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1957 -Convencional Dr. Aldo Tessio -Homenaje a la Constitución de 1853.

Palabas del representante del Partido Demócrata Cristiano.

La voz de un convencional bonaerense.

Ecos de una consigna.

Casi un indicio de “viento norte”.

Momento de sensatez.

La voz de un “Laborista”

2003: Sesquicentenario de la Constitución de 1853.

Casi colofón.

 

En 1957, convocados los convencionales para reformar la Constitución Nacional prácticamente convalidaban el decreto del gobierno que detentaba el poder y que había reemplazado la Constitución promulgada en 1949, por el texto anterior de 1853 incluyendo las sucesivas reformas.

Los convencionales sesionaron en el Paraninfo de la Universidad Nacional del  Litoral y el 3 de septiembre de 1957, el primer orador fue el doctor Aldo Tessio representante de la Unión Cívica Radical.

(Sabido es que el doctor Aldo Tessio fue gobernador de la provincia de Santa Fe a partir del 12 de octubre de 1963 y hasta el 28 de junio de 1966 -electo cuando estaba proscripto el partido que representaba al movimiento nacional justicialista- y fue vicegobernador Don  Eugenio Malaponte.)

En aquella circunstancia, el doctor Aldo Tessio rememoró:

“… el 27 de octubre de 1956 el gobierno provisional de la Nación anunciaba por el propio presidente de los argentinos, desde la ciudad de Tucumán, que era el propósito del gobierno provisional realizar la reforma constitucional para que esta Carta se remozara en el andamiaje de toda su existencia.”

Una mirada sobre el diario de sesiones, permite reiterar otros párrafos de su apasionado discurso:

Expresó luego que “salido el país de una de sus épocas más sombrías, desquiciado en sus instituciones, emprobrecido en su economía y quebrantado en su moral, la Revolución Libertadora, con patriótico esfuerzo y paso firme, se encamina a entregar el destino al pueblo soberano, reparando los daños sufridos en más de una década de vergüenza y de oprobio.”

Destacó después que “el mejor homenaje a los constituyentes de 1853, es invocar su presencia espiritual en este recinto, a fin de que realicemos ese esperanzado propósito para la Argentina de hoy y de siempre y para que las generaciones futuras puedan vivir tranquilas y seguras en esta tierra bendita, a la que jamás volverá la tiranía en cualquiera de sus formas”.

Los taquígrafos anotaron: “(Aplausos prolongados)

Palabras del representante del Partido Demócrata Cristiano

Luego habló Luis María Duarte, convencional representante del Partido Demócrata Cristiano de Misiones y dijo:

“No olvidemos de pronto nuestro pasado inmediato. Tengámoslo presente, no para alimentar con su recuerdo sentimientos de odio o de venganza, sino para que la dura lección de los últimos años no vuelva a repetirse jamás; para que nunca en la patria de los argentinos otro gobierno bárbaro intente imponer sus bastardos designios; para que nunca más el brote de las dictaduras, sean éstas de izquierda o de derecha, y cualquiera la denominación que adopten, vuelva a germinar en esta tierra tantas veces fecundada por la sangre generosa de sus mártires y el dolor silente de sus hijos; porque las dictaduras, no tienen otro sentido que sofocar la libertad, sacrificar la dignidad humana e imponer la prepotencia del Estado hasta en sus últimas consecuencias.” /…/

“Si con nuestra conducta lográramos superar los errores del pasado, habremos, entonces, rendido un servicio eminente a la Nación. Es nuestro mejor homenaje.”

Los estenógrafos anotaron: “(¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos)”

La voz de un convencional bonaerense…

Uno de los representantes de la provincia de Buenos Aires, Julio González Iramain expresó uno de sus sueños:

“Ojalá, señores convencionales, los que nos sucedan puedan decir mañana, a largo tiempo: los convencionales de 1957 fueron dignos sucesores de los de 1853, y por ellos gozamos de la libertad a que aspiraron plenamente.”

(Aplausos) escribieron los taquígrafos y descansaron unos segundos.

 

“Hagamos cuanto podamos para que la Constitución continúe siendo grande, y, si es posible, más grande todavía, como lo reclama el mundo actual, y orientada hacia una evolución de libertad, de justicia, de equilibrio y de democracia, en que no asome jamás en el horizonte del mundo libre nadie que pueda decir: allí hay una dictadura, y sobre todo en nuestro país. El prófugo es de los últimos dictadores que habrán pisado la tierra americana”. Subrayado aquí, no en el diario de sesiones…

Conclusiones del convencional Thedy…

(Sabido es que en aquel tiempo, a Horacio Thedy lo reconocían como “piquito de oro” por sus expresiones “brillantes”…

El convencional santafesino Horacio R. Thedy, recordó lo que había leído en diferentes historias de la Historia de los argentinos y refiriéndose a los representantes del ’53, expresó que habían llegado “aquí,  a escribir una constitución en medio de la anarquía y del caos, cuando aún estaban pendientes los resultados efectivos de la última batalla, cuando la angustia y el temor se anidaban todavía en el corazón y en el alma de los hombre y no se atisbaba el porvenir con mucha claridad. Llegaron aquí, al Cabildo de Santa Fe, a cuya entrada todavía estaba el gancho de donde había pendido la jaula que contenía la cabeza de Pancho Ramírez, como una advertencia de los días obscuros que precedieron su llegada”. /…/

(Sabido es que el Cabildo santafesino estaba situado hacia el sur de la Plaza principal; que fue demolido y allí se construyó la actual Casa de Gobierno, reconocida también como la Casa Gris…)

Necesitó referirse a “la paz de los argentinos”, en momentos en que no había paz ni siquiera en el recinto porque esa convención parecía un volcán en proceso de erupción.

Dijo Horacio Thedy: “la paz no es quietud, no es silencio. La quietud y el silencio son de la tiranía, de la imposición. La paz de la democracia es la que permite la lucha, la disidencia fecunda, el encontronazo luminoso de las ideas.  Puede ser una paz llena de inquietud, pero en el fondo es la paz auténtica, la paz de la cosa viva que es la democracia, integrada con hombres de pensamientos diferentes y que sólo necesitan para lograr esa paz las grandes normas reguladoras del derecho”. (Aplausos.) …otra brevísima pausa.

Elevando el tono de su voz, expresó: “¡Cómo hemos de negar que en 1957 no vivimos en plena paz! ¡Cómo podemos afirmar que hemos saldado todas las consecuencias de la bochornosa tiranía que hemos sufrido, si aún están pendientes muchos cabos sueltos y hay hombres que sufren y que todavía tienen resentimientos y esperanzas tenebrosas para el porvenir de la democracia!”

Ecos de una consigna…

(Antes de reiterar lo que está escrito en los diarios de sesiones, incluyo estos párrafos de un trabajo inédito, referido a sucesivos períodos de gobierno en la Provincia de Santa Fe.

“Sabido es que el 1º de mayo de 1851, el gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza difundió su pronunciamiento contra el Brigadier General Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires.” – Agrego aquí, una fecha aún no determinada con precisión de acuerdo a algunos investigadores de la Historia Hispanoamericana, entre ellos el doctor José María Rosa quien alude a diversa documentación en su Historia Argentina con diferente data.

Siguiendo cerca de Urquiza y de su pronunciamiento contra Rosas que prácticamente era una declaración de guerra contra la provincia de Buenos Aires, sabido es que lo reiteró: “el 25 de mayo en una proclama dirigida a todos los argentinos y al mes siguiente a los gobernadores, explicando sus propósitos a los fines constituir la Nación

Urquiza firmó un tratado con Brasil, con el gobierno de la Defensa -establecido “dentro de los muros de Montevideo sitiada por Oribe”- y con el gobierno de Corrientes. Oribe se rindió en octubre de 1851. El lema que alentó a los firmantes fue: Ni vencedores, ni vencidos.

Consigna que se repitió el 16 de septiembre de 1955 con otros protagonistas y que días después, los hechos demostraron que sí había vencidos y no les sería permitido ni siquiera expresarse verbalmente como consta en el decreto Nº 4.161 del 05-03-1956…

 

Siguió hablando el doctor Thedy, con ese tono que los santafesinos podíamos reconocer si lo escuchábamos cuando hablaba frente a micrófonos de alguna radioemisora.  Dijo en aquella memorable Convención que terminó disuelta después de incorporar sólo mínimas reformas:

“Yo he oído esta tarde, en este recinto, repetir un slogan que se distorsiona con el tiempo: ‘Ni vencedores, ni vencidos’.” 

“¿Quién no va a participar de esa generosa consigna?”

(Escribo esto e imagino algunos pasos inquietantes sobre la gris alfombra que cubría el piso del Paraninfo -que luego remataron y que en dos retazos fue adquirida para usarla en el escritorio más que como protección del frío granito como una casi reliquia de un tiempo que no se olvida… hasta que en la década del ’70 necesariamente fue retirada…)

 Necesitó el convencional Thedy hacer algunas aclaraciones:

“Pero ninguno de nosotros quiere transformarla en una gracia del vencedor hacia el vencido, porque lo único que haríamos así es humillar más a los vencidos.”  Subrayado aquí

“Hay una sola traducción objetiva e histórica de esta maravillosa consigna: que hagamos normas constitucionales para todos, para los vencedores y para los vencidos; que la nueva Constitución recoja las aspiraciones populares no logradas hasta ahora; que garantice la paz entre los argentinos, que abra las puertas de la democracia a todos, que nadie se arrogue el papel humillante de la gracia, y para eso arroguémonos nosotros la misión de cumplir con nuestro deber de constituyentes para que la nueva Argentina sea así, una nueva Argentina sin vencedores ni vencidos”.

Se destacó que tras las aprobaciones, algunas exclamaciones:

(¡Muy bien!¡Muy bien! Aplausos.)

Casi un indicio de “viento norte”…

El convencional jujeño Ricardo Ovando, coherente con la misión que había asumido, se refirió al “Art. 30 y la reforma constitucional” que precisamente, establecía que “el Congreso” debía sancionar la necesidad de las reformas.

(…algo que no tuvieron en cuenta quienes derogaron por decreto la vigente durante seis años, mientras expresaban loas a la del ‘53…)

Leyó el convencional Ovando lo que establecía ese “Artículo 30”:

“La Constitución puede reformarse en todo o en cualquiera de sus partes. La necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de las dos terceras partes, al menos, de sus miembros, pero  no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto”.

(Los taquígrafos no dejaron señales de aplausos

En su turno, habló el convencional entrerriano Justo Germán Medina –tocayo del General, diría algún paisano amigo- y más al oír su relato tal como se ha escrito en alguna página de la historia de la Historia de los argentinos..)

El convencional Justo Germán Medina, repitió una casi legendaria anécdota: referida al 25 de mayo de 1853…

(En realidad aquel día, aquellos convencionales más que estar pensando en si realmente se había avanzado hacia el logro de la libertad reclamada frente al Cabildo de Buenos Aires en 1810,  estaban necesitando que fuera promulgada para tener vigencia.  Ese 25 de mayo aquella provincia de los buenos aires era una continua amenaza de tormenta: no estuvo representada en la Convención que sancionó la Constitución y recién firmaron la aprobación del texto en 1860, cuando se incluyeron los artículos que aquel gobierno propuso para defender sus intereses, incluyendo el reconocimiento de la Capital Federal en el sitio donde seguían los movimientos: como en 1806 y 1807 con la llegada de los invasores ingleses o como en años siguientes y no se ha podido precisar hasta cuándo, se sucedieron los contrabandos a pesar de cualquier intento de bloqueo…)

Dijo el convencional Justo Germán Medina:

“Dice del Carril a Urquiza… ‘No estaba en las atribuciones del Congreso  dar un conductor a la Nación, pero en su nota misiva no ha ocultado que ve al conservador de la Constitución en su creador y ha señalado a la Confederación Argentina  la gloria, la ilustración y el nombre que debe servir de escudo, de campeón, guardián fiel a su Constitución’.  [1]

El libertador díjole: ‘Veo por lo que me decís que están colmados mis deseos, puesto que me presentáis la ley constitucional de la Confederación Argentina. Como muchos otros patriotas que me son queridos y que me honro en llamar mis amigos, he consagrado mi vida entera al triunfo del sistema federal, proclamado por la gran mayoría de la Nación. Hoy que ese sistema, deponiendo sus banderas de partido, se ha hecho la ley de la República por medio del Congreso Constituyente que representáis aquí, podéis creer que a nada más aspiro que a verla religiosamente cumplida. Deseo que me acompañen en esta esperanza todos los que han trabajado para tener instituciones, y todos los que han luchado para que esas instituciones fuesen federales. Álcese pues bien alto la ley nacional y sea de todos profundamente respetada; puesto que a mí me ha cabido el deber de hacerla ejecutar, os aseguro que lo haré comprimiendo con vigor las aspiraciones subversivas de los anarquistas, al mismo tiempo que con el desinterés  de mis esfuerzos sabré traer al terreno tranquilo del orden constitucional que habéis creado los buenos sentimientos extraviados por falta de datos y experiencia’.”

Momento de sensatez…

Otorgado el uso de la palabra, el Convencional Luis Victorio Giacosa -representante de la provincia de Salta, la tierra del patriota General Martín Miguel de Güemes-, necesitó expresar:

“Soy solamente un hombre de pueblo, y en homenaje a este monumento del legalismo argentino, quiero hacer un acto de contrición ante los altares de la patria por todos los errores que pudiera haber cometido, en la forma hidalga que también hicieron acto de contrición  los representantes del conservadorismo argentino y la misma bancada radical que propuso el homenaje a la Constitución. Porque todos, hemos cometido errores. No debe haber entre nosotros ni acusadores ni acusados.

De la bancada conservadora algunos de sus representantes violaron en repetidas oportunidades el texto constitucional de 1853; y también creo, en cuanto a la bancada radical, que lo han violado repetidas veces y ahora lo reconocen.

Ésta es mi posición, éste es mi homenaje. Exteriorizo, en esta forma, mi emoción de patria que mi pobre lengua es incapaz de traducir”.

La voz de un “Laborista”…

(En los comicios del 24 de marzo de 1946, los ciudadanos votaron con las boletas legalmente autorizadas y la fórmula Perón-Quijano estuvo impresa en las que había presentado el Partido Laborista siendo Cipriano Reyes uno de los líderes que había promovido la movilización del 17 de Octubre de 1945… Luego se generaron conflictos internos en el seno del movimiento nacional justicialista, se constituyó otro Partido…)

Expresó el convencional Cipriano Reyes (provincia de Buenos Aires):

“Todas las leyes son buenas cuando los hombres son buenos, y todas las leyes buenas son malas cuando los hombres encargados de aplicarlas son malos. La Constitución de 1853, como base fundamental de nuestra nacionalidad, como valor positivo de la justicia y del derecho, como base indiscutible de la democracia, fue violada muchísimas veces por todos los gobiernos y por todos los partidos que subieron al poder. Y esa culpa y esa responsabilidad no ha sido por fallas de la Constitución, sino por fallas morales o políticas de los hombres. Por los errores de los hombres, la Constitución de 1853 ha venido dando tumbos en perjuicio, muchas veces, de esa libertad cimentada en sus artículos, y ha roto los resortes de la democracia, rompiendo también el espíritu que sostenía y acrecentaba esa democracia. Hemos visto cómo se han roto los derechos ciudadanos, cómo se les negaba el derecho de llegar al comicio (sic) cuando esa misma Ley Fundamental establecía el derecho del ciudadano argentino de elegir y ser elegido, de aprender y de enseñar, de recorrer los caminos de la patria, de trabajar, pensar y publicar sus ideas libremente, sin censura previa. Y hemos visto cómo las instituciones, en manos de los hombres, han ido rompiéndose al igual que esa Carta Fundamental que hicieron aquellos hombres  que nosotros aplaudimos, pero que ninguno hemos imitado. Ése es el problema”.

Es frecuente escuchar que “a buen entendedor, pocas palabras” y con lo expresado por el convencional Reyes, era previsible que apoyara lo observado por el doctor Ovando.  Dijo luego que “tiene en su artículo 30 su motivo de reserva”… y tras esa aclaración, adhirió al Homenaje a la Constitución Nacional de 1853 con sus reformas, también a quienes integraron aquellas convenciones.

En el diario de sesiones quedó la traducción de lo escrito por los taquígrafos: (Aplausos)

  • 2003: Sesquicentenario de la Constitución de 1853…
  • En Santa Fe de la Vera Cruz, que es el “corazón legal de la República” –tal como lo ha escrito el talentoso escritor Gastón Gori-, Se han realizado algunos actos, pero en Santa Fe de la Vera Cruz se produjo el 29 de abril el avance de las aguas del río Salado, quedaron las viviendas ubicadas al oeste de la ciudad cubiertas hasta la altura de cuatro metros con el frío torrente: se ahogaron niños y adultos mayores… alcanzaron a alejarse del lugar la mayoría de las personas… Más que pensar en la constitución ahora será imprescindible pensar en la reconstrucción
Casi colofón…

Quien no conozca esta parte de la historia de los argentinos, con lo reiterado aquí sólo tendría unos breves trazos para elaborar el esbozo de lo que fue aquel período de desorganización nacional

Es interesante una aproximación a lo escrito por el historiador doctor José María Rosa, referido al momento en que el Dr. Salvador María del Carril (diputado convencional por San Juan), quien junto al Doctor José Benjamín Gorostiaga –santiagueño- y al Dr. Martín Zapata –mendocino-, cumplieron con la misión de presentarle el texto constitucional al General Justo José de Urquiza que estaba en el “campamento de San José de Flores”.

Destaca el historiador Rosa:

“Con ingenuidad e ironía se les encargó, de paso, ‘presentar (la constitución) al examen y libre aceptación” de la provincia de Buenos Aires.

Urquiza la promulgó en Flores el 25 de mayo.  Fijó el próximo 9 de julio para que en las provincias se jurara al unísono ‘respetar, obedecer y defender la constitución política de la Confederación Argentina’.

Los comisionados pidieron, valiéndose de los representantes extranjeros, que los recibieran en la plaza.

La respuesta de Lorenzo Torres, registrada en el diario de sesiones de la legislatura, les quitó las ganas de insistir. ‘Los señores agentes extranjeros -dijo Torres en la sesión del 14 de junio- han preguntado al gobierno si éste recibiría a la comisión del congreso.  Se les ha contestado que no, y que se les ahorrase el trabajo de intentarlo, por tener que ahorcarlos ante las trincheras…”

La semana siguiente: “llegó la corrupción, el reparto a la volanta a jefes y oficiales para que desertaran sus puestos.  Pocos tendrían la entereza de resistir.  Los ideales que antes movieron la conducta –Patria, honor, gloria– sonaban a hueco en esa Argentina de 1853, disminuida, dividida, tergiversada, aniquilada, manejada desde afuera, nadie creía en nada. Ni siquiera los liberales en esa constitución, su anhelo de tantos años tampoco los federales en una soberanía arrastrada tras los ejércitos del imperio y hundida en los tratados de Río de Janeiro y acuerdos con Hotham y Saint-Georges

Aquello no era la Confederación que rechazó las intervenciones europeas.

Ahora lo único que valía era el dinero; el mal ejemplo venía de muy alto.”

Téngase en cuenta que en febrero de 1852, al enterarse la diplomacia británica del inminente derrocamiento del brigadier general Juan Manuel de Ortiz y Rozas -más conocido como J. M. de Rosas-, encomendaron a Sir Charles Hotham -jefe británico en el combate de Vuelta de Obligado (20-11-1845, cuando debieron alejarse las naves extranjeras que avanzan por el río Paraná) y almirante de la Real Armada, que insistiera en el pedido de declaración de “libre navegación de los ríos” y lo acompañaba en esa gestión “el caballero Michael de Saint-Georges, cuando todavía estaba impago el empréstito de la banca Baring Brothers gestionado por don Bernardino Rivadavia en 1824, con la colaboración de aliados circunstanciales que defendieron sólo los intereses británicos…

         ¡Todo es historia de la Historia de los argentinos!

         Con mayor precisión:

¡Todo es Historia de la Nación Argentina!

¡Historia de quienes pisan el suelo argentino!

 

Síntesis: Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini. 24-05-2003. [2]

 

[1] Entiéndase Salvador María del Carril (diputado convencional que junto a José Benjamín Gorostiaga y a Martín Zapata, “fueron a llevarla a Urquiza al campamento de San José de Flores.  Leer: Rosa, José María. Historia Argentina Tomo VI. Buenos Aires, Oriente, 1992, p. 90-91 y p. 11.12. # Leer: Gori, Gastón. Canto a la ciudad – Corazón Legal de la República – Los seis caminos.  Santa Fe, Ediciones Litar S.A., 1981.

[2] Hoy, 24 de mayo… Nací el 24 de mayo de 1932, en el hogar de mi familia materna, calle Cándido Pujato 2923, Santa Fe de la Vera Cruz…

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