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Más que profesores… ¡maestros, predicadores!

Testimonios de Juan Pablo II

Nosotros… los Ladrones        I

Desde ayer

Experiencia en 1977…

Proyecto DINEMS – PNUD – UNESCO – ARG. / 73 / 001.

Vivir en paz…

 

(Siendo estudiante, algo leía acerca de la política educativa a mediados de la década del ’40.  Desde distintos espacios seguían discutiendo acerca de la enseñanza de Religión y Moral como “asignatura obligatoria”.

De aquellas clases han quedado diversas señales: la catequista Sabaté usaba “muletillas” y en esa edad de fácil dispersión, en el aula nos mirábamos de soslayo y sonreíamos…

El padre Reyes Vélez -franciscano que había venido del norte-, me impactó con un comentario acerca del “amor” y “el Amor”.

Dijo: Pido a Dios que mi madre muera ante que yo, para que no sufra el dolor provocado por la muerte de un hijo.  [1]

Nacer y morir son los extremos de la trayectoria de los seres sensibles –animales, plantas…” También los ríos nacen y después de un recorrido confluyen… y como ríos desaparecen…

            Testimonios de Juan Pablo II

En el siglo XXI, el Papa peregrino Juan Pablo II se animo a expresar lo que imaginaba que sucederá después de su último desprendimiento cuando el cónclave deba elegir al sucesor: [2]

“Y aquí precisamente al pie de esta maravillosa policromía sixtina se reúnen los cardenales / la comunidad responsable de la heredad de las llaves del Reino. Viene precisamente aquí. / Y Miguel Ángel de nuevo abarca con la visión. /  En Él vivimos, nos movemos y existimos”.  [3]

“Así fue en agosto y, luego, en octubre / del memorable año de los dos cónclaves, / y así será de nuevo, / cuando se presente la necesidad, / después de mi muerte.”  [4]

Desde lo lejano, nos acercamos a lo cercano, casi legendario…

Es un llamado de atención que a mediados del siglo elaboró con certeza, el admirable profesor de Matemáticas que es RUBÉN  ELBIO  BATTIÓN…  [5]

Nosotros… los Ladrones                                               I

Prólogo.- Hay quienes se enorgullecen porque creen encontrar entre sus seis millones de parientes que hay en veinte generaciones de su árbol genealógico, los más diversos matices intelectuales, encontrando sabios, nobles, marinos, sacerdotes… y ladrones.

Otros reducen esas veinte generaciones a unas miserables unidades, dos o tres, otros los encuentran al alcance de la mano, y otros, más felices aún al alcance… del espejo.

II

Después de la agitada asamblea en el sindicato “Amigos de lo ajeno” donde se debatía el asunto del robo mínimo, impuesto por imperiosa necesidad de la vida y en propia carestía, Toño Resaca, decidió dedicarse a trabajar con la mente turbada, porque esclavo del reloj y cumplidor estricto, no pudo presentar sus proyectos sobre ‘accidentes de trabajo’, ‘seguros’, indemnizaciones por atracos infructuosos’ y otros que estaba elaborando.

Esperó en la esquina el tranvía que lo llevara a la sección de sus operaciones, designada por el gremio: el populoso barrio residencial del oeste, llevando en sus dedos las más caras esperanzas, pues las baratas no le interesaban.

Sube al tranvía abarrotado de gente, y luego de codearse con lo mejorcito del mismo, toma ubicación en el pasillo.

Mas, no sólo es ubicación lo que toma; también toma una correa para sostenerse bien, y además, varias determinaciones.  Sus ágiles tentáculos mecanizados por el hábito buscan la cartera para pagar el boleto.  La saca; toma un billete de diez pesos y paga.  Guarda el vuelto y la cartera, después de extraer y tirar una tarjeta que dice: Juan Bobilio Leguleyo, abogado.

Nadie creería, piensa Toño, que este vecino mío, gordo, alto, morocho, y tan peludo que pareciera usar pelucas en las cejas, fuese abogado.  En fin, c’est la vie.

Poco antes del unto terminal, no sin esfuerzo, baja del tranvía, y serenamente camina meditando su plan.

Camina despacio.  Pasa el tiempo; lo saluda.  Saca el reloj, mira las tres y media; ‘su hora’.  Se desliza a la sombra de los grandes árboles.  Dobla una equina.  A media cuadra, ‘su residencia’.

Un pequeño jardín, luego dos pinos, balcones, puerta cancel, vidrios cincelados.  Todo en sombra y en silencio  Sólo las hojas de los árboles hamacadas por el viento castañetean mutuamente.  Se acerca sigiloso; mira a uno y otro lado… nadie.  Lejos, un auto que pasa.

Se pone los guantes y el antifaz, y ya está en escena.  Se acerca a la puerta; dobla el picaporte, empuja, cede.  Divina providencia!  Aceita las bisagras, abre y pasa.  Ahora hacia la cancel.  Es imponente; mas, su corazón avezado trabaja tranquilo.

Con un empujón suave y preciso abre la puerta, pues el amarrete del autor no quiso darle sus ganzúas, pero quiere introducirlo a toda costa.

Entra; el gran hall.  Alumbra débilmente con las chispas de su ingenio.  En medio, la escalera -ónix puro- jarrones de Sevres a ambos lados; soberbia!  La escalera más hermosa que pudiese codiciar el mejor jugador de póker.

Sube, abre una puerta: el dormitorio del señor Ricardo Avivas, donde se guardan las alhajas, el oro, la plata, avellaneda y buenos aires juntas.  Penetra, está algo nervioso, se dirige a la caja que tiene a su alcance, la abre, saca una aspirina, la traga.  No sabe por qué, se extraña, está nervioso, nunca le ha ocurrido, siente unos ruidos raros; sus rodillas.  Se siente desconocido; se saca el antifaz, luego la cédula, la mira, se reconoce, y se alivia.

Se dirige a la caja fuerte, despacio, despacio…

De pronto, una luz se enciende. Se da vuelta.

Soñoliento, refregándose los ojos, don Ricardo pregunta:

-Eh! Quién anda por ahí?-

Ninguna respuesta. Toño siente un sahara sobre su rostro.  No contesta.

-Pero, -dice el señor Vivax dulcificando la voz- …No eres tú, Miguel?  Miguel! –agrega- hermano mío!  Venga un abrazo! Tanto tiempo sin verte? No esperaba esta sorpresa!

Se levanta –los ojos entrecerrados aún- y abraza a Toño.

-Pero, hombre, di algo, o creeré que el sorprendido eres tú!  Espera un momento –replica-, me lavaré un poco y en seguida estoy contigo nuevamente.

Era demasiado para Toño, y para colmo, confundirlo con un hermano!  Pero esta huida momentánea del señor le da vía libre.  Respira hondo y sale escaleras abajo.  Ya en la calle, el aire fresco lo despeja.  Huye desconocido. ‘Su noche’ ha sido un fracaso.

III

…Las sombras concluyen.

Al otro día, en casa del señor Ricardo Avivas conversa el matrimonio.

Sra.: -Anoche oí ruidos.  Entraron ladrones?

Sr.: Ladrones? No lo llames así, por favor.  ¡Cómo cambian los tiempos, querida!   Era un mísero ratero.  Sólo tenía una cartera con treinta y nueve pesos con ochenta, y este reloj de oro con la dedicatoria: “A Toño Resaca”.  [6]

Desde ayer

El joven profesor Rubén Battión, llegó en 1946 al aula del primer piso de la casona de San Martín 1823, ubicada cerca de la escalera de caracol de metal herrumbrado, para reemplazar a la profesora de matemáticas del segundo curso de peritos mercantiles que en ese tiempo estaba con licencia por maternidad.  [7]

Inmediatamente reaccionamos ante el evidente cambio.  Era otra forma de expresarse, era otra manera de comunicarse.

En la década del’80 “leí” y “releí” El hombre que calculaba, originales relatos de Malba Tahan. En los primeros recorridos, durante las pausas me parecía sentir cerca el inquieto e inquietante vuelo de las abejas zumbonas mientras el aguijón invisible era la presión que iba sintiendo al intentar resolver sucesivos desarrollos para despejar determinadas incógnitas.

Experiencia en 1977…

A partir del 24 de marzo de 1976, comenzó el Proceso de Reorganización Nacional y luego distribuyeron unas cartillas con tapas celeste-turquesa y letras negras, reiterando los “fundamentos de la decisión adoptada por las fuerzas armadas” con el propósito de “restituir los valores esenciales que sirven de fundamento a la conducción integral del Estado, enfatizando el sentido de moralidad, idoneidad y eficiencia, imprescindibles para reconstituir el contenido y la imagen de la Nación, erradicar la subversión y promover el desarrollo económico de la vida nacional basado en el equilibrio y participación responsable de los distintos sectores a fin de asegurar la posterior instauración de una democracia, republicana, representativa y federal, adecuada a la realidad y exigencias de solución y progreso del Pueblo Argentino.”  Página 5.

En páginas siguientes, está escrito:

“La cultura, como un modo singular de expresión del arte, la ciencia o el trabajo de nuestro pueblo, será por ello impulsada y enriquecida.  Estará abierta al aporte de las grandes corrientes del pensamiento, pero mantendrá siempre fidelidad a nuestras tradiciones y a la concepción cristiana del mundo y del hombre.” /…/  “Ha llegado la hora de la verdad” /…/ “El pasado inmediato ha quedado atrás, superada su carga de frustración y desencuentro.  Nos asomamos a un futuro que conducirá a la grandeza de la Patria ya la felicidad de su pueblo” (Así está expresado en la página 14 y se reitera en la siguiente: “Ha llegado la hora de la verdad. / Una verdad que es, en suma, nuestro compromiso total con la Patria”.

Proyecto DINEMS – PNUD – UNESCO – ARG. / 73 / 001

En 1977, nos convocaron para asistir durante un fin de semana –incluyendo el sábado a la tarde- a la sede de la Escuela Normal “General San Martín”  -ubicada en Saavedra 1751 de la capital santafesina” y allí, en la denominada “Sala Magna” escuchamos hablar al doctor Donald Lemke, con enormes dificultades para expresarse en castellano porque evidentemente su idioma era inglés y tal pronunciación se difundía en su limitado vocabulario.  Entregó un legajo con veinte páginas: “Documento de base para las jornadas sobre planeamiento y evaluación del currículum”  con un dato en la portada: “Buenos Aires, junio de 1977”.

En sucesivos párrafos incluyeron referencias a “las deficiencias del antiguo sistema”, “los modelos de conducta uniforme”; “algunas distinciones… entre enseñanza y aprendizaje”; “el medio ambiente”, “el aprendizaje verdadero”… “las habilidades individuales del alumno”; “control, calidad, confiabilidad” y finalmente, “V. Una nueva base para el proceso de aprendizaje.

 

(De aquella jornada, quedaron algunas señales que han servido para elaborar sucesivas claves. Mi amiga del alma a perpetuidad: Belkys Steger de Bonfanti una vez más facilitó la confluencia de imaginación y pulso, dibujó líneas curvas, elaboró una armoniosa filigrana y cuando terminó de hablar Lemke, me la entregó y dijo: “Nidia, para vos… ¡recuerdo de este encuentro!… y nuestras miradas completaron el diálogo.

Durante una pausa habíamos señalado en la décima página un dato que resultaba un tanto sorprendente y que ahora transcribo literalmente:

Fuente: Adaptado del trabajo “The Concept of Relevance of Education in Currículum Development” por Heimo Mantynen, presentado al Seminario de Planificación y Administración del Desarrollo Curricular de los Estados Árabes de 1974, patrocinado por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO en los países Árabes. Documento 3.”

(Estábamos en el extremo sur de América, cerca del torrentoso río Paraná y hacia el oeste, seguía creciendo el río Salado…

En ese instante rememoré algo de lo expresado por “el jeque” mientras explicaba que decidió asegurarle a su hija Telessim “un futuro feliz haciéndole estudiar los misterios del Cálculo y de la Geometría”… Cursiva aquí

Dijo en aquella circunstancia: “el desánimo, el gran corruptor, se apoderó de mi espíritu”…)  [8]

Luego, un esquema: “Ejemplo de un modelo conductistas- Modelo para el diseño instruccional / (Modelo de Walter Dick)

En la página con número “once”, “La unidad de aprendizaje integrada (UAI)” – “Algunas definiciones y explicaciones generales” / Objetivos de la unidad e aprendizaje integrada (UAI)”.

En el punto 4. -mientras entre los argentinos el gobierno de facto estaba en su apogeo de limitación de las libertades personales y lógicamente, no estaban funcionando las instituciones de la democracia-; reitero que en el cuarto punto estaba escrito que esas unidades de aprendizaje  integradas tenían como objetivo:  “Servir como guía para el maestro y el alumno para que puedan incluir los valores necesarios para el desarrollo de la educación en una democracia”.

(En ese momento, quienes asistíamos a ese encuentro sabíamos donde estábamos sentadas y también teníamos los pies puestos sobre la tierra, pero en esas rústicas hojas reproducidas con mimeógrafo, aparecían signos extraños…

Allí, dejé algunas marcas: una pequeña cruz azul a la derecha y anoté a la izquierda “Fta. Autodisciplina”, porque desde que comencé a compartir trabajos en las aulas utilicé frecuentemente dos palabras: “autoestima” y autocontrol” esenciales en la “autodisciplina”.  Interpreto que la conducta individual –personal-, es el resultado de un proceso interior… Los valores y las aptitudes para razonar son insoslayables.

Después don Donald Lemke nos propuso dibujar círculos y a partir de esa primera curva cerrada, dejar que la imaginación orientara los siguientes trazos.

Malba Tahan destacó que “Pitágoras, filósofo y geómetra griego, consideraba el círculo como la curva más perfecta, vinculando así el círculo a la perfección.  Y el círculo, siendo la curva más perfecta entre todas, e la de trazado más sencillo.” [9]

Miro ahora aquellos dibujos y sonrío, porque recuerdo mi estado de ánimo aquel sábado, después de trabajar con aproximadamente 620 –seiscientas veinte alumnas desde las 13:15 hasta las 18:30”. Primero agregué dos puntos y tres pequeños arcos: era un rostro sonriente.  Al segundo círculo -en realidad un óvalo-, dibujé una letra H –con líneas curvas, sombreando el espacio entre el óvalo y el rectángulo.  Con otro círculo, agregándole líneas quebradas, dibujé una “a” imprenta; en otro círculo esbocé parte de América, de Europa y África y en el centro, un signo de interrogación.  A otro círculo lo modifiqué con apariencia de naranja agregándole dos hojas. Dibujé en el interior de otro un signo $ con dos líneas cruzándolo y sobre el cuarto derecho escribí NO -lógicamente no refiriéndome a mis iniciales… En otro escribí DIOS…

Algún grafólogo quizás podría explicar qué motivación me impulsó a tales esbozos…

¿Así se sentirán los alumnos cuándo no les interesa el enfoque sobre determinados temas?…

No sé que extraña fuerza interior generó otra evocación, acerca de “el hombre que calculaba”, que no era mi amado amante, sino aquel casi legendario que estuvo cerca del astrólogo cuando decía:

“…las siete jóvenes que caminaban por la senda eran las artes divinas y las ciencias humanas: la Pintura, la Música, la Escultura, la Arquitectura, la Retórica, la Dialéctica y la Filosofía.”

Mientras tanto, el sabio insistía:

“Sin el auxilio de la Matemática… las artes no pueden avanzar, y todas las otras ciencias perecen”. [10]

Vivir en paz…

Entre tantas letras, números, sumas y divisores, ahora me detengo una vez más para releer lo dicho al “jeque”,  por aquel joven “hombre de genio alegre y comunicativo”… “el inteligente Beremiz”:

“-Si deseamos vivir en paz con el prójimo tenemos que refrenar nuestra ira y cultivar la mansedumbre.  Cuando me siento herido por la injuria, procuro seguir el sabio precepto de Salomón:

“El necio al punto descubre su cólera;

       el sensato sabe disimular su afrenta.

Jamás podré olvidar las enseñanzas de mi bondadoso padre. Siempre que me veía exaltado y deseoso de venganza, me decía:

“Quien se humilla ante los hombres, se vuelve glorioso ante Dios”.  [11]

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Después, siguiendo el recorrido de…”el hombre que calculaba”, ha sido posible seguir aprendiendo algo más, acerca de… “ el arte de vivir y convivir”.

“-Cada vez que ponemos en libertad a un pájaro cautivo, explicó Beremiz, practicamos tres actos de caridad. El primero para con la avecilla, devolviéndola a la vida amplia y libre que le había sido arrebatada; el segundo para con nuestra conciencia; y el tercero para con Dios.

-Quieres decir entonces que si yo diera libertad a todos esos pájaros de la pajarera…

-Te aseguro que practicarías, ¡oh, jeque!, mil cuatrocientos ochenta y ocho actos de elevada caridad…, exclamó Beremiz prontamente, como si ya supiese de memoria el producto de 496 por 3.

Impresionado por esas palabras, el generoso Iezid determinó que fuesen puestas en libertad todas las aves que se hallaban en la gran jaula.

Los siervos y esclavos quedaron asombrados al oír aquella orden. La colección, formada con paciencia y esfuerzo, valía una fortuna.  En ella figuraban perdices, colibríes, faisanes multicolores, gaviotas negras, patos de Madagascar, lechuzas del Cáucaso y varios tipos de golondrinas rarísimas de China y de la India.

-¡Suelten los pájaros!, ordenó de nuevo el jeque agitando su mano resplandeciente de anillos.

Se abrieron las amplias puertas de tela metálica.  Las cautivas aves dejaron la prisión en bandada y se extendieron por la arboleda del jardín.

Dijo entonces Beremiz:

-Cada ave, con sus alas extendidas, es un libro de dos hojas abiertas en el cielo. Feo crimen es robar o destruir esa menuda biblioteca de Dios.”

Comenzamos entonces a oír las notas de una canción.  La voz era tan tierna y suave que se confundía con el trino de leves golondrinas y con el arrullo de las mansas palomas.

Al principio era una melodía encantadora y triste, llena de melancolía y añoranza, como las endechas de un ruiseñor solitario. Se animaba luego en un crescendo vivo con gorjeos complicados, trinos argentinos, entrecortados gritos de amor que contrastaban con la serenidad de la tarde y resonaban por el espacio como hojas llevadas por el viento.  Después volvió al primer tono, triste y doliente, y parecía resonar por el jardín con un leve suspiro.

Si hablara yo las lenguas de los hombres

y de los ángeles

y no tuviera caridad,

sería como el metal que suena

o como la campana que tañe,

¡nada sería!…

¡nada sería!…

 

Si tuviera yo el don de la profecía

y toda la ciencia,

y de tal modo que transportase los montes

y no tuviese caridad,

¡nada sería!…

¡nada sería!…

Si distribuyese mis bienes todos

para sustento de los pobres,

y entregase mi cuerpo para ser quemado,

y no tuviese caridad,

¡nada sería!…

¡nada sería!…

El encanto de aquella voz parecía envolver la tierra en una onda de indefinible alegría.  Hasta el día parecía haberse vuelto más claro.

Es Telassim quien canta, explicó el jeque al ver la atención con que escuchábamos arrebatados aquella extraña canción.

Los pájaros revoloteaban llenando el aire con sus alegres trinos de libertad.  Eran solo 496, pero daban la impresión de ser diez mil…

Beremiz estaba absorto.  En su espíritu sensible penetraron las notas de la canción, uniéndose a la felicidad que le había deparado la liberación de los pájaros.  Luego, alzó los ojos buscando de dónde partía aquella voz.

-¿Y de quién son esos bellísimos versos?, pregunté.

El jeque respondió:

-No sé.  Una esclava cristiana se lo enseñó a Telesim, y ella no lo olvidó jamás.  Deben ser de algún poeta nazareno.  Eso me dijo hace días la hija de mi tío, madre de Telesim.

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Ayer, viernes 15 de octubre a las 17, nos reunimos en un aula del primer piso con las egresadas de la cuarta división de 1979.  [12]

Digo rememorando al Patriarca de los Pájaros:  [13]

“Nunca muere del todo lo que ha sido bello alguna vez”.

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Vuelvo al libro de las tapas verdes con letras negras:

“Ingrato es quien se olvida de la patria y de los amigos de la infancia cando halla la felicidad y se asienta en el oasis de la prosperidad y la fortuna”.  [14]

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”El hombre taciturno, excesivamente callado, se convierte en un ser desagradable; pero los que hablan sin parar irritan y aburren a sus oyentes.”

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¡Autocontrol!… ¡Autodisciplina!… y punto final.

 

Lecturas, vivencias y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.

 

 

[1] Supe del llanto de una madre por la ausencia definitiva de un hijo, llorando junto a mi madre cuando José Manuel Orbea Álvarez, cuatro días antes del primer cumpleaños, dejó de ser espíritu encarnado: fue el 26 de diciembre de 1936; después de Nochebuena y Navidad… Tantas veces hablamos sobre esas vivencias, que mi hermano Carlos –nacido el 5 de noviembre de 1937-, cuando empezó a dibujar junto al maestro Francisco Marinaro –en la academia puesta en marcha en la Unione y Benevolenza-, necesitó dibujar con carbonilla la imagen de una madre en oración, imaginando el rostro de su hijo ausente… Así es “la educación” se va aprendiendo y “aprehendiendo” segundo a segundo, observando gestos, escuchando palabras, comparando actitudes, elaborando conclusiones… ¿Dónde están condensados los lineamientos de esa “política educativa”?  # El 06 de abril de 2004, desde “El Litoral” santafesino informaron que “falleció” Azul Gasparotti, hija del Dr. Gustavo Luis Gasparotti y de Geraldyne Fernández… Una tras otras se sucedieron evocaciones en distintas escuelas, y allá, en Las Delicias de Sauce Viejo, donde sigue creciendo la gramilla y la acaricia el rocío…

[2] S.S. Juan Pablo II, ha difundido los poemas del sexto libro, editado con el título Tríptico Romano, presentado el jueves 6 de marzo de 2003, en el Vaticano.  En el diario “El Litoral” de la capital santafesina, en la nota “El papa evoca su muerte en un libro de poemas”, destacan que “durante su largo pontificado, Juan Pablo II ha escrito sobre todo documentos oficiales, algunos importantes por su carácter filosófico y teológico, entre ellos 13 encíclicas y 12 exhortaciones apostólicas. (AFP).

[3] Texto correspondiente a Meditaciones sobre el libro del Génesis al umbral de la Capilla Sixtina.

[4] Corresponde al poema Postfacio.

[5] Publicado en la revista escolar “Ultreya”, editada por las alumnas –con apoyo de profesores- de la Escuela Nacional de Comercio “Eva Perón”, después de 1955 y vigente el decreto 4161 del 5 de marzo de 1956, sin el nombre de la fallecida Evita, el 26 de julio de 1952.  Fue rebautizada con el nombre “Juana del Pino de Rivadavia, la hija del virrey que se casó con Bernardino González Rivadavia, más reconocido como Bernardino Rivadavia, el gestor y partícipe directo en el trámite del primer empréstito internacional que otorgó la Bahring Brothers en la década siguiente al 25 de mayo de 1810 y que demandó cien años de esfuerzos hasta la cancelación, siendo en realidad que sólo se recibió aproximadamente un tercio del importe concedido porque fueron previsores y descontaron antes los valores correspondientes a determinados servicios…

[6] Debajo de ese cuento, el poema A mi madre que intenta reflejar lo que sentía Elsa López –después del último desprendimiento de su amada madre-.  Hacia 1947 estuve en el hogar de las chicas López, cerca de la plaza Constituyentes.  Lidia, la mayor era la novia de Margenet, después su marido, con quien celebraron nacimientos-; Nélida era nuestra compañera de curso, luego casada con Francisco Cozza quien en su pequeña empresa comercial se reunía con Eduardo, contador en otros ámbitos, ¡jardinero!… por vocación. ¿Cuántos árboles plantó?… y ¿cuántos fueron devorados por las activas hormigas?… en “Los Amores” de “Las Delicias” de Sauce Viejo, nuestro refugio sobre la llanura luminosa, cerca del río Coronda. Elsita López escribió: “A mi madre / Recuerdo madre, / las dulces horas / que en tu regazo / feliz pasé. / Hoy ya más grande / sé venerarte, / ahora evocando / las dulces horas de mi niñez, / siento en mi pecho gratas nostalgias / de tiempos idos, que yo viví, / flor venerada de mi jardín, / ella es el lirio que más perfuma, / el más sencillo de mi vergel. / Así es mi madre, la buena y santa / la que más quiero después de Dios.” // A la derecha de la página, las adhesiones que hicieron posible la edición: “Casa Salvador Elías – San Jerónimo 2278, Santa Fe” / “Casa García” B. García y Cía. Bazar – Regalos – San Martín 2442 …Santa Fe (donde trabajo nuestra compañera Delvisa Demonte de Badía hasta que cerró ese negocio). / Flores “Le Bouquet” – San Martín 1915… Santa Fe (casi esquina Corrientes, una cuadra al norte de la Escuela de Comercio).  Gentileza “Clínica de Camisas” Rodríguez Vidi Hermanos  – 1ª Junta 2847 – Santa Fe / John Layton y Cía. Lda. Frigorífico” ¡todas empresas desaparecidas de estos lugares!…

[7] La profesora era Dora Cusinato de Riestra, contadora.  Una de las primeras contadoras siguiendo el relato de Josefa Catalina Pistone  en uno de sus trabajos acerca de “la mujer en la historia argentina”.  Relata Caty en ese trabajo que “el oficio de Contador se viene ejerciendo desde la época colonial hispánica, con la Administración de la Real Hacienda”.  Expresa que “surge como carrera técnica en 1882, siendo gobernador el doctor Cándido Pujato”. Relata que Mariano Comas presidía el Concejo Municipal y anunció la fundación del Colegio de Estudios Mercantiles, dirigido por el doctor Pedro C. Reyna, también las asignaturas incluyendo “Teneduría de Libros, teórica y práctica, y se le agregaron posteriormente nociones de Industria y Comercio”.  Amadeo Ramírez dirigía la Escuela Graduada Nº 1 y en 1900 se crearon los Cursos de Comercio con planes para que egresaran con los títulos de “dependientes idóneos” y “auxiliares de oficina”.  Hasta 1907 con dependencia del Consejo General de Educación y por iniciativa del presidente doctor Juan Beleno, considerando que al Consejo competía sólo la educación primaria (art. 18 de la Ley de Educación vigente), esos cursos pasaron a depender del ministerio de instrucción Pública. se inició el trámite de cambio de dependencia.   Concluido, asumió el primer director de la Escuela Provincial de Comercio don Amadeo Ramírez, luego fue director el contador nacional Zenón Ramírez.  En 1915 se puso en marcha el curso de Contadores y la experiencia duró solo dos años, continuando el ciclo de Peritos mercantiles ya con aplicación del plan nacional, reconociéndose la validez de esos títulos dos años después. Mediante un convenio entre el gobierno provincial santafesino y el nacional, en 1935 extendieron tal reconocimiento a los Contadores Públicos y a partir del 1º de abril de 1936, esos servicios educativos son transferidos a jurisdicción nacional.  Egresaron en 1936 las primeras cinco contadoras: María del Carmen Ciuffo, Dora Carmen Cusinato -luego señora de Riestra-, María  Rafaela Iucci, Gertrudis Osborne y María Josefa Torres.  En Rosario funcionaba la Facultad de Ciencias Económicas y en 1936 egresó Clotilde A. Bula, luego destacada economista especializada en estadísticas, en 1947 delegada al Congreso Interamericano de Estadística realizado en Washington, Estados Unidos.  A partir del 7 de abril de 1937 en el curso de Contadores se desarrollan los planes vigentes en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires.  Egresaron en 1937 Isabel Cocco –luego señora de Abarno-, Ana Constantini y Lidia Samillán.

[8] Tahan Malba. El hombre que calculaba. Lagomar (Departamento Canelones, Uruguay), Ediciones Multicor, 1989, p. 41-42.

[9] Ibídem, p. 59.

[10] Ídem, p. 56.

[11] Íd. p.  49-52.

[12] Hace dos meses que llamó por teléfono la primera de las egresadas de aquella promoción, después, otra, nuevamente la primera, un día antes ¡Lita!… preceptora y amiga a perpetuidad.  Lita “pasó lista”… como decimos en la jerga estudiantil… Dos ausencias definitivas.  Cuatro compañeros estábamos ahí, casi sin poder hablar porque escuchábamos sus voces y observábamos sus gestos y coincidíamos en que la memoria superponía imágenes: aquellas adolescentes “inquietas e inquietantes” y estas cordiales mujeres que nos regalaban al atardecer y casi “en el ocaso” ese gesto noble de gratitud.  Una llegó con sus dos niños, “de la segunda serie”… (aprendió de quien escribe estos testimonios…) Algunas, aunque viven en la capital santafesina no pudieron acercarse, otras porque están en distintas latitudes, sé de dos que están cerca del Mediterráneo: Graciela y Martita…  Las imágenes de Graciela con su pequeña y la de Martita en “Los Amores”… eran miradas una y otra vez por sus amigas y cada una hacía un comentario, sonreían…  Miré el pizarrón con garabatos, las mesas de trabajo en estado deplorable… Escuché a Carlitos Angerosa y a Roberto Casabianca más que hablando de añoranzas, de esa admirable realidad que era verlas ahí con entusiasmo –cada una con sus historias como nosotros-, felices no porque no habían vuelto a ver sino porque en ese instante nuestras miradas confirmaban que habíamos seguido juntas, a pesar de las distancias materiales…   Antes de salir, me acerqué a la vicedirección y me presenté. Aunque una escuela es “la casa de todos”, agradecí la atención de ceder un espacio para que pudiéramos compartir esa experiencia indescriptible”.  La vicedirectora no dijo su nombre, no sé si pertenece a la  Escuela Domingo Silva o de la Juana del Pino. Para mí, eso carece de importancia porque soy exalumna de las dos (hasta tercer año en la primera, los dos últimos en la que sólo era nombrada: “Escuela de Comercio de Mujeres”.  ¡Así son los vaivenes, en la política educativa puesta en marcha por sucesivos gobiernos en este extremo sur de América, territorio de la República Argentina!

[13] Reconozco como el Patriarca de los Pájaros al talentoso Gastón Gori, poeta, escritor, miembro de la Academia Argentina de Letras.  Ha escrito esa conclusión en varios de sus libros, también como epígrafe.

[14] Tahan Malba. El hombre que calculaba. Página 16.

 

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