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Árboles: protección, belleza y símbolos.

Árboles: protección belleza y símbolos…

Esdrújula.

Árboles, sombras y asombro.

Pasaron los hombres.

La voz de la savia.

La voz de la sabia.

Árboles: protección, belleza y símbolos…

 

“Todo hombre es grande en la medida que se revela tal como natura lo forjó, sin revestirse de inútiles disfraces o envolverse en falaces mentiras.

Un refrán árabe que quiere mover con el ejemplo a mayor virtud al hombre, le enseña que no ha de irse a la región de lo ignoto, sin antes haberse reproducido en un hijo, escrito un libro y plantado un árbol. *

Prescindamos enhorabuena del vástago, si no somos lo suficientemente equilibrados y sanos como para engendrarlo fuerte y generoso: del libro, si no nos sentimos asaz instruidos como para componerlo bello y útil; mas, en cambio, plantemos siempre un árbol, y si fuera posible, dos árboles más; uno por el hijo que no tuvimos, y otro por el libro, que no nos fue dado el escribir!”

Alberto Nin Frías

(n. Montevideo 09-11-1882

  1. Suardi 27-03-1937)

En “A. Nin Frías y su Obra” (p. 52-53)

Desde las últimas décadas del siglo XX:

“Tener un hijo / plantar un árbol / escribir un libro / y donar los órganos.”

 

La Tacuarita estaba en “Los Amores” de Sauce Viejo, cerca de la calle Estados Unidos donde siguen creciendo algunos eucaliptos y a la siesta mientras miraba las ramas del ceibo, de los paraísos y del jacarandá, escribió: 

 

           Esdrújula

 

Cuentan que en una siesta cálida

cruzó el ancho patio una sonámbula.

Cantaba en la rama el pájaro

se desperezaba la crisálida,

parecían aviones las libélulas.

El arroyo seguía con su música

y las hojas con su ritmo monótono.

Las abejas formaban un ejército

llenando sus panales al máximo,

mientras una abuela leía viejas fábulas

luciendo larga trenza y rostro pálido.

Las hormigas afanosas acumulaban víveres,

trepaban veloces por el tronco áspero

del alto y florido lapacho pródigo,

trasladando por el sendero único

infinitas hojas, hasta oscuros depósitos.

Un obrero, entusiasta, atendía su máquina,

Cosía innumerables rectángulos,

círculos,

y óvalos.

Imaginaba miradas y gestos pícaros,

soñaba con palabras y con máscaras,

presentía el bullicio del público

compartiendo el mundo de los títeres.

Todo esto sucedía, en una siesta, en América,

Hasta que llegó un Duende dignísimo,

sacó del bolsillo azul la varita mágica,

escribió en el aire la palabra insólita,

inventada por los duendes simpáticos

para despertar a los niños sonámbulos:

¡ E                R             J

S     D           Ú             U

L        A!

 

En la Duendescuela aprendió la regla ortográfica.

Puso como un acorde final, el acento en la antepenúltima…

y partió repitiendo: dru dru dru… ¡vaya sílaba!

 

Cerca estaba el crepúsculo…

y la niña despertaba, a la sombra de los árboles.

 

05/10/1988

Día del Camino.

Árboles, sombras y asombro…

 

En la narrativa de José Luis Víttori, la presencia del árbol es al mismo tiempo la indicación de límites precisos. Describe a un árbol o alude a montes; parece lejana la selva.  Sus personajes denotan sutiles influencias, que se manifiestan en estados de ánimo cambiantes.  Las miradas del autor sobre el medio, sus intuiciones y fabulaciones, se proyectan en una sucesión de descripciones precisas, como es posible confirmar en estos relatos:

“Quisiera volverme a los sauces e ir caminando hasta el puerto…

…Enredándome las piernas en las ramas de los sauces, con una sensación de baba en la cara cuando me rozaban.

Él iba adelante y yo lo seguía, pisando despacio, y descalzo, rodeando los aromos, el silencio de la savia dormida… la masa oscura de los árboles.”[1]

 

En las ramas de los árboles del litoral, reposa el instinto de algunos parásitos, se sucede el desfile de las voraces hormigas, aletean pájaros inquietos y alguna vez…

“… era tan fuerte el zumbido de las chicharras que cubría el ruido del motor, las vibraciones de la cabina… sonaban graves, como órgano en la espesura de los árboles, en el aire quieto y denso…”  [2]

 

Pasaron los hombres…

 

Pasaron los hombres

hachando los bosques.

 

En el ocaso

se prolongaban sus escuálidas sombras.

 

Quebracho y algarrobo

pino y peteribí

todos sirvieron con su sombra

y vibrando ante la tempestad

conmovieron con su resonancia

proyectada desde un misterioso diapasón.

 

Otros hombres cargaron lo talado.

Otras sombras ambulaban por los caminos.

 

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini. 1995.

Santa Fe de la Vera Cruz. República Argentina.

La voz de la savia

Delgado era tu tronco… delgado…

y apenas cinco hojas con forma de violín

jugaban con la brisa, en las tardes de abril.

 

Capricho de los hombres

condenar en vasijas a raíces fecundas…

de incipientes árboles.

 

Tiranos sobre el mundo…

poblaron las ciudades con pájaros en jaulas

con gajos en tinajas.

 

Revelación augusta, inaugurando agosto…

recogí, silenciosa, en la voz de la savia:

¡Regálame un trasplante!…

Seré pródigo en sombra

y esperaré la luna compartiendo tus sueños

…cercano a tu ventana.

 

Mis manos, temblorosas,

abrazaron sus frágiles raíces húmedas.

 

Mis manos ahuecaron la tierra fértil…

convirtiendo en cálido regazo al angosto cantero.

 

Era profundo el suelo… era profundo.

Con agua cristalina bauticé tu belleza

y medí el tiempo de la constante espera.

 

Año tras año renuevo vibraciones en cada primavera.

Recorro la singular corteza de tu tronco vigoroso.

Mil escamas vegetales me acercan al misterio

del árbol de mi casa, en vital crecimiento.

 

La voz de tu savia tiene eco:

milagro de palabra y sentimiento

se refleja en cada lágrima del poeta.

 

La voz de tu savia… alimenta mi ensueño.

 

Seleccionado, integra el libro

Poetas santafesinos le cantan al árbol

(MAGIC-Santa Fe,1993)  [3]

 

* * * * * * * *

La voz de la sabia…

 

Voz de la savia…

Eco latente en el alma.

Presión y trasplante. Desarraigo.

 

Húmedas raíces en cuna fértil

esperan silenciosas el bautismo

del agua cristalina y pródiga.

Belleza que no se rinde,

promesa de nuevas ramas en primavera.

 

Raíces profundas, potentes

agrietan al muro estremecido.

Llegado está el momento de la tala.

Humanos errores generan verdugos,

anuncian derrumbes…

El sol ilumina la tarde hasta el ocaso.

Sumisa el hacha hizo caer las ramas.

Recogió la anciana un dolor sublimado.

 

Rugosos troncos sostendrán la techumbre

del sagrado Belén que desvela el misterio.

 

Agonizó el siglo entre hambrientos

y opulentos.

Tras las podas y talas

quedó marchito el bosque.

 

Inauguró el hombre el tercer milenio.

Se estremeció la gloria

un 11 de septiembre.

Aprendices profanos

veneraron a sus dioses…

 

La esclavitud humana

y sus distintos nombres.

¡Necesidad!… proclaman los avaros

y la ignorancia sigue siendo cómplice.

¡Autoridad! Exclaman los poderosos

y paciente se mueve el rebaño.

 

¡Los últimos serán los primeros!

es ilusión, Fe y sentencia.

 

Regalan trinos los pájaros

en lo alto de los ombúes sureños.

La tacuarita está quieta, espera.

Ha de llegar el Patriarca de los Pájaros

ha de llegar con su calandria.

 

A las cinco de la tarde…

Sin repique de campanas

celebró la brisa el vuelo de palabras.

 

Con acordes armoniosos

Sigue… sigue el concierto.

Hacia el este se dilata la mirada.

Es otra la voz, igual es la savia.

 

Lágrima contenida es la añoranza.

Ayer… la palabra era el pretexto.

Lo esencial sigue siendo el encuentro.

Ayer… crecía la fronda y el hombre arma en mano

amenazaba con otro sacrificio.

 

Cortadas las tres ramas

hay menos sombras…

Sanaron las heridas con piadoso rocío.

Hoy como ayer…

se expanden los alegatos.

Tras las rejas están inocentes y culpables.

Raíces profundas pugnan por su espacio.

Serena advertencia son los brotes nuevos.

 

Desde abajo… la savia genera milagros:

un brote nuevo resiste a la ignorancia.

Revolotea la sabia tacuarita.

Se posa en la gramilla

Cerca de los amarillentos jazmines.

Estremecido zorzal ensaya otra melodía.

 

¡Aleluya! ¡Aleluya!… es su canto.

 

Jueves 28-11-2002 – Hora 9:30

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini

Sentires tras la presentación de

“El día de los Pájaros” – GASTÓN GORI

el 17 de noviembre de 2002 en La Casa del Sur

de Santa Fe de la Vera Cruz.

Gastón nació el 17-11-1915 en Esperanza.

Inició su último vuelo el 17-11-1915 a las 10:15

desde “El Encuentro”, en la capital santafesina.

 

Incluido en el CD Del vivir y vibrar

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini

Presentado el 10 de mayo de 2006 a las 19:30

en el Centro Comercial de Santa Fe – San Martín 2819

Santa Fe de la Vera Cruz (República Argentina)

 

* * * * * * * *

 

 

[1] ídem, p. 115, 82, 156  y 105.

[2] íd. o. 29 y 83.

[3] MAGIC. Prov. de Santa Fe – Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio. Asociación Cooperadora de la Estación Experimental – Los poetas cantan al árbol – publicación de 46 páginas, incluye -mutilado- el poema “El paraíso” de Gastón Gori.  Tengo a la vista el único libro que me entregaron y leo la dedicatoria que escribí: “Cielo de mi vida: María Marta… Tú habrás recogido el secreto de mis abrazos matinales, al árbol bello que con su pureza agrietó una pared y así, declaró su ‘derrumbe definitivo’…  Cuando los veas… Allí están mis suspiros. Abuela Nidia. 27/08/93 / Hora 21:30”.  Terminaba a esa hora la jornada laboral que empezaba a las ocho, de lunes a viernes -salvo asuetos y feriados, o días de sesiones que exigían mayor permanencia en la Biblioteca de la Legislatura santafesina que desde 1987 comenzó a funcionar como un centromultimedios al servicio de la comunidad –con un plan cultural anual, aprobado por sucesivas Comisiones Bicamerales, integradas por un senador y dos diputados-, incluyendo servicios a distancia a escuelas de nivel medio en distintos departamentos, con la colaboración de escritores que donaban sus obras, aportes del SEPA -servicio de educación por arte- y de legisladores que vinculaban a las escuelas de sus localidades.  En 1995, con el fin de terminar los procesos técnicos de informática bibliográfica -catálogos, banco de datos de lectores y de préstamos, necesitó suspender aquellos servicios que también incluían entregas mensuales de comentarios y crónicas referidas a “hechos, hombres y homenajes”, por cuanto dependían exclusivamente de investigaciones y textos elaborados por la Dirección, con la colaboración de la Jefa de Referencias Prof. María Eva Trocello.  A los fines de concretar ese proyecto informático -propuesto por la dirección en 1987-, autorizado en el momento de la provisión de la tecnología adecuada -cinco años después-, estuvo afectado el personal de todos los departamentos y así quedó concluido a fines de octubre de 1995.

 

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