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Alfonsina Storni (1892-1938)

(Incluida en esta sección de “escritores santafesinos” al considerar que vivió en Rosario -provincia de Santa Fe- desde principios del siglo, estudió en Coronda y fue maestra rural en aquel departamento del sur provincial.)

Alfonsina y la voz de otras mujeres.

Canto a Alfonsina.

 

Alfonsina era hija de Alfonso Storni, suizo que había emigrado a la Argentina en el año 1880, vivió en San Juan con algunos familiares y en 1885 decide regresar a su país donde se casó con Paolina Martignani de Origlio; volvió a América con ella y tuvieron dos hijos: María y Romeo.  Alfonso decidió retornar a Europa con su familia, residieron en Suiza con algunas dificultades económicas y allí nació Alfonsina.  Otro viaje hacia el río de la Plata y la familia se instala en la ciudad de Rosario, donde siguen soportando dificultades.  Alfonsina cuando falleció su padre concluía el ciclo primario y fue necesario que colaborara con su madre trabajando “como costurera a domicilio y después en una fábrica de gorras”, como lo ha reiterado Mariano Puente en una interesante aproximación a su trayectoria.  [1]

Alfonsina estudió en la Escuela Normal Provincial de Coronda (Dto. San Jerónimo, provincia de Santa Fe) y egresó con el título de Maestra Rural, desempeñándose al año siguiente en escuelas cercanas a Rosario, donde empieza a difundir sus poemas y concreta algunas experiencias en Teatro.  Nació su hijo Alejandro y a partir de 1912 vivió en Buenos Aires continuando con su labor docente y su trabajo literario.  Logra vincularse con diversos grupos de artistas; comienza a editar su obra poética: La inquietud del rosal (1916); Hace daño; Irremediablemente; Languidez. (Primer Premio Municipal – 1921). Desde 1920, con el seudónimo “Tao Lao” colaboró en el diario “La Nación” de la capital argentina, publicando notas en el suplemento literario.  En 1925 sigue editando sus poemas en Ocre y al año siguiente Poemas de amor (en prosa). Crece a su lado su hijo Alejandro, quien en la madurez de su vida, en distintas entrevistas con periodistas ha manifestado su admiración por su madre, quien con discreción eludió cualquier comentario en torno a la insoslayable paternidad.

Alfonsina en 1927 logró la puesta en escena de su obra El amo del mundo y tres años después volvió a su terruño natal.  Ingresó como profesora de Literatura en el Conservatorio Nacional de Arte Escénico y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas.  En 1931, ya había regresado a Buenos Aires y presentó otra obra de teatro: Dos farsas pirotécnicas.  Inquieta e inquietante, en 1934 cruzó otra vez el océano Atlántico y tras aquellas experiencias, publicó Mundo de siete pozos.

A pesar de los trastornos generados por el cáncer, sigue trabajando con entusiasmo y en 1938 participa en el acto de homenaje a las tres destacadas poetisas hispanoamericanas: ella; la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou.

En ese tiempo vivía en una sencilla pensión en la ciudad de Mar del Plata, y desde ese lugar sigue comunicándose con amigos y envía un soneto al diario porteño titulado Voy a dormir… que es un anuncio de su decisión definitiva porque en el primer verso escribió: “Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.”

El 25 de octubre de 1938 salió de su hogar y caminó hacia el este porque sabía que en esa dirección se encontraría con su nodriza:  la mar

Alfonsina y la voz de otras mujeres…

La escritora ceresina Graciela Geller -o Graciela Ferrero en una crónica difundida en el litoral, expresó:

“Con su nube a cuestas, Alfonsina asume su tiempo y lo echa sobre sus hombros. ¡Pobre mujer! Se exigió asumir todo: su siglo, su sexo vapuleado, el hijo de su soltería, los amores frustrados, los problemas económicos, su lucidez, su autenticidad, su incapacidad para el autoengaño.”

Carmen Otero de Carbone, en catorce versos reflejó su siembra… [2]

Canto a Alfonsina

Poetisa del lirismo depurado

siempre sutil y siempre femenina

exaltaste el amor apasionado

que en ti vibrara a veces, Alfonsina.

Labraste el verso con tesón de orfebre

tras el ímpetu creativo de la idea,

y cuando a tu Musa abrasó la fiebre

fue porque también ardiste como tea.

En tu poemario asoma la finura,

y como en un camafeo está engarzado

el primor del soneto y de la rima.

Siendo en verdad pequeña de estatura

tu dimensión fue tal, que te ha elevado

hacia etéreos espacios, Alfonsina.

 

 

[1] Bertero, Gloria de. Quién es ella en Santa Fe. Buenos Aires, edición de la recopiladora, noviembre 1995, p. 538-541.

[2] Nuevos autores nacionales. Argentina, Capital Federal, septiembre de 1983, p. 48. # El libro incluye estos datos: “Carmen Otero de Carbone (Buenos Aires). Colaboró en periódicos y revistas de Almagro, barrio donde reside desde su adolescencia, y también en Voces y ecos de Barcelona. Incluida en cinco Anuarios de Poetas Contemporáneos y en Poesía ’82.”

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