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Aproximaciones a la Convención Constituyente de 1957

Sinopsis: Conceptos de Perón acerca de la comunidad organizada”.  Acentuada oposición a partir de 1953.  Conflictos con la Iglesia Católica. Bombas e incendios en edificios e iglesias cercanas a la Plaza de Mayo de la capital federal. Movimiento cívico-militar del 16-09-1955.  Perón en el exilio. La Junta Consultiva integrada por notables”. Decreto 4.l6l del 05-03-1956. Proscripción del Partido Peronista. Convocatoria a la Convención Constituyente de 1957. Aproximación al desarrollo de las sesiones. Opinión en la convención de 1994, en Santa Fe de la Vera Cruz.

“La Comunidad organizada”.

Educación humanista y cristiana.

15 de abril de 1953: Perón confiaba en el pueblo.

El país en virtual estado de guerra.

Unión Latinoamericana.

Reiterado  llamado a la concordia.

Intentos de unidad nacional: la Ley de amnistía.

Diferentes visiones en el seno de la Iglesia.

Ley de divorcio  y separación de la Iglesia del Estado.

Episodio de la Bandera Nacional quemada.

Incendio en las iglesias.

Elección de vicepresidente y diputados.

Diferentes visiones en el seno de la Iglesia.

CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE 1957.

AUTORIDADES.

Antecedentes…

¿Cuándo un gobierno es revolucionario?.

Los gobiernos no legales”… de facto.

Convocatoria con aparente legalidad y una paradoja.

30-08-1957: Primera Reunión – 1ª Sesión Preparatoria.

Necesidad de un reglamento provisorio.

Distribución de las bancas y quórum.

Expresiones del bloque UCRI..

Testimonios insoslayables.

Loas a la autodenominada Revolución Libertadora.

Opinión de un Demócrata Cristiano.

Un deseo de libertad, de justicia, de equilibrio y de democracia.

“La paz de la democracia”.

Ni vencedores ni vencidos.

El art. 30 y la reforma constitucional

El 25 de mayo de 1853.

Oportuna autocrítica.

Opiniones del convencional Cipriano Reyes.

Versos… en la memoria de Cipriano Reyes.

Ataques al movimiento obrero.

Abril de 1931: elecciones y anulación.

Farsas e intereses creados.

Ecos en la Convención Reformadora de 1994.

“La Comunidad organizada”

El 9 de abril de 1949, en el acto de clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofía en la ciudad de Mendoza, Perón advirtió:

“El hombre y la sociedad se enfrentan con la más profunda crisis de valores que registra su evolución”.

Aludió a los Congresos que en ese tiempo demostraban la preocupación de los estadistas por los crecientes problemas sociales: el “Internacional de Roma en 1946, el III Congreso de las Sociedades de Filosofía de Lengua Francesa de Bruselas, en 1947, el de Edimburgo de 1948 y el de Armsterdam”.

Analizó detenidamente diversas situaciones:

“El hombre puede desafiar cualquier mudanza si se la halla armado de una sólida verdad”.

“Si la crisis medieval condujo al Renacimiento, la de hoy, con el hombre más libre y la conciencia más capaz, puede llevar a un renacer más esplendoroso.”

Admitió que:

“Caracteriza a las grandes crisis la enorme trascendencia de su opción. Si la actual es comparable con la del medievo, es presumible que dependa de nosotros un Renacimiento más luminoso todavía que el anterior, porque el nuestro, contando con la misma fe en los destinos, cuenta con un hombre más libre y, por lo tanto, con una conciencia más capaz. El gran menester del pensamiento filosófico puede consistir, por consiguiente, en desbrozar ese camino, en acompañar ante la expectación del hombre el progreso material con el espiritual.”   [1]

Señaló inmediatamente primera preocupación en tales circunstancias:

“La preocupación teológica”.

Recordó que:

“La cultura condujo a distinguir con mayor claridad las relaciones existentes entre lo sobrenatural y el conocimiento; pero el carácter de aquella necesidad era consustancial al alma humana, como vocación de explicaciones últimas o como una conciencia de hallarse encuadrada en un orden superior.”

Analizó “la formación del espíritu americano y las bases de la evolución ideológica universal” y plantea “el reconocimiento de las esencias de la persona humana como base de la dignificación y del bienestar del hombre”.

Destacó que en “la realización perfecta de la vida”,  “los  valores morales han de compensar las euforias de las luchas y las conquistas y oponer un muro infranqueable al desorden”, convencido de que “el amor entre los hombres habría conseguido mejores frutos en menos tiempo del que ha costado a la humanidad la siembra del rencor”.

Recordó que: “el grado ético alcanzado por el  pueblo imprime rumbo al progreso, crea el orden y  asegura el uso feliz de la libertad” y rememoró:

“Aristóteles nos dice: ‘El hombre es un ser ordenado para la convivencia social; el bien supremo no se realiza, por consiguiente, en la vida individual humana sino en el organismo super-individual del Estado; la ética culmina en la política’. El proceso aristotélico nos lleva a un punto más lejos del proyectado… Nuestra virtud no es perfecta hasta ser completada por esa ética, que mide los valores personales. La vida de relación aparece como una eficaz medida para la honestidad con que cada hombre acepta su propio papel.”

Inmediatamente propuso interpretar que:

“El sentido último de la ética consiste en la corrección del egoísmo” y ratifica que “Al exponer Humboldt el ideal de humanidad, se gesta, en el campo histórico el ideal del hombre universal, erigido en representante supremo de la civilización”.

Ante la sucesión de acontecimientos que han impedido una mayor aproximación a ese ideal, Perón señaló la necesidad de lograr “la superación de la lucha de clases por la colaboración social y la dignificación humana. La lucha de clases no puede ser considerada hoy en ese aspecto que ensombrece toda esperanza de fraternidad humana. En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la colaboración social y la dignificación de la humanidad constituyen hechos, no tanto deseables como inexorables… La humanidad necesita fe en su destino y acción…”

En consecuencia, es ineludible una “revisión de las jerarquías… y hallaremos en seguida sus dos características esenciales: Humanidad como crisol de la dignidad y como atmósfera de libertad”.

Concluyó recordando la teoría de Kant en cuanto a la relación existente entre la libertad y la ley moral para reconocer que “Fichte va más lejos todavía: ‘El grado supremo sólo llega a lograrse, cuando sobre ese ciego deseo de poder y sobre la arbitrariedad del individuo se sobrepone uno la voluntad de libertad, de soberanía del hombre, la voluntad racional. El hombre no es una personalidad libre hasta que aprende a respetar al prójimo’.”

Dijo Perón con respecto a ese punto: “…Sólo en el dilatado marco de la convivencia puede producirse la personalidad libre, y no en el aislamiento…”

Estructuró en su discurso su concepción de  la comunidad organizada en una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

Los títulos de los capítulos siguientes reflejan su orden y sus jerarquías:

  • XV……. “Espíritu y materia: dos polos de la filosofía.”
  • XVI…… “Cuerpo y alma, el ‘cosmos’ del ‘hombre’.”
  • XVII. … “¿La felicidad que el hombre anhela pertenecerá al reino de lo material o logrará las aspiraciones anímicas del hombre el camino de perfección?”
  • XVIII… “El hombre como portador de valores máximos y la célula del ‘bien general’.”
  • XIX…… “Hay que devolver al hombre la fe en su misión.”
  • XX……. “La comunidad organizada. Sentido de la norma.”
  • XXI…… “La terrible anulación del hombre por el estado y el problema del pensamiento democrático del futuro.”  ……………………..
  • XXII. “Sentido de proporción. Anhelo de armonía. Necesidad de equilibrio.”

Es oportuno transcribir el párrafo final de ese discurso:

“Nuestra comunidad tenderá a ser de hombres y no de bestias. Nuestra disciplina tiende a ser conocimiento, busca ser cultura. Nuestra libertad, coexistencia de las libertades que procede de una ética para la que el bien general se halla siempre vivo, presente, indeclinable. El progreso social no debe mendigar ni asesinar, sino realizarse por la conciencia plena de su inexorabilidad. La náusea está desterrada de este mundo, que podrá parecer ideal, pero que es en nosotros un convencimiento de cosa realizable. Esta comunidad que persigue fines espirituales y materiales, que tiende a superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más buena y más feliz, en la que el individuo puede realizarse y realizarla simultáneamente, dará al hombre futuro la bienvenida de su alta torre con la noble convicción de Spinoza: “Sentimos, experimentamos, que somos eternos”.  [2]

Educación humanista y cristiana

Perón reiteraba que “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar” y por ello “en educación, la ingente obra técnica, administrativa y auxiliar cumplida durante la Primera Presidencia del General Perón, se tradujo en:

Crear lo necesario y eficiente.

Suprimir lo deficiente y superfluo.

Perfeccionar lo digno de subsistir.    [3]

El 4 de septiembre de 1947, mediante el Decreto Nº 26.994, el gobierno estableció las finalidades de la educación y a partir de marzo de 1952 se modificaron los planes de estudio de la enseñanza secundaria, incluyéndose en el ciclo básico, en el curso de peritos mercantiles y bachillerato, así como en escuelas técnicas: d.) Formación religiosa. Religión Católica o Moral (dos horas semanales).

Asumieron esas funciones algunos sacerdotes o catequistas. [4]

El Ministro de Educación Armando Méndez San Martín, el 18 de marzo de ese año informó “a los señores profesores que el Ministerio verá con agrado que de las clases que dicten, confeccionen apuntes para ser distribuidos entre los alumnos”.  Sugirió “solicitar a las Asociaciones Cooperadoras su colaboración para la impresión mimeográfica de los apuntes”.  Estas propuestas significaban un reconocimiento a la formación de los educadores profesionales, incentivándolos para ejercer su insoslayable libertad de cátedra.  [5]

Estas referencias confirman lo expresado por el historiador José María Rosa al analizar “la crisis del ‘55”:

“Las relaciones entre el gobierno peronista y la Iglesia fueron normales, mejor dicho, buenas, hasta 1950. Esto vale tanto en lo interno argentino, como en lo que respecta a Buenos Aires y el Vaticano…

El Presidente Perón expresó públicamente su posición católica, en especial el 10 de abril de 1948, entregarle un pectoral a Monseñor Nicolás De Carlo, obispo de Resistencia. Relacionó esa vez su labor social con las doctrinas cristianas y las Encíclicas papales. Pero también añadió: Si se interpretan mal, señalad sus defectos. Si se aplican bien, espero merecer vuestro estímulo”.

En el cuadro de tales relaciones, jugaba un rol importante la personalidad de Eva Perón, cuyos firmes sentimientos religiosos eran conocidos. Al mismo tiempo, en el seno del justicialismo operaban sectores anticlericales y varios historiadores coinciden al reconocer que desde 1946 también actuaban grupos de la masonería.

Las discordias empiezan a brotar hacia 1949 por diversas causas. En el orden local, un grupo activo de hombres y mujeres que venía actuando políticamente desde 1945, como Manuel Ordoñez, Eugenia Silveyra de Oyuela y otros, proseguían, desde posiciones liberales, enfrentando al modelo justicialista y a Perón.”  [6]

“Alentaba a este núcleo liberal la prestigiosa figura de Monseñor Miguel De Andrea. Por otra parte, un sacerdote antiliberal, el padre Julio Meinvielle, comenzó a atacar la Constitución de 1949, porque según él, iba a acelerar ‘el proceso de estatización y proletarización’. En los editoriales de su periódico denunciaría ‘el marxismo en el justicialismo’ y hablaría también del ‘colectivismo peronista’.”  [7]

Con motivo del Congreso Eucarístico Nacional realizado en Rosario en 1950 llegó el Delegado Pontificio Cardenal Ernesto Ruffini y hubo comentarios periodísticos adversos al gobierno argentino. A pesar de ello, Perón y Evita estuvieron el 29 de octubre en esa ciudad santafesina, almorzaron con las autoridades del Congreso y con funcionarios argentinos en la Jefatura de Policía y concurrieron a la clausura del Congreso. Perón proclamó con firmeza los objetivos de su plan de gobierno y destacó la importancia de la Fundación Eva Perón. Sabía que con apoyo exterior se  estaba intentando nuclear a un sector de la oposición, con punto de partida en el proyecto demócrata cristiano impulsado desde Montevideo en el Congreso que generó  la Organización Demócrata Cristiana de América. (O.D.C.A.).    [8]

Alude José María Rosa a las voces que apoyaron la obra del gobierno justicialista:  “El jueves 2 de noviembre Ruffini visitó dependencias de la Fundación y en el Hogar de la Empleada se lo agasajó con una copa de champaña. Antes de partir, el legado pontificio declaró: ‘Considero que la obra social de la señora Eva Perón es extraordinaria y estimo que no puede ser discutida’.”

15 de abril de 1953: Perón confiaba en el pueblo

En septiembre de 1951 se detectó un movimiento  golpista, integrado por dirigentes políticos y militares  antiperonistas.

Hacía un año que Eva Perón había declinado en su estado de salud que hizo epicrisis el 26 de julio de 1952 a las 20:25 y su obra quedó inconclusa, aunque desde la Fundación creada por ella, se habían coordinado continuas acciones a los fines de asistir a la población de menores recursos..

Día a día, crecían los ataques al gobierno. La CGT organizó una concentración en la Plaza de Mayo y Perón demostró su confianza en el pueblo, expresando:

“Yo no soy de los hombres que se desalientan a pesar de la legión de bienintencionados o de malintencionados que golpean permanentemente sobre mi espíritu y mi sistema nervioso. Yo no soy de los hombres que se desalientan desfilando, como lo hacen, entre una legión de aduladores y alcahuetes. Si esto pudiera desalentarme, si mediante eso pudiese algún día llegar a perder la fe inquebrantable que tengo en mi pueblo, habría dejado de ser Juan Perón…”

La pausa tuvo la violencia del estallido de una bomba que había sido colocada en un hotel adyacente a la histórica plaza. Perón aludió brevemente a los adversarios y otra bomba hizo vibrar lo circundante. El líder intentó tranquilizar a la multitud:

“…Podrán tirar muchas bombas y hacer circular muchos rumores, pero lo que nos interesa a nosotros es que no se salgan con la suya. Hemos de individualizar a cada uno de los culpables de estos actos y les hemos de ir aplicando las sanciones que correspondan”.

La consigna popular fue un grito enfurecido:

“¡Leña! ¡Leña! ¡Leña! ¡Leña!”   [9]

Perón comprendió la fuerza incontenible de la muchedumbre que así se expresaba y aseguró poder controlar tales agresiones desde el gobierno.

Repitió su frase: “Del trabajo a casa y de casa al trabajo.”

La ira quebró los límites. Esa noche atacaron las sedes de varios partidos: la Casa Radical, el Partido Conservador y el Partido Socialista, donde quemaron la biblioteca. Destruyeron el edificio del Jockey Club.

Después, más bombas, en distintos lugares; más detenciones: Arturo Frondizi, nuevamente Ricardo Balbín, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, Vicchi, Pastor…  (algunos de ellos, luego miembros de la Junta Consultiva al servicio de quienes derrocaron a Perón, el 16 de septiembre de 1955.)  [10]

El país en virtual estado de guerra

Había transcurrido una década desde el 4 de junio que puso fin al fraude político de la denominada década infame, al decir del Gral. Perón en su discurso del 21 de diciembre de 1945:

“…revolución en gran parte incomprendida, en parte tergiversada y en un todo calumniada… no es una revolución más. No es una revolución destinada a cambiar hombres o partidos, sino encaminada a cambiar un sistema y hacer lo necesario para que en el futuro no se produzcan los  fenómenos ingratos que nos llevaron a tomar la dirección del Estado. Que aspira, por lo tanto, a ser profundamente transformadora, especialmente en su sentido moral y humanista.”  [11]

En junio de 1953, el país era un volcán amenazante. Algunos argentinos comprendían la gravedad de la situación, entre ellos el Dr. Federico Pinedo, quien propone una tregua desde su lugar de detención, en carta pública del 1º de julio. Al día siguiente el gobierno libera a Palacios, Repetto, Martínez Guerrero, entre otros.  Intercedió Ángel José Borlenghi y fueron liberadas más personas.

Unión Latinoamericana

En julio de 1952, el Gral. Perón se entrevistó  con el Presidente de Chile Gral. Ibáñez del Campo.

El 25 de febrero de 1953, visitó la Universidad de Santiago especialmente invitado por los intelectuales chilenos y disertó en el Salón de Honor, señalando “la posición digna, el deber ineludible, la acción de los pueblos en esta hora de América”.

Fiel a su estilo, reiteró que “la verdad habla siempre sin artificios” y analizó “las revoluciones argentinas”:

“La unidad nacional nuestra fue producto de la guerra, y su organización comenzó, aun después de las grandes decisiones, a través de varias batallas len las que los argentinos sufrieron extraordinariamente en todos los órdenes de su potencial humano, político, social y económico.

Desde entonces hasta estos días, en nuestro país la lucha fue por satisfacer el dolor de la tierra que se diezmó en su gente a través de la gesta libertadora y que recibió después, en pago, el escarnecimiento, el dolor y la miseria. Nuestro pueblo recibió un mal pago. En consecuencia, vivió siempre disconforme con todos los gobiernos que sucesivamente fueron desfilando a través de nuestra historia de la organización nacional. Se sucedieron numerosas revoluciones. Cada una de ellas fue interpretada por los hombres de Estado o dirigentes como un acto y un hecho eminentemente políticos y se decidieron a cambiar los hombres pero no los métodos ni el estado de cosas contra el cual el pueblo se había realmente sublevado.

El cambio de los hombres volvía a reproducir el fenómeno de la revolución hasta convertirla en un acto institucional de la República, que hasta era constitucional porque todos los revolucionarios al tomar el gobierno juraban cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional.

Llegamos a 1943, en que se produce una nueva revolución de la cual yo era un hombre anónimo de la masa. No tenía en esa revolución otra participación que algunas ideas que había adelantado y alguna reflexión que había discutido con los que eran jefes de la revolución. Siempre sostuve que esa revolución no era política, que para cambiar unos malos políticos por otros peores no era negocio hacer una revolución. Fue así que frente a un gobierno abiertamente reaccionario como era revolucionario el de 1943 -del cual formaba parte-, yo no estaba de acuerdo con el 95 por ciento de las decisiones que tomaban ni con el otro 5 por ciento tampoco, a veces. Pero, era necesario luchar adentro. Hubiera sido muy cómodo salir de eso para no luchar o para ir a cabildear en algunos círculos intrascendentes e inoperantes que hay alrededor de todas las revoluciones. Yo preferí meterme adentro y luchar adentro para tratar de sacar triunfantes nuestras propias ideas. Nosotros creíamos que había que cambiar el orden social de la República.”   [12]

Expresó luego: “En esa revolución, yo era ministro de Guerra y Vicepresidente. Y en ese concepto tenía luna lucha tenaz, terrible, dentro del gobierno… Fue así que pedí se me nombrara director del Departamento Nacional del Trabajo… Desde ese organismo… empezamos a realizar la reforma social. “

Terminó su discurso aludiendo a la Doctrina Nacional Justicialista: “Hace dos mil años que el justicialismo ya era justicialismo; sólo que nadie le llevó el apunte, nadie le hizo caso. Pongamos en ejecución lo que hace dos mil años Cristo anunció al mundo, pero pongámoslo en idioma que lo entienda la gente y en actos que vayan en beneficio de los hombres, en prédicas que sirvan a la comunidad; y sobre todo, empecemos a pensar que solamente se llega a la grandeza sirviendo con humildad y a la vergüenza mediante la ambición, el egoísmo y la avaricia, que son los que dominan en nuestros tiempos”. [13]

En 1952 el gobierno había logrado estabilizar la economía.

Llegó Milton Eisenhower, hermano del presidente de Estados Unidos quien fue recibido en el aeropuerto por el Presidente y algunos Ministros. Era imprescindible intentar un acercamiento en las relaciones con ese país, en particular en lo relativo al comercio internacional. El 21 de agosto de 1952 fue sancionada la ley de radicación de capitales extranjeros.

   Reiterado  llamado a la concordia

En  julio de 1953, Perón visitó la provincia de Santiago del Estero  y consciente de la gravedad de la situación política, declaró:

“Nuestra bandera no es la bandera de la batalla sino de la tranquilidad, la paz y el trabajo…

Les pido a todos los argentinos que se unan a nosotros, ya que en nuestros nobles corazones criollos -al estilo de los antiguos criollos- hay un lugar para albergar amor a todos, incluso a nuestros adversarios…”

El 15 de noviembre de 1953 se realizó el acto de coronación pontificia de la Virgen del Luján, Patrona de la República Argentina. Perón, arrodillado,  pronunció una oración que él había elaborado.

Intentos de unidad nacional: la Ley de amnistía

Ese  mismo mes,  el gobierno elevó al Congreso dos proyectos de ley de amnistía general para autores de delitos políticos y para gremialistas. Fue promulgada antes de la Navidad. ???

Aunque algunos autores calificaron a Perón violento y autoritario,  sus testimonios demuestran su firme intención de lograr la unidad nacional y “sólo hizo uso de los medios represivos de control en forma muy limitada”, como lo ha reconocido Peter Waldman en su estudio  titulado: “El Peronismo”.

Diferentes visiones en el seno de la Iglesia

En Rosario, Monseñor Antonio Caggiano, en febrero de 1954 durante la semana de estudios de juventud obrera católica, destacó favorablemente la política social vigente.

Se oponían al gobierno, el Arzobispo de Córdoba Mons. Fermín E. Lafitte; Mons. Froilán Ferreyra Reinafé de La Rioja, Mons. Nicolás Fasolino de Santa Fe, quien apoyaba al radicalismo.

Durante el acto convocado por la CGT  en el Luna Park, el 25 de noviembre de 1954, Perón intentó explicar los problemas y serenar los ánimos, sin conseguirlo. La agitación crecía y estaba en el límite.

Ley de divorcio  y separación de la Iglesia del Estado

El 14 de diciembre de 1954, el Congreso sancionó la ley de divorcio y la reacción de la Iglesia fue inmediata: pidió al Poder Ejecutivo que la vetara y cinco días después fue promulgada.

Una Pastoral confirmaba el estado de beligerancia existente.

Aumentaban las tensiones. En 13 de mayo de 1955 la Cámara de Diputados aprobó la derogación de la Ley Nº 12798 que había establecido la enseñanza religiosa en las escuelas.

El 1º de Mayo, celebración del Día del Trabajo y de los Trabajadores, en 1955 tuvo características excepcionales: el secretario general de la C.G.T. Eduardo Vuletich anticipó que los trabajadores pedirían una reforma constitucional para suprimir la enseñanza religiosa en las escuelas y lograr la separación de la Iglesia del Estado.

Pedro Badanelli era un talentoso andaluz, escritor, exsacerdote apoyó al gobierno y hasta se imaginó una Iglesia Nacional integrada por quienes habían sido separados de la Iglesia Apostólica Romana. La población sufría con esas contradicciones. Se planteaba un profundo conflicto de conciencia.

La tradicional procesión de Corpus Christi, el 11 de junio, fue reemplazada por una ceremonia en la Catedral Metropolitana, aunque los asistentes avanzaron con una gran cruz sobre la Avenida de Mayo hasta el Congreso.

Episodio de la Bandera Nacional quemada

Desde esa columna que siguió avanzando por Callao, se separó un grupo y uno de los asistentes intentó apagar la lámpara votiva en homenaje a Eva Perón acercándole el asta de la bandera sin prever que el paño ardería. Inmediatamente la bajó y desapareció, siendo informados del hecho, el jefe de Policía Miguel Gamboa y el Ministro de Interior Ángel José Borlenghi.

La procesión convertida en manifestación sirvió para múltiples especulaciones en torno a  la quema de la bandera “(algunos sostienen que por casualidad, otros que fue un acto provocado por la policía según instrucciones del ministro del Interior, doctor Borlenghi, el aparato oficial consideró a la Iglesia instigadora del agravio…) [14]

Lo comprobado fue que la bandera también desapareció… y la circunstancia fue aprovechada por los adversarios para afirmar que Perón ordenó la quema de la bandera…  Al día siguiente el clero cordobés denunció públicamente ese agravio, recibiendo como respuesta el acto de desagravio del día 13 en actos oficiales y un paro general declarado por la CGT para el día siguiente. La libertad de prensa permitía que los diarios reflejaran las críticas recíprocas.

El 15 de junio, Monseñores Manuel Tato  y Ramón Novoa, de la Catedral porteña, exonerados de sus cargos, optaron por abandonar el país y viajaron hacia el Vaticano.

Incendio en las iglesias

En la noche del 16 de junio de 1955, después del aterrador bombardeo sobre la Plaza de Mayo, ardieron algunos templos.

Recordaba Perón en un diálogo con periodistas en su residencia Madrileña de Puerta de Hierro,  que “fueron solamente cuatro las que se quemaron y sólo en Buenos Aires. ¡Y las cuatro estaban alrededor de la Plaza de Mayo! Eran las de Santo Domingo y San Francisco y no sé qué otras dos iglesias más. Cuatro en total, de 500 a 600 que hay en toda la república. De manera que eran bien pocas”.

Comentó que el Ministro de Guerra le había informado: “cuando se empezó a quemar San Francisco, que está a tres cuadras del Ministerio de Guerra,  nosotros mandamos una guardia y quisimos entrar a apagar el fuego, pero estaban todas las puertas cerradas”.  Afirmó luego: “…Los que quemaron la iglesia de San Francisco estaban adentro. Todo el mundo sabe que yo era muy amigo de la orden de los franciscanos a quienes protegía y ayudaba… eran los más pobres y los más virtuosos, y los más buenos…

Ese fue un acto de provocación para mí. Quemaron las iglesias para luego hacer las campañas en mi contra. Mi impresión personal es que todo eso fue dirigido por Tato y Novoa. Y ellos no pudieron probar a nadie cómo se habían quemado las iglesias…”  [15]

Se ha dicho que era una de las profecías de Don Orione…

Elección de vicepresidente y diputados

Con motivo del fallecimiento del Dr. Jazmín Hortensio Quijano, el 15 de enero de 1954 se convocó a elecciones de vicepresidente y a la renovación de la mitad de integrantes de la Cámara de Diputados.

La oposición radical estaba dividida, los unionistas impulsaron la abstención; los socialistas  pidieron que cesara el estado de guerra interno y ante la negativa, no participó. Se presentaron los radicales intransigentes, el Partido Demócrata y el Partido Socialista de la Revolución Nacional.

El 25 de abril se realizaron los comicios: el Alte. (R) Alberto Teisaire, candidato del Justicialismo, obtuvo 4.994.106 votos y el radical Crisólogo Larralde 2.493.422. Teisaire prestó juramento ante la Asamblea Legislativa el 8 de mayo de 1954.

Diferentes visiones en el seno de la Iglesia

Desde España, Perón expresó ante un grupo de periodistas:

“…Lo que ocurrió con la Iglesia fue algo muy natural, pues estaba anarquizada. Yo mantenía muy buenas relaciones con el nuncio, monseñor Zanini, que era una gran persona, italiano. Había sido misionero en la China durante 20 años. Era un santo. Él era tan amigo mío como el cardenal Copello.   Pero fuera de ellos dos estaba el sector oligárquico de los sacerdotes dirigidos por Tato y Novoa, curas alzados que no hacían caso a nada. Perturbaban constantemente y les obedecían algunos párrocos de iglesias de Buenos Aires.” [16]

En Rosario, Monseñor Antonio Caggiano, en febrero de 1954 durante la semana de estudios de juventud obrera católica, destacó favorablemente la política social vigente.

Se oponían al gobierno, el Arzobispo de Córdoba Mons. Fermín E. Lafitte; Mons. Froilán Ferreyra Reinafé de La Rioja y Mons. Nicolás Fasolino de Santa Fe, quien apoyaba al radicalismo.

Durante el acto convocado por la CGT en el Luna Park, el 25 de noviembre de 1954, Perón intentó explicar los problemas y serenar los ánimos, sin conseguirlo. La agitación crecía y estaba en el límite.

Las conspiraciones en el seno de la iglesia tenían un  objetivo preciso: destituir a Perón. Es oportuno recordar un testimonio del líder del justicialismo durante su exilio en Madrid,  al recordar el momento en que fue alcanzada esa meta:

“La revolución del 16 de setiembre, la segunda, fue realizada bajo el lema de “Cristo Bendito”, un sector de Tato y Novoa.

La revolución nació y ‘engordó’ en Córdoba, cuna de la oligarquía terrateniente y vacuna de la Argentina.

Monseñor Lafitte dirigió todo. Sibilinamente, como hacen ellos. En Córdoba los curas salieron con fusiles. Iban también con ametralladoras en los camiones. Iban con sotana y hasta se hicieron fotografías… Toda esa gente tenía armas en las iglesias. Monseñor Lafitte fue el autor de todo. Y como él quería la revolución, hizo echar a monseñor Copelo, que era un viejito bueno y sin carácter.  Ellos dos habían sido dominados por la camarilla de los curas jóvenes que hicieron todo. No sé si esa venganza me hizo mal a mí o mal a la Iglesia. Todavía no podemos decir quien es el vengador.”  [17]………

* * * * * * * * * * *

CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE 1957

AUTORIDADES

Presidente:Sr. Ignacio Palacios Hidalgo

Vicepresidente 1º:   Dr. Anselmo A. Marini

Vicepresidente 2º:   Sr. Alejandro Nogués

Secretarios:              Dr. Mario Alberto Gerarduzzi

Dr. Francisco García Leyenda

Antecedentes…

El 27 de abril de 1956 el gobierno provisional de la autodenominada revolución libertadora, difundió una proclama por la cual declaraba vigente la Constitución Nacional sancionada en 1853, con las reformas de 1860, 1866 y 1898, desconociendo la de1949.

En un mismo acto se arrogaron un derecho inexistente y al mismo tiempo violaron lo dispuesto en el art. 30 de la Constitución a la cual aparentemente otorgaban plena vigencia.

¿Cuándo un gobierno es revolucionario?…

El convencional electo Juan Carlos Deghi, recordó que el filósofo español José Ortega y Gasset ha dicho que “no todo proceso de violencia contra el poder público es revolución.”

Advirtió luego que: “No lo es, por ejemplo que una parte de la sociedad se rebele contra los gobernantes y violentamente los sustituye por otros. Las convulsiones de los pueblos americanos son casi siempre de este tipo.”

Apeló a otras citas acerca de las características de una  revolución: “Es la conquista del poder público por una clase que no lo había ocupado antes, con el fin de imponer al grupo entero un nuevo patrón de valores” (idea de Miguel Raleal, citada por Alfredo Poviña en “Sociología de la revolución”. Poviña sostuvo que “revolución es toda transformación social anormal realizada por la fuerza, como brusca expresión de la desarmonía entre las instituciones y los valores fundamentales de una sociedad.” Esa concepción se completa con la característica que analiza Arturo Bauer: “…las clases dominantes no son más las mismas o a lo menos no son más reclutadas en las mismas categorías sociales” y lógicamente el cambio revolucionario “deriva de las ideas, sentimientos e intereses de las nuevas clases dirigentes.”

Alfredo Fouillée afirma que “la revolución consiste en una evolución desde largo tiempo preparada, que no tiene de repentina más que la apariencia y que no hace  sino poner en libertad las fuerzas lentamente acumuladas: el huracán se forma durante años, estalla un día, y el cielo vuelve a adquirir inmediatamente su serenidad”.

Los gobiernos no legales”… de facto.

Los gobiernos no legales Maurice Duverger ha reconocido que “hay dos categorías de gobiernos no legales: los gobiernos de hecho y los gobiernos usurpadores” y paradójicamente, esos gobiernos ejecutan actos administrativos que son legales, porque se los considera necesarios para la continuidad jurídica de la nación. Rafael Bielsa sostiene que “el gobierno defacto es el que no tiene título de constitución legal; por eso es defacto y no de jure. Gobierno usurpador, por su propia definición, es el que ocupa el cargo y ejerce la función o el poder contra la voluntad del gobierno legal, pues en el derecho público, lo mismo que en el derecho  común, lo irregular está en la violencia empleada en las personas o en las cosas, al pretender lograr la posesión.” Daniel Antoklotez admite que “un gobierno ilegal por su origen puede conducirse legalmente ajustando sus actos a la Constitución y leyes fundamentales del país” y advierte que “es gobierno usurpador aquel que carece de todo título, por no haber sido elegido ni designado en ninguna forma, así como el que se instala en el poder por la fuerza después de deponer al gobierno legal, en violación a la Constitución.”

Convocatoria con aparente legalidad y una paradoja…

El 12 de abril de 1957, el mismo gobierno de facto, difundió el decreto Nº 3838 declarando necesaria la reforma parcial de la Constitución de 1853 -con las citadas reformas- y posteriormente convocó a elección de convencionales, realizándose los comicios el 28 de julio de 1957, con la proscripción de la mayoría del pueblo argentino, como lo demostraron las cifras por distrito y por partidos.

El gobierno provisional había estructurado la Junta Consultiva Nacional”. Los convencionales Reynaldo A. Pastor y Guillermo Belgrano Rawson, expresaron que representando el pensamiento del Partido Demócrata Liberal de San Luis, reiteraban el proyecto que reconocía la vigencia de la Constitución del 53, teniendo “por antecedentes inmediatos los estudios realizados por los eminentes constitucionalistas que integraron  la Comisión de Asuntos Constitucionales, designada por el gobierno provisional por decreto del 17 de diciembre de 1956”.

Algunos elaboraron y suscribieron el proyecto de resolución por el cual “decláranse abrogadas las reformas a la Constitución sancionadas en 1949, y sin que ello altere todos los actos jurídicos, políticos y de cualquier otra naturaleza que hubieren quedado definitivamente cumplidos durante su vigencia. Firmaron el 1º de setiembre, los demócratas José N. Antelo; Luciano F. Molinas; Luis Sgrosso, Camilo J. Muniagurria, Horacio Thedy.

Otros -los menos en la Convención-, impugnaron todos los antecedentes de la Convención de 1957: Enrique Ariotti; Juan Carlos Deghi.

Los más -en los hogares y en lugares de trabajo-, negaron la validez de las decisiones del gobierno de facto, porque se oponía al art. 21 de la Constitución y ya  lo habían expresado con su abstención y su voto.

30-08-1957: Primera Reunión – 1ª Sesión Preparatoria

El doctor Nicolás Repetto siendo el convencional de mayor edad fue el presidente provisional durante la primera reunión en la primera sesión preparatoria realizada el día de Santa Rosa de Lima, Patrona de América.  La reunión comenzó a las 15:35 y fueron secretarios: : Mario A. Gerarduzzi de acuerdo con las proposiciones del Sr. Arturo Mathov -Capital Federal), Juan Carlos Deghi, por insistencia de la Presidencia provisional, quien al hacer uso de la palabra fue reemplazado por Francisco Rodolfo García Leyenda.

Integradas las autoridades, se pasó lista. Inmediatamente se propuso la redacción del  Reglamento. La lectura de los discursos permite reconocer las tensiones en diferentes grupos políticos.

Transcurridos sólo dos años desde el derrocamiento del Gral. Perón, vigente  el Decr. 4161/56 de discriminación y  proscripción del peronismo, es fácil comprender que aunque fuera por esos dos hechos, el ambiente estaba excesivamente viciado…  En el diario de sesiones consta que se generaron desórdenes en la sala de las deliberaciones…

Necesidad de un reglamento provisorio

El Sr. Anselmo A. Marini -Capital Federal- solicitó a la presidencia que se designara “una comisión para hacer el reglamento provisional con que se ha de regular la vida y el trámite de esta Convención”.

Inmediatamente la presidencia prohibió las manifestaciones desde las barras porque obligaban a interrumpir los discursos y en consecuencia el Sr. Rodolfo Weidmann pidió “que se desaloje a los empleados públicos ubicados en la barra”.

Distribución de las bancas y quórum

El Sr. Marini destacó que no habían sido distribuidas las bancas y que correspondía “hacerse de acuerdo con el concepto que la opinión pública tiene del pensamiento de cada uno de los partidos políticos”.

La presidencia no había tenido en cuenta la primera moción de la reunión, cuando el Sr. Mathov solicitó “que se pase lista”. Después de una insistencia, con respuestas diversas para demostrar la respectiva identidad, se comprobó que había 192 convencionales presentes.

Expresiones del bloque UCRI…

El Dip. Oscar Alende -Buenos Aires- expresó que “en el caso de que fuera privado del uso de la palabra, los afiliados de la Unión Cívica Radical del Pueblo se retirarán del recinto, dejando a la Presidencia y a los ciudadanos que escuchan la responsabilidad de no habernos podido expresar en esta asamblea.”

Advertía el Sr. Alende que “el poder de facto ha ido en este caso constitucional  más allá de sus facultades, y en el vicio de usurpación cae en el calificativo que formulara Duberger, eminente constitucionalista francés, cuando afirma que si un gobierno de facto excede sus poderes… (y nuevamente fue interrumpido, suplicando que se le respetara en el uso de la palabra.)

Pidió la palabra el Dr. Alfredo Palacios y ante una respuesta airada del Sr. Alende replicó:

“Señor convencional, tenga la bondad de callarse la boca”.

(Anotaron los taquígrafos: Hubo exclamaciones ¡Muy bien!  y aplausos”.)

Es una irreverencia…

(…concluyó el destacado político socialista. No es necesario un esfuerzo de imaginación para advertir los evidentes desencuentros.)

El Sr. Arturo Mathov (Unión Cívica Radical del Pueblo, de la Capital Federal) dijo: “…la bancada que tiene los ojos puestos en Caracas quiere obstaculizar la marcha de esta  Convención”.

(Sabido es que en Caracas estaba el expresidente Perón, reelecto democráticamente y depuesto, en aras de la defensa de la Constitución.)

Instantes después se retiraron del recinto los convencionales electos del sector del  radicalismo intransigente.

Testimonios insoslayables

Durante la cuarta reunión de la sesión preparatoria, el 3 de setiembre de 1957,  de acuerdo con el punto 8. del Sumario se rindió un homenaje a la Constitución de 1853 y la lectura de algunos discursos aproximan a la historia de la Historia de los Argentinos.

Loas a la autodenominada Revolución Libertadora

El Dr. Aldo Tessio (UCR) fue el primer orador y recordó que “el 27 de octubre de 1956 el gobierno provisional de la Nación anunciaba por el propio presidente de los argentinos, desde la ciudad de Tucumán, que era el propósito del gobierno provisional realizar la reforma constitucional para que esta Carta se remozara en el andamiaje de toda su existencia.”

Expresó luego que “salido el país de una de sus épocas más sombrías, desquiciado en sus instituciones, emprobrecido en su economía y quebrantado en su moral, la Revolución Libertadora, con patriótico esfuerzo y paso firme, se encamina a entregar el destino al pueblo soberano, reparando los daños sufridos en más de una década de vergüenza y de oprobio.”

Dijo que “el mejor homenaje a los constituyentes de 1853, es invocar su presencia espiritual en este recinto, a fin de que realicemos ese esperanzado propósito para la Argentina de hoy y de siempre y para que las generaciones futuras puedan vivir tranquilas y seguras en esta tierra bendita, a la que jamás volverá la tiranía en cualquiera de sus formas.”

(Anotaron los estenógrafos: Aplausos prolongados”.)

Opinión de un Demócrata Cristiano

El convencional Luis María Duarte, de Misiones, recomendó: “No olvidemos de pronto nuestro pasado inmediato. Tengámoslo presente, no para alimentar con su recuerdo sentimientos de odio o de venganza, sino para que la dura lección de los últimos años no vuelva a repetirse  jamás; para que nunca en la patria de los argentinos otro gobierno bárbaro intente imponer sus bastardos designios; para que nunca más el brote de las dictaduras, sean éstas de izquierda o de derecha, y cualquiera la denominación que adopten, vuelva a germinar en esta tierra tantas veces fecundada por la sangre generosa de sus mártires y el dolor silente de sus hijos; porque las dictaduras, no tienen otro sentido que sofocar la libertad, sacrificar la dignidad humana e imponer la prepotencia del Estado hasta en sus últimas consecuencias.”

Finalmente expresó: “Si con nuestra conducta lográramos superar los errores del pasado, habremos, entonces, rendido un servicio eminente a la Nación. Es nuestro mejor homenaje.

(Anotaron los taquígrafos:

¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos.”)

Un deseo de libertad, de justicia, de equilibrio y de democracia…

El convencional Julio González Iramain (Bs.As) manifestó: “Ojalá, señores convencionales, los que nos sucedan puedan decir mañana, a largo tiempo: los convencionales de 1957 fueron dignos sucesores de los de 1853, y por ellos gozamos de la libertad a que aspiraron plenamente.

(Más… Aplausos”.)

Hagamos cuanto podamos para que la Constitución continúe siendo grande, y, si es posible, más grande todavía, como lo reclama el mundo actual, y orientada hacia una evolución de libertad, de justicia, de equilibrio y de democracia, en que no asome jamás en el horizonte del mundo libre nadie que pueda decir: allí hay una dictadura, y sobre todo en nuestro país. El prófugo es de los últimos dictadores que habrán pisado la tierra americana”. Subrayado aquí.

“La paz de la democracia”

Horacio R. Thedy, santafesino, recordó que los convencionales del 53 llegaron “aquí a escribir una constitución en medio de la anarquía y del caos, cuando aún estaban pendientes los resultados efectivos de la última batalla, cuando la angustia y el temor se anidaban todavía en el corazón y en el alma de los hombres y no se atisbaba el porvenir con mucha claridad. Llegaron aquí, al Cabildo de Santa Fe, a cuya entrada todavía estaba el gancho de donde había pendido la jaula que contenía la cabeza de Pancho Ramírez, como una advertencia de los días obscuros que precedieron su llegada”. [18]

Al referirse a “la paz de los argentinos”, destacó que “la paz no es quietud, no es silencio. La quietud y el silencio son de la tiranía, de la imposición. La paz de la democracia es la que permite la lucha, la disidencia fecunda, el encontronazo luminoso de las ideas.  Puede ser una paz llena de inquietud, pero en el fondo es la paz auténtica, la paz de la cosa viva que es la democracia, integrada con hombres de pensamientos diferentes y que sólo necesitan para lograr esa paz las grandes normas reguladoras del derecho”.

(Aplausos”, consta en el diario de sesiones.)

Reflexionó luego: “¡Cómo hemos de negar que en 1957 no vivimos en plena paz! ¡Cómo podemos afirmar que hemos saldado todas las consecuencias de la bochornosa tiranía que hemos sufrido, si aún están pendientes muchos cabos sueltos y hay hombres que sufren y que todavía tienen resentimientos y esperanzas tenebrosas para el porvenir de la democracia!”

Ni vencedores ni vencidos…

Rememoró Thedy: “Yo he oído esta tarde, en este recinto, repetir un eslogan que se distorsiona con el tiempo: ‘Ni vencedores, ni vencidos’. ¿Quién no va a participar de esa generosa consigna? Pero ninguno de nosotros quiere transformarla en una gracia del vencedor hacia el vencido, porque lo único que haríamos así es humillar más a los vencidos. Hay una sola traducción objetiva e histórica de esta maravillosa consigna: que hagamos normas constitucionales para todos, para los vencedores y para los vencidos; que la nueva Constitución recoja las aspiraciones populares no logradas hasta ahora; que garantice la paz entre los argentinos, que abra las puertas de la democracia a todos, que nadie se arrogue el papel humillante de la gracia, y para eso arroguémonos nosotros la misión de cumplir con nuestro deber de constituyentes para que la nueva Argentina sea así, una nueva Argentina sin vencedores ni vencidos”.

(Cuando concluyó ese discurso, algunos convencionales exclamaron: ¡Muy bien!¡Muy bien!” y también los estenógrafos anotaron: Aplausos”.)

El art. 30 y la reforma constitucional

El jujeño Ricardo Ovando, en pocas palabras centró la atención en el artículo que sólo reconocía atribuciones al Congreso para convocar a reformas constitucionales y lo leyó:

“La Constitución puede reformarse en todo o en cualquiera de sus partes. La necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de las dos terceras partes, al menos, de sus miembros, pero  no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto”.

(No hubo asentimiento, ni aplausos.)

El 25 de mayo de 1853…

Justo Germán Medina, entrerriano, recordó que cuando Salvador del Carril, José Benjamín Gorostiaga y Martín Zapata le presentaron el texto constitucional al Gral. Justo José de Urquiza, “dice Del Carril a Urquiza:

‘No estaba en las atribuciones del Congreso dar un conductor a la Nación, pero en su nota misiva no ha ocultado que ve al conservador de la Constitución en su creador y ha señalado a la Confederación Argentina la gloria, la ilustración y el nombre que debe servir de escudo, de campeón, guardián fiel a su Constitución’.

El libertador díjole: ‘Veo por lo que me decís que están colmados mis deseos, puesto que me presentáis la ley constitucional de la Confederación Argentina. Como muchos otros patriotas que me son queridos y que me honro en llamar mis amigos, he consagrado mi vida entera al triunfo del sistema federal, proclamado por la gran mayoría de la Nación. Hoy que ese sistema, deponiendo sus banderas de partido, se ha hecho la ley de la República por medio del Congreso Constituyente que representáis aquí, podéis creer que a nada más aspiro que a verla religiosamente cumplida. Deseo que me acompañen en esta esperanza todos los que han trabajado para tener instituciones, y todos los que han luchado para que esas instituciones fuesen federales. Álcese pues bien alto la ley nacional y sea de todos profundamente respetada; puesto que a mí me ha cabido el deber de hacerla ejecutar, os aseguro que lo haré comprimiendo con vigor las aspiraciones subversivas de los anarquistas, al mismo tiempo que con el desinterés  de mis esfuerzos sabré traer al terreno tranquilo del orden constitucional que habéis creado los buenos sentimientos extraviados por falta de datos y experiencia’.”

(La provincia de Buenos Aires, sin representantes cuando deliberaron y sancionaron la Constitución de 1853…)

Oportuna autocrítica

El convencional salteño Luis Victorio Giacosa, dijo: “Soy solamente un hombre de pueblo, y en homenaje a este monumento del legalismo argentino, quiero hacer un acto de contrición ante los altares de la patria por todos los errores que pudiera haber cometido, en la forma hidalga que también hicieron acto de contrición  los representantes del conservadorismo argentino y la misma bancada radical que propuso el homenaje a la Constitución. Porque todos, hemos cometido errores. No debe haber entre nosotros ni acusadores ni acusados. De la bancada conservadora algunos de sus representantes violaron en repetidas oportunidades el texto constitucional de 1853; y también creo, en cuanto a la bancada radical, que lo han violado repetidas veces y ahora lo reconocen.

Ésta es mi posición, éste es mi homenaje. Exteriorizo, en esta forma, mi emoción de patria que mi pobre lengua es incapaz de traducir”.

Opiniones del convencional Cipriano Reyes

“Todas las leyes son buenas cuando los hombres son buenos, y todas las leyes buenas son malas cuando los hombres encargados de aplicarlas son malos. [19]

La Constitución de 1853, como base fundamental de nuestra nacionalidad, como valor positivo de la justicia y del derecho, como base indiscutible de la democracia, fue violada muchísimas veces por todos los gobiernos y por todos los partidos que subieron al poder. Y esa culpa y esa responsabilidad no ha sido por fallas de la Constitución, sino por fallas morales o políticas de los hombres. Por los errores de los hombres, la Constitución de 1853 ha venido dando tumbos en perjuicio, muchas veces, de esa libertad cimentada en sus artículos, y ha roto los resortes de la democracia, rompiendo también el espíritu que sostenía y acrecentaba esa democracia. Hemos visto cómo se han roto los derechos ciudadanos, cómo se les negaba el derecho de llegar al comicio (sic) cuando esa misma Ley Fundamental establecía el derecho del ciudadano argentino de elegir y ser elegido, de aprender y de enseñar, de recorrer los caminos de la patria, de trabajar, pensar y publicar sus ideas libremente, sin censura previa. Y hemos visto cómo las instituciones, en manos de los hombres, han ido rompiéndose al igual que esa Carta Fundamental que hicieron aquellos hombres  que nosotros aplaudimos, pero que ninguno hemos imitado. Ése es el problema”.  “.

Luego adhirió a lo expresado por el Dr. Ovando, indicando que “tiene en su artículo 30 su motivo de reserva” y con esa “salvedad” adhirió a la Constitución de 1853 y a quienes la sancionaron.

(Los taquígrafos anotaron: Aplausos”.)

Versos… en la memoria de Cipriano Reyes

En la sesión del 19 de septiembre continuaba el debate en torno a la decisión de la autodenominada Revolución Libertadora.

El convencional Cipriano Reyes el día anterior se había retirado del recinto “a raíz de una indisposición” y por ello no intervino, reiterando el pedido de uso de la palabra apenas comenzada esa sesión.

(Diez páginas del diario de sesiones contienen su visión sobre el dilema institucional que conmovía a la ciudadanía.)

Dijo entonces:

“La verdad, en materia política es muy difícil hallarla, porque ya lo dice, asociando ideas, el gran poeta español Campoamor: ‘En este mundo traidor nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.

(No habrá imaginado el sutil e irónico  asturiano Ramón de Campoamor  -que vivió entre 1817 y 1901-, “afiliado al partido moderado, sin suerte en sus polémicas parlamentarias, varias veces gobernador de varias provincias, senador, consejero de Estado y Académico, toda su vida alejado de las penurias económicas que amargaron a otros  escritores de su época; que sus versos tendrían resonancia en una Convención Constituyente de la Nación Argentina, hija de España…, en la voz de un obrero de los frigoríficos, electo legislador.

Es oportuno decir que no estuvo ausente en aquel discurso, el recuerdo al Martín Fierro de José Hernández -también político, taquígrafo y ex legislador- en la recomendación del viejo Vizcacha:

“Hacete amigo del juez, no le des de qué quejarse; …pues siempre es güeno  tener palenque ande ir a rascarse”.)

Aludió luego Reyes a la ley 4144 de residencia promulgada en 1904, contra los extranjeros que reclamaban sus derechos, en un “movimiento obrero que surgía impetuoso en nuestro país”; todavía vigente.

Recordó Reyes el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen el 6 de setiembre de 1930, y lo dicho en su época por Raúl  Oyhanarte: “Ha caído un régimen”.

Destacó Reyes que “Hipólito Yrigoyen se vio solo, abandonado, y fue a parar a La Plata, a refugiarse en el Regimiento 7 de Infantería. Allí nadie lo fue a visitar, a excepción del doctor Ernesto González Ávila, que en ese entonces tenía el grado de capitán.

Allí, Horacio Oyhanarte -hermano de Raúl-  “le dijo al jefe del regimiento: ‘Quiero que usted asegure la vida de Hipólito Yrigoyen, porque así como lo combatí antes, hoy que se encuentra caído estoy dispuesto a dar la vida por él; deseo que se le respete; esto es humano”.

Rememoró  luego que “el busto de Yrigoyen fue arrastrado por las calles, atado con sogas y alambres. Sus muebles fueron arrojados por la venta y su casa incendiada. Quemaron el diario “La Época”…  Subrayados aquí.

(Por haberlo vivido, es insoslayable reconocer que  esas referencias tienen acentuada similitud con los sucesos del 16 de setiembre de 1955 cuando se interrumpíó la segunda presidencia del General Perón.

En Santa Fe de la Vera Cruz, cuna de la Constitución de 1853 tantas veces loada y tantas otras ignorada, democráticos ciudadanos arrastraron los bustos de Perón y de Eva Perón, quedando en las fotografías la grotesca caricatura del perfil de quienes fueron impulsados por sus pasiones políticas, transponiendo los límites de la prudencia en los juicios de valor de la totalidad de las acciones de los gobiernos.)

Ataques al movimiento obrero…

Continuó su discurso el convencional Cipriano Reyes: “De nuevo la persecución al movimiento obrero. Uriburu clausuró muchos sindicatos, detuvo a trabajadores y encerró a muchos dirigentes en dos barcos fantasmas, tenebrosos: el Pampa y el Chaco. Allí estuvo detenido también Antonio Zamora, director del diario El Día de La Plata; allí se los encerró  junto con pistoleros que, según se decía en esas épocas, eran comandados por Barceló. ..”

(…Semejante a lo sucedido en la insólita primavera de 1955 y reiterado después del 24 de marzo de 1976, cuando nuevamente fue subvertido el orden constitucional y asumió el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.

Ante una guerra civil no declarada, había atentados, secuestros y muertes; represión con detenciones, torturas y desaparecidos.  Son las heridas que aún en el ocaso del siglo veinte no han cicatrizado… mientras se sigue hablando de la unidad nacional”.)

Había vencido el término para el convencional Cipriano Reyes y al pedir una prórroga  y ser concedida, siguió su relato histórico.

Abril de 1931: elecciones y anulación…

Siguió su relato Reyes: “Viene el 5 de abril de 1931 y se anulan esas elecciones. Comienza nuevamente la persecución y algunos radicales sufren el destierro en Ushuaia. El gobierno veta la candidatura del doctor Alvear… Se llama nuevamente a elecciones… Se produce el fraude; los radicales se abstienen; pero luego vuelven al campo de la lucha y vuelven a pelear de adentro, porque desde afuera era imposible contener este estado de cosas, hasta que llegó la situación de que ya el pueblo estaba saturado de todas estas injusticias y de toda esta falta de moral política.

Nos encontramos con que se le pidió la renuncia al doctor Ortiz; toda una conmoción el país. Ortiz había llegado a la presidencia de la República como todos sabemos, por el fraude más bochornoso que había sufrido el país… Pero luego se le exige la renuncia por incapacidad física. Vienen los negociados de la CADE y de la CHADE, vienen los negociados de los colectiveros, viene el negociado de El Palomar, y todo eso crea una conmoción de inmoralidad política en el país.  [20]

Castillo anula por la fuerza el Concejo Deliberante de la Capital Federal, y después del tremendo escándalo de El Palomar, viene la revolución del 43.”   [21]

(Este paréntesis permite una aproximación a la literatura universal. William Shakespeare, quien falleció el mismo día que Miguel de Cervantes Saavedra -23 de abril de 1616, declarado Día del Idioma-, ha escrito:

“Los pillos son tantos, que no es difícil que terminen por ahorcar a la gente honrada”.

Los reiterados negociados en la historia argentina, han promovido la difusión “de la copla que allá por 1920-1922 se cantaba con gran beneplácito de todos y desafinaciones de algunos:

‘Ya en la calle no hay ladrones

Se treparon al poder.

De noche no hay que temer,

de que se usurpe lo ajeno.

Hoy se roba en día pleno

con amplia autorización.

¡Viva la Constitución!

Las doce han dado y sereno…’ )

Farsas e intereses creados…

En la “Historia Popular” se conoce la “farsa” de “los intereses creados” y con frecuencia se coincide con Jacinto Benavente en su definición y descripción:

“Es una farsa guiñolesca de asunto disparatado, sin realidad alguna. Pronto veréis cómo cuanto en ella sucede no pudo suceder nunca, que sus personajes no son, ni semejan, hombres ni mujeres, sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos, visibles a poca luz y al más corto de vista”.  [22]

En los diarios  de sesiones del Congreso Nacional,  hay abundante información sobre estos hechos delictivos.

Ecos en la Convención Reformadora de 1994

Se ha dicho en la Convención Reformadora de 1994:

Lo anterior no debe disculpar ninguna de las barbaridades que se produjeron luego de l955. La derogación por decreto de una constitución legítimamente sancionada es un acto que repele a toda conciencia jurídica honesta y que sin embargo  fue disimulado, cuando no encubierto, por las más brillantes inteligencias del pensamiento constitucional de la época. La reforma de l957, atrapada entre su ilegitimidad de origen y un sujeto constituyente amputado por la proscripción y la intolerancia no podía tener mejor destino.

Nunca más lejano el concepto de acuerdo político juridizado por la norma constitucional reformada que en este caso. Allí nos queda el artículo l4 bis, como expresivo testimonio de lo que puede la obcecada negación del otro como sujeto de la irracionalidad irritada, en fin, de la intolerancia.”

(Lecturas y síntesis:  Nidia Orbea de Fontanini.)

[1] Perón, Juan Domingo. La Comunidad Organizada. Ediciones Cepé, Buenos Aires, Argentina, s/f., p.19/20.

[2] De la autora: En la biblioteca familiar, algunos signos en los espacios en blanco de los libros, revelan pensamientos personales. Parafraseando a Spinoza, concluida por enésima vez la lectura de esas pautas, en 1975 cuando el país vivía una guerra civil enmascarada, escribí:  “Sentimos, experimentamos, que lograrlo no será fácil, tampoco imposible. Por ello, en paz, construyamos”.   Así viví los últimos veinte años, y todavía desde los surcos sin brotes perdurables, cumplo al  reiterar el propósito de acción solidaria hasta que llegue el último instante de lucidez y de trabajo.

[3] Argentina. Ministerio de Educación de la Nación. Labor desarrollada durante la primera presidencia del General Juan Perón, 1952, p. 3.

[4] Ob. cit. p. 69/74.

[5] Esa prédica ha dado sus frutos en los docentes que supieron interpretar su misión más allá de las horas compartidas en el aula, quienes han hecho enormes esfuerzos personales y han aportado lo necesario para editar sus planes de clase y ejercicios, como un aporte eficaz para el autoperfeccionamiento. Indudablemente, en ellos la única recompensa anhelada habrá sido la de saber que han cumplido con su deber y el máximo, encontrarse con sus ex-discípulos y comprender que aunque sea una línea de lo expresado todavía es recordado.

[6] Eugenia Sylveyra de Oyuela fue Convencional en 1957, una de las que aprobaron la actitud del gobierno de la autodenominada Revolución Libertadora: anulación por bando de la Constitución sancionada y promulgada en 1949, puesta en vigencia de la Constitución de 1853 con reformas 1860, 1866 y 1898 y posterior convocatoria a elección de convencionales para la mencionada reforma constitucional.

[7] Rosa, José María. Historia Argentina,  t.15. Edit. Oriente, Buenos Aires, 1993, p. 19/20.

[8] ob. cit. p. 21:  El historiador Rosa expresa que “el proyecto demócrata cristiano, impulsado por  Spellman –”Monseñor Francis J. Spellman, arzobispo de Nueva York, un reconocido antiperonista”- siguió adelante bajo la dirección del doctor Manuel Ordoñez. Sobre la base de núcleos intelectuales y de la Juventud Obrera Católica fue puesto en marcha el partido entre 1953 y 1953.  En una reunión reservada, efectuada en Rosario el 9 de julio de 1954 surgió la primera Junta Promotora para la organización partidaria, la cual estuvo a punto a principios de 1955.”

[9] Page, Joseph A. Perón  Segunda Parte (1952-1974), Javier Vergara Editor, Barcelona-Buenos Aires.

[10] Orbea de Fontanini, Nidia A.G. El tiempo de Perón – 1955-1972 (inédito) “27-10-1955:   Se creó la Junta Consultiva, un organismo integrado por civiles pertenecientes a los calificados partidos democráticos, para asesorar al gobierno de facto. Se le encomendó la elaboración de un proyecto de reforma de la Constitución vigente (Decr. ley Nº 2011; 3153 y 3266/55). Ejercía la vicepresidencia un miembro de la Junta elegido por sus pares y posteriormente le correspondió al ministro de Interior.  Demócratas de la Junta Consultiva: 1. Aguirre Cámara, José;  2. Allende, José Antonio; 3. Allende, Oscar; 4. Ariotti, Enrique Eduardo;  5. Bullrich, Luis María;  6. Corominas Segura, Rodolfo; 7. Díaz Arana, Juan José; 8. Gauna, Juan O.;  9. Ghioldi, Américo; 10. López Serrot, Oscar; 11. Marcó, Horacio G.; 12. Martínez, Rodolfo (h); 13. Molinas, Luciano; 14. Moreau de Justo, Alicia;15. Mujica, Adolfo;16. Muñiz, Ramón; 17. Noble, Julio A.;18. Ordoñez, Manuel; 19. Pastor, Reynaldo; 20. Rebaudi Basavilbaso, Oscar; 21. Repetto, Nicolás; 22. Storni, Horacio Julio; 23. Thedy, Horacio; 24. Zavala Ortiz, Miguel Ángel.  // El Decr. Nº 3.440/55 firmado por Aramburu al dictar el Decr. Nº 3.440/55 al convertir ese consejo en Junta Militar Consultiva, permite deducir que su capacidad de asesoramiento había sido insuficiente.  En ese momento, el intento de aniquilamiento de la fuerza del peronismo justicialista –en constante resistencia– aceleraba la firma de tres decisiones: disolver ese Partido y la intervención en las Confederaciones Generales del Trabajo y Económica, fracturándose la organización anterior.  La Junta Consultiva prácticamente no se reunía y mediante el Decr. Nº 3.944, el 31 de marzo de 1958 se dispuso la disolución.

[11] Perón, Juan Domingo. Tres revoluciones militares. Edic. Síntesis, Buenos Aires, 1974, p.85/86 (Publicado por primera vez en Tribuna de la Revolución, ediciones Nueva Argentina, Centro Universitario Argentino, 1948)

[12] Presidencia de la Nación Argentina, Subsecretaría de Informaciones. PERÓN Habla en la Universidad de Santiago de Chile. Buenos Aires, 1932, p. 5 a 9.

[13] Ob. cit. p. 30

[14] Luca de Tena, Torcuato; Calvo Luis y Peicovich Esteban. Yo, Juan Domingo Perón. Relato autobiográfico. Planeta,  Barcelona, 2ª ed., 1981, p. 216.

[15] Ob. cit. p. 217.

[16] Ob. cit. p. 218.

[17] Yo, Juan Domingo Perón. Relato autobiográfico. Ob. cit. p. 218.

[18] Al Horacio Thedy, por su oratoria,  en aquel tiempo lo reconocían como “Piquito de oro”…

[19] Cipriano Reyes fue uno de los destacados protagonistas de la jornada del 17 de Octubre de 1945.  Desde el “Partido Laborista” impulsó la candidatura del coronel Perón a la Presidencia de la Nación y con boletas oficializadas de ese partido, votaron la amplia mayoría de los ciudadanos el domingo 24 de febrero de 1946.  Después de las elecciones y entre los primeros actos de gobierno, el Presidente Perón dispuso la disolución de todos los partidos políticos que habían participado en esos comicios, comenzó la organización del correspondiente al movimiento nacional justicialista, primero Partido Único de la Revolución; luego por influencia de sectores juveniles y estudiantiles reconocido como Partido Peronista…  Cipriano Reyes, fue quedando al margen de tales decisiones.  Soportó ataques y un atentado que no impidió su presencia en el recinto de la Cámara de Diputados con la cabeza vendada. ¡Todo es historia de la Historia de los argentinos!  ¡Historia de la Humanidad!..

[20] Aludía Reyes al presidente de la Nación Dr. Roberto M. Ortiz, enfermo y prácticamente reemplazado por el vicepresidente  Ramón S. Castillo porque prácticamente ya no veía…

[21] Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente Año 1957.  Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1958, t. I,  30 de agosto al 23 de setiembre.

[22] Casal, Horacio N. Los negociados. Centro Editor de América Latina S.A., Buenos Aires, 1971, p. 9 y 85.

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