De “Hojas sueltas”…
El Club de Poetas de Granadero Baigorria, publicó obras de escritores de distintas latitudes, en una selección titulada Hojas sueltas y entre ellas, algunas con alusiones a árboles y pájaros.
Aquí, la reiteración de lo escrito por un poeta peruano:
Despierta hombre
I
Yo soy el árbol, escucha hombre:
Tú que has hollado la luna
y dividido el átomo
que superaste del sonido la velocidad
y de la cibernética hiciste tu credo.
Te has dormido
en la gloria de tus triunfos
soñando con los humus
de tus fábricas
en un mundo agitado
de ambiciones
y conquistas…
¡y me has olvidado!
Yo soy el ÁRBOL
que te recibió
en blanda cuna;
que aprisionó del sol
su energía
guardándola en la humilde leña
para brindarte calor.
Soy del hogar tu confort, la puerta de tu morada.
¡Y… tú hombre! Me has olvidado.
¿Qué digo?
Me destruyes sin reemplazarme
incendias los bosques
y en las ciudades
¡cubres con duro cemento
mi vital espacio obligándome a lenta muerte!
I
¡Despierta insensato!
que de la contaminación
soy tu defensor
del paisaje su belleza
y del anciano su báculo.
Pertenezco a muchas familias
las Myrtáceas viven en la lejana Australia,
a las coníferas, vehículos de la cultura
que del papel son la fuente
les agradan las estepas heladas.
¡Hombre, despierta!
y contempla el trópico
allá las especies forestales llegamos a las 2.500
con 35º de calor y 4000 mm. de lluvia,
la Madre Naturaleza ha creado
de la Caoba sus jaspes
de la Lupuna sus dibujos
del Romerillo su resistencia
y en las grandes alturas el Ande
ahí estoy convertido en Queuña
que los discípulos de Linneo me llaman
Polylepis racemosa.
III
Mis raíces cubren millones de kilómetros
abrazan amorosamente a la tierra
defendiéndola de la terrible erosión.
Donde vivo vigoroso, no hay “Huaycos”
y mis hojas, diminutos laboratorios
destruyen el anhídrido carbónico
¡regalándote oxígeno puro!
Al final de su terrena existencia
el bendito humus va a formar
de los ríos su regulación
y en gigantescas “esponjas”
guardo la valiosa humedad
para enviarla a los sedientos manantiales.
IV
De mí sólo te acuerdas
cuando el sol te abrasa
buscando mi bondadosa sombra.
¡Despierta hombre!
De tus ciudades soy tu protección
por mis caminos están seguros y limpios
soy todo para ti
¿y qué te pido?
Que me protejas
¡contra el fuego
contra la sequía
contra el hacha!
V
Tú hombre, acaso ya me has hecho mucho daño
pero escucha mi última plegaria:
Forja tu niñez y juventud
en el amor a la Madre Naturaleza.
No tienes otra alternativa,
si no quieres su destrucción,
porque tu planeta
fácilmente girará en el espacio
muerto y despoblado
¡como el más grande Mausoleo
a la insensatez humana!
Benjamín Almanza Ocampo.
Perú.
En la página precedente -sexta en la citada edición-, este poema:
Eucaliptos
Árbol añoso que te alzas majestuoso,
desde las praderas donde juegan los niños
donde los pájaros alegran con sus trinos
y por momentos parece que tocaran el cielo
y cuando se mueve tu copa con el viento
las aves retornan y se elevan en vuelo.
¡Oh cuánta belleza se anida
en tu ramaje!
¡Oh cuán verde y grande
es tu follaje!
Árbol que puedes contar tantas historias
de duendes, de ángeles, de hadas;
de gnomos y de amores frustrados,
tanta poesía que conservas en tu memoria
con fragancias herbáceas que perfuman el aire.
La savia que alimenta tu verdor,
brindas tu sombra con amor
en las tardes de Enero
de ardiente calor.
Tantos años sumados en la ventura
se nota a simple vista por tu estatura.
Gladis Álvarez
1998: Vivencias del alma (1er. poemario editado).
Participó en varias antologías.
El poeta Gregorio Pruss, escribió este soneto:
Fresno otoñal
Hubo un éxodo de pájaros
totalmente irreparable
Gabriel Cepeda.
Con sus ramas peinadas hacia arriba
el fresno tiene un tono de tristeza.
Su follaje a medida que se iba
fue quitando el verdor y la belleza.
Los meses que esquelético se exhiba
igual nos hablarán de su nobleza.
Habrá siempre una pluma que describa
esa savia vital de su grandeza-
Tal vez exageré, debo admitirlo,
y tuve un grueso error al describirlo
como un árbol que sufre en esa acera.
El fresno está feliz y sólo espera
nuevas hojas que pronto han de vestirlo…
La tristeza está en mí. No está allí afuera.
(Poema en página 126)
En la página décimo cuarta del libro Hojas sueltas, un relato breve y un poema:
Pájaros
Por Marta Elena Díaz
El poeta había madrugado. Cinco de la mañana, en invierno, y en día domingo, es demasiado temprano. Lo que sucedió es que el trinar de los pájaros lo había despertado. Una vez levantado y ya con las miguitas de pan, con las que suele alimentarlos, listas, abrió la ventana de su celda y descubrió que le lugar estaba desierto y silencioso: no vio a los gorriones revoloteando como de costumbre: aún era noche cerrada. Negritas aquí
Las sombras cubrían el parque y apenas se divisaban los árboles, ya que faltaba mucho para aclarar… entonces… ¿qué eran aquellos gorjeos? ¡Claro!, en su interior oyó el canto de las avecillas, ¡oh, Dios! ¡Qué hermoso!
El poeta debía realizar una tarea fraternal; quien no lo conoce no puede imaginar hasta dónde llega su humanidad hacia otros seres.
Como tiene desarrollada la atención profunda, sintió la sutil y casi imperceptible presencia de los pájaros. Es la facultad de la paz interior que contiene y libera el afecto y el amor. Esto se halla dentro de esa quietud interior, no se despilfarra, se acumula y se libera en una actividad de plenitud, inteligencia, creación y jubilo. De allí, de esa actitud interna, pudo oír el canto de los pájaros. Es el calor del afecto humano y hace que estos impulsos se extiendan, sin fin, hacia toda la Creación. Tal facultad de vida la expresa, el poeta, en su poema titulado:
La canción invicta.
Sucede que hay un miedo
que anuda la garganta y da tanta tristeza ver pájaros que callan.
Sucede que en las noches las sombras se dilatan y albergan misteriosas a pájaros que callan.
O cuando cae el rayo ¡y el relámpago estalla!, hay un silencio extraño de pájaros que callan.
O en un día de duelo, de bomba o de metralla, cuando los hombres caen… ¡los pájaros se callan! |
Entonces el silencio
se expande y se agiganta y sólo es comparable con pájaros que callan.
Silencio, por las voces que acalla una muralla. Silencio, si en mi Patria… hay pájaros que callan.
Pero a pesar del frío, del viento y la borrasca; a pesar de las sombras, el miedo y las batallas;
a pesar de la angustia, ¡y los muros que espantan!, siento en mi corazón… ¡mil pájaros que cantan! Gabriel Horacio Arias. |
Recuerdos
Recordaba la casa de ayer,
los juegos, el gorrión…
las cosas lindas de la vida infantil.
En esa simpleza tan sutil,
mi alma volvía a nacer.
Un cielo puro y desorden por doquier,
Y mi madre llamándome a sosiego.
Perfume de ayer…
Alicia Prado
(Poema en página 121.)
Viento
Pájaros insistentes, del otoño,
recién llegado.
Frío del atardecer, cargado de enigmas.
¿Enigmas del ser?
¿O acaso prensión vana, de un viento
elocuente,
que todo se lleva
despiadadamente?
¿Por qué, viento,
insistes en las hojas
desvalidas del otoño
tanto tiempo?
¿O es que acaso piensas viento
que al barrer las hojas,
insistentemente,
el árbol,
magníficamente
no volverá a florecer?
Led Yann
Seudónimo de Tatiana Leda Yannarella.
Docente, bibliotecaria. Educadora por el Arte.
“Humilde obrera de la cultura” (p. 130)
Haiku
Mientras el hacha
va talando los bosques
lloran los mirlos. [1]
Eduardo Edsel Wheeler
Ediciones: Poliantea Poética I, II y III
(1980, 1981 y 1983).
Fundador de la revista literaria Vertientes 1986-1994 y de “Avant-Propos”
del “Club de los 12”. En 1993, iniciador de las antologías “De Baigorria con Amor”, sucedido por el poeta Favio A. Ceballos y colaboradores.
Fraternal reconocimiento
El santafesino Mario E. Allisandrini, desde Capitán Bermúdez difundió en 1995 su libro Sentimiento nacional de identidad y en esas páginas incluyó una armoniosa composición dedicada al escritor y poeta Eduardo Edsel Wheeler.
Zamba para don Eduardo…
La vida tiene caminos
donde uno elige su andar,
y son cosas del destino
luchar por un ideal;
unos eligen la guerra,
y otros predican la paz.
Su Granadero Baigorria,
junto al río Paraná,
lo ha de encontrar, día a día,
deambulando sin cesar;
con la palabra de aliento
como ayudando a soñar.
En su “Vertientes” refleja
la idea de la hermandad,
agrupando a los que escriben
para echarlos a volar;
y decir que aún sigue viva
la poesía popular.
Usted que nació poeta,
la palabra es su verdad,
y anda sembrando las letras
por cosechar amistad;
es tan poquito esta zamba
para poderlo nombrar.
Eduardo Wheeler, su obra
seguro no morirá,
porque el “hermano poeta”
no se rinde así nomás;
al sentimiento del pueblo
nadie lo pudo callar…
Al amigo escritor Eduardo E. Wheeler.
Mario E. Alessandrini.
Capitán Bermúdez, (C.P. 2154) Pcia. de Santa Fe.)
Correo Electrónico : apulmon@altavista.net
Lecturas y síntesis:
Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini / 2005.
[1] El sábado 14 de abril de 2001-celebración del Día de las Américas-, en el suplemento “Cultura” del diario “El Litoral” de la capital santafesina, dedicaron una página a “Introducción al haiku”. Poemas de 17 sílabas: 5-7-5.