo verdad el Dr. Costa Méndez, pensemos en nuestras tierras continentales del sur para saber también hasta qué punto somos responsables de aquellos desiertos y de aquella anacrónica manera de permitir la presencia de enormes latifundios no integrados en nuestra producción como no sea en la cada vez menos significativa explotación lanera. Cuando el Dr. Costa Méndez enjuiciaba a Inglaterra en el aspecto de propiedad injusta de la tierra en Las Malvinas nos estaba colocando en obligado examen de nuestra propia responsabilidad. El ministro ha visto con claridad el problema; ojalá que nadie apague esa luz, cuando nos toque cumplir con la etapa nueva que nos espera. Nada de lo que es verdad y pasión justa ahora que estamos en guerra, debe ser olvidado o falseado luego en la paz. No convirtamos, después desde el gobierno aquello que fue visto con claridad, en sombrío rechazo a las reformas, en temerosa política de inercia y complacencia con el desierto y el atraso.” [5]
“Esperanza en la historia”
El 20 de agosto de 1982, Gastón habló en un acto realizado en el Salón Blanco de la Municipalidad de Esperanza. En adhesión a la Fiesta Nacional de la Agricultura que se realizó en esa localidad, el 8 de septiembre en el suplemento del interior del Diario “El Litoral” fueron publicados algunos párrafos de esa conferencia:
“La colonia Esperanza cuyos actos de fundación datan del mes de setiembre de 1855 y cuyos primeros pobladores inmigrantes se establecieron el 27 de enero de 1856, por circunstancias bien conocidas conmemora sus aniversarios como si se hubiese fundado el 8 de setiembre de 1856, confundiéndose los festejos de su patrona religiosa con su iniciación en la vida histórica. Se la considera la primera colonia agrícola fundada con inmigrantes europeos muy especialmente por ser la primera colonia fundada según el criterio de política de población del territorio, que no sólo subsistió sino que marcó el rumbo definitivo y permanente de la política de inmigración y colonización, con lo que hizo por primera vez realidad próspera aquellos sabios mandatos de la Constitución nacional, establecidos en ella como deberes de los que gobiernan. Son numerosos los trabajos históricos que reseñan las vicisitudes de su fundación, de su desarrollo y de su ejemplo como centro agrario, eficaz fundador de una gran agricultura transformadora de nuestra economía en el siglo XIX. Quizás ha llegado el momento de estudiar a esta colonia no ya con el propósito de abundar sobre lo conocido, sino para destacar su experiencia como modificadora de la realidad agraria en su tiempo; quizá también para que los argentinos, comprendamos que lo que se hizo en el siglo pasado en materia de colonización, no puede repetirse ahora puesto que son muy distintas las realidades del presente.
Se suele citar a Esperanza, como ejemplo de práctica democrática en la elección de sus autoridades locales, y ello tiene una enorme importancia, quizá esclarecedora de un aspecto de nuestra vida institucional, y bastaría sólo como escueto apunte, decir que habían introducido las prácticas suizas de sus aldeas al elegir en asamblea pública sus autoridades. Muchos años antes, casi un siglo, de que en Derecho se discutiera la doctrina de la elección de los jueces por el pueblo, en la Colonia Esperanza los agricultores reunidos en Asamblea votaron para nombrar juez de paz y comisario.
Eso es propio de una profunda democracia.
Madre de colonias, se llama porque de ella se expandieron familias numerosas hacia nuevas colonias de los contornos y aun, de lejanas fundaciones a las que llevaron sus experiencias.
La Argentina ha reconocido todo el valor histórico de Esperanza, y la conmemoración de sus aniversarios sigue teniendo importancia nacional, así como la tuvo su fundación.
1983 – IX Exposición Feria Internacional del Libro en Buenos Aires
Desde el jueves 8 al 25 de abril de 1983 se realizó la 9ª Exposición Feria Internacional del Libro. El rojo fue el color oficial; se desarrolló en homenaje a “La Palabra escrita causa permanente del progreso”. Instalada en el mismo predio que las anteriores, participaron 226 expositores; exhibiciones de obras de 37 países y 920.000 asistentes. Asistieron al acto de apertura el doctor Julio César Gancedo y el intendente de Buenos Aires Dr. Guillermo C. del Cioppo, quien reconoció a esa ciudad, como “la capital intelectual de América Latina”. El presidente de la Federación Argentina de Industrias Gráficas y Afines –Faiga-, expresó: “Estamos frente a la feria más importante de América Latina y a una de las cinco primeras ferias del mundo”.
Desde el diario La Nación, el domingo 10 de abril de 1983 (primera página de la cuarta sección “Letras/Artes”, difundieron una nota de José Edmundo Clemente titulada “La felicidad nuestra de cada año”:
“Sabemos que cada año se renueva el milagro, aunque no siempre estamos seguros de su próxima realidad. Porque es un milagro. Con los caprichos propios de su naturaleza esquiva e irreal -esencia física del milagro-, y con el determinante íntimo de la fe, su ingrediente más denso y transparente, imprescindible.
Sin esperanza nunca se encontrará lo inesperado, pregonaba el amigo Heráclito. Fuego decisivo de nuestro comportamiento existencial y brújula tenaz desde los organizadores de la Exposición Feria Internacional del Libro, inaugurada en Buenos Aires desde 1975 a comienzos de otoño, como quien abre con urgencia las puertas de la vida cultural argentina. Semejante a la clásica figura de Cristo presidiendo los portales de las catedrales góticas, también con un libro en la mano. Coincidencia no casual. Metáfora de la felicidad prometida.
Como todo ‘milagro verdadero’ -la paradoja siempre es traviesa-, la Exposición–Feria tuvo en sus comienzos negadores e incrédulos y tampoco le faltaron críticos estériles, escépticos, fanáticos y funcionarios abúlicos que pretendieron disuadir a los visionarios de esta fascinante aventura de habitar por algunas semanas el universo privado del hombre; la señal de su voz. Ahora estamos acostumbrados a la reiterada cronología y hasta nos resulta familiar como la puntual rotación del Sol y de la Luna…”
Es oportuno rememorar que algunos testimonios de escritores santafesinos con respecto a esas Exposiciones Ferias –entre ellos Lermo Rafael Balbi que concurrió con auspicio de la subsecretaría de Cultura, en una carta que publicó luego Graciela Geller- reflejan una mirada diferente, tan distinta que ha significado un contundente rechazo a cualquier posibilidad de repetir la experiencia.
Es probable que tales situaciones tuvieran su raíz en lo que también destacó José Edmundo Clemente en Buenos Aires: “Entre nosotros, la desidia oficial contradice el entusiasmo teórico de los discursos circunstanciales. Siempre están anunciando la inminente sanción de una ley promotora del parque editorial, siempre están anunciando la pronta terminación del edificio de la Biblioteca Nacional. Prestigio de la palabra libro. Faro de la humanidad, espejo de la cultura, cumbre de la civilización, alimento del espíritu y otras facilidades oratorias. Luego del panegírico público, vuelta al silencio, a la indiferencia administrativa de las oficinas administrativas. Para algunos, el libro constituye una decoración social momentánea o un lujo peligroso de exhibir a diario. Un tabú cuyo solo nombre levanta temores y obliga a responsabilidades. Porque el libro también es territorio de ideas. De ideas filosas que rasgan prejuicios y buscan la luz con la misma fecundidad que las plantas. Espada de la verdad, el libro, igual que la espada verdadera, es simultáneamente brillo y filo; felicidad y sacrificio. Como el ritual religioso… Recordaré la etimología de la palabra ‘libro’. Liber, tejido libérico, capa vegetal intermedia entre la corteza y el tronco, utilizada por los romanos como soporte de la escritura. O como testimonio de su esperanza. Igual que los enamorados graban en los árboles la promesa de su amor. Siempre los hechos valen más por estar registrados que por el mero ocurrir… Los argentinos actuales… llevamos veinte años balbuceando una ley protectora de la cultura nacional y, nada menos, veinticinco tratando de darle sede digna a la Biblioteca creada por los fundadores de la Patria”…
Tal la “magia de la burocracia”… que no ha podido anular a “la inteligencia que nos salva de las tinieblas. Nombre solemne de la estupidez…”, parafraseando a José Edmundo Clemente.
En ese tiempo, los responsables del Proceso habían resuelto convocar a elecciones generales en todo el territorio nacional, de modo que el 30 de octubre de 1983, los ciudadanos empadronados -masculinos, femeninos-, por la obligatoriedad legal o por libre decisión, pudieron colocar en las urnas el decisivo voto secreto.
El domingo 10 de abril, octavo día de presencia de las fuerzas armadas argentinas en las Islas Malvinas, desde el diario “La Nación” también se expresaron acerca de diversos Pro y contra de la Exposición Feria del Libro, internacional, anual. Héctor Yánover –Librería Norte- expresó con sutil ironía:
“Por supuesto todos son pro. Es mejor organizar una Feria del Libro que una quema de libros. Una feria donde se tratará por todos los medios de disimular la pobreza de nuestra industria editorial. Una feria que no tratará de mostrar lo hecho sino de vender lo que se pueda. Que ha de competir con los libreros a quienes burla mostrando novedades que todavía no están repartidas en las librerías, que ofrece algunos libros que dan por agotados para venderlos allí. Pero está bien, porque eso es competencia y la corrección y la lealtad son cosas que existían antes, en épocas ya superadas. Si hubiese igualdad de oportunidades sería magnífico que la Feria durase todo el año porque para quien no tenga nada que ver con el negocio del libro es un espectáculo divertido, agradable y, por qué no, hasta instructivo.”
Francisco F. del Carril de Emecé Editores manifestó: “A los ya conocidos argumentos, podría agregar algunos surgidos de la experiencia de estar allí desde las cinco hasta las doce, todas las tardes, durante veintiún días. Hay gente que viene a pesar y demuestra poco interés por lo que allí sucede, para esta gente es un programa más de fin de semana o de noche de otoño. Hay gente que viene a buscar ‘el’ libro que le dijeron que era imprescindible leer y que en las librerías está ‘agotado’, cuando en la editorial la pila se envejece con el paso de los años. Hay otros que traen una larga lista, tomada de las críticas de diarios y revistas y que por alguna razón no son público de librerías. Y también están los que compran un libro porque algo tienen que llevar, y no se dan cuenta de que es el libro más caro de su vida, porque además tuvieron que pagar la entrada. Aparece el señor o la señora que pide ‘el nuevo libro de…’sin saber de qué se trata pero queda bien comprarlo. Finalmente hay una cantidad considerable de gente, sobre todo jóvenes, cuya avidez por la lectura es manifiesta. Se les ve en los ojos que quieren leer a toda costa, que tienen gustos definidos, que buscan tal o cual autor, y que no les alcanza el dinero para comprar el libro con que estuvieron soñando. Revisan el libro, cuentan el dinero, se van, dan una vuelta, piden prestado a alguien y vuelven a comprar. De más está decir que para ese chico o chica el precio del libro no es el mismo. Todos estos personajes conforman el mosaico del pro de la Feria. Nos brindan la satisfacción de saber que lo que hacemos durante todo un año, que lo que es nuestra actividad, sigue ocupando un lugar importante en la vida de las personas. No hay un porque no. Hay un hagamos las cosas de otra manera… Dejemos que el libro sea el protagonista. No le agreguemos actividades que nada tienen que ver con el libro, pero que se han transformado en un negocio para otros. Abramos las puertas al público con una entrada cuyo precio sea simbólico. Busquemos la forma de que la gente ‘realmente’ tome contacto con los autores, dándoles una participación especial…”
En distintas circunstancias, han expresado que Gastón Gori es poeta, escritor, historiador y sociólogo.
Sabido es que ha participado en actos culturales realizados en esas Ferias del Libro.
Sabía Gastón por su constante labor tendiente a difundir la literatura, que los escritores de las provincias -excepto los de Buenos Aires- tenían mayores dificultades para exhibir sus libros porque generalmente se imprimen libros, hay ediciones sin una oportuna distribución. En ese tiempo, desde áreas de cultura de jurisdicción provincial o municipales difundían la propuesta para que los autores entregaran como máximo cinco libros -con opción a venta- a los fines de ser expuestos conjuntamente y luego devueltos, o entregado el monto de lo vendido…
“Todo en un día” – Cuentos
Hay otro motivo implícito en la celebración de todo lo que sucede en un día y es el placer de compartir… En 1983, incorporamos en nuestra biblioteca familiar otro regalo y releo la dedicatoria manuscrita: “Para Nidia O. de Fontanini con un abrazo de su amigo Gastón”. Es su libro titulado Todo en un día, cuentos publicados por Litar -Litoral Argentino-, empresa santafesina de Armando Pavletich. La tapa tiene imágenes sugerentes: en un primer plano -hacia la derecha-, mitad del rostro de una rubia mujer; en segundo plano el desborde de granos de maíz, un carro donde el campesino y el caballo están casi en el mismo plano, en la paciente espera de las órdenes para seguir ejecutando otra simultaneidad de movimientos mientras más allá están los árboles y algunas nubes…
Gastón comenzó el libro con una dedicatoria impresa en la cuarta página; “A mis viejos amigos y compañeros de jornadas inolvidables: Casimiro Segura, Roberto Hominal, Oscar Koop, Olegario Sara, Pedro Moro, Dr. Deonaldo Carbajal, Francisco Fírbeda, Danilo Mateo, Nemesio Oviedo, Cristóbal Sánchez.”
En la página siguiente, un epígrafe:
“Sucedió en un solo día.
Hemos discutido como locos”. Bartolo
Con tales palabras, Bartolo plantea la situación que es el nudo gordiano de todo lo narrado: “Sucedió en un solo día. Hemos discutido como locos”.
Es evidente que todo lo sucedido durante aquel día fue la consecuencia de determinadas causas, sucesivos compromisos y mayores responsabilidades que provocaron sucesivos efectos y que se acumularon jornada tras jornada..
Doña Amalia, madre de seis hijos, viuda; es la mujer que soporta la angustia generada por las crecientes dificultades que algún día podrían provocar la disgregación de la familia y eso, es lo peor que podría suceder para sus sentimientos.
“Doña Amalia tiene los ojos abiertos en la oscuridad, quieta en la cama. Por la ventana -de par en par las hojas de madera- entra débil claridad de luna y de estrellas remotas de un cielo de verano que ella no ve… No puede dormir. Imposible es dormir. Cuando era joven, su marido -’el finado’- tenía que sacudirla para despertarla y a veces le guitarreaba las costillas… riendo. –Esta Amalia -solía decir- duerme como un tronco. Es mi buena mujer, me dio seis hijos. Es un alma de Dios…” p. 5
Crecía el insomnio tanto como la incertidumbre y ella, “ve otra vez la claridad de estrellas remotas que lloran lágrimas de luz en el cielo de verano seco, crujiente de chalas y de tallos partidos, débiles, sin espigas”. Mientras tanto, piensa: “Mejor es que el finado no esté para ver todo lo que les pasa…
El mugido de la vaca cubre de tristeza la madrugada. Doña Amalia se despierta… La inmensa masa de maíz desgranado que cubría la tierra llegando hasta el cielo en el horizonte, no está en el mundo. Está la vaca, la que les quedó. Bartolo ha vendido tres este año. La vaca es mansa.” p.7-9
Llegó ese día “Don Carlos, el dueño del campo, para decirle: “-Vea, doña Amalia, tiene que deshacerse de las vacas. Esto no es un tambo. Al contrato hay que cumplirlo. ¡Ah, sí, doña Amalia, eso sí! Dos vacas nomás.
Ella es mujer tranquila, sumisa. No manda en el campo desde que Bartolo y Pedro fueron mayores, pero es ella quien debe entenderse con el propietario, porque es la responsable después de la muerte de su marido” p. 9-10
Aunque los abuelos de las dos familias ya se conocían, en los negocios del campo más que la amistad, había que tener en cuenta lo que estaba escrito y firmado, ese contrato que cambiado una y otra vez para favorecer al propietario de la tierra.
“Hubo que pagarle en especie, el tanto por ciento, no tener más que dos vacas, los caballos justos para el trabajo, veinticinco gallinas, dos potreros, chicos y el resto del campo debía ser trabajado todo. Así están ahora las cosas, con los papeles firmados. Un papel es más fuerte que la vida de todos ellos, que el sudor viejo y nuevo de toda la familia durante años caído en los surcos…” p. 10-11
Doña Amalia es una mujer notable: “Desde su juventud hasta ahora, la vida de ella fue buena o triste o amarga o sonriente o difícil, pero todo transcurrió sobre el basamento de ese ampo, de esa casa -¡tantas veces refaccionada!-, como si la bondad, la tristeza, la amargura o las dificultades no fuesen más que un sudor de la tierra que ella bebía.” p.12
Tiempo después, doña Amalia dijo: “Lástima que no estuvo Pedro allí, con las ideas que tiene en la cabeza ahora, por que no se hubiera ido don Carlos sin su correspondiente respuesta. Pero Bartolo se calló. Teme que por cualquier conflicto las personas, le quiten la pensión. ¡Son tan delicados estos militares! En cambio Pedro hubiera hablado clarito, de buenos o de malos modos. Pedro no tiene pelos en la lengua.
Pero no se siembra sobre una lengua ágil, la lengua no sirve para ese trabajo. Lo que ellos necesitan es una vasta tierra y cosechar y vender, tener todos los caballos fuertes para arar, herramientas, máquinas sin que venga don Carlos a decirles:
-Doña Amalia, ustedes tienen más de veinticinco gallinas, y ese no es el trato. ¿Son colonos o gallineros? Nada de ocuparse en gallinas doña Amalia, el maíz es para la venta.” p. 22
Gastón en su relato describe algunas tareas de los hijos de Amalia: Teresa se ocupa “de las gallinas y del agua para los animales, Margarita de la limpieza, Clementina de la costura, Chente de los caballos” -son los menores…- “y luego, cuando regrese Pedro, de la labranza. Bartolo tiene una pierna ortopédica y una pensión del ejército. Se accidentó prestando servicio militar.”
La acongojada mujer intuye que ese día, “se han conmovido los cimientos del hogar. Las palabras estallarán en las bocas de sus hijos. Bartolo no ha vuelto aún; Pedro por segunda vez se fue a trabajar en cosechas ajenas. Lo decidió él, solo, sin consultarlo con nadie, pero cuando se fue a todos les pareció que eso estaba bien. Para vivir se necesita dinero. Por otra parte ¿quién lo hubiera podido retener?
Doña Amalia piensa de Pedro: -Tiene ideas en la cabeza, este último tiempo… ¡Esas ideas! Canta ‘los muchachos’, ahora.” p.13
Ella desea “que las cosas se desgasten como se desgasta la vida ¡pero que no se destruyan por la violencia! Que no se destruya la vida por la violencia del alma… que no se destruya nada del alma, ni ella ni sus hijos. Camina despacio. Siempre fue mujer tranquila, y de buena salud, gracias a Dios, de buen dormir, y si anoche apenas pudo cerrar los ojos, y si soñó con un mar infinito de maíz desgranado que sepultaba los campos, las casas, los animales, fue fenómeno excepcional de su vida. Se le produjo justo esa noche, cuando en realidad le esperaba un día de tormenta en la familia, de desolación quizá. Se le produjo esa noche cuando quería que sus hijos fueran hombres unidos en la abundancia, con tierra propia, con hacienda innumerable. En cuanto al maíz, allí está el único verdadero, el de la troje reservada para los animales y para semilla; es lo que quedó después de vender Bartolo la cosecha que fue a cobrar a la ciudad. p. 14-15
“La calandria no está ya en el paraíso, y todos los árboles, enhiestos en la mañana, tienen un verde resplandeciente bajo el sol… Doña Amalia no tiene ya esperanza de que algo haya cambiado favorablemente en sus hijas durante la noche. Sabe que Margarita reiniciará, esa mañana, la avalancha de destrucción, hasta que lleguen Bartolo y Pedro para completarla. A todos los conoce bien. Son sus hijos, y viven todos, una pobreza que no remedia el cielo. Están nerviosos.” p.16-17
Y sucedió como doña Amalia había intuido: Margarita cansada de tolerar los comentarios sobre su noviazgo con el viudo, estaba decidida a juntar toda su ropa y a separarse de su familia: “Se acabó. Si Pedro y Bartolo se van, yo no me voy a quedar aquí, metida en el campo”. p. 19
“Pedro, -interrumpe Margarita- está decidido a irse. Bartolo tiene su pensión y puede vivir en el pueblo con mamá. p. 21
Están apretados, constreñidos en la tierra escasa, quieren abandonarla. La única que no ha hablado hasta ahora, desde que empezaron las disidencias, sobre el destino de la familia, es doña Amalia.”
Ya ninguno duda de la proximidad del desenlace de la crisis…
“Aún los viejos sentimientos de familia las atan, porque son lazos fuertes, porque juntos ellas y los hermanos hicieron hasta ahora las cosas acertadas y juntos se equivocaron. Necesitan romperlos para asumir la responsabilidad individual de cada uno o por lo menos obrar libremente en el desperdigamiento de lo que las ha unido. No piensan especialmente en la madre, en doña Amalia, porque saben que con cualquier de ellos podrá vivir”… p. 21-23
“Las hermanas callan. Hay algo incontrovertible en la voluntad de Margarita, y algo que ella no dice… ama apasionadamente al viudo y está decidida a todo”… p. 24
Al anochecer, “Doña Amalia, como todos los días, prepara la cena. Por lo menos, mientras los ve juntos, en la mesa, alumbrados por la misma lámpara, su alma está en paz con la vida. Lo demás ¿sucede verdaderamente?… En el corral, la vaca echada rumia, y muy lejos, en el campo vecino, ladra un perro y su ladrido es retazo vivo de horizonte y referencia para medir la hondura del silencio y de la soledad de las cosas en el campo..” p. 41-42
Piensa doña Amalia: “Margarita sabe lo que hace. Ella es la más fuerte. ¿Por qué asustarse? No la encuentran. No está en ninguna de las habitaciones, ni en el galpón”… Está claro que “se fue con el viudo”. La madre siente que “lo de Margarita ya está mechado de vergüenza, de ignominia, de un dolor distinto al de la muerte, al que lleva la muerte a las familias… Cuando las piedras se derrumban por la ladera de la montaña, unas caen primero, otras después, lo dramático es el estrépito general.” p. 46-47
“Doña Amalia… tiene el corazón oprimido pero no sufre. Se lo impide una honda tristeza como no sintió nunca en su vida. Ella tampoco puede indignarse, y en el fondo, es la única que comprende el amor de su hija”. p. 48-49
Saben que “Pedro se va mañana… fue el primero que se propuso dejar el campo” cuando decidieron vender todo.
“Hacen silencio. Doña Amalia ha entrado, serena como en los días remotos en que cuidaba a sus hijos, mientras el marido trabajaba en el campo donde el trigo se doblaba con el peso de sus espigas. Los días de bonanza”…
“Doña Amalia está como siempre, serena. Una huella de profundo dolor moral, padecido durante la noche, le oscurece la piel bajo los ojos. Mira a sus hijos, de frente para que vean en el rostro lo que no podrán decir sus palabras. La suya no es firmeza, ni convencimiento, es un aplomo de toda la vida, sencillo; es la verdad de un amor evidente, que le dio el campo a su alma a través de los años, de sus alegrías y sus penurias; es algo que le viene de sus dichas y de sus sufrimientos aceptados con humildad, y todo transcurrió allí, en ese campo donde vivió y vio morir a su marido, donde crecieron sus hijos entre las alternativas de buenas y malas cosechas, con el alimento a mano para todos, gracias a Dios, y amándolos. ¿Comprenden eso?” p. 52-53
A Pedro, “pareciera que una fuerza exterior, poderosa, lo ha aprisionado y lo arrastra. No es dueño de sí mismo; tiene el contagio de lejanas muchedumbres que aclaman. La suya es una fe ciega, un deslumbramiento apasionado, y ejerce el dominio de sus nuevos actos. Bartolo en cambio, vacila. Es el mayor de los hijos y no puede, por sus sentimientos, abandonar a su familia. La situación ha cambiado para él.
-Entonces, -dice mirando a la madre- yo me quedo. Doña Amalia retorna a sus trabajos”… Pedro está acomodando sus cosas para irse. El sol hiere ardorosamente la tierra, que a lo lejos, es una vasta alfombra amarillenta de yuyos secos. El arado cerca del galpón, tiene herrumbre en sus rejas. Los paraísos se mueven con el viento suave y la casa pareciera sumergida en silencio sempiterno, a pesar de que ellos están allí o próximos, en el patio. Pero es la casa de doña Amalia, no la destruirá la intemperie”…p.54-55
“Ellos no oyen a la calandria que, como si por primera vez viese la luz del día, canta en el paraíso, alegre, insistente en sus melodías. Ese canto es una confirmación de la vida, armoniosa y libre. No lo escuchan doña Amalia ni los hijos… Con Margarita y con Pedro se les fue la confianza en la vida, necesaria todos los días para ver y oír las cosas menudas y bellas. La calandria no canta para ellos, y no cantará mientras Pedro no vuelva a ser el puntal de la familia…
Teresa le dijo a su madre: -Tenía que pasar, mamá. Pedro tiene otras ideas en la cabeza este último tiempo. Por eso se fue”. La paciente doña Amalia, “luego de una reflexiva pausa, le dice:
-Bueno, bueno, pero nosotros también necesitamos ideas. ¿Qué ideas son las de Pedro si no sirven para el campo?
La calandria voló del paraíso y fue a posarse en el horcón del pozo, apuntó otra vez con su pico hacia el cielo, y reinició su canto, pero parsimonioso, lleno de cautela en el aprendizaje de una nueva melodía.” p. 57-58
(Era el tiempo del éxodo del campo a las ciudades, de las ciudades a la Capital Federal, era el tiempo en que habían empezado a cantar ¡todos unidos triunfaremos!…
Transcurrió medio siglo y todavía seguimos fragmentados… en un plano inclinado que parece conducir al precipicio…
A comienzos del segundo año del siglo XXI, el bombo parece haber sido desplazado por las cacerolas.
Hoy, tercer miércoles de enero, me sorprendió Ana María Niel con sus duendes, poesía y música. Juntas evocamos y comentamos algunos proyectos actuales y en ese momento recordé que Gastón suele aludir “al cisne sagrado de un antiguo pueblo de Oriente que, de leche mezclada con agua, sólo bebía la leche”.
Hoy Ana, dijo haber visto a una mujer que necesariamente tuvo que estar entre el barro pero que como sucede con los cisnes, iluminada… pudo seguir elevándose.
Después, con su teclado… ¡otro concierto!
No fueron casuales algunos acordes; tampoco fue inesperada la resonancia de…
No llores por mi Argentina.)
“Relato municipal” y otros cuentos
Paciente había sido Belacqua, en su trabajo y en su hogar, donde vivía con su mujer y sus cuatro hijas solteras, hasta que inició los trámites para su jubilación. No tuvo respuesta durante seis meses y decidió viajar a Buenos Aires para que le informaran sobre ese trámite.
Así fue como “para gozar del premio”… -como decía una de sus hijas-, tuvo que preparar la valija de cuero, en realidad “¡una valija para viajeros de primera clase!”, aceptando con entereza, que era “un hombre que debe apresurar los martirios de su jubilación”. p. 59-60, 62
Además, sus mujeres esperaban que les trajera “algo lindo de Buenos Aires”…
Hombre acostumbrado al transporte de la ciudad, sabía que todavía tenía que hacer el esfuerzo de llegar hasta la estación de ómnibus y que para eso, dependía del tranvía. Así fue como empezó otro suplicio. “Me dolía el hombro y la mano cuando apareció el tranvía, cabeceando, ruidoso de hierros antiguos, con una inverosímil combinación de movimientos, a los cuales sólo le faltaba el de rotación. Un racimo de hombres pendía de sus cuatro puertas y, como caracoles en un muro, jóvenes heroicos venían adheridos a sus costados. Se detuvo en la esquina, en su interior se asardinaba una multitud silenciosa, acobardada, apretujada, exprimida, cuerpo con cuerpo, pelo con pelo, nariz con nuca. Prudentes madres alzaban sobre las infinitas cabezas sus críos delicados. Con sólo ver ese tranvía me quedé tieso, incapacitado para dar un paso adelante; pero la multitud que me rodeaba avanzó, se constriñó, y comenzó lentamente a ser tragada hacia el interior del coche; un pie, una pierna, brazos, bustos y otro pie, otra pierna, despacio, fueron entrando. Se agigantaron los racimos humanos en el paragolpes trasero y los pescantes.”
¿Sería un servicio para lograr mejor calidad de vida?
“El guarda -gorra de visera ladeada, barba semanal- impuso la arrogancia de su voz: -¡Más adelante, señores! ¡Hay lugar en el coche! Viajen en taxi si quieren ir cómodos! ¡Hagan lugar, señores! Y tuvieron las mujeres un resquicio libre donde posaron sus plantas. Aún subieron varios más. ¿Subieron? Prendidos Dios sabe dónde, los vi partir cuando arrancó el tranvía, abrazados a la gente que pendía”, rememora Belacqua. p.64-65
En vano el perseverante maestro de carpintería, pensó que “el otro vendrá vacío”… porque el guarda “al pasar” le dijo: “-Este coche va a estación…” p. 66
Continúa Gastón su relato municipal:
“ ¡Y llegó el tercer tranvía! Los asientos ocupados, el pasillo completo, la plataforma delantera con el motorman y un poderoso respaldo de pasajeros con caras adustas, firmes en la plaza conquistada. /…/ Y entre las cabezas, los pechos, los brazos, los hombros, las piernas y las espaldas, como separando zarzas de bosque nutrido, compacto, terrible, apareció la gorra del guarda engalanando un rostro jovencito, cetrino, de bigotillo pretencioso. Me miró apaciblemente, impersonal, desquiciado el ánimo -quizás- por su bravía faena. Nada dijo. Y entonces, desprecié denuestos y enterezas ajenas; empujé, arremetí con todas mis fuerzas, utilicé manos, hombros, piernas y cuerpo y me abrí un espacio íntegro para mí y mi valija… ¡El triunfo! Yo estaba arriba; había logrado un milagro que pocos ciudadanos pueden contar entre los hechos victoriosos de su vida, por larga que sea. Agradecí a Dios la merced que sin duda me hizo premiando así el espinoso camino de mis trabajos y la paciente espera de mi jubilación”… p. 67-69
Gastón a fines del siglo veinte, sabía que así como sucedía en la década del cincuenta y las siguientes, así es todavía, con la diferencia de que ya no hay más tranvías en la santafesina ciudad de la Vera Cruz, donde vivía Belacqua. Hay irregulares servicios de ómnibus que compiten con cientos de taxis y remises. Algo más ha cambiado a juzgar por las frecuentes manifestaciones, donde el bombo ha sido reemplazado por bombas y sonido de tamboriles o con estallidos de mayor riesgo. Los servicios públicos transportan cada vez menos personas porque es más conveniente reunirse compañeros y viajar en un taxi… Mientras tanto, hay protestas de los empresarios porque disminuye la rentabilidad de las empresas y van retirando del servicio las unidades en uso hasta que un mal día, anuncian la quiebra.
Gastón que tanto estudio sobre la penetración de capitales británicos, sobre ferrocarriles, sabe también que hasta los trenes han desaparecido.
Pero, como eso es casi argumento para otro cuento… sigamos intentando avanzar paso a paso por este camino entre árboles y bandadas…
Destacó Gastón que Belacqua iba por fin rumbo a la estación y “de pronto chirriaron las ruedas, frenadas; con violencia la multitud viajera fue sacudida hacia delante. Se alzó un gran clamor de indignación… A la inversa, se nos vino el tranvía enemigo, hasta que ambos quedaron frente a frente.”
Breve diálogo “de motorman a motorman, ornamentado con monosílabos, palabras sueltas, oraciones breves, entrecortadas, afluentes, simultáneas, alternativas; todo ello vigoroso, rotundo, convertidos los tranvías en barricadas para la batalla de léxicos gráficos, impregnados de sustantivos denigrantes y de adjetivos altaneros”. p.70-71
Era necesario retroceder, había que colocar “el troley invertido” y retornar hasta donde se pudiera hacer el cambio. En consecuencia, después de esas maniobras Belacqua comprobó otro inconveniente: “Estábamos a cuatro cuadras atrás de donde yo había subido con la ayuda de Dios.” p. 73
Avanzó nuevamente el tranvía y fue cargando más y más pasajeros, y Belacqua como hombre con experiencia, actuaba según la circunstancia: “Yo apretaba aún más mi valija, sin necesidad, porque sentía que eran muchos los pies que descansaban apoyados en ella. Forcejeaba por no ser expulsado de allí, la defendía con mi inflexible custodia. ¡Morir antes que abandonarla!” p. 74
Ya estaba pensando en “llegar a Boulevard Pellegrini y allí, si aún no me había abandonado por completo la conmiseración de Dios, podría tomar un taxi -si lo hallaba- arriesgando parte de mi dinero, tan contadito, que esa terrible extra sólo pudo inspirármela una gran desesperación”. p. 75
Sucedió lo inesperado y el guarda ordenó:
“-¡Al otro coche, señores! Éste vuelve a Guadalupe; hay descarrilamiento…p.77
(Ese dato para los santafesinos de más de cuarenta años es una clave, porque se deduce que era un tranvía de la línea 4…)
Belacqua se demoró y perdió el tranvía; vio que se acercaba un ómnibus que hacía el mismo recorrido, pero “pasó de largo, requetecompleto”.
Ya se estaba dando cuenta de que su viaje a Buenos Aires estaba interrumpido y se dijo: “Calma, Belacqua que esto no es el fin del mundo”.
Relató Gastón: “El tranvía descarrilado comenzó a marchar con guiadores en las ruedas zafadas. Un tirón, dos, tres y ¡zas!, todo estuvo en orden otra vez.”
Belacqua seguía observando lo que ahí sucedía: “No alzaba pasajeros en las esquinas”… Cuando preguntó si llegaría “antes de las ocho y media al centro”, el guarda le contestó: “Este coche llega a Boulevard Pellegrini y va a estación”. p. 79
Logró subir a un taxi, después que acomodó la valija en el portaequipaje, pero ya estaba escrito: era tarde, no consiguió pasaje para otro ómnibus y tuvo que volver a su casa, donde las cinco mujeres opinaban hasta que él reaccionó.
“¡Cállense todas! -grité-, y me metí en el baño para quitarme la ropa de viaje dando un portazo con gran autoridad. Aún estoy en él, tirándome el cuello duro que me aprisiona los enredos de la corbata. Mejor será que demore muchísimo tiempo en esta tarea, porque no sé como me defenderé -en lo sucesivo- de estas mujeres que a pesar de todo, son el único encanto de mi vida… p. 83
“El viejo Gayoso” y otros cuentos…
El tercer cuento incluido en el libro titulado Todo en un día, comienza así: “Entre algarrobos y algún espinillo, en el campo ‘Tres’ de la estancia está el rancho de Elpidio Gayoso, hijo de Juana Gayoso y de Elpidio Espinosa, hachero muerto por los gendarmes en la huelga de La Forestal cuando salía del obraje para unirse a los obreros del tanino”… p. 88
Ya está situado el viejo Gayoso. No es posible rehacer todo en un día, tampoco es razonable transcribir todo.
Lo factible será encontrarlo en alguna biblioteca, o no… porque ¡así son las cosas de la vida!, como solía decir Gastón.
Desde el diario “El Litoral” difundieron con una bella ilustración, el cuarto cuento incluido en ese libro: La bignonia del misterio.
En el quinto y último cuento, Gastón alude a El predicador y dice:
“Yo sabía que por allí el peligro estaba acechando, en el aire, en el agua o en la tierra, por ser zona de ataque. Pero sin embargo caminaba seguro de la realidad de las locas, de los árboles, de la calle empedrada y de lo que el río hacía oír corriendo; no tenía miedo. El peligro era parte de vivir y quizás en ese momento era la confirmación real, inminente de la vida, ante la posible muerte, así como sabemos mejor que nunca que nuestra mano existe cuando la muerde y sangra un perro.” p. 103
Contó luego: “Yo iba entre las rocas y las flores y oía el rumor del río, a un costado de un muro enorme, inimaginablemente ancho, granítico, resistente a todo ataque de acero estallante, de fuego líquido, y vi de pronto caer la bomba casi a mis pies, al alcance de mis manos, oscura y enorme, instantánea; como si remotamente hubiese alguna vez pensado que una bomba así podría estallar en cualquier momento de mi vida, en mis manos, en mis ojos, en mis brazos”… p.104
“No oí el estruendo de la explosión aunque vi desaparecer la bomba y mi cuerpo -no sé de qué manera adquirí la conciencia de ellos- en partículas atómicas o gasificado o sólo convertido en pensamiento, fue arrojado contra el muro y lo atravesó y lo traspuso de alguna manera o no lo atravesó pero dejo de estar junto a él entre las flores y plantas que lo rodearon, sin el agua del río ni el mismo aire, ni la misma tierra”… p.105
Gastón luego escribió: “Debía yo comprender que estaba, ¿por qué comprender? -en otro lado en una interrumpida continuación o identidad de mí mismo; no destruido, sino que conservaba todos mis elementos constitutivos, todos, huesos, carne, piel, sus integraciones totales y parciales, de modo que era yo mismo -soy yo mismo- sin haberme desmenuzado en la explosión enorme pero sin sentir tampoco la gravedad de mi cuerpo como si hubiese pasado -¿pasado o quedado en el mismo?- de un mundo al otro lado del mismo mundo -¿pasado o quedado en el mismo?- de un mundo al otro lado del mismo mundo, sin muerte y sin ser el hombre que vivió hasta ese instante. Resurrección sin muerte… Había trasmigrado en mi mismo desde un paisaje de rocas sin transición al otro lado; antes de saber que no había muerto, se me hizo luz la respuesta y no pude ya preguntarme: ¿existe o no la muerte? Pero yo caminaba no por el mismo lugar o los restos del lugar, de muro y rocas, de la explosión. Caminaba por una calle hermosa de ir y venir de gente.” /…/ “Y comencé a hablar, a hablarles a los que pasaban y comprendía profundamente que lo mío era la predicación de LA VERDAD. ‘Nadie muere, les decía, y vivo después de muerto’. Pero ellos pasaban a mi lado; algunos me oían y sonreían”… p. 106-107
Después, el predicador estaba “aquí bajo el sol y los ruidos de la ciudad”… y esas circunstancias expresó:
“No hubo tiempo entre uno y otro sitio para mi cuerpo, para mi muerte, porque no he muerto… También supe que más lejos todo sucedería en otra ciudad y luego en otro desierto y luego ciudades y sucesivos desiertos atravesados y sembrados de semillas de predicación. Mientras tanto mis pies sangraban y la sangre caída eran las flores del desierto.” p.109
En el Epílogo, Gastón advierte:
“El mar es lo principal, la gota lo accesorio.”
Ahora, se impone otra pausa en este camino entre árboles y bandadas…
Aspectos formales de “Todo en un día”…
El escritor Enrique M. Butti, el lunes 29 de agosto de 1983, desde El Litoral – La comarca y el mundo, señaló que “dos razones impulsan la publicación de este artículo: la designación de Gastón Gori como académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras, y la aparición de su libro de cuentos “Todo en un día”…
Enrique Butti comenzó destacando que “la industria editorial del best-seller (sustentada en los grandes imperios por máquinas electrónicas y lectores autómatas) ha fijado ciertos esquemas cuya función parece ser la de garantizar la inversión monetaria del comprador: desde la gráfica de la portada hasta el nombre de la heroína deben responder a un decálogo ya conocido de antemano por el lector. Otra convención atentamente respetada por editores y lectores es la que delimita estilos y argumentos en una unívoca dirección, dentro del alambrado de los géneros literarios; aquí también la función parece ser la de circunscribir la experiencia de la lectura en una zona de reconocida y tranquilizadora eficacia. Y, también, existe alguna solemne regla académica (que sólo los buenos escritores parecen refutar) que establece la rigurosa consecuencia estilística y argumental de cada tomo de poesías o relatos. El último libro de Gastón Gori desconoce estas leyes. El primer cuento que da nombre al libro, es un relato perteneciente al género ‘realista’ o, mejor, ‘neorrealista. El segundo, ‘Relato municipal’, es un cuento de horror cotidiano, de horror grotesco (kafkiano, se diría… y el lenguaje de Gori nos remite a una realidad cercana y definida)… el tercer cuento, es un fragmento testimonial sobre una familia campesina, y todo gira alrededor de la única frase misteriosa que repite un anciano hierático, una misma frase que, a medida que se desarrolla el relato, suena, como grito, o sorna, o lamento. ‘La bignonia del misterio’ es un cuento ‘fantástico’; y el último ‘El predicador’, un cuento metafísico. Esta variedad resulta una placentera sorpresa; denota la vitalidad inquieta del autor; exige del lector, esa disponibilidad dinámica sin la cual difícilmente se llega a la complejidad de la lectura.” Luego, rememoró Butti una sesión de lectura organizada por el Club de Lectores de Santa Fe, donde “Gori habló con claridad, de la obligación que tiene el escritor de ser claro en esta tan confusa situación histórica que vivimos. Y en el Epílogo, casi Manifiesto, de ‘Todo en un día’, como indicando que esa claridad no proviene de lo fácil, insustancial o aparente, sino del proceso creador ejercitado sobre el material más noble de la vida, dice: ‘Para un escritor, la verdadera riqueza se computa en la cantidad de seres y cosas que ha amado, que ha admirado y que por último deviene un general amor y admiración por la vida de las personas que vemos cómo hace, cerca de nosotros, su tránsito por la tierra, en esta parte del mundo’. Aprovechando la cercana disponibilidad de Gastón Gori” -sigue diciendo Enrique Butti- “recurrimos a él para que nos ayudara a terminar esta nota situando ‘Todo en un día’ dentro de su prolífica y politécnica obra. Ésta fue su respuesta: “Es un libro que contiene cuentos demorados deliberadamente en su publicación, y si ahora se editó es quizá porque, autocriticado, juzgué que era el momento adecuado en el conjunto de todos los publicados. No edito cuentos, novelas o poemas recién escritos; pero nunca demoré tanto como en este caso, salvo ‘La bignonia del misterio’. Confieso que no tengo facilidad para escribir y cada página es el resultado de ahincamiento laborioso, y si constituyen ya muchas publicadas, ellas se computan con sacrificios, angustias y también, felicidad.”
“A Gastón Gori” – Poema
Desde la revista “Ronda Literaria” dirigida por el poeta Augusto Zorreguieta y editada en Lomas de Zamora (Buenos Aires), difundían obras de autores de distintas provincias argentinas. [6]
Aquí, la reiteración de uno de los poemas seleccionados:
“A GASTÓN GORI.
Miembro correspondiente de la
Academia Argentina de Letras.
Tomo distancia en la pradera…
en una perspectiva de soles y de pájaros
te veo enhiesto, majestuoso, cual quebracho.
En vano buscará el débil hachero derribarte…
¡Eres tan intocable en tu sublime estatura!
Además…
no es de enanos pretender acercarse
a la obra quijotesca que animó tus jornadas intensas.
Siendo quebracho, sí, de gran riqueza…
levantaste tu voz por las flaquezas.
Tu voz es compromiso con la JUSTICIA y la VERDAD.
Tu voz es desprecio por la antipatria
y la soberbia sajona tradicional.
Tomo distancia en la pradera…
En una perspectiva de soles y de pájaros
Te veo enhiesto, majestuoso, cual quebracho.
Llegando a la pureza de tu corazón
no rojo, sino albo encuentro allí el color.
Tiene dulzor de coco… de tanino el valor.
Con tu vuelo de ave, magnífico, cubriste la región.
Te veo cual quebracho…
TALLADO CON AMOR.
Nidia A. G. Orbea de Fontanini (Santa Fe)”
“La Pluma Incesante” y sus signos perdurables…
El 10 de agosto de 1984, se terminó de imprimir La Pluma Incesante en los “talleres de Roberto Yaconisi, con el generoso auspicio de los amigos de Gastón Gori, don Dermidio Héctor Pérez Fondevila y don Carlos Freytes, impresores de Tupambaé quienes, antes de jubilarse quisieron hacer, como último trabajo un libro de Gastón”. En la tapa, esta información: “Ensayos sobre: Aníbal Ponce – José Pedroni – Luis Gudiño Krämer – José R. López Rosas – Academia Inmaculada Concepción – Juan J. Lastra – Horacio Rodríguez – Ángela Geneyro – Victorino De Carolis – Amelia Biagioni – José Cibils – Mateo Booz – Espadalirio – Carlos Carlino – Scholem Aleijem”.
Durante ese mes, en la ciudad de Salta se realizó el “Tercer Simposio Internacional de Literatura”, organizado por el Instituto Literario y Cultural Hispánico de California, Estados Unidos, en colaboración con las universidades nacionales de Salta y Jujuy, el Grupo de Estudios Literarios de Salta y el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California (Irvine)” tal como se difundió desde la comarca
El programa pertinente propuso evaluar distintas ponencias en torno a la “Crítica de la Literatura de Latinoamérica del Siglo XX”; “Literatura y semiótica”, “Literatura y sociología”, “Literatura y hermenéutica, “Literatura y sicoanálisis”, “Metas y desarrollos del feminismo a través de sus diferentes corrientes, revisión y crítica de la narrativa femenina latinoamericana”y “Metacrítica y desconstructivismo”. Han de ser los especialistas quienes opinen al respecto… [7]
Acá, ahora, es vivificante seguir la huella señalada por Gastón Gori, nuestro poeta esperancino, santafesino, argentino, latinoamericano sin fronteras…
Es gratificante compartir otro misterioso encuentro con la palabra, lectores y escritores, a pesar de las distancias que aparentemente separan, aunque al mismo tiempo vinculan y unen.
El 29 de setiembre de 1984, desde Ceres (departamento San Cristóbal) la escritora Graciela Geller de Ferrero envió a la comarca un comentario donde señala que “a pesar de que la tapa anuncia ‘Ensayos’, el volumen contiene en realidad un conjunto de notas y conferencias recogidas a lo largo de años, y unificadas en amplio espectro. Salvo Scholem Aleijem -también emparentado a la problemática del hombre como producto de su cultura- los demás escritores se levantan de las páginas a la manera de los deliciosos libritos de la infancia, tienen que ver con nuestra Santa Fe.”
Destacó Graciela que “En ‘La Pluma Incesante’ …escrita a través de los años, a través de etapas de maduración, a través de situaciones anímicas diferentes, Gastón Gori muestra casi todas sus fibras. Es el poeta en ‘Los gringos cantores’, el ensayista inquieto que nos sorprende con datos y nombres empolvados por el tiempo y la ignorancia, el ideólogo, el discípulo, el compañero y el maestro.”
Como también lo valoró Graciela, surge durante la lectura de esas páginas un sentimiento de identificación con el lugar donde vive -donde vivimos- y se refleja su sensible comprensión de los conflictos que se generan entre los hombres de distintas culturas y que él, los percibe con tanta intensidad como si fueran sus problemas, sus dificultades.
Hay otra coincidencia entre aquel comentario y esta aproximación a la trayectoria de Gastón Gori. Ante el desafío de seleccionar un párrafo para transcribirlo, considerándolo como un mensaje que se impone y sugiere una actitud reflexiva, un impulso interior orientó hacia el espacio donde aún tiene resonancia su homenaje al talentoso Aníbal Ponce:
“Invito a meditar sobre esto: los intelectuales cometen graves injusticias contra el pueblo. Aprovechamos de él su música autóctona para construir nuestras obras musicales, y después obramos como si el pueblo fuese incapaz de comprender la música; escribimos aprovechando la vida de los hombres del pueblo, y permanecemos indiferentes o tibios ante el destino real, concreto, de nuestros personajes o del gran personaje que es el pueblo, y pareciera que tomáramos sus desgracias para lucirnos con nuestra habilidad de narradores… [8]
Allá ellos con sus vidas entrecruzadas de dramas, aquí nosotros espiándolos, para contarlos y quedarnos satisfechos con el libro redactado, esperando además que se nos premie nuestra habilidad para curiosear el dolor ajeno, la alegría que no nos pertenece, el llanto que no enjugamos, el problema real que no contribuimos a meditar.
Pintamos los temas que están en nuestro pueblo, que son de nuestro pueblo, y llegamos también a la abstracción más sutil y enrevesada, para después afirmar que la pintura es para unos pocos iniciados -como en cierta época- sin comprender nuestra responsabilidad de haber levantado una barrera metafísica que separa nuestras obras del modelo que las origina, del hombre y de la actividad del hombre cuya plasticidad aprovechamos. Nuestra actividad, tiene a veces un símil con el hurón que hurta el alimento que ha de llevarse a su cueva, y que, sin aceptar que lo ha hurtado, lo defiende a dentelladas…” LPI, p. 68
Hasta 1984, la pluma incesante de Gastón Gori había escrito tantas páginas como fueron necesarias para lograr la edición de treinta y un libros y aún ignoramos cuántas más integran sus cuadernos y esperan ser difundidas.
1983: comentario sobre “La Forestal”
Semana tras semana, desde el suplemento La comarca y el mundo del diario “El Litoral” de Santa Fe, en la sección titulada Libros / Libros, incluían comentarios sobre libros y Katty Mazzei (o K. M.) anunciaba “novedades en biblioteca” y “novedades en librería”. El lunes 31 de octubre de 1983, acerca del libro La Forestal – La tragedia del quebracho colorado editado por Litar S.A., expresó: “Es la tercera edición de un trabajo que llega al público con el texto de 1965. Proyecta Gastón Gori a través de él diversos e importantes aspectos que son parte y consecuencia de La Forestal, compañía que desde 1906 explotara quebracho colorado en nuestro país.
Todos los datos y referencias son parte de un análisis profundo que pone en descubierto los alcances socioeconómicos de cuanto ha ocurrido respecto del tema en el lapso arriba mencionado. (179 págs.)”
1983: GORI, Miembro de la Academia Argentina de Letras
Es posible rememorar algo de lo expresado en “Palabras para compartir –4”:
“…porque las anécdotas de Gastón merecen ser conocidas, es oportuno decir que apenas conocida la distinción, llegué hasta su casa en la calle Laprida, cuando aún el Puente Colgante, majestuoso, desafiaba a las aguas del bravío Paraná.
Gastón acostumbrado a regalar poesía, me entregó una hoja de papel con los versos de ‘Nunca quise…’con correcciones manuscritas… obstinada y coherente actitud del poeta… para completar su obra de arte: ética y estética.”
Me sorprendió ver esas dos páginas de papel manifold, recordé nuestra época del secundario y las frecuentes copias con apuntes para ser compartidos, cuando no había noticias sobre fotocopiadoras -al menos en esta latitud sudamericana- y el vínculo con el libro era más potente porque era necesario leer y releer, sintetizar, hacer apuntes… Era inimaginable para los jóvenes de entonces, la facilidad con que dos décadas después se reproducirían páginas -libros enteros- y en la siguiente también en colores, con excesiva frecuencia sin ser tenida en cuenta la legislación vigente sobre los derechos del autor –de las editoriales- y los razonables límites de la reprografía con fines didácticos, como suelen decir…
Gastón en esas páginas, había mecanografiado su último poema -hasta entonces-, elaborado minutos después de la lectura de la comunicación de su nombramiento como miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras, aunque probablemente sería más acertado decir que lo transcribió en ese momento, porque en su interioridad ya se había gestado tras sucesivas vivencias.
Gastón suele comentar que él primero hace manuscritos en cuadernos y luego –”usando todos los dedos”- ejecuta el mecanografiado y las pertinentes correcciones. Disponer de ese original, hizo posible la impresión de una plaqueta con el propósito de entregarla en el acto que estaba proyectado para celebrar esa incorporación.
Así fue y perduran algunas señales:
“Santa Fe de la Vera Cruz, su lugar de residencia, celebra el acontecimiento el 16 de septiembre de 1983, en la Sala Marechal del Teatro Municipal 1º de Mayo. Auspiciaron el homenaje la editorial Litar S.A.; SADE (Sociedad Argentina de Escritores) Filial Santa Fe. Asistieron el Secretario de Cultura y Bienestar Social de la Municipalidad Sr. Alberto Héctor Bilbao; el Director de Cultura Sr. Oscar Gheco, escritores y amigos. Hablaron Oscar Agú -por SADE- y Nidia Orbea de Fontanini como coordinadora del programa de actos y del Círculo de Escritores del Litoral.
Concluido el acto, los diálogos se prolongaron en un encuentro en la sede de la Asoc. Cult. Israelita ‘I. L. Peretz’ presidido por el señor León Blajman.
Cuando no hay ‘papeles’ con ‘tinta’, ni ‘firmas’ a la vista, la memoria suele ser insuficiente, aunque las emociones dejen huellas perdurables. Quizás en esta evocación falten precisiones. No obstante ello, el propósito es destacar otro hito en la vida de Gastón… y de Charito, quien recibió esa noche un hermoso ramo de rosas ¡las rosas de la amistad!” [9]
NUNCA QUISE…
Nunca quise ser el grande,
el poderoso,
no quise mandar hombres,
quizá por respeto
a los azahares,
a las notas bellas
de los violines.
Nunca pensé en coronas
ciñendo mi frente
minúsculo asiento del mundo,
ni que alguien se humillara
en una reverencia.
Nunca sembré huracán
de uso propio,
ni mieles para mi boca;
quizá solo quise una luna
somnolienta,
un tapial con un gato
ronroneando en la noche.
Y una lágrima mía
por la novia de un poeta
por su dulzura,
por su tristeza.
Nunca pensé que el oro
es metal de sol,
de universo,
de corazón amado,
de mundo triste,
de amor hermoso.
Y nunca lo tuve
aunque pobló de sueños
mis amarguras.
¿Alguien hay que diga
si algo quise en mi vida?
Quizá amé la muerte dulce
del lirio,
el perfume del nardo
y su espada, con Federico;
la sonrisa triste
de la madre pura
sin pan de día
sin paz de noche,
sin beso magnífico,
con brazos duros
y espíritu de fuego
apagando infiernos…
Nunca quise ser feliz,
ni desgraciado,
viví en el planeta,
con mis hermanos
y los vi, y los acompañé
y aún los acompaño
con mi verso,
con mi prosa,
y el fuego del alma
y la miel de mi boca.
Si nunca quise
Para mí algo
Y amo tanto;
De bruces en la tierra,
De pecho al viento,
De alma al infinito
Digo:
¿Qué quise, qué amé, qué amo?
Siento los planetas
silenciosos;
siento al hombre y su destino;
la planta florecida
-que no pregunta-
y el infinito donde el hombre dice:
siempre, nunca…
o amor,
o dolor,
o vida y muerte.”
Resonancia en Santa Fe…
El diario “El Litoral”, el martes 20 de septiembre de 1983 en la novena página, en dos columnas informó: “Se realizó un acto de homenaje a Gastón Gori – Contó con el auspicio de diversas instituciones de nuestra capital” y la nota comienza así: “Auspiciado por la Asociación Cultural Israelita Argentina I. L. Peretz, Círculo de Escritores del Litoral, Distribuidora del Litoral S. A., Sociedad Argentina de Escritores (Santa Fe) y con la adhesión del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas, Colegio de Escribanos, Colegio Médico, Alianza Francesa y Cooperativa La Primera, de Santa Fe, y con la presencia de los secretarios de Cultura de la Provincia” – Dr. José Rafael López Rosas, compañero de ruta de Gastón en casi legendario recorrido de Espadalirio-; “y Municipalidad de Santa Fe y del Dr. Julio A. Caminos, en representación del Rotary Club, se realizó en la Sala Marechal el anunciado homenaje a Gastón Gori por haber sido designado miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras y por la reciente publicación de la primera edición de su libro “Todo en un día” y la tercera de “La Forestal. La tragedia del quebracho colorado.”
El acto que tuvo un público que excedió la capacidad de la Sala, se inició con la lectura de adhesiones recibidas y luego habló la señora Nidia O. de Fontanini, quien, después de referirse a la personalidad de Gori, dio lectura a poemas escritos por el autor en distintas épocas, como así también leyó el ‘Canto a la ciudad, corazón legal de la república’,” (sic; Canto a la ciudad. Corazón legal de la República-, “que obtuvo la Faja de Honor de la SADE en el año pasado. A continuación pronunció un discurso el presidente de la SADE de Santa Fe, señor Oscar Aghú,” (sic; Oscar Agú)- “quien recordó libros que considera destacados en la producción de Gastón Gori”…
La nota terminó así: “A continuación en el local de la Sociedad Israelita I. L. Peretz se ofreció un lunch donde pronunció palabras la señora Jane Streiger, quien destacó la permanente labor de Gastón Gori a través de casi medio siglo y su participación en las luchas por la democracia y la paz.”
Lo expresado por la señora Jane Streiger de Silber -esposa de Manuel y madre de Daniel Moisés Silber, maestra y cantante lírica, “artista infatigable” a pesar de las limitaciones como consecuencia de un accidente en 1969, conmovió porque reconocida su trayectoria, en ese momento más allá del Arte se vislumbraban las vivencias…
(Es oportuno destacar que Jane Streiger también es nacida en Esperanza, descendiente de inmigrantes y por algo tres años después, recibió el Premio “Alicia 86” que otorga la “Institución Reconocimiento -Alicia Moreau de Justo- una actitud en la vida” a quienes prestan servicios a la comunidad”, como se destaca en “Quién es ella en Santa Fe”, breve reseña biográfica escrita por Mariano Puente para esa edición imaginada y concretada por otra esperancina: Gloria María von Mende de Bertero“, también descendiente de inmigrantes y “artista infatigable”.)
Reconocimiento desde el “CEL”…
Una mirada hacia lo alto permite aludir a Gastón Gori, no solo como co-fundador del Círculo de Escritores del Litoral, porque más que “Fundador” ha sido y es generador de múltiples actividades.
Además de tal merecidísima adhesión, la Coordinadora de ese grupo integrado por escritores de distintas provincias -todos adherentes, sin aportes, salvo para las ediciones compartidas-, concretó otro servicio de educación por el arte de vivir y convivir mediante la donación de ejemplares de “Todo en un día” y “La forestal – La tragedia del quebracho colorado”, destinados a bibliotecas escolares de diversas localidades.
Gastón Gori, Académico: resonancia en su ciudad natal.
El 30 de septiembre de 1983 a las 20, en el Salón Blanco de la Municipalidad de Esperanza, se concretó un homenaje a Gastón Gori “con motivo de su designación como Miembro Correspondiente de la Academia Argentina de Letras”, iniciado con palabras del Intendente Municipal don Roberto José Hominal y la lectura del Decreto de Honor. Hablaron luego el presidente de la Academia Argentina de Letras Dr. Raúl Castagnino; el Dr. Julio A. Caminos -Miembro de la Junta Provincial de Estudios Históricos- y el subsecretario de cultura de la provincia de Santa Fe, Dr. José Rafael López Rosas. Después de la entrega de medallas, cerró el acto Gastón Gori y una vez más expresó contundentes conclusiones. Luego, sirvieron una cena el Club Social Aarón Castellanos y continuaron los diálogos…
1984: “La chica del gato”…
Desde las páginas de La comarca y el mundo, el sábado 25 de febrero de 1984, se proyectó otro encuentro con la imagen de Gastón Gori porque reprodujeron una fotografía y en su actitud expresiva, su mirada reflejaba ese espacio de confluencia de la entereza y del misterio, resultante de la aprehensión de las vivencias cotidianas y una vez más, el gesto frecuente de sus manos ahuecadas con los dedos separados como señal insoslayable de su desinterés por los objetos materiales.
Para algunos de sus lectores -los que pueden leer El Litoral-, Gastón anticipó su cuento relacionado con la chica que al anochecer pasaba frente a su casa, “con su gato contra la blusa” y que abarca tres momentos: el punto de partida que refleja distintas actitudes en una secuencia breve registrada desde la puerta de la casa y relacionada con movimientos en la calle; un nudo que coincide en el relato central con una situación diferente vivida en la intimidad hogareña, debajo de la bignonia, convertida ya en el símbolo de los ciclos naturales. El avance hacia el desenlace, es una síntesis de creciente incertidumbre y de mutua ternura, revelación de un vínculo potente ya que Yolanda y él, también saben entenderse por las miradas y la comprensión es inmediata.
Culmina el cuento con el comentario de la mujer reiterando lo expresado por la chica del gato la tarde anterior, cuando llegó hasta esa casa -mientras él no estaba- y ante una justificada curiosidad, respondió:
“¿Ese gato? Hace años que ya murió. No existe. Era infernal -recordó ella-. Me destrozó mi blusa celeste una tarde en la que el cielo, más que azul parecía verde… inexplicablemente.”
Ocho años después de la publicación del cuento La chica del gato en el diario vespertino de la capital santafesina, en noviembre de 1992 fue editado ese libro que presenta inicialmente tres cuentos en torno a la bignonia…
Es evidente que Gastón ha corregido la versión original, porque varió la puntuación y ya no son muchos años después sino “años después” cuando “…sentados Yolanda y yo al amparo de la bignonia, mientras corregíamos unas engorrosas pruebas de imprenta, recordamos simultáneamente a la chica del gato”.
También fue transformado el desenlace y en el libro está escrito:
“¿Ese gato? Murió. Hace años que ya no existe… ¡Era infernal!
Destrozó mi blusa celeste.”
Y como suele suceder, quienes sólo lean el libro no podrán imaginar el aparente color del cielo -”verde… inexplicablemente”-, aquella tarde en que el gato trágico destrozó la blusa celeste.
Son las inevitables consecuencias de la persistente costumbre de corregir, corregir, corregir… aún durante la segunda prueba de imprenta…
10ª Exposición Feria Internacional del Libro
Del 5 al 23 de abril de 1984 se realizó la Exposición Feria Internacional del Libro en la capital federal argentina.
Habían elegido como color oficial el ocre; se organizó en “Homenaje a la Poesía”, se amplió en 550m2. la superficie; hubo 255 expositores, 21 países participantes y asistieron aproximadamente un millón de personas.
El presidente Dr. Raúl R. Alfonsín en el acto de apertura manifestó: “Nunca más se prohibirá un libro por ley, por decreto o por resolución administrativa de jurisdicción alguna en este país”.
Habló en representación de los organizadores, el Profesor Roberto Castiglioni y advirtió que: “El libro reina cuando gobierna la libertad”.
Participaron en ese acto el intendente de Buenos Aires Dr. Julio César Saguier, el presidente de la Cámara de Diputados Dr. Juan Carlos Pugliese; varios legisladores y funcionarios de distintas jurisdicciones.
Gastón Gori en el Primer Encuentro Internacional de Escritores
El 10 de abril de 1984 en la Sala “Leopoldo Lugones” de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el escritor Ernesto Sábato inauguró el Primer Encuentro Internacional de Escritores, acompañado por el secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires Dr. Pacho O’Donnell; el secretario de Cultura de la Nación Carlos Gorostiza y el señor Roberto Castiglioni, presidente ejecutivo de la Exposición Feria e integrante de la Fundación El Libro.
Lema: “El escritor y la libertad de expresión”. Indicaron tres áreas de análisis: “El escritor y la sociedad” / “Responsabilidad del escritor” / “Literatura y medios masivos de comunicación”. Así fue como los participantes se agruparon en función de tales intereses.
Gastón Gori integró el grupo que analizó los vínculos entre “el escritor y la sociedad” junto a “Mario Benedetti (Uruguay), Gonzalo Almeida (Ecuador), Juan José Arreola (México), Roberto Fernández Retamar y Norberto Fuentes (Cuba), Elsa Joubert (Sudáfrica), Ana María Matute (España), Julián Semionov (URSS), Volodia Teitelbaum (Chile); los argentinos Guillermo Ara, Jorge Calvetti, José María Castiñeira de Dios, Antonio Di Benedetto; Luis Franco, Griselda Gámbaro, Martha Lynch, Juan José Manauta, Víctor Massuh, Enrique Molina, Félix Pelayo, Julia Prilutzky Farny, Antonio Requeni, Horacio Salas, Norberto Silvetti Paz y Basilio Uribe.
En una entrevista con el corresponsal del diario El Litoral, Gastón Gori después de nombrar a los integrantes de ese grupo, preguntado acerca de ¿cuál es la relación del escritor con la realidad? y otras ideas relacionadas con el tema, expresó:
“El objeto de la inteligencia -lo dijo Paul Valery- es lo que no existe. Lo que no existe aún, el escritor crea lo que en sus libros ha de ser una realidad insospechada hasta el momento de su creación mediante el arte de escribir. Es decir, que el arbitrio es total. El escritor es el soberano que decide sobre su obra.”
“Nada lo obliga, en principio, a concebir y redactar un libro que se fundamente en normas predeterminadas o en teorías existentes; nada lo obliga a que su pensamiento se oriente en una u otra de esas dos grandes ramas de la filosofía: el idealismo o el materialismo. Pero cuando ha elegido, cuando ha iniciado ese arduo quehacer de la inteligencia y de la libertad creadora, es cuando comienza a aclararse la trayectoria concretada en el libro, que hará valedero el enjuiciamiento, la crítica y aun ciertas exigencias que hacen a la verdad y a la belleza, valores que son ineludibles en el arte. Porque el que escribe, escribe siempre para la sociedad donde vive, para el mundo donde habita, y en esa sola circunstancia lo coloca en el trance de ser analizada su labor por otros, estudiada, juzgada, como que es el derecho de los demás opinar sobre todo lo que es inherente al hombre y sus obras.”
“El escritor no puede eludir formar parte de la sociedad; no es un hipotético Robinson Crusoe desde que a esa sociedad concurra con sus libros. Y no cabe ninguna duda de que sus lectores y que esa misma sociedad, tienen exigencias… que a veces se traducen en el simple hecho de abandonar la lectura de un libro por falta de interés. Las exigencias son más vigorosas cuando más el escritor es seguido y admirado por sectores que gravitan en la vida cultural de la nación. No es un ser colocado más allá de los derechos de los demás; no es un ser aislado y libre de confrontaciones del pensamiento. Sólo es un aislado cuando elabora la delicada subjetividad que impulsará su obra o cuando la está escribiendo. Así y todo, es parte del conjunto social y humano que lo contiene y que, muchas veces, le enriquece el intelecto.”
“En el trance de escribir, aun aislado para hacerlo, hay un elemento activo que lo caracteriza por el hecho de estar escribiendo. Es un ser protagónico, aunque lo rodee el silencio y la soledad de una biblioteca… Además, ¿acaso no hemos comprobado cuánto se le exige al ciudadano escritor en determinadas circunstancias políticas? Es un protagonista y también suele ser una víctima por gravitación de su propia obra en la sociedad. Bastaría con citar a Antonio Machado, García Lorca, Haroldo Conti y, risueñamente, a Erasmo que ‘sostenía sus ideas hasta en el fuego exclusive…”
Gastón luego expresó: “Considero al escritor un singular resultado de su naturaleza y de su medio. En la sociedad donde vive es un agregador de nuevos pensamientos (siempre que tenga nuevos pensamientos…), o de una visión determinada de la vida que puede influir en los seres humanos que lo leen o que practican sus doctrinas.”
Advirtió que el escritor “es un protagonista calificado y quizás lo sea siempre, aun cuando sus creaciones pretendan estar incontaminadas y libres de las presiones del sistema social en que vive.”
“Es protagonista en tanto se analice todo lo que lo diferencia de un mero espectador. Es un creador del que se espera su influencia en los sentimientos, en la sensibilidad o en los pensamientos de su época. Cómo entonces eludir las exigencias críticas que se han originado en las expectativas del mismo escritor con sus obras. No es extraño que desde antiguo acompañe la evolución de la sociedad, dándole a ella su contribución de inteligencia orientadora y recibiendo también, de ella, las lecciones de sus exigencias. Aníbal Ponce enseñó que el escritor tiene deberes para consigo mismo y para con los demás. Rechazo el sofisma del intelectual aislado y sin compromiso.”
Ante la exigencia del corresponsal de El Litoral al manifestarle: “…para terminar, ¿podría resumir en tres líneas su pensamiento?”, el talentoso y tolerante Gastón Gori respondió:
“Si la inteligencia es la facultad de crear, es así mismo la facultad de descubrir relaciones. Y esto no sólo lleva hacia la actitud de la inteligencia en su ineludible enraizamiento como parte que es el escritor en la sociedad humana”
Una vez más, Gastón aceptó el desafío y respondió con palabras que abarcaron tres líneas y si en la tercera columna de la comarca, sus expresiones se extendieron hasta la quinta línea, hay que admitir que ha sido como consecuencia de la medida prevista por el diagramador… que estaba evidentemente ausente en aquella circunstancia.
Es oportuno destacar que en el acto de clausura, desarrollado en la misma sala en la noche del 14 de abril –día de las Américas-, habló José Isaacson, secretario general de la institución organizadora.
Destacó “la labor realizada por escritores que han sabido atenerse a la disciplina intelectual exigida por el temario de cada una de las mesas, cosa no frecuente dada la poca disposición que suelen manifestar para todo trabajo que suponga armonizar convicciones no siempre acordes con sus respectivos puntos de vista’.”
Así lo destacó el escritor y académico José Luis Víttori -también participante en ese Simposio-, en la nota publicada en El Litoral – La comarca y el mundo, el sábado 7 de julio del mismo año, con el título Dos santafesinos en el Primer Encuentro Internacional de Escritores.
“…La Forestal”: declarada de interés provincial.
Sabido es que siendo ministro de Educación y Cultura el Dr. Domingo Colasurdo y Secretario de Información Pública el Sr. Néstor Norberto Zapata, en marzo de 1984 se declaró de interés provincial la Crónica Cantada La Forestal, que como ha destacado Jorge Campana en su interesante libro editado en 1999, fue “puesta en escena con textos de Rafael Ielpi, basados en el ensayo literario sobre el tema del escritor Gastón Gori, la interpretación de Enrique Llopis y Emilio Lensky, música de José Luis Bollea y Jorge Cánepa y Dirección General de Néstor Zapata. Esta obra fue representada en numerosas Municipalidades y Comunas de la provincia y del país.”
(Necesito expresar que cuando fue presentada en el Teatro Municipal “1º de Mayo” de la capital santafesina, las plateas y palcos fueron totalmente ocupados y los asistentes demostraron su adhesión con prolongados aplausos.)
Comentarios de Gastón Gori…
La Agencia Radiofónica de Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de Entre Ríos) con sede en la ciudad de Paraná, a principios de febrero de 2002 difundió Gastón Gori, el poeta justiciero con grabaciones de textos y comentarios acerca de la cantata “La Forestal”.
En esas circunstancias, recordaron que Gastón en 1935 estuvo en tierras de la Forestal y él rememoró:
“Yo sabía que existía porque por el frente de mi casa que estaba a dos cuadras de la estación ferroviaria, pasaban los cachapés con los rollizos que llevaban a la curtiembre de Meiners porque no curtían con tanino, hacían el aserrín… y cuando pasaban, mucha gente hablaba de la Forestal, por lo que esos rollizos se compraban en la Forestal… así que el tema de la Forestal estaba desde la niñez.”
Durante aquella entrevista, destacaron lo sucedido en Tartagal e insistieron en que él estuvo allá cuando tenía veinte años. Gastón comentó: “Yo estuve alojado en una soltería de la Forestal”… y explicó que se había encontrado con su amigo Horacio Gay y por eso se quedó unos días.
“…Me alojaron en la soltería de la Forestal, estuve viviendo cuatro o cinco días y yo no pregunté ni tuve que pagar nada y nadie me dijo hay que pagar… Después recibí una carta de Horacio Gay y dice: ‘-Me pregunta mi jefe si te trataron bien’…
¿Te imaginás lo que era entonces la Forestal… cuando iba un legislador o un gobernador o uno de los capos de ellos?…
Yo era un muchacho insignificante de 20 años”…”
Tras una aproximación a las exigencias de trabajo diario en aquella Compañía, Gastón Gori dijo: “La diferencia de clases es una realidad: el patrón pone el capital y el otro el trabajo. La plusvalía existe en la sociedad capitalista, es imprescindible… El que trabaja tiene que producir veinte, pero cobra diez… cinco… eso es la plusvalía. La pobreza existe porque no hay un trabajo bien redituado… A pesar de que la legislación avanzó mucho, la sociedad capitalista o puede resolver la injusticia… La riqueza, la masa de la riqueza, la plusvalía, le pertenece al patrón.”
También comentaron el libro La agonía del quebracho que es casi un complemento del que se aproxima a la tragedia del quebracho colorado. Luego aludieron a la “Cantata” dirigida por el rosarino Néstor Zapata que cuando se estrenó en el Teatro Municipal “1º de Mayo” de Santa Fe fue vista y escuchada por Charito porque Gastón había viajado. Es oportuno reiterar lo expresado por el poeta justiciero:
“La cantata… es hermosa, es lo mejor. Se ha hecho una película –Quebracho– que no respeta el libro..
Ahora, esta obra es maravillosa. Y yo… tengo un afecto muy especial a Llopis… La cantata está muy bien hecha, responde al espíritu de mi libro.”
Opinión de Gastón Gori sobre la gestión de Llopis
Durante la entrevista con los comunicadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Gastón Gori expresó -y está grabado en un CD.- algunas señales en torno a las dificultades que se le presentaron al subsecretario de Cultura Enrique Llopis, su amigo y persona que debió soportar el acoso de distintos sectores políticos con denuncias en distintos medios de difusión, incluso en diarios locales y de la Capital Federal.
Gastón Gori, algo sabía sobre los laberintos de la administración pública porque también soportó una sorprendente cesantía. En aquel momento manifestó lo que también sentimos quienes sin vínculo amistoso o relación de dependencia, nos hemos aproximado a la trayectoria de Enrique Llopis y quienes también desde tiempo antes percibimos una franja brumosa donde ni los testimonios ni los documentos –disposiciones, resoluciones y decretos- son suficientes para que la Justicia dilucide con exactitud la incidencia de determinadas actitudes y las responsabilidades personales en distintos niveles administrativos. Notas, expedientes, sumarios inconclusos, algunas declaraciones públicas de miembros del Tribunal de Cuentas de la provincia son la prueba contundente de tales conclusiones. [10]
Dijo Gastón: “Meter de funcionario a quien no nació para funcionario es meterlo en un brete… Yo estoy seguro de que Llopis no necesitaba un peso…
“Yo he sufrido mucho y sufro y lo sigo queriendo como lo conocí… Para mí fue eso nada más, un salto peligroso. Yo no lo puedo ver a Llopis sino como lo conocí”. [11]
Junio de 1984: “Mes de las Letras”
Gastón Gori continuaba leyendo y releyendo, corrigiendo algunos textos, seleccionando otros; viviendo y conviviendo fraternalmente. Lo hacía como siempre lo hizo, como lo hace y seguirá haciendo: con responsabilidad, con firmeza, con tenacidad, con solidaridad.
Es posible imaginarlo en su escritorio -en la planta alta- o en el patio, bajo la bignonia junto a Charito compartiendo algunos mates y poemas, nunca indiferentes a los mezquinos vaivenes sociales, regalando nutritivos granos a los pájaros…
Gastón Gori en la “Semana del Escritor”…
El sábado 9 de junio de 1984, desde la comarca Gastón conmovió a los lectores del diario santafesino nacido en el año de la reforma universitaria. Publicó su poema Rosa blanca:
“He visto morir una rosa blanca;
caía
pétalo a pétalo como lágrimas;
la miraba irse en blancura
y recordaba
gota a gota de agua
sollozada.
¿Por qué, pregunto ingenuamente
morirán las rosas?
¡Tan inocentes
y hermosas!
Miré cómo el viento
la destrozaba;
moría en el aire
en el aire, la rosa blanca.
Dije: – Ayer nacida
y perfumada
hoy pétalo a pétalo
se deshoja en la muerte.
Sólo yo la miraba.
Oh rosa inmaculada
esparcida muerta en la tierra,
blanca rosa del alma,
eras toda armonía
esplendorosa y vivías…
Pétalo a pétalo caías,
el viento los llevaba,
el triste viento de la mañana.
Eso he visto.
Como tonto antiguo
yo suspiraba.
La rosa era blanca.
Tiempo después, Gastón incluyó ese poema en Búsqueda de la alegría -publicado en 1986- y en la reedición de Intermezzo de las rosas (1994), que como él advierte al comienzo del libro, no tiene “más correcciones que aquellas necesarias para suprimir en lo posible, lo que era propio de inexperiencia literaria” porque “fue escrito en años de juventud”.
Incluyó en ese volumen, “una trilogía conjuntamente con El obsequio de los Pájaros y La chica del gato, separadas por décadas uno de otro, pero con un fondo común: naturaleza, humanismo y fantasía”, valoraciones constantes en este talentoso escritor esperancino, santafesino, latinoamericano… ¡universalista!
En el 2000 ese conmovedor poema integra Una vez la poesía, interesante proyecto realizado por el Centro de publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, una excelente propuesta para intentar otra aproximación al universo poético donde también deslumbra la luminosidad de la trayectoria de Quique Birri.
En el poema La rosa blanca, Gastón ha reemplazado una palabra, ya no es: como tonto antiguo sino “como hombre antiguo”… que el poeta suspiraba…
El cambio de esa palabra no incidió demasiado en la emoción que genera ese poema, porque con frecuencia comprobamos que un hombre antiguo suele hacerse el tonto, si como reconoce la Real Academia Española, necesita “aparentar que no advierte las cosas de que no le conviene darse por enterado”…
Es sugestivo observar en ese grueso volumen de la RAE, lo expresado acerca de tonto -en menos de treinta líneas en la tercera columna-; mientras que las explicaciones acerca del significado de la palabra hombre abarca dos columnas completas y veinte líneas. Sabido es que decir hombre es más que aludir a un “ser animado, racional” y también que “bajo esta acepción se comprende todo el género humano”.
Ahora, aquí, se impondría otro contundente punto final sobre este asunto, pero la memoria provoca una reacción contraria porque evocando al inquieto e inquietante niño que además era pecoso, es conmovedor recordar sus emociones mientras su padre “lo llamaba rudamente y él se hundía en la contemplación, defendiéndose de su voz”; hasta que un “día su padre le había dicho: “-Sos tonto!”.
Fue inmediata la reacción del pelirrojo herido con la potencia de esas dos palabras y así lo recordó mientras escribía:
“Cuando nadie pudo verme, sentado en el suelo, con el rostro apretado sobre las rodillas, lloré con fuerza reconcentrada como para llegar hasta la hondura de mi sandez. En el fondo, y después del llanto, hallé que mi corazón era puro y mis pensamientos se esclarecieron con magnífica limpidez. ¡No, no era un tonto! Era un indefenso que no tenía más apoyo que sus propias fuerzas. Esta certidumbre, me llenó de melancolía…”
Otro día, estaba ensimismado y su cariñosa madre le preguntó en qué pensaba. Dalmacio contestó: “Pensaba cómo hará Dios para conocer a toda la gente que muere y no equivocarse al castigarla…” Otra vez, una respuesta con esa palabra breve: “Tonto, Dios no necesita conocerlas como las conocemos nosotros. Todos somos de Dios y Él nunca castiga, comprende nuestra vida y le basta saber que los malos sufren más que los buenos…”
Estatura moral de Gastón Gori
A mediados de junio de 1983 terminé la corrección de un breve ensayo referido a la trayectoria de Gastón y el 26 de ese mes le entregué una copia con una carta porque ya había decidido adherir a la convocatoria de la Universidad Nacional de Misiones. El 5 de agosto de 1983, desde la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales” de Posadas -Misiones-, enviaron una respuesta:
“Sra. Nidia… de Fontanini… Cumplimos en informarle que debido a la gran cantidad de trabajos recibidos para las ‘Jornadas sobre la Literatura Argentina del Litoral”, el suyo: “Gastón Gori – de lo regional a lo universal” no ha podido ser incluido en el temario de las sesiones; no obstante, por tratarse de un material valioso, será considerado para la publicación de las Actas de las Jornadas. Esperamos pueda asistir y traer algo de su bibliografía publicada para el ‘stand’ de exposición… la saludamos con la mayor estima: Roxana Gardes de Fernández.” (La distancia y las diarias obligaciones impidieron concretar el propósito de aprender más para seguir creciendo y compartiendo…)
La primavera de 1984 generó nuevos brotes en distintos ámbitos y desde Santa Fe de la Vera Cruz, la generosidad de Gastón impulsó la edición de aquella ponencia en un folleto titulado Gastón Gori, escritor –de veinte páginas, trescientos ejemplares- y la distribución sin cargo entre educadores y escritores. Decidió también incorporar esta “carta prólogo”:
“Gastón: Aún cuando más de cuatro décadas sean suficiente prueba de esfuerzo y talento en una obra magnífica para ejemplo de las generaciones argentinas, usted sigue sorprendiendo con sus nuevas publicaciones.
Mi osadía -como le expresé en mi reciente visita-, me impulsó a recrear algunos de sus personajes, en una unidad temática que sólo sirve para demostrar la unidad de su obra, la coherencia de sus actos, la ecuanimidad de sus juicios.
Siento al publicar este trabajo la misma emoción que me embargó cuando cumplí 15 años y la bibliotecaria de la Escuela de Comercio Domingo G. Silva, C.P.N. Amparo Salvadora Fernández, sabiendo mi predilección por la poesía, me regaló ‘Se rinden los nardos’… Desde mi adolescencia esa obrita tan pura, ocupó un lugar de privilegio en los anaqueles, y también mis hijos la hojearon más de una vez, mientras yo les relataba esto que reitero aquí. ¿Y cómo no iban a leer ‘Y además era pecoso…’?, si es una de las mejores cosas que han hecho en las escuelas santafesinas, incorporarlo para lecturas en el aula.
Siento la misma emoción que tuve cuando usted me distinguió al hablar en la presentación de ‘Poemas para Tioco’, que nació fundamentalmente, porque quise rescatar en el tiempo, la imagen querida y admirada de mi abuela.
Y hoy, al entregarle estas hojitas, vuelvo a decirle con mi mayor respeto: es usted para mí un gigante de las letras.. por eso insisto tanto en la estatura moral de Dalmacio Gálvez, ese niño que felizmente aún vive en la pureza de su amor que se trasunta en cada página que pasa por la imprenta, en cada gesto suyo en la calle, en cada mano tendida en su hogar. Por eso insisto tanto en la estatura moral de Gastón Gori… una estatura que no figura en ningún documento de identidad, pero que es justamente la identidad.
A usted y a Charito que me regalan el nombre de amiga, para los dos, porque vibran al unísono, estas páginas junto con mi abrazo. Nidia A. G. Orbea de Fontanini. Santa Fe, 26 de Junio de 1983.”
Gastón Gori, un escritor sin fronteras
Considero que será útil la reiteración del texto completo porque la edición fuera de comercio, se agotó inmediatamente por la generosa colaboración de Gastón enviándolas a sus amigos, incluso por correo…
“Creo que escribí este poema a la ciudad donde transcurre lo más importante de mi existencia, porque alguna vez la sentí claramente latinoamericana, iluminadas ciertas implicancias históricas en viajes desde Tierra del Fuego hasta Canadá -sobrevolados los EEUU- que me ubicaron en modalidades hemisféricas, dilucidados sus orígenes y enaltecidos sus fervores palpitantes aún de llanuras, ríos y legendarios bosques”, explica Gastón Gori en el prólogo de “Canto a la Ciudad – Corazón legal de la República”, y le canta a Santa Fe, fundada cuando “Noviembre se encendía en los ceibos”… diciéndole: “¡Eras la misma y nueva, / con tu sangre joven, / con tu alma vieja / de España / renovada de estirpe / americana! /…/ El camino de los ríos / te sacaba a las afueras / del mundo conocido. / Ya tenías tu sitio / en el universo, / para moverse la vida / para aquietarse la muerte. /…/ Se vieron llegar hombres / al corazón legal de la república. /…/ Diputados constituyentes / del hombre a caballo / y del sueño de la simiente. /…/ El nombre de Garay / se arrastra en tus cimientos / y sube hasta la punta / de las torres… /…/ El mundo está en tus calles, / te conmueve una bomba en Indochina, / y te importa Watergate; / tus calles son el mundo, / vive el universo / en penas y alegrías / de tus mujeres / y tus hombres, / y lo terrestre / y lo eterno /están contigo, en ti, / universal / argentina y latinoamericana” Fragmento
Considero que es ésta la mejor forma para sintetizar el por qué de este ensayo, que no es crítico, sino de exaltación de los valores auténticos y permanentes, que emanan de la obra total de Gastón Gori, quien como escritor ha publicado: 1940: Anatole France (ensayo). Bajo el naranjo (prosa y verso). 1942: Mientras llega la aurora (poemas). 1943: Vidas sin rumbo (cuentos). 1945: Y además, era pecoso (cuentos). 1956: Se rinden los nardos (poemas). Intermezzo de las rosas (ensayo). 1949: El camino de las nutrias (cuentos). 1956: La muerte de Antonini (novela). 1958: El desierto tiene dueño (novela), 1960: Eduardo Wilde (ensayo). 1975: Poemas en la tormenta. 1976: Palabras de refutación gozosa (poemas). Nicanor y las aguas furiosas (novela). Pase señor fantasma (cuentos). 1977: El Moro Aracaiquín (novela). 1981: Canto a la ciudad. Los seis caminos (poemas). El obsequio de los pájaros (relatos, apólogos). 1983: Todo en un día (cuentos).
Consta que no incluye los estudios históricos, sociológicos ni otros ensayos…
Sin seguir en la exposición un orden cronológico, por cuanto lo que se ha pretendido es recrear en una nueva unidad temática parte de la obra de Gastón Gori, es posible decir que con las mismas palabras de “Y además, era pecoso…” se transmiten vivencias del autor, que permiten descubrir nítidamente su perfil, su ubicación en el tiempo y en el espacio, su amor a la libertad, su respeto por el hogar y la familia. De ‘Se rinden los nardos’, se transcribe el poema ‘El paraíso’, y ha sido elegido, porque Gastón Gori ha posado su fantasía de niño y adolescente en las ramas, en las hojas, en las flores, en el perfume de esos ramilletes liláceos por donde pasaban volando calandrias y zorzales. Esos pájaros libres a los que admira en tantos cuentos y relatos, los que huyen cuando llega la inundación de la que nos habla en “Nicanor y las aguas furiosas”. De “Todo en un día” y de “El obsequio de los pájaros” se han seleccionado vivencias y conceptos sobre las injusticias sociales, igual que de “Vagos y mal entretenidos”, hombre-historia y realidad, toman el carácter de una denuncia. Una importante parte de la obra queda sin rever; ensayos sociológicos, historia, diversos folletos sobre la realidad argentina: su pasión. Porque él es un HOMBRE y necesita su TIERRA. AMA por ello a la VIDA y a la PATRIA.
Que con su grandeza, sepa perdonar mi pequeñez, porque esto es sólo una aproximación a lo que es Gastón Gori, un escritor sin fronteras.
II
Cuando en la tierra de doradas espigas, en Esperanza, provincia de Santa Fe de la República Argentina, nacía Gastón Gori, ese 17 de noviembre de 1915… bajo el mismo sol nacía también Dalmacio Gálvez, el muchacho de “Y además, era pecoso…” Juntos han transitado por los mismos caminos, han dado nacimiento a las mismas historias, pero a través de los recuerdos hilvanados en torno a la figura de Dalmacio Gálvez, vamos a penetrar en la vida y en la obra de Gastón Gori.
¡Dalmacio Gálvez!… Sus primeros relatos son bellas descripciones de la vida en la “colonia”, y los árboles y los pájaros atraen su infantil atención.
“Desde hace tres días, llueve torrencialmente. El viento sacude con fuerza los árboles, y violento, ha arrancado de cuajo el ciruelo. ¡Lástima de planta con sus frutos en sazón! Quedan algunos en las ramas, y muchos desparramados en el barro o flotando sobre el agua que corre por los declives.
En el jacarandá cuelgan gajos quebrados, y junto a las tapias del jardín las dalias se inclinan pesadamente. La lluvia y el viento arrecian.
…Debo decir que aún en medio de la lluvia torrencial, hubiera salido en busca de pájaros a mano armada, a pecho descubierto, a cabeza despejada.
La tarde anterior la había ocupado en la preparación de gomeras, bodoques y piedritas: armas y proyectiles… A mis años, los elementos cinegéticos los constituían armas rústicas pero terribles.
Hubo pájaros y árboles, y también de vez en cuando, lágrimas, en el asomo primero de una vida que no desconoció la angustia ni el dolor…
Mi vida transcurría en la calle y en los caminos. Era pues común en mí, el anhelo de privar a los árboles de nidos y de cantos a la primavera… Porque he de confesar que cuando niño, la desdicha ajena no aminoraba un punto mi alegría. No creáis que era perverso. En aquellos años de niñez traviesa y bullanguera, no sabía que los hombres formamos parte de una especie poco venturosa.
Mis elementales conceptos sobre la vida humana, me volvían desdeñoso para con las imperfecciones. La belleza, en cambio, me deleitaba hasta aturdirme. Cierta vez sorprendí a dos palomas que se restregaban los picos, posadas sobre una derruida cornisa que doraba la luz del atardecer, y el misterio de una verdad deliciosa, me llenó de goces indefinibles. Caminando entre plantaciones de naranjos florecidos, aspiraba el perfume dulce y penetrante; era para mí una delectación inefable. A mi vida bullanguera y desobediente se unía el movimiento y el dolor de los seres y las cosas placenteras. Era como si las guardara para mi intimidad, a manera de sahumerio exquisito que me refrescara en secreto: rincones amorosos de un corazón fácil a la ternura… La atracción de lo bello, me poseyó entonces, e incapaz de comunicarlo, saboreaba una buena impresión en la soledad de mi espíritu”.
Dalmacio Gálvez, ese pecoso travieso y sensible, que están empezando a conocer, “tenía ya arraigado fuertemente el sentido de responsabilidad, que aplicaba hasta en sus faltas. Todo lo decía con convicción”. Cuando “los pensamientos” le “abrumaban” y su “conciencia” le “pesaba como un trozo de plomo”… pensaba que “sí, -la ternura de su madre- era fresca y se acrecentaba con el agobio de sus penas”… “Sentía a” su “madre en su corazón”.
Cuenta Dalmacio que 1914 fue un año terrible, y recuerda.
…”Mi madre comenzaba a hablar haciendo pasmarotas con ambas manos. Levantaba las cejas, y en los ojos, tenía una expresión de asombro y de dolor. Era muy ingenua mi madre, por lo tanto muy emotiva. ¿Cuántas veces nos habrá narrado los mismos episodios de la inundación? No lo sé; pero la escuchábamos siempre con profundo interés. ¡Ella sabía mucho! Eran los suyos profundos conceptos sobre la vida humana, que expresaba con mucha sencillez. Había trabajado y sufrido con exceso, y conservaba una bondad conmovedora por sus semejantes”.
Dalmacio “no conocía a la muerte como disgregadora total, como inexorable aniquilamiento del individuo”… cuando su madre, sensible al dolor de sus amigos, le dijo: “-Parece que don Jerónimo está grave y va a morir…” Recordó Dalmacio entonces “cuando Jerónimo -el hijo y amigo de horas compartidas junto con Lucio- era objeto de burlas”, porque “su zona débil oscilaba entre lo curvado de sus piernas y los remolinos de sus cabellos. ¡Pobre Jerónimo! Su familia estaba marcada por escalpelo fatal: la tuberculosis la devoraba”. Pero “él disfrutaba de libertad y jamás lo castigaban; por este privilegio le” otorgaban “cierta jerarquía”.
Lucio era rubio, suave y tímido. Unido a nosotros por afinidades inexplicables, jamás mató a un pájaro. Era una bella figura, demasiado pálida para bajar nidos o robar ciruelas…” y Dalmacio recordaba que cuando Jerónimo y él estuvieron en un aprieto porque le habían quitado las ropas al ‘pobre amigo’ Jerónimo…, Lucio los había abandonado por miedo; pero “en el fondo de su corazón lo perdonaba. Comprendía su debilidad era mayor que su osadía. No, no era valiente… Huyó por solidaridad; él sintió nuestro mismo desasosiego”, piensa Dalmacio. Y después de una pausa, agrega: “Su abandono respondía a una inclinación invencible de su naturaleza. Hoy lo perdono más que nunca, porque de la vida, no ha conocido después más que la caricia superficial de la fortuna”. ¡Esa es la estatura moral de Dalmacio Gálvez… quien un día pensó: “No somos bastante inteligentes como para comprender que un niño desnudo es como un pájaro, como una flor. Jerónimo con sus carnes al aire y al sol, estaba abrumado y acorralado. La humanidad vestida era su enemiga. Yo me sentía con más aplomo. Una generosidad sin límites, me impulsaba a sacrificarme por él”. Tenía razón Dalmacio, él no era perverso, y cuando las mezquindades del niño fueron sepultadas por el sentimiento generoso del adolescente, la desdicha ajena aminoraba su alegría. Es porque como cuando era niño, después de haber sido besado por su madre en las mejillas, habiéndole palpado las cobijas, “sentía a” su “madre en” su “corazón”… Su madre, de quien dijo una vez: “Es santa, es santa. Líbrame Dios mío, de ofenderla, ya que soy torpe…!” Soy torpe, se había dicho Dalmacio, como consecuencia de “una frase tremendamente injusta” -según él- cuando su “padre lo llamaba rudamente y él se hundía en la contemplación, defendiéndose de su voz”. Y ese día su padre le había dicho: “-Sos tonto!” ésta fue su reacción: “Cuando nadie pudo verme, sentado en el suelo, con el rostro apretado sobre las rodillas, lloré con fuerza reconcentrada como para llegar hasta la hondura de mi sandez. En el fondo, y después del llanto, hallé que mi corazón era puro y mis pensamientos se esclarecieron con magnífica limpidez. ¡No, no era un tonto! Era un indefenso que no tenía más apoyo que sus propias fuerzas. Esta certidumbre, me llenó de melancolía.
Durante la cena, levanté los ojos hasta los de mi madre. Su mirada dulce, sostenida, me inundó de ternura que reprimí gallardamente, casi con crueldad.
Dulces lágrimas mojaron la almohada, eran las mismas que en mis anteriores desconsuelos, había vertido para apaciguar las tormentas de mi corazón. No enjugaba los ojos; al sentirlas tan abundantes y tibias, aumentaban la intensidad de mi ternura y me abandonaba a ellas hasta sumergirme en sueño dulce y reparador”.
Dalmacio dijo una vez: “La bondad de mi padre, con la frescura de las mañanas, sonreía al dolor inexpresado… Festejaba el baño de los cardenales que sacudía sus alas sumergidas en el agua; silbaba a los canarios que picoteaban yemas de huevos cocidos. Las martinetas huían bajo los altos helechos: por su instinto arisco, no se reconciliaban jamás con la voluntad del carcelero. Fuera de su ambiente, golpeándose a veces contra el tejido, sangrábanse la cabeza. ¡Manchas de sangre, en el recinto de su cautiverio!… Mi padre amaba los pájaros…” y pensó otras veces: “El hombre suele distraer sus muchas amarguras y labores, con la felicidad sencilla de acariciar un ave mansa.
Yo abriría las jaulas del mundo para que, con las alas extendidas todos los pájaros viviesen libres, tan libres como el viento. La libertad es un don insustituible; ella, solo ella, hace que la vida guste plenamente y que se logren instantes de felicidad. Los pájaros encerrados se me ocurren poetas perseguidos… ¡Poetas encarcelados y poemas rabiosos en la estridencia de las gargantas diminutas”. Ya en aquel tiempo, Dalmacio sabía del rigor y del castigo. En silencio, interpretaba que el ejercicio de la “patria potestad… estaba en torno a su abdomen y era de cuero”. Y relató una vez, en alusión a sus amigos: “De los tres, yo era el más zamarreado. Mentía, pero me castigaban sin realizar prolijas investigaciones. Escapado, procuraba divertirme holgando sin freno; llegaba tarde a casa a menudo, pues, siendo siempre igual el castigo recibido, gozaba mejor mi libertad. La paternal legislación represiva se reducía a una ley invariable: aplicaciones de cinto. ¡Jamás pude hacer que variara tan dura jurisprudencia familiar!
Cuando en la escuela estudiábamos la Asamblea del año XIII, pensaba –aunque no tenía seguridad sobre su empleo en la época-, que debió también abolirse el uso del cinto para ajustar los pantalones. El cinto grueso y largo que utilizaba mi padre para menesteres tan semejantes, era el símbolo de su potestad severa e indiscutible”.
Rememoró Dalmacio Gálvez: “No puedo precisar en qué época fui adquiriendo la costumbre de permanecer en mi hogar días enteros. No me atraía ni una cosa de las que antes tan caras eran para mi corazón. Quizá Jerónimo… suspire y diga: “También para mí se abrió de par en par la puerta de un mundo demasiado triste y mi tierra fue verdaderamente llanura de lágrimas. Aprendí a estar sin la compañía de mi amigo y ese afecto tan hondo, fue de los primeros que me instruyeron también sobre la dificultad del alma para olvidar. Otras preocupaciones serias llenaban mi espíritu.
Esquivaba la mirada de mi padre porque, si nuestra mutua comprensión no alcanzó nunca a aproximarse a lo que normalmente se llama armonía, ahora me parecía que nos iba separando una barrera infranqueable y como si temiera que un día interrumpiera mis ensueños con una palabra brusca que me hiriera, revestía a menudo mi debilidad con insolencias. Esto me valía serios castigos, y abrumado por la incomprensión, me alejaba a los fondos del patio para dejar que mis pensamientos, febriles como nunca, construyeran la visión de una hermosa vida que no sentía palpitar a mi alrededor. Un hondo desagrado cavaba en mi espíritu los contornos de mi soledad. Los más serios problemas que preocupaban mi niñez, los he meditado bajo los árboles umbríos, quizá porque su frescura fue siempre beneficiosa para el descanso de mi cuerpo y para dulcificar mi espíritu”.
Estaba un día meditando sobre la muerte del padre de Jerónimo, cuando “mi madre -cuenta Dalmacio-, cruzando entre plantas de amapolas y recogidas las puntas del delantal lleno de lechugas recién cortadas, se acercó sonriéndome con apacible dulzura.
-¿En qué piensa mi bandido?
-Pensaba cómo hará Dios para conocer a toda la gente que muere y no equivocarse al castigarla…
Tonto, Dios no necesita conocerlas como las conocemos nosotros. Todos somos de Dios y Él nunca castiga, comprende nuestra vida y le basta saber que los malos sufren más que los buenos.
-Ya llegará el tiempo en que pensarás verdaderamente sobre esto; dejá ahora a la muerte y a Dios, y andá a escardarme los canteros invadidos por las quinuas…
Me sentí reconfortado más por sus modales que por sus palabras…”
Es que Dalmacio ya entendía el verdadero significado de las palabras y de las acciones. Tonto, acababa de decirle su madre… mas él no se había sentido agraviado como cuando su padre le dijera ¡Sos un tonto!… Aquella vez lloró acongojado, él, que había visto “a un niño, soportar en un rincón un castigo sin llorar, porque no comprendía su culpa, ni comprendía la penitencia. ¡Su silencio era silencio de pájaro cautivo!”… había reflexionado.
Cada atardecer, cuando las sombras de los paraísos se alargaban y el cielo se ruborizaba luciendo la primera estrella, Dalmacio iba dejando una huella profunda en su espíritu, que le serviría de rumbo para toda su vida en plenitud. Amar al hombre, a la libertad, a la justicia… amar a todo lo creado. En el año 1946, Gastón y Dalmacio, mientras “setiembre florecía” rememoraban poemas de “Se rinden los nardos”… Dejó de trinar la calandria para escuchar los versos puros del tiempo compartido en torno a El paraíso:
“Yo he visto cuando niño
-con el ojo absorto, por el misterio-
cómo mi padre, a pala y a cuchillo
hundía sus raíces en el suelo.
Entonces yo ignoraba su esperanza
en la vida diminuta de sus ramas.
El patio de la casa
donde sólo crecían
las hierbas, en derredor a las tapias,
tuvo por ti la primera armonía.
Te azotaban las lluvias;
te golpeaban los vientos.
Sufrías en verano,
sufrías en invierno.
¡Cuántas veces unas manos callosas
blanquearon la corteza de tu tallo!
En tardes calurosas,
soñamos la frescura de tu amparo.
Cuidado por mi padre,
obróse en ti el milagro de las hojas.
Ya se te veía desde la calle
y era breve tu sombra…
Tú fuiste como un niño
en la casa construida con ahorros;
tú fuiste como un niño
en hogar donde el pan era el tesoro.
Creciste con nosotros;
mis hermanos jugaron
bajo el patio esmeralda, junto al tronco.
De ti corté la rama
con que guiaba soldados
a lo recio de innúmeras batallas.
De gajos tuyos, mis rústicas flechas
querían desde el suelo
llegar a las estrellas…
Cuando en edad temprana
caí enfermo de luna
a tus nutridas ramas
les confié mi ternura…
Y buscaba tu sombra
en soledad del patio;
sufrías las delicias de las cosas
que no se nombran…
Nadie supo jamás -lo oculté siempre-
que yo aspiraba el olor de tus flores
y que unía a tu aroma de setiembre,
la dulzura de un nombre.”
El árbol, es un símbolo en la obra de Gastón Gori como lo son también las espigas o las mazorcas. Hablaba él de “la claridad de estrellas remotas que lloran lágrimas de luz en el cielo de verano seco, crujiente de chalas y tallos partidos, débiles, sin espigas”… Tal era la alternativa: sequías y miseria… cosechas buenas o pobreza…, porque sólo en los sueños “la inmensa masa de maíz desgranado cubriría la tierra llegando hasta el cielo en el horizonte”… Todo en un día, p. 7
“¡El oro y el maíz tienen hermoso el color…! y en ese simbolismo, refleja su profundo sentimiento de rebeldía contra las injusticias de los hombres, porque “el sometimiento es una desgracia que un hombre soporta, pero de mala gana…”(Nicanor… p. 37)
Y a Dalmacio Gálvez, el sometimiento, la esclavitud le resultaban siempre actitudes cobardes, cobardes aún para quien utilizara su poder para generar mayores dependencias, porque no ha de haber mayor cobardía que la de no saberse vencer a sí mismo, en las mezquindades, en las debilidades, en la mediocridad. Dalmacio admitió una vez como sabias, estas palabras: “¡Es preferible ser viuda de un héroe, que esposa de un cobarde!… ¡Es preferible no ser madre, antes que procrear esclavos!”
Y siempre ha rondado en su cabeza un relato de don Nicanor Bongar, amigo de Gastón: “…Tendría lo más nueve años cuando desalojaron a mi padre del campo que tenía… Desde entonces pienso que el hombre que hace sufrir a otro por interés, no merece perdón de Dios. Hay hombres que deberían sentir vergüenza de tener el dinero que tienen”. Nicanor…, p. 21
¿Cómo no recordar a Don Nicanor, si con él, los inseparables Dalmacio y Gastón padecieron la desdicha de la inundación?
Recuerda Gastón: “El mundo que nos rodea está sucio de lodo y fastidioso de humedad”… pero en otro fango más ruin se hundían la esperanza y los trabajos de los hombres, cuando en vez de ser el Paraná embravecido el que daba la orden de partida, era la voz déspota del administrador la que entregando la liquidación justa que marca la ley, ordenaba abandonar el rancho, con la cría. Don Nicanor enseñó muchas cosas a Gastón, y éste como buen alumno, no las olvidó y gratificando los bienes espirituales recibidos, repite muchas veces esas cosas para que otros lo escuchen porque son magníficas lecciones, en las que preguntando daba a la vez las respuestas:
“¿Usted cree que la tierra se puede decir que es de unos y de otros no? Si el hombre no está en la tierra, no puede estar en ningún lado. El hombre nació para ocupar un lugar. Un lugar ocupa este árbol, la casa, la vaca aquella, todo ocupa un lugar, y el hombre también. Pero el hombre además tiene que tener derecho a ocupar un lugar, en y ese derecho se lo niega el mismo hombre a otros hombres.”
“Será digo yo ¿no? Que Dios ha hecho la tierra fácil para unos y para otros no?” Nicanor… p. 52-53
“Cuando a un hombre del campo le sacan el trabajo, le sacan todo. Lo despiden, pero eso es algo nomás del mal que le hacen, porque también lo desalojan. Sin trabajo queda sin casa; sin sueldo para comida y vestido, y sin techo donde vivir. Es el desamparo total… El mundo no tiene lugar para el hombre de campo, pobre y sin propiedad. En cualquier lado que esté es de paso”.
Eso eran muchas veces los “vagos y mal entretenidos” a quienes Gastón Gori describe en su libro y destaca que “familias forzadas a deambular, recuerdan aquellas tribus de la época zarista que iban destruyendo y matando lo que hallaban a su paso, en su propio territorio, pero porque detrás tenían a las fuerzas militares que las perseguían… El vago en todo el país era un desprendimiento de la sociedad feudal que se hacía más notorio cuando más amplio era el radio de sus actos de libertad sublevada; pero la declaración policial del estado de vagancia de un hombre no siempre respondía a hechos reales; invocada por la autoridad tuvo la ductileza de un argumento de opresión… Vagos y mal entretenidos, p. 35
Y como en toda sociedad injusta, hace cien años (1877)… “también eran mal entretenidos, los que teniendo algún arte, industria o conchabo abandonaban sus ocupaciones en los días de trabajo para ‘frecuentar cafés, tabernas y los lugares sospechosos’…”
El miedo, las amenazas, las persecuciones, los fantasmas…, son también símbolos en toda la obra de Gori. Desde “Y además, era pecoso…” -ateniéndonos al orden de estas citas- hasta “Pase señor fantasma” donde expresó: “En esos años mucha gente tenía miedo, no sé de qué; miedo de hablar, miedo de disentir, miedo de todo, miedo al miedo… el fantasma parecía estar en la calle, porque allí también percibía el efecto del miedo en la gente.. por todos lados se sentía la presencia de un fantasma, no precisamente del nuestro, del doméstico, sino otro, que dominaba el corazón de muchos hombres. Pase señor fantasma…, p. 35-36
Insistía Gastón: ¡Miedo de hablar!… y es oportuno rememorar otro relato de Don Nicanor Bongar, el hombre que tanto había soportado el acoso de las aguas furiosas y que puede representar a uno de los tantos argentinos que diría:
“Mire, no le sabría decir lo que es la patria, aunque sí le aseguro que sin ese sentimiento no sabríamos ser padre, ni hijo, ni hermano, ni amigo. Vendría a ser un amor sentido que le viene de la tierra que conoce, y ese amor es para todos los hombres…”Nicanor…, p. 34
Nicanor, como Dalmacio, como Gastón, sabían que sólo es posible honrar a la Patria con trabajo, con valor. Del trabajo había sentenciado un día Nicanor:
“Uno a uno… nos vamos entregando para servir en provecho de otros. Eso es trabajar”. p. 22
Sabía bien Nicanor que “Los Espinillos eran veinte mil hectáreas, que la misma compañía que es extranjera y más vieja que él, tiene… dos estancias más en Santa Fe… Además, cruzando el Paraná, hay otra estancia en Entre Ríos que es como si fuera una misma cosa, una misma tierra desde aquí hasta allá en la otra provincia. Para mi modo de pensar debe haber muchos hombres que son dueños, y que no conocen la tierra de esas propiedades o que ni siquiera conocen a Argentina, que es mi patria y la de usted”.
“A veces hay cosas tan bárbaras que dan risa”… Nicanor… p. 38
Y entre las legalidades “bárbaras estaba aquella que amparaba la impunidad, a la adversión de la clase poseedora… para ella, todo hombre sin bienes que holgase era sospechoso… La pobreza era una agravante o una presunción de delito, para cualquier comisario que entendiera con rudeza los textos legales”. Vagos... p. 21
Y era realmente una “barbaridad” haber leído una vez “un título a dos columnas: CAMPAÑA DE ALFABETIZACIÓN”… Nicanor… p.64
Con certeza, ¡una barbaridad! porque sabido era que algunos niños que poblaban esa zona, “tuvieron escuela, creada a orilla de la ruta asfaltada… que después de tres años de trabajo en las aulas, cuando alguien llegaba al rancho de don Nicanor, lo primero que buscaran, para mostrarlos, eran sus cuadernos… Hasta que un día el padre recibió la nota de ‘Los Espinillos’: le daban quince días de plazo para desalojar el rancho… salir en busca de nueva ocupación y de alojamiento. La liquidación por preaviso y despido era exacta, ni un centavo de más ni de menos. Justo lo que le correspondía por ley”. Nicanor…, p. 61
Aunque Gastón Gori no ha puesto fecha en sus relatos, es fácil ubicarse históricamente de acuerdo a las señales que dejan sus palabras que son auténticos testimonios. Cuento lo que padeció Don Nicanor, mucho después de los tiempos aciagos de “LA FORESTAL”… Era seguramente en un lapso comprendido entre aquél en que Pedro, el hijo de Doña Amalia, tenía “una fe ciega, un deslumbramiento apasionado… que ejercía el dominio de sus nuevos actos… O cuando Bartolo callaba porque temía que por cualquier conflicto con las personas le quiten la pensión. Él pensaba… ¡Son tan delicados estos militares!…
Bartolo aparentemente poco sabía acerca de historias de la Historia y menos parecía, en torno a los militares. Seguramente se hubiera sorprendido si hubiera leído la obra de Gastón Gori, porque “los procedimientos policiales comunes culminaban destinando al ejército a los infractores… “con tal de reclutar soldados, se sorprendía la tranquilidad de los hogares pobres”.
“Las milicias de todas las provincias litorales eran cárceles de puertas abiertas por las cuales entraba bajo violencia la parte más miserable del pueblo”. Vagos… p. 42
“Para el enrolamiento en los batallones se tenía a tal punto las miras puestas en los delincuentes, que mientras no se formaron por sorteo con criterio miliar y republicano, la existencia de vagos y mal entretenidos estaba comprendida dentro de los estímulos castrenses… En noviembre de 1854, se dictó en Corrientes un decreto cuyo art. 4º decía: ‘Todo peón, aunque tenga papeleta, que se ocupe de transitar y recorrer los partidos sin licencia expresa del juez territorial, será reputado como vago y como tal capturado y destinado al servicio de las armas’. No se diferencian sustancialmente estos textos del resto de las provincias que venían aplicándose a desfavor de la clase desvalida… en algunas provincias se hacía recaer su sanción sólo sobre los hijos del país, no obstante su poder policial, vale decir que no admitía excepciones por razón de nacionalidad”
“Hubo militares que por lucrar alentaban el cuatrerismo en soldados de sumando… 1820… Santa Fe. “El deber de todo ciudadano de armarse en defensa de la patria y el servicio militar obligatorio por sorteo, legislado como consecuencia del juego normal de las instituciones, pusieron fin a una turbia época de reclutamiento que tuvo en su contra la adversión popular. Ese deber reglamentado concluyó en absoluto con el servicio como extensión de una condena del orden policial y con el enganche de argentinos y extranjeros… cometiendo una injusticia monstruosa e introduciendo desmoralización cuando debiera ser la base de la formación de todo cuerpo de línea la más estricta moral”.
Bartolo lo único que sabía es que “tenía una pierna ortopédica y una pensión del ejército. Se accidentó prestando servicio militar… no tenía obligaciones fijas. Es en el mismo tiempo en que Pedro, el hermano de Bartolo se fue “por segunda vez a trabajar en cosechas ajenas… Para vivir se necesita dinero… Por otra parte ¿quién lo hubiera podido retener?.. Es en ese tiempo en que su madre, Doña Amalia piensa: “Tiene ideas en la cabeza, este último tiempo… ¡Esas ideas! Canta ‘los muchachos, ahora”. Todo… p.13
Y siempre de la mano de Gastón Gori, hay que volver a la sabiduría de Don Nicanor: “…Tener ideas es como un regalo que se le ha hecho al hombre. Esa es su principal diferencia con los animales. No dejar decir todo lo tenemos en la cabeza, por un decir ¿no?, es como no querer que uno sea un hombre”. En esta Argentina de más de cuatro décadas, hay muchos… Pedro o Eduardo, que según relata en Calchaquí su suegro “Don José” –”es un muchacho con ideas… como diré, con ideas, en fin ¡con esas ideas!… Es difícil tener ideas y vivir tranquilo, de modo que a nosotros también nos comenzó a preocupar todo: la suerte de él, mi trabajo, la influencia que tendría sobre mi hija… Pase…p. 34 Y reconocía Don José que cuando en vez de un fantasma, entró en su casa un policía para pedir datos sobre su futuro yerno y su propia familia, a pesar de haberle dicho que era “una simple gestión, nada más… pasó mucho tiempo antes de que se curara de esa angustiosa sensación de sentirse espiado, perseguido… Lo confiesa ha vivido horas de miedo”. Pase… p. 37
Siguiendo toda la obra de Gastón Gori, no se halla término para este lapso que empezó en 1945, cuando nacía “Y además, era pecoso…”, y sin proponérselo Gastón Gori ha transpuesto las fronteras de lo regional, de lo nacional para trascender en lo universal. Habría sido un error que este trabajo hubiera pretendido ser una crítica literaria. Gastón Gori, Premio ‘ANÍBAL PONCE’ AÑO 1982, plantea siempre el problema de la existencia humana, como resultado de una falta de amor de donde se derivan todas las injusticias. Y si de un signo habría que hablar por ser una constante en toda su constante en toda su trayectoria, éste sería el signo del amor, y sólo sus palabras tienen verdadera elocuencia; por ello, de él puede decirse: “Ama al hombre en sus errores, en sus debilidades, sus crueldades. Y lo ama tan apasionadamente que a veces castiga con rigor las injusticias. Ama a los que ‘serán dueños del reino del cielo’ y nada poseen sobre la tierra”. Y con él coincidir en que “lo terrible no es la naturaleza del hombre, sino lo que debe ‘vivir’ el hombre… asombra lo que es capaz de hacer con su ingenio, lo que descubre y lo que construye”.
“El universo ya no es sólo una concepción: el hombre está en la perspectiva del universo… y le ha reducido en medida inmensa el espacio para la arbitrariedad del pensamiento”. El obsequio…
Libre como las aves, se ha dejado llevar por la imaginación escribiendo magníficos apólogos, y en sus relatos, está escrito para que todos meditemos: “¡La tristeza, esa hermana tan íntima, del silencio!… Escribir es un medio y un fin, es una manera de utilizar la vida, dándola. Este mundo… todavía es nuestro, mío y tuyo. No hay herencia aún.. es patrimonio común. El mundo tiene un sentido no totalmente alcanzado aún, pero en ese mismo encontrará su dicha de continuar viviendo para algo”.
Para Gastón Gori, la plenitud es comparable “con la imagen de un rostro de mujer, dulce, apacible con la serenidad del amor logrado”.
“El mar es lo principal, la gota lo accesorio”.
“Ningún hombre de este país podrá ser acusado de ideas foráneas porque defiende sus riquezas de la voracidad imperialista o su soberanía en contra de las presiones de EEUU! En esta unidad de hoy -1982- del pueblo argentino, está insertado ese convencimiento”. [12]
Ésta es la estatura moral de Gastón Gori, un ejemplo.”
Señales que perduran…
En aquel tiempo, era bastante dificultoso disponer de tiempo libre para compartir el disfrute de lo literario dialogando.
Gastón solía sorprender con breves esquelas, con su letra angulosa, segura, inclinada hacia la derecha en ángulo de 45º… Entre nosotros, ya habíamos reemplazado el usted por el tuteo, sin que hubiera variables en el respeto y la mutua comprensión.
Acerca de quienes recibieron Gastón Gori, escritor, es oportuno reiterar algunas esquelas: Angélica Gorodischer, destacada escritora rosarina, en una página que sobre el margen izquierdo tiene impreso un árbol con estilizado follaje y manuscrito, su nombre “angélica gorodischer”, escribió: “Estimada Nidia. Muchas gracias por su envío. Apenas le he dado una ojeada, pero me pareció muy interesante y muy lleno de ternura. Le prometo leerlo con más atención, como usted y el libro se merecen, sólo que no quería dejar pasar tiempo sin escribirle y hacerle saber que sus palabras están aquí, en mi escritorio. Gracias de nuevo y hasta pronto, cordialmente Angélica.26/09/84”. Desde la Academia Argentina de Letras: “Buenos Aires, 3 de octubre de 1984. Me es grato comunicarle que se ha recibido la publicación abajo mencionada. Agradezco su envío y presento a Ud. mi respetuoso saludo. Fontanini, N. O. de – Gastón Gori, escritor. (Firma) Carmen Comes Jefa de Biblioteca.
La efusión de mi gratitud, sigue generando la necesidad de compartir otros mensajes amistosos referidos a Gastón Gori:
El 27 de octubre de 1984, en La Plata (Buenos Aires), Ana Emilia Lahitte escribió: “… Mil gracias, Nidia, por el interesante trabajo sobre Gori, que usted ha tenido la gentileza de hacerme llegar. Valoro su personalidad, su obra y, de hecho, su adhesión a ella. Cordialmente. M.E.L.”
En otro correo, esta esquela:
“Querida amiga Nidia: Te mando fotocopia de una carta donde te mencionan, y la dirección de la Sra. de Paris, por si deseas escribirle alguna vez, es excelente amiga. Un abrazo de Gastón.”
Marta de Paris el 4 de octubre de 1984, era la directora de la Casa del Escritor -de la SADE en la Capital Federal- y corresponsal de la Revista “Letras de Buenos Aires” dirigida por Victoria Pueyrredón.
Como sucede con frecuencia, conocía a Marta de Paris por haber leído sus poemas en Ronda Literaria -Nº 21, iniciativa y ediciones concretadas por la perseverancia del poeta Augusto Zorreguieta de Lomas de Zamora- y me había conmovido con “Poema”, que también nos vincula al pensamiento de Gastón:
“Patria del refugio
América
donde todo peregrino ha de llamarse hermano.
De la raza insomne del coraje
le está naciendo el hijo nuevo
varón hermoso como un dios antiguo.
Volverá a regir el pensamiento
contra los soberbios que rondan nuestro tiempo
vigilando las cunas
y aún pretenden esclavos.” p. 29
En la página anterior, otro asombro: “Floración de amanecer” -poema de Santiago Gómez Cou, destacado artista de la cinematografía argentina- y es entonces cuando otra vez la poesía genera más lazos:
“Fue en España. / Fue un amanecer de setiembre.
Fue contra un muro y… / flores rojas nacieron.
Nadie pudo evitarlo, / pero todos lo sabían:
Flores rojas contra un muro, / en Galicia y en Granada,
España siempre las tuvo.
En América, primavera florecía… / en sus ceibos y trigales…
y en la heroica tierra hispana / eran los plomos los madrigales.
¡Flores rojas contra un muro! / Nadie comentó el hallazgo,
nadie pudo evitarlo, /pero todos lo sabían.”
¡’Como caña de maíz’,
se ha quebrado la vida / de Federico García!
Contra un muro florecieron / flores rojas de una vida.”
Sentí el impulso de reiterar ese poema, porque Gastón editó dos libros con el logotipo del grupo Espadalirio que es también como un puente invisible desde este extremo sur de América hasta el mar Mediterráneo porque cuando estaban pensando en el nombre que identificaría al grupo, el perspicaz José Rafael López Rosas rememorando los versos del duodécimo cuarteto de La casada infiel: “Sucia de besos y arena / yo me la llevé del río. / Con el aire se batían / las espadas de los lirios”… propuso que se identificaran con el apócope Espadalirio, y así fue aceptado.
Intuyo que ese acuerdo fue con palabras, elocuentes miradas y sonrisas.
Más vínculos…
José Raed residente en Buenos Aires, escribió una carta a Gastón el 18 de octubre de 1984, expresando:
“He recibido tres trabajos referidos a su obra, que he disfrutado con su lectura, y como no puedo hacerle presente a cada uno de los mismos, me permito requerir de su gentileza para hacerlo trasmitir, en especial a la señora Liana F. de Theler, con su aporte acerca de sus Poemas, y a la señora Nidia O. de Fontanini, por su referencia al Escritor. / Ambas han tratado con sinceridad sus objetivos, que ratifican la figura que nos habíamos formado a través de sus estudios, fuente indiscutible para la evaluación de sus importantes y progresistas contribuciones a la cultura nacional, que sirven de bandera clarificadora para las generaciones que tienen puestas sus miradas en un porvenir de transformaciones.
Cuando el inolvidable L. Barletta estampó aquellas líneas en Propósitos -1965- con motivo de la aparición de su magnífico ‘La Forestal’, como con la publicación de ‘Vagos y Mal Entretenidos’, tuvimos la plena seguridad de estar frente a un espíritu realista y que elaboraba lo perdurable.
Agregar a lo expresado por estas autoras en los temas que eligieron, sería mero afán de vanidad, que no cabe en nosotros y que, por el contrario, tenemos que reconocer los valores de quienes trabajan y estudian para alcanzar un fin común social-cultural.
Es por ello que uno mi aplauso a su obra y mi distinción a su digno autor, y le agradeceré quiera hacer presente a las señoras de Theler y de Fontanini, mis sinceras felicitaciones por sus contribuciones y certeras apreciaciones sobre el autor y personalidad Gastón. GORI. Le reitero mi más sincera y cordial distinción. José Raed.”
Debajo, manuscrito, con letras tan grandes como sus alas: “Querida amiga: con un abrazo, esta carta de Raed. Cariños Gastón.”
(Guardé en el “Archivo de la Cofradía de los Duendes” –en el iluminado cuartito verde– esas cartas junto a otras, cerca de recortes sobre la trayectoria de Gastón. No fue por descortesía que no seguí comunicándome con esas personas, sino por respeto hacia él porque vivo convencida de que ser amiga -o amigo- implica obrar con lealtad y como leí a fines del siglo veinte, siguiendo dirección señalada por el filósofo Arnold Glasow: “El verdadero amigo jamás se interpone en tu camino, a menos que vayas cayendo cuesta abajo”. Por algo Ralph Waldo Emerson escribió: “La gloria de la amistad no es la mano tendida, ni la sonrisa bondadosa, ni disfrutar de compañía; es la inspiración espiritual que sentimos al descubrir que alguien cree en nosotros y está dispuesto a darnos confianza.”
Gastón… como tantas veces has escrito:
“…¡amigo a perpetuidad!”)
Nostalgia de Chile
Desde la comarca, el sábado el 8 de septiembre de 1984, Gastón Gori rememoró su aventura turística juvenil -cuando tenía veinticuatro años-, porque aprovechando que el cambio era favorable, su padre lo ayudó para que viajara a Chile, para hablar sobre Anatole France y conocer personalmente a quienes perfilaban otro mundo literario, tras la majestuosa cordillera de los Andes, en tierra lindante con el océano Pacífico. Tras una cita: “Lejanos ruidos de la noche / que posan con alas invisibles / rozándome las sienes. G. Seguel” porque evidentemente rememoraba a su amigo Gerardo Seguel.
(Conmueve saber que nueve años después de aquel encuentro con Gastón, el 25 de junio de 1950 falleció el poeta Gerardo Seguel, de 48 años.)
Gastón Gori recordó así aquel viaje:
“En los últimos días del año 1939 llegué a Santiago de Chile, con algunas sugerencias hechas por Juan Draghi Lucero memorizadas en Mendoza; con las imágenes poéticas de los romances de tierras altas y romances de tierras bajas del casi legendario Carlos Prendes Saldías; con la emoción patriótica reciente de haber estado en el campo donde se dio la triunfal batalla de Chacabuco; con la imponente imagen de los Andes transpuestos con la secreta esperanza de conocer a Pablo Neruda cuyo ‘Hondero entusiasta’ y su ‘Residencia en la tierra’ nos había -a los muchachos poetizantes- descalabrado toda armazón poética sin excluir la que nos quedaba -¡y tan fuerte había sido! de Federico García Lorca, y de su ‘Romancero gitano’. Bien hace Borges cuando en materia de recuerdos se precave advirtiendo: ‘creo recordar…’ que lo primero que fui a mirar fue una sugestiva exposición en avenida La Alameda de libros de autores latinoamericanos. Allí encontraría -eso sí lo recuerdo- lo que buscaba: escritores chilenos. Grandes rostros en carteles tipo afiche eran los de escritores -y además políticos- del pasado y entre ellos, estaba el adusto gesto de Sarmiento ya inmortalizado formando parte de la galería de próceres de la pluma. Al pie de cada cartel iconográfico se había escrito una frase tipificadora del pensamiento del escritor. Al pie de la imagen de Sarmiento no se había escrito ninguna y con un lápiz, que yo llevaba, sin inhibición alguna, sin pensar que estaba haciendo lo que no me correspondía, escribí su conocido pensamiento: ‘Bárbaros, las ideas no se matan’.”
(Al intentar seguir el recorrido señalado por los maestros, se perciben algunos ecos: ¡las ideas no se matan!… y aunque no ha sido tan nombrado en este extremo sur de América -ni figura en el Parnaso Sopena-, sabido es que también en 1811 nació en Francia Hipolyte Fortoul, un destacado escritor que en su idioma escribió lo que han traducido así:
“A los hombres se les degüella; a las ideas, no”.
Falleció a los treinta y dos años, en 1856.) [13]
Gastón Gori con escritores chilenos…
Es interesante continuar con más evocaciones en torno a Gastón Gori y a su viaje a Chile, en diciembre de 1939, cuando la humanidad -que podía estar informada-, se conmovía por el inicio de la segunda guerra mundial.
Rememoraba Gastón:
“Yo no tenía libro publicado en ese año, ni tampoco navajas gastadas en mi barba; era tan anónimo como el más anónimo en Chile, quizás sólo me valiera en ese ambiente el hecho de ser argentino, desde que todo extranjero era allá, como aquí, una curiosidad dentro de un mundo no turistificado aún.
He olvidado cómo sucedieron otros hechos, pero tengo la seguridad de haber conocido allí al poeta Gerardo Seguel y de haberme enterado por él de que era responsable de la doble hilera de imágenes de escritores próceres, entre cuyo espacio caminábamos él y yo. Gerardo Seguel supo por mí que fui yo quien le había agregado al retrato de Sarmiento lo que faltaba en otras efigies. Él era muy risueño y supongo que ha festejado mi intromisión en asuntos internos de otros ámbitos literarios. Puesto que desde ese momento fuimos amigos. Seguel ha publicado en formato igual a la primera edición de ‘Crepusculario’ de Neruda, su libro ‘Hombre de otoño’, y dictaba en esos meses de mi llegada a Chile, cursos de verano en la Universidad de Santiago en materia de dibujo, y por ello juntos concurrimos a sus clases, a las que dictaba Ricardo Latchan sobre literatura americana. Le agradaba a Gerardo conversar, pasear y trasnochar. Tengo la impresión que vivíamos con él de noche en compañía de Rocco del Campo, Aldo Torres, Púa, Nicanor Parra, Rubén Azocar, Omar Cerda, Victorioso Vicario, Oyarzún, Juvencio Valle, todos ellos jóvenes con excepción de Rocco del Campo y quizá de Rubén Azocar. Azocar había vivido al sur de Chile flamante autor de una novela de reciente edición celebrada por unos y festejada socarronamente por otros… En el bar bohemio donde cenábamos sardinas con vino delicioso de las campiñas chilenas; advierto que eran sardinas frescas del Pacífico y que los vinos enorgullecían a los detractores de hecho, de la política antialcohólica de los organismos de salubridad del gobierno de Aguirre Cerda.
Una tarde Seguel mientras andábamos entre los stands de libros y de las imágenes de escritores por él montados como atractivo me presentó a Pablo Neruda, que llegaba de México. No era el hombre robusto cuya imagen se impusiese después al conocimiento de sus lectores; tampoco era delgado. Alto, suave en su voz grave, elegantemente vestido, traía la novedad de unos mocasines que no eran usuales aún ni en Chile ni en la Argentina, y tan no lo eran que una revista de Santiago hizo chiste con ellos… y con automóvil en que viajaba, propiedad de amigos partidarios políticos, si es que creo en lo que decía el periodista. Seguel conversó con Neruda mientras yo lo escuchaba desde el plano juvenil de una admiración que me cohibía. No tenía yo libro publicado; y la única atención que podía despertar en Neruda era la de ser un muchacho argentino que iría a Talcahuano a dar conferencias sobre Anatole France -mi pasión de entonces- pero que a último momento me cambiarían el tema y me harían hablar un hábito muy difundido en el pueblo chileno de entonces, y que deseaba extirpar el gobierno de Aguirre Cerda, presidente por el Frente popular. De manera que Neruda no fue más que un recuerdo -vestido él de traje gris- porque contesté a su pregunta sobre el interés que me traía a Chile mientras comenzaban a requerirlo otras personas; además, Gerardo Seguel no era de los que se quedaban un instante quieto. Ese mismo día estuvimos allí con Nicanor Parra y el peruano Ciro Alegría, ambos tenían aún fuertes impresiones sobre el terremoto que asolara a Chillán apenas unas semanas atrás, localidad donde ellos se encontraban el día que ocurrió el sismo. Ciro Alegría -lo recuerdo con cabeza casi rapada- rabiaba con un ejemplar en sus manos de ‘Los perros hambrientos’ por los errores tipográficos que le habían cometido en el mismo. Nicanor parra era un joven serio, vehemente; sus poemas circulaban en una revista editada por la Universidad de Santiago, así como el libro ‘Porvenir de diamantes’ de Omar Cerda, celebrado por ser la edición un premio de la Universidad, y por la hermosura de sus poemas, en los que sin embargo aún se oía la voz, aunque sin prevalecer, del celebrado Federico García Lorca. Nicanor Parra en sus poemas de entonces, cantaba con entera voz de chileno, de chileno del pueblo, y en uno de sus romances parecía recoger, pero con los acentos de su patria, algo de ‘Si yo fuera gobierno’ de Hilario Ascasubi… Neruda en medio de todo esto fue para mí una imagen fugaz.
Después del encuentro con Domingo Melfis en la Universidad de Concepción donde él dirigía la biblioteca y la revista ‘Atenea’ donde recogió, más tarde, algún trabajo mío. Domingo Melfis en nada era comparable a la nueva generación de escritores que yo estaba conociendo. Creo que él confiaba en todo lo que se había hecho por la cultura chilena y en lo que se estaba haciendo, en cambio los otros, los que yo conocí, estaban creando fervorosamente un Chile general de la literatura para otros tiempos. ¿Comprendía algo de eso el ensayista Luis Alberto Sánchez, que vivía en Santiago y allí lo conocí, cuando escribía él en la publicación ‘Ercilia’? No es fácil recordar el papel de cada uno de los hombres que fugazmente conocemos mientras ellos contribuyen a la formación de algún aspecto de una Nación. Todos los que he nombrado, y probablemente faltan algunos fundamentales desde diversos ángulos de apreciación, conformaban durante la etapa que cumplió el gobierno de Aguirre Cerda, un admirable conjunto de creadores que exaltaron el nombre de su patria.
Supongo que es curioso destacar que tanto Neruda como muchos de los escritores chilenos de la década del cuarenta, tenían lo mismo que nosotros los jóvenes de provincias argentinas, una esperanza que nos era común: editar en Buenos Aires. Nuestra capital federal era -en tanto escritores y poetas que aspiraban a ver vastamente difundidas sus obras- la Meca del libro publicado en idioma castellano.” [14]
Mirada sobre el maestro Sarmiento…
La propuesta es otra mirada sobre la cercana tierra sanjuanina, a partir de lo escrito por Silvia Borgato en torno a las impresiones de Gastón acumuladas en sus múltiples lecturas de la vasta obra sarmientina.
Bajo la bignonia, ella le había preguntado:
“-La figura de Sarmiento, ¿te inspira mucha admiración?” y la respuesta fue inmediata: “Sí, desde luego”.
Otro interrogante: “-¿Qué crítica le harías?” y otra respuesta contundente:
“-No se las haría, porque hacerle críticas a Sarmiento es caer en un juego que no se justifica… La obra completa de él, editada en 1889, son 52 tomos si no me equivoco y la gente habla tonterías de él, como aquello de ‘no ahorre sangre de gaucho”, ¡por favor!, hay que ubicarse en la época y en todo lo que hizo y escribió, que es fabuloso. ¡Nadie ahorraba sangre de gaucho!”
Preguntó Silvia Borgato: “¿Qué es eso de ‘no ahorre sangre de gaucho’?” y contestó Gastón:
“-No sé, ni me interesa. Son palabras que le criticaron y que están en una correspondencia suya. Si alguien, en un futuro, tomase mis cartas o las de cualquiera, sabemos que, a veces, ponemos opiniones ligeras a las cuales no les damos trascendencia. No puedo detenerme en aquellas palabras, porque no creo en la inhumanidad de Sarmiento con respecto al gaucho.” [15]
1985: “Todo era nada”.
El sábado 13 de abril de 1985, desde la comarca y el mundo difundieron otro poema de Gastón Gori, titulado Todo era nada. [16]
En los pinos el viento lúgubre pasaba, lúgubre;
y lentas las nubes negras
negras las nubes lentas
lloviznas lagrimaban, lentas lagrimaban
desoladas
en crespones desgarradas.
Agujas pinas derramadas
en suelo ya florido y marchitado;
marchitado florido
de amor olvidado;
de amor y olvido
y maridado.
Violines en el viento
en el viento que pasaba;
todo era nada
y todo alma desilusionada y lloro
era nada y -¡Dios mío! Era todo.
Dos -ellos dos- lentos caminaban.
Ella con su frente de aurora
y esperanza de lirio florecido
y hermosura;
él un sueño perdido en el olvido.
Los dos en sus brazos lo llevaban,
ay, otrora bellos brazos,
y alegría y dulzor,
pero ahora llevaban, lívido, yerto
el cadáver del amor…
1985: Undécima Exposición Feria Internacional del Libro.
La Exposición Feria Internacional del Libro que año tras año se realiza en Buenos Aires fue inaugurada durante el otoño de 1985.
Como lema expresaron:”El escritor y la libertad de expresión”.
En representación del presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín habló el ministro de Educación y Justicia Dr. Carlos Alconada Aramburu, señalando:
“No hay marco más propicio ni existe clima más benigno para el libro que el marco de la libertad y el clima de la Justicia.
El libro es, ante todo, un acicate de civismo y un forjador de ciudadanos, un vocero de la equidad y la igualdad”.
También aludió a tales logros el presidente de la Fundación El Libro, señor Jorge Naviero y sabido es que incontables veces se alude a la libertad, pero no todas las personas que la proclaman están ni siquiera persuadidas -como suele decir el presidente Alfonsín-, ni se les ha ocurrido imaginar que como lo señaló el filósofo griego Platón tres siglos antes del nacimiento de Jesús:
“La libertad está en ser dueño de la vida propia, en no depender de nadie en ninguna ocasión, en subordinar la vida sólo a la propia voluntad y en no hacer caso de la riqueza”…
1985: Primer Encuentro Internacional de Escritores
Artistas y lectores renovaron sus encuentros en la XI Exposición Feria Internacional entre el jueves 28 de marzo y el 15 de abril de 1985. Se generaron diversas actividades en torno al lema El escritor y la libertad de expresión, entre ellas el Primer Encuentro Internacional de Escritores. Desde “La Nación”, Gregorio Weinberg aludió a su participación en el ciclo “Destino del libro en la era electrónica” auspiciado por ese diario y realizado en agosto del año anterior. Destacó que “estar muy informado en modo alguno significa estar en condiciones de captar lo esencial de los problemas, ni disponer de los métodos o recursos indispensables para elaborar las respuestas apropiadas o emitir juicios de valor. Sin apelar a los malabarismos verbales, concluyamos que estar muy informado no es estar bien informado”.
Planteó una observación precisa al reconocer que aún está sin ejercer el derecho a la lectura, “por perduración de masas de analfabetos o con bajísimos promedios de escolaridad; desuso y disfuncionalidad de la enseñanza impartida; carencia de hábitos; costos desproporcionados del libro con relación a los niveles de ingreso; falta, escasez o indigencia de las bibliotecas, búsqueda de soluciones mágicas que recaen en tecnolatrías abusivas, etc.” y en consecuencia es imprescindible impulsar políticas de promoción del libro, “ponerlo cuanto antes al alcance de todo el mundo para, de este modo, consolidar una de las vigas maestras de nuestra cultura.”[17]
Weinberg imaginó una arquitectura –nuestra cultura-, que lógicamente tiene cimientos -una base de información, educación y creatividad- y diferentes soportes en distintos planos, que revelan la presencia, vigencia y potencia de las actitudes de personas, grupos, instituciones… En su visión, el libro -su lectura- constituye un sostén -quizás con la resistencia de un madero, del hierro, del cemento, del acero…-, que “sirve para sostener las cabezas de otros maderos también horizontales, así como para sustentar cuerpos superiores del edificio”. Es posible otra conjetura -no opuesta sino complementaria-, porque en la actual era de la electrónica, la cultura resulta semejante a un potente desarrollo helicoidal, cuya fuerza –caudal de espiritualidad, conocimientos, habilidades, fenómenos y transformaciones-, genera la propulsión de movimientos y desplazamientos, una evolución constante en lo artístico, científico y técnico. Acerca de esas situaciones, Víttori ha advertido un “Presente gris y porvenir incierto”, alude a las “Tribulaciones del libro y la literatura” en su aproximación a la Literatura y cultura nacional.
Durante ese “Primer Encuentro Internacional de Escritores”, el enviado especial del diario “El Litoral” de Santa Fe anotó que asistieron “ochenta y dos escritores invitados -siete europeos, dieciocho americanos y cincuenta y siete argentinos (residentes en Buenos Aires y en provincias), en presencia del público que colmaba la capacidad del recinto”. En la sala “Leopoldo Lugones” el escritor Ernesto Sábato pronunció el discurso de apertura; a la derecha estaba el secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires Mario -Pacho- O’ Donnell -en la década siguiente senador nacional-, a la izquierda el secretario de Cultura de la Nación, el dramaturgo Carlos Gorostiza. [18]
Terminado el discurso, los asistentes se pusieron de pie para aplaudir una vez más a don Ernesto Sábato, quien en ese tiempo tuvo la responsabilidad de presidir la CONADEP (Comisión nacional investigadora de la desaparición de personas).
En un lugar próximo a esa sala, Gastón y Víttori respondieron a las preguntas del periodista santafesino.
Gori nombró a los escritores que expresaron sus conclusiones acerca del tema “El escritor y la sociedad: el uruguayo Mario Benedetti; los cubanos Roberto Fernández Retamar y Norberto Fuentes; Elsa Joubert, sudafricana; Ana María Matute, española; los argentinos José María Castiñeira de Dios -nacido en Tierra del Fuego-, Antonio Di Benedeto, Luis Franco, Marta Lynch, Juan José Manauta, Víctor Massuh, Antonio Salas; Julia Prilutzky Farny, ucraniana por nacimiento…
(No he hallado en el archivo de amarillentos papeles de la Cofradía de los Duendes, el recorte con la impresión de las palabras pronunciadas por Ernesto Roque Sábato.)
Ecos en el litoral santafesino…
En la comarca y el mundo se percibieron algunas impresiones bajo el título: “Dos santafesinos en el Primer Encuentro Internacional de Escritores”. Ángulo superior derecho, fotografía del perseverante José Luis Víttori hojeando su libro “El escritor: medio y lenguaje” editado siete años antes y como fondo la colección “Historia de la Literatura Argentina” de Ricardo Rojas.
Víttori integró la mesa sobre “Literatura y medios masivos de comunicación”, con representantes de Colombia, Bulgaria, Italia, Alemania Oriental, Estados Unidos, Cuba, y argentinos, con la coordinación de Félix Luna.
En aquella página, desde el ángulo opuesto, la fotografía del noble Gastón Gori dona su mirada y una sonrisa. Vestido él también como es tradicional, aparece una vez más adelante de una enredadera, la matizada hiedra que conmueve con diferentes símbolismos.
Más santafesinos en encuentros “Del autor al lector”…
Era el tiempo de la presencia insoslayable de Gastón en distintos actividades, tanto en un teatro –con ecos de una cantata sobre La Forestal-, como en un centro cultural o en alguna biblioteca, con sus interesantes libros.
En aquellos momentos -compartidos entre amigos-, era placentero seguir soñando; con perseverancia y generosidad seguir convirtiendo algunos proyectos en fecunda realidad. Desde la capital santafesina, con el apoyo de. Servicio de Educación por el Arte y de la Cámara de Libreros, Papeleros y Afines del “Centro Comercial de Santa Fe”, se logró la exhibición de más libros de autores santafesinos en el espacio destinado al conjunto de escritores de las provincias.
Hasta entonces, quienes asistíamos año tras año, comprobábamos los esfuerzos de algunas editoriales, entre ellas Colmegna de Santa Fe de la Vera Cruz, con el impulso del gerente Néstor Lammertyn, un hombre que solía decir: “Los libros me enseñaron a vivir”; un ciudadano que expresó:
“Lo que pasó aquí, en nuestro país, en la Biblioteca Nacional, es inaudito. No se puede comprender cómo se les prohibió la entrada a los jóvenes. Es lo mismo que si yo, aquí, pongo un cartel en el que se prohíbe el ingreso a los chicos. Jamás se debe limitar el contacto con el libro. Más bien, hay que enseñar a quererlos, a cuidarlos, a saber manejarlos”.
En declaraciones a un periodista, el gerente manifestó que “cuando a su librería llega alguien que no puede comprar los textos, él lo asesora y le indica dónde puede encontrarlos:
“Los mando a la Biblioteca Pedagógica o a la Moreno. Yo mismo estudié en la biblioteca Moreno…”
Sabía bien el gerente de Colmegna, que hasta entonces en esa editorial -donde la mayoría de las ediciones eran pagadas por los autores-, habían publicado “alrededor de ochocientos títulos” y por su directa participación, varios eran exhibidos en la Exposición de Buenos Aires, en los anaqueles destinados a autores de provincias. [19]
Gastón Gori, también conocía a Lammertyn porque publicó desde esa editorial incluso reediciones hasta mediados de la década del ‘60 y luego las concretó por iniciativa de diversas empresas y universidades.
Sabido es también que a partir de 1984, el subsecretario Jorge Guillén impulsó distintas ediciones, entre ellas dos Cuadernos de Cultura de la Provincia de Santa Fe “El hombre y la Cultura”, con auspicios de “Bica Cultura” de Santo Tomé-Santa Fe; dos seleccionados y aprobados cinco años antes, por las autoridades del citado Fondo Editorial. Todas esas obras fueron distribuidas en escuelas y enviadas a la Exposición Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Allí estuvieron también los libros de Gastón Gori, editados por Tupambaé o por la Editorial Litar – Litoral Argentino-, de Armando Pavletich, entre otros.
Gastón Gori: setenta años de fecunda vida.
Entre los meses de agosto y noviembre se concretó un ciclo de homenajes a Gastón Gori en la ciudad de Rosario, al celebrarse el septuagésimo aniversario de su natalicio. Se constituyó una Comisión de Homenaje cuya presidencia honoraria ejercieron el académico Dr. Francisco Cignoli, el rector de la Universidad Nacional de Rosario Dr. Artemio Luis Melo y el Presidente de la Federación Agraria Argentina Sr. Humberto Volando; adhirieron la Universidad Nacional de Rosario (resolución Nº 1184/85); Dirección Gral. de Cultura de la Provincia de Santa Fe (Disp. Nº 144/85); la Sociedad Argentina de Escritores, la Academia Argentina de Letras, la Federación Agraria Argentina, el Colegio de Abogados de Rosario y más de cuarenta instituciones que intervinieron en distintos actos.
En el diario El Litoral de Santa Fe, difundieron una crónica de Juan Carlos Arch con algunas referencias biográficas y destacando que “cuando se repasan sus antecedentes, resalta que un creador de su talla, haya realizado la mayor parte de sus numerosas conferencias no en las grandes capitales, sino en San Jerónimo, Coronda, Humboldt, San Carlos, Vera, San Cristóbal y así podríamos continuar hasta casi agotar las localidades de nuestra provincia y muchas del interior.” [20]
Reconocimiento del CEL – Círculo de Escritores del Litoral…
En aquel tiempo, resultó grato participar en octubre de 1985, en la organización de otro merecido reconocimiento a Gastón, en sucesivas reuniones en la sede la Asociación Israelita I. L. Peretz de Santa Fe con la presencia de representantes de Talleres de la Cultura, Sociedad Argentina de Escritores (Filial Santa Fe-Danilo Doyharzábal); CEL (Círculo de Escritores del Litoral- N.O.deF.); Asociación Argentina de Actores Filial Santa Fe; Asociación del Magisterio; Subsecretaría de Cultura de Santa Fe; Cine Club Santa Fe, y Fundación Banco Bica Santa Fe.
El acto se realizó el 27 de octubre a las 19:30 en el Centro Cultural Provincial, Junín 2457 en la capital santafesina. Comenzó con la lectura de poemas de Gastón y con palabras del presidente de la Comisión de Homenaje Dr. Julio Caminos.
La Asociación Argentina de Actores presentó un audiovisual con el título de su poema Jugar a la vida. Dirigió Carlos Gallo, colaboraron en Escenografía: Dino; Diapositivas: Santos; Música y Luces: Alberto; Actuación: Chichí Cataldo, Mary Rosciani, Pocha Gallo, Liliana Gorosito, Dino D’Emilio y Carlitos Valinotti.
Jugar a la vida
Me jugué a la flor esplendorosa,
a débiles luces del amanecer
y a las mariposas.
A los alfalfares recios de verdor
y al amor;
a los alelíes que no hilan;
me jugué a la vida
de la naturaleza;
a soles y lunas compungidas,
a noches sentimentales;
me jugué a mí mismo
en la fuente de girasoles
y sus amarillos
mirando al este.
Cueste lo que cueste
me jugué hacia el este.
Me jugué al río
y al invierno y al estío.
Me jugué por todo lo tuyo
y por todo lo mío.
Hasta que no muera el último
de los dolores occidentales
tendré en mi frente
los horizontales
combates celestes
y en sus raíces los cantos triunfales.
Y pido el total de lo jugado:
Un hombre libre,
Un hombre emancipado.
Evocación en una crónica…
Jorge Campana, trabajador en la Subsecretaría de Cultura ya en el tiempo en que el titiritero poeta José Bartolomé Pedroni fue Director de Cultura (enero de 1963 a junio de 1966), designado por el gobernador Dr. Aldo Tessio secretario coordinador de la recién creada Comisión Administradora de Recursos Extrapresupuestarios (Decr. 210/64 impugnado por el Tribunal de Cuentas de la Provincia aunque se mantuvo firme); de reconocida trayectoria en Santa Fe y en la Delegación Rosario donde se jubiló tras desempeñarse en el cargo de secretario coordinador; logró en 1999 que Ediciones Culturales Santafesinas publicara su libro Crónica sobre la política cultural de los gobiernos santafesinos (1920-1999).
Incluyó con recuadro y fotografía, algunos datos sobre la fecunda labor de Gastón Gori, ha destacado que el Dr. Orlando Calgaro -también poeta-, en funciones desde fines de junio de 1985…
“…dispuso crear una Comisión de homenaje al escritor Gastón Gori al cumplir éste 70 años y en reconocimiento a su actividad como narrador, ensayista y poeta… designó representante oficial en la mencionada Comisión al poeta Jorge Isaías y dispuso reflejar la obra del escritor en el programa oficial de ese organismo, ‘La palabra de todos, que se transmitía por LRA 5, como asimismo que el encuentro a realizarse el 4 de setiembre de 1985 en la Casa de la Poesía de Rosario, se dedicara a comentar la obra literaria del homenajeado.” [21]
“Búsqueda de la alegría” – Poemas
En aquella oportunidad, presentaron el libro Búsqueda de la alegría, selección de algunos de sus poemas inéditos, edición de la Fundación Banco Bica -Colección “La región”-, con prólogo de Graciela Ferrero, donde es posible leer:
“Gastón, amigo mío… Así te siento… Tan fiel a tus amigos… a tus ideas… a tus ancestros de barcos rubios / al respeto por los maestros, / a la simpatía por los compañeros de versos, / al estímulo permanente para / quienes necesitan del oxígeno de / ésta, tu vida, / que elaboraste trabajosamente y tan solo…”
El grupo Danzas Modernas “Lihue” concretó un recital poético musical y una vez más, la voz de Gastón Gori fue otro llamado de atención acerca de la trascendencia de la belleza y de los valores humanos.
Ecos de un reportaje…
Desde la comarca se difundió un reportaje realizado por Graciela Ferrero, con el título: “Gastón Gori – ‘La jerarquía de un escritor no se mide por el lugar de su residencia’.” En el ángulo superior derecho es visible una fotografía de Gastón.
En un recuadro está escrito: “El nombre de su ciudad natal lo define: Esperanza. Es uno de los pocos hombres de letras de la provincia que ha conseguido repercusión nacional sin desprenderse de su suelo: bajo la sombra de los árboles que bordean los típicos bulevares de la ciudad de Santa Fe (donde vive). Gastón Gori camina las calles de sus ensueños. /…/ Sin que Buenos Aires lo hiciera jamás suyo, fue elegido académico y obtuvo premios que llenarían estas páginas, por lo que sólo rescataré el Aníbal Ponce, la Medalla de Oro Marcos Sastre por toda su labor y la Faja de Honor de la SADE. El 17 de noviembre cumple 70 años. Las ciudades importantes de la provincia ya comenzaron sus múltiples homenajes. Y la ciudad de Esperanza, la suya, decidió que 1985 llevara por nombre ‘EL AÑO DE GASTÓN GORI’.”
Una vez más durante esa entrevista, Gastón reiteró sus conclusiones sobre “la entrega de la tierra a los inmigrantes agricultores”, temas que investigó y publicó porque considera que “reclaman la atención de legisladores nacionales y provinciales.”
Sugerida la posibilidad de que eligiera escribir sobre “el hombre de trabajo”, respondió: “No creo que se trate de elecciones, al menos a nivel consciente. Esos personajes que usted nombra están en nuestra realidad argentina: basta con mirarla bien para hallarlos.” Luego manifestó: “Lo que sucede es que he vivido muy intensamente. Conocí tanta pero tanta gente… Yo confecciono como fichas interiores: allí se gestan los personajes. Después surgen solos, cuando la narración va aflorando.”
Luego destacó: “En mi labor no obran los impulsos personales, pero no los descarto totalmente. Esté segura de que todo lo que he escrito y publicado tiene su fundamento en mis convicciones. Investigo científicamente los problemas, ya sea en el orden sociopolítico o en el literario. Es cierto que cultivo con esmero la sensibilidad artística, pero predomina el razonador sobre el hombre sensible.” [22]
Gastón Gori, conferencista…
Durante una entrevista con la escritora ceresina Graciela Geller de Ferrero publicada luego en el suplemento cultural del diario “El Litoral” de la capital santafesina, Gastón expresó: “Mi actividad como conferencista me apasiona. Hablar ante un público inteligente (y cuanto más numeroso mejor) intensifica la capacidad de razonamiento y la fluidez del lenguaje. Me encanta sentir cómo el propio pensamiento pareciera cobrar vida a los ojos atentos de quienes escuchan. Desde muy joven hice labor intelectual en las tribunas. En 1984 participé en 24 actos públicos; la mayoría de ellos consistieron en conferencias sobre literatura y también en aspectos referidos a la juventud agraria… a los campesinos en general; a sus problemas como argentinos en un país con muchos atrasos tanto en el plano concreto de la realidad, como en el de la legislación agraria. El orador es el complemento del escritor. Muchísimas personas que asisten a mis conferencias son asiduas lectoras. Noto un creciente despertar del interés público, en pueblos y ciudades menores, por escuchar los razonamientos de un escritor con respecto a los problemas que le conciernen.”
Interrogado acerca si las publicará, contestó:
“¿Sabe que no? Y no me preocupa. Incluso, tengo muy pocas grabadas. Pero no es una labor efímera. Y lo que es más importante: la realizo con mucho placer.”
Tras la pregunta: “¿No siente que la literatura del interior está exiliada dentro de nuestro mismo país?
Gastón le respondió: “Personalmente, no me atrevo a afirmarlo. Muchos de mis libros fueron editados y reeditados en Buenos Aires y no tuve más dificultades que las de cualquier escritor, aún de los que residen en la capital. Es un error creer que sólo el escritor del interior tiene que afrontar en la actualidad graves problemas para ser editado; los mismos porteños padecen con mucha frecuencia los obstáculos que se oponen a la edición de libros, cuya venta al público no ofrece más que perspectivas inciertas. Los noveles, ya sea en provincias como en la capital, tienen que afrontar de su propio peculio la empresa de editar. Y eso no es de ahora, ni sólo en la Argentina. ¡Ardua labor la del escritor! Le cuesta muchísimo llegar a ser tan leído que publicar convenga comercialmente a los editores.
Lo que pasa es que Buenos Aires tiene diarios, revistas y otros medios masivos de comunicación, que abarcan a todo el país. En ese sentido es más fácil para los escritores de la capital tener vinculación continua -si quieren- con ellos. Además, no nos olvidemos de la promoción. ¿Cómo va a ser requerido un libro, en nuestra sociedad de consumo, sin promoción? Es imposible. Y en provincias, ese renglón es más limitado. Pero la jerarquía de un escritor, señora, no se mide por su lugar de residencia. Lo demás… es publicidad.”
Insistió Graciela Geller de Ferrero: “No hay exilio literario entonces”.
La respuesta fue contundente: “Claro que no. Fíjese que los veinte millones de habitantes de las provincias -descontando al Gran Buenos Aires- apenas si leemos el 0,05% de los libros de autores que viven en la capital Federal. Mi cálculo no es exacto, pero me baso en la lista de socios que tiene la SADE. En cambio a usted, Graciela Ferrero y a tantos escritores de Santa Fe se los lee aquí y en otras provincias. ¡Visite nuestras librerías y busque libros de autores porteños! Encontrará los clásicos, o los cuatro o cinco autores más difundidos, entre ellos Sábato y Borges. ¡Y atención con ellos también! Porque se los nombra más de lo que se los lee. Señora: nosotros tenemos el privilegio de vivir en el interior, tenemos sentido de lo nacional, vivimos como seres humanos, con envidiable autenticidad, con tierra abajo y cielo arriba, disfrutando de la naturaleza y de la familia, sin otro apuro que el que nosotros mismos nos imponemos. Esas lentitudes nos ayudan a ser profundos. Claro: siempre que seamos capaces de asumir esas profundidades. Le repito que no, amiga, que escribir dentro de la provincia no es exilio literario. Si queremos abordar Buenos Aires podemos hacerlo. Como lo hicieron Fray Mocho, Ricardo Rojas, Pablo Rojas Paz, Sarmiento, Ezequiel Martínez Estrada, Carlos Carlino, Joaquín V. González, Lugones, Aníbal Ponce y siga nombrando usted… Y ellos sabían, le aseguro, que la riqueza interior la llevaban de aquí.”
Gastón Gori y el “Día del Agricultor”…
Es necesario expresar que esta aproximación a los Caminos recorridos por Gastón ya estaba terminado hasta con índice onomástico, cuando me comuniqué por teléfono con la Prof. Rosa Mayo de Marcuzzi, compañera de proyectos –y desvelos– en el ministerio de educación santafesino, precisamente durante el primer trienio del gobierno que asumió el 10 de diciembre de 1983. La comunicación tenía el sólo propósito de saludarla, contarle que leo sus colaboraciones en el diario vespertino “El Litoral” y que suelo tener otras señales acerca de su continua y solidaria labor a fin de cooperar en proyectos y programas de educación permanente. Al informarle que estaba revisando mi obra inédita con el fin de difundirla mediante nuevos soportes de informática, nombré a Gastón Gori, al Museo y a la Biblioteca de Esperanza. Una vez más, su generosidad hizo posible que dos días después ya tuviera en nuestro hogar un conjunto de fotocopias para ampliar este contenido, que concreto el jueves 30 de octubre del dos mil tres.
Con el título “Museo de la Colonización Argentina – Esperanza, primera colonia agrícola argentina” estructuraron el conjunto de información que fue elaborada “gracias a la especial colaboración de la Sra. directora Lidia B. Castro de Sciolla, la Sra. Isabel Heer de Beaugé, el Sr. Gastón Gori y la Subsecretaría de Cultura de la Provincia”, siendo ministro de Educación Dr. Domingo José Colasurdo y Subsecretario de Cultura Dr. Jorge Alberto Guillén”.
Esa edición se inicia con el poema “Nacimiento de Esperanza” de José Bartolomé Pedroni.
Bajo el título del poema está escrito 8 de setiembre de 1856 y en realidad, como lo aclaró Gastón Gori el 20 de agosto de 1982 en un acto en la Municipalidad de Esperanza, ese día se celebra la Natividad de la Santísima Virgen María -Patrona de la ciudad- y ha sido declarado “Día del Agricultor”, siendo en realidad que “la colonia de la Esperanza” -como era nombraba en sus orígenes-, nació cuando llegaron las primeras familias.
Es oportuno reiterar que Gastón Gori, en su libro “Inmigración y colonización en la Argentina” -Eudeba, 1986, pie de página 66-, anotó:
“Según el siguiente documento, las primeras familias llegaron a Esperanza a fines de enero de 1856. ‘El tesorero de la Comisión de Colonos, entregará la suma de sesenta y un peso, tres y medio reales, que el Exmo. Gobierno destina para obsequiar a los colonos que han llegado en el vapor Asunción, cuyas cuentas de inversión se adjuntan. Santa Fe. Enero 27 de 1856. Fdo. Ricardo Foster.’ Documento Nº 71. Libros de Contabilidad, Archivo General de la Provincia de Santa Fe.” Destacó Gastón en otro párrafo que “un grupo de familias no continuó el viaje desde Buenos Aires hasta la colonia Esperanza, y se estableció en Baradero para cultivar la tierra.”
Más información de Gastón.
Al conmemorarse en 1984 el Día del Agricultor, en la novena página de la publicación organizada por el Museo de la Colonización, Gastón Gori participó con breves conclusiones acerca de “Inmigración y Colonización en Argentina” que reitero en estas páginas básicamente con el propósito de intentar un agrupamiento de las incontables notas que el generoso Gastón entregó en distintos diarios y revistas y también con la esperanza de que tengan mayor difusión. El texto completo es:
“Por supuesto que la inmigración y la colonización son temas fundamentales en la Argentina, y además inseparables si están referidos al siglo XIX, puesto que la primera, la inmigración como política de poblamiento del territorio inmenso heredado con la revolución de Mayo, tenía sentido en ese entonces solamente relacionada con la colonización agraria, es decir, con el trabajo de la tierra pasando del régimen pastoril al agrícola con la cooperación de los extranjeros inmigrantes, especialmente europeos.
A pesar de los antecedentes que se remontan a los primeros años de la independencia, y que se configuran en la fundación de algunas colonias después de fomentarse en Europa la venida de agricultores, es recién en 1956 cuando podemos afirmar que Argentina encuentra el verdadero camino para esa política demográfica y económica, y ello viene aparejado con la sanción de una constitución democrática en cuyo articulado se establecía expresamente, como una de las obligaciones gubernamentales, la de fomentar la inmigración y las industrias -teniendo en cuenta que, en el lenguaje argentino de ese siglo, industria era también el cultivo de la tierra.
Desde los preceptos constitucionales hasta la práctica organizada de la inmigración, sólo transcurrieron tres años, aunque en el mismo año en que se sanciona el texto constitucional, el gobierno de la provincia de Santa Fe firmó con don Aarón Castellanos un contrato por el cual éste se comprometía a traer de Europa 1.000 familias honestas y laboriosas, y a fundar con ellas cinco colonias agrícolas. Años anteriores, en la provincia de Corrientes, don Augusto Brougnes también había concertado con el gobierno del Dr. Pujol los derechos a establecer familias europeas a cambio de una gratificación en tierras como compensación por sus trabajos.
El éxito de la primera colonia agrícola fundada con europeos, que fue Esperanza, determinó que la política de inmigración y colonización adquiera todo el desarrollo que se necesitaba para cimentar en los hechos la seguridad de que ése era el camino acertado para promover el bienestar común y el desarrollo de una nación moderna para ese entonces. La colonia Esperanza, y esto es de singular interés histórico, fue fundada con inmigrantes suizo-alemanes y suizo-franceses, además de alemanes procedentes de distintas localidades del viejo mundo.
En una misma colonia dividida en dos secciones, una llamada ‘francesa’ y otra ‘alemana’, convivieron los nuevos agricultores que trazaron los primeros surcos en base a un plan delineado con miras a cumplir una política estructurada por el Congreso Nacional. Aunque el responsable de los pasos iniciales de la colonia fue el gobierno de la provincia de Santa Fe, el hecho de la colonización de Esperanza es un acontecimiento nacional, y así se lo considera históricamente; de la misma manera, con esa magnitud de acontecimiento, fue considerado por todos los estadistas del siglo pasado -por mencionar sólo a los que vivieron el comienzo y el desarrollo de la política de inmigración y colonización en gran escala.
Desde aquel acontecimiento de tan trascendental importancia para Argentina, es que comienza a proyectarse lo que se dio en llamar el aluvión inmigratorio, que interrumpió el proceso lento de la vida pastoril que venía perdurando desde la época hispánica y, además de interrumpirlo y modificarlo, terminó por dar una fisonomía distinta al campo argentino, y en definitiva, a todo el pueblo de nuestro país, que es hoy de los que más características europeas tiene en Latinoamérica.
Mencionar la colonización y la inmigración entre nosotros es, pues, tocar el tema que más hondamente dejó sus huellas en la vida nacional, no sólo por lo que significó como adelanto en lo económico y demográfico, sino también en el orden cultural y social; a tal punto que es difícil hoy comprender la realidad nacional si no se tiene en cuenta ese pasado tan enraizado y cuya vitalidad es perdurable en múltiples aspectos, por no decir todos los aspectos que caracterizan a Argentina y muy especialmente a la parte del territorio que más afluencia tuvo de inmigrantes y, como consecuencia, que más tiene de aquellas características por sus descendientes nacidos ya en este territorio.
He mencionado a la colonia Esperanza como punto de partida de una política organizada para obtener los resultados previstos por los estadistas que se opusieron al gobierno caído en 1852, y cuyos principios habían servido para cimentar la organización nacional. Los hechos fundamentales, los que dejan la fuerza de su trascendencia en los pueblos, no son aquéllos que sirven como prolegómenos -aunque éstos tengan la importancia de formar antecedente-, sino los que quedan y perduran, los que marcan con su presencia a través de los siglos los hitos por los cuales pasa la nación y continúa afirmándose en sus conquistas. Esperanza, como colonia agrícola, quedará siempre en la historia argentina como acontecimiento de este tipo, es decir, de esa trascendencia y oportuno es hacer notar que si bien la tradición de sus hechos, de sus siembras históricas, es asunto argentino, no por ello permanecen ajenos al fenómeno otros pueblos del mundo, especialmente los pueblos europeos como Alemania, Francia, Suiza, Italia, España, etc. porque de esos estados no tardó en orientarse hacia el Río de la Plata una fuerte corriente inmigratoria que no fue interrumpida sino muy avanzado ya el cuarto de siglo XX, cuando ya nuestro país había alcanzado fama mundial como granero y como exportador de carnes, y cuando se lo distinguía con las características que he mencionado, con las que nos identifican como similares a las naciones europeas de donde procediera la mayor parte de los nuevos pobladores de estas tierras, cuando se les abrió las puertas a la libertad y a la propiedad, como se decía en los postulados básicos de la política inmigratoria argentina.”
19-04-1986: resonancia de un estudio de Gastón
Tras otra reedición de “Inmigración y colonización en la Argentina” en la Colección “América – Libro del Tiempo Nuevo de la Editorial Universitaria de Buenos Aires –EUDEBA-, en el suplemento La comarca y el mundo del diario “El Litoral” de la capital santafesina, destacaron el “acertado criterio de la Editorial…” reconociendo que Gastón Gori es “escritor de nuestra provincia y autor de numerosos ensayos en torno a la época de nuestra Organización Nacional, en lo que hace al problema de la inmigración y la fundación de las colonias agrícolas en nuestro territorio.
Informan luego: “En la obra de referencia se explica muy bien que el autor se propone en la misma dar una visión panorámica de los procedimientos utilizados para distribuir las tierras públicas, en distintas etapas históricas de la Argentina. Para lograrlo, señala índices reveladores de la entrega de tierras a hacendados y agricultores y analiza el trato que se dio a los extranjeros y a la corriente inmigratoria que -agrupada en colonias agrícolas- pobló gran parte del campo argentino.”
Destacaron luego que Gastón Gori, “consigue en el libro que comentamos realizar un vasto panorama de los problemas fundamentales que aquejaban al país en la segunda mitad del siglo pasado, en consonancia con su política inmigratoria y el problema de la tierra pública. Previamente analiza los primeros intentos colonizadores en nuestro país, desde la Revolución de Mayo hasta 1852. Hace referencia a los principales contratos nacidos como consecuencia de la sanción de nuestra Ley Fundamental y la instalación de las colonias agrícolas de Esperanza, San Carlos, San Jerónimo y las que después fueron creándose en nuestro litoral.
En el último capítulo se detiene para estudiar la Ley Avellaneda sobre tierras públicas, de tanta notoriedad en aquella época, trayendo a colación interesantes juicios de Nicasio Oroño, propulsor desde su gobierno de las colonias extranjeras. Finalmente se ocupa de las colonias que fueron fundadas en los territorios nacionales.
Dos términos -dice Gastón Gori- inmigrantes y colonias, han perdido la fuerza de sugestión antigua, pero mencionar la tierra en la Argentina es motivo suficiente para que los hombres responsables del destino de nuestra nación sientan los ecos que en el mundo produjo el mal reparto de la tierra.”
1986: “El libro en la ciencia y en la técnica”
Se inauguró en 1986 la Duodécima Feria Internacional del Libro, en torno al lema: El libro en la ciencia y en la técnica. En el acto de apertura, habló el presidente de los argentinos Dr. Raúl R. Alfonsín, señalando que: “Los argentinos nos encontramos empeñados en la modernización del país y, en tal empresa, la cultura y, sobre todo, el libro, sustento esencial de la democracia, tienen un papel decisivo.
Como sucede año tras año, difundieron una cronología de interesantes actos culturales en distintas salas y participaron en distintas Mesas Redondas junto a científicos extranjeros, los destacados profesionales argentinos Luis Federico Leloir; René Favaloro, Manuel Sadovsky y Eugenio Pucciarelli.
Las obras de Gastón Gori fueron expuestas en el conjunto de libros de autores santafesinos y en los espacios de las pertinentes editoriales bonaerenses.
¿Nos representa el gaucho?
Con ese título, el periodista “P.D.” desde la comarca litoraleña, el 6 de septiembre de 1986 comentó la reedición del libro de Gastón Gori titulado La pampa sin gaucho en junio de 1986 –mes de las Letras-, proyecto de la editorial universitaria bonaerense pertinente a la Coolección Libros del tiempo nuevo. Hay que destacar que la oportuna inclusión del índice de personas contribuye a facilitar determinadas consultas.
El autor de aquella nota, expresó que “Gori rechaza los esquemas: recuerda el episodio del ‘Martín Fierro’ en que el gringo del organito es arreado, con la misma arbitrariedad y prepotencia con que se reclutaban a los gauchos; recuerda las desdichas y esperanzas frustradas de miles de inmigrantes, quienes deambulaban por la pampa argentina en busca de estabilidad y trabajo; recuerda que ‘los criollos y los gringos sin tierra estaban económicamente en un pie de igualdad, con la ventaja para los inmigrantes de no haber sufrido como los criollos campesinos, la secuela de nuestro régimen político y social, y eran capaces de organizar una economía individual distinta’…” Destaca luego que “en el capítulo ‘Árboles de la pampa’, Gori medita sobre cómo el árbol resultaba, en aquel período en que las desiertas tierras de nuestro país empiezan a colonizarse, un símbolo de civilización campesina. Como afirmaba Oroño: ‘No hay civilización verdadera sino a la sombra de los árboles plantados por la mano del hombre, que dan frutos y madera, bajo cuya protección crece la familia’.”
Advierte “P.D.” que “a lo largo de ‘La pampa sin gaucho’, en el desarrollo de temas concretos y a la vez simbólicos, como el del árbol… Gori estudia las transformaciones, transculturaciones, avances y retrocesos que se producen en nuestro país a partir de la llegada de los primeros inmigrantes, y en cómo se perfila cada vez más la desvalida figura del gaucho”.
Es así como “la supervivencia de problemas irresueltos -concluye Gori-, permite aún que gaucho y enorme extensión del territorio bajo el dominio de unos pocos dueños sean ideas que se asocien, por fuerza de la naturaleza de ambas cosas’.”
Finalmente, el periodista expresó:
“En cuanto a las calidades de ese hombre argentino de ilógica permanencia excluyente en la teoría, es de rigor deducir que su neta configuración individualista, contradice el concepto moderno del hombre en la sociedad y en los hechos ya producidos en nuestro corpus nacional…” [23]
Una conclusión que al mismo tiempo podría ser el origen de otros análisis…
Ecos de “La Forestal” y del Teatro…
Una vez más, la misma fotografía de Gastón Gori que completó el anuncio de La chica del gato dos años antes, conmueve desde otra crónica difundida con la intención de valorar una nueva edición.
En la comarca se perciben los ecos de la tragedia del quebracho colorado “con motivo de haber aparecido la quinta edición de esta obra de Gastón Gori”, tal como lo señaló “L.P.”, el sábado 27 de septiembre de 1986, a la vez que recordó lo expresado en 1965 por el escritor Luis Gudiño Krämer en el acto de presentación realizado en la ciudad de Rosario.
Sabido es que en ese tiempo, estaba difundiéndose con auspicios de distintas municipalidades y comunas, la Cantata “La Forestal”, puesta en escena también en los teatros de Santa Fe y de Rosario, con la dirección de Néstor Norberto Zapata, subsecretario de cultura de la provincia desde el 10 de setiembre de 1985 al 10 de diciembre de 1987, interpretada por el rosarino Enrique Llopis, quien en la década siguiente también fue subsecretario de Cultura.
Gastón Gori… y un reconocimiento al Fiscal Molinas.
El 12 de diciembre de 1986 se concretó un homenaje al titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas Dr. Ricardo Molinas y en esa oportunidad, su amigo Gastón expresó:
“Todos los que conocen desde décadas pasadas la trayectoria del Dr. Molinas como hombre de actividad pública, los que saben que se ha templado en la disciplina del Derecho como ciencia, y en el conocimiento de las leyes como conjunto orgánico jurídico que estructura la vida legal de los argentinos; que en su actividad tribunalicia se ha destacado como consecuente defensor de los derechos de los ciudadanos establecidos en la Constitución e incorporados sus principios a las leyes; todos los que no ignoran que ha debido templarse en las duras adversidades padecidas también por miles de personas en Argentina apenas unos años atrás y que nada pudo quebrantar su destino de hombre al servicio de la democracia, ante todo eso que es público y notorio, podría alguien preguntarse si el Dr. Ricardo Molinas necesita el apoyo nuestro para seguir siendo lo que siempre fue o para seguir actuando como siempre actuó. Quizá la respuesta sea que no; que no es imprescindible. Pero resulta que hubo otro gran demócrata a quien se lo llamó Fiscal de la Patria, y que en un momento culminante de sus combates parlamentarios, creyó estar solo, cuando el silencio no era en realidad, nada más que un deliberado vacío de la prensa adversaria y poderosa, mientras la inmensa mayoría de los argentinos seguíamos con pasión sus luchas en el senado…
No quisiéramos ahora que las amargas perspectivas que se abren siempre con la iniciación de investigaciones administrativas, en función de Fiscal, y su desarrollo; que el arduo trabajo documental y la actuación judicial; que el lógico desgaste y el esfuerzo cotidiano y la certeza de que se está deslindando responsabilidades que tienen autor y nombre, y que por la naturaleza de la función es casi seguro que en los afectados se engendra enemigos, por todo ello no queremos que el Dr. Ricardo Molinas carezca de tangible, cercano, afectuoso y justiciero apoyo manifestado en esta reunión que en cierta medida, representa a los millones de argentinos que aprueban su gestión y que comprenden por ella, que no existen privilegios que amparen ni a los más altos niveles del gobierno cuando se trata de saber si se ha actuado dentro de la ley o no, en el ejercicio de la función pública; si estuvieron o no legalmente administrados los bienes de la nación, que son de todos los argentinos, es decir, nuestros.
Este es el sentido de nuestro homenaje. Bien comprendemos los deseos de muchísimos de los presentes en este acto y de ausentes que adhirieron a él, bien los comprendemos cuando preguntan si no se ha de continuar nuestra acción en otro sentido para exaltar la personalidad del Dr. Molinas al plano político inmediato; bien lo comprendemos, pero hemos querido cumplir con nuestra finalidad de apoyo al Fiscal, porque creemos que hacemos bien al destacar su conducta de funcionario con deberes de trascendente responsabilidad, cuando se producen actos que exigen ser reparados en nombre de la legalidad y de la ética que deben prevalecer siempre en los actuados de quienes gobiernan o administran a la República.
Esa es la razón de nuestro homenaje, y apoyamos con él todo lo que sea cumplimiento de la Constitución y de las leyes, la protección del orden jurídico en la esfera de las funciones de Fiscal; apoyamos lo que es de la esencia de la democracia: el estricto ejercicio de los deberes y derechos de los que gobiernan; la publicidad de los actos de gobierno y apoyamos las sanciones correctoras de desvíos ilegítimos.
La función de Fiscal -quien lo duda- es ardua, difícil, pero de sus dificultades surge la luz que nos da confianza en el valor que tiene la rectitud en los hombres llamados a gobernar. Nada más.” [24]
1987: más poemas… más libros… más homenajes.
El sábado 25 de abril de 1987, desde la comarca y el mundo del litoral difundieron otro poema de Gastón:
Nacer, vivir.
I
Conocí el aire -seguro- al mismo tiempo
que el dolor;
en el llanto respiré su suavidad,
sin saberlo;
en lágrimas y berridos
estuvo en mí, para siempre.
Si no era de dolor
¿por qué el llanto?
Si no era de dolor
¿por qué para siempre el aire?
¿Algo que no duela
puede más que el aire y el llanto?
Lo conocí al aire, lo respiré
asomando al mundo, y fue también el llanto.
Deseé entonces lo respiro
y sé que existe.
II
Luego fue la luz
-la que no engendra-
y fue mirar,
y callar, y moverse unas sombras
en la luz,
y creer que los ojos dibujan
los contornos del mundo.
¿Existía -entonces-
ese rotundo
trozo de universo?
III
La tierra y su fundamento
sentía a mis pies.
Conocí la tierra;
su dulcedumbre
y la lumbre
del sol que la calienta.
Conocí cómo ensucia su polvo
el rostro
dulce,
el rostro torvo,
y sin embargo es sustancia
y fuerza
como el aire, como la luz.
Desde siempre -del nacer la vida-
siempre el aire, siempre luz y tierra.
Y el amor.
Cercano o lejano el dolor
respirando en la luz o la tierra
o el amor y su belleza.
IV
Conocí el agua
en las primeras lágrimas;
en el principio de la vida estaba.
¡El agua tibia llorada!
Después fue su linfa corriendo,
rápida,
-años veloces dispersados-
y ese bello encontrarla cayendo
en sauces que lloraban,
en las corrientes turbias
o en espumas blancas,
era encontrar el agua
aquella fuera de mí,
y era sentirla, a veces,
otra vez, en las lágrimas.
Y el amor siempre
con su sustancia,
con su fundamento de aire,
de luz, de tierra,
de agua, sí, apenada.
Todo fue respirar el aire,
con dolor;
y ver la luz y pisar la tierra,
y sentir la vida
en las lágrimas.
V
Quizá alguien responda
con palabra y flor,
sobre el fundamento de la vida
y del amor.
Y de lo que inevitablemente nace
y crece
sufre, ama y muere.
13ª Exposición Feria Internacional del Libro
El fallecimiento del escritor Borges en Ginebra, el 14 de junio de 1986, impulsó a los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires del año siguiente, a reflejar “El Universo de Jorge Luis Borges”.
En el acto de inauguración realizado el 1º de abril de 1987, participaron autoridades organizadoras de la Feria, el presidente Dr. Raúl Alfonsín, el Subsecretario de Cultura de la Nación Embajador Ramiro de Casasbellas, funcionarios nacionales y provinciales, autoridades municipales.
El presidente de la Nación expresó su agradecimiento por “abrir las puertas de esta inmensa y magnífica biblioteca que entraña uno de los mayores acontecimientos culturales de la Argentina” y como suele suceder, aprovechó la oportunidad para anunciar que estaban estudiando rebajar los aranceles que se aplicaban en la importación de papel para impresión de libros y de bienes de capital.”
El Arte de Santa Fe…
En coincidencia con el desarrollo de esa Feria hubo otro acontecimiento de singular importancia anunciado lógicamente en todo el país un año antes: la presencia de S.S. Juan Pablo II en la Argentina, en los primeros días de abril de 1987.
Para lograr que el Comité Organizador de la Feria cediera el “Salón Azul” a los fines de realizar un acto organizado por el Centromultimedios “Biblioteca de la Legislatura de Santa Fe, fue suficiente un diálogo por teléfono con la coordinadora Marta Díaz a quien conocí en 1981 cerca del espacio destinado a las provincias, con quien organizamos actos en el “Día de la Provincia de Santa Fe” en 1985 y 1986.
El 6 de abril a las 20, la directora de ese organismo pronunció algunas palabras evocando a los escritores José Bianco, Jorge Luis Borges y Antonio Di Benedetto.
Juan Arancio, el destacado dibujante santafesino que ilustró Vagos y mal entretenidos de Gastón Gori en la segunda edición de septiembre de 1965, dibujó frente al público mientras Juan Carlos Durán presentaba su “Canto a Santa Fe” -audiovisual- y la Cantata “Y Dios creó al hombre” -texto impreso y un casete-, “homenaje a S.S. Juan Pablo II, mensajero de la Paz, en la Argentina”.
Terminado el acto se entregaron dibujos de Juan Arancio a las personas presentes y también “Páginas voladoras” con reproducciones de poemas de autores santafesinos.
El acto fue auspiciado por el vicegobernador Carlos Aurelio Martínez, la Comisión Bicameral Administradora de la Biblioteca Sen. Armando R. Piazza (UCR, Dto. Constitución), Diputados Carlos Caballero Martín (PDP, Dto. La Capital) y Oscar Máximo Somma (PJ, Dto. Rosario).
Asistieron representantes de la Cámara de Diputados, del Partido Bloquista de San Juan, escritores santafesinos y de Buenos Aires, quienes recibieron reproducciones de sus dibujos y obras literarias. Algunos grupos de estudiantes de escuelas privadas, asistieron invitados por la Coordinadora de Educ. Privada del Ministerio de Educación de Santa Fe, Sra. Susana Marín de Eguiazu.” [25]
La semilla depositada en 1985 en los surcos recién abiertos, junto al conciliador César Actis Bru seguía desarrollándose sin importar demasiado quién era el jardinero o la jardinera.
Tiempo después, en distintas ramas, eran visibles brotes nuevos y se anunciaba otra floración…
Gastón Gori, desde su estatura… seguía observando y participaba en diversos actos pronunciando conferencias con opiniones contundentes: era una prédica insoslayable…
“El hombre es tierra que anda…”
Gastón Gori en el primer año del tercer milenio, sigue disfrutando de la musicalidad de Don Atahualpa Yupanqui, acompañado por su mujer ternura: ¡Charito! y “por la niña de sus ojos”: ¡Mónica! -encargada de acercarle los C.D., discos compactos con las grabaciones del talentoso poeta y guitarrista; otras veces con los tangos y milongas de Gardel.
Será grato para Gastón, que en este andar despacio intentando una aproximación a los caminos que él ha recorrido, se rememore que en 1987 hubo otra Semana de Mayo diferente. Don Ata estuvo caminando por las calles de la ciudad de los buenos aires -a veces no tan buenos- y convocado por un toque de Clarín, al mediodía del domingo 17, se ubicó cerca de la ventana de una confitería de la calle Florida, para dialogar con el periodista Leonardo Coire: “Yupanqui, campera azul, sobrio moño negro, cerveza en mano, bien metido en su sillón y horas antes de partir por enésima vez a Francia”, donde no tiene residencia. Según ha dicho, “realmente mi lugar básico sigue siendo Buenos Aires. Mi casa es la de calle San Benito de Palermo. En Francia tengo solo dos cuartos, un tarro de yerba o dos, tres guitarras y muchos libros”.
Atahualpa Yupanqui una vez más aludió a su romance con la guitarra y la canción criolla, que empezó en 1920 así como cuando tenía siete años, se generó su lealtad a un club de fútbol, a Racing. Recordó emocionado: “Mi padre, señalando con un dedo una lámina me dijo secamente ‘Bandera nacional; sígalo m’hijito’. Nunca dejé ni esa camiseta ni mucho menos a la guitarra. Es que los Chavero siempre fuimos así, de pasiones largas, silencios graves, fidelidades fuertes”.
No disponía de tiempo para entrevistas, porque acababa de hacer un trámite en una escribanía, con el propósito de concretar la Fundación que era otro de sus lejanos sueños. Dijo entonces que más que preocupado por el futuro, lo estaba “más bien con el presente. Preocupado y ofendido… He hablado toda la vida de ciertas virtudes nacionales como bienes inapreciables, blasones de dignidad y de hidalguía, que hoy observo están muy amenazados.”
Al interés por saber quiénes son los que ponen en peligro esos valores, respondió: “Me horroriza la chabacanería uniforme. Todos los caminos a esa respuesta me llevan a la televisión y su mala influencia. No solo aquí, en Europa también se nota. Percibo con tristeza que los niños gritan, que se imitan pautas foráneas, hay mucha violencia y pocos conceptos. Hay falta de identidad, nadie dialoga… Falta el contacto del hombre con el hombre, el ensayo de la armonía, la coordinación entre todos los que pisamos la misma tierra y respiramos el mismo aire. Proliferan las sectas, los vicios, la aventura”.
Cuando el periodista le expresó: “Su diagnóstico sobre la realidad nacional será de este modo bastante oscuro…” fue preciso al responder: “No del todo. Esos blasones de dignidad y de hidalguía, propios de la condición criolla que aún poseen millones de argentinos, sobre todo en el interior de los que hablaba recién, obran de freno. Los argentinos no somos paganos. Muchos recuerdan con honor la época en que uno daba una mano y eso valía más que mil papeles, o el tiempo donde cada familia tenía un médico de cabecera, un religioso a quien confiarle un secreto. Hoy muchas de esas costumbres parecieran estar condenadas al olvido.”
Convencido de que “el amor es un acto muy privado”, insiste: “Yo nunca escribo del amor, sí de los sentimientos Es el pudor que me lo impide. Lo contrario es el impudor y éste lleva necesariamente al macaneo libre y a la falta de responsabilidad. El tema de la mujer casi no es para mí. A mí me importa ‘la gente’, así nomás, en general… El año pasado tuve la suprema felicidad de componer las mejores piezas que nunca soñé realizar. Pero jamás se conocerán, morirán en el más horrible anonimato, nunca existirán, porque yo casi las olvidé. Durante un buen tiempo tuve la mano enyesada. Obviamente no podía pulsar la guitarra. El médico me indicó: ‘Yupanqui, practique el instrumento en el aire, haga como que toca la guitarra varias horas por día. Es la única forma de que se cure’. Pues bien, en mi casa, en absoluta soledad y sobre el vacío, mis dedos trenzaron los mejores acordes, las milongas más acabadas. Puse casi más empeño en tocar bien en esa ficción que en la realidad.”
Don Ata antes de partir hacia París, en aquel memorable mediodía porteño había dicho: “Acá, en esta tierra nací y aquí he de morir. Hablando de eso quiero contarle una idea de tipo fantástico que me está rondando la cabeza hace años. Desearía que al lado de la tumba de cada poeta, en lugar de poner una cruz -símbolo de respeto y que siempre venerable- se plantara un árbol, para que el espíritu del difunto estuviera cerquita de algún pájaro que inevitablemente se pose en su copa y que de la mano del ave salga por las mañanas a volar. ¿Es lindo no? Tal vez sea la síntesis de mis conceptos. Esta idea se me hizo muy clara cuando vi la tumba de Borges. Su desaparición me hizo mucho mal. Lo único que se me ocurre decir es que a su tumba se llevó cincuenta mil palabras que solo él y nadie más que él podía ordenarlas en sentido armonioso”. Esa revelación de don Ata provocó curiosidad en el periodista: “¿Cómo encuentra usted la armonía, Atahualpa?” Inmediatamente hubo una serena respuesta: “Escribiendo, leyendo centenares de libros y, por sobre todo, me dedico a escuchar música. El preferido es Bach. Escuche usted un año seguido a Bach y verá que es otra persona. Es la mejor aspirina para el alma. Cuando estoy triste, tomo la guitarra y canto alguna zamba, una vidala, un escondido. Cuando estoy feliz, también tomo la guitarra y canto alguna zamba, una vidala y un escondido”.
Se agotó el tiempo para este encuentro y la voz de don Ata saluda con un breve ¡adiós paisano!… [26]
Hasta los pájaros parecen expresar: ¡Adiós, cantor del mundo!… mientras los hombres seguimos ignorando cuándo, dónde y cómo será el instante del prodigio misterioso.
Don Ata no murió en su tierra, en su Patria, a pesar de sus deseos.
Su Último Vuelo fue la casi legendaria Ciudad Luz de nuestro Planeta Tierra.
Habrá sucedido, que a pesar de las distancias no se estaría solo, ya que por sus percepciones y talento, habrá sentido algo semejante a lo expresado por Gastón: [27]
“Siento a mi lado
al que no veo,
y ni sé su nombre;
lo siento cada día de ventura
y en las horas comunes para todos
de tragedia o pesares.
……………………………………………….
…no estoy solo,
están conmigo los que aman
la verdad aunque duela”…
“El pan de los argentinos”
La primera edición de El pan nuestro–Panorama social de las regiones cerealistas argentinas (Editorial Galatea, Buenos Aires), fue reeditada en 1987 por la Imprenta Lux de Santa Fe y desde la comarca, el viernes 5 de junio de ese año se difundió un comentario escrito por “L.P.” señalando que “los libros de este consagrado escritor santafesino ya habrán encontrado (no sería de extrañarnos) sus detractores que los condenen al silencio, a la soledad. Nos referimos a los libros, porque con respecto a Gastón Gori, nos consta que no está solo. Él mismo nos lo acaba de decir en su poema ‘Palabras de refutación gozosa’, ‘… no estoy solo, están conmigo los que aman la verdad aunque duela…”
Tanto parece ser así como lo expresó Elepé, que para contrarrestar cualquier efecto negativo, con frecuencia se promueve la lectura de sus obras: La Forestal… -una de las más nombradas-, sus cuentos y poemas… cuando misteriosamente cinco duendes silenciosos acompañan a quien dona libros en escuelas y bibliotecas…
Por algo, Gastón expresó: [28]
“…porque a nadie disputo
el pan,
y nadie me lo da gratuitamente,
no estoy solo.”
…………………………………………………..
“Por la dicha del hombre
amo la soledad
y no estoy solo.”
“Olegario Andrade – Centenario de una edición”
Desde la comarca, con ese título lograron un llamado de atención ubicándolo junto a un retrato del poeta destacado y barbado y debajo su firma…
Gastón Gori, sigue siendo un responsable educador a distancia. El viernes 28 de agosto de 1987, quienes pudieron acceder al diario El Litoral, siguiendo el rumbo señalado por el autor de la pluma incesante, pudieron aprender algo más sobre la Literatura Argentina y aprehender el significado trascendente de distintas valoraciones.
Expresó Gastón en aquella nota:
“En 1882 moría Olegario Andrade, en la pobreza, hoy diríamos a pesar de ser diputado nacional…
Representaba en la Cámara de Entre Ríos y disfrutaba, como poeta, del ascendiente que en la sociedad le otorgaran sus poemas, de resonantes sucesos en certámenes y la bonhomía conque sus amigos, desde la juventud lo eran, disimulaban las características de su manera de ser personal, así como lo comprendían con inteligencia sus hondos silencios, sus ensimismamientos, su no participar activamente en los debates de la Cámara a los que nunca aportó sus palabras que tan encendidas habían sido en artículos periodísticos en sus apreciaciones sobre hombres y hechos de la política que condujeron, cada uno por su camino, Urquiza y Mitre. Moría a los cuarenta y un años de edad, es decir, cuando comenzaba su madurez como poeta, cuando había reconciliado sus juicios políticos con los nuevos intereses y problemas nacionales con el predominio de Buenos Aires; moría también con una brillante aureola de poeta, pese a que sus tropos, acentos y metáforas a menudo criticadas, que seguían las altisonancias de Víctor Hugo, pero con derroche de elocuencia ampulosa: todo era abismos, báratros profundos, torbellinos, volcanes, cumbres, horrores, hora final del mundo… Sin embargo falleció famoso y su fama perdura quizá porque no pasó sin dejar honda huella aquel ilustre ‘Nido de cóndores’ como dejaron también bellos recuerdos sus sencillos poemas líricos, que no son más que dos o tres, entre ellos ‘El consejo maternal’, ‘La vuelta al hogar’. Comenzó su verdadera difusión y su fama, después que se publicara el volumen que contiene su producción poética. Favorecido fue por sus amigos de juventud. Wilde y Roca entre ellos, con los que cursara estudios en el colegio de Concepción del Uruguay y que le fueron fieles, así como entre todos ellos fueron fieles a sus ideales políticos y al respeto por las obras de sus talentos personales. Lo cual no quiere decir que Andrade contó siempre con la aprobación por muchos de sus poemas. Ni Groussac, ni Oyuela, ni Wilde, ni Guido Spano, ni Mitre, dejaron sin señalar sus reparos. El alto poeta, sin embargo, acompañó a todos ellos y juntos siguieron el camino de la gloria.
El primer libro que reúne toda su labor es ‘Obras poéticas’ editado por el gobierno nacional por ley del congreso del 30 de junio de 1884 promulgada con la firma del presidente de la República Julio A. Roca y por su ministro de instrucción pública, Eduardo Wilde, ambos, como queda dicho, amigos de Andrade desde los días de las aulas compartidas en el colegio de Concepción del Uruguay. El decreto reglamentario es del 5 de octubre de 1886… lo que forma antecedente sobre la lentitud oficial con que se considera este tipo de obra de gobierno… a tal punto que no fue un ente gubernativo el que llevó a cabo la finalidad editora de la ley, sino que debió intervenir doña Eloísa González de Andrade quien solicitó en setiembre de 1886 autorización ante el ministerio de Wilde para mandar imprimir directamente las obras literarias de su esposo afectando el gasto a la ley Nº 1408 que lo estableciera a cargo del erario público. La recopilación de poemas estuvo a cargo de una comisión especial que incluyó el canto ‘la creación’ discutido luego como perteneciente a Olegario Andrade pese al testimonio de su esposa y la probabilidad de fondo, estilo e intención poética que lo identifican, me parece, con la obra del entrerriano que, por muchos motivos, sigue tentando con el análisis de su vida y de su obra discutida como neorromántica y acepada por su intención cívica y patriótica y no olvidada por recientes generaciones pasadas. La gloria no le fue esquiva a Andrade ni se desplomó sobre ella algún ‘peñasco sombrío’ que la sepultara, en nombre del arte y lo que significa como quehacer de verdad y de belleza.
Cien años se cumplen desde aquella edición primera de sus ‘Obras’ y raros son ahora los ejemplares que se conservan, todos encuadernados e impresos en Jacobo Peuser. En 255 páginas están contenidos todos los poemas de Andrade sin que se eludieran los de sus balbuceos juveniles y 91 páginas abarca el prólogo suscripto por Benjamín Basualdo, que por alguna razón desconocida se hizo cargo de él, sin ser crítico ni literato destacado -Carlos Guido Spano ‘debió escribir el prólogo pero infelizmente circunstancias especiales le han impedido dedicarse a esa labor’-. ¿Cuáles fueron esas circunstancias? Sabemos que los poemas de Andrade diferían -difieren- fundamentalmente de los de Guido Spano; que ni en lo lírico ni en lo épico se aproximan y que para el cantor de ‘Nenia’, la altisonancia metafórica y atronadora de la poética andradiana, no atraía su aprobación. El prólogo, si lo hubiera escrito Guido Spano, no hubiese dicho jamás: ‘Espléndidas concepciones de su genio’. Spano no escribió el prólogo. ¿Le sacó el cuerpo como aún se estila en caso así, de no concordancia en literatura? Don Basualdo no se hizo rogar y escribió sus noventa y una páginas, con algunas informaciones de interés y con juicios admirativos. La posteridad siguió, por décadas, leyendo más en las aulas que en las bibliotecas, ‘El nido de cóndores’ y aquel dulce poema que comienza ‘Ven para acá me dijo mi madre dulcemente cierto día’… en el cual perdura la suavidad de las madres y la ingenuidad de los nenitos del siglo pasado. El libro cumple ahora cien años, el nombre de Olegario Andrade ya no tiene tiempo en el tiempo.”
(Es oportuno recordar que en 1881, el poeta Olegario Víctor Andrade -nacido en Alcorete, Brasil-, considerado entrerriano porque en esa provincia se crió, fue educado y vivió; participó en los primeros Juegos Florales realizados en nuestro país, organizados por la Sociedad Española “Centro Gallego” de Buenos Aires y obtuvo el primer “Premio Tte. Gral. Roca” por su Gran trabajo literario titulado “La Atlántida”.
Habían designado como integrantes del jurado a Bartolomé Mitre, que renunció “por haberlo hecho en situaciones análogas”, Nicolás Avellaneda y Lucio Vicente López como titulares; Dres. Juan Carlos Gómez -que reemplazó a Mitre-, Vicente G. Quesada y don José Manuel Estrada como suplentes.)
Gastón Gori: escritor, educador de adultos, trabajador de la cultura
El Ministerio de Educación y Cultura de la provincia de Santa Fe, mediante la R.M. Nº129/87, aprobó el Plan Cultural elaborado por la Delegación Regional Santa Fe de la Confederación General del Trabajo, conducida por el secretario general señor Agustín Sarla, dirigente del Sindicato de Artes Gráficas.
El Plan aprobado incluía entre los proyectos para Junio – Mes de las Letras, en el programa 1. Efemérides, subprograma “Conocer, para reconocernos”: evocación del Brigadier Gral. Estanislao López en el 149º aniversario de su fallecimiento. El 15, celebración del “Día del Libro”. Proyectado en el programa 2. Educación por el arte – subprograma “Recrear la Fe y la Esperanza”, a partir de un reconocimiento hacia “El hombre y su obra”. Inclusión de otras celebraciones: 3, día del aprendiz; 7, Día del Periodista; 13, Día del Escritor…
El 15 de junio a las 19, en la Sala “Luz y Fuerza” -Junín 2955- de la capital de la provincia, se concretó el homenaje a Pedro Raúl Marangoni –Gastón Gori- por su trayectoria como escritor, educador de adultos, trabajador de la cultura.
Co-operaron en esa oportunidad la Subsecretaría de Educación Preescolar, Primaria y Especial, la Jefatura de Supervisión Educación para Adultos e integrantes del equipo de Educación y Cultura de la CGT local. Auspiciaron ese acto: Vicegobernador Carlos Aurelio Martínez, Sindicato de Artes Gráficas y Escuela de Artes Gráficas “7 de Mayo” -del servicio provincial de educación privada-; Sindicato de Luz y Fuerza y Litar Soc. Anón. Editora Distribuidora; adhirió la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.
Después del ingreso de abanderados y escoltas portando la Bandera Nacional y la de la Provincia de Santa Fe, entonaron los himnos Nacional Argentino y de las Escuelas de Adultos; hubo un minuto de silencio en homenaje al Brigadier López, a periodistas, escritores y gráficos fallecidos.
Un panel integrado por la Subsecretaria de Educación Preescolar, Primaria y Especial Sr. Beatriz Mira de Castegnola, el Secretario General Agustín Sarla y la coordinadora del citado Plan Cultural Anual y conducción del equipo de Educación y Cultura de la CGT, Nidia O. de Fontanini, propuso algunas conclusiones acerca del propósito de valorar a… “el hombre y su obra”.
Un alumno del nivel primario para adultos, leyó el poema Nunca quise… escrito en 1983 por Gastón Gori minutos después de recibir la comunicación de su incorporación a la Academia Argentina de Letras. Así se inició otro fecundo diálogo con el talentoso poeta e historiador. Luego se entregaron donaciones de libros de autores santafesinos a quince escuelas primarias para adultos y a treinta y tres centros de Alfabetización y Capacitación Laboral.
(Es oportuno recordar que durante el mes de septiembre, Mes de la Educación estaban proyectadas estas efemérides: Día 5, del Niño Explorador; día 8, Internacional de la Alfabetización; día 11, del Maestro; día 13, del Bibliotecario; día 17, del Profesor, tercer martes, Día Internacional de la Paz; día 21, del Estudiante; día 23, de las Bibliotecas Populares (sanción de la Ley 419); día 24, nacimiento de Florián Paucke (1719), misionero jesuita organización de las Reducciones de San Javier y San Pedro en nuestra provincia; otro educador por el arte de vivir y de convivir…
Ese año se desarrolló el Congreso Provincial sobre Literatura Santafesina -Resolución MEC Nº 131 del 16 de marzo de 1987- en la sede de la Biblioteca de la Legislatura –25 de Mayo 1908-, integrándose cuatro comisiones: 1. Cuentos de autores santafesinos, como recurso didáctico para conocer y reconocer ‘al hombre y a sus obras’. 2. La poesía escrita por santafesinos y las percepciones, transmisiones y recreaciones, que surgen de su aplicación en la educación de niños, adolescentes y adultos. 3. Importancia del ensayo para el proceso de aprendizaje. 3. Importancia del ensayo para el proceso de aprendizaje. 4. El teatro como experiencia individual y grupal y como eje integrador de diversas formas de expresión. En tales circunstancias, se valoró la obra de los autores santafesinos y en particular, la vasta obra de Gastón Gori fue tenida en cuenta por sus enfoques literarios, históricos y sociales. Los asistentes recibieron bibliografía de apoyo…)
1988: difusión de libros…
Una vez más, cuando comenzaban a marchitarse las hojas de algunos árboles, renacía la “inmensa y magnífica Biblioteca” que era la XIV Exposición Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, utilizando la valoración expresada por el presidente Raúl Alfonsín el año anterior. En ese tiempo, se ampliaba el horizonte de las proyecciones de la “Fundación El Libro” porque su presidente Carlos Alberto Débole informó que participaban en las Ferias de Francfort (Alemania) y de Madrid (España).
Biblioteca Nacional de Asunción (Paraguay)
En Palabras para compartir 4 -edición del SEPA-, consta: “el 26 de julio de 1988, D. Alfredo Viola, Director de la Biblioteca Nacional de Asunción (Paraguay) comunicó que por intermedio de una profesora del ‘Colegio Argentino’ de esa ciudad, previa coordinación de la Sra. Nair Torrás de Hachmann, Bibliotecaria del Instituto ‘Ntra. Sra. de Lourdes’ de Santa Fe, habían ingresado los libros donados por SEPA (Servicio de Educación por el Arte).”
Dice el Director en un párrafo:
“Me parece excelente la idea de intercambiar relaciones culturales con el SEPA; pues es por todos sabido que la cultura une a los hombres y a los pueblos. Entre los títulos ‘cuyo detalle acusa en hoja separada’, están los de Gastón Gori: Pase Señor Fantasma…; Nicanor y las aguas furiosas, Canto a mi ciudad, Todo en un día, La Forestal.”
Un año después, “en 1989, personalmente la escritora Odila Vega de Dávila, acercó Palabras para compartir y el director D. Carlos Solano Fernández Caballero M. Sc., reconoció el valor de esos aportes”.
Primavera de 1988: “Literatura” sin aditamentos…
Durante la primavera de 1988, se difundió lo escrito por Juan Ricardo Neme después de un encuentro con Gastón Gori frente a “su legendaria Remington, donde teclea”. [29]
En aquella oportunidad, Gastón insistía: “No hay ninguna literatura regional. La literatura es un arte, que se llama Literatura, sin aditamentos, en principio.
Ahora, que si un libro refleja un sitio o región determinada, o la manera de ser de sus habitantes, será una literatura realista, pero regional. A nadie se le ocurre decir que el ‘Martín Fierro’ es literatura regional, o el ‘Llano en llamas’ de Rulfo.
Preguntaría primero que es regionalista, porque no solamente nosotros podemos estar usando esa palabra de esa manera. La literatura como arte, no necesita pedirle a ninguna otra disciplina del pensamiento sus normas o términos para juzgarlas, ya que regional se refiere a la geografía. Si un libro es regional por lo que refleja -paisajes, formas o anécdotas- ‘Nacha Regules’ de Gálvez se desarrolla en un sitio de la ciudad de Buenos Aires, entonces no se encontraría en esta categoría porque es de la ciudad. Esto me suena a disparate.”
Acerca de los talleres literarios
Después de dialogar sobre personas que ‘cabalgan’ sobre este caballito, aseguró que ‘esto es tan peligroso como los talleres literarios’…” y advierte que reúnen a “cuarenta o cincuenta chicos, porque también ahora hay talleres para niños…” para que “aprendan a escribir”.
Insiste Gastón Gori: “Esto es un efecto nocivo para la Literatura, realmente es una monstruosidad, es creer que el niño puede ser creador de literatura. Es no saber quién es el niño y qué es la literatura. Lo único que uno alcanza a vislumbrar es la mentalidad de quiénes están detrás de estas cosas.”
Advierte luego que “lo ve bien cuando se le da otro sentido, por ejemplo, para la agrupación de las personas, la lectura y la charla” porque “la Literatura se hace haciéndola, por lo tanto soy un actor de ella y no estoy en condiciones de juzgarla.”
1989: XV Exposición Feria Internacional del Libro
Por última vez, el presidente de la Nación Raúl R. Alfonsín pronunció un discurso en la inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires, el último durante ese mandato hasta diciembre, interrumpido por la inflación constante y los saqueos por desocupación porque transmitió el poder cinco meses antes.
El presidente Alfonsín, en esa oportunidad señaló: “…La Feria es un hecho cultural ejemplar por su constancia en el tiempo. Los argentinos que tantas veces hemos caído en las trampas de la impaciencia, nos inspiramos en la iniciativa de los creadores del encuentro que, a fuerza de perseverancia, cada vez funciona mejor”.
Luego informó acerca de la decisión de reducción al diez por ciento el derecho de importación del papel para ediciones de libros. En julio de 1989, se realizó la “Primera Feria Internacional de Buenos Aires del Libro Infantil y Juvenil”, en el predio de Palermo.
Presencia de jóvenes artistas santafesinos…
Organizado por la dirección del Centromultimedios “Biblioteca de la Legislatura de Santa Fe”, cuya superintendencia ejercía una Comisión Bicameral presidida por el Dip. José Luis Yódice, el vicepresidente Dip. Dr. Carlos Caballero Martín y el tesorero Dip. Dr. Oscar Somma; con el auspicio de la Presidencia de la Cámara de Senadores y la colaboración de artistas y empresarios, “el 21 de abril de 1989, en la “Sala Rulfo” de la XV Feria Exposición del Libro en Buenos Aires, los jóvenes poetas santafesinos Néstor Fenoglio, Pablo Guastavino y Fernando Vaschetto, integraron un panel y esbozaron significativas experiencias literarias”. [30]
Estaba prevista también la participación de la escritora Trudy Pocoví, quien por razones personales no pudo asistir. Los panelistas se refirieron a algunas experiencias literarias y a la oportuna complementación de lo literario con distintas expresiones visuales. Hubo luego un diálogo con los asistentes; con el aporte del SEPA -servicio de educación por el arte-, se entregaron a los asistentes algunos poemas y cuentos ilustrados -entre otros- por los artistas plásticos Eugenio Wade y Ana María Zwiener. La obra de Gastón sigue siendo insoslayable y cuando comentábamos estos logros, él insistía en la necesidad de “distribuir” las publicaciones porque ahí reside una de las mayores dificultades para que los libros lleguen a los lectores…
Efectos de la crisis…
La Asociación Cultural Israelita Argentina es una institución santafesina que se ha destacado esencialmente por el impulso de distintos proyectos destinados al desarrollo cultural de la comunidad santafesina. En una nota escrita el 1º de Septiembre de 1989, sus autoridades expresaron: “Señora Nidia O. de Fontanini… Saludamos a Ud. con nuestra cordialidad de siempre y tenemos el particular agrado de invitarlo en forma muy especial al acto que hemos de realizar el día Viernes 8 del cte. mes a las 20 horas, en nuestro local social de la calle Francia 2248, en cuya oportunidad se abordará desde una Mesa Redonda el tema “EFECTOS DE LA CRISIS ECONÓMICA EN EL DESARROLLO DE LA CULTURA”, con la participación de los siguientes panelistas: Gastón Gori (escritor); Lic. Juan C. Bettanín (periodista, ex titular de la Secretaría de Estado de Cultura y Comunicación Social de la Provincia; Mto. Francisco Maragno (director del Coro Polifónico de la Provincia). // En la seguridad de contar con su grata presencia y ser receptores de su valioso aporte al tema, que sin lugar a dudas dará lugar al libre debate, hacemos propicia la oportunidad para reiterarnos de Ud. muy attos. Y cordiales. Héctor Golinsky – Presidente – León Blajman – Secretario.
Notas. IV – Caminos entre llanura y cielo…
[1] Semanario Esquiú – color”. Nº 1.146, Año XXIII, p.1-2.
[2] Diario El Litoral. Santa Fe, domingo 10 de abril de 1982, p. 4. Día de la Partida de Nelly Esther de la Ballina de Lauría, esposa de Jorge -hijo del pintor santafesino Héctor Lauría (1891-1963) y madre de Mercedes. Luciano Héctor Martín Fontanini Lauría, nació el 12 de julio de 1983, nuestro segundo nieto, hijo de nuestro primogénito Eduardo Carlos Manuel y de Mercedes.
[3] Diario Clarín. Año XXXVII – Nº 12.980, Domingo 11 de abril de 1982, Buenos Aires, República Argentina, p. 12.
[4] Gastón Gori – Premio Aníbal Ponce 1982. Argentina, Buenos Aires, Ediciones ‘Amigos de Aníbal Ponce”, 1983. Publicación que reúne los textos y resúmenes de los discursos pronunciados durante el acto de entrega del premio a Gastón Gori.
[5] Hasta entonces, habían sido distinguidos con el Premio “Aníbal Ponce” Jorge Thénon –1975-; Álvaro Yunque –1976-; Gregorio Weinberg –1977-; Héctor P. Agosti –1978-; Telma Reca –1979-; Raúl Larra –1980-; Jesualdo –1981- Luis Campos Aguirre.
[6] Zorreguieta, Augusto. Ronda Literaria. Buenos Aires, Lomas de Zamora, p. 9. Esa proyecto de difusión cultural generado por el perseverante poeta residente en esa localidad, era apoyado financieramente por empresas de aquella localidad y por suscripciones de lectores.
[7] Diario El Litoral. La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 6 de setiembre de 1984, Presencia de Santa Fe en el tercer simposio internacional de crítica literaria.
[8] Gori, Gastón. La pluma incesante. Santa Fe de la Vera Cruz, Edit. Litar, 1984. En esa página 68 está escrito: “…y pareciéramos que tomáramos”, evidente error de impresión y en consecuencia, modificado en esta trascripción.
[9] Orbea de Fontanini y otros. Palabras para compartir 4. Santa Fe, Edición SEPA (Serv. Educ. por el Arte, 1990, p. 22.
[10] Sabido es que Enrique Llopis se desempeñó como Subsecretario de Cultura ad-honorem (18-12-1995 al 01-07-97; mientras era Diputado Nacional, presidencia del Dr. Carlos Saúl Menem, gobernador Ing. Jorge Obeid, ministra de Educación Prof. María Rosa Stanovich durante los cuatro años. Aquí, algunas señales desde fines de 1995 -comienzo de la gestión del subsecretario Llopis- organizaron “Complejos Educativos Culturales Integrados” -CECI- “por disposiciones transitorias… Logró en marzo de 1996 el dictado del Decr. Nº 465, que institucionalizó y perfeccionó la creación de los C.E.C.I, organismos que tendrían como eje promotor a la escuela y debían integrarse con un ‘Consejo de Participación’ presidido por el Director General del Complejo designado por el Ministerio, quien, al igual que todos los integrantes, actuaría con carácter ad-honorem. El Decreto de marzo de 1996 daba un plazo para una pequeña evaluación de la marcha del proyecto, que debía verificarse al mes de julio de ese año. El 30 de diciembre, por Decreto 2010/96, se dejó sin efecto el otorgamiento de los C.E.C.I. por no haber podido desarrollar proyectos conforme a los principios que les habían dado creación. Los CECI tenían fundamentalmente objetivos educativos, como una adecuada aplicación de la Ley Federal de Educación, articulación de niveles, ciclos y modalidades, perfeccionamiento docente y la realización conjunta de actividades de proyección a la comunidad. El C.E.C.I podría considerarse un intento más de integración de Educación y Cultura con el medio, y las causales de este fracaso deberían ser estudiadas detenidamente. Ya Cultura había logrado resultados más o menos positivos con otras iniciativas de integración, en el interior, del quehacer educativo cultural con el medio, como en 1959 la iniciación de las ‘Promociones Culturales’, en 1975 la creación de las Casas de Cultura’, en 1979 el funcionamiento de los ‘Circuitos Culturales’. Todas estas experiencias dejaron valiosos resultados que hay que evaluar y aprovechar profundamente” (Crónicas, p. 248-249). Es oportuno tener en cuenta que en la página 165 de ese libro, Jorge Campana transcribió parcialmente la Res. 322/84 que disponía taxativamente mi adscripción a la Subsecretaría con las misiones expresadas en “los considerandos” y abarca más de una página al enunciado de los programas desarrollados a partir de la aprobación del proyecto que presenté y aprobó el Dr. Jorge Guillén con sucesivas disposiciones. incluyendo el Programa Ecología en tres etapas (como consta en el folleto de difusión del Plan Cultural de la Subsecretaría). Expresó Campana en la página 167: “En concordancia con el plan de integración entre Educación y Cultura se nombraron Promotores Culturales para actuar en las Escuelas y se reglamentó el apoyo a la “Campaña del libro” que destacó la celebración del día del escritor; ‘trabajador de la cultura cuyo sol social significativo la Subsecretaría de Cultura de la Provincia quiere destacar” (Disposición Nº 74/84) y agrego, proyectos que Gastón Gori apoyó participando incluso en reuniones junto a miembros directivos de otras asociaciones de escritores. Destaca Campana en otro párrafo: “Como vemos, las tareas llevadas a cabo conjuntamente entre Educación y Cultura fueron no sólo muchas sino importantes. Cultura movilizó a estos efectos a todos sus organismos (orquestas, coros, museos, áreas de letras, folclore, etc.) que debieron actuar en la organización y planificación de los distintos trabajos. Insisto, podría detallar una veintena más de estos planes conjuntos entre educación y cultura pero considero suficientes los enunciados para dar una idea de la mecánica elegida para este accionar” (Ob. cit., p. 166-167). Y debo decir que “la mecánica elegida” se puso en marcha teniendo como soporte fundamental los lineamientos que esbocé en el Plan de Integración de las Áreas -textos mecanografiados con IBM en mi hogar cuando en la SSC disponían de escasas máquinas de décadas anteriores-, aprobado por el Dr. Guillén y puesto en marcha con sucesivas disposiciones. En realidad era el resultado del continuo trabajo de recopilación de información relacionada con CULTURA durante varios años, incluso con proyectos presentados personalmente en los niveles provincial y nacional –considerando a “la escuela como eje de atracción e irradiación de la cultura”, a la educación formal e informal teniendo en cuenta influencias de medios de comunicación social; del arte y la presencia de los artistas- que parcialmente se reflejó en los cuatro programas propuestos en el contexto de un proyecto de “educación por el arte de vivir y convivir” que incluía la secuencia pertinente a los fines de avanzar hacia un “Movimiento Provincial Ecologista” tras experiencias sucesivas en dos programas: “Movimiento de Jardineros y Horticultores” y “Movimiento de Consumidores Racionales”. Quedan aquí estas señales como ratificación del esfuerzo conjunto de equipos que coordiné en distintos ámbitos políticos y culturales, de la eficaz co-operación de los organismos de Cultura y de las personas que ad-honorem, colaboraron con entusiasmo para el eficaz desarrollo de subprogramas y actos en distintas localidades de la provincia de Santa Fe y en la Feria Internacional del Libro de la capital federal; fundamentalmente al subsecretario Dr. Jorge Guillén, quien no fue por casualidad que falleció en su despacho en las primeras horas de la jornada del 2 de septiembre de 1985, cuando tenía 36 años… Como suele suceder, días y meses después algunas palabras y homenajes, colocación de placas -una de ellas tiempo después retirada de las columnas en el ingreso al Centro Cultural Provincial de la calle Junín. Agrego mientras releo: veinte años después, ni una línea referida a su labor como periodista y funcionario. Sí es recordado con frecuencia entre quienes co-operaron para el desarrollo de aquel proyecto de Coordinación que sin discriminaciones porque “abrió puertas” para la participación solidaria de la comunidad. / En el “brete” donde se desarrollaba la gestión de Enrique Llopis se generaron más cambios: entre diciembre de 1995 y fines de junio del año siguiente, se creó “el sector de Asistencia Jurídica a los establecimientos de Educación Artística de la Provincia, que brindó asesoramiento para la readaptación de las Escuelas de Arte transferidas desde la Nación y su inserción en la ya próxima ley de creación de la Dirección Provincial de Educación Artística. Le fue encomendado este sector a la Dra. Raquel Busaniche (p. 259 de Crónicas, hija del profesor de Educación Física Carlos Mariano Busaniche, Coordinador General y asesor durante la gestión de Jorge Guillén, tiempo en que la señora Busaniche era secretaria administrativa del Instituto Provincial de Arte “José Pedroni” con sede en Santa Fe). / “Después de muchos años de servicios en el área de Cultura se jubiló el Director General de Gestión Técnica Administrativa, Profesor José María Jungues”. (Junges): “Su alejamiento privó al área de un eficaz colaborador que en numerosas oportunidades debió hacerse cargo de funciones delicadas y saber mantener una determinada continuidad entre una y otra gestión”. Agrego por haber compartido tareas durante el período de Jorge Guillén: una persona prudente y coherente; discreto en el momento de plantear alguna disidencia y estricto en el cumplimiento de sus deberes. Era la persona que registraba todas las disposiciones, sin entorpecer los trámites con argumentos banales como solía suceder en ámbitos cercanos. En ese cargo de Director General de Gestión Técnica Administrativa fue designado Alejandro Cortés que se desempeñaba en la subsecretaría desde la gestión del tercer Subsecretario Lic. Miguel Martín (21-09-1992 al 30-04-93; gobierno de Carlos Reutemann, tercer ministro de Educación Ingeniero Fernando Bondesío (24-08-92 al 10-12-95). Destaca Jorge Campana -después de más de cuatro décadas trabajando en la administración pública y en el área de Cultura-, que “en el mes de septiembre de 1996 Llopis hizo conocer un ensayo sobre “Algunas Reflexiones sobre Política Cultural” en las que deja sentados principios que aplicó en el desarrollo de su gestión como Subsecretario de Cultura.
[11] Conocía Gastón los vericuetos de la política y cómo se van generando las tramas. Al cesar en sus funciones Enrique Llopis asumió el Subsecretario de Cultura Lic. Raúl Bertone, de Rosario -hasta entonces Director Provincial de Gestión Cultural; en 1984 organizador-director de la Escuela de Cine y Televisión Subsede Rosario, dependiente del “IPA José Pedroni” de Santa Fe, en 1985 director del IPA siendo secretaria administrativa la Dra. Raquel Busaniche de Humbert -hija del profesor de Educación Física Carlos Mariano Busaniche, Coordinador General y asesor en ese tiempo- y Secretaria Técnica quien escribe esta aproximación al desarrollo de políticas culturales en la provincia de Santa Fe, desempeñando ad-honorem la supervisión del área de Cultura Literaria hasta fines de 1986. Acompañó en la gestión al subsecretario Bertone, el Coordinador Cultural Centro-Sur Sr. Gerardo Rico, “nacido en Rosario en 1953, Contador egresado de la Univ. Nac. de Rosario, conductor de Juventudes Peronistas Universitarias Regionales en la década del ‘70, asesor personal del gobernador José María Vernet (1983-1987); Director de Provincias en el Ministerio del Interior en 1990, funcionario del “Plan Arraigo” a nivel nacional; Coordinador de Cultura en esa zona el Sr. Carlos Fermín Rodríguez, hasta entonces Director de la Casa de la Cultura de la capital santafesina; designaron los responsables de cada una de las nueve Regiones en que fue dividida la provincia a los fines operativos de Educación y Cultura. (Campana, p. 247). En tales crónicas se advierte como se suceden los funcionarios en sorpresivos juegos que parecen ser de ajedrez por los enroques, en la mayoría de los casos “un sube y baja” o “el Martín Pescador” porque “pasará, pasará y el último se quedará” mientras se resuelva poner en marcha proyectos sin sustentos válidos por intereses circunstanciales, hechos demostrativos de que “cada cual atiende su juego”. / Releo y agrego: durante el segundo gobierno del ingeniero Jorge Obeid iniciado el 10 de diciembre de 2003, acumulando las experiencias enunciada desde 1984, es Secretario de Cultura el Lic. Raúl Bertone.
[12] Párrafos del discurso pronunciado cuando recibió el Premio “Aníbal Ponce 1982”.
[13] Frases Célebres y Citas. Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1988, p. 181.
[14] Diario El Litoral. La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 8 de septiembre de 1984. Texto incluido en Bajo la bignonia – Imagen y obra de Gastón Gori escrito por Silvia Braun de Borgato, p. 27-31.
[15] Braun de Borgatto, Silvia. Bajo la bignonia. Ob. cit. p. 108-109.
[16] Diario El Litoral. Santa Fe de la Vera Cruz, sábado 13 de abril de 1985, suplemento cultural La comarca y el mundo, p. 5.
[17] Diario La Nación. Buenos Aires, domingo 31 de marzo de 1985, Sección 4ª Letras / Artes/ Ciencia p. 1.
[18] Diario El Litoral – La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 7 de julio de 1984.
[19] Néstor Lammertyn estuvo vinculado a la empresa fundada por don Virgilio Colmegna –Librería y editorial que funcionó en San Martín al 2400-, desde 1930 cuando todavía no había terminado el curso de Peritos Mercantiles. Hijo de inmigrantes –tuvo diez hermanos, cuatro mujeres y seis varones-; su padre, belga, tornero especializado y su madre, holandesa, mujer-hogar de mirada clara. Matrimonio, familia inolvidable por sus gestos cotidianos en la cotidianas pausas vespertinas, sentados cerca de la puerta de hierro, en la calle 4 de Enero al 2400, cerca de La Rioja; silenciosos y al mismo tiempo muy expresivos. Graciela Daneri dejó en el Diario “El Litoral” del sábado 17 de julio de 1993, dos fotos, algunas señales sobre nuevos rumbos. Decía Lammertyn en ese momento: “Librería y Editorial Colmegna ha comenzado una campaña para dotar de libros a las bibliotecas comunales y a las comisiones de Cultura. ‘Les mandamos una solicitud que deben llenar y luego les enviamos, sin cargo alguno, una cantidad de textos de autores regionales. Las comunas más pequeñas son las que más entusiasmo tienen… es el mejor homenaje que le podemos hacer al libro, que llegue a todos y a todas partes’.”
[20] Diario El Litoral, Santa Fe, viernes 25 de octubre de 1985, p. 7; reiterado en Palabras para compartir 4, p. 24.
[21] Campana, Jorge. Crónica sobre política cultural… Ob. cit., p. 175.
[22] Diario El Litoral. La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 9 de noviembre de 1985.
[23] Diario El Litoral. La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 6 de septiembre de 1986.
[24] Diario La Unión. Esperanza (Santa Fe), martes 16 de diciembre de 1986, p. 3.
[25] De la Historia de la Biblioteca de la Legislatura de Santa Fe, libro inédito de N.O. de Fontanini, cedido para un trabajo de Seminario en la Escuela de Bibliotecología de Santa Fe, el 19 de mayo de 1994.
[26] Diario Clarín. Buenos Aires, domingo 17 de mayo de 1987, Espectáculos, p. 1-2. Entrevista y crónica de Leonardo Coire, titulada “Atahualpa Yupanqui – ‘El hombre es tierra que anda’; incluye ilustración de Néstor Larrandart y dos fotos.
[27] Gori, Gastón. Palabras de refutación gozosa. Santa Fe, Editorial ‘Tupambaé’, p.3, 6.
[28] Ibídem, p. 3, 9.
[29] Santa Fe. Diario Hoy – Revista, domingo 2 de octubre de 1988. Título: “No hay ninguna literatura regional”, escrito por Juan Ricardo Neme.
[30] La información referida al mencionado Centromultimedios, es trascripción del libro inédito “Biblioteca de la Legislatura de Santa Fe” elaborado por la Directora titular Nidia O. de Fontanini (enero 1987-diciembre 1995) con datos existentes en actas manuscritas y diversa información existente en el Archivo de la Legislatura y los hallados en los diarios de sesiones de ambas Cámaras, a partir de 1899.