Estás aquí
Inicio > Política > Literatura y Política > Doctor Raúl A. Mende: poeta, político…

Doctor Raúl A. Mende: poeta, político…

Adhesión al “movimiento nacional justicialista”.

Raúl Mende, el médico.

Raúl Mende en la capital federal.

Colaboración en redacción de documentos.

Doctrina Nacional y Segundo Plan Quinquenal

Raúl Mende, en su labor literaria es “Jorge Mar”.

“El baldío” (Teatro)

Evocación desde la “Colonia de la Esperanza”.

Ana Esser

“Romances de la Revolución”.

“Te Déum”.

 

Raúl A. Mende nació en Egusquiza, departamento Castellanos, provincia de Santa Fe, el 11 de marzo de 1918. Estudió en el Colegio “San José de Esperanza”; egresó como bachiller en 1935; cursó estudios de Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba y en ese tiempo presidió el Centro Universitario. Designado practicante por concurso en el Hospital de Clínicas (1941-1942), fue médico especializado en Cardiología en 1942 y al año siguiente regresó a Esperanza.

Adhesión al “movimiento nacional justicialista”

El doctor Raúl A. Mende, adhirió a la revolución del 4 de junio de 1943  y en los comicios del 24 de febrero de 1946 fue electo Intendente de la Municipalidad de Esperanza (departamento Las Colonias).

Raúl Mende, el médico…

Sabido es que el presidente General Juan Domingo Perón logró una eficaz transformación en los servicios de salud, por cuanto confió la dirección de esos planes innovadores al patriota doctor Ramón Carrillo.

El 3 de octubre de 1946, al inaugurarse el Segundo Congreso del Bienestar del Inválido, el doctor Carrillo -secretario de Salud Pública- destacó:

“En este momento tenemos las siguientes cantidad de enfermos crónicos que fatalmente gravitan sobre la capacidad de producción de nuestro país; 685.000 reumáticos; 370.000 cardiópatas y 340.000 hipertensos”.

Con respecto a las cardiopatías, el doctor Raúl A. Mende en una de sus conferencias manifestó:

  1. “El enfermo del corazón no es un hombre inútil para la sociedad.  Es necesario eliminar ese concepto generalizado en nuestro tiempo.  El enfermo cardíaco es un hombre útil a la sociedad, toda vez que sus actividades sean organizadas adecuadamente y de acuerdo con las posibilidades de su corazón”.

Raúl Mende en la capital federal…

Su vinculación con autoridades del gobierno nacional lo impulsaron a trasladarse a la Capital Federal: fue nombrado secretario de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires (1949) y desde el 10 de noviembre de ese año desempeñó el cargo de Secretario de Asuntos Técnicos de la Nación.

Ante la convocatoria a la reforma de la Constitución de Santa Fe, decidió regresar a su provincia natal para jurar como convencional constituyente.[1]

Colaboración en redacción de documentos…

La Constitución sancionada en 1949 había determinado un cambio en la estructuración ministerial. Distintos medios informaban que el doctor Mende colaboraba escribiendo algunos discursos, entre ellos el leído por el presidente Perón al inaugurar el “Primer Congreso de Filosofía” realizado en Mendoza: veintidós breves capítulos donde están expresados diversos conceptos y principios de la doctrina nacional justicialista, texto publicado con el título: «La comunidad organizada – Esbozo filosófico».

El 1º de marzo de 1951 comenzó a funcionar la Escuela Superior Peronista “Juan Domingo Perón” dirigida por el doctor Raúl Mende.  El presidente de la Nación desarrolló seis clases (del 15 de marzo al 10 de mayo) y algunas, estuvieron a cargo de María Eva Duarte de Perón, asesorada en los textos por el mencionado ministro.

Al asumir el 4 de junio de 1952 la segunda presidencia, el general Perón confirmó a varios integrantes del gabinete que se estaban desempeñando hasta el 3 de junio de 1952, entre ellos en Asuntos Técnicos al Dr. Raúl A. Mende.

Doctrina Nacional y Segundo Plan Quinquenal

En la sesión de debate del segundo plan quinquenal, el senador sanjuanino Elías Teodoro F. Amado reiteró lo expresado en su “brillante exposición el señor ministro de Asuntos Técnicos de la Nación doctor Raúl Mende:   [2]

‘Una doctrina peronista, que en este sentido tiene para todos los casos generales y particulares, una solución, también tiene para este problema de la relación entre el Estado y el pueblo, en materia de salud pública, una tercera posición…

La doctrina peronista propugna, más que la socialización de la medicina, la función social de los establecimientos profesionales del arte de curar, entendiendo que tanto los establecimientos asistenciales como el saber del médico son bienes ni absolutamente individuales ni absolutamente sociales, sino que se crean y se realizan mediante la concurrencia del esfuerzo individual y del esfuerzo colectivo. Para que se reciba un médico en el país contribuye todo el pueblo y, entonces, ese médico no tiene derecho a ejercer su profesión exclusivamente para sí mismo y para su propio beneficio; tiene ganado un derecho, pero tiene el deber de devolver a la sociedad el sacrificio que realizó’.”  [3]

Raúl Mende, en su labor literaria es “Jorge Mar”…

(Alguna vez se ha dicho que los seudónimos son primos de los anónimos.

Lo innegable es que con frecuencia se apela a esa sustitución para mantener en reserva la identidad de autores e intérpretes.)

A fines de la década del ’40, Raúl Mende publicaba con el seudónimo Jorge Mar. 

En la revista de la Universidad de Buenos Aires que dirigía el Padre Hernán Benítez publicaron una obra de teatro titulada El baldío, escrita por Mende en 1949, con prólogo del mencionado sacerdote que era el asesor espiritual de Eva Perón.   [4]

“El baldío” (Teatro)

El autor situó la última escena en la Ciudad Infantil, obra de la Fundación Eva Perón que fue construida pensando en el disfrute de cualquier niño argentino que se acercara a ese extenso solar para descubrir que todo había sido hecho a su medida.

Los personajes centrales son un matrimonio integrado por víctimas de la segunda guerra -la que terminó cuando arrojaron la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945- y su hijito.  Juntos habían visitado esa sorprendente ciudad y  cuando culminaba el recorrido, Julia -la madre- expresó su gratitud  “a esta tierra y todos sus hijos…

Ellos dicen que quieren construir una NUEVA ARGENTINA.

No se dan cuenta que están construyendo una Nueva Humanidad…”

El autor completó ese panorama anunciando que “empieza a oírse el tañido de una campana que en la pequeña capilla de la Ciudad Infantil está llamando a la oración” y los tres “caen de rodillas” mientras se desliza un imaginario telón.

Fue puesta en escena en el Teatro Nacional “Cervantes” en 1951 y la actriz principal fue la talentosa Fanny Navarro.

Un año después, el 13 de junio de 1952 estrenaron la película El baldío, dirigida por Carlos Rinaldi.  Guión escrito por José María Fernández Unsain. Entre los intérpretes: Olga Zubarry, Beba Bidart, Agustín Irusta…

(Una crónica de principios del siglo XXI indica que no se ha encontrado el texto original.

Hay que tener en cuenta el Decreto 4.161 del 5 de marzo de 1956 –firmado por quienes detentaban el poder en la autodenominada revolución libertadora-, se prohibió la tenencia de libros, insignias, banderas, aparatos e instrumentos donde estuviera impresa o grabada la palabra Perón, entre ellos la mayoría de los bienes de la Fundación “Eva Perón”, retiraron placas y reconstruyeron frentes de edificios para eliminar tales leyendas; también prohibieron el uso de determinadas palabras, retiraron libros de los anaqueles de las bibliotecas y los quemaron. El 9 de junio de 1956 concretaron los primeros fusilamientos y tres días después, más fusilamientos tras declarar la vigencia de la ley marcial. Ese año 1956 se generó otra paradoja: la Argentina ratificó la Convención Internacional sobre el Genocidio.)

Evocación desde la “Colonia de la Esperanza”…

Raúl A. Mende al conocer algunas vivencias de los primeros inmigrantes que llegaron a la Colonia de la Esperanza (27 de enero de 1856), se conmovió por el relato referido al accidente a Ana Esser, quien al regresar a la embarcación, resbaló y desapareció bajo el río.  [5]

Ana Esser

Santa Fe le dio el beso de la tierra soñada

y otro beso de sangre, de dolor y de fuego:

Ana Esser, la rubia jovencita alemana

que soñaba las tardes enteras en el puerto

se abrazó con el río y para siempre en silencio;

siete leguas faltaban de caminos de tierra…

siete leguas que ahora poblarían sus nietos. /…/

“Romances de la Revolución”

El Presidente Gral. Juan Domingo Perón (1946-1952 y 1952-1955)  designó a Raúl A. Mendé para desempeñar las funciones de ministro de Asuntos Técnicos.

Fue una de las personas que acompañó a Eva Perón durante sus últimos días (hasta el 26 de julio de 1952, a las 20:25, momento de su último desprendimiento.)

“Te Déum”

Es espacio está lleno

de músicas y versos…

 

Banderas en el aire,

banderas en el cielo…

¡Es la Patria que reza

en la punta de los mástiles: TE DÉUM!…

 

Porque nacimos de otra Patria grande

que no pudo vencer ningún imperio;

y que al darnos la sangre de su sangre,

nos dio también la sangre de su Credo…

Porque nacimos de ella:

TE DÉUM…

 

Te alabamos, Señor, te damos gracias

con la Patria, por eso…

 

Porque al nacer tuvimos,

para pensar, la frente de Moreno,

para sentir, el alma de Belgrano,

y, para armar ejércitos

dominadores de hombres y montañas,

un Don José de San Martín entero…

 

Porque tuvimos hombres:

TE DÉUM…

Te alabamos, señor; te damos gracias

porque nacimos en la Patria de ellos…

 

Porque andando los años,

soplaron muchos vientos

acarreando tormentas,

desparramando miedos

por todos los confines de la Patria,

pero no nos vencieron…

Porque no les fue dado doblegarnos.

¡TE DÉUM!

 

Te alabamos, Señor, te damos gracias

porque somos un pueblo

soberano, Señor de sus destinos,

en este mundo viejo

donde sólo hay esclavos

y hay imperios…

 

Porque tenemos pan,

y trigo en los graneros..

¡y es nuestro pan el que los hombres llaman

cada día ‘el Pan nuestro’

cuando rezan, con hambre

la divina oración del Evangelio!…

Porque tenemos paz…

¡y porque descubrimos su secreto!…

Lo dijimos al mundo,

pero no quiso el mundo conocerlo…

¡Demasiado sencillo:

“La victoria no da ningún derecho”!

 

Porque tenemos paz:

¡TE DÉUM!

 

Y te damos las gracias

Señor, porque tenemos

una bandera limpia…

El corazón más bueno

que pudo dar la Paria

la arrebató del cielo…

Y cuando va pasando por la tierra,

llevando paz y amores recogiendo,

es verdad que parece

que por la tierra está pasando el cielo…

 

No la manchó la sangre

de ninguna traición.  Ningún imperio

la tuvo prisionera.

Y jamás la temieron los hombres libres

de los otros pueblos…

Por la bandera nuestra:

¡TE DÉUM!

te alabamos, Señor, te damos gracias,

porque nos diste, al dárnosla, tu cielo..

 

Y porque todos juntos:

¡un solo corazón y un solo pueblo!

Para darte las gracias

te cantamos:  ¡TE DÉUM!

 

(Publicado en el Boletín Nº 58 – Año XII

Colegio de Funcionarios Públicos Jerarquizados

de la Provincia de Santa Fe. Página 26.)

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.

[1] Avilés, Víctor D. Gobernantes de Santa Fe – Desde 1810 hasta 1960. Santa Fe, Instituto de Investigaciones Históricas “Brig. Gral. Estanislao López”, 1960, p. 142-143.

[2] Congreso Nacional.  Cámara de Senadores. Diario de Sesiones, 1952, p. 911-915.

[3] Corresponde reconocer que la Fundación Eva Perón realizó una vasta obra de medicina preventiva -en hospitales de niños y mediante programas de educación física y turismo-; promovió servicios de atención médica primaria -con instalación de centros sanitarios barriales- y contribuyó a la formación de personal paramédico, a través de las escuelas de enfermería profesional y de cursos de adiestramiento como auxiliares en determinadas terapias.

[4] Orbea de Fontanini, Nidia A. G. El tiempo de Perón 1946-1952 (Inédito, tomo de 275 páginas; el texto entre comillas es reiteración de párrafos en la página 190.)

[5] Pedroni, José Bartolomé. En el su libro  “Monsieur Jaquin”, el titiritero-poeta incluyó poemas referidos a la llegada de los colonizadores a Esperanza, entre ellos el titulado “Ana Esser”. Pedroni, necesitó escribir antes del primer verso: “…‘Volvió Ana a bordo a buscar la pañoleta olvidada; al bajar por la planchada, cayó al agua y desapareció’. (Relato de una colonizadora)”  Escribió luego: “Por bajar mirando al cielo / cayóse de la planchada / con todo su pelo rubio, / con toda su carne blanca. / El Paraná, boca arriba, / tres días que la miraba, / los ojos llenos de peces, / ofreciéndole naranjas”. /…/

Deja una respuesta

Top