Existen escasas referencias biográficas indicando su fallecimiento en 1801 (en algunos diccionarios y en 1809 por el escritor Alfredo Veiravé, en su libro sobre Literatura Hispanoamericana).
Su Oda al Paraná, descriptiva de la naturaleza, constituye la primera expresión del lirismo argentino. Doctor en leyes, fue uno de los iniciadores del teatro nacional con su obra “Siripo”, un drama basado en un episodio de la conquista aunque algunos lo tienen por fabuloso. Los hechos fueron narrados y fue representado por primera vez en la noche del carnaval de 1784, en Bolonia.
En el Fuerte de Sancti Spiritus habían quedado en 1532 el capitán Nuño de Lara asistido entre otros por Sebastián Hurtado, esposo de Lucía Miranda. Las relaciones con los aborígenes eran amistosas, hasta que el cacique Mangoré, enamorado de la española, le propuso a su hermano Siripo que lo apoyara para raptarla, quizás ignorando que Siripo también estaba enamorado de ella. Aprovecharon la ausencia de Hurtado mientras buscaba alimentos para el grupo. El fuerte fue incendiado y allí murió Mangoré. Siripo decidió abandonar a Yara, su mujer y se unió a Lucía. Cuando Hurtado regresó, comprobó su ausencia y se trasladó a la tribu para liberarla. Los indios lo apresaron y el cacique lo condenó a muerte, salvándose por la intercesión de Lucía, con la condición de que no volvieran a verse. No cumplida la promesa, descubiertos por la celosa Yara, se cumple la condena: Hurtado fue asaetado y la española terminó en la hoguera.
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Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.