Estás aquí
Inicio > Arte > ROSALES DE LA CONFRATERNIDAD

ROSALES DE LA CONFRATERNIDAD

2006 – PRIMER ENCUENTRO POR EL ARTE DE VIVIR Y CONVIVIR

 

17 de noviembre de 2006

 

DÍA DE LOS PÁJAROS – HOMENAJE A GASTÓN GORI

 

ROSALES DE LA CONFRATERNIDAD

 

ESCUELA Nº 46 “Bernardino Rivadavia” de CANDIOTI

 

Y

 

 ESCUELA Nº 6 “Mariano Moreno” de SANTA FE DE LA VERA CRUZ

 

 

10-11-2006: Iniciación de la “SEMANA DE LOS PÁJAROS” en Candioti.

Izamiento de la Bandera y desayuno.

Entrega de tarjetas: “Colibrí y rosa” de Fernado Tibaldo y poema de Gastón.

Rosales de la confraternidad.

Semblanza de Gastón Gori en “Intermezzo de las rosas” – Ensayo.

Vínculos perdurables.

LA ROSA BLANCA.

 

 

                 Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

                 Santa Fe de la Vera Cruz.

 

 

10-11-2006: Iniciación de la “SEMANA DE LOS PÁJAROS” en Candioti.

 

El encuentro por el arte de vivir y convivir… comenzaría a las 8 del viernes 10 de noviembre: ¡día de la Tradición!… evocación de José Hernández.

 

(Adj. Dibujo de Carlos Orbea Álvarez (05-11-1937-13-11-2001)

Escuela Nº 1 “Domingo F. Sarmiento” sábado 06-11-1948; 11 años.

Maestra: Ángela del Carmen Ferré.)

 

(De “La Vuelta de Martín Fierro”.

Canto 32. Edic. CEAL, 1967, p. 183)

El trabajar es la Ley

 porque es preciso alquirir-

no se expongan a sufrir

una triste situación-

sangra muco el corazón

del que tiene que pedir.

 

Debe trabajar el hombre

para ganarse su pan;

pues la miseria en su afán

de perseguir de mil modos-

llama en la puerta de todos

y entra en la del haragán.

A ningún hombre amenacen

porque naides se acobarda-

poco en conocerlo tarda

quien amenaza imprudente-

que hay un peligro presente

y otro peligro se aguarda.

 

Para vencer un peligro,

salvar de cualquier abismo,

por sugerencia lo afirmo,

más que el sable y que la lanza-

suele servir la confianza

que el hombre tiene en sí mismo. ”   p. 184-185

…………………………………………………………………….

Respeten a los ancianos,

el burlarlos no es hazaña-

si andan entre gente extraña

deben ser muy precavidos-

pues por igual es tenido

quien con los malos se acompaña.”  P. 185

…………………………………………………………………….

Procuren de no perder

ni el tiempo ni la vergüenza-

como todo hombre que piensa

procedan siempre con juicio-

y sepan que ningún vicio

acaba donde comienza.”  p. 186

……………………………………………………………………

El hombre no mate al hombre

ni pelee por fantasía…

tiene en la desgracia mía

un espejo en qué mirarse-

saber el hombre guardarse es la gran sabiduría.”  p. 188

De “La Vuelta de Martín Fierro.

Canto 33. Edic. CEAL, 1967, p.188)

 

La escuela está situada frente a la plaza, donde revoloteaban horneros, palomas, tacuaritas… y en benteveo insistía anunciando su presencia sobre un vigoroso cedro.  En corpulento palo borrado era visible en otro ángulo.

Llegaban los niños sonrientes.  Dos mujeres con sus herramientas retiraban las hierbas secas a lo largo de los cordones de las veredas; trabajaban cerca algunos hombres.

 

Por algo los comerciantes de la calle San Martín de la capital santafesina, la Peatonal -donde tiene su sede la Asociación de Amigos de Calle San Martín vinculada al Servicio de Educación por el Arte desde mediados de la década del ’70-, habían adherido al proyecto “SEMANA y DÍA DE LOS PÁJAROS – HOMENAJE A GASTÓN GORI”  exhibiendo en sus vidrieras, cuarenta afiches distribuidos por SEPA mediante la co-operación de la señorita María Victoria Botbol, para que la comunidad santafesina pudiera informarse acerca del Primer Encuentro por el Arte de vivir y convivir, organizado teniéndose en cuenta que “Noviembre” es “Mes de las Artes y de la Soberanía” y la admirable trayectoria del poeta, escritor, abogado… ¡amigo a perpetuidad!…. GASTÓN GORI ¡el Patriarca de los Pájaros!

Durante diálogos con algunas madres y alumnos, luego con el vicedirector señor Ricardo Nazzo, destacaron haber visto esos comunicados con reproducción de la tapa de “El día de los pájaros” presentado por Gastón Gori, en la Casa del Sur, durante la cálida siesta del 17 de noviembre de 2002, junto a Charito -su esposa Elda Rosaura Campana de Marangoni-, al entonces diputado nacional Dr. Carlos Iparraguirre -editor de “mil ejemplares – diez para cien escuelas”, sugerencia de Gastón impulsando ya antes de aquel día, la celebración del “día de los pájaros” de acuerdo a sus observaciones: el 17 de noviembre porque en ese tiempo la mayoría de los pichones ya empezaron a volar…  Gastón Gori llegó al umbral del deslinde entre lo mutable y lo inmutable, fue su instante final de prolongado padecimiento, a las 10:15 del miércoles 17 de noviembre de 2004, exactamente dos años después de aquel encuentro cerca de vigorosas arboledas y escuchando trinos, junto a los niños que tanto amó como ejemplar maestro rural y luego, educador de adultos…

…………………………………………………………………………………………………………………

Izamiento de la Bandera y desayuno…

La Bandera Nacional estaba sujeta a las cuerdas imprescindibles para el izamiento en el mástil. Comenzó la melodía de Aurora y se elevaba nuestro símbolo nacional: azul-celeste y blanco, “azul un ala del color del cielo / azul un ala del color del mar”…

“Es la Bandera / de la Patria mía / del Sol nacida / que me ha dado Dios…”

 

Invitaron a los niños a desayunar y después de beber la copa de leche, algunos regresaron al patio mientras terminaban de comer una tradicional torta negra y dos o tres, las ofrecieron a sus compañeros. En algunas fotografías quedarán las imágenes, insuficientes para revelar “esa fiesta” que estaban viviendo los alumnos de la escuela Nº 46 de Candioti, algunos cerca de sus madres mientras en nuestro espíritu crecía la alegría por compartir…

…………………………………………………………………………………………………………………

Entrega de tarjetas: “Colibrí y rosa” de Fernando Tibaldo y poema de Gastón…

Durante el encuentro del 13 de octubre a la tarde, en la sede de la escuela Marta Goddio había entregado la fotografía de un colibrí sobre una rosa perteneciente a la serie registrada por su esposo Fernando Pedro Tibaldo, en Llambi Campbell y en el jardín del hogar. Con esa imagen y al dorso reiterados el poema Réquiem para los pájaros de Gastón Gori y Un corazón de picaflor de Abel Edgardo Schaller de Paraná (Entre Ríos), fueron impresas tarjetas recordativas.  [1]

Estuvimos en un aula la doctora Mónica Marangoni -hija de Gastón Gori, a quien solía referirse su padre diciendo “la niña de mis ojos”…-, la profesora Marta Goddio -evidentemente maestra de vocación- con sus alumnos y Fabio Orellano con su filmadora intentando lograr elocuentes testimonios e insoslayables expresiones verbales.

Nidia empezó a entregar algunas tarjetas y propuso a Mónica y a Martita que las acercaran a todos los niños presentes en el aula, protagonistas del proyecto Sembrando ventanas… cosechando trinos”, iniciado durante el otoño e impulsado desde el 26 de septiembre por SEPA: “Promotores Culturales por un día”.

  Rosales de la confraternidad…

El Servicio de Educación por el Arte donó un rosal con flores rojas y uno con flores blancas, para ser plantados respectivamente en la Escuela Nº 46 de Candioti y en la Escuela Nº 6 “Mariano Moreno” de Santa Fe.

El encuentro con docentes y alumnos de la tradicional escuela de Barrio Candioti -donde desempeñó la vicedirección y dirección la señora Aurora Hug Walmatter de Álvarez Ramos, tía y madrina de bautismo de Nidia…- será la culminación del PRIMER ENCUENTRO POR EL ARTE DE VIVIR Y CONVIVIR (2006) y en esas circunstancias, serán entregadas carpetas con estos testimonios en torno a los rosales de la confraternidad.

Es oportuno destacar que la única hija de Pedro Raúl Marangoni y de Elda Rosaura Campana -más conocidos como Gastón Gori y Charito-, actualmente la doctora Mónica Marangoni, cursó el nivel primario en la Escuela “Mariano Moreno” y también fueron alumnos sus hijos: Federico y Alejo Echagüe Marangoni.

…………………………………………………………………………………………………………………

Sabido es lo expresado en “I – Caminos de Luz y de Amor” de Gastón Gori recorridos entre 1915 y 1950.

Desde principios de la década del ’40, “Gastón Gori insinúa su ritmo literario… / Una mirada sobre su bibliografía, permite decir que hasta que voló su prosa con el señor de los Picaflores -diciembre de 2001-, Gastón Gori publicó veinticuatro libros en el género ensayos (y dos folletos), ocho de poemas; siete de cuentos y cuatro novelas.  Por esas cifras, se podría decir que se ha destacado como ensayista, pero su expresión poética es la que genera mayor resonancia porque sin proponérselo, deja su impronta también en distintos párrafos, en la mayoría de sus cuentos y en sus novelas.  /  Aunque parezca un error imperdonable para algún crítico literario, necesito decir que Intermezzo de las rosas es un ensayo y al mismo tiempo, parece ser el ensayo de un extensísimo poema.

No fue por casualidad que el talentoso Leopoldo Chizzini Melo cuando ese libro fue presentado -un año antes de Colonización suiza en la Argentina-, le dijera a su amigo  Gastón: “¡Me sorprende que hagas este libro!…”

Tampoco fue por casualidad que Gastón lo recordara décadas después, cuando dialogaba bajo la bignonia.”

Semblanza de Gastón Gori en “Intermezzo de las rosas” – Ensayo

 

En los talleres de la editorial Colmegna, en 1946 se imprimió Intermezzo de las rosas, un poético texto difundido cincuenta años después por la editorial Litar S.A. de Armando Pavletich, incluyendo una semblanza de Gastón Gori resultante de la mirada y el sentimiento del destacado periodista y escritor Emilio Alejandro Lamothe.

Situado en “la gran casona del amigo”, Lamothe rememora que “la vista, displicentemente, paseaba su disimulado cansancio por los anaqueles grávidos de libros que con su presencia ilustraban y ennoblecían al ambiente cálido que hacía olvidar el frío crudo, desatado por las calles en alas de un viento ululante”… hasta que “alguien de pronto, con voz que trizó el medio tono impuesto por las circunstancias, instó a uno de los presentes a que leyera un trabajo inédito.  El aludido, sin remilgos, con llana espontaneidad, accedió.  Se trata de un muchachón fornido de aventajada estatura, redonda cabeza cubierta de rizoso pelo castaño cobrizo y un rostro de óvalo lleno, donde las pecas y los ojillos pardos y vivaces aniñaban simpáticamente la maciza estampa, aunque sin disimular totalmente una pizca socarrona que deambulaba sin detenerse en parte alguna de ese rostro que ganaba carácter con el bigote rojizo.

Sin amaneramiento, con voz de timbre varonilmente agradable, comenzó a leer nuestro muchacho.  El silencio fue total, pero tenso, expectante.  Ahuyentóse la pesadez del sueño en avance, como si las ráfagas de la calle hubieran logrado penetrar en el recinto.  Pero no; era fresca la atmósfera que había creado la lectura, mas era frescura de primavera y por consiguiente en la sala reventaron capullos de gracia ingeniosa, brotes de tierno verdor y se esparció un delicado aroma de rosas que en el mundo son.  Y como que las rosas son símbolo de discreción, la sutileza y la hondura del ensayo se disimulaba en aquellos atributos primaverales, en una aura sana de juventud restallante, aunque controlada diestramente por un pensamiento maduro y lleno de rigor, donde el método y la disciplina expositiva lograban, sin esfuerzo aparente, esa claridad tan grata a los franceses.  Así, por meditación de un capítulo de ‘Intermezzo de las rosas’, conocí a Gastón Gori, de entrada en dos de sus aspectos definidores: sagacidad de investigador y su brillantez de expositor.”2ªed.,p.7-8

 

Destacó Emilio Lamothe -como nos ha sucedido a tantos…-:

 

“Llegué a la amistad con Gori sin esfuerzo y sin trabajos… Justicia es consignar que su mano abierta y su corazón de generoso latido hicieron posible y siempre perfectible la hermandad.  Viéndolo desenvolverse en la vida y admirando su capacidad de trabajo y su insobornable honestidad, fue creciendo en mí un sentido valorativo de sus calidades, pero lleno de amigable cordialidad, porque ese muchacho era todo hondura humana, todo comprensión, todo tolerancia.  Mal quedaban en su cercanía las frialdades puramente intelectivas, a las que si a veces es posible rendir homenaje, no nos sirven, por sí solas, como por ejemplos de vida o como formas de perfeccionar un acercamiento entre los hombres que los eleve a la categoría integral de tales.”  p. 9

Preguntando si ¿puede hablarse, con fundamentos serios, del hombre de Buenos Aires y del hombre del interior? ¿Puede haber, acaso, en este minuto del mundo una real diferenciación, cuando se impone la comprensión exhaustiva de los problemas argentinos? ¿Qué argentino que tome en serio su labor de investigador o de escritor no estará dispuesto a ir hasta la raíz de las causas que han determinado acontecimientos trascendentales, dejando definitivamente de lado leyendas cuando no menos anécdotas?  Conviene adelantar que Gastón Gori por su formación cultural, por la universidad de sus ideas y por la amplitud de su espíritu sensible a todas las corrientes que pujan por mejorar la condición humana, vive atento a los acontecimientos del mundo.  Pero es, antes que nada, un argentino que vive en función de tal, vale decir, de desentrañar la estructura primigenia por factores de distinto orden y de llegar a conclusiones respecto al futuro mediante la interpretación científica de los fenómenos que van plasmando al hombre de nuestro país.  Puede agregarse, eso sí, que dentro de esta característica Gori es un hombre del interior o, para decirlo con más estrictez, un hombre del litoral, región que ha jugado y juega papel preponderante en la organización nacional.

Afirmo también, por acendrado conocimiento personal, que se siente cómo en esta Patria Litoral -como la llamara nuestro Carlos Carlino- para realizar su obra, que por seria, documentada y por el rigor de su examen crítico, ha merecido la consideración de los estudiosos y también el apoyo del lector inteligente que busca algo más que el simple solaz en la confrontación de los libros.

Cada vez que se hable de Gastón Gori, habrá que hablar del poeta, del cuentista, del ensayista y del historiador.

En su obra, con ser nutrida, pues está integrada por numerosos títulos, y con sus permanentes publicaciones periodísticas en los distintos géneros, resultaría difícil, a la fecha indicar la disciplina que prevalece en el conjunto donde, no obstante adviértense una ponderación de juicio y un ajustado equilibrio que son fruto y base de un talento y una obra con los signos inequívocos de la madurez.”  p. 10-11

Vínculos perdurables…

Al leer las publicaciones de Gastón, es fácil advertir que se nutren de íntimas percepciones, de constantes observaciones, de frecuentes estudios, de vínculos amistosos perdurables.

En su Intermezzo de las rosas tras la semblanza esbozada por Lamothe, ya en el primer capítulo necesitó expresar:

“Así nace la rosa según Carlino:

Antes de darle al día la alborada,

al campo su verdor resplandeciente,

guardar la soledad en su mirada

de modo que el rumor abra su fuente,

dorar la espiga apenas sazonada,

pintar el aire azul y transparente,

el sol vuelca en la rosa despintada,

los fanales de oro de su frente.

Antes de amanecer duerme la rosa,

entre edredones frescos de rocío,

el sueño de su edad maravillosa;

es cuando el sol a la nacida advierte

y arma en ella los tonos del estío

para que con el alba se despierte.”

 

Así tuvo resonancia ese soneto, otro eco de Carlos Carlino, su poeta amigo, campesino…

Y siguió Gastón con su Intermezzo de las Rosas:

“Ya la tenemos despierta con el alba y armada con los tonos de estación luminosa.  Aun conserva lágrimas que en la frescura de su corola, le lloró el rocío en la quejumbre de la noche.

¡Ha nacido una rosa! Las abejas son gotas vivas de oro que zumban buscándole el corazón; mariposas tiemblan en el aire atraídas por su hermosura deslumbrante.

Ha nacido una rosa, y también, con una carga deliciosa de sueños, con un rebosante tesoro de palabras, le rinden homenaje los poetas.  Ha nacido una rosa y se acercan los poetas.

Le pide su púrpura brillante el que ama apasionado; quiere su púrpura, porque la voz de su alma, por ser tan honda, tan de toda su sangre, reclama en cada frase su púrpura.  Y he aquí que la rosa como si tuviese en su espina clavado el pecho del ruiseñor wildeano, se inclina y enciende más su color: viva púrpura le da para mitigar el delicioso drama de su corazón.

Según se cuenta en página enjoyada por artista magistral, quiso también un ruiseñor, dar consuelo y esperanza a quién sufría por el bien inalcanzable que abundantes lágrimas le costaba. ‘Y cuando la luna lució en los cielos, el ruiseñor voló hacia el rosal, y colocó el pecho sobre una de sus espinas.  Toda la noche estuvo cantando con el pecho sobre la espina y la fría y cristalina luna se inclinó para escuchar.  Toda la noche estuvo cantando, y la espina se clavaba más y más en su pecho, y la sangre de su vida corría sobre el rosal.

Cantó primero el nacimiento del amor en los corazones de dos adolescentes.  Y en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, como canción tras canción.  Pálida era al principio como la bruma que fluctúa sobre el río; pálida como los pies de la mañana, y argentada como las alas de la aurora.  Como el reflejo de una rosa en un espejo de plata; como el reflejo de una rosa en una balsa de agua, así era la rosa que florecía en la rama más alta del rosal… y el ruiseñor se apretó más contra la espina y más y más creció su canto, porque cantaba el nacimiento de una pasión en el alma de un hombre y de una virgen.  Y un delicado rubor cubrió las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida.

Pero la espina no había llegado aún al corazón del ruiseñor, y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre del corazón de un ruiseñor puede enrojecer el de una rosa.  Y el ruiseñor se apretó más contra la espina y la espina alcanzó su corazón y una fiera congoja de dolor lo traspasó.  Más y más amargo era el dolor y más y más impetuosa era la canción, porque cantaba el Amor perfeccionado por la muerte, el Amor que no muere en la tumba y la maravillosa rosa tornóse carmesí, como la rosa del cielo de oriente.  Purpúrea era la corona de pétalos y purpúreo como un rubí el corazón.’

Ya podía el amante llevar su rosa a su amada. No importa que la ingratitud la destrozase después porque la rosa era símbolo de un sacrificio íntegro por el amor y la hermosura y tenía la purísima esencia de un gesto inmortal. No muere el amor ni desfallece toda hermosura cuando la muerte le infunde su inmortalidad.  La rosa purpúrea estaba teñida con la sangre y con la inmortalidad de un mártir.  Fue destrozada sin piedad su corola, pero lo que no pudo destrozarse, lo que no podría aniquilarse nunca jamás, por su nacimiento y muerte en la pasión, renueva su púrpura en el alba de todo amor que despierta para proyectarse en ensueño de eternidad.”   p. 18-20

Gastón siguió elaborando ese ensayo y palabra a palabra, página tras página es evidente el tono poético de esa composición literaria.

Gastón Gori, logra “en la hondura del lirismo salvar una bella imagen de rosa pura”.

LA ROSA BLANCA

He visto morir una rosa blanca;

caía

pétalo a pétalo como lágrimas;

la miraba irse en blancura

y recordaba

gota a gota de agua

sollozada.

¿Porqué?, pregunto ingenuamente

morirán las rosas?

¡Tan inocentes

y hermosas!

Miré cómo el viento

la destrozaba;

moría en el aire

en aire, la rosa blanca.

Dije: -Ayer nacida

y perfumada

hoy pétalo a pétalo

se deshoja en la muerte.

Sólo yo la miraba.

Oh, rosa inmaculada

esparcida muerta en la tierra,

blanca rosa del alma,

eras toda armonía

esplendorosa y vivías…

Pétalo a pétalo caías,

el viento los llevaba,

el triste viento

de la mañana.

Eso he visto.

Como hombre antiguo

yo su suspiraba.

La rosa era blanca.”  [2]

 

De la entrañable actitud amistosa de Gastón hay frecuentes testimonios; también es posible reconocer en su trayectoria una fecunda labor que en determinado momento, por absurdos reproches intelectuales, le han generado incertidumbre.

Entre quienes conocemos algo de la historia de los santafesinos -precisamente de La Capital, sede del gobierno provincial- es fácil relacionar los altibajos de determinados desempeños con los matices políticos de diferentes momentos.

 

Pedro Raúl Marangoni tuvo que alejarse de un cargo cuando su amigo, el doctor Leoncio Gianello -que fue “un profesor ejemplar”-, era ministro de educación en la provincia y con pesar le anticipó la decisión de las autoridades de turno…  [3]

Cuando Gastón evoca esa circunstancia, lo hace con una sonrisa porque él también sabe cómo suele ser la turbulencia de la burocracia, a la que irónicamente he identificado como la comuniquedia de la poliburocracia.

 

En su bellísimo Intermezzo es posible leer:

 

“En un soneto de su mocedad, Leoncio Gianello -finura y calidez- unió así las rosas a la esperanza.

Ábrele, Corazón, llama a tu puerta

esa misma esperanza que una tarde

hallaste ajada, pálida y cobarde

y arrojaste como una rosa muerta.

Ábrele, Corazón, bajo esta incierta

luz del ocaso, postrimer alarde;

mientras presagio de azahares arde

la estrella, novia que recién despierta.

Ábrele, Corazón; y si aconseja

la experiencia -soltera hermana vieja-

no florecer en pródigas locuras,

Contéstale que hay prólogo de rosas

porque aquellas antiguas desventuras

le sirvieron de podas milagrosas.

 

Reitera Gastón que “el clima de la esperanza es el clima de la rosa, prólogo en el deslumbramiento primero y epílogo en el recurso final.  No en vano la historia de los grandes místicos es la historia de la fe y de la esperanza más pura y trascendental, capaz de ver en las zarzas regadas con la propia sangre, el nacimiento de la rosa.

Así se dice en las Florecillas: “Entonces San Francisco salió sin hábitos de la celda y entrando en el bosque por un valladar espeso y enmarañado, revolcó su cuerpo por los zarzales y espinos y se dijo a sí mismo: -Mejor es para mí estar en este lecho doloroso para conocer por experiencia la santa Pasión del señor, que admitir los regalos y las blanduras del enemigo.

Y estando llagado todo su cuerpo, lo rodeó una gran luz y brotaron de las zarzas rosas encarnadas y blancas en gran abundancia, con el resplandor vino una gran multitud de ángeles dentro de la iglesia en rededor de ella’.

Esto contó fray Pedro Catáneo, cuando el santo de Asís vivía en el retiro del monte Subastio. El bienaventurado había conseguido por intervención divina las indulgencias esperadas y en el altar fueron depositados a honra de la Santísima Trinidad y de la Virgen María, tres rosas rojas y tres blancas de las tomadas en el bosque.

No importa que siglos después las floristas napolitanas vendieran a Anatole France, rosas de aquel rosal milagroso; poseían el ascendiente de la leyenda, y nada humano, ni la virtud perdida, invalidaban su procedencia para quienes estaban dispuestos a creer…

Siendo la esperanza alta virtud que se hermana con la fe y la caridad, ella guía hacia camino perfecto.  Y quizás sea por designio distinguido que tal camino está sembrado de rosas, con abundantes espinas… o mejor, es un camino espinoso en cuyo último extremo, brilla la rosa apetecida.”   p. 73-76

(Libros inéditos de Nidia Orbea Álvarez de Fontanini,  incluidos en el portal www.sepaargentina.com.ar “Literatura / Autores Argentinos / Autores Santafesinos / GASTÓN GORI 1915-1951 I Caminos de Luz y de Amor.)

…………………………………………………………………………………………………………………

En la Escuela Nº 46, en la mañana de viernes 10 de noviembre de 2006 ya estaba cavado el pozo donde Marta sacó más gramilla y removió la húmeda tierra donde cerca sigue creciendo el jacarandá regalo de Mónica Marangoni, trasplantado el último viernes de agosto, al celebrar el día del árbol.   Está cerca el arbolito donde la tacuarita construyó su nido en el interior de una de las casitas de cerámica que trajo Teresita Guzzonato durante el último invierno, mientras los chicos seguían leyendo e imaginando, sentados sobre las alfombras mágicas que les había regalado una generosa tía. “Hay que tener cuidado con las raíces al trasplantar…”, insistía Marta Goddio.

Se acercaron quienes depositarían el rosal con sus bellas flores rojas, aterciopeladas y en ese momento rememoré una vez más lo reiterado por Gastón en sucesivos libros: “Nunca muere del todo lo que ha sido bello alguna vez”.

…………………………………………………………………………………………………………………

El 17 de noviembre, después del encuentro en el recinto de la Cámara de Diputados de la Legislatura de Santa Fe y de la imprescindible pausa, alumnos de la Escuela EGB Nº 46 “Bernardino Rivadavia” se acercaron a la sede de la Escuela Nº 6 “Mariano Moreno” de la capital provincial situada en Barrio Candioti -Ituzaingo 1814- y en el patio, juntos plantaron el rosal con flores blancas como símbolo de confraternidad.

Mónica Marangoni -abogada-, fue alumna de la Escuela Moreno y también sus dos hijos: Federico y Alejo Echagüe…

Gastón Gori reunido con escritores amigos, cerca de ese espacio, en la Biblioteca Popular “Mariano Moreno” -Marcial Candioti 3341-, el 12 de junio de 1976 -víspera de la celebración del día del escritor-, constituyeron la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) de Santa Fe de la Vera Cruz.

………………………………………………………………………………………………………………………

 

Vivencias, lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

17 de noviembre de 2006.

[1]  Todos los impresos de SEPA relacionados con etiquetas, tarjetas, portadas para CD y DVD son obras de Gráfica Laser de Marta Orsi Fernández, en co-operación con sus hermanos Elsa y Luis, quien generosamente los acerca hasta la Cofradía de los Duendes…  Hijos de nuestros amigos a perpetuidad: Jorge Orsi Tessuto y Lilián Fernández Harnisch, contadores públicos nacionales… siendo la menor ¿¿¿

[2] Gori, Gastón. Intermezzo de las Rosas. Santa Fe, Litar S.A., 2ª ed., 1994, p. 35-37.  En su dedicatoria se lee: Para Nidia y Eduardo Fontanini, con un abrazo grande de su amigo Gastón.  En la última estrofa, Gastón con su letra segura, inconfundible, reemplazó …Como tonto antiguo por Como hombre antiguo.  Dejó otras correcciones manuscritas por errores de imprenta: en la página 20 reemplazó “una fiesta congoja el dolor lo traspasó” por “una fiera congoja de color lo traspasó” que fue realmente su expresión original.  Cuando esto sucede en distintas publicaciones, me pregunto además de un involuntario descuido no habrá alguna misteriosa razón que está confirmando que todo lo que el hombre hace tiene algún sesgo de imperfección… aunque a juzgar por algunos críticos, tales errores merecen severa condenación, pueden ser argumento para negar un pasajero reconocimiento…

[3] Con el título “Leoncio Gianello, un profesor ejemplar” publiqué un breve comentario en el diario El Litoral cuando regresó transitoriamente de España, donde estuvo haciendo estudios para futuras ensayos.

Top