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Vuelos desde Granadero Baigorria.

De “Hojas sueltas”.

Despierta hombre.

Eucaliptos.

Fresno otoñal

Pájaros.

La canción invicta.

Recuerdos.

Viento.

Haiku.

Fraternal reconocimiento.

Zamba para don Eduardo.

De “Hojas sueltas”…

El Club de Poetas de Granadero Baigorria, publicó obras de escritores de distintas latitudes, en una selección titulada Hojas sueltas y entre ellas, algunas con alusiones a árboles y pájaros.

Aquí, la reiteración de lo escrito por un poeta peruano:

Despierta hombre

              I

Yo soy el árbol, escucha hombre:

Tú que has hollado la luna

y dividido el átomo

que superaste del sonido la velocidad

y de la cibernética hiciste tu credo.

Te has dormido

en la gloria de tus triunfos

soñando con los humus

de tus fábricas

en un mundo agitado

de ambiciones

y conquistas…

¡y me has olvidado!

Yo soy el ÁRBOL

que te recibió

en blanda cuna;

que aprisionó del sol

su energía

guardándola en la humilde leña

para brindarte calor.

Soy del hogar tu confort, la puerta de tu morada.

¡Y… tú hombre!  Me has olvidado.

¿Qué digo?

Me destruyes sin reemplazarme

incendias los bosques

y en las ciudades

¡cubres con duro cemento

mi vital espacio obligándome a lenta muerte!

              I

¡Despierta insensato!

que de la contaminación

soy tu defensor

del paisaje su belleza

y del anciano su báculo.

Pertenezco a muchas familias

las Myrtáceas viven en la lejana Australia,

a las coníferas, vehículos de la cultura

que del papel son la fuente

les agradan las estepas heladas.

¡Hombre, despierta!

y contempla el trópico

allá las especies forestales llegamos a las 2.500

con 35º de calor y 4000 mm. de lluvia,

la Madre Naturaleza ha creado

de la Caoba sus jaspes

de la Lupuna sus dibujos

del Romerillo su resistencia

y en las grandes alturas el Ande

ahí estoy convertido en Queuña

que los discípulos de Linneo me llaman

Polylepis racemosa.

              III

Mis raíces cubren millones de kilómetros

abrazan amorosamente a la tierra

defendiéndola de la terrible erosión.

Donde vivo vigoroso, no hay “Huaycos”

y mis hojas, diminutos laboratorios

destruyen el anhídrido carbónico

¡regalándote oxígeno puro!

Al final de su terrena existencia

el bendito humus va a formar

de los ríos su regulación

y en gigantescas “esponjas”

guardo la valiosa humedad

para enviarla a los sedientos manantiales.

              IV

De mí sólo te acuerdas

cuando el sol te abrasa

buscando mi bondadosa sombra.

¡Despierta hombre!

De tus ciudades soy tu protección

por mis caminos están seguros y limpios

soy todo para ti

¿y qué te pido?

Que me protejas

¡contra el fuego

contra la sequía

contra el hacha!

              V

Tú hombre, acaso ya me has hecho mucho daño

pero escucha mi última plegaria:

Forja tu niñez y juventud

en el amor a la Madre Naturaleza.

No tienes otra alternativa,

si no quieres su destrucción,

porque tu planeta

fácilmente girará en el espacio

muerto y despoblado

¡como el más grande Mausoleo

a la insensatez humana!

     Benjamín Almanza Ocampo.

     Perú.

 

En la página precedente -sexta en la citada edición-, este poema:

Eucaliptos

Árbol añoso que te alzas majestuoso,

desde las praderas donde juegan los niños

donde los pájaros alegran con sus trinos

y por momentos parece que tocaran el cielo

y cuando se mueve tu copa con el viento

las aves retornan y se elevan en vuelo.

¡Oh cuánta belleza se anida

en tu ramaje!

¡Oh cuán verde y grande

es tu follaje!

Árbol que puedes contar tantas historias

de duendes, de ángeles, de hadas;

de gnomos y de amores frustrados,

tanta poesía que conservas en tu memoria

con fragancias herbáceas que perfuman el aire.

La savia que alimenta tu verdor,

brindas tu sombra con amor

en las tardes de Enero

de ardiente calor.

Tantos años sumados en la ventura

se nota a simple vista por tu estatura.

 

Gladis Álvarez

1998: Vivencias del alma (1er. poemario editado).

Participó en varias antologías.

 

 

El poeta Gregorio Pruss, escribió este soneto:

Fresno otoñal

Hubo un éxodo de pájaros

totalmente irreparable

Gabriel Cepeda.

 

Con sus ramas peinadas hacia arriba

el fresno tiene un tono de tristeza.

Su follaje a medida que se iba

fue quitando el verdor y la belleza.

 

Los meses que esquelético se exhiba

igual nos hablarán de su nobleza.

Habrá siempre una pluma que describa

esa savia vital de su grandeza-

Tal vez exageré, debo admitirlo,

y tuve un grueso error al describirlo

como un árbol que sufre en esa acera.

El fresno está feliz y sólo espera

 nuevas hojas que pronto han de vestirlo…

La tristeza está en mí.  No está allí afuera.

(Poema en página 126)

 

En la página décimo cuarta del libro Hojas sueltas, un relato breve y un poema:

Pájaros

Por Marta Elena Díaz

 

El poeta había madrugado.  Cinco de la mañana, en invierno, y en día domingo, es demasiado temprano.  Lo que sucedió es que el trinar de los pájaros lo había despertado.  Una vez levantado y ya con las miguitas de pan, con las que suele alimentarlos, listas, abrió la ventana de su celda y descubrió que le lugar estaba desierto y silencioso: no vio a los gorriones revoloteando como de costumbre: aún era noche cerrada. Negritas aquí

Las sombras cubrían el parque y apenas se divisaban los árboles, ya que faltaba mucho para aclarar… entonces… ¿qué eran aquellos gorjeos?  ¡Claro!, en su interior oyó el canto de las avecillas, ¡oh, Dios! ¡Qué hermoso!

El poeta debía realizar una tarea fraternal; quien no lo conoce no puede imaginar hasta dónde llega su humanidad hacia otros seres.

Como tiene desarrollada la atención profunda, sintió la sutil y casi imperceptible presencia de los pájaros.    Es la facultad de la paz interior que contiene y libera el afecto y el amor.  Esto se halla dentro de esa quietud interior, no se despilfarra, se acumula y se libera en una actividad de plenitud, inteligencia, creación y jubilo.   De allí, de esa actitud interna, pudo oír el canto de los pájaros.  Es el calor del afecto humano y hace que estos impulsos se extiendan, sin fin, hacia toda la Creación.  Tal facultad de vida la expresa, el poeta, en su poema titulado:

La canción invicta.

Sucede que hay un miedo

que anuda la garganta

y da tanta tristeza

ver pájaros que callan.

 

Sucede que en las noches

las sombras se dilatan

y albergan misteriosas

a pájaros que callan.

 

O cuando cae el rayo

¡y el relámpago estalla!,

hay un silencio extraño

de pájaros que callan.

 

O en un día de duelo,

de bomba o de metralla,

cuando los hombres caen…

¡los pájaros se callan!

Entonces el silencio

se expande y se agiganta

y sólo es comparable

con pájaros que callan.

 

Silencio, por las voces

que acalla una muralla.

Silencio, si en mi Patria…

hay pájaros que callan.

 

Pero a pesar del frío,

del viento y la borrasca;

a pesar de las sombras,

el miedo y las batallas;

 

a pesar de la angustia,

¡y los muros que espantan!,

siento en mi corazón…

¡mil pájaros que cantan!

Gabriel Horacio Arias.

Recuerdos

Recordaba la casa de ayer,

los juegos, el gorrión

las cosas lindas de la vida infantil.

En esa simpleza tan sutil,

mi alma volvía a nacer.

Un cielo puro y desorden por doquier,

Y mi madre llamándome a sosiego.

Perfume de ayer…

     Alicia Prado

(Poema en página 121.)

Viento

Pájaros insistentes, del otoño,

recién llegado.

Frío del atardecer, cargado de enigmas.

¿Enigmas del ser?

¿O acaso prensión vana, de un viento

elocuente,

que todo se lleva

despiadadamente?

¿Por qué, viento,

insistes en las hojas

desvalidas del otoño

tanto tiempo?

¿O es que acaso piensas viento

que al barrer las hojas,

insistentemente,

el árbol,

magníficamente

no volverá a florecer?

     Led Yann

Seudónimo de Tatiana Leda Yannarella.

Docente, bibliotecaria. Educadora por el Arte.

“Humilde obrera de la cultura” (p. 130)

Haiku

Mientras el hacha

va talando los bosques

lloran los mirlos.  [1]

Eduardo Edsel Wheeler

Ediciones: Poliantea Poética I, II y III

(1980, 1981 y 1983).

Fundador de la revista literaria Vertientes 1986-1994 y de “Avant-Propos”

del “Club de los 12”. En 1993, iniciador de las antologías “De Baigorria con Amor”, sucedido por el poeta Favio A. Ceballos y colaboradores.

Fraternal reconocimiento

El santafesino Mario E. Allisandrini, desde Capitán Bermúdez difundió en 1995 su libro Sentimiento nacional de identidad y en esas páginas incluyó una armoniosa composición dedicada al escritor y poeta Eduardo Edsel Wheeler.

Zamba para don Eduardo…

La vida tiene caminos

donde uno elige su andar,

y son cosas del destino

luchar por un ideal;

unos eligen la guerra,

y otros predican la paz.

Su Granadero Baigorria,

junto al río Paraná,

lo ha de encontrar, día a día,

deambulando sin cesar;

con la palabra de aliento

como ayudando a soñar.

En su “Vertientes” refleja

la idea de la hermandad,

agrupando a los que escriben

para echarlos a volar;

y decir que aún sigue viva

la poesía popular.

Usted que nació poeta,

la palabra es su verdad,

y anda sembrando las letras

por cosechar amistad;

es tan poquito esta zamba

para poderlo nombrar.

Eduardo Wheeler, su obra

seguro no morirá,

porque el “hermano poeta”

no se rinde así nomás;

al sentimiento del pueblo

nadie lo pudo callar…

 

Al amigo escritor Eduardo E. Wheeler.

Mario E. Alessandrini.

Capitán Bermúdez, (C.P. 2154) Pcia. de Santa Fe.)

Correo Electrónico : apulmon@altavista.net

Lecturas y síntesis:

Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini / 2005.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] El sábado 14 de abril de 2001-celebración del Día de las Américas-, en el suplemento “Cultura” del diario “El Litoral” de la capital santafesina, dedicaron una página a “Introducción al haiku”.  Poemas de 17 sílabas: 5-7-5.

 

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