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André Maurois (Francia, 1885-1967)

Datos biográficos –

Obras más difundidas.

Reflexiones en torno “a la vida”.

“La vida es muy corta para empequeñecerla”.

 

Emile Herzog nació en Alsacia, Francia.  Durante diez años trabajó en la “fábrica de hilaturas de su familia”. Durante la primera guerra mundial fue un “agente de enlace en el ejército inglés”.  Necesitó alejarse de las actividades vinculadas a la empresa industrial de la familia y con el seudónimo André Maurois, siguió dedicándose a la literatura.

Escribió ensayos; elaboró trabajos de Historia, algunas biografías, se destacó como novelista y en sus relatos se reflejan conductas y costumbres francesas de aquel tiempo.

Obras más difundidas…

1928: Climas (…narra experiencias de su vida y alude a “una filosofía de la vida conyugal melancólica, a la que cierta sabiduría precoz presta resonancia de fe y optimismo”).  [1]

1931: El pesador de almas. (encuentro en Londres con un camarada de guerra” que con los muertos, clandestinamente, realiza diversos experimentos…)

  • El cuco.
  • La máquina de leer los pensamientos

–          Bernard Quesnay.

  • El instinto de la dicha.
  • Círculo de familia.
  • Ariel o la vida de Shelley.
  • Vida de Disraeli.
  • Byron.

(Y más…)

Reflexiones en torno “a la vida”…

En la colección de Selecciones del Reader’s Digest -que se integró en nuestra biblioteca familiar incluyendo ediciones desde 1943, ahora lamentablemente mutilada por efectos de inevitable humedad y visita de inoportunos insectos-, señalé hace medio siglo una página con “Palabras que nos guían”…  donde se reitera lo expresado por André Maurois, publicado en “This Week Magazine”[2]

 

“La vida es muy corta para empequeñecerla”.

“Las palabras de Disraeli que encabezan estas líneas son mi cita predilecta.  Me han sostenido en más de un lance amargo.  Frecuentemente nos dejamos perturbar por pequeñeces que debiéramos despreciar y olvidar.  Acaso se muestra ingrato un hombre a quién favorecimos… tal vez se expresa mal de nosotros una mujer en cuya amistad creíamos… quizás nos niegan una recompensa a la cual nos juzgamos acreedores.  Esos desengaños, por herirnos en lo vivo, nos quitan el sueño y no nos dejan trabajar.  Pero ¿no es absurdo que así sea?  Henos aquí, en este mundo, con sólo unas docenas de años por vivir, y malgastando horas irreemplazables en cavilar sobre contrariedades de las que a vuelta de unos meses, nadie se acordará, ni nosotros mismos.  No; no hagamos tal; dediquemos la vida a acciones y sentimientos que valgan la pena, a pensamientos elevados, a efectos sólidos y a empresas duraderas.

Ciertamente, la vida es muy corta para empequeñecerla”.

(Lo lamentable es que a pesar de tales conclusiones, hay circunstancias en las cuales es insoslayable la magnitud de algunas dificultades y suele suceder que se perciben simultáneamente las dos tendencias. 

Lo imprescindible, sigue siendo que ante sucesivas crisis, se orienten todos los esfuerzos a salir de este estado. 

Para ello, resulta beneficioso saber cuáles son los límites: insistir hasta lograr “la solución”  de los  problemas en el menor tiempo y saber comprender oportunamente, que lo correcto sería olvidar aquellas sucesivas y vanas hipótesis )

 

Síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini  /  Febrero  2004.

[1] Parnaso  – Diccionario Sopena de Literatura. Barcelona, Editorial Ramón Sopena, 1972, t. II, p. 58-59.  Entre comillas, lo expresado por Julio E. Grande en aquellas páginas.

[2] Selecciones del Reader’s Digest.  Febrero de 1947, p. 47.  En aquel tiempo, el 24 de mayo de 1947 celebraba los quince años, ahora estoy terminando de transitar los setenta y uno…

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