1982: señales emotivas del poeta.
Fue una mirada, una sonrisa, un beso.
Primavera de 1983 – Elogio a sus padres.
1984: poemas éditos e inéditos.
1989: más poemas de René Dutruel.
René Dutruel nació el 11 de enero de 1920 en Esperanza (departamento Las Colonias, provincia de Santa Fe) y descendía de familias inmigrantes. Ingresó en el Seminario Metropolitano de Santa Fe donde comenzó sus estudios de Literatura. Perteneció a la Academia Literaria “San Agustín” del mencionado Seminario.
Publicó sus trabajos en diarios y revistas literarias de distintas localidades; en varias antologías editadas en la Argentina. El editor interamericano Oscar Abel Ligaluppi de La Plata (provincia de Buenos Aires), lo incluyó en el Diccionario de Poetas Argentinos (1984, Fondo Editorial Bonaerense) y recibió diploma como socio adherente del citado Fondo.
Colaboró en varias revistas y en diarios de distintas localidades:
- Revista Literaria Guadalupe.
- Sígueme (de Tucumán.)
- Respuesta (de Esperanza)
- Presente (periódico de Gálvez, provincia de Santa Fe.)
- El Colono (periódico de su ciudad natal.)
Más allá de su baja estatura física y de su mirada clara, dejó sus señales perdurables: su amor al terruño, su confraternidad expresada en versos que en su mayoría siguen sin editar.
Amistad perdurable…
Hubo un tiempo en que las cartas permitían una frecuente comunicación y así fue como generoso envió sus poemas manuscritos que son otro tesoro en nuestra biblioteca familiar que pretender ser una biblioteca circulante desde este servicio de educación por el arte de vivir y de convivir…
Recién en 1985 conocí al Padre Dutruel personalmente, porque con el diácono y poeta César Actis Bru compartíamos algunas responsabilidades en la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe y una mañana, me comunicó que lo había encontrado en el Arzobispado. Como estaba a sólo cuatro cuadras del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez donde funcionaba la citada dependencia oficial- y era el rumbo de otros trámites de rutina en nuestra labor, nos acercamos hasta ese lugar y allí disfrutamos de un breve diálogo. Los ríos siguieron su curso y en 1991, cuando participé en el acto organizado en la escuela primaria de Santa Clara de Buena Vista para la presentación de Palabras para compartir 3, hubo otro oportuno encuentro. [1]
1981: confluencia poética…
El perseverante poeta platense Oscar Ligaluppi, en tres años logró editar doce Panoramas y Antologías tras una paciente recopilación de trabajos de autores hispanoamericanos. En ese confluencia seguíamos intentando esbozar “El edificio” que imaginó Pedroni: “…aquel que el hombre quiere. / Será nuestro edificio. // Lo construiremos en el valle sin lágrimas, / o en la planicie sin gritos; / o junto al bosque del canto; / pero mejor si al lado del río, / porque será grato ver el agua libre / desde nuestro edificio.” /…/ [2]
“El edificio” donde fuera posible compartir La mesa de la paz… que el titiritero poeta José Bartolomé Pedroni imaginó “…Está en el reino de la vara justa, / del buen pesar… /…/ Donde el aire es de pan puesto a la vista, / allí está. / La mesa limpia quiere manos limpias; / no quiere más. /…/ La mesa del amor está a la vuelta, / la mesa de la paz; / a la vuelta del día con su pájaro; / ahí no más.” [3]
En ese rumbo, el Padre René Dutruel necesitó también elogiar al espacio que nos congrega para compartir el alimento material y al mismo tiempo para nutrir nuestra espiritualidad, si somos capaces de dialogar con el propósito de conocernos y reconocernos más… Fluyó entonces este soneto: [4]
La mesa
La mesa del hogar cordial, fraterna
donde el amor se crea, expresa, afianza,
fraternidad gozosa de esperanza
entre su amor la comunión se alterna.
Comunión de los hijos filial, tierna
en respeto, en amor, en su confianza,
comunión de los padres, semejanza
con la divina, que es trina y eterna.
La mesa es el lugar, que nos prodiga
la dulzura de estar juntos, unidos,
gustando del amor y su belleza.
Con el pan sea toda mesa amiga,
padres hijos, amores compartidos,
nuestra comida en franca sobremesa.
1982: señales emotivas del poeta…
En aquellos ramilletes de poesías que el Padre Dutruel enviaba con sus cartas, incluyó lo que necesitó trasmitir después de leer Canto Íntimo, un conjunto de poemas seleccionados y editados en Rosario. [5]
¡Mujer que nadie la olvida…!
“cuando llegó hecho vida, nuestro hijo”. “Íntimo” – Nidia Orbea de Fontanini. Poesía, 1981.
Dio todo sin pedir nada
es una mujer sencilla
al amor consustanciada
la vida en ella se ovilla.
Se dio en la diaria tarea
un silencio de ternura,
ella nada retacea
y nuestro amor inaugura.
En plenitud de terneza
se dio con un gran cariño…
Tras nueve meses
procesa el latido de su niño.
Es la servicial entrega
de la madre por el hijo…
De su amor nunca reniega
se lo da con regocijo.
Es la mujer cotidiana
de entregado sacrificio…
Ella sólo amor hilvana
con vocación de servicio.
Es una mujer sencilla
en servicial bondad plena…
Y nuestro amor encasilla
por ser nuestra madre buena.
Dio todo sin pedir nada,
se dio entera y sin medida
del hijo es la madre amada…
¡Mujer que nadie la olvida!
Otoño de 1983: desde el Amor…
En el primer volumen de la Antología editada en La Plata (Buenos Aires) por el Fondo Editorial Bonaerense, el Padre Dutruel expresó:
Fue una mirada, una sonrisa, un beso.
Amorosamente a Mario y Norma.
Nace un amor, es pequeño,
Tuyo y mío, algo inseguro…
Es tu sueño tras mi sueño,
Creció despacio y fue puro…
Firme nuestro dulce ensueño,
Tú y yo en un amor maduro.
Nacido en día cualquiera,
Amor impreciso y niño,
Fue su infantil primavera
Flor de amoroso cariño.
¡Pudo ser de otra manera…!
Tu amor al mío lo ciño.
Y el mío al tuyo ceñido
Se hace amor adolescente;
Amor pequeño, crecido
De inseguro firmemente;
En mutuo encuentro nacido
Tuyo y mío trascendente.
Nación con una mirada
Después creció hecho sonrisa,
Una y otra fue sellada
Con claridad tan precisa.
Tu voz y mi voz aunada
En el “Te amo” por premisa.
La palabra es un proceso
El amor nace callado…
¡Silenciosamente es eso
Ansiedad de lo soñado!
Enhebrado en un suceso
Amar para ser amado…
¡Creció despacio… en un beso
Vuestro amor es afianzado!
En un principio pequeño
Y después adolescente
Mas sin dejar de ser niño…
Crece el amor con empeño
Noble, puro e inocente
Se afianza en vuestro cariño…
Surgió la primera dura
Llegó sin voz y sin nombre;
Dicha en tristeza se muda
¡Quiera o no lo quiera el hombre!
Sólo una verdad ayuda
Que nunca el celo os escombre,
De otro modo se desnuda
El amor… ¡Nadie se asombre…!
Amor es vuestro sonrojo
En la mejilla encarnada,
Brilló radiante en despojo
Del uno al otro, asombrado…
Creció en el primer enojo
Con el perdón otorgado.
Se hizo vuestro amor, empeño
Con sonrisa transparente,
Con la mirada hecha ensueño
Y con un beso inocente,
Tuvo dueña… Tuvo dueño
Vuestro amor ardidamente.
La madurez amorosa
Tu deseo y mi deseo;
Felicidad venturosa
En el claro balbuceo
Del “te quiero” de la moza
Y del mozo “en ti lo veo”.
La mirada y la sonrisa,
Un beso de amor inicio
De fidelidad sumisa,
Ha crecido tan propicio…
Vuestra unidad actualiza
Maduro a vuestro servicio.
Abierto quedó un camino
Para siempre… Un desafío
En las huellas del destino
Tú me guías… Yo te guío.
(Impreso en páginas 96-98)
Primavera de 1983 – Elogio a sus padres…
Hijo de padres labradores
Un pedazo de la tierra esperancina
Labrado con amor, con entereza
Abre un surco, el arado despereza
Mi padre con su mano campesina;
Y mi madre labriega que camina
Por el surco esparciendo una promesa
Tras la simiente: el pan para la mesa.
Mansa la tierra grávida germina.
Un padre, laborioso campesino
Y una madre labriega y chacarera
De la tierra fecunda, agricultores.
Un campesino afán fue su destino
En comunión de vida dispusiera
Ser el hijo de padres labradores.
Evocación de don José Pedroni
Es de Gálvez con voz esperancina.
Ha partido Pedroni el gran poeta.
Un cuatro de febrero se concreta
En Mar del Plata, lo llevó Alfonsina.
Con sencillez labriega y campesina
Fue del trigo el eglógico profeta.
Con silbo triste el pechirrojo aquieta
Su dolor, su congoja apenas trina.
La tierra de Esperanza se silencia
Heñida a una lágrima enjugada,
A su poeta llora y da reposo.
Por siempre vivirá con su cadencia
“Gracia Plena”, canción enamorada
Del poeta, el “hermano luminoso”.
(Recordemos: José Bartolomé Pedroni nació en Gálvez el 21 de septiembre de 1899; vivió en Esperanza a partir de 1921 y falleció en Mar del Plata donde estaba disfrutando junto a su esposa Elena Chautemps, el 4 de febrero de 1968.)
Silba su propio nombre
Sólo su silbo vuela. Alejandro Nicotra.
Luce amarilla y negra vestimenta
Pájaro silbador, quien nos despierta
En cada amanecer, cuando concierta
Las notas de su silbo… y lo acrecienta
Largamente hacia el sol, mientras calienta
En la cima del árbol su ala abierta…
Centinela del alba con su alerta,
Es silbo de congoja y se lamenta…
Constantemente silba en la floresta
Lanza su silbo al aire, otro distante
Con idéntico grito le contesta.
En cada amanecer fuerte gorjeo
Silba su alerta siempre vigilante.
Grita en su silbo un nombre: Benteveo.
1984: poemas éditos e inéditos…
En el diccionario de poetas argentinos editado por Ligaluppi, se mencionan algunas de las ediciones que incluyen poemas de Dutruel, entre ellas las tres antologías de la editorial Libros de América:
1982: Poesía ’82.
1983: Cuento y Poesía 82.
1983: Poesía ‘83
(En antologías del FEB – Fondo Editorial Bonaerense.)
1981: Serie “1.800 Poetas Argentinos”.
1983: Serie “El Amor en la Poesía Argentina”.
En esa síntesis también se incluyeron los títulos de sus poemas inéditos: Mar de recuerdos; Añoranzas; Cosas de la vida cotidiana, Poemas evangélicos; Cántiga de pan; Semblanza de un afán labriego; Una semblanza labriega; Raíz crecida, Artífices de vida, La familia; Cánticos a Santa Clara de Buena Vista y Poemas de la humana travesía.
1989: más poemas de René Dutruel…
En octubre de 1989, en la edición Palabras para Compartir 3 del Servicio de Educación por el Arte, incluí estos poemas del Padre Dutruel… [6]
Monumento a la Gesta Gringa
I.
Gesta gringa expresión que se revela
en una perspectiva luminosa,
la figura de un padre vigorosa
tras el labriego afán su amor tutela.
Gesta gringa el artífice cincela
el perfil de una madre, que rebosa
espigada ternura laboriosa
y entraña germinal que vida anhela.
Niño cuya cabeza reposando
sobre el pecho paterno y resbalando
en su rostro una lágrima un sollozo.
La niña junto al padre se ha dormido
y está de pie el hijo mayor erguido…
¡La gesta gringa de Eva Erni aquí esbozo!
II
Cesta con panes, para la pitanza
cotidiana alegría rebanada
de la familia gringa congregada
en torno al grupo que el amor lo afianza.
Mirada juvenil donde hay confianza
en la tierra irredenta, proyectada
a un porvenir mejor, iluminada
en la advertida luz de su pujanza.
En sus manos se advierte la firmeza
para empuñar la esteva del arado
mancera, surco abierto de labranza.
El arcón familiar y su riqueza
poca y modesta, de un hogar honrado…
“¡Nací –escribió la artista- en Esperanza!”
De “Americanto”. Antología, edición de Oscar Abel Ligaluppi. La Plata (Bs. As.) 1988.
(No he registrado el momento de su Último Vuelo…
Intuyo la sutil confluencia, en el aire que nos ayuda a seguir viviendo.)
Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
Domingo, 14 de marzo de 2004 – Hora 12:49:12
[1] Palabras para compartir 3. Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina, SEPA (Servicio de Educación por el Arte), octubre de 1989. El acto se realizó en esa escuela porque en la edición participó la escritora Alicia Barberis de Rolle -en ediciones posteriores Alicia Barberis- , profesora de Jardines de Infantes que se desempeñaba en esa escuela.
[2] Pedroni, José. Hacecillo de Elena. (Poemas seleccionados por Elena Chautemps, esposa del poeta.) Santa Fe de la Vera Cruz, Editorial Colmegna, 4ª edic. marzo de 1987, p. 145.
[3] Ibidem, p. 137
[4] Ligaluppi, Oscar Abel. Antología Poética 3. La Plata, Buenos Aires, Fondo Editorial Bonaerense, Serie “1.800 poetas argentinos”, octubre de 1981, p. 93.
[5] Prosa y Poesía ’81 – Selección. Rosario, Asociación Literaria “Nosotras”, primavera de 1981. Institución que en ese tiempo presidía la maestra y escritora Febe Cúccari de Ellena. Presentación del libro en el Salón del Club Español, calle Rioja 1052 – Rosario.
[6] Irma Quartarone en su libro Gente de Esperanza (Edición de la Municipalidad de esa ciudad, 1981), expresa que Eva Erni Borla, nació en Esperanza el 14 de enero de 1919, estudió artes plásticas en el Liceo Municipal esperancino, reside en “su casa de campo… artísticamente decorada a su estilo, donde en cada rincón se respira su toque de lirismo, como en Cavalango (Córdoba), lugar donde se aísla para que su labor cobre imponderables proyecciones.” /…/ “La narrativa también la ha atrapado y en ella combina las cadencias colorísticas con su extraordinaria calidez, sensibilidad que también ha volcado en construcciones poéticas recopiladas en su libro: ‘El árbol me pidió una cruz’.” (p.34-35) Otro pintor esperancino destacado es Héctor Borla, nacido el 6 de mayo de 1937; residente en Buenos Aires tras la beca otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. En 1967 viajó a Estados Unidos y Méjico becado por el gobierno de la provincia de Santa Fe; residió en 1971 en Londres y el año siguiente en París. Destacó Irma lo expresado por Héctor Borla: “Las manos son para mí un recurso plástico de grandes posibilidades.”