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1996: Confusa diplomacia.

1996: Confusa diplomacia.

Vigencia de una prédica.

Anécdotas y “algo más”.

1989: renovación.

Otro “toque de clarín”.

Domingo 11 de agosto de 1996.

 

Distintos partidos políticos además de las efemérides históricas -que generalmente ya están incluidas hasta en el calendario escolar- suelen elaborar una cronología con los hechos y protagonistas de sucesivos hitos en la historia de esas organizaciones.

(Entre los argentinos, la necrofilia sigue imponiéndose y más que recordar los nacimientos, se acentúa la tendencia a evocar los últimos desprendimientos.)

Vigencia de una prédica…

Desde el 26 de julio de 1952, tras la difusión del comunicado acerca del tránsito a la inmortalidad de Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación, a las 20:25 y hasta el 16 de septiembre de 1955 -cuando se produjo otra autodenominada revolución libertadora-, además de la celebración de Misas era frecuente que se evocara su prédica por la Justicia frente a altares instalados en unidades básicas y en otras sedes partidarias.

Después, el decreto 4.161 del 5 de marzo de 1956 no sólo tuvo los efectos de una mordaza, porque fue la ratificación de un propósito: aniquilar cualquier vestigio de planes  orientados hacia la promoción de la cultura del trabajo con libertad y responsabilidad; con “justicia social”.

Por necesidad, se impuso la consigna que los gauchos supieron -y saben- tener en cuenta:

¡Desensillar hasta que aclare!

Anécdotas y “algo más”…

Durante los años de proscripción, sin anuncios periodísticos convocantes, la memoria generaba la reunión de compañeros en los templos.  En la ciudad Cuna de la Constitución Nacional, el Padre Rincón en el Templo de Santa Francisco celebraba las misas de julio…

Hacia la década del ’70, aumentó más la grieta que separaba a los argentinos.

En 1974, se inauguró julio con incertidumbre y al medio día, otro desprendimiento definitivo.  Sin el Líder, hubo más confusión, algunas deserciones, también traiciones…

El 24 de marzo de 1976, comenzó otra oscura etapa en la historia de los argentinos.

 

(Parecían interminable “las tormentas”… También “los tormentos”.

Desaparecían adultos y recién nacidos.

Todavía en 1982, eran mayoría los “desensillados”.

A principios del año siguiente, algunos “ensillaron”.

Empezaban a murmurar:

-Yo soy del Muso -Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización-, con Felipe Bittel, Antonio Cafiero, Lorenzo Miguel…

-Yo estoy con Ángel Federico Robledo, en la Coordinadora Justicialista.

-Yo, con el grupo de Convocatoria Peronista, con Carlitos Grosso.

-Yo, con Raúl Matera, en el Movimiento de Reafirmación Justicialista.

-Yo, con Vicente Leonidas Saadi… ¡Intransigencia y Movilización!”…

-Yo… ¡con Línea Nacional!… ¿Vino Rubén Contesti?… ¡Contesten!…

                   (Se escuchaba la marcha:

¡Todos unidos triunfaremos!…)

Otros ya estaban ascendiendo por el ascensor para llegar al sillón.

Algunos con cierta astucia, en diciembre estrenaron el sello.

Los menos, con o sin diplomacia, lograron avanzar hacia el Exterior.

“¡Que grande sos!”… “¡Cuánto valés!”…

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20 de septiembre de 1984: el físico, escritor, pintor Ernesto Roque Sábato entregó al hombre del repentino relato acongojado, el informe de la CONADEP – Comisión Nacional de Desaparecidos”: “7.390 legajos con denuncias de familiares de desaparecidos, testimonios de liberados de los centros clandestinos de detención y declaraciones de los miembros de las fuerzas de seguridad” informaba otro toque de clarín mientras una leve brisa inauguraba otra primavera…

Extraditaron a algunos irresponsables, responsables.

Liberaron a responsables, irresponsables…

Se percibían otros ecos:

“…esto lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie”.

“si no queremos que el año 2000 nos encuentre dominados definitivamente”.  [1]

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“¡La casa está en orden! ¡Felices Pascuas!”, dijo el doctor Raúl Ricardo Alfonsín desde el balcón de Balcarce 50, después de dialogar con los coroneles que habían dedicado esa Semana Santa no sólo a la reflexión, básicamente a la inflexión porque se pronunciaron poniendo el acento en la necesidad de terminar con tantas citaciones a oficiales de las fuerzas armadas que habían desempeñado misiones durante el proceso que invocando una tradición occidental y cristiana, había combatido a la subversión utilizando las mismas armas: torturas, secuestros, desapariciones…

No fueron suficientes las leyes “de punto final” y de “obediencia debida” porque los ánimos estaban alterados en distintos frentes.

A fines de la década del ’80, era tanto el entusiasmo -y tales los recursos para las movilizaciones-, que llegaban desde distintas localidades ómnibus con partidarios para participar en los homenajes a Eva Perón.  No era por casualidad que cada sector organizara un acto.

En todos, cantaban:

¡Todos unidos triunfaremos!…

 

Una mañana -casi al mediodía-, llegó Teresa Palmas con quienes aparentemente ya la conocían y se alojaban en un hotel cercano.

En el primer piso de la sede, en la calle Crespo frente a la plaza España, saludos, aplausos.  Algunas personas, solo observaban.

Una mujer que se resistía a ser “instrumento de la ambición”…, tampoco “idiota útil!, estaba sentada en la penúltima hilera de asientos y rememoraba:  [2]

 “…El león representa la fortaleza: la vulpeja simboliza la astucia.

El león es fuerte, grande, magnífico: la vulpeja es hábil, ligera, discreta.”

Sabido es que “Nicolás Maquiavelo quiere que el político sea como el león y sea como la vulpeja. Maquiavelo fue un político muy notable; intervino en multitud de asuntos diplomáticos; conoció y trató íntimamente a hombres insignes y príncipes; luchó ardientemente por la libertad de su patria; sufrió el olvido y la pobreza. Durante estos días amargos de escasez -que él soportó ligera y tranquilamente- escribió el diplomático florentino en su libro II principe.

(¡¿El príncipe?!… ¡Oh, qué maravilla los cuentos!…

Susurró un ingenuo, diplomático Duende Azul.)

Después, discursos, discursos… Aplausos, aplausos, aplausos… canto.

Despedida. Entrega de un libro  Breve saludo.

(Suave brisa, borró casi todas las huellas….)

1989: renovación…

Algunos integrantes del movimiento nacional justicialista celebraban que se avanzara hacia la renovación: elección de autoridades mediante el voto directo de los afiliados, integración de equipos para elaborar diagnósticos y proponer planes tendientes a encauzar las acciones de quienes estaban dispuestos a trabajar solidariamente en distintas áreas culturales: educación, salud, vivienda, trabajo…

Como sucede desde el 25 de mayo de 1810, en ese tiempo también llegaban desde Buenos Aires emisarios y emisarias con mensajes de conductores distintos sectores internos.  Otros, adherían a las conmemoraciones y participaban también en Misas, en reuniones en distintas seccionales.

Sabido es que para ocupar algunos sillones es imprescindible primero haber acumulado un alto porcentaje de votos.

Era notable la presencia de personas sin aptitudes para el arte de la conducción política.

(Otras tantas, probablemente ni supieran quién fue Azorín, menos aún sus sugerencias en las primeras décadas del siglo veinte:

“Procure ser sencillo el político en su atavío; no use ni paños ni lienzos llamativos por los colores o por sus dibujos: prefiera los colores opacos, mates. No caiga con esto en el extremo de la severidad excesiva. Una persona verdaderamente elegante será aquella que vaya vestida como todo el mundo y que, a pesar de esto, tenga un sello especial, algo que es de ella y no de nadie. Joyas no debe usar ninguna: ni alfiler de corbata, ni cadena de reloj, ni menos sortijas. No ponga en su persona más que lo necesario, pero que lo necesario sea de lo mejor”)

Durante breves momentos en que se intentaba realizar algún trabajo de grupo, espontáneamente revelaban más señales útiles para elaborar sucesivas claves.

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Tiempo después: jornadas, congresos… carpetas, diplomas… Presencias y ausencias.

Luego: conmemoraciones del “25 de Mayo” o del “9 de Julio”, actos con miembros del cuerpo diplomático y representantes de gobiernos extranjeros.

El tradicional besamanos que suele no ser tal, sólo un dar la mano, o una leve reverencia…  Alrededor de tales ceremonias, periodistas de distintos medios y las cámaras de la televisión para que esas imágenes pudieran ser observadas desde el Atlántico Sur hasta la Quiaca y en los hogares ubicados desde las aguas del este hasta la cordillera del oeste; aún más allá en otros continentes por transmisiones satelitales, lógicamente si se dispusiera de un televisor -sin deterioros- y de energía eléctrica, sin cortes…

Enfoque central: el Dr. Carlos Saúl Menem con los atributos del mando, todos los ministros y uno a uno avanzaban y lo saludaban, quienes estaban en la larga fila de acuerdo de acuerdo al Protocolo.

Ya estaba terminando esa ceremonia y la cordialidad de Teresa Meccia de Palmas, entonces embajadora en la República Dominicana se manifestó frente al perseverante riojano.

(No he escuchado al presidente Menem nombrar a Azorín, pero sí suele reiterar textos bíblicos y algunos preceden los sucesivos capítulos de Universos de mi Tiempo – Un testimonio personal.   [3]

Suele repetir frases que alguna vez dijo Séneca; precisas conclusiones de la Madre Teresa de Calcuta. Él sabe que es preciso obrar con “serenidad en la desgracia” y lo ha demostrado durante tres décadas en distintas circunstancias.

Azorín, tituló Serenidad en la desgracia a uno de los capítulos de El político -reconociéndolo en el mismo plano del artista– y relató otra anécdota acerca de las andanzas de don Rodrigo Calderón:

“…iban mal sus negocios, dispuso bien su hacienda, arregló sus papeles y se retiró a Valladolid. Conspiraban contra él los palaciegos y señores; arreciaba la persecución. Don Rodrigo tuvo varios avisos de que le iban a prender, pero no quiso fugarse; deseó esperar tranquilamente el golpe. Una noche, a la una de la madrugada, llamó a la puerta de su casa la justicia; él estaba acostado; entró el juez encargado de prenderle, y don Rodrigo comenzó a vestirse. Dice un biógrafo, que fue amigo suyo y testigo de todos los sucesos, que estaba don Rodrigo tan turbado que ‘tardó un cuarto de hora en sólo ponerse un escarpín’.

Pronto se rehizo el gran político; ni un solo momento desfalleció en adelante. De Valladolid lo llevaron preso a Medina del Campo; de aquí, más tarde, a Montánchez; luego, de este lugar a Santorcaz. Todos sus bienes le fueron confiscados; no dejaron a sus hijos y a la marquesa dónde cobijarse. De Santorcaz don Rodrigo fue conducido a Madrid y aprisionado en su misma casa. Con la confiscación todos los muebles habían desaparecido; la casa se hallaba desmantelada. La sala en que estaba preso el ministro era especiosa y oscura; continuamente tenía que haber en ella luz de vela; en la puerta velaba una guardia de vista que se renovaba cada dos horas. Allí dieron el tormento a don Rodrigo; le pusieron en el potro, apretaron bárbaramente los cordeles y esperaron a que el atormentado confesase. No dijo nada don Rodrigo; no exhaló ni un solo lamento; no tuvo ni reproches ni súplicas. Cuando después le leyeron la sentencia de muerte, la oyó con gran valor. ‘Bendito seáis, mi Dios –dijo-; cúmplase en mí vuestra voluntad’.”

No ha sido por casualidad que el doctor Menem cuando lo han entrevistado e interrogado acerca de si no teme por algún atentado, sin hesitar respondiera: “¡Yo, sólo le temo a Dios!”

Otro “toque de clarín”…

Aquella mujer que prefería sentarse en las últimas filas para abarcar una mayor perspectiva, solía recordar lo escrito por el sagaz Azorín:  [4]

 “El escándalo es el mayor enemigo de los hombres de bien; tanto más alto estará el que sea su víctima, tanto mayor será el círculo del escándalo y tanto más será el daño que se produzca. Evite a toda costa el escándalo el político”.

Estaba en la cama junto a su amado amante y como era costumbre, tras el sonido del timbre él fue a recibir el diario “Clarín” de Buenos Aires.  Compartiendo aquel lugar y como era costumbre, le entregó las secciones a ella.  En la segunda: una enorme fotografía ocupando media página: un matrimonio sonriente; tres hijos… La embajadora argentina en la República Dominicana posando con su familia.

(Al pie de página: “Según los espías estadounidenses Fidel Castro alguna vez fue un ‘agitador peronista’.”   La mujer sólo guardó las dos primeras hojas de esa edición. Poco importaba el pasado de Fidel y como no tiene formación científica, sólo le servía como información lo referido a: “El meteorito descubierto en la Antártida. Enigma marciano”.  Lo alusivo a la embajadora pertenecía a la historia de la Historia de los argentinos y como la había visto en tres oportunidades visitando la Sede santafesina, fue coherente con su impulso interior y después, anotó…

Domingo 11 de agosto de 1996.

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Tiempo después, tras otro ejercicio de memoria se percibieron más señales:

“No sé si el ejercicio de la tolerancia es siempre una virtud, pero no voy a privarme de él.”  [5]

 

[1] Último párrafo de la Plataforma Electoral del Partido Justicialista, convocando a “la unidad nacional”…

[2] Sabido es que Azorín (seudónimo de José Martínez Ruiz, 1873-1969), en su libro “El Político” expresa sucesivas observaciones y algunas conclusiones en torno al arte de la conducción política y sugiere determinadas actitudes para otras tantas circunstancias, válidas lógicamente para cualquier persona y casi imprescindibles para el político, el artista

[3] Menem, Carlos Saúl Doctor. Universos de mi tiempo. Un testimonio personal. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 199., con “Prefacio – El gran transformador” elaborado por Mario Pacho O’Donnell.

[4] “XLIII.  Evitar el escándalo”.

[5] Menem, Carlos Saúl Doctor. Ob. cit., p. 80.

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