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15 de junio: Día del Libro en la Argentina.

15 de junio:  Día del Libro en la Argentina.

Voces desde distintas latitudes.

El Libro.

Sarmiento y el cuidado del libro

Autodestrucción del libro.

15 de junio: Día del Libro en la Argentina.

Desde la Biblioteca del “Consejo Nacional de Mujeres”, convocaban anualmente a concursos y en la entrega de premios del 15 de junio de 1908 propusieron a las autoridades que ese día fuera establecido como Fiesta del Libro.

Como suele suceder aún, durante tres lustros esa iniciativa no tuvo respuesta hasta que durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, mediante el decreto Nº 1.038 del 17 de junio de 1924 -firmado también por el ministro Antonio Sagarna-, comenzaron los actos en el “Día del Libro”.

De acuerdo con lo expresado en un artículo, “los establecimientos dedicarán la última hora de clase a conferencias, estudios analíticos” referidos a “libros de mayor influencia en la Humanidad y en la Patria”, también a la lectura de “libros originales de estudiantes y profesores”.

Voces desde distintas latitudes…

El poeta venezolano Elías Calixto Pompa (1834-1887), escribió este soneto:  [1]

El Libro

Es puerta de la luz un libro abierto;

entra por ello, niño, y de seguro

que para ti serán en el futuro,

Dios más visible, su poder más cierto.

El ignorante vive en el desierto,

donde es el agua poca, el aire impuro;

un grano le detiene el pie inseguro;

camina tropezando: vive muerto.

En ese de tu edad, Abril florido,

recibe el corazón las impresiones

como la cera al toque de las manos.

Estudia y no serás cuando crecido

ni el juguete vulgar de las pasiones,

ni el esclavo servil de los tiranos.

Sarmiento y el cuidado del libro..

Han reiterado estos consejos del sanjuanino Faustino Valentín Quiroga Sarmiento más conocido como “Domingo Faustino Sarmiento”, maestro de primeras letras que llegó a ser Presidente de la Nación Argentina.

-Nunca tomes los libros con las manos sucias.

-Nunca mojes el dedo para volver una hoja.

-Nunca pongas el libro en la boca.

-Nunca ajes las esquinas.

-Nunca dobles una página para señalar una lectura.

-Nunca dejes el libro abierto.

-Nunca lo dejes sino en lugar seguro.

Así recomendaba porque con esas actitudes se preservaba el material evitando la continua contaminación, tanto por las partículas que se adhieren al asirlo sin tener las manos limpias, como con la humedad que deja residuos al mover una hoja, o la pérdida de ese triángulo en el exterior de las páginas cuando no se usan los prácticos señaladores o señaleros…

Dejar el libro abierto es también un riesgo de conservación porque los insectos voladores no saben distinguirlo de otros objetos y pueden dejar señales imborrables y dañinas.   Lugar seguro es donde no haya humedad, tampoco polvillo acumulado ni otros elementos que atraigan a polillas y roedores, enemigos implacables de ellos…

Autodestrucción del libro…

Una mirada hacia el norte nos puede ubicar en el problema existente en las bibliotecas debido a la autodestrucción del libro.

Los componentes químicos del papel, al transformarse en ácido sulfúrico prácticamente devoran las páginas impresas y en consecuencia, desaparecen los útiles registros del conocimiento humano.

Han afirmado  que las publicaciones de la era moderna podrían desaparecer por autodestrucción.

En consecuencia se desarrolla un proceso de “desacidificación por vapor”, colocando los libros “en una cámara especial de vacío, donde son tratados con cantidades medidas de un compuesto de vapor llamado zin dietílico, que neutraliza los ácidos que componen el papel y así frenan el deterioro.

En julio de 1986 desde Washington la “Biblioteca del Congreso de Estados Unidos” informó que perdía aproximadamente 75.000 libros por deterioro del papel, en su mayoría elaborado con pulpa de madera en el siglo XIX.

Por ello, en el sótano se instaló la “Rockola” una máquina que con 24 discos de plástico almacena hasta 20.000 páginas de textos impresos, en series de dígitos.

Esa unidad es parte del programa de discos ópticos de rayo láser iniciado en 1982, para asegurar la conservación de los bienes culturales amenazados por los efectos destructivos del medio ambiente durante prolongados períodos de almacenamiento en anaqueles.  La tecnología de la Rockola permite al usuario tener un acceso casi instantáneo a la consulta: “cuando alguien llega con un pedido de información, el brazo robot retira el disco en uso y coloca otro en el plato que gira”.

En vez de consultar los ficheros o catálogos, los lectores desde cualquiera de las terminales pueden “llamar” la información necesaria.   [1]

 

(Es oportuno tener en cuenta que la UNESCO aprobó que el 23 de abril -en 1616 día del fallecimiento del destacado escritor español Miguel de Cervantes Saavedra y del inglés William Shakespeare en Stratford on Avon-, sea celebrado el Día del Libro…)

El Libro (Soneto)

Un tesoro infinito en tus páginas encierra,

un tesoro de letras, de virtud y de saber.

Él enseña a los hombres la historia de la tierra,

él muestra a los niños la senda del deber.

 

A su bondad acuden los genios que a la ciencia

entregan sus esfuerzos, ansiosos de vencer;

y todo aquel que triunfa, en ningún momento cierra

las páginas del libro que es fuente de saber.

 

Para los afligidos que sufren en la vida,

haciendo que distraigan sus almas doloridas,

hay libros que mitigan su pena y su dolor.

 

Y un libro de lirismo es música encantada

para aquel que siente en su alma enamorada

que todas las bellezas le hablan de su amor.

               Atilio Anastasi.

Poeta Argentino.

 

 

 —o0o—

 

Incluido en el CD Del vivir y vibrar

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini

Presentado el 10 de mayo de 2006 a las 19:30

en el Centro Comercial de Santa Fe – San Martín 2819

Santa Fe de la Vera Cruz (República Argentina)

 

 

[1] Autodestrucción del libro en Revista LEA, Nª 22, enero-febrero 1987, p. 50, sobre información desde Washington publicada en “La Prensa” el 13 de julio de 1986.

[1] Schneider, Pablo P. S.V.D. Las Fiestas de mi Colegio. Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1959, p.409.

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