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Los Constituyentes de 1853 y el pintor Antonio Alice.

«Los Constituyentes de 1853»

1922 – Antonio Alice en Santa Fe de la Vera Cruz

Entre tragedias y el Arte

Agravio a la Bandera Nacional

Injusticias y violencia…

Nuevos aires en Santa Fe de la Vera Cruz.

Antonio Alice en el Primer Salón del “Rosa Galisteo”.

Antonio Alice en la Legislatura.

Adquisición de «Los Constituyentes del 53».

Símbolos perdurables.

El “Cristo” de los Constituyentes.

1973: Cuarto Centenario de la Fundación de Santa Fe.

Entre tragedias y el Arte…

En el ocaso de la segunda década del siglo veinte, en la capital de la provincia invencible –como decía el Brigadier Don Estanislao López-, seguían generándose cambios: llegaban más inmigrantes, avanzaban las construcciones en el Barrio de Marcial Candioti…

En enero de 1919,  el Congreso Nacional fue la caja de resonancia del conflicto entre los trabajadores de los talleres metalúrgicos Vasena de Buenos Aires y las autoridades de esa empresa.

El diputado Mario Bravo –de la capital federal- presentó un pedido de informes el 8 de enero y en esa oportunidad el Dip. Horacio Oyhanarte -Buenos Aires- manifestó que el Señor Vasena ha dado «bases de arreglo» y el Dip. Nicolás Repetto -Capital Federal-, dijo que Vasena había enviado a «la cámara la noticia de las mejoras que ha concedido a sus obreros, como una prueba de magnanimidad, después que la policía había masacrado a medio centenar de ellos. El testimonio del Dip. Luis Agote -Buenos Aires- compromete a una reflexión: «Hace muy poco tiempo, estando en uno de los balcones de mi casa, vi pasar una manifestación que estaba terminantemente prohibida por la ley 7.029; y esta manifestación, a pesar de la prohibición terminante de la ley, iba acompañada, defendida y protegida por la policía de la capital.»   [1]

Agravio a la Bandera Nacional

En aquellas circunstancias, el Dip. Agote expresó que:

«Esa  multitud… cada vez que se encontraba con una bandera argentina, en los balcones de las casas particulares o en los topes de los edificios nacionales gritaba ‘¡abajo la bandera argentina!’ y los vigilantes escuchaban impasibles esos gritos subversivos y odiosos para el patrimonio nacional.»

(Otros testimonios en otros tiempos, han demostrado que en las manifestaciones suelen mimetizarse personas cuyo interés es cooperar haciendo ruido y generando violencia.) [2]

Injusticias y violencia…

A fines del invierno de 1919, tras “décadas  de postergación y actitudes prepotentes” se enfrentaron los “trabajadores en huelga y los policías encargados del control -correctamente expresado de la represión-, en los Talleres Vasena” mientras ”los directores que estaban reunidos en sus oficinas, pidieron el auxilio de las fuerzas de seguridad.

Elpidio González era el jefe de Policía y fue recibido con violencia porque incendiaron su automóvil. Se dispuso custodia militar en toda la ciudad. El presidente Yrigoyen no ahorró medios para lograr que se calmaran los ánimos.” [3]

Sabido es que “el 9 de enero de 1919, una manifestación de aproximadamente cien mil obreros acompañó los ataúdes de los cuatro huelguistas muertos el día anterior y la intervención de bomberos y policías para impedir su avance, terminó en un desorden de gravísimas consecuencias: hubo cuarenta muertos y un centenar de heridos”.

Ese año, fundaron “la Liga Patriótica Argentina y comenzaron las campañas de los nacionalistas contra los políticos con vehementes críticas a los legisladores.  Era evidente la semejanza con la Ligue des Patriotes creada en Francia en 1882 y sus teorías coincidían con la Idea Nazionale, movimiento italiano impulsado en 1911.  Grupos con idéntica tendencia han perdurado con distintas denominaciones y han ejercido una constante presión en sucesivos gobiernos con tendencia a la discriminación y al racismo. En sus manifestaciones rechazaban al comunismo y al capitalismo promoviendo el nacionalismo que rechazaba la penetración cultural con ideas foráneas y censuraba a la masonería.”

A partir del 12 de octubre de 1919, Victorino de la Plaza después de entregar las insignias del mando al Presidente Hipólito Yrigoyen, vivió en el campo alejándose definitivamente de las actividades políticas.  [4]

En junio de 1921, el presidente Yrigoyen sabía que la indiferencia de los legisladores no le permitía avanzar en sus programas de desarrollo.

Por decreto organizó Yacimientos Petrolíferos Fiscales, dependiente del ministerio de Agricultura y fijó las normas de su funcionamiento. En octubre de 1922, el General Enrique Mosconi asumió la dirección del organismo.

“Nadie, sin embargo, dejaba de reconocer el prestigio de su poderosa personalidad, capaz de imponer, hasta por un simple gesto, el nombre de su sucesor. La ‘media palabra’ con que ha pasado a la historia el designio de los presidentes para imponer la sucesión, era esperada con verdadera impaciencia para sancionar el nombre del elegido. Empero ésta no se pronunció hasta un día antes de la elección partidaria, aunque ya se susurraba el nombre del doctor Marcelo T. de Alvear en el círculo íntimo del mandatario radical. La personalidad del doctor Alvear no era entonces de gran relieve. No obstante su origen aristocrático, su nombre era respetado en el partido y se recordaba la vieja amistad que lo unía al señor Yrigoyen. Aunque durante el desempeño de la embajada diplomática en París, se señalaba que no había respondido con fidelidad a las instrucciones del presidente de la Liga de las Naciones, se sabía, también, que este hecho o pesaba en el ánimo del presidente… La elección del doctor Alvear tuvo honda resonancia en el mundo europeo, singularmente en Francia, donde fue unánime la entusiasta acogida de su nombre… tuvo gran relieve la celebración patria del 25 de Mayo en la embajada argentina en París.» [5]

Cuando el dedo del  personalista Yrigoyen señaló al candidato, -aun silenciosamente- se acentuaban algunas divergencias en el seno del radicalismo.

El 12 de octubre de 1922 asumió el presidente Marcelo Torcuato de Alvear con mandato por seis años.

Un año después, durante los debates, «se destacó la figura del joven y malogrado diputado santafesino Jorge Raúl Rodríguez -yrigoyenista-, que centralizó el interés del grupo personalista, afirmando que no habría necesidad de recurrir a la violencia, porque pronto habría de llegar ‘la escoba democrática que barrería con los votos las malezas del camino».

Mientras tanto, Alvear encaminaba su gestión financiera hacia el logro de los objetivos propuestos en su plan de gobierno anunciado ese año, otorgándole fundamental importancia a la moneda.

Nuevos aires en Santa Fe de la Vera Cruz..

En 1919, en la ciudad capital de la provincia de Santa Fe, el Dr. Martín Rodríguez Galisteo donó una propiedad para sede de un museo de bellas artes. Aceptada la donación por la Legislatura santafesina el 10 de junio de 1921, comenzaron de inmediato los trabajos necesarios para esa instalación.

Antonio Alice en el Primer Salón del “Rosa Galisteo”…

Terminados los trabajos en la casona donada por el doctor Rodríguez Galisteo, el 24 de mayo de 1922 se inauguró el Primer Salón del Museo de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez”.

El donante dejó establecido que el primer director sería D. Horacio Caillet-Bois, quien organizó el Primer Salón Anual de Pintura, Escultura, Dibujo y Grabado.  [6]

Entre 94 obras seleccionadas, diez pertenecían a Antonio Alice.

Antonio Alice en la Legislatura…

Es interesante tener en cuenta que a fines del siglo diecinueve se sancionó la Constitución que estaba vigente en la provincia en esos años y la legislatura santafesina, con la vigencia de la ley Nº 1233 había reconocido “el sufragio universal” antes de la sanción de la “Ley Sáenz Peña” en el Congreso Nacional.

El 26 de julio de 1914 habían inaugurado la sede de la Legislatura santafesina en terrenos aledaños a la Plaza Pringles, enfrente del citado Museo, siendo presidente del Senado el vicegobernador Ricardo Caballero. [7]

De acuerdo al testimonio de algunos biógrafos y legisladores, en mayo de 1922 Antonio Alice imaginó su obra «Los Constituyentes del 53», síntesis de  una ardua labor de estudio y de taller a los fines de ejecutar los veinticinco bocetos de las figuras históricas que representaron a los protagonistas de la sesión del 20 de abril de 1853, cuando el Dip. Juan Francisco Seguí fundamentó su réplica al representante de Salta y presidente de la Asamblea Dip. Facundo Zuviría, logrando la adhesión de los convencionales y en consecuencia, la sanción del proyecto elaborado por la Comisión Redactora de la Constitución Nacional.  [8]

Adquisición de «Los Constituyentes del 53″…

En el Congreso Nacional, el Sen. Matías G. Sánchez Sorondo -Buenos Aires-, presentó un proyecto de ley que reprodujo en 1940, con el propósito de autorizar la adquisición de esa excelente obra de extraordinario valor histórico.

En la sesión del  27 de setiembre de ese año, el Sen. Sánchez Sorondo pidió «que se trate con preferencia» el despacho de la Comisión de Peticiones del día anterior. El proyecto fue considerado en la sesión del 30 de setiembre.

Una mirada sobre los fundamentos del proyecto, permite apreciar la aproximación valorativa del autor del proyecto con respecto a ese cuadro:

«Un documento es algo, pero es poco. Un documento es mucho, pero no es bastante. Cuando se ha podido aunar el retrato y el documento atribuyéndoles el sentido y la expresión de la hora, el episodio se ilumina con la representación verosímil de la realidad.»

«La noche memorable del 20 de abril, reunidos en el sencillo recinto del Cabildo de Santa Fe, con un ardor, una fe y una fuerza más poderosa y convincente que la de las armas, pronunciaron las palabras que cimentarían la patria nueva. Bajo la presidencia del doctor Facundo Zuviría la sesión fue tumultuosa. Su propuesta de aplazamiento de la sanción y promulgación de la Carta Constitucional hasta esperar siquiera la completa pacificación de la República, fue seguida de una reacción expresada en la réplica violenta de algunos diputados, hasta que entre ellos se elevó la voz apasionada y cálida del doctor Juan Francisco Seguí. Su discurso contuvo el juicio exacto de la situación, la visión clara de la realidad y señaló el único camino que se abría a una era de paz y de evolución social.

Sus últimas palabras fueron el voto íntimo que agitaba a todos los corazones:

´Una constitución como la que en proyecto se discute debe ser aclamada con enajenamiento patriótico por todos los que quieran mandar con dignidad a los pueblos, así como los que quieran ser mandados con arreglo a su calidad de hombres libres’…

…palabras que caían sobre el silencio de la Asamblea como gotas de metal encendido y que dieron su sentido fundamental a la Ley soberana:

‘Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina…’

Este es el momento histórico que tiene la paleta de un gran pintor argentino”. [9]

 

En la Cámara de Diputados el Dip. Pío Pandolfo (destacado médico santafesino), insistió sobre ese proyecto sancionado por el Senado despachado por unanimidad de la Comisión de Instrucción Pública el año pasado.

Se trata de la adquisición del cuadro del pintor Antonio Alice titulado ‘Los Constituyentes del 53’. Creo que esta sola mención basta para que la Cámara vote la preferencia que pido.»

Veinte años después del comienzo de aquel proyecto artístico de Antonio Alice -con innegable valor histórico-, recién entonces, el 20 de agosto de 1942 en el Congreso Nacional quedó sancionada la Ley Nº 12.757 y en el art. 1º expresa la autorización al Poder Ejecutivo para adquirir el cuadro del pintor Alice, «con destino al Honorable Congreso de la Nación».

Inmediatamente se comunicó a la Cámara de Diputados.  Intervino la Comisión Nacional de Bellas Artes -presidida por el Senador Antonio Santamarina- asesorando al mencionado Poder «para la estimación del valor de dicha obra», «hasta la suma de setenta y cinco mil pesos moneda nacional», tal como consta en el informe del Senador Agustín Rodríguez Araya -santafesino-,  inserto en el diario de sesiones del 18 de agosto de 1942.  [10]

Dos legisladores representantes de la provincia de Santa Fe, debieron insistir para que la obra de Antonio Alice fuera adquirida por el Congreso Nacional…

En aquel tiempo, Rafael Araya fue vicegobernador de la provincia de Santa Fe desde el 10 de abril de 1947 a 1941, asumiendo el electo doctor Emilio G. Leiva, en tales funciones hasta el movimiento militar del 4 de junio de 1943.  [11]

Símbolos perdurables

El 4 de junio de 1946 asumieron las autoridades electas por los ciudadanos argentinos y un año después, el 22 de septiembre de 1947 el Dip. Nac. Armando G. Antille -santafesino- presentó un proyecto para lograr que ese cuadro, «propiedad del Honorable Senado de la Nación, que se custodia en el Salón de los Pasos Perdidos de la H. Cámara de Diputados» fuera cedido al Poder Ejecutivo de Santa Fe para su exhibición en la «Sala de la Constitución» del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, frente a la Legislatura santafesina.

Durante la sesión del 29 de ese mes, el Diputado Antille reiteró en el recinto:

«Creo que este cuadro, como lo dijera en carta que le escribió al autor de la tela, el doctor Joaquín V. González, debe tener su asiento en la ciudad capital santafesina, en donde se pronunció la Constituyente por la Constitución que en ese tiempo se votó».  Advirtió que en el mencionado Museo; están todos los bocetos y apuntes de este gran cuadro».

Al día siguiente se aprobó la iniciativa y el cuadro podría estar en Santa Fe de la Vera Cruz, «en carácter de préstamo hasta el 1º de mayo de 1948».

El “Cristo” de los Constituyentes…

Corresponde tener en cuenta que en el Museo del Convento de San Francisco se venera el «Cristo de los Constituyentes» que simbolizaba la presencia de la Fe en el espíritu de los convencionales y orientaba a la comprensión de que la libertad de cultos constituía una actitud de respeto a la conciencia humana, hecha a imagen y semejanza del Creador.

Mientras tanto, seguirá latente la intención de que el simbólico cuadro Los Constituyentes vuelva al espacio donde, en aquel casi legendario otoño de 1922, lo imaginó Antonio Alice: el iluminado recinto de sesiones de la Cámara de Diputados de Santa Fe.

1973: Cuarto Centenario de la Fundación de Santa Fe

El 7 de noviembre de 1973, los representantes de distintos bloques de la Cámara de Diputados de la Nación suscribieron un proyecto de resolución que fue tratado sobre tablas, tendiente «a conceder en préstamo a  la Legislatura de la provincia de Santa Fe, en la persona de los presidentes de ambas Cámaras, el uso del cuadro titulado Los Constituyentes de Santa Fe, obra del pintor argentino Antonio Alice, adquirido por esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación por la ley 12.757 y que adorna uno de los extremos del Salón de los Pasos Perdidos».

Esa disposición del art. 1º se concretaba «como homenaje de la Honorable Cámara de Diputados al 400º aniversario de la ciudad de Santa Fe y durante el término en que se realicen los festejos programados para su conmemoración».

El Dip. Enrique Emilio Osella Muñoz -santafesino-, fue miembro informante y en esa oportunidad recordó que «Don Antonio Alice, frente a la Junta de Historia y Numismática Americana afirmó:

Ha sido el producto de mi voluntad. Hace doce años visité la hermosa ciudad de Santa Fe. Su ambiente típico de ciudad consagrada al estudio, a la fe, al trabajo; sus viejas construcciones artísticas; sus paisajes siempre primaverales; la austeridad de sus costumbres, y sobre todo, la evocación de su influencia histórica nacional, dieron a mi espíritu la convicción de que en aquella atmósfera hallaría elementos de sobra para hacer un cuadro.»

Una vez más se impone el pensamiento del distinguido demócrata doctor Joaquín V. González, quien «en carta dirigida al pintor, le expresó:

´…su tela, que con tanta justicia y derecho puede ser conservada en la capital y sede de las convenciones, la ciudad de Santa Fe, va a ser una conquista para nuestro arte nacional, el perdurable y progresivo que da a la realidad todo lo que tiene de inmutable, y a la fantasía todo lo que tiene de belleza y sugestión´.»

La iniciativa fue aprobada por unanimidad.

Finalizados los actos previstos por la Comisión Honoraria del Cuarto Centenario, el cuadro volvió al Salón de los Pasos Perdidos…

 

Antonio Alice… pintor de historia

 

El pintor de historia Antonio Alice, nació el 23 de febrero de 1886 y falleció el 24 de agosto de 1943.

Obtuvo un Premio Nacional en 1904 y viajó a Italia. Fue distinguido por su óleo Confesión.

En 1910, en la Exposición del Centenario, el gran lienzo La muerte de Güemes -conservado en la Legislatura de Salta-, significó el reconocimiento con Medalla de Oro.

Uno de sus cuadros más difundidos es San Martín en Boulogne Sur Mer, destinado al Instituto Bernasconi de Capital Federal, donde la figura del anciano en el exilio se perfila sobre un peñasco exhibiendo una capa que sugiere la fuerza del viento.

En Buenos Aires, en el edificio de Correos se exhibe Argentina, tierra de promisión. Pintó paisajes y costumbres campestres.

Excelentes retratos integran su legado artístico, entre otros el de Joaquín V. González y del General Roca.

Expuso en el país  y en el exterior, donde se conservan algunas de sus obras.

Fue profesor de la Academia Nacional de Bellas Artes desde su fundación y de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.  [12]

Los Constituyentes de 1853, es considerada su obra máxima.

En un óleo de 5.50 m. de ancho por 3.60 m. de alto, representó las veinticinco personas integrantes del Congreso, reunidas en la sesión del 20 de abril, en el momento en que el Dip. Juan Francisco Seguí fundamentó su réplica al representante de Salta  y Presidente de la Asamblea Dip. Facundo Zuviría, logrando la ad­hesión de los convencionales y en consecuencia, la sanción del proyecto elaborado por la Comisión Redactora de la Constitución Nacional.

 

En el Museo de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez”  están los bocetos realizados por el talentoso Antonio Alice y son expuestos en el espacio lateral sur  de la puerta de ingreso principal.

(Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.)

[1] En la mencionada ley de defensa social –o de residencia- el art. 7º establecía: «Queda prohibida toda asociación o reunión de personas que tenga por objeto la propagación de las doctrinas anarquistas o la preparación e instigación a cometer hechos reprimidos por las leyes de la Nación, y la autoridad local procederá a la disolución  de las que se hubiesen formado e impedirá sus reuniones» y en el art. 10 se prohibía que «en las reuniones públicas, sea en locales cerrados o al aire libre, no podrán usarse emblemas estandartes o banderas conocidos como características de las asociaciones prohibidas por el art. 7º de esta ley».

[2] Congreso Nacional. Cámara de Diputados. Diario Sesiones 1919, t V, p. 45. Sigue con esta información: “En aquella memorable sesión, durante dos horas y media se analizó el problema. El 28 de enero -a pedido del Dip. Bravo -se insertó en el Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados la exposición que habían hecho sesenta personas, víctimas «de  los sucesos sangrientos que motivó la última huelga general», remitida por el Comité de la Colectividad Israelita, quienes habían protestado ante el ministro del Interior en idénticos términos. Firmaban la nota: León Bronstein, L. Hojman, W. Nijensohn, B. Cuschnir.”

[3] Orbea de Fontanini, Nidia A. G. El tiempo de Perón 1895-1943. (Libro que aún no logré editar.) Continúa ese párrafo: “Convocó al empresario Pedro Vasena y durante la entrevista -dos días después- le planteó la necesidad de solucionar el conflicto, atendiendo las necesidades de los trabajadores: eliminación del trabajo a destajo y jornadas de ocho horas diarias; pago de horas extras y doble retribución por trabajo dominical e inmediata reincorporación de los cesantes. Hubo una tregua y los dirigentes de la FORA IX, pidieron al presidente Yrigoyen que autorizara la libertad de los detenidos y anticiparon la decisión de levantar la huelga. Héroes anónimos cayeron en aquellos días en las calles de la ciudad, porque sus nombres todavía no han sido escritos en las páginas de la historia de la Historia de los argentinos.”

 

[4] Orbea de Fontanini, Nidia A. G. Ob. cit. “En setiembre de 1919, al celebrarse el cincuentenario de la vigencia del Código Civil argentino, fue invitado de honor a los actos realizados en Córdoba. Había sido secretario de Vélez Sársfield y participó en la obra con importantes fundamentos jurídicos. Pronunció una conferencia sobre la vida y publicaciones de ilustre jurisconsulto en la Universidad e inmediatamente regresó a su hogar. En esos días padeció una neumonía y  falleció el 12 de octubre; justamente tres años después de haber dialogado por primera vez con Don Hipólito, el líder radical.

[5] Academia Nacional de la Historia. Historia de la Nación Argentina  1862-1930, v.1, Cap. XVI, Presidencia de Marcelo T. de Alvear por Raúl A. Molina, p. 272 y siguientes.  Es oportuno tener en cuenta que Marcelo T. de Alvear era hijo del ex intendente de Capital Federal don Torcuato de Alvear y de Elvira Pacheco. Fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical; encarcelado en 1892 por cuestiones políticas. Ministro de Obras Públicas bonaerense y padrino de Hipólito Yrigoyen en el duelo con Lisandro de la Torre en 1897. El 26 de abril de 1906, Alvear contrajo matrimonio con la cantante Regina Paccini.. Realizó varios viajes a Europa; fue electo diputado nacional en 1912 y luego presidió el Jockey Club. En 1917 y durante cinco años fue embajador en Francia y allí se manifestó partidario de los aliados mientras el gobierno argentino mantenía la neutralidad. Regina Paccini lo acompañó durante esa trayectoria y el 12 de junio al consagrarse la fórmula presidencial comprendió que debía asumir un nuevo rol, insoslayable: ser la primera dama argentina. El 16 de junio Alvear comunicó oficialmente a las autoridades francesas el cese en sus funciones diplomáticas.” No fue sólo Francia «la nación que se destacó en los homenajes; Italia, Inglaterra y España rivalizan con ella y le dispensan recepciones triunfales. En Roma el 11 de julio, y en Londres el 19, se congregan multitudes que lo acogen con cordialidad, y los reyes Víctor Manuel y Jorge V lo abrazan en medio del entusiasmo popular. Comidas íntimas en los palacios reales, banquetes diplomáticos y recepciones brillantes coronan el homenaje sincero. Todos los periódicos en largas columnas, destacan la personalidad del doctor Alvear y el prestigio internacional de la Argentina, y éste, en la recepción del Vaticano, besa de rodillas el anillo de San Pedro.”

[6] Diez años después, en la sesión del 18 de agosto  de 1932 al considerarse el presupuesto, el primer diputado socialista en la Legislatura santafesina, Waldino Buenaventura Maradona –hijo del ex senador Waldino Baldomero y hermano del médico y filántropo Esteban Laureano-, criticó que «mientras se suprimen las subvenciones a las bibliotecas públicas y centros culturales que indiscutiblemente realizan una importante misión en el seno de la masa popular, se conserva una fuerte cantidad de pesos para pagar sueldos a empleados del Museo Rosa Rodríguez Galisteo –Rosa Galisteo de Rodríguez- que en estos momentos no son indispensables», ya que como lo manifestó en otra sesión con frecuencia sus empleados descansaban enfrente, aprovechando los bancos de la plaza –Pringles- , espacio lindante con la Legislatura, en 1995 la denominada «Plaza Italia». El ministro de Hacienda Ing. Casella advirtió que el museo tiene un convenio con el P.E. que «se ha visto obligado a respetar», porque «cuando se construyó este Museo, que fue donado por la familia Rodríguez Galisteo, se estableció que la provincia se haría cargo de su  sostenimiento» y en consecuencia «tiene que continuar sosteniéndolo.»  El ministro de Instrucción Pública Dr. Furno dijo que tenía sólo tres empleados. [6] # En esos días de 1932, el diputado Maradona defendía un proyecto presentado a los fines de habilitar Salas maternales en las escuelas de la provincia y explicó que “de acuerdo a los datos disponibles en 1932 hubo 228 docentes en esa situación y que en el primer semestre se registraban 105; ratificando que el Estado además de reconocerles las licencias por maternidad debía resolver el problema del saludable amamantamiento, evitándose la alimentación artificial que suele derivar en ‘trastornos gastrointestinales’.”

[7] La lectura de los diarios de sesiones de ambas Cámaras de la Legislatura santafesina, revelan sucesivos espacios donde debieron sesionar con dificultades para trabajar en comisiones: durante un tiempo en la casa conocida como la Chinesca –obra del ingeniero Jonás Larguía-; luego en la sede del Consejo General de Educación… hasta que mediante la ley Nº 1.548 del 18 de julio de 1909 se aprobó la construcción del actual edificio, en el espacio donde hasta tres años antes estaba la ruinosa edificación que había sido Aduana y luego Cárcel, en el siglo anterior. Encomendaron la realización de los planos al Arq. Roberto Thipaine teniéndose en cuenta que estaba disponible determinado monto para esa primera etapa.  Dos años después, el 31 de agosto de 1911 firmaron el contrato de obra entre las autoridades provinciales y la empresa constructora de Juan Beltrame, por haber sido la oferta más conveniente en ese llamado a licitación.  La finalización de la obra se documentó el 14 de junio de 1914 y era necesario comenzar los trámites para la segunda etapa: iluminación, mobiliario, jardinería… El 26 de julio de 1914 empezaron a funcionar ambas Cámaras y las oficinas en ese amplio Palacio Legislativo, como lo nombraban en ese tiempo.

[8] Tras la renuncia del vicegobernador Francisco Elizalde (03-06-1916), se sucedieron en la Presidencia de la Cámara de Senadores Moisés Leiva hasta el 27 de marzo de 1917 y desde entonces, el senador Juan Cepeda.  El 9 de mayo de 1920 asumió el vicegobernador Clorindo Mendieta, desempeñándose hasta 9 de mayo de 1924.

[9] En el diario de sesiones, consta que adhirió a la iniciativa la «Asociación Prometeo», de acuerdo a la comunicación en la sesión del 24 de setiembre de 1940.

[10] La Ley Nº 12.757 fue promulgada el 2 de setiembre y publicada en el Boletín Oficial el 11 del mismo mes.

 

[11] El doctor Emilio G. Leiva, destacado profesor de Historia en la Escuela Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva” de Santa Fe –¡maestro! en nuestro curso por sus conocimientos y cordialidad-, cesó en ese cargo el 15 de junio de 1943, al asumir las autoridades de la Intervención Federal.

[12] Abad de Santillán, Diego. Gran Enciclopedia de la República Argentina.

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