La democracia frente a las desigualdades.
Pobres contra pobres y fanatismo.
Algunas conclusiones sobre “la Argentina”.
A mediados de 1995, el talentoso francés Alain Touraine fue entrevistado en su por el periodista Sergio Ciancaglini, “en su soleada oficina de París, en la que hay que esquivar torres de libros para encontrar una silla” y “aceptó hablar, en su impecable castellano, sobre un mundo que ‘cada vez cuesta más entender’.”
En aquella oportunidad, el sociólogo destacó que la democracia es “un sistema que reconoce a cada individuo y a cada colectividad, y que permite que cada persona pueda desarrollarse y ser feliz porque su objetivo, más que social, es moral: la liberación de cada persona de las fuerzas de control y dominación social.” [1]
La democracia frente a las desigualdades
Alain Touraine, destacó que “la democracia no es sólo que no haya una dictadura. Tampoco es sólo votar. O un mercado donde los votantes eligen entre dos políticos sin interesarse por lo que representan” y manifestó que “en esos casos la democracia peligra, especialmente en América Latina, donde las desigualdades sociales y la pobreza han aumentado de manera constante. Incluso en la Argentina, aunque la situación es menos grave que en México o en Brasil. La única excepción es Chile, donde el porcentaje de pobres bajó del 40 al 32%. Si la democracia no logra achicar las desigualdades, no es democracia, y el peligro es enorme.” Explicó que “estamos en un mundo casi sin conflictos pero con mucha violencia. Hay campesinos, obreros, pequeños comerciantes de un lado, y las enormes fuerzas concentradas del mercado mundial del otro”.
Pobres contra pobres y fanatismo…
En 1995, Alain Touraine destacaba que “antes los pobres luchaban contra los ricos. Ahora los pobres matan a los pobres, a través de la droga, el robo, la criminalidad en los barrios marginales. Es un mecanismo de autodestrucción. Desapareció la lucha de clases. Ahora hay gente que está dentro del sistema y gente que está afuera, en una espiral de muerte, de violencia, de criminalidad. Al desaparecer lo político, la representatividad de los dirigentes, crece el riesgo de fundamentalismo, de fanatismo. La democracia puede desaparecer si queda encerrada entre el líder político religioso, un Komeini, digamos, y los banqueros internacionales, el mercado. Y en el medio, los pueblos no tienen nada que decir.” Advirtió Alain Touraine, que “cuando hay caos, de la pobreza se pasa a la miseria. Por eso los más pobres votan contra la hiperinflación, la miseria, la incapacidad de vivir y a favor de cierta previsibilidad. Pero eso no justifica pensar que el poder político no puede mejorar la situación, redistribuir el ingreso.” Insistió en que “la democracia está en limitar al poder, y también en recuperar la idea de ciudadanía, de que cada persona es responsable de actuar y hacer valer sus derechos. Y también la idea de representatividad, que los políticos sean efectivamente mandatarios de la gente.”
Algunas conclusiones sobre “la Argentina”…
Opinó que “francamente, los argentinos hacen enormes esfuerzos para fracasar, para no desarrollarse, pero no van a tener éxito. Es un país moderno, y con la apertura económica y el MERCOSUR va a entrar, no sé cuándo, en la economía mundial. El sur latinoamericano será relativamente autónomo, no va a incorporarse al mundo europeo, porque compiten con productos similares, y va a quedar lejos del imán norteamericano.
Ustedes pueden ser la clase media del mundo”…
“Todo depende de que el país, la sociedad, recupere la confianza en su posibilidad de actuar. Es como la democracia: aunque todos conozcamos la palabra, hay que pensar que se trata de una idea nueva.”
“Los argentinos pueden ser la clase media del mundo”.
(Ha expresado Alain Touraine que cuando empieza un libro, es un manuscrito que luego lee ante el grabador para que la secretaria después escuche, transcriba en la computadora e imprima para que él nuevamente con su lapicera marque las correcciones grabándolas para que se repita el proceso de oír y transcribir. Manifestó que “es como si las ideas no salieran de mi cabeza, sino de la lapicera, yo sólo sigo a la lapicera.”
Aquí, en este lugar para el sosiego y el asombro donde también están los anaqueles casi sin espacios libres y conjuntos de libros clasificados por autores guardados en cajas para facilitar el traslado si necesito releerlos una vez más mientras completo algún trabajo, no hay grabador ni secretaria, excepto la enigmática impresora que va dejando señales en la memoria que oportunamente emite signos y claves…
Aquí, en esta Ciudad de los Distraídos -en el País de los Contrastes-, se produjeron notables cambios sociopolíticos y económicos desde 1995, el 10 de diciembre de 1999 el presidente Dr. Carlos Saúl Menem transfirió el poder al doctor Fernando de la Rúa -de la UCR, apoyado por una Alianza electoral-; se acentuaron las dificultades a partir de fines del siglo; los denominados cacerolazos aceleraron la decisión de renunciar del presidente y a partir del 20 de diciembre de 2001 se produjo una sucesión de presidentes provisorios, el primero Dr. Adolfo Rodríguez Saa dijo en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa: “No pagaremos la deuda externa”. Aunque en ese momento algunos se pusieron de pie para aplaudirlo, cuando presentó a los integrantes del gabinete fue tanto el desasosiego y asombro y tan contundentes las críticas por distintos medios; también la evidente falta de apoyo de algunos sectores del Partido partido, que inmediatamente renunció. Se sucedieron los reemplazantes provisorio, quedó el doctor Eduardo Duhalde a partir de enero de 2002…
Siguen los vaivenes y por distintos medios se insiste en que la clase media ha sido la más perjudicada en los últimos años…
Será como pensó Alain Touraine, que “los argentinos pueden ser la clase media del mundo”… y en tal caso: ¿de qué mundo?…
Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.).
[1] Alain Touraine, es “Doctor en Ciencias Políticas, sociólogo y director de la Escuela de Altos Estudios y Ciencias Sociales de París. Fue uno de los primeros intelectuales extranjeros que apoyó la oleada privatizadora y aperturista del gobierno de Carlos Menem. ‘Había que terminar con el viejo modelo estatista’, dice hoy” -cuando es reelecto Carlos Menem-; “aunque agrega: ‘Ahora hay que reconstruir el poder de decisión del Estado, porque el liberalismo económico es sólo un instrumento, y hay que compensar las desigualdades.” # Era la segunda vez que llegaba a la Argentina, desde que asumió el líder justicialista en julio de 1989 y siendo amigo de Moisés Ikonicoff, vinculado a distintos medios de comunicación, con él participó en diversos programas de televisión.