El teniente general Juan Domingo Perón desde el 12 de octubre de 1973 ejercía por tercera vez la presidencia de la Nación mientras diversos grupos armados autodenominados ejércitos revolucionarios secuestraban y asesinaban y era evidente la división entre sectores internos del movimiento nacional justicialista, tanto políticos como gremiales. El viaje del ministro de Economía José Ber Gelbard a la isla de Cuba, generó reacciones en grupos “derechistas” y Antonio Navarro, jefe de policía de Córdoba condujo la rebelión policial contra el gobernador Obregón Cano movilizando a siete mil policías. Navarro en esas circunstancias fue apoyado por José López Rega, ministro de Bienestar Social de la Nación y por grupos civiles conducidos por el general Jorge Osinde.
“El poder” que demostraba tener José López Rega estaba indicando el desenlace: el gobierno nacional apoyó a los insurrectos, asumió como interventor Duilio Brunello. El depuesto gobernador y el vicegobernador Atilio López perteneciente al gremio de “Luz y Fuerza” continuaron detenidos por la Policía que había organizado la rebelión.
En la historia de los argentinos, ese episodio es reconocido como el Navarrazo y aquel movimiento alentó más enfrentamientos: víctima de un atentado luego murió Atilio López.
Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.