Berta Singerman y PÁJAROS en su “Poesía Universal”.
Oración de un niño en la mañana.
El momento más grave de la vida.
Adivinanza oída en una Feria de Verdes.
Berta Singerman y PÁJAROS en su “Poesía Universal”.
Berta Singerman -hermana de Paulina, artista de cine y de teatro-, nació el 9 de septiembre de 1901 en Minsk (Rusia) y falleció en la República Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, el 10 de diciembre de 1998. En 1968 había sido distinguida como “Mujer de América!…
Acerca de trayectoria…
Juana de Ibarbourou escribió el prólogo de Poesía Universal, la recopilación de poemas de autores de distintos continentes que la talentosa Berta Singerman interpretó en distintas circunstancias, en diferentes países. [1]
Aquí, la oportuna reiteración:
“Siendo una hermosa adolescente, Berta Singerman dio aquí en Montevideo sus primeros recitales de poesía y desde el primer día nuestro público se enamoró de ella. A toda América, y a muchos países del mundo les pasó lo mismo. Y ella, fiel a sus grandes enamorados, publica ahora una antología en que están presentes todos los poetas que entregaron sus versos para su gloria. ¡Esa gloria suya, sin silencio ni infidencias, pues Berta es siempre querida y aclamada como en el principio, sin que a nadie se le ocurra pensar en relojes ni calendarios, porque continúa en la total posesión del arte magnífico creado por ella, y sigue teniendo la misma fina belleza, la misma voz prodigiosa con todos los registros de la tragedia y el drama, de la poesía y la música, de los múltiples sonidos y la gracia total!
Yo no puedo hablar de Berta como de un ser de excepción, sino como de un ser de milagro. Formó parte de ese público montevideano que la adora, porque lo que se siente ante ella rebasa la admiración y el deleite, para constituir un alto sentimiento de hechicería, una entrega del alma a la vez que la suprema sensación de arte puro que hace experimentar.
Una vez yo le hice un poema. Como quizá, hasta ella misma, todos lo habrán olvidado, vuelvo a ponerlo en sus manos maravillosas. Es una ofrenda de mi total pleitesía a la artista cuyo nombre glorioso llena una época como pocos seres pueden lograrlo en el mundo:
Berta: esa voz suya,
orquestación perfecta de campanas,
que a veces la agitan los espectros
y otras veces tañidas son por santas,
está dentro de mí como la música
total y eterna de la voz humana.
¡Con qué acento tendría que decírselo
-Berta, vara de nardos-
para que a usted llegara la ternura
que entre mi pecho ha abierto ese milagro!
Berta, más fina
y más pura que el silbo de la flauta
que tañera Javel, padre de músicos,
bajo las noches mágicas de Asia.
¡De dónde viene usted, misterio vivo,
Berta de tempestades y de albas,
Berta a veces graciosa como un niño,
Y otras, tremenda en fuerza milenaria!
¡De dónde viene usted,
sombra de arcángel,
sobre el umbral del alba! p. 9-10
Esta gran artista forma parte del pequeño mundo de los Elegidos. La quiso entrañablemente Gabriela Mistral; fueron sus más egregios enamorados Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca. Y todo, los más grandes y más chicos, aquí o allá, nos inclinamos ante ella, único, precioso, sobrenatural diamante de Dios.
Juana de Ibarbourou
Poema
El último poema impreso en esa selección es obra de la chilena Gabriela Mistral, titulado Berta Singerman… [2]
Berta, Dios te hizo la fina garganta
con otro limo que no es doloroso:
te la ha amasado en un río gozoso
porque sería la “carne que canta”.
Eres la fronda que da sus acentos,
Rama de carne en que pone sus voces,
Dices “mensajes” que tú no conoces,
Das del oculto el estremecimiento.
Dócil igual que la hebrea María,
tu cuerpo diste como ella sufriendo
para el callado misterio tremendo
del Verbo que en resplandor descendía.
Tal como ella quedaste postrada,
bajo los ojos, vencida, temblando,
y sientes que a tu pecho llenando
la habla del Verbo en ardiente cuajada.
Berta, tu cuerpo tan sólo es un velo,
para que pase el aliento inefable;
rasga la vida la gracia impalpable;
palidecemos del viento del cielo.
Son un pretexto tus carnes ligeras:
todo se borra, caderas y seno;
y sólo existe en el aire sereno
el ritmo inmenso en que van las esferas.
La masa de hombres, espesa y maldita,
cerró los ojos, y escúchase apenas,
en el taladro escondido, las venas:
¡mécela al Ritmo en su mar infinita!
Y sus entrañas, que el gozo destrenza,
se desataron el nudo del grito.
¡Goza la tierra cual viejo precito
la hora inefable, en la gracia suspensa!
Gabriela Mistral.
Alfonsina Storni
Romance de la venganza
Cazador alto y tan bello
como en la tierra no hay dos,
se fue de caza una tarde
por los montes del Señor.
Seguro llevaba el paso,
Listo el plomo, el corazón
Repicando, la cabeza
erguida y dulce voz.
Bajo el oro de la tarde
tanto el cazador cazó,
que finas lágrimas rojas
se puso a llorar el sol…
Cuando volvía cantando
suavemente a media voz
desde un árbol enroscada,
una serpiente lo vio.
Iba a vengar a las aves;
mas, tremendo, el cazado
con hoja de firme acero
la cabeza le cortó.
Pero aguardándole estaba
a muy pocos pasos yo…
Lo até con mi cabellera
y dominé su furor.
Ya maniatado le dije:
–Pájaros matasteis vos,
y voy a tomar venganza
ahora que mío sois…
Mas no lo maté con armas,
busqué una muerte peor:
¡lo besé tan dulcemente
que le partí el corazón!
Envío
Cazador: si vas de caza
por los montes del Señor,
teme que a pájaros venguen
Hondas heridas de amor. P. 415-416
Antonio de Undurraga
(Fragmento)
Pre-vida
Sutil y triste
como ritual de golondrinas
veo el perfil
de mi lejana infancia en ruinas.
Sutil y triste.
…………………………………………………..
Mi traje fue la luz
y túneles de parras y racimos
tuve en cada verano.
Me presentó Jesús
y siempre amé a los pájaros
algo más que a los primos.
Fui feliz.
…………………………………………………..
Dolor del tiempo que reviste
la memoria sagrada
del padre que no existe.
Hoy en la casa: nada.
Hoy de mi padre: nada.
¡Oh! el corredor inmenso con delantal de luna
que con él recorría en el rojo verano
con mis pasos de niño aferrado a su mano,
con mi traje de brin y alegría oportuna.
¡Oh! aquella casa antigua
pintada de amarillo y a mi infancia contigua;
¡oh! aquella casa arcaica de vastos corredores
que fue lenta madera de los acreedores.
Sutil y triste
como un ritual de golondrinas
veo el perfil
de mi lejana infancia en ruinas.
Sutil y triste. p. 435-436
Antonio Llanos
Oración de un niño en la mañana
En el alba pura
de rubio fulgor
te diré callado
palabras de amor.
Gracias por el vientre
de mi madre en flor,
que me dio su sangre
con hondo estupor,
por las nueve lunas
henchidas de amor,
mecidas por ella
con una canción
pensando en la cuna
de Nuestro Señor.
Gracias por el nido,
Gracias por la flor,
Gracias por el fruto
de dulce sabor.
Gracias por el pájaro
cantor,
gracias por el viento arrullador.
Gracias por la niña
que viene a jugar
con mis soldaditos
de plata lunar.
Gracias por las bombas
y por el balón
por las dulces bocas
que dan la canción,
juguetes y pájaros:
alabad al Creador. p.286
Enrique Heine
Intermezzo
(Fragmento)
I
En el maravilloso mes de mayo, cuando todos los brotes rompían la corteza, se abrió el amor en mi corazón.
En el maravilloso mes de mayo, cuando todas las aves rompían a cantar, confesé a la hermosa mía mis ansias y mis tiernos deseos.
II
De mis lágrimas nace una muchedumbre de flores brillantes y se convierten mis suspiros en un coro de ruiseñores.
Y si amarme quieres, niña, todas esas flores serán para ti, y ante tu ventana resonará el canto de los ruiseñores.
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XXII
Florecía el tilo, cantaba el ruiseñor y el sol sonreía con faz graciosa; tú entonces me besabas y enlazabas con tus brazos y me oprimías contra tu agitado pecho.
Caían las hojas, y el sol nos echaba miradas aviesas; entonces nos decíamos con frialdad: “Adiós”, y tú me hacías cortés la más cumplida reverencia. p. 221-223
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Fernán Silva Valdés
Estampas del campo criollo
(Fragmento)
I – Amanecer
Los pájaros, cantan,
cantan…
con el pico, con las ansias, con las alas…
y en su canto,
desde adentro de sí mismos
rompen el huevo de plumas
de sus cuerpos redondeados por el sueño y por el frío,
y salen volando los pichones del trino.
¡Los pájaros cantan,
cantan…
con el pico, con las ansias, con las alas…!
Un cardenal,
un cardenal,
pasa volando como una flecha pampa,
y con la mecha del copete
va encendiendo la mañana.
En el oriente,
en el sin fin de la distancia,
el gran telón rosado se raja,
y el sol se asoma
como una cabeza de oro
por la ventana.
Entre tanto,
los pájaros rayan el aire
con la raya musical de su canto.
……………………………………………………………….
Y el cardenal sigue volando,
y cantando,
como una chispa que tuviera
música y alas,
con la llama al rojo vivo del copete
encendiendo la mañana.
Y dan ganas de gritarle:
¡cardenal, cardenalito,
basta, basta
que vas a incendiar el campo;
ya cumpliste tu trabajo,
está encendida,
está encendida,
blanca, verde y colorada
-como una sandía,
como una granada-
la mañana!
II – La oración
Es la oración, la oración,
la hora crepuscular;
la tristeza de los campos
se envuelve en oscuridad.
Las aves buscan la rama
en donde han de pasar
la noche semidormidas,
hasta el próximo aclarar.
A lo lejos muge un toro,
cerca, relincha un bagual;
el balar de las ovejas
se trenza con el ladrar
de los perros ovejeros
que arreándolas van.
En el monte, los chingolos
silban su postrer silbar:
biti – bio – bio – bio –
bibi – biio – biio… ¡Ay! p. 410-412
………………………………………………………..
Canto de chingolo
Pobre chingolito,
lo tomé del suelo,
no podía volar
-vidalitay-
porque estaba enfermo.
Con mi mano grande,
con mi mano ruda,
le hice una caricia
-vidalitay-
por sobre las plumas.
Como hacía frío,
como estaba enfermo,
por no tener jaula
lo puse en la guitarra
-vidalitay-
envuelto en mi pañuelo.
Bi-ti-bio, biiio…
a la media noche,
bi-ti-bío, biiio…
lo oímos cantar;
pero al otro día
lo encontramos muerto;
(pobre chingolito
-vidalitay-
no lo oiremos más).
Tomé la guitarra,
me puse a tocar,
y noté, al momento
que estaba encantada;
y era que tenía
un sonido nuevo;
y era que tenía
-vidalitay-
-vidalitay-
una nota más! P. 414-415
Jacques Prevert
Traducción: Juan José Ceselli.
Tarea escolar
Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis…
¡Repetid! Dice el maestro:
Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis.
Pero hete aquí que el pájaro lira
pasa por el cielo
el niño lo ve
el niño lo oye
el niño lo llama:
¡Sálvame
juega conmigo
pajarillo!
Entonces el pájaro desciende
y juega con el niño.
Dos y dos cuatro…
¡Repetid! dice el maestro
y el niño juega
el pájaro juega con él…
Cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis
¿y dieciséis y dieciséis, cuánto es?
Dieciséis y dieciséis no son nada
y mucho menos
de ninguna manera
treinta y dos
y sigue la ronda.
El niño ha escondido al pájaro
en su pupitre
y todos los niños
escuchan su canto
y todos los niños
escuchan su música
y ocho y ocho desfilan a su vez
y cuatro y cuatro y dos y dos
desfilan a su vez
y uno y uno a la una a las dos
uno y uno desfilan también.
Y el pájaro lira juega
y el niño canta
y el profesor grita:
¡Cuándo terminaréis de hacer el payaso!
Pero los demás niños
escuchan la música
y las paredes de la clase
se desploman tranquilamente.
Y los vidrios vuelven a ser arena
la tinta vuelve a ser agua
los pupitres vuelven a ser árboles
la tiza vuelve a ser acantilado
y el portaplumas vuelve a ser pájaro. p. 372-373
José de Sagarra
Entre las barcas
(Fragmento)
Entre las barcas, si pasa el amor,
no lleva furia de bocas besadas;
Amor que pasa a la orilla del mar
es verdeazul y flexible como agua.
………………………………………………….
Para que llegue a la playa el amor,
hay que tener un poquito de calma
y una gaviota en el cielo dormido,
una gaviota y un agua azulada.
Para que a gusto en la playa se quede
ni una estrellita le oculte su cara;
Amor que pasa a la orilla del mar
va suspirando en la noche estrellada. p. 398
…………………………………………………….
José Sebastián Tallón
José Sebastián Nacido en 1904, era hijo de un irlandés y de una mujer italiana. Vivió en Temperley -en la provincia de Buenos Aires- y allí escribió el poema Sapito Glo Glo Glo. Su primer libro titulado La garganta del sapo fue editado cuando tenía veinte años y ya dejó algunas señales acerca de las impresiones que el paisaje iba dejando en su espíritu, en elocuentes testimonios que denotan su nostalgia por la infancia que se va desdibujando a medida que la adolescencia y la adultez van estableciendo sucesivos cambios. Fue amigo de los hermanos Raúl y Enrique González Tuñón, de Conrado Nalé Roxlo y de Roberto Arlt. Desde el diario porteño La Prensa fueron difundidos algunos de sus cuentos. Se ha reiterado lo dicho por el crítico Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, más conocido como Jorge Luis Borges: Roberto Arlt y José Sebastián Tallon don el descaro del arrabal, su bravura.” Como en tantos casos, la obra de este escritor no tuvo oportuno reconocimiento y recién tras su Último vuelo (1954), empezó a ser reconocida como lo que representa: una libre bandada que moviliza y asombra por su armonía y por los tonos de sus implícitas sugerencias.
En 1927, concretó una de sus obras más sugerentes: Las torres de Nüremberg. Una vez más, jugó con las palabras y construyó el edificio de sus sueños, acercándose al mágico mundo de los juguetes y al inquietante escenario de la pobreza. [3]
Contó lo que había sentido Don Regalo, un anciano que algo sabía de ternuras y también de pesadumbre:
“Lo que ayer ha sabido, lo que ayer ha sabido
no quiere que los otros viejecitos lo sepan.
¡Hay niños, muchos niños, que no tienen juguetes!
¡Muchos niños del mundo viven en la miseria!
Lo ha sabido y el llanto se le esconde en la barba
Como lluvia del campo que se esconde en la hierba.”
Relató algo de la infancia de Pupa, la niña que miraba con asombro a Mime, que estaba quieta en el bazar de las muñecas, mientras como tantas criaturas de su edad sólo podía jugar con algún muñeco de trapo, quizás ya con demasiadas pecas -por no decir manchado– y tal vez, también ya mostrando las hilachas…
Tallón vivió cincuenta años, y a tiempo supo valorar a… “El sueño”…
“Con ocho horas de sueño,
si vives sesenta años
te pierdes veinte durmiendo.
¡Veinte años! Será bueno
que en las horas que no duermas
te cuides de estar despierto.”
La madre de los pájaros
En una de las Torres de Nüremberg, la antigua
ciudad de los milagros, hace más de cien años que trabaja
la Madre de los Pájaros.
Su cuerpo no es más grande que una mano de niño,
y lo viste con plumas de paloma.
Tiene un nido debajo la campana
que a la vieja ciudad canta las horas.
Aprendamos la historia de esta rara
viejecita sonriente y juguetona,
que hizo todos los pájaros del mundo
con palabras hermosas.
Y sabremos entonces que en su nido
van cayendo al sonar de la campana,
convertidas en pájaros cantores,
las hermosas palabras.
Las hermosas palabras que en viento
van a la torre mágica, tan solo cuando han sido
por la boca de niño pronunciadas.
Milagro, maravilla,
verdad, ensueño y alborada;
Dios, humildad, perdón,
trabajo, cielo, corazón y amada.
La buena viejecita se alega cuando el viento
le lleva esas palabras.
Y para convertirlas en pájaros cantores
las repite tres veces en su idioma de maga.
Tres veces dice Madre,
y nace un ave blanca.
Tres veces dice Niño,
y un ave de colores, elevándose, canta.
Tres veces dijo Vida
para hacer las canciones que se escuchan al alba.
Amor, Amor, Amor,
y el pájaro más lindo salió de la campana…
Y así todos los pájaros cantores
los ha hecho la maga;
pues la voz que los niños dan al viento,
se la devuelve al viento, con dos alas.
Dila en secreto y con amor,
cuando la encuentre, tu Palabra;
y verás que algún día un pajarito
cantará en tu ventana. p. 422-423
Juan Ramón Jiménez
De “Platero y Yo” Elegía Andaluza (Selección)
III – Tormenta
Miedo. Aliento contenido. Sudor frío. El terrible cielo bajo ahoga el amanecer. (No hay por dónde escapar). Silencio… El amor se para. Tiembla la culpa. El remordimiento cierra los ojos. Más silencio…
El trueno, sordo, retumbante, interminable, como una enorme carga de piedra que cayera del cenit al pueblo, recorre, largamente, la mañana desierta. (No hay por dónde huir). Todo lo débil -flores, pájaros– desaparece de la vida.
Tímido, el espanto mira por la ventana entreabierta a Dios, que se alumbra trágicamente. Allá en oriente, entre desgarrones de nubes, se ven malvas y rosas tristes, sucios, fríos, que no pueden vencer la negrura.
¡Ángelus! Un Ángelus duro y abandonado solloza entre tronido. ¿El último Ángelus del mundo? Y se quiere que la campana acabe pronto, o que suene más, mucho más, que ahogue la tormenta. Y se va de un lado a otro, y se implora, y no se sabe lo que se quiere…
(No hay por dónde escapar). Los corazones están yertos. Los niños lloran…
-¿Qué será de Platero, tan solo allá en la indefensa cuadra del corral? p. 245-146
La cojita
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!
Sol y rosas. La arboleda,
movida y fresca, dardea
limpias luces verdes. Gresca
de pájaros, brisas nuevas.
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!
Un cielo de ensueño y seda
hasta el corazón se entra.
Los niños de blanco, juegan,
chillan, sudan, llegan:
…nenaaa!
La niña sonríe: ¡Espeeera,
voy a coger la muleta!
Saltan sus ojos. Le cuelga,
girando falsa la pierna.
Le duele el hombro. Jadea
contra los chopos. Se sienta.
Ríe y llora y ríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!
Mas los pájaros no esperan;
¡los niños no esperan! Yerra
la primavera. Es la fiesta
del que corre y del que vuela.
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta! p.248-249
Juana de Ibarbourou
Estío
Cantar del agua del río.
Cantar continuo y sonoro.
Arriba bosque sombrío
y abajo arena de oro.
Cantar…
De alondra escondida
entre el oscuro pinar.
Cantar…
Del viento en las ramas
Floridas del retamar.
Cantar…
De abejas ante el repleto
tesoro del colmenar.
Cantar…
De la joven tahonera que al río viene a lavar.
Y cantar, cantar, cantar,
de mi alma embriagada y loca
bajo la lumbre solar. p. 233
Julia Prilutzky Farny
Pequeña Suite en tono Menor
(Fragmento)
III – Nocturno
Ríe con tu sonrisa transparente
y no te angusties más: tú, que no sabes
lo que vendrá… Pequeñas cosas graves
que deben ser, inevitablemente.
Yo sé el curso fatal de la corriente
y el definido rumbo de las aves
y los títeres-hombres, y las claves
del gran titiritero omnipotente.
Tú no sabes por qué, y te anonada
mi silencio de lámpara volcada
y ese temblor vestido de aspereza
que antes de florecer, está marchito.
Yo, que hoy ya sé cómo será tu grito,
Tu anochecida voz y tu tristeza. P. 374
Leopoldo Lugones
La calandria
Escala, escala, escala,
alegra, alegra, alegra,
la inmensidad aún negra
que ya trasluce en su ala.
Altísima se absorbe
cantando cielo adentro,
y aquel canto es el centro
palpitante del orbe.
Canta, y de su alegría
nace el azul divino.
Y en el cristal del trino
se va aclarando el día.
El cielo sobre el mar
es un jardín ligero,
donde inclina el lucero
su botón de azahar.
Y en idilio pueril
tras un vago arrebol,
se encuentra el canto al sol,
sutil, sutil, sutil… P. 284
Miguel N. Lira
(A Berta Singerman)
México-Pregón
(Fragmento)
I
Con el pregón del ave,
menta y oro el plumaje,
México inicia el despertar.
El eco abre sus alas,
damas de la distancia,
para volar cantando
la alegría del encuentro
de la tierra doncella,
morena y desvestida.
-“Tihuí, tihuí, tihuí tihuí”,
canta el pico de cera
por el trébol del valle,
por el más alto cielo,
por el agua desnuda
de la laguna de Tenoxtitlán.
Y así el amanecer
de escarcha y lirios
se inunda con el nácar
del floripondio y la magnolia
que estrenan el vestido de nupcias
en las bodas del ave y la ciudad. P. 260
…………………………………………………..
Carpa
(Fragmento)
Señores, vayan pasando
que la función comenzó,
que la niña está cantando
con la voz que Dios le dio.
Su canción es muy bonita,
se los aseguro yo;
un ruiseñor desde el cielo
cantando se la enseñó.
La luna por escucharla
sus ventanitas abrió;
la canción entró por ellas
y a la luna iluminó.
……………………………………….
Verán al ilusionista
listones cómo enredó;
varita de mil virtudes
palomas los convirtió.
Una palomita blanca
de la luz se enamoró;
la luz se llevó en sus alas
y todo se oscureció.
Señores, voy a contarles
lo que después sucedió:
que a los pies de las coristas
la vía láctea se tendió.
Sus cuerpos hizo luceros
por el brillo que les dio:
si en sus ojos anochece,
en su vientre amaneció. p. 267
……………………………………………
Rabindranath Tagore – Poeta Indio.
Traducción de Zenobia Camprubi
de Jiménez, esposa de Juan Ramón.
Es oportuno reiterar que GASTÓN GORI ¡el Patriarca de los Pájaros!… en su libro Mientras llega la aurora (Buenos Aires, editorial Porter Hnos, 1942, p. 75-78), incluyó el poema titulado
“Lágrimas por Tagore”
-Rabindranath: duerme.
La ronda de niños
llorará tus manos
cargadas de lirios.
Que lleguen al lecho
palomas y estrellas,
que los niños lloran
con la “Luna Nueva”.
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
Las rosas, marchando
por cinco caminos.
Todas te vistieron
blancuras de armiño.
¡Que lleguen al lecho
lamentos de niños!
¡Las rosas caídas!
¡Tus ojos! ¡Tu frío!
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
Pájaros llamaron
con alas temblonas:
tras puertas cerradas,
te llaman, te lloran…
¡Ay, duérmase el río,
y lloren las hojas!
Los pájaros fueron
a verte en la fosa.
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
Caminos de piedras,
Amal que retorna
con una pregunta
que gime en tu boca.
¡Congoja quebrada
consuele tu boca!
Es niño dolido
tu Amal que retorna.
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
-Rabindranath: duerme.
Lágrimas de frondas
te lloran su llanto;
te lloran, te lloran…
Vellones y mieles.
Dulzura cantora.
Los niños te llaman
los niños te lloran.
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
El río y la fuente,
estrellas y palomas,
te llevan a Sada
que llora, que llora.
En frentes silenciosas,
tu luz y tu sombra…
Gastón Gori –Pedro Raúl Marangoni” nació
el 17 de noviembre de 1915 en Esperanza
(Las Colonias, Provincia de Santa Fe, Rep. Argentina)
Abogado. Miembro de la Academia Argentina de Letras.
Declarado Ciudadano Ilustre en su ciudad natal y en
Santa Fe de la Vera Cruz, su lugar de residencia.
Inició su Último Vuelo el 17 de noviembre de 2004.
Celebración de la Semana de los Pájaros
(10 al 16 de noviembre) y el 17 de noviembre
¡el día de los pájaros!
Homenaje a… el Patriarca de los Pájaros.
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Seguimos cerca de pájaros, en el inconmensurable recorrido señalado por Berta Singerman.
El pájaro manso…
El pájaro manso vivía en la jaula, y el pájaro libre en el bosque. Mas su destino era encontrarse y había llegado la hora.
El pájaro libre cantaba “Amor, volemos al bosque”. El pájaro preso decía bajito: “Ven tú aquí; vivamos los dos en la jaula”. Decía el pájaro libre: “Entre rejas no pueden abrirse las alas”. “¡Ay!”, decía el pájaro preso: “¿Sabré yo posarme en el cielo?”
El pájaro libre cantaba: “Amor mío, pía canciones del campo”. El pájaro preso decía: “Estate a mi lado, te enseñaré la canción de los sabios”. El pájaro libre cantaba: “No, no, no, nadie puede enseñar las canciones”. El pájaro preso decía: ¡¡Ay! Yo no sé las canciones del campo”.
Su amor es un anhelo infinito, mas no pueden volar ala con ala. Se miran y se miran a través de los hierros de la jaula, pero es en vano su deseo. Y aletean nostálgicos y cantan: “Acércate más, acércate más”. El pájaro libre grita: “No puedo. ¡Qué miedo tu jaula cerrada” El pájaro preso canta bajito: “¡Ay! No puedo. ¡Mis alas se han muerto!” P. 421-422
Rabindranath Tagore – Poeta Indio.
De “El jardinero”.
Traducción de Zenobia Camprubi de Jiménez,
esposa de Juan Ramón Jiménez.
La rosa del reloj
(Fragmento)
Es la hora de los enigmas:
cuando la tarde del verano
de las nubes mandó un milano
sobre las palomas benignas.
¡Es la hora de los enigmas!
Es la hora de la paloma:
sigue los vuelos la mirada
de una niña. Tarde rosada,
musical y divina coma.
¡Es la hora de la paloma!
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Es la hora de la lechuza:
descifra escrituras el viejo,
se quiebra de pronto el espejo,
sale la vieja con la alcuza.
¡Es la hora de la lechuza!
Es la hora de la raposa:
ronda la calle una vihuela,
porta la vieja a la mozuela
un anillo con una rosa.
¡Es la hora de la raposa! P. 443-444
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Casi colofón…
Un impulso interior ha determinado la inclusión de estas casi confesiones de César Vallejo, aunque no ha dejado señales acerca de los pájaros…
El momento más grave de la vida
Un hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne, cuando fui herido en el pecho.
Otro hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.
Y otro hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.
Y otro dijo:
-El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.
Y el último hombre dijo:
-El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía. p. 447
Considerando en frío
Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina…
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diafragma del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su forma famélica de masa…
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona…
Considerando también
que en hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo…
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…
Le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo emocionado,
¡Qué más da! Emocionado… Emocionado… p. 448
César Vallejo.
Por algo, la talentosa Berta Singerman incluyó en su repertorio de Poesías, la original Adivinanza escrita por el poeta Luis Barrios Cruz.
Adivinanza oída en una Feria de Verdes
-¿En qué se diferencia el hombre
del pájaro, y el pájaro le aventaja?
-En que el hombre no sopla alas.
-Vuela más allá de los pájaros.
Mientras los pájaros deslumbrados,
para ver las estrellas
piden prestada a los caminos
la lente de los pozos que el chubasco
perdió cuando paseaba a través de la tarde,
el hombre, en una nube, nube rauda,
en esa misma nube donde el chubasco viaja,
cabalga por la vía láctea de un lucero en ancas.
-¿En qué se diferencia el hombre
del pájaro, y el pájaro le aventaja?
-En que no canta.
-Canta más que los pájaros.
Mientras los pájaros virtuosos,
para su canto se acompañan
con la guitarra de la alborada
o con la marimba del crepúsculo,
el hombre se agiganta
ante el arpa rotunda de la noche soñada.
-¿En qué se diferencia el hombre
del pájaro, y el pájaro le aventaja?
-En que el pájaro revive los árboles
para construir su nido,
y el hombre los árboles mata
para fabricar la casa.
La respuesta la dio la fuente diáfana. p. 43-44
Tras el primer lustro del siglo veintiuno, sigue la tierra ensangrentada por guerras resultantes de ambiciones e intolerancia. Huyen los pájaros…
Aún se percibe el eco de la emocionada y emocionante voz de Berta Singerman en su llamado de atención desde distintos escenarios, repitiendo el poema de Rudyard Kipling… [4]
Botas
Vamos a pie, chapoteando, chapoteando, ¡chapoteando sobre África!
A pie, a pie, a pie, a pie, ¡chapoteando sobre África!
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
¡Siete, seis, once, cinco, nueve y veinte millas hoy!
Cuatro, once, diecisiete y treinta y dos el día anterior.
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
No, no, no, no mires lo que está frente a ti.
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
Hombres, hombres, hombres, hombres, enloquecen de tanto mirarlas.
¡No hay descanso en la guerra!
Intenta, intenta, intenta, intenta pensar en algo diferente.
¡Oh, Dios mío, líbrame de enloquecer!
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
Cuenta, cuenta, cuenta, cuenta las balas en las bandoleras;
si tus ojos se cierran, las botas pasarán por encima de ti.
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
Podemos resistir hasta el fin, hambre, sed y fatiga,
pero no más, no más, no más, no más la eterna visión de ellas.
(Botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
Y no es tan malo de día, que está uno acompañado,
pero la noche trae largas filas de cuarenta mil millones
de botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!
¡No hay descanso en la guerra!
He marchado seis semanas al Infierno, y puedo asegurar
que no hay fuego, ni diablos, ni oscuridad, ni nada
sino botas, botas, botas, botas, ¡arriba y abajo otra vez!)
¡No hay descanso en la guerra!
Aún hay argentinos mirando hacia el pasado abarcando sólo la mitad del tenebroso escorzo generado durante décadas de una guerra civil no declarada…
El gobierno nacional ha impulsado sucesivos actos con la consigna…
2006 – Año de la Memoria por la Verdad y la Justicia
Conmovida por las ausencias definitivas y el dolor que persiste tras la Gesta de las Malvinas -del 2 de abril al 14 de junio de 1982-; teniendo en cuenta que el 18 de julio de este año se conmemoraron setenta años del comienzo de la guerra civil española… y comprendiendo a quienes insisten en que la impunidad impide que cicatricen sus heridas; siento la necesidad de reiterar este poema del filósofo español don Miguel de Unamuno.
¡Perdón!
Si tú no perdonas
no te perdona Dios;
¡perdona-te!
Si en paz no vives
contigo mismo,
si no consigues
paz en tu pecho,
¡no te dará Dios paz…!
La paz viene del fondo
del corazón;
es divino tesoro
que en ti Dios puso,
¡es tesoro de amor!
Esa inquietud eterna
que te derrite,
ese anhelo infinito
que no se extingue,
que no se sacia,
es porque no perdonas,
es porque no amas…
¡Desecha la justicia,
que es pobre cosa,
que mata al corazón!
¡Busca la vida,
la vida inextinguible,
búscala en el perdón!
¡Perdona-te!
Honda piedad inmensa
tu corazón derrita,
al tocar tu miseria,
tu miseria infinita,
que es la miseria humana
el lastre de la vida…
Perdona-te
Y en ti perdona a todos…
Perdona-te.
Acude a tu tesoro,
al divino tesoro
que en ti Dios puso,
¡al tesoro de amor…!
Sólo el perdón es justo…
¡perdona-te!
Perdónate y perdona
contigo a todos,
a todos los que amargan
nuestra vida con dolor…
¡en el juez está el mal!
Es el que juzga el que hace
la maldad del delito,
es el que juzga…
¡sólo el perdón es hijo
del absoluto Amor!
No alegues tu derecho…
¿con qué derecho
ese derecho alegas?
¡Sólo el derecho eterno
darte vida podrá!
Y es el derecho eterno
ser perdonado…
Perdonate y en ti perdona a todos
¡perdona-te!
Ni tu deber alegues…
hay un deber tan sólo,
¡y es el perdón!
Perdón es sacrificio
del que perdona;
es gracia, don divino,
del que el perdón recibe;
es gracia y sacrificio,
fruto de amor, no de justicia,
¡de caridad!
Es gracia y no derecho;
No deber, sacrificio…
¡es libertad!
Es libertad perfecta
santo tesoro
que soporta cadenas,
es libertad del alma,
¡fruto de amor!
Tribunal no levantes
dentro de tu alma;
mantenla pura;
no te juzgues en juicio
oye a tus ansias
¡ansias de paz!
Contempla tu miseria,
que es la miseria humana,
la triste pena;
¡contémplala y aviva
tu compasión!
Compasión a ti mismo,
piedad del Hombre,
pesar por el delito…
¡perdona-te!
Perdónate y perdona
contigo a todos,
a todos los que amargan
esta vida con dolor…
perdónate y perdona…
¡perdona-te!
¡Desecha la justicia,
que es pobre cosa
que mata al corazón!
Si tú no te perdonas,
¿cómo has de perdonar?
¡Perdona-te!
¡perdón, sólo perdón!
¡perdón tan solo!
¡sólo perdón! p. 432-434
Y cercana otra pausa, se impone una vez más otra sensata advertencia del hombre que después de ver que a “la cuna del hombre la mecen con cuentos… que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos… que el llanto del hombre lo taponan con cuentos… que los huesos del hombre los entierran con cuentos…, necesitó expresar… “Un signo… ¡Quiero un signo!… No me contéis más cuentos”…
El sabio León Felipe, refiriéndose al romero solo, expresó:
Sensibles
a todo viento
y bajo
todos los cielos,
poetas,
nunca cantemos
la vida
de un mismo pueblo,
ni la flor
de un solo huerto…
Que sean todos los pueblos
y todos
los huertos nuestros. p. 153
¡Que así sea!…
Domingo 8 de octubre de 2006. Hora 18.
Fecha memorable en la historia de los Argentinos…
Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini.
[1] Poesía Universal – Repertorio de Berta Singerman. Buenos Aires, Ediciones Siglo XX, 14 de octubre de 1961. Cuarenta y cinco años después, tiene resonancia aquel casi mágico canto… al incluir algunos poemas en el proyecto “SEMANA DE LOS PÁJAROS (10 al 16 de noviembre de 2006) – “17 de NOVIEMBRE ‘EL DÍA DE LOS PÁJAROS’– HOMENAJE A GASTÓN GORI” (Poeta santafesino, Académico, Ciudadano Ilustre… ¡EL PATRIARCA DE LOS PÁJAROS! Nació el 17 de noviembre de 1915 en Esperanza, departamento La Capital e inició su último vuelo, el 17 de noviembre de 2004 en Santa Fe de la Vera Cruz, capital de la provincia argentina que como él expresó en un poema, es el “Corazón legal de la República” porque el 1º de Mayo de 1853, el Cabildo santafesino fue sancionada la Constitución Nacional..
[2] Ibídem, p. 551. En los textos de distintos autores, aquí “en negritas”, las palabras relacionadas con pájaros a los fines de destacar versos o párrafos.
[3] En la revista Lea de la Cámara Argentina del Libor, María Ruth Prado Belgrano publicó una interesante nota titulada Una ciudad de mil años – Homenaje a uno de nuestros más grandes escritores de literatura infantil. Los versos que aquí están reiterados pertenecen a esa interesante aproximación.
[4] En Poesía Universal, obra citada. Traducción de Xavier Villaurrutia. Impreso en páginas 251-252