Estás aquí
Inicio > Historia > Hay que preservar la salud de la columna vertebral.

Hay que preservar la salud de la columna vertebral.

Mayo de 1984 – Páginas voladoras…

Primera lectora:  Ana María Amat.

Equipo de Educación y Cultura de la

Confederación General del Trabajo

Regional Santa Fe.

 

Todo lo dicho por el General Perón no ha sido producto de la casualidad sino que ha respondido a una vigorosa  causalidad.

Cuando aseguró que “en el momento en que teníamos que rescatar a la sociedad argentina de una concepción liberal, los trabajadores constituyeron la columna vertebral del proceso, lo hizo en la seguridad de que los trabajadores tenían la posibilidad de una organización adecuada y una funcionalidad armónica comparable con la columna vertebral de los hombres.

Sabemos que ella es la caja fuerte de la médula ósea, cuya médula roja es la “responsable de la formación de los 180 millones de glóbulos rojos que llevan el oxígeno a las células del cuerpo”.  Como sin el oxígeno para el cuerpo del hombre no hay vida, podemos decir entonces que “el esqueleto es una fábrica de vida” y es preciso destacar además que en esa médula guardada en el seno de la columna vertebral, “hay un almacén natural de fósforo, calcio y otras sales minerales que garantizan la correcta coagulación de la sangre, los latidos cardíacos, las contracciones musculares y la conducción al cerebro a través de los nervios, de los impulsos provenientes de todas las partes del cuerpo”.

A través de un ejemplo, es posible captar el significado preciso que dio el General Perón a la organización de los trabajadores, cuando la llamó columna vertebral del movimiento. La concibió como nutriente de un sinnúmero de funciones en el cuerpo social argentino, y era consciente de que desde ella, sería posible tener  una visión clara y justa del acontecer en los distintos ámbitos del quehacer nacional, a fin de que la cabeza conductora de la vida del pueblo, tuviera roda la información y recibiera todas las sensaciones que había a su correcta decisión, en el marco de la Doctrina Nacional Justicialista.

Ratificaba así la moderna teoría evolucionista, en la cual “ni el órgano hace a la función, ni la función hace al órgano: una y otra existen como consecuencia de la correspondencia existente entre ambos”, cuya idea también es aplicable para comprender el porqué los sindicatos son justicialistas, y porqué los justicialistas -obreros y profesionales- se agrupan en sindicatos.

No caben en esa concepción las elites, y como existe una sola clase de hombres que es la de los que trabajan, cada uno asume su rol de manera solidaria, ya que como bien expresó el General, debe imperar el criterio de la “indivisibilidad de la clase obrera organizada”.

“Se requiere una sola central obrera cuyo vínculo fundamental es la solidaridad que da carácter permanente a la organización y la única fuerza indestructible que la aglutina.”

Ése es el compromiso del pueblo trabajador argentino, ineludible: unirse para la defensa de sus intereses comunes y para lograr la LIBERACIÓN. Estamos aún inmersos en la problemática que Perón señalaba hace más de cuarenta años, porque aún estamos en la dependencia más catastrófica, cuando ya deberíamos tener una identidad latinoamericana soberana.

Pero es preciso hacer una reflexión sobre la idea de columna vertebral que el General Perón concibió, y admitir que así como existen los cartílagos que en forma de disco actúan como amortiguadores para evitar que las tensiones disloquen la normal articulación de la columna, así también en el seno de las organizaciones sindicales hay que generar estrategias inteligentes que lleven a la unidad indisoluble para que se haga realidad el Proyecto Nacional liberador, actuando como catalizadores frente a las agresiones directas o indirectas de los imperialismos que pretenden someter al hombre.

Hoy más que nunca, tienen vigencia las palabras de Perón: “se requiere la presencia activa de los trabajadores en todos los niveles”.  No caben los desertores.

Dijo él: “El único heredero es el pueblo” y como recibir una herencia no es la culminación de un proceso sino el inicio de un nuevo compromiso, los justicialistas debemos responder con gratitud a ese legado, mantenerlo y hacerlo crecer con el esfuerzo personal para que cuando termine nuestro tránsito terrenal, quede para nuestros hijos y para el pueblo argentino, una Patria justa, libre y soberana, no sólo en las palabras, sino en la realidad.

Sentaremos las bases de la unidad latinoamericana y viviremos en paz, cuando la columna vertebral revele definitivamente su importancia y la Argentina, se muestre al mundo con firmeza, de pie, no de rodillas como la han pretendido humillar las dictaduras y la oligarquía.

Ése es el desafío actual de los trabajadores, que han demostrado en el Parlamento no estar dispuestos a nuevos avasallamientos.

Como siempre, sabrá el pueblo trabajador cumplir: “Cueste lo que cueste y caiga quien caiga”.

La paz, a la que sólo se llega por el camino de la justicia, no admite claudicaciones.

 

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

 

Citas bibliográficas correspondientes a:

Perón, Juan D. El Proyecto Nacional – Mi testamento político. Buenos Aires, El Cid Editor, 1983, p. 130 y s.s.

Civita, Carlos y otros. Libro de la vida. Buenos Aires, Editorial Abril Educ. y Cultural SA, p. 145.

Nota de la autora:

“Justicialista” empieza con

“JUSTICIA”…

“JUSTICIA  LISTA”.

Justicia lenta, no es justicia.

 

 

 

Top