Estás aquí
Inicio > Historia > Hector Luis Castellani (1867) – De tal palo, tal astilla…

Hector Luis Castellani (1867) – De tal palo, tal astilla…

Sinopsis: Héctor Luis Castellani. Periodista en Reconquista, provincia de Santa Fe, República Argentina. Asesinado en 1906. Crónicas en el diario “Padre de Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi. Sacerdote jesuita, periodista, poeta, político. Disidencias en el seno de la Compañía de Jesús. Penalidades. Poemas escritos durante el peregrinaje hasta Manresa donde estuvo recluido y otros tras la huida.  Retorno a Buenos Aires  en 1949. Títulos de cincuenta y dos libros editados, algunos post-mortem. Instantes finales en 1981: confesión y Fe. (Han colaborado para la concreción de este trabajo: Señoras Elena Grand de Nuñez y Amalia Ritvo, director y personal de la Biblioteca “Dr. Amadeo Ramírez” anexa a la ex Escuela  Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva de Santa Fe”; Archivo General de la Provincia, Directora a cargo Sra. Liliana Montenegro de Arévalo; Profesora Laura L. Viscay –escritora-, Secretaria Privada – Municipalidad de Reconquista (departamento Gral. Obligado, provincia e Santa Fe.)

 

Héctor Luis Castellani (1867-1906) – “De tal palo, tal astilla”.

Héctor Luis Castellani, maestro rural y periodista.

Vivencias en la familia Castellani Conte-Pomi

1903 – “Vida social”.

El banquete de anoche.

“Todo está como era entonces”.

Ecos del día: el sueldo de los maestros.

“Vuelta con el puerto”.

30-03-1906: asesinato de Héctor Luis Castellani

31-03-1906: “El suceso de Reconquista”.

Homenaje al Dr. Quintana en la Catedral.

03-04-1906: “El crimen de Reconquista”.

Mayo de 1906: los representantes del pueblo.

Renovación de legisladores.

“De tal palo, tal astilla”.

Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi (1899-1981)

1913: pupilo en el Colegio de los Jesuitas.

1916: alumno de cuarto año.

La presidencia: actas, archivo de poemas y documentos.

1918-1931: noviciado en Córdoba y Doctorado en Roma.

Poderosos vínculos de la amistad.

Regreso del Padre Leonardo Castellani (1936)

Ausencia del Padre Marzal (1941)

¿Dónde está Dios?.

1951: tras la prédica del Padre Juan Marzal.

El polémico Padre Leonardo Castellani.

Recuerdos de “Santa Fe, su país”.

Preludio al silencio.

1946: su actividad política y persecuciones

Angelus Silesius.

En el mar

Desde Italia.

Vibraciones en Manresa.

Nox atra.

Epigrama.

En Manresa.

Otoño.

Réquiem.

En la “casa de Colón”.

Década del ’50.

Voces de la gente.

Década del ’60.

Mayo de 1976: almuerzo con el general Jorge Rafael Videla.

Títulos de algunas obras publicadas.

Centenario de su nacimiento.

1981-2006: un cuarto de siglo y la vigencia de su obra.

El cicutal

Oración de Santo Tomás por la sabiduría.

Comparaciones.

La escala de seda.

Oración a Santa Teresa.

San Luis Gonzaga.

Trasladaron los restos.

Dios.

 

Héctor Luis Castellani (1867-1906) – “De tal palo, tal astilla”…

En 1872, Héctor Luis Castellani tenía cinco años y llegó a la Argentina con su padre Leonardo Castellani, arquitecto florentino y fundador de la colonia de San Antonio de Obligado en el norte santafesino…

 

Acerca de aquella época, el profesor Dante Ruggeroni en su Historia Demográfica de Reconquista, obra que integra el patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Popular Municipal “Gral. Manuel Obligado” de Reconquista, leída por atención de la actual secretaria privada de la Municipalidad de esa ciudad, profesora Laura Lidia Viscay, destacó que “hacia el año 1869 el general Conesa había corrido la línea de fronteras, que tenía la finalidad de defender las poblaciones cercanas a la ciudad de Santa Fe.  Como los malones continuaban con los saqueos, llegando a veces a los suburbios de la ciudad, se resolvió prolongar la línea de fortines haciéndola llegar mucho más al Norte, o sea desde San Javier a Monigotes, teniendo como cuartel general el Fortín Belgrano”. [1]

El profesor Ruggeroni expresó que “ya en 1866 el gobernador Nicasio Oroño buscó la manera de incorporar las tierras del Rey.  Para ello lanzó un empréstito voluntario, con el fin de recaudar fondos por un total de 60.000 pesos fuertes y enviar con ellos una columna de expedicionarios.  El propósito también quedaba establecido en la ley que dio cuerpo a esta idea, en efecto, el artículo 2º de la misma decía que las tierras serían entregadas a familias de agricultores y además se rehabilitaría el antiguo camino que por el Norte unía a Santa Fe con las provincias del Interior”.  [2]

Luego el distinguido investigador expresó que “el segundo intento de asentamiento humano en las llamadas tierras del Rey estuvo dado por otra compañía de colonización, a la cual también está vinculado el General Urquiza,

Héctor Luis Castellani, maestro rural y periodista…

Sabido es que Héctor Luis Castellani fue maestro rural y periodista; puso en marcha y dirigió el periódico El Independiente, el primero en el norte santafesino.

Es oportuno reiterar algo más expresado por el profesor Dante Ruggeroni en el “Prólogo” de su Historia Demográfica… que aquí es subrayado en un intento de lograr su resonancia por ser un insoslayable llamado de atención:

“No concebimos docencia sin investigación”.

 

En esta página, necesito expresar que así debiera ser aunque todavía -incluso las autoridades de distintas jurisdicciones- no es analizada cualitativamente la formación del educador profesional y así es como sin  aprobar las últimas materias ya los futuros egresados están ocupados en informarse sobre los breves cursos de actualización dictados de proyectos con asignación de “horas de duración” cuyos certificados sirven para iniciar la acumulación de papeles donde no consta lo más importante que suele ser la bibliografía que en esas circunstancias es recomendada, ya que tales cursos de perfeccionamiento son meros fines en sí mismos sólo significativos para “el mercado de los concursos” en el contexto de la política educativa en las provincias argentinas, donde tras diversas convocatorias se generan las listas de “educadores” según “el orden de mérito” que casi no tiene en cuenta qué opinan los alumnos, qué sienten los padres vinculados a tal “universo pedagógico”…

Y si de méritos seguimos hablando, también es oportuno reiterar que el Decreto Nº 3562/1992 firmado por el gobernador Carlos Alberto Reutemann, “como homenaje al ilustre fundador de la ciudad de Santa Fe, Capital de esta Provincia, iniciador de la presencia hispana en esta región y como adhesión a los actos dispuestos en celebración del Quinto Centenario del encuentro de dos culturas”, se instituyó el Premio “Juan de Garay”.  En el artículo 3º consta: “Otórgase, excepcionalmente, el Premio ‘Juan de Garay’ correspondiente al año 1992 por sus trayectorias culturales a los señores Ricardo Supisiche y César Fernández Navarro, propuestos por la Subsecretaría de Cultura dependiente del Ministerio de Educación, en reconocimiento a su vasta y destacada labor como artistas plásticos santafesinos”.

Sucesivamente fueron reconocidas las personas que lo merecían tras una selección entre los propuestos por diversas asociaciones intermedias y el Premio “Juan de Garay” 2003, mediante el decreto Nº 0827 firmado por el Ing. Jorge Obeid el 21 de mayo de 2004:

“Artículo 1º: Otórgase el Premio “Juan de Garay” instituido por Decreto Nº 3562, correspondiente al año 2003 al escritor Gastón Gori (seudónimo de Pedro Marangoni) propuesto por la Sociedad Argentina de Escritores – Filial Santa Fe (S.A.D.E.)”

“Artículo 2º:  Otórgase una mención especial a todos los aspirantes al citado galardón, como una forma de reconocer el trabajo de toda una comunidad a favor de la cultura: Laura Lidia Vizcay; Dante Ruggeroni y Pablo Alcides Pila de Reconquista”.

…………………………………………………………………………………………………………………

Vivencias en la familia Castellani Conte-Pomi

Héctor Luis Castellani, unido en matrimonio con Catalina Conte-Pomi, descendiente de friulanos y según algunos escritores “de condes”…, celebraron el nacimiento de Leonardo Luis, el 16 de noviembre de 1899. Después, nacieron María Magdalena, Luis Oscar y Armando Néstor.

El perseverante Héctor Luis Castellani, integró grupos políticos de la Unión Cívica Radical cuando vivía Leandro Nicéforo Alem. Como sucede aún, en esos ámbitos, los adversarios suelen ser considerados enemigos y aún en el seno de una misma agrupación, quien evidentemente compite y tiene más posibilidades de ascender en la pirámide del poder, no es considerado como un compañero de lucha por una misma causa y es tratado como si fuera un adversario, un enemigo.

A principios del siglo veinte, los periódicos y diarios eran casi los únicos medios de difusión disponibles en determinadas localidades.  No había radioemisoras y desde la prensa se impulsaban candidatos y eran condenados los gobiernos.

Algunas señales servirán para advertir cómo eran celebrados los encuentros entre políticos y es suficiente leer o releer lo publicado en el diario Unión Provincial el 2 de abril de 1903.

1903 – “Vida social”

Es oportuno reiterar lo publicado tres años antes, el 2 de abril de 1903 en el diario santafesino Unión Provincial y se advierten nombres que legisladores ya mencionados.  [3]

El banquete de anoche.

Los presidentes de ambas Cámaras ofrecieron anoche, en el Gran Hotel un banquete a los senadores y diputados con motivo de la inauguración del período legislativo.

La mesa estuvo espléndidamente vestida notándose hasta en los más simples detalles el savoir faire del Sr. Casaelli.  El menú y los vinos -escogidos aquél y excelentes estos- contribuyeron a hacer aún más amable el ambiente de la simpática reunió, en la cual no decayó un solo instante la alegría y el buen humor.

Invitado especialmente asistió el gobernador de la provincia Freyre, ministros de Gobierno y Hacienda Dr. Julián V. Pera y Claudio Andino, además de otros caballeros.

Al lado del primero tomaron asiento el vicegobernador, los ministros de l Ejecutivo y los señores Benito Freyre, Gerardo Costanti, Emilio Lamas, Juan Carlos Crouzeilles, Carlos Eguía, Demetrio Iturraspe, Ramón Lecubary, Benito Freyre (h), Juan B. Mundia, Francisco J. Zucchi, Emilio D. Ortiz, Ignacio Crespo, Juan Arzeno, Ángel D. Alfonso, Roque J. Niklison, Juan Luis Iturraspe, Pedro Palenque,  José Ignacio Peiteaddo,  Manuel Irigoyen, Eduardo Yost, Enrique Iturraspe, Mariano Acosta, Juan Cepeda, José María de Iriondo, Horacio F. Rodríguez, Benito Ballarín,  Luis T. García, Domingo Garcilazo, Eladio Picazo y Arturo Maciel.

La comida transcurrió en medio de la más franca cordialidad, formulándose tète a tète (porque se desterraron los toas) brindis muy espumosos sobre todo en cuanto el rico y generoso champagne empezó a burbujear en las copas.

Antes de abandonar la mesa los anfitriones dirigieron al Sr. J. Bernardo Iturraspe un telegrama  concebido en los siguientes términos:

Sta. Fe, Abril.1 Señor J. Bernardo Iturraspe. SFe. Con motivo de la comida con que hemos obsequiado al Sr. Gobernador, ministros y legisladores se ha recordado su nombre con el cariño y amistad de siempre, por lo cual lo felicitamos deseándole salud y larga vida para la felicidad de Santa Fe. Miguel Grandoli – Enrique Thwaites.

Al terminar, los comensales acompañaron al gobernador Freyre hasta su domicilio particular.

(Tal la crónica desde el diario que habría fundado José Bernardo Iturraspe -el destinatario del telegrama- y que seguía dirigiendo Domingo Guzmán Silva después de breves períodos de interrupción para desempeñar diversas funciones entre ellas Director General de Escuelas hasta 1904 “y casi enseguida, ‘Nueva Época’ inició una campaña, destinada a desacreditarlo”

Así fue como “Silva reaccionó con violencia, y publicó en su diario una Carta Abierta al director de aquel órgano de publicidad, D. Juan Arzeno” -uno de los comensales-, invitándolo a discutir públicamente los resultados de su gestión en el Consejo de Educación.”   /…/

                           “…Nueva Época” rehuyó el debate”.

Un siglo después semejantes suelen ser algunos enfrentamientos y también las reacciones o la indiferencia.

 

Esto sucedía entre el centro y el sur de la provincia cuando las polémicas  involucraban a aquellos diarios santafesinos y al diario rosarino La República que también atacaba al rinconero Silva, amigo de José Bernardo Iturraspe.

…………………………………………………………………………………

Se impone otra pausa generada por la memoria porque en la década anterior, en la capital santafesina desde Unión Provincial, el destacado autodidacto, periodista y político Domingo Guzmán Silva, sintiéndose agraviado por el coronel Florentino Loza -en aquel tiempo senador provincial-, “resolvió enviarle los padrinos”.  [4]

El ingeniero Elías Díaz Molano ha destacado que Loza “poseía el antecedente de ser un hombre altanero y culto, de especial versación en temas educacionales.

Era, además en esa época, periodista y dirigía ‘Tribuna Popular’ diario que defendía la política de Leiva”, del doctor Luciano Leiva. El 22 de septiembre de 1894, el talentoso rinconero Silva envió una nota a los Dres. Urbano de Iriondo y Jerónimo Cello.

Convencido de haber sido injuriado “torpe y gratuitamente”, les expresó:

“…ruego a Uds. quieran aceptar mi representación y exigir del autor de los escritos una retracción amplia o, en su defecto, una reparación por medio de las armas, concediéndoles para este efecto, la más amplia facultad para proceder al respecto”.

El coronel Florentino Loza contestó que “sería el colmo del ridículo, si él se prestara a satisfacer los caprichos de ‘un Domingo Silva’ y que si se consideraba ofendido hiciera la cuestión judicial contra el diario’.  Después, enviadas sucesivas cartas, le respondían que Loza no estaba, hasta que recibió una su hija -¿Carmencita?…- y luego “alcanzó al cartero, manifestándole que su padre no quería recibir esa carta. [5]

Según los padrinos de Silva, la conclusión era muy fácil:

El hombre a quien Ud. presumía un caballero no practica las más elementales nociones del honor”.

Es oportuno destacar que Domingo Guzmán Silva ha sido un destacado educador santafesino con proyección en el ámbito nacional. Nacido el 4 de agosto de 1859, en San José del Rincón pueblo cercano a la capital santafesina, situado al noreste y aún a principios del siglo veintiuno con calles arenosas y jardines con aroma a azahares, jazmines o glicinas-, era nieto de los rinconeros Miguel S. Silva y Manuela Ascensión Bustos; hijo de doña Estefanía Silva -luego casada con el rinconero Sandalio Tulián, padres de Justo -nacido en 1878, periodista y escritor-, de Angela y Edmunda de Monje.  [6]

Siendo Niño Domingo Guzmán Silva, “la escuela del Rincón cambiaba de maestro con frecuencia, por la escasa paga y el desánimo e ver que los niños concurrían de mala gana a la escuela… Domingo Silva asistió, con intermitencias, un total de 10 meses, en varios períodos.  Entre tanto ayudaba a la madre en la venta de empanadas y velas de sebo, pequeñas industrias caseras que habían  hecho famosa a Doña Estefanía”, formas de lograr recursos necesarios para la subsistencia bastante frecuentes en grupos de madres solteras o de viudas.  A los catorce años, una amistad circunstancial del adolescente Domingo Guzmán, fue la llave que sirvió para abrir una ancha puerta porque Francisco J. Echeverría –Pancho– que vivía en Paraná.  [7]

Al comprobar cómo leía y su aptitud para escribir, lo entusiasmó para que empezara a enseñar y mientras el tipógrafo Echeverría trabajaba como maestro en la isla de los Espinoza, frente a la Curtiembre (Entre Ríos), Silva fundó una escuelita nocturna para analfabetos y se improvisó en director y maestro, como lo ha destacado nuestro distinguido profesor y escritor José Carmelo Busaniche”. [8]

Tales eran las vivencias en tiempos de Domingo Guzmán, sólo ocho años mayor que Héctor Luis Castellani mientras los dos en distintas latitudes, seguían creciendo cerca del inquietante río Paraná…

 

Destacó el ingeniero Díaz Molano que “aquella era una época de lances caballerescos, algunos de los cuales terminaban con sangre.  Recuérdese el encuentro a espada entre Irigoyen y De la Torre, con los resultados conocidos.  En Santa Fe, se obraba por contagio de la costumbre porteña”.

Recordó que en “1896, el poeta José Cibils, entonces inspector de escuelas, retaba al editor Don Tomás Ibáñez a un duelo que no se concretó por mediación de los padrinos”.

“Todo está como era entonces”…

Es oportuno reiterar aquí lo publicado el martes 14 de abril de 1903 en Unión Provincial, porque tras esa lectura, se advierte que a principios del siglo veinte -y aún del veintiuno-, poco han cambiado las proporciones en las retribuciones a los maestros con relación a los recursos mínimos para viviry vibrar.

Aquí, la resonancia de aquellos…

Ecos del día: el sueldo de los maestros.

Reiteración del texto completo:

El Círculo del Magisterio, como se deduce de la nota que publicamos en esta misma sección, se propone invitar a los maestros más característicos de la provincia, á una reunión que se efectuará en esta capital á objeto de discutir la cuestión “sueldo de los maestros” y resolver lo que sea más conveniente para lograr de los poderes públicos remuneración más acorde con los sacrificios que impone la profesión del magisterio.

El pensamiento más aceptado por los maestros al citarse, es el de llevar al P.E. de la provincia una responsable y bien fundada petición, en la que expresarán todas las razones que les asiste para solicitar un aumento en sus sueldos o por lo menos el levantamiento de la disposición que somete a la ley del descuento proyectado en sus haberes.

El pensamiento de los maestros es proceder, en todo acto, con la máxima corrección y el más alto respeto, demostrando que no los guía  sino un propósito elevado a favor del gremio á que representamos y de la escuela, y que están muy alejados de toda idea de crítica o de oposición al gobierno del Dr. Freyre, que conceptúan honesto, bien intencionado y progresista.

Todo lo que hagan los maestros en tal sentido, ha de ser apoyado por la opinión y han de encontrar eco de simpatía en las esferas del gobierno, pues tanto el doctor Freyre como su destacado ministro de Gobierno, el doctor Pera, estiman en lo que realmente saben los servidores del magisterio y les tienen para ese digno gremio los más favorables deseos.

 

 

Tres años después, en la capital santafesina el 1º de enero de 1906 apareció  El Heraldo y desde Nueva Época celebraron esa edición “informando que el flamante diario sería dirigido por el ‘erudito periodista Sr. Domingo G. Silva’. Hubo paz al principio, e incluso un conato de coincidencia.  Ambos diarios sumaron esfuerzos en pro de la reforma de la Constitución Provincial de 1900, a la que consideraban como ‘un anacronismo impropio de la época.” [9]

No ha sido ni será tan fácil coincidir entre distintos medios de comunicación porque los periodistas se expresan desde sus puntos de vista y por naturaleza, son individualidades con diferentes reacciones.

“Vuelta con el puerto”

Aquellos temas que a principios de 1906 habrán interesado al periodista del norte Héctor Luis Castellani serían semejantes a los que inquietaban a los del sur.

Como sucede  aún, en distintos ámbitos desarrollaban hipótesis y teorías en torno a los cambios necesarios en el Puerto de Santa Fe.

El distanciamiento entre los responsables de Nueva Época y de El Heraldo conducido por Domingo Guzmán Silva determinó que aquél publicara “un suelto titulado ‘Vuelta con el puerto’ donde sostenía que el tema estaba agotado y, sin embargo, ‘El Heraldo’ seguía criticando al gobierno, argumentando que lo que iba a construirse era sólo ‘Un puerto provisional’, pues se prescindía del dique Nº 2.”  [10]

 

En los primeros meses de 1906, Héctor Luis Castellani evidentemente también seguía usando la palabra como arma y en el norte santafesino, sus palabras tenían resonancia en distintos ámbitos…  [11]

 

En algunos diarios de sesiones del Congreso Nacional y de legislaturas provinciales, hay alusiones a “duelos” y a “denuncias de asesinato” por cuestiones de índole política-partidaria.

No han sido pocos los matones -como otrora algunos malones-, que han estado cerca de algunos dirigentes políticos para cuidarlos y si fuera necesario, para matar a quien se animara a molestar con sucesivas críticas o a intentar evitar alguna candidatura o el triunfo en una elección.

Cuando fue asesinado el periodista Héctor Luis Castellani durante el otoño de 1906, el caudillaje seguía imponiéndose como tantas tradiciones en distintos departamentos de la provincia de Santa Fe.

En torno a tales comportamientos -y entornos-, han escrito diversos historiadores, también hay testimonios en obras literarias.

 

Por algo, el ingeniero Díaz Molano ha expresado que “en 1893, José Bernardo Iturraspe, con aspiraciones políticas, fundó el diario ‘Unión Provincial’, cuya dirección confió a Domingo G. Silva” y en el pie de página, agregó que “en las ediciones de 1905, se habla de Silva como ‘fundador y propietario de ‘Unión Provincial’.” [12]

 

Colección de incalculable valor porque si estoy bien informada es única en la ciudad disponible en originales.  Fueron cedidos al Archivo General de la Provincia a los fines de la microfilmación hace breve tiempo y necesariamente reencuadernados.  Ahí están, como los vi por primera vez en el otoño de 1946, hace seis décadas al ingresar por primera vez a la Biblioteca de la casona de San Martín 1823, donde funcionaba la legendaria Escuela Superior Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva” con el curso de Peritos Mercantiles y el Contadores Públicos Nacionales, un año antes de dialogar por primera vez con quien ya admiraba y luego ¡mi amado, amante!…)

            ¡Todo es historia de la Historia de los santafesinos!

…………………………………………………………………………………………………………………

30-03-1906: asesinato de Héctor Luis Castellani

El 30 de marzo de 1906,” durante un confuso episodio, un policía dependiente del gobierno de Santa Fe disparó un tiro de pistola y mató a Héctor Luis Castellani”. [13]

Tenía tres hijos, el mayor era Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi de seis años.

 

La elocuencia del silencio podría lograr una equivalencia con la intensidad de ese impacto en el seno familiar.

31-03-1906: “El suceso de Reconquista”

En el diario Nueva Época, el sábado 31 de marzo de 1906 con ese título, publicaron un extenso comentario que aquí es reiterado literalmente.

 

Sensible y lamentable el suceso de sangre de que ha sido víctima en Reconquista el Señor Castellani, propietario de El Independiente.

Nuestra condenación sobre este crimen ahora en tanto más enérgica cuanto artera ha sido la forma en que según las informaciones públicas por los colegas locales se ha perseguido.

Mas por muy doloroso que sea el suceso y por mucho que pueda impresionarse, no podemos dejarnos arrastrar de pasionismos prejuzgando un hecho todavía no esclarecido y que pertenece por entero a los tribunales de justicia.

No concebimos ni es admisible en el terreno de la buena lógica, que un hombre pueda ser vilmente asesinado por las causas que con anticipación denuncia el diario opositor de la tarde.

La Policía de Reconquista correcta siempre en su proceder, no ha podido vengarse de esta forma de agravios supuestos.

De aquí la reflección (sic) del colega aludido, quien al dar cuenta del hecho y según es su tradicional costumbre, borda comentarios supuestos, extendiéndose en consideraciones que no hacen al caso, dado que el crimen no se ha esclarecido ni se conocen toas las causas que lo han motivado.

Cabe suponer se trata de una cuestión privada y personal, ajena por entero á la política y á las autoridades de aquel Departamento, demasiado respetuosa y digna como para indicarlas como autoras morales del asesinato.

Felizmente encuéntrase en Reconquista el juez doctor Passeggi, quien habrá tomado las disposiciones del caso para descubrir al autor o los autores del hecho.

La rectitud que acompaña a aquel distinguido funcionario es la mejor garantía de que se procederá con justicia.

Por su parte el gobierno encuéntrase resuelto a emplear la mayor energía a fin de que no quede impune tan inicuo crimen.

Cerremos pues todo juicio que tienda a prejuzgar los hechos, y fiemos la causa de la vindica pública en la acción de la Justicia.

………………………………………………………………………………………………………………..

Homenaje al Dr. Quintana en la Catedral…

En la misma edición, informaron que se había realizado el homenaje al doctor Manuel Quintana con este comentario, reiterado literalmente:

 

Presentaba el tempo un aspecto imponentísimo.  De todas las naves pendían cortinados rigurosamente enlutados y en el Santo oraban postrados muchas damas y niños de nuestra sociedad escogida.

El catafalco, hermoso, soberbio en una palabra, como obra del gusto delicado de Marzal, ha sido erigido en la parte central de la Iglesia.

La profusión de las luces, sus artísticos adornos funerarios y la abundancia de flores y coronas que le circundaban, hacían resaltar aún más en los detalles, y en el conjunto su esplendosa magnificencia. (sic)

A las 10 empezó el funeral, instantes antes había penetrado por la nave principal el Gobernador de la Provincia acompañado por el ministro Lassaga y seguido por el numerosísimo cuanto lucido séquito formado de congresales, altos funcionarios, legisladores y miembros de la Justicia y del ejército y la marina, de la prensa y el clero, el cuerpo consular, jefes de reparticiones nacionales y provinciales.

Por ausencia del prelado diocesano rezó el responso final el Vicario General de la diócesis Monseñor Canale.

03-04-1906: “El crimen de Reconquista”

Aquí se reitera lo impreso como subtítulo en una columna: “Telegrama del Jefe Ulibarrie” y sigue este texto:  [14]

Al hacernos solidarios en nuestro último número de la protesta reaccionaria contra el odioso crimen perpetrado en Reconquista, y del que ha sido víctima el Sr. Castellani, pedíamos se serenase el juicio y se detuvieran los impulsos de la pasión antes de lanzar argos encubiertos que pudieran significar un prejuicio aventurado sobre un hecho no esclarecido y que se encuentra bajo la acción de la Justicia.  Por mucha que sea indignación de que nos encontramos todos, nadie está autorizado para establecer inculpaciones que a más de sentar un desprestigio para la persona o entidad a que van dirigidas, envuelve en el ataque algo muy hondo, cual es la honra del que cae bajo el peso de cargos no confirmados ni descubiertos.

Hay que tener en cuenta, que el Independiente, diario del que es propietario la víctima, era amigo del gobernador de la Provincia, de modo que no puede ser acarrease odiosidades políticas por parte de las autoridades.

Si en ningún caso es concebible que la policía asesine a mansalva, a un vecino, menos lo es en el actual, donde se trata de un periodista que ha sostenido con su pluma la causa de la situación.

Contra las reticencias de los colegas locales que han prejuzgado este alevoso crimen publicamos este telegrama que nos dirige el jefe político de Reconquista Señor Diego T. Ulibarrie protestando de la inculpación hecha por los citados diarios a la policía de aquel Departamento.

No tenemos derecho a dudar de la palabra de este funcionario al considerar que la Policía de Reconquista es agena a este desgraciado suceso (sic) y confiados esperamos que el activo Sr. Juez Passeggi sabrá esclarecer el hecho par que no queda la menor duda sobre la responsabilidad ó acción de los que con notoria injusticia son inculpados por la prensa opositora.

Podemos en nombre de la solidaridad periodística, de los deberes de humanidad y justicia excitar la acción judicial par que el crimen no quede impune, pero no podemos aventurar juicios anticipados a los conductores del proceso que debe haberse cursado sobre el telegrama a que nos referimos.   /   Reconquista, abril 1º / Sr. Director de Nueva Época.

En el mediodía de hoy aparecen tramposamente en culpaciones que hacen a esta Policía los diarios El Heraldo y la Opinión de esa ciudad con motivo del atentado de que ha sido víctima el señor Luis Castellani.

Y aunque no me extraña la actitud de estos diarios debo y quiero protestar enérgicamente la calumnia de que se nos hace objeto al achacarnos un hecho en el cual somos por completo ajenos.

La Policía de Reconquista sobre quien personas interesadas en dañarla ante sus superiores y la opinión pública extremando con este motivo la diatriba y difamación, me encuentro tranquilo y espero que el distinguido juez que desde el momento en que tuvo conocimiento del mismo y á su pedido obrase a la causa sabrá con su inteligente dirección poner las cosas en su lugar.

Quedan desmentidas así las afirmaciones de los irresponsables que hoy pretenden deshonrarla, haciéndola aparecer autora o cómplice de un crimen que por su parte condena enérgicamente.

Ruégole pues señor director, quiera publicar estas líneas a fin de que el pueblo de la Provincia y de la república entera no se deje impresionar y desprenda todo juicio hasta tanto la justicia definitiva falle que por mi parte espero sin zozobra alguna.

Saludo al señor director atentamente.  Diego T. Ulibarrie.

…………………………………………………………………………………………………………………

 

Sabido es que como se lamentaba la Tacuarita cerca de la Plata Italia a mediados de la penúltima década del siglo veinte, hay historias de puro cuento y cuentos que son historias.

También es sabido en un lugar para el sosiego y el asombro que en la Cofradía de los Duendes suelen aparecer algunos fantasmas si se perciben diálogos en torno a… ¡el País de los Contrastes!

Leer lo publicado en periódicos y diarios hace un siglo, revela algunos de los  notables cambios que se han producido en torno a las formas y los medios de comunicación.

 

En otra página del diario Nueva Época, el 3 de abril de 1906tras el título “Dr. Calixto Lassaga” informaban: “Retornó ayer de su viaje a Rosario el Ministro de Gobierno Dr. Calixto Lassaga.  Le saludamos.”

Mayo de 1906: los representantes del pueblo…

Con la presidencia del señor Ignacio Crespo, el 29 de mayo de 1906 se desarrolló la 10ª sesión ordinaria de la Cámara de Senadores de la Legislatura de la Provincia de Santa Fe y luego imprimieron las traducciones de las versiones taquigráficas; después del encabezamiento “Sumario” y la constancia de los datos registrados por los taquígrafos:

Señores senadores presentes: Aragón, Arévalo, Arroyo, Aufranc, Casas, Cepeda, Freyre R. Martínez, Palenque, Pérez y Sarsotti.

Ausentes sin aviso: Bruno, Carreras, Constanzó, Freyre B., Mántaras y Quiroga.

 

En aquel tiempo, había sido electo para presidir la Cámara de Diputados de la Legislatura provincial el diputado Alejandro Lamothe.  Al leer la página pertinente a la continuación de la sesión del 19 de junio de 1906, es posible transcribir:

“Señores Diputados Presentes:

               Alvarado, Arzeno, Barco, Beleno, Boero, Cafferata, Cibils,  Echagüe, Franco, Freyre, Funes, Gainza, Lamas, Leiva, López, Oliva, Peyrano, Pesenti, Rouillón y Virasoro.

Ausentes con permiso: Ricardone y Rosas.

Con aviso: Cabal, Oliveros y López Jordán.

Sin aviso ni permiso: Cullen, Fragueiro, Larrechea, Loza y Palenque.”

Una jornada entre tantas, no puede ser considerada como un indicador del cumplimiento de las obligaciones individuales. En ese tiempo, en los diarios de sesiones no incluían las nóminas por orden alfabético con indicación de los departamentos.

Renovación de legisladores…

Desde el comienzo del año 1906 en la provincia de Santa Fe se realizaban las reuniones y conciliábulos mientras distintos grupos pretendían integrar las listas de candidatos para los comicios de diciembre.

Tras aquellas elecciones -si así se pueden reconocer cuando había fraude-, resultaron electos los diputados Demetrio Iturraspe por La Capital, Benjamín Peyrano por San Jerónimo –reelecto-; Eduardo Oliveros por Caseros –reelecto-, Emilio Leiva –reelecto– por Reconquista; Urbano J. Cullen por San Justo, J. Ignacio Peiteado por San Javier, Dr. José Oliva por San Cristóbal –reelecto-; Manuel López Zamora, Emilio C. Lamas -reelecto- y Dr. Rafael Biancofiore por Rosario, cuyos diplomas fueron aprobados en la sesión preparatoria del 27 de marzo de 1907.

Fue reelecto presidente de la Cámara el Dip. Alejandro Lamothe por unanimidad; vicepresidente 1º el Dip. Elías Alvarado.  y vicepresidente 2º el Dip. Héctor S. López.

 

Integraron la Cámara, Alvarado, Arzeno, Barco, Biancofiore, Boero, Cabal, Cafferata, Cibils, Cullen, Echagüe, Fragueiro, Franco, Freyre, Funes, Gainza, Iturraspe, Lamothe, Lamas, Larrechea, Leiva, López, López Zamora, Oliva, Oliveros, Palenque, Peiteado, Pesenti, Peyrano, Rosas, Rouillón y Virasoro.

…………………………………………………………………………………………………………………

“De tal palo, tal astilla”

El refrán popular “De tal palo, tal astilla” alude a las características de los progenitores y la descendencia, aunque los hechos han demostrado que hay notables excepciones.

Acerca del periodista Héctor Luis Castellani y de su hijo Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi -en otros escritos Conteponi o Contemponi-, es innegable que han tenido la misma fibra íntima… potente y resistente hasta el instante del Último Desprendimiento.  [15]

No ha sido por casualidad que Ana María Llurba en un trabajo de investigación difundido en el segundo año del siglo veintiuno haya expresado:

“De su padre -oriundo de Florencia y naturalizado argentino, maestro y periodista, fundador del diario El Independiente, hombre de carácter impetuoso y de firmes convicciones, que muriera asesinado por intereses políticos en 1906- heredó la naturaleza apasionada e indoblegable, que conjugó con una libertad interior espontánea e ingenua comparable a la de un niño que expresa lo que siente sin medir las consecuencias.

Temperamental, impulsivo, contestatario, frontal en la expresión de sus ideas pero respetuoso de la libertad de pensamiento de los otros”…

Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi (1899-1981)

En el hogar de Héctor Luis y de Catalina Conte-Pomi, en el bravío ámbito del norte santafesino, el 16 de noviembre de 1899 nació Leonardo Luis.

Sobre esa tierra feraz quedaron las huellas de sus primeros pasos y vestigios de sus andanzas por sinuosos caminos entre gramilla y cielo…

Tras un accidente perdió un ojo y le colocaron una prótesis de vidrio.

Terminó sus estudios preparatorios en Reconquista en la Escuela “Juan Parodi” y en 1913, ingresó como alumno pupilo en el Colegio de la Inmaculada de los Padres Jesuitas.

En ese tiempo conoció al joven Horacio Caillet-Bois y se generó una amistad a perpetuidad reflejada en su libro Una gloria santafesina – Horacio Caillet-Bois- Vida y obra, editado en agosto de 1976.

Otro amigo de esa época fue el político sanjuanino Alberto L. Graffigna, luego empresario vitivinícola.

1913: pupilo en el Colegio de los Jesuitas…

A principios del siglo XX, la Academia Literaria “Santa Teresa de Jesús” seguía congregando a los alumnos más destacados del tradicional Colegio de la Inmaculada Concepción.  En 1913 llegó desde Chile el Padre Marzal para enseñar Literatura, en cuarto año; Historia de la Literatura e Historia de la Civilización.  Los alumnos del bachillerato, pronto advirtieron sus sensibles actitudes: cordialidad, entusiasmo, talento…

Ese año también ingresó en primer año el adolescente Leonardo Castellani Conte-Pomi y siendo adulto dijo:

“…el año 1913 fue mi período negro; o si se quiere pardo.

Los otros cuatro fueron plácidos, poblados de pueriles triunfos escolares (premios, ‘dignidades’ de clase y de convictorio) y absorbido yo con frenesí en el estudio; en lo cual ayudaba la ‘emulación’ a mi natura nativa de ‘intelectual.  Allí nació también la más profunda amistad con tres compañeros, de los cuales el prominente fue Alberto Graffigna, hoy doctor y dueño de la bodega Colón, de San Juan; del cual he pensado siempre y creo que con razón, podría ser un buen Presidente de la República; sólo que…”

(Deja en ese suspenso, otra incógnita porque cualquier lector que viva en la Argentina a principios del tercer milenio -o quien conozca la historia de los argentinos- tendrá el desafío de imaginar -o intuir- a qué aludía ese “solo que…”   Al mismo tiempo, serán insuficientes tales conjeturas, si se intentara esbozar el perfil del país que hubiera sido, si ese hombre tan admirado por Castellani hubiese llegado a ser lo que evidentemente, no pudo, o no quiso…

Tras este aparente ensayo entre bambalinas, se impone volver al relato de Castellani.)

1916: alumno de cuarto año…

El Padre Leonardo Castellani refiriéndose al año 1916, cuando era alumno de cuarto año, escribió:

“Cuando los sábados tarde (u otro día que se le antojara al Padre Marzal) sonaba a la puerta del estudio el grito del Hermano Molina: ‘¡Salgan los académicos de la Academia”, media docena de changos nos levantábamos ufanos, mientras el resto de la muchachada nos miraba salir envidiosos.  A la Academia de Literatura se ingresaba en Cuarto Año, previa aprobación por los otros académicos (la mitad ya había salido bachiller) de un ‘trabajo’ en verso.

En realidad el que nos elegía era el Padre Marzal, y el ‘sufragio universal’ era una filfa” –mentira, engaño- “como ha sido siempre en todas partes.”

“En sus primeras clases (Cuarto año, Literatura), el Padre Marzal nos enseñaba con eficacia a hacer versos, y salíamos todos o casi todos con ‘oído’…”  El método milagroso de Marzal que nos formaba ‘el oído’ en 15 días y 4 clases era ‘empedrar’, como lo llamábamos.

El maestro nos daba un poema cualquiera (soneto, romance, etc.) descoyuntado en prosa, y nosotros debía restaurar los versos… Algunos acertábamos a la primera vuelta: eran los candidatos seguros a la Academia; otros no acertaban ni en las otras dos opciones más fáciles, y ésos sabían ya con desesperación que no serían académicos y no se ‘eximirían’ con 8 en el examen.”

La presidencia: actas, archivo de poemas y documentos…

En 1916, ejercía la presidencia el joven poeta Horacio Caillet-Bois, alumno de quinto año bachiller y como estaba proyectado, se editó la Antología de la Academia con un prólogo escrito por el distinguido exalumno José Zorrilla de San Martín.

“A principios del curso 1917, el perseverante Castellani asumió la presidencia de la Academia recibiendo “las pertenencias de la institución: un libro de actas y un bibliorato con poesías.  Moneda, cero. El libro de actas estaba casi inmaculado, pues los secretarios no habían hecho o no habían copiado las ‘actas’ de las sesiones durante años; mas el bibliorato estaba repleto, hasta reventar, de poesías adolescéntulas.

El padre Marzal miraba con olímpica indiferencia la falta de las actas; pero no el bibliorato.  De él saco la Antología, impresa en 1917, desde el año 13, el de Restauración de la Academia.”

Castellani seguía escribiendo algunas obras de teatro, cometiendo “la imprudencia de no guardar copia, y el Padre Marzal mandó todo el material del acto académico al Colegio de Esperanza (Padres Verbo Divino, pedigüeños que no devolvían nada)”, lamentándose porque pensaba: “Ahora me sería agradable y quizá útil lo que escribí entonces.  En ese tiempo, los frecuentes diálogos con los sacerdotes contribuían a conmoverlo hasta intuir algunas señales acerca de su vocación religiosa.

Varias décadas después, el memorioso Leonardo Castellani refiriéndose a aquellas circunstancias, escribió:

“Ese año produje yo varias poesías malas, una de las cuales, Héroes sin nombre, fue incluida para vergüenza actual mía, en la Antología de la Academia, que ese mismo año publicó el Padre Marzal con un prólogo de Zorrilla de San Martín; y con siete poesías del único poeta que había despuntado, el Presidente Horacio.”

1918-1931: noviciado en Córdoba y Doctorado en Roma…

Reitero lo expresado al referirme a Santa Fe, ayer… Con las palabras publicadas por Leonardo Castellani, expreso que mientras “Caillet estaba ‘fungiendo’ de secretario de Intervención Yrigoyenesca” en Santiago del Estero, Castellani padecía “una gran tribulación” porque cuando su madre se enteró de que pretendía ingresar en el Noviciado Jesuita de Córdoba, sintió desagrado y también se enfermó, padeciendo “un ataque de nervios, o ‘arrechucho’.”

Sólo el apoyo de su “nonna” doña Magdalena y el Padre Antonio Biagioni, entonces cura por breve tiempo de Reconquista, lograron convencer a la angustiada madre para que autorizara a su hijo.  [16]

Después de nueve meses de andar “desconcertado y aturdido, sin saber qué hacer”, el joven Leonardo ingresó en el noviciado el 27 de julio de 1918.

Cuatro años después, concluidos los dos del noviciado y dos más de estudios eclesiásticos, Castellani en 1922 volvió a “hacer la ‘Filosofía’ a Santa Fe” con “la severa disciplina restrictiva” del “Prefecto, el Padre Doménech” y a la vez, dialogando con “el padre Marzal, que vivía en el tercer piso.” Ese año, el acto anual de la Academia Literaria fue presidido por el dramaturgo español Jacinto Benavente, quien “escuchó el soneto que le había dedicado Horacio Caillet Bois” y luego, “el noble español improvisó una glosa del Padrenuestro”. [17]

En 1928 perfeccionó los estudios de Teología en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto y por sus “dotes intelectuales” le indicaron la continuidad de esos estudios en Europa.

Leonardo Castellani recibió hizo la “Tercera Probación” o “Segundo Noviciado” en “Amiens de la Champaña”, fue Ordenado sacerdote en 1931, terminó el Doctorado en Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y recibió el diploma de “Doctor Sacro Universal”.

Durante el quinquenio 1926-1931, firmando con el seudónimo Jerónimo del Rey, colaboró en la revista Ichthys que dirigía la escritora Delfina Bunge, esposa del periodista y escritor Manuel Gálvez.

(Es oportuno tener en cuenta que la localidad santafesina nombrada actualmente Reconquista, antes era  reconocida como “San Jerónimo del Rey”.)

 

Inquieto e inquietante desde la niñez, decidió estudiar Psicología en la Universidad de la Sorbona de París y permaneció en Francia durante tres años, estuvo algunos meses en Alemania y Austria también perfeccionando estudios psicológicos y educativos.  En 1934 publicó La catharsis catholique dans les exercises spirituels d’Ignace de Loyola (Tesis doctoral, París 1934, noventa y una páginas) y casi seis décadas después fue editada en castellano La catarsis católica en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola (Buenos Aires, Ediciones Epheta, 1991).

En 1935, Leonardo Castellani Conte-Pomi regresó a su tierra natal.  Ya era un destacado cuentista, escribió poemas y hasta mediados de la década del ’40 fue periodista y docente.

Poderosos vínculos de la amistad…

Sabido es que al terminar el primer cuarto del siglo veinte, había vínculos de amistad entre el Padre Leonardo Castellani Conte-Pomi, Horacio Caillet-Bois, Miguel Ángel Correa y Agustín Zapata Gollán y que en aquel tiempo, los tres últimos ya compartían distintas funciones promovidas por sucesivos gobiernos provinciales.

volvió a Santa Fe en 1936. En ese tiempo, fue nombrado Jurado para el Premio Nacional de Novela y luego dejó escrito: “Horacio Caillet-Bois y Gustavo Martínez Zuviría me pidieron procurase el Primer Premio para el santafesino (de Rosario) Mateo Booz, ‘porque lo merecía’.  Era verdad.”  Sucedió entonces lo que suele suceder: “los otros cuatro jurados habían tenido sus reuniones secretas y habían determinado los cuatro a quién ‘premiaríamos’ los cinco”, destacó Castellani.   Resultó que “Mallea mismo, que sacó el segundo se quejó diciendo (y me lo hizo saber) que era injusto que no le hubiésemos dado el primero, porque él era enfermo e iba a morir pronto (¿)…” Castellani firmó el dictamen: “… porque me dijeron los cuatro (quienes ahora no recuerdo ni quiero recordar) que si votaba por otros, hacía un zafarrancho; pues entonces el presidente de la Comisión de Cultura, don Matías Sánchez Sorondo, desestimaba el dictamen no unánime y daba los premios a quien se le antojaba, por una sola disidencia. ‘¿Por qué querría usted hacer un daño sin provecho?’. Firmé.  El reproche que más sentí fue el de doña Delfina Bunge de Gálvez, quien me escribió no concebía que un sacerdote prefiriera una novela ‘lasciva’ a la suya, con sus recuerdos de infancia, una novela clara, cándida y casta.  No le pude contestar nada… Mi amigo Horacio me escribió simplemente que los premios dados eran injustos.  Tenía razón: el Primer Premio Novela a Juan Pablo Echagüe, que jamás en su vida escribió una novela; el segundo, a Mallea, que presentó tres libros, de los cuales uno solo era una novela mala; el tercero, a Norah Lange, por un relato de viaje titulado Treinta y nueve hombres y una mujer, que no recuerdo fuese propiamente ‘lascivo’, como dijo la Delfina.  Pero no era santo nada, ni gracioso tampoco.  Propuse no aceptar jamás en adelante un encargo desa laya, ni de don Matías ni de los Reyes Magos en persona; pero falté a mi propósito… Lisardo Zía me incitó a aceptar para Filosofía, Crítica y Ensayo, con el fin inconfesable de sacar el tercer premio para Ernesto Palacio; que con sus cuatro hijos pequeños estaba en la cuarta pregunta.  No lo conseguimos, a pesar de las batallas campales con Coriolano Alberini.  (Esta vez me acuerdo que los jurados: además de nosotros dos, eran Jean Paul Echagüe, el decano Alberini y el profesor Tiscornia.  No sacamos el tercero para Ernesto, a quien Jean Paul se las tenía juradas, pero al menos lo sacamos ‘para un joven’, Braulio Ignacio Anzoátegui, con Tres ensayos españoles.  Los jurados viejos querían premiar a un colaborador de ‘La Prensa diario’, que vivía en París… Esta vez los premios fueron más o menos justos: primero, José León Pagano; segundo, Rafael Arrieta.  Ninguno de los tres era filósofo, pero…’ensayos’.  Arrieta, además de buenas poesías, había escrito un ensayo sobre La métrica del soneto en la literatura inglesa.  Anzoátegui nunca ha sabido lo que me costó a mí ‘sacarle’ los 10.000 $…” [18]

No ha sido por casualidad que tiempo después, Castellani Conte-Pomi, al rememorar los vínculos con Miguel Ángel Correa –Mateo Booz– destacara:

“…Cuando, a pesar de la ordenanza municipal levantamos su busto en bronce, con la iniciativa del Rotary Club, en 1944, Zapata Gollán pensó la frase que iría en el pedestal: ‘A Mateo Booz, Santa Fe, su país’ No pudo dentro de su brevedad numismática, expresar mejor el homenaje de los santafesinos.

Regreso del Padre Leonardo Castellani (1936)

Leonardo Castellani terminó sus estudios eclesiásticos en Europa y según sus palabras: “cuando en 1936 volví a mi país (que ya iba dejando de ser mío), sacerdote profeso de la Compañía de Jesús, muy aprobado y doctorado, me faltó tiempo para ir a Reconquista a ver a mi madre (con permiso), pero me detuve en Santa Fe para ver a Caillet-Bois (sin permiso)…”  En su ánimo seguían latentes los recuerdos de la vida de estudiantes que después fueron expresados en un libro dedicado a su amigo Horacio, “una gloria santafesina”:  “Lo que imprimía en nosotros una impronta imborrable no era tanto las personalidades (Marzal, Barone, Sallaberry), cuando el Colegio en conjunto, máquina de educar.  […]  El Colegio Inmaculada constituía un pequeño mundo cerrado donde presidía la justicia; y por ende, el orden; y quien pasara en él varios años adquiriría allí una experiencia imborrable, en lo más hondo de sus huesos, de ese mundillo justo para contrastar después con el otro mundo injusto adonde iba a ser lanzado.  El orden y la subordinación se le habían tornado instinto. Esta fue la antigua pedagogía de los jesuitas”…

En esa misma dirección, Castellani ha dejado testimonios sobre otras impresiones perdurables; ha recordado “con apego admirativo a algunas personas… los Padres Luis Parola y Juan Marzal. En un segundo plano venían Salaberry, Barone, Ortells. Aunque no eran ellos solos ‘el Colegio’, ciertamente lo representaban y como corporizaban”.  Al ser nombrado Salaberry, es oportuno señalar que el Padre Faustino Salaberry fue un distinguido historiador, filósofo y poeta uruguayo, destinado durante largo tiempo para cumplir su misión en ese colegio santafesino; circunstancia que lo impulsó a escribir un romance dedicado a la Virgen de los Milagros:  “Sonaron las campanas, acudió el pueblo, los capitanes, los soldados, los mozos y los viejos, el indio y el mestizo, y al ver llorar a la Señor, lloraron con Ella”, ha recordado el historiador santafesino José Pérez Martín.

Ausencia del Padre Marzal (1941)

En otro momento, Castellani escribió:  “Estuvo Marzal ausente de la Inmaculada desde el 41, cuando lo enviaron de Superior a la Residencia Regina, de Buenos Aires, de donde volvió en 1949, ya para morir, víctima de crudelísima enfermedad, amputación de una pierna en dos veces, que no pudo salvarlo… Fue un error sacarlo de la Academia y su Teatro, donde estaba su lugar insubstituible; fuera de allí no podía hacer mucho o casi nada, gobernando a cuatro viejos y dando ejercicios a monjitas.  Pero esa es la condición del Jesuita y Dios lo libre de caer bajo un Superior vengativo, envidioso o borrico.”  [19]

 

Aquí un poema escrito a principios de la década del ’40:

¿Dónde está Dios?

(“-Por ái”’)

¿Dónde está Dios? Por ái. Está en los justos
y está en los pecadores
en los templos vetustos
y en la efímera pompa de unas flores.

Para que no lo adores
semanalmente sólo, a plazos justos
está en la noche insomne de disgustos
y en la aurora de férvidos colores.

Escondido en el fondo de tu fuerte
paciencia o tozudez y en esa frágil
tenue esperanza de vencer la muerte

y en esa atada inteligencia ágil
reina cautiva que conoce cierto
que hay una puerta y -no sé dónde- un Puerto.

                                              4 de noviembre de 1942

 

A mediados de febrero de 1938 lo conmovió la decisión de su amigo Leopoldo Lugones mientras estaba en el Tigre y escribió algunas frases inconexas: “No reprocho a nadie.  El único responsable soy yo de todos mis actos” en una esquela manuscrita y firmada por él, destinada “al juez que intervenga”.

Desde el punto de vista del Padre Castellani, ese suicidio habría sido la consecuencia de la oposición de una parte de la jerarquía eclesiástica y por la insistencia de algunos católicos vinculados a “ella” que no querían “tal conversión”…

A comienzos de la década del ’40, colaboró en los diarios La Nación, Clarín y La Prensa de Buenos Aires, entre otros; la revista Criterio -órgano de la Iglesia católica-, en la Revista de la Universidad de Buenos Aires.

En ese tiempo, comenzó la traducción de Suma Teológica de Santo Tomás.

Escribió sobre diversos temas relacionados con la Política, en Cabildo -edición de la Alianza Libertadora Nacionalista-; Estudios y Nuestro Tiempo.

Después de octubre de 1945 colaboró con el periódico Tribuna apoyando la candidatura del coronel Perón a la presidencia de la Nación, cuando era apoyado por sectores gremiales hasta que se constituyó el Partido Laborista y así fue proclamado y votado, como candidato de ese partido donde Cipriano Reyes era uno de los principales promotores.

1951: tras la prédica del Padre Juan Marzal…

Reitero lo expresado en otra circunstancia porque sabido es que “el Padre Marzal dejó una interesante producción literaria en los géneros poesía y teatro. Escribió hasta sus últimos días y falleció el día de la Asunción de la Virgen María, el 15 de agosto de 1951.

Décadas después, Leonardo Castellani escribió:

“Creo fue el jesuita más insigne que pasó por el Colegio, sin despreciar a otros, como el Padre Feliú y el Padre Canudas. Así lo dijo, con razón Horacio Caillet-Bois en su ferviente y larga elocución de loanza que pronunció ante su féretro en el portal de la Iglesia el 16 de agosto de 1951… ‘Se ha cumplido la voluntad del Señor en el R. P. Juan Marzal…’ – decía.

‘A Nuestro Señor Jesucristo le dio todos los dolores de su cuerpo… A la Virgen Santísima le dio el tesoro de sus versos… Y a su Capitán insigne… le entregó su voluntad y todas sus facultades.  Nada guardó para sí…’, comenzó el panegirista”.

El polémico Padre Leonardo Castellani…

Hasta este punto, no es necesario destacar que el temperamento del padre Castellani y sus polémicas declaraciones provocaron frecuentes conflictos.

Servirá para interpretarlo, lo que expresó tiempo después:

“Es conocido lo que escribió San Juan de la Cruz: ‘Los Calzados están tocados del vicio de la ambición, y así todo lo que hacen lo justifican coloreándolo de religión y servicio de Dios; de modo que son incorregibles…

Lo que pasó desde 1946 (en que fui llamado a Roma) hasta 1949 (en que fui expulsado de la S. J.), y aún diez años después, en que me mantuvieron ‘suspendido’ sin razón (o al menos sin darme la razón)… no lo escribiré… en todo caso… no vale la pena conocer…  En 1966 llegó a Buenos Aires un gran eclesiástico con tanto poder o más que los otros dos maquinarios o maquinadores; me fue a ver al hospital Fernández, donde yo estaba en peligro de muerte; y después, con un solo golpe de espada gordiana, me liberó de todas las suspensiones, sanciones, prohibiciones y deshonoraciones que me ligaban.

Fue el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor Lino Zanini…”

Recuerdos de “Santa Fe, su país”…

Durante el verano de 1948 en el hemisferio norte, Leonardo Luis Castellani estaba en España recluido en Manresa y rememoró sus andanzas mientras en cálidas siestas cantaban las chicharras; recordó al destacado director de orquesta Federico Spreáfico, en Santa Fe de la Vera Cruz, la capital santafesina que fue traslada desde la zona de los quiloazas hacia el sur, entre 1650 y 1661… Tales remembranzas gestaron este poema que es una sensata advertencia:

Preludio al silencio

No gastes al tuntún más estampillas
-aquí llamadas sellos
ni tinta papel pluma sobre y fósforo
oh amador del silencio.
No gastes tu literatura
con quien no entras en entendimiento.
A los que oír no quieren no les grites
ni discutas con los que tienen miedo
de la verdad, que la verdad es cosa
tan escasa y valiosa en estos
bienaventurados
tiempos
que no hay que desperdiciarla
con los a ella poco abiertos
con los que no la hambrean día y noche
con fauces de silencio
con los que no sabían -ni sabrán
que tenías corazón en el pecho.
Déjalos,
el mundo es grande y Dios es nuevo.

Algo tendrás que hacer ¡oh duro! antes
de morir cuando no te has muerto…
Déjales la satisfacción cumplida
de saber que eso
no ha sido
culpa de ellos
déjalos que se pierdan de tu vista
y de tu recuerdo
piérdete de una vez y, para siempre
en el silencio
honra a tu Dios con la total ofrenda
del tranquilo silencio
encláustrate en el claustro que ya sabes
interno
y haz en ti
el silencio
también – y ante todo
para dentro.

No envidies más a los felices
a los que saben con sus anestésicos
pasar al lado del humano dolor,
mecanizados y siniestros
suscitando despegos a su paso
o haciendo iniquidades sin saberlo
y se van de este mundo, como dicen
las mamás a los niños al mecerlos:
si eres malo ninguno te querrá
sin que nadie quiera quererlos.
Y tú te irás y falta poco y quiera
Dios que sin hacer daño ni siquiera
a un perro.

Surgen tantos recuerdos de mi infancia
que temo
no ande la muerte cerca
-digo temo por no decir espero-
Cacé ayer una cigarra
en un pino
como en aquellos tiempos
cuando niño solito y algo chúcaro
andaba al sol y al céfiro
como en el montecito
de mi pueblo
o cuando bandeaba
de oído y sin solfeo
la marcha número uno de Spreáffico
clarinete primero
en los días de campo
del colegio
y veo el rostro de mi madre
y el día en que besé a mi padre muerto
y me asaltan congojas infantiles
del niño que en lo oscuro tiene miedo
y un ansia inexplicable
de echarme en un regazo inmenso…
Bien: éstos son romanticismos
y no son ni siquiera versos

¿Existirá el regazo? Es muy probable
yo así lo creo.
Nunca lo he visto y
tengo sueño.
¿Sueño? Y aún a ratos
tengo
lo que es más raro
sueños…

                                      Manresa 8 de agosto de 1948

1946: su actividad política y persecuciones…

En 1946, el Padre Leonardo Castellani Conte-Pomi comenzó su militancia en la política.  Integró la lista de candidatos a diputados del Partido Nacionalista.

Su amigo Horacio Caillet-Bois había sido que había sido secretario de la Intervención a Santiago del Estero en 1917 y luego Comisionado Municipal (equivalente a Intervención como Intendente), desde 1922 seguía siendo el Director del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez y se desempeñaba ad-honorem en Comisiones Provinciales de Cultura. En 1947, fundó la Escuela Superior de Música y la dirigió durante dos años; momento en que fue designado director del Teatro Colón de Buenos Aires.

 

Leonardo Castellani Conte-Pomi, como su padre Héctor Luis y como tantos, utilizaba la palabra como arma y así fue como censuraron sus críticas al sistema educativo, a determinadas organizaciones sociales y hasta se animó a elaborar algunas conclusiones en torno a la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Los Jesuitas casi se olvidaron de que era un hermano en Cristo y obraron casi como Caín, un poco más tolerantes porque le perdonaron la vida pero le propusieron la separación de la Compañía con todo lo que esa decisión implicaba para un sacerdote con vocación de servicio.  Como sucede con los políticos, la jerarquía eclesiástica impuso su criterio y como se negó a renunciar, ordenaron su reclusión durante dos años, en Manresa (España).

No ha sido por casualidad que a fines de 1946 mientras en la Argentina hacía seis meses que ejercía el poder ejecutivo el electo general Juan Domingo Perón, el peregrino Leonardo Castellani haya necesitado escribir estos poemas:

Angelus Silesius

Del rey consigue más con sólo un beso
la novia
que el pobre jardinero con el peso
de un año de trabajo que lo agobia»…

Mas para eso
es menester que quede siempre novia;
la corona de novia
deshojándose, adiós el embeleso.

Pero yo pienso
que la boca que besa
trabaja más que un cómitre en cadenas
porque es promesa
de más de un año de trabajo inmenso
y del amor los frutos y las penas.

                           Naboland, 16 de diciembre de 1946.

En el mar

1.

Oh mi Dios, yo te di más que mi vida
sería tiempo de dejarme en paz
dame tu vida y cúrame mi herida
o no me pidas nunca nada más.

Me lanzaste a la mar desconocida
y aunque pudiera, yo no vuelvo atrás
en mitad de la ruta indefinida
lancé por borda brújula y compás.

El ciclón del velamen hizo riza.
Todo esto debería ya cansarme.
El puro mar y cielo se eterniza…

De mi antiguo vigor no hay ni un adarme
la provisión se agota a toda prisa
ya no afronto el ciclón con la sonrisa. . .

Ya no te falta más sino tragarme.

Naboland. 18 de diciembre de 1946.

Desde Italia…

Caí en el mar, enséñame a nadar
mas no como he nadado hasta el momento
treinta años hablar solo ante un altar
se agota mi discurso y argumento
rompe,- oh Señor, a hablar.

Tú que hiciste la lengua rompe a hablar
y haz verdadero el fabuloso cuento
de que en la gota está incluido el mar
y hay entre Dios y el hombre parlamento
y en la gota está el mar…

Teresa lo enseñó, mi dulce hermana
necesito sacar la lotería
haz que se abra de golpe una ventana
en el alcázar de reina María
y una luz superior a la del día
rompa en mi noche fría y africana…
Parece un cuento la esperanza mía.

                                                                                                                            Génova, 9 de enero de 1947.

Vibraciones en Manresa…

Mientras el Padre Leonardo Castellani soportaba la reclusión impuesta en Manresa, pulsaban en su memoria incontables señales y reaccionó sin sumisión, salvo al Altísimo Señor y necesitó escribir:

Nox atra

De mi vida los días que perdí
pasaron, hoy, escuálido escuadrón
de desertores, ante mi razón
con sus banderas rotas ¡ay de mí!

Sombra de un sueño solamente fui
y es de deseos grandes un montón
todo el tesoro de mi corazón
sin nada entero que dejar aquí.

Con la memoria del anciano y los
moribundos, mi vida hoy repasé
el debe y el haber, ambos a dos
inexorablemente, y sólo hallé
cenizas y aire, desengaño atroz.

Tomé el mísero polvo y lo aventé
en la estrellada noche de la fe
diciendo al cielo: “He soportado a Dios”.

                                       Manresa, 2 de julio de 1947.

Epigrama

¿Qué se me importa a mí de mí?
Me importa el nombre del Mayor Artista
y la gloria de Dios, Sumo Poyecta…

Si muero miserablemente aquí
hay una falla en su creación perfectamente vista
por lo cual moriré en forma correcta.

O resucitaré como un patí
en el río del Rey de Reconquista.

Manresa, 2 de agosto de 1947.

                                           —o0o—

Me asaltan pesadillas en que veo
la maldad de los hombres que me invita
a la maldad; que en mí es una infinita
pereza del amor y del deseo.

Cierto. La vida es pobre. El tiempo es feo
y un aliento diabólico palpita
sobre esta pobre humanidad cainita
que adora un dios en el que yo descreo…

Mas en noche oscurísima persisto
y doy señal de bulto encadenado
y existe la Deidad que nadie ha visto
que pisa el gran lagar ensangrentado
y a quien doy testimonio, porque existo…
y hemos de ver aún lo que hace Cristo
que se esconde, pero es resucitado.

                           Manresa, 26 de septiembre de 1947.

                                                                       —o0o—

Señor ¿piensas que puedo sin contigo
vivir en el desierto del deber?
Yo no puedo vivir sin un amigo
y soy sediento peor que una mujer.

Pronta es mi voluntad, siempre lo digo
y es tuyo mi querer, pero en mi ser
ocupa una región el enemigo
y una cosa es querer y otra es poder.

Tiemblo de mí en el tiempo y la galbana
de tu ausencia; estoy muerto, me has herido
demasiado, golpeado demasiado,

Plomo en el ala y en la testa cana
plomo, haré un disparate maldecido
si faltas demasiado de mi lado…
Señor, si al fin voy a morir mañana.. .

                             Manresa, 1 de noviembre de 1947.

 

Leonardo Castellani al mes siguiente estaba en Naboland y en la antevíspera de la Nochebuena, escribió:

 

Como un petrel que sobre la erizada
superficie del mar plúmbea y movida
volando sin cesar toda la vida
y con las olas por precaria almohada

la su indígena playa ya olvidada
toda esperanza de volver perdida
así boga mi alma mal dormida

sobre una eterna soledad salada.

Sólo un oscuro instinto la encamina
un increíble esfuerzo la sostiene
un fuego la alimenta y determina
el aire la mantiene

hacia el bajel azul de un rey que viene
hacia un sueño de amor inmenso y lene
y una ignota golondra diamantina.  [20]

                            Naboland, 22 de diciembre de 1947

En Manresa…

En Manresa, Leonardo Castellani resistió mientras imaginaba la posibilidad de recuperar su libertad.  Esto escribió:

Estoy contento con mi mal destino
y ésta del corazón tan mala estrella
que sin embargo alumbra mi camino
y siempre indica una inmediata huella

esperando el bajel que nunca vino
y la visión maravillosa y bella
que nunca vino, pero con su vino
de mi borracho afán fue la botella,

estoy contento al fin. Mis compañeros
de colegio han triunfado, mis iguales
y menores también. Yo no soy fuerte.

Yo desgarrado voy por mis senderos
por mis raros senderos espirales
junto a los precipicios de la muerte…
Y estoy contento con mi mala suerte.

                                      Manresa, 22 de julio de 1948

Otoño

-Pobre hoja seca ¿dónde vas en vuelo
de mariposa enferma y desvaída
entre la niebla y luz descolorida
del sol de otoño y desteñido cielo?

¿Dónde vas, hoja frágil, no nacida
ni para el alto azul ni el bajo suelo
ni para demasiada dicha o duelo,
hoja que va como se va mi vida?

-Yo qué sé? De la flor vuelo a la fosa
del suelo al astro al lodo o al vergel
presa de un aspirar que no reposa
donde va toda cosa
en ignoto tropel…

Voy donde va la hoja de la rosa
voy donde va la hoja del laurel…

                           Manresa, 29 de noviembre de 1948.

Réquiem

Un día me enterrarán…
¡Qué tranquilos que estarán!
Y yo más tranquilo
montado en un refucilo
más allá de Aldebarán
y ellos aquí ¿qué dirán?

Pues nunca me han conocido
dirán las mismas tonteras
con que en vida me han herido
y otras de muchas maneras
y yo estaré en el Reino del Olvido
libre de todas mis canseras.

O mejor no dirán nada
¿para qué quieres que digan?
a tu alma cauterizada
¿qué hay, que los de la manada
la maldigan o bendigan?

“El hombre que hacía daño
ya no existe -es decir, yo
el ermitaño
ingente silencio extraño
desapareció”.

“Lo atropelló un camión
¿por qué entró en la ciudad?
salió de la soledad
a buscar la ración
en vez de hacer oración
a la suma deidad.
La verdad
es que era un animal sin corazón
un ente sin razón
hijo de la casualidad…”

Yo llevaré mi secreto
a entregarlo a Dios intacto
mi vida como un soneto
de pie forzado completo
habré trabajado exacto.

Y mi alma que el dolor
purificó de vileza
irá ensoñada de amor
irreal, como una flor
sin pies y pura cabeza,

Me sacudiré mis penas
de haber vivido con santos
topos unos y otros hienas.
“¡Ay – Jesús!” a manos llenas
Mas “Toma – hijo”, no tantos.

Y mi enorme soledad
hallará su compañía…
Oh días, marchad, marchad…
Sólo hacer una bondad
o una mitad cada día.

Pongo en papel celofán
mi corazón con sigilo
mañana me enterrarán
¡Qué tranquilos que estarán!
Y yo estaré más tranquilo.

                                  Manresa 20 de febrero de 1949.

 

Tras su huida, el inquieto e inquietante Leonardo Luis Castellani seguía añorando su tierra, su América, su Argentina.

Estaba en Valladolid cuando escribió estos versos:

En la “casa de Colón”

El Colón al revés que me deshaga
y en vez de darme un nuevo continente
sepa abolir un viejo de mi mente
mundo atroz de recuerdos que me estraga.

¿Dónde está el almirante de rezaga
que orce mi nave atrás contracorriente
y que oriente sus velas a la fuente
de mi niñez maravillosa y maga?

Soy el cansado rey de un mundo enorme
que escapa a mi gobierno hoy codicioso
de un olvidar que es ciencia y no ignorancia

y busco al almirante que me informe
en ruta de retorno y de reposo
a hallar en retroceso nostalgioso
l’ínsula olor a menta de mi infancia.

                                  Valladolid, 19 de abril de 1949.

 

Regresó a Buenos Aires y ese exceso mereció otro castigo; le prohibieron ejercer su misión sacerdotal, fue expulsado de la Compañía de los discípulos de San Ignacio de Loyola.

Al año siguiente -“1950 Año del Libertador General San Martín” como se estableció por ley en la República Argentina-, sintiéndose agobiado por la incomprensión y al mismo tiempo libre porque podía seguir trabajando, viajó a Salta y durante dos años pudo escribir y ejercer la docencia.

Década del ’50…

Leonardo Castellani en ese tiempo seguía comunicándose con su amigo Horacio Caillet-Bois, destacado periodista y desde 1922 primer director del Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez”.  Lo habían designado de acuerdo a las condiciones establecidas por el donante del inmueble -y de los “ocho cuadros” que fueron la base de la pinacoteca- y no podía ser reemplazado salvo que Rodríguez Galisteo así lo decidiera. Creada luego la Comisión Provincial de Bellas Artes y después la Comisión Provincial de Cultura, Caillet-Bois siguió siendo “una autoridad” en tales áreas hasta mediados del siglo veinte.  En ese libro biográfico donde Castellani lo reconoce como Una gloria santafesina, incluyó varios comentarios autobiográficos y entre ellos, estos párrafos:

“En 1951 escribí una carta a Horacio Caillet-Bois: ‘Si no fuera por mi fe en Cristo y mi devoción a la Virgen Santísima, mi vida sería un tejido de horrores.’ Me contestó aprobando el dicho, pero advirtiendo que él no rezaba: los contratiempos de su vida ni llegaron nunca a horrores ni fueron tantos.

Y me exhortaba a no detenerme en ellos, a no ‘darme cuerda’, como dicen.

Y me recuerda que además desos motivos religiosos, yo tenía también palancas naturales para sostenerme en la vida.  Caí al momento que la única desas palancas era el ‘poder de trovar’…  En efecto, desde muy niño me hallé capaz de escribir y con una afición devoradora a la lectura, como consecuencia; y no se puede negar que es una de las palancas mayores, si no la mayor, de lo que hoy llaman feamente ‘escapismo’.  No es sino la mayor porción del antídoto del trabajo; pues el componer (sea ‘cantos’, sea relatos o discursos) es trabajo, por más que CGT no nos cuente entre los ‘trabajadores’.”  [21]

 

Al ser expropiada La Prensa y pasar a la CGT –confederación general del trabajo-, Castellani colaboró en el suplemento literario mientras ese diario era dirigido por el escritor César Tiempo, seudónimo de Israel Zeitlin, nacido en 1906.

También publicó algunos trabajos en la revista Continente de contenido político-peronista.  Insistía en contra del liberalismo:

“Esa obsesión de la libertad propia de un loco vino a servir maravillosamente a las fuerzas económicas que en aquel tiempo se desataron, y al poder del Dinero y de la Usura, que también andaban con la obsesión de que los dejasen en paz”. /…/

“Una herejía medio católica, medio protestante y medio atea // vino a la vida justamente cuando nosotros los argentinos veníamos a la independencia. Nos hizo tanto mal como una damajuana de caña en una jaula de monos: y no nos arruinó del todo, porque por gracia de Dios aquí había fuertes vitaminas españolas. Y también había hombres que no eran monos.”

 

En ese tiempo comenzaron algunas disidencias entre sectores del gobierno y la Iglesia Católica.  Con ironía decía que en 1955 fue dejado cesante en sus horas de cátedra en escuelas secundarias como consecuencia del “sarampión anticlerical de Perón”.

Mientras tanto, las primeras experiencias en la Academia de Literatura del Colegio de la Inmaculada en Santa Fe de la Vera Cruz, casi como nacen los brotes habían generado potentes ramificaciones, siguió escribiendo y se identificaba con el seudónimo primero Jerónimo del Rey o como Militis Militorum Cide Hamete (h) / Pío Duca D’Elia  / Desiderio Fierro.  En sucesivos años, publicó El Apocalipsis de San Juan / Cristo Vuelve o no vuelve? – Los papeles de Benjamín Benavídez – E. Evangelio de Jesucristo – Las Parábolas de Cristo…

Después de la autodenominada revolución libertadora del 16 de septiembre de 1956, Leonardo Castellani volvió al periodismo publicando en Azul y Blanco.

Su amigo Horacio Caillet-Bois durante la intervención federal en la provincia tras la destitución del presidente Perón en septiembre de 1955, meses después había logrado fundar la Orquesta Sinfónica de Santa Fe y también era co-fundador del Rotary Club, de la Asociación Argentina de Cultura Inglesa; asesor Literario de la Radio Santa Fe, la prestigiosa LT9 donde durante más de diez años leyó todos los días, a las doce, “un ‘editorial’ sobre un tema del momento santafesino, argentino o internacional”; al decir de Leonardo Castellani: “un editorial no macaniado cada día”.

…Después de 38 años de oficio periodístico optó por renunciar.

 

Leonardo Luis Castellani fue admitido en la Diócesis de Salta y sólo ahí podía desarrollar parte de su labor evangelizadora hasta que en 1966, la piedad de algunos hombres promovió un cambio de actitud hacia su persona y por intermediación del Nuncio Apostólico Lino Zanini logró la restitución del ministerio sacerdotal.

Al año siguiente, comenzó a editar la revista Jauja y la dirigió hasta 1969…

…el año en que desde la televisión estadounidense reprodujeron imágenes del primer hombre intentando posarse sobre la superficie de la Luna… y al concretarse esa experiencia, dijeron que algo así como que había sido “un breve paso para un hombre y un gran paso para la humanidad”.

Voces de la gente

Pablo Alcides Pila desde Reconquista -tierra natal de Leonardo-, en noviembre de 1976 logró que el Instituto de Servicio Social “Juan XXIII” de Reconquista, provincia de Santa Fe, en su serie Cuadernos de Campo Nº 3, impreso en los talleres gráficos de la Editorial “Río Paraná” de esa localidad, concretara la primera edición de “Nuestra gente”. Ese trabajo de investigación conducido por el perseverante y talentoso Pablo Pila, fue realizado por un grupo de alumnos de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 de Reconquista (dependiente del CONET – Consejo Nacional de Educación Técnica, siendo Aníbal José Scaglia el jefe de la INRELI -Inspección Regional Litoral- con sede en la capital santafesina) y es necesario tener en cuenta que desde la década del ’90 todas las escuelas nacionales pasaron a las jurisdicciones provinciales.

En “el Universo Vocabular rescatado, dejándose constancia de la seguridad de que podrá ser ampliado a poco que se profundice la tarea investigadora”, incluyeron voces frecuentes en los relatos de Castellani y aquí se reiteran para conocer y reconocer algo más sobre la cultura de los santafesinos, de los argentinos, de los hispanoamericanos

 

Caté: Lujoso.  De categoría (Del guaraní. “La iglesia del pueblo era una cosa demasiado caté para sus motas, sus piojos y su haraperío”.  Jerónimo del Rey: “Secundum simile huie”).

Catingudo: Quien huele mal (“Ya vas a ver si pueden o no pueden las moscas en esta tierra, correntino catingudo…” Jerónimo del Rey “Los tres paraguayos”).

Coli: Corto.  (“Asomó el sargento despacito un Remington colt por la puerta”.  Jerónimo del Rey: “Los tres paraguayos”).

Retobado: Malo. Enojado. Disgustado.  (“Dese preso a la autoridá y ríndase y no se retobe que será para pior”) Jerónimo del Rey: “Los tres paraguayos”.

 

Al final de ese original estudio, Pablo Alcides Pila, incluyó en “Bibliografía”:

DEL REY, Jerónimo (Leonardo Castellani): “Historias del Norte Bravo” – Edit. Huemul – 1970.

Década del ’60…

En 1966, la piedad de algunos hombres promovió un cambio de actitud hacia su persona y le restituyeron el ministerio sacerdotal. En 1967 comenzó a editar la revista Jauja y la dirigió hasta 1969, el año en que desde la televisión estadounidense reprodujeron imágenes del primer hombre intentando posarse sobre la superficie de la Luna…  Cuando se concretó esa experiencia, dijeron que algo así como que había sido “un breve paso para un hombre y un gran paso para la humanidad”.

Quien a fines de la década del ’60 estaba avanzando a grandes pasos aunque caminara lentamente y eso parezca una paradoja, era Leonardo Luis Castellani -digno heredero de Héctor Luis-, porque en 1970 lo distinguieron en un acto público, fue nombrado Doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional del Litoral y en 1975, recibió el Premio Consagración Nacional otorgado por el gobierno nacional.

Algo habría cambiado en Leonardo Castellani, y evidentemente, algo más había cambiado en el seno del movimiento nacional justicialista con evidencias en los enfrentamientos entre distintos sectores, incluso mediante la lucha armada.

Veinte años, al Padre Castellani lo habían expulsado y a mediados de la década del ’70 cuando prácticamente en el país se estaba desarrollando una guerra civil no declarada, advirtieron que merecía ser distinguido tanto por su talento como por su coherencia y perseverancia.

(“Si no basta enseñar… hay que predicar” -dijo Perón no recuerdo en qué momento-, y así lo reiteré en una nota que fue difundida en el diario Última Edición de Vera después de recibir el regalo de una cesantía que en realidad como por arte de magia se transformó en la apertura de otros espacios para seguir ejerciendo “el arte de vivir y convivir” con aproximadamente seiscientos alumnos semana tras semana.

Ya no sorprenden esos hechos que se han reiterado en sucesivos períodos de la historia de los argentinos

Aún sin lograr el impacto de la ironía de Leonardo Castellani, se podría decir que en la política y en la administración pública -algunas veces también en empresas e instituciones privadas-, se genera esta sucesión insoslayable: “Antón, Antón Perulero / cada cual, cada cual / atiende su juego / y el que no, y el que no”… “sube… baja… sube… baja…” mientras inexorablemente “pasará, pasará y el último se quedará” si estás sosegados quienes lo rodean porque “cada cual, cada cual / atiende su juego”…)

Mayo de 1976: almuerzo con el general Jorge Rafael Videla

Reitero lo expresado en otro libro: El teniente general Videla, a mediados de mayo de 1976 compartió un almuerzo con Horacio Ratti (presidente de la SADE -Sociedad Argentina de Escritores-) y con los escritores Jorge Luis Borges, Leonardo Castellani Conte-Pomi (jesuita) y Ernesto Roque Sábato (en 1984 designado por el presidente doctor Raúl Ricardo Alfonsín para presidir la CONADEP a los fines de investigar sobre la desaparición de personas durante ese oscuro Proceso de Reorganización…) Negritas aquí

Don Ernesto (autor de Sobre héroes y tumbas), luego fue entrevistado por algunos periodistas  y expresó:

“Hablamos de cultura general, temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación…

Hubo un altísimo grado de respeto mutuo…

Sábato dijo que Videla era “un hombre culto, modesto e inteligente…

Me sorprende la amplitud de criterio y la cultura del presidente.”  [22]

El incorregible Borges, se animó a decir:

“Le agradecí personalmente el golpe de estado del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad del gobierno”.

Seis meses después, el destacado cuentista manifestó ante cronistas del diario La Prensa de Buenos Aires:

“He hablado con el General Jorge Rafael Videla.

Es gente seria y honesta y tiene buenos propósitos.

Nosotros todavía no estamos preparados para gobernar y ya tenemos una historia como resultado de esta tentativa.”

(Cuando Jorge Luis Borges entendió que era necesario “distinguir las voces de los ecos” -como había señalado el poeta español Machado-, firmó la primera solicitada que publicaron las Madres de la Plaza de Mayo y los familiares de detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, desaparecidos…

 

Desde fines de la década del ’70, Leonardo Castellani Conte-Pomi siguió predicando desde sus libros editados, entre ellos su estudio titulado De Kierkegard a Tomás de Aquino.

Ana María Llurba en su aproximación a la obra de Leonardo Castellani publicada en mayo de 2002, escribió:

“Él mismo se define plenamente como ‘un pueblero sangregringa tinterón tragalibros’ que se atrevió a ‘manosear la guitarra de Hernández’, de quien considera que ha heredado la ‘manda’ de cantor porque un mismo ‘bautismo de sangre y tierra y agua y aire y sol nos hermana’, como un hombre ‘doctor en Teología, o sea un hombre que debe ver la Teología en la realidad y no sólo en los libros si es que quiere salvar su alma’, [23] ‘maldomador de sueños y escultor de la nieve’.”

1936: Historias del Norte bravo. Seudónimo Jerónimo del Rey. Buenos Aires, Edit. Serviam,

 

Con referencia a una de las obras destacadas del “erudito sacerdote” -como lo reconociera monseñor Antonio Quarracino-, es oportuno reiterar otro párrafo escrito por Ana María Llurba:

“Fue un hombre que escribió cuentos porque ‘no podía evitarlo- como señala en el prólogo de Historias del Norte bravo, relatos en los que presenta un mundo simple y complejo al mismo tiempo y plasma su temática recurrente: la religión; la familia; la problemática de la muerte; la preocupación sociológica; la ternura por los desvalidos; el amor a los niños; la admiración por la fortaleza de los que luchan; la importancia de las cosas simples; el profundo rechazo de la politiquería; la ruindad y el crimen.”

 

Títulos de algunas obras publicadas…

Aquí, algunas de sus obras publicadas y algunas, reeditadas:

1) 1931: Camperas. Fábulas santafesinas. Proemio del autor. Prólogo de Hugo Wast (seudónimo de Gustavo Martínez Zuviría). Buenos Aires, Ediciones Surgo, 1931, 304 páginas.

2) 1936: Historias del Norte bravo. Seudónimo Jerónimo del Rey. Buenos Aires, Edit. Serviam.

3) 1937: San Agustin y Descartes. Separata de Descartes. Homenaje en el tercer centenario del Discurso del método. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras.

4) 1938: Sentir la Argentina. Leopoldo Lugones. Buenos Aires, Edit. Adsum, 33 páginas.

5) 1938: Notas sobre la psicología cartesiana (Separata del volumen Escritos en honor de Descartes, La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 337 páginas.

6)  1939: La reforma de la enseñanza. Buenos Aires, Editorial Difusión.

7) 1939: Martina Ofelia. (Romance para ciegos), Buenos Aires, Editorial Difusión, 150 páginas.

8) 1941: Camperas.  Cuentos de la pampa y el monte. Buenos Aires, Editorial La Mazorca, 1941, 111 páginas, incluye dieciocho fábulas de la primera edición, firmadas con el seudónimo “Jerónimo del Rey”.

9) 1941: Conversación y crítica filosófica – Cuadernos de Psicología. Buenos Aires, Espasa Calpe Argentina.

10) 1942:  Las 9 muertes del Padre Metri. Buenos Aires, Ediciones C.E.P.A.

11) 1942: El nuevo gobierno de Sancho. Buenos Aires, Editorial El Ateneo.

12)1945: Crítica literaria.  Prólogo del Padre Hernán Benítez (consejero espiritual de María Eva Duarte de Perón). Buenos Aires, Ediciones Penca.

13)1945: Las canciones de Militis. Buenos Aires. Editorial Formación de la Patria. Prólogo firmado “Jerónimo del Rey”, seudónimo de Castellani.

14)1951: Bichos y personas. (Camperas). Buenos Aires, Editorial Plantín, 1951. En algunas reediciones, prólogo de Hugo Wast titulado “He hallado un fabulista”.

15)1951: Elementos de metafísica. – Manual filosófico para el sexto año secundario.  Buenos Aires, D.A.L.I.A. (Hay reiterado que la primera versión se difundió en Santa, copias mimeográficas sin numeración, con el título “Rudimentos de metafísica”.

16)1951: Cristo, ¿vuelve o no vuelve?. Ensayos religiosos. Buenos Aires, Paucis Pango.

17)1951: El libro de las oraciones. Buenos Aires, Editorial Cintra.

18)1953: La muerte de Martín Fierro (Desiderio Fierro Cruz). Buenos Aires, Editorial Cintra.

19)1954: Los papeles de Benjamín Benavides. Buenos Aires, Ediciones Cintra.

20)1955: Actas del Primer Congreso Argentino de Psicología – Separata, edición Universidad Nacional de Tucumán.

21)1956: Su majestad Dulcinea. Buenos Aires, Ediciones Cintra.

22)1957: El Evangelio de Jesucristo por “Leonardo Castellani Conte Pomi Ph. D.”

23)1958: El enigma del fantasma en coche. Buenos Aires, Ediciones Norte.

24)1959: El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío. Buenos Aires, Ediciones Doseme, 1959.

25)1963: El apokalipsis de San Juan. (Traducción del griego y estudio literal.) Buenos Aires, Ediciones Paulinas.

26)1964: Lugones por Leonardo Castellani Conte Pomi.. Buenos Aires, Ediciones Teoría.

27)1964: El rosal de Nuestra Señora. Buenos Aires, Ediciones Nuevas Estructuras.

28)1964: Sonatas tristes de todo el año manresano. Buenos Aires, Ediciones Teoría.

29)1964: Juan XIII título de tapa y nombre de autor: Jerónimo del Rey. Novela Juan XXIII (XXIV) o sea la resurrección de Don Quijote. (Sinfonía fantástica a la Berlioz en tres movimientos y una coda; para uso de naciones subdesarrolladas. Buenos Aires, Ediciones Teoría.

20)1966: Las Profecías actuales. Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores.

31)1966: Freud en cifra. Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores.

32)1968: Decíamos ayer… Buenos Aires, Editorial Sudestada.

33)1969: Crestomatía. Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores.

34)1972: Política y salvación. Buenos Aires, Ediciones Patria Grande.

35)1973: De Kirkegord a Tomás de Aquino. Buenos Aires, Editorial Guadalupe.

36)1973: Seis Ensayos y tres cartas. Buenos Aires, Ediciones Dictio.

37)1975: Catecismo. Buenos Aires, Círculo de Amigos de Leonardo Castellani.

38)1975: El ruiseñor fusilado. El místico«. –Jacinto Verdaguer, presbítero. Buenos Aires, Ediciones Penca.

39)1976: Una gloria santafesina. Horacio Caillet-Bois. Vida y obra. Buenos Aires, Ediciones Penca.

40)1979: Catecismo para adultos. Buenos Aires, Ediciones del Grupo Patria Grande.

41)1982: Proceso a los partidos políticos. Buenos Aires, s/d. ed.

42)1982: Sentencias y aforismos políticos. Buenos Aires,  V

43)1984: Las ideas de mi tío el Cura. Buenos Aires, Editorial Excalibur

44)1994: Antología de cuentos. Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación-Gram Editora, 1994.

45)1995: Psicología humana. Mendoza, Ediciones Jauja, 1995.

46)1996: Freud. Mendoza, Ediciones Jauja, 1996.

47)1997: Domingueras prédicas. Mendoza, Ediciones Jauja, 1997.

48)1998: Domingueras prédicas II. Ídem.

49)1999. Castellani por Castellani.  Ídem.

50)1999: Un país de Jauja. Ídem.

51)1999: Cristo y los fariseos. Ídem.

52)2000: San Agustín y nosotros. Ídem.

 

—o0o—

Centenario de su nacimiento

Ana María Llurba en su trabajo de investigación titulado Aproximación a la obra de Leonardo Castellani, comenzó reiterando unos versos y en el primer párrafo expresó algunas conclusiones en torno al centenario de su nacimiento.

Aquí, la transcripción literal:  [24]

De la gloria de Dios y de su Verbo

tengo el impuro corazón henchido.

Pero el poeta no miente

cuando canta francamente

lo que vio y creyó mirar

digamén qué va a cantar

si no canta lo que siente

-Leonardo Castellani.

 

El centenario del nacimiento del padre Leonardo Castellani, poeta, filósofo y teólogo, ha pasado inadvertido para la intelectualidad nacional, que parece mantener el “cerco sutil e impenetrable de desdén y menosprecio” que tendiera en el pasado en torno a su persona, como ha señalado Monseñor Antonio Quarracino, [25] y que, embarcada en el casi idolátrico homenaje a su contemporáneo, Jorge Luis Borges -cuyos indudables méritos literarios reconocemos-, ha olvidado el valor intrínseco y la vasta obra del erudito sacerdote, acaso porque éste privilegió la Fe, la sencillez de la espiritualidad y el sentimiento de lo sagrado presente en la vida cotidiana, por sobre el racionalismo,  los juegos de especulación filosófica carentes de sentido de trascendencia y la estética del lenguaje que son tan preciados a los ojos del materialismo posmoderno.”

 

1981-2006: un cuarto de siglo y la vigencia de su obra…

En estas páginas escritas con el propósito de estimular la lectura y el juicio crítico de los lectores, están reiteradas algunas obras:

El cicutal

(De Camperas, primera edición 1931 con prólogo de Hugo Wast, seudónimo de Gustavo Martínez Zuviría.)

 

Don Agapito Puentes vio una plantita de Cicuta al lado de su maizal, y díjole:

-No te doy un azadonazo porque tenés florecitas blancas… y por no ir a traer la azada.

Otro día vio un Cardo y no lo cortó, porque tenía una flor azul, y para que comiesen las semillas las Cabecitas Negras. Medio poeta el viejo, cariñoso con las flores y los pájaros. Por un cardo y una cicuta no se va a hundir la tierra.
Pasaron los dos meses en que el pobre estuvo en cama con reuma, y cuando se levantó se arrancaba los pelos; había un cicutal tupido hasta la puerta de su rancho todo salpicado de cardos, de no arrancarse ni con arado; y su maíz, tan lindo y pujante, había desaparecido casi. Entonces sí que había florecitas blancas.

-¡Hay que desarraigar el mal aunque sea lindo, y cuanto más lindo sea, más pronto hay que dar la azadonada! -dijo el viejo-. Velay, a mi edad, ya debía haberlo sabido.

 

(Quien lea, entenderá sólo así como está escrito, o interpretará como además  está insinuado…)

Oración de Santo Tomás por la sabiduría

 

Omnia haec, oh Reginalde, mihi jam videntur quasi palea”

Luz de la luz y rosa de la rosa
foco y fuente de todo lo que es vida
que pretendo apresar con mi atrevida
torre de silogismos rigurosa,

Tripersonal natura misteriosa
inaccesible intelectual guarida
de quien el hombre sueña y el suicida
muere, y el cosmos vive, el ángel goza…

En piedra de razón, luz de sagrario
y cemento de humano pensamiento
de mi summa el andamio extraordinario

he levantado en inaudito intento…
Quiero que un soplo tuyo lo haga viento
lo haga música mística tu aliento
y un rayo lo haga polvo de incensario.

Comparaciones

Yo soy como un inválido que a sí mismo se cuida,
no por amor explícito de Dios o de la vida
ni por sentirse a gusto ni tampoco tranquilo
al ligarse una venda o hacer un té de tilo;
sino por una especie de terca persistencia
afincada en los mismos huesos, médula y panza
que tiene más carácter de instinto que de ciencia
y está más dentro y honda que la misma esperanza,
inaccesible a la conciencia.

Yo soy como un enfermo que no tiene enfermera
ni nadie que desee se sane y no se muera,
que se impone la utópica tarea de curarse
como un quehacer cualquiera por no desesperarse;
y en su ser desdoblándose, bifurcado binomio,
hecho a la vez la víctima y el buen samaritano
ofrece a Dios en doble gesto de nosocomio
el dolor de su cuerpo y el celo de su mano,
muy probable los dos en vano.

Soy como un elefante que ha caído en la trampa
y entre los crudos troncos quiebra su blanca guampa
o como el triste preso que en su evasión se emperra
con una frágil cuerda de reloj como sierra.
De intentonas frustradas ya ha perdido la cuenta
sabe lo que hará siempre, no lo que va a pasar
y maniáticamente mil y mil veces tienta
y a cada desengaño su corazón revienta
con el ruido y la fuerza de un bandazo de mar
mandado por lejana tormenta.

Soy como un ave albatros que no tiene un bauprés
ni encuentra tierra alguna donde posar los pies
entre el cielo cerrado y el mar abajo hirviente
que no la dejan mucho que anide ni que asiente
volando en línea recta sin dejarse caer
de mientras por lo menos no se quiebren sus alas
vencedor imposible no se deja vencer
y prosigue su viaje sin término ni escala
hacia un mañana sin ayer.

                                                                                              8 de diciembre de 1942.

La escala de seda

Dios andaba tan alto y mi destino
era poco de todo lo que queda,
dinero y lo que con dinero rueda:
mujer, jardín, manjar, mando ni vino.

Hilo de araña de la rosaleda
invisible y recóndito camino
para el inaccesible bien divino
¡oh mi escala de seda!

¿Existes o no existes? Si no existes
¿qué es este afán seguro y ansias tristes
con un carozo de infrangible gozo

como un Cristo con un par de pistolas
y pozos de aire y este milagroso
siempre sobrenadar sobre las olas?

¿Si no es sedeña escala del esposo
y el salvavidas de las carambolas?

                                                    22 de marzo de 1943

Oración a Santa Teresa

                                         Del Libro de las Oraciones.

1.

Yo trabajo, Teresa, y tú con este
trabajo mío, teje la victoria
piedra filosofal, Circe celeste
haz oro de mi escoria.

Si es verdad que Él nació, vistió mi veste
mortal, penó por ti, nos dio su gloria;
antes que acabe mi mortal historia
¡ay! hagamos por Él algo que cueste…

Teresa de Jesús… hermana mía…
no merezco llamarme de Cepeda,
sé por lo menos mi adoptiva tía.

Y en ésta de la vida extraña rueda
sé tú la espola de la hilandería
y yo el gusano lánguido de seda…

Y trabajemos mientras es de día
yo todo. . . casi todo lo que pueda
y todo lo demás, su señoría…

         Buenos Aires, 7 de diciembre de 1946, partida.

San Luis Gonzaga

El santo que murió sin hacer nada
y que a su madre no miraba fijo
raza de Borgias, del seiscientos hijo,
pero más hijo de la Inmaculada…

Hoy ante su sepulcro su mirada
el gran secreto virginal me dijo
el de su santidad arcano artejo
vacua al impío, y al vulgar cerrada.

Dios, de la tierra y de la mar violenta
hace el ornato inmenso y lo sustenta
y ad modum laborantis lo trabaja
con una voz y un dedo solamente…

Pero su corazón atentamente
al interior del doble mundo baja
y, lento orfebre, laboriosamente
la oculta perla y el diamante cuaja.

                                          Roma, 24 de abril de 1947.

Trasladaron los restos…

El lunes 26 de abril de 2004 -o 2005- trasladaron al cementerio municipal de Reconquista -la tierra natal-, los restos de Leonardo Luis Castellani y de su hermano Luis Oscar.

El Obispo monseñor Andrés Stanovik presidió las ceremonias que concluyeron el martes al ser depositados en el panteón. Asistieron autoridades provinciales y municipales, militares y eclesiásticas, vecinos que recordaban la trayectoria del sacerdote y escritor y los responsables  servicios del destacado médico Luis Castellani.

Una nota periodística reiteró lo que había expresado “poco antes de morir”, con el lenguaje vulgar que prefería usar en determinadas circunstancias:

“Ya con una pata en el sepulcro, le puedo asegurar que jamás he sido un maula.

Ni como escritor, ni como periodista, ni como cura.”

 

Aquí, el eco de sus voces interiores:

Dios

Más arriba de las nubes
más arriba de los vientos
y de los querubes
y los firmamentos
más allá de la centella
más allá del éter mismo
y del sol, la gran estrella
y la noche, el hondo abismo
fui a buscar al Dios que amaba
y la voz del que buscaba
más allá del hondo abismo
dijo: “Yo también estaba
dentro de ti mismo”.

…………………………………………………………………………………………………………………

 

Homenaje en el centenario

Del tránsito a la inmortalidad de Héctor Luis Castellani.

“De tal palo, tal astilla”…

Reconocimiento a su hijo Leonardo Luis Castellani Conte-Pomi.

Sacerdote jesuita, poeta, político… (

Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

Otoño de 2006.

 

[1] Ruggeroni, Dante. Historia Demográfica de Reconquista. El autor en la novena página, cita: “Manuel H. Roselli, ‘Reseña Histórica de Reconquista’ Santa Fe 1922. Tomo I y II. Editorial Colmegna – San Jerónimo del rey’, editado por la Municipalidad de Reconquista 1946 – ‘Cien Leones se internan en la selva’, Municipalidad de Reconquista 1967.”  Al terminar el párrafo transcripto, indica: “Ver apéndice documental, ‘Plano General de las Fronteras Norte del Interior’. Buenos Aires, 1873.”

[2]

[3] Unión Provincial.  Santa Fe de la Vera Cruz, Año X, Nº 1654, 2 de abril de 1903.  En una columna: título y subtítulo: “Vida Social / El banquete de anoche”.

[4] Díaz Molano, Elías Ingeniero.  Domingo G. Silva. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1981, p. 74-75.

[5] Carmencita Loza era una delgadísima persona, quizás septuagenaria cuando la  conocí a principios de la década del ’40. Ella como era costumbre en esa época usaba sombrero con tul delante de la cara, cosméticos de color rosado intenso en las mejillas y oscuro en las pestañas, caminaba lentamente con tacos altos inclinados por el uso… Era cordial, su voz muy baja parecía un murmullo y los temas generalmente los mismos: el “tiempo”, “la temperatura ambiente” hasta que nombraba a las personas que había estado visitando en sus casas del sur de la ciudad. Vivía sola, en una habitación al frente en una antigua construcción que abarcaba lindante en el norte, una sucesión de habitaciones ocupadas por distintas familias de trabajadores, incluso planchadora, vendedora de empanadas y dulces… En aquel tiempo, numeración impar de 4 de Enero entre Vera -actual Abelardo Irigoyen Freyre- y “Eva Perón” -después que por la esquina pasaron arrastrando los bustos en septiembre de 1955… cuando empezó a detentar el poder la autodenominada revolución libertadora y el general Juan Domingo Perón prefirió renunciar y alejarse del país, porque él también sabía “cómo nacen los brotes”… de una guerra civil.

[6] Ibídem, p. 29. Expresó el perseverante ingeniero Díaz Molano (uno de mis compañeros-docentes en la Escuela Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva” de Santa Fe a principios de la década del ’70) que Justo Tulián Silva -hermanastro de Domingo-, “ha dejado una prole numerosa, ya que al casar con Regina Salatín, en 1899 vinieron nueve hijos, en el orden siguiente: Regina Estefanía de Mecha Zorrilla, nacida en 1905, Sor María del Santísimo Sacramento, Justo Domingo, Julio César, Sara Tulián de Colla, Angélica, Zuleman, Roberto y Elba Tulián de Zuasnábar.”  Necesito expresar que lindante al norte con la sede de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 5 “Esteban Echeverría” –25 de mayo 1855- vivió a mediados de la década del ’60 la familia Zuasnábar Tulián y en ese hogar Zulema Tulián, nuestra admirable compañera en la Escuela Nacional de Comercio “Juana del Pino de Rivadavia” en el turno tarde, también funcionando en 4 de enero 2806 en la sede de la Domingo Silva desde comienzos del ciclo lectivo 1949, cuando se generó la creación de la Escuela Nacional de Comercio de Mujeres que siguió funcionando en el antiguo solar de San Martín 1823, lamentablemente “sin biblioteca” porque todo fue trasladado a la “Biblioteca Popular Dr. Amadeo Ramírez” ubicada el sector sureste de la planta baja del nuevo edificio.

[7] El 24 de junio de 1905, en Unión Provincial publicaron una nota titulada: Héroes obscuros: Pancho.  A comienzos del siglo veintiuno sería oportuno que entre tanto destello y encandilamiento fugaz, se advirtiera la trayectoria de  casi héroes y heroínas capaces de avanzar hacia la educación por el arte de vivir y convivir sembrando semillas que algún día serán detectadas al des-cubrir… como nacen los brotes.

[8] Busaniche, José Carmelo. Vida y obra de Domingo G. Silva”. Conferencia pronunciada el 15 de noviembre de 1936. Santa Fe, 1937.

[9] Díaz Molano, Elías Ingeniero.  Domingo G. Silva.  Ob. cit., p. 46-49.

[10] Ibídem. Cita: Nueva Época, 12 de setiembre de 1906.

[11] Han colaborado para la terminación de esta aproximación biográfica: Señoras Elena Grand de Nuñez y Amalia Ritvo, directora y personal de la Biblioteca “Dr. Amadeo Ramírez” anexa a la ex Escuela  Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva de Santa Fe”.

[12] En estas páginas que son un homenaje a quienes nos precedieron y supieron ser responsables y solidarios –vivir y vibrar-, necesito expresar que siendo directora de la Escuela Nacional de Comercio “Domingo Guzmán Silva” la Dra. Mercedes Bértoli de Visentini a principios de la década del ’80, creamos la “Comisión de Biblioteca” presidida por nuestra cordial compañera Prof. Beatriz Aguinaga de Sahd, integrada también por nuestra amiga profesora Tita de Pauli y por un grupo de entusiastas alumnos cuyos nombres lamento no recordar con precisión, sí sus miradas y voces…  Al mes incorporamos juegos de ajedrez para los alumnos que tenían horas libres, juego que requiere concentración en silencio.  Luego, empezamos a editar la revista Etapas con una comisión que reunió a los alumnos Leonardo Deb, Daniel Bustamante… reproduciéndose en la tapa el dibujo seleccionado tras la convocatoria a todos los alumnos.  Al año siguiente, Diana Forni había logrado organizar el Coro y el maestro Chiappero Favre dirigía la Orquesta… ¡Memoria!…  ¡Cuántos aparecidos y desaparecidos!… ¡Me moría!…  ¡Memo… ría!…  //  Hasta ese lugar me acerqué en la cuarta semana de abril de 2006 para copiar -ya no en estenografía-, lo publicado en Unión Provincial y agregarlo en esta aproximación a la trayectoria de Héctor Luis Castellani y de su hijo Leonardo Luis, en un escorzo que abarca a distintos periodistas en diferentes latitudes.

[13] Sin precisión acerca del día y mes, hablé por teléfono con la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Reconquista. Al día siguiente, la escritora Laura Viscay me informó que había sido asesinado el 30 de marzo, tampoco allí tienen datos precisos de la fecha de nacimiento.

[14] Rememoro que después de septiembre de 1955, en la Escuela Nacional de Comercio de Mujeres “Eva Perón” de calle San Martín 1823 en la capital santafesina, desalojada la directora titular Prof. Zulema Badillo de Airaldi por el ímpetu de los libertadores -que apoyaron la autodenomnada “Revolución Libertadora”- fue designado y asumió el Interventor Diego T. Ulibarrie, perteneciente al radicalismo y aparentemente casi septuagenario… Una compañera en la ENET Nº 5 “Esteban Echeverría” -…activa y responsable Amalia Snaidero- durante un diálogo le expresó algunas referencias personales y en la primera semana de agosto de 1957,  producido el fallecimiento de un profesor fui convocada para dictar horas de cátedra en el turno mañana, continuando como primera Tesorera en la escuela profesional en turno opuesto. / Treinta años después,  conocí a Cristina Mingarini de Ulibarrie, nuera de aquel correcto interventor, no sólo en la opinión de quien está rememorando tales confluencias…  Cristina asistió breve tiempo a la Biblioteca de la Legislatura cuya reorganización me encomendaron a partir de enero de 1987 y demostradas sus aptitudes siguió desempeñándose el Bloque de la UCR en la Cámara de Senadores de la Legislatura de Santa Fe. ¡Todo es historia de la Historia de los santafesinos… de los argentinos!

[15] En crónicas periodísticas leí Conteponi y Ana María Lurrba, escribió que era “hijo de un inmigrante italiano Luis Héctos Castellani y de Catalina Contemponi”.  Escrito “Leonardo Castellani Conte-Pomi” en la tapa de su libro “Una gloria santafesina – Horacio Caillet-Bois- Vida y obra”, Buenos Aires, Ediciones Penca, agosto de 1976, citada reiteradamente en estas páginas. “Ediciones Penca” habría sido una de las tantas editoriales imaginadas por el talentoso Leonardo…

[16] El Padre Antonio Biagioni, siendo Monseñor, el 6 de febrero de 1952 celebró nuestro matrimonio: Eduardo Rodolfo Fontanini Doval-Nidia Aurora Guadalupe Orbea Álvarez.  Veinticinco años después, renovamos las promesas matrimoniales en ceremonia celebrada por Monseñor Vicente Faustino Zazpe, durante la primavera y como culminación de un Encuentro de Matrimonios con el asesoramiento espiritual del Padre Juan Pujo.

[17]  Caillet Bois, Horacio. La ciudad de las losas y los sueños. Buenos Aires, Agencia General de Librería y Publicaciones, 1923, p. 165.  

[18] Castellani Conte-Pomi, Leonardo. “Una gloria santafesina – Horacio Caillet-Bois- Vida y obra”, Buenos Aires, Ediciones Penca, agosto de 1976, p.41-43.

[19] Ibídem, p. 18-19.

[20] Diccionario de la Real Academia Española, edición 1992: lene (del latín lenis), adj. Suave o blando al tacto. / Dulce, agradable, benévolo. / Leve, ligero. (p. 878)   // golondro: (de golondrina), masculino, un deseo o antojo de una cosa. / Andar en golondros -desus.- Andar desvanecido; con esperanzas peligrosas e inútiles. (p. 738)

[21] Castellani Conte-Pomi. Horacio Caillet Bois – Una Gloria Santafesina. Ob. cit. p. 31.

[22] Comentario en el diario La Nación, Buenos Aires, 19 de mayo de 1976.

[23] Llurba, Ana María. Aproximación a la obra de Leonardo Castellani. Separata “Investigaciones, Gramma, Mayo de 2002, p. 6.  La autora en la cita 7 –aquí 21–  anotó: Leonardo Castellani, Decíamos ayer, p. 45.  Agrego que Decíamos ayer… fue editado en Buenos Aires, Editorial Sudestada, 1968.

[24] Ídem, p. 5-6.

[25] N. de la A.: La cita está tomada de la Semblanza del Padre Leonardo Castellani hecha por Monseñor Antonio Quarracino, en el Homenaje al Reverendo Padre Castellani, realizado en la Universidad del Salvador el 6 de julio de 1990.

Top