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17-06-1821 – Fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes

Trayectoria militar.

12-04-1816: Carta del General José de San Martín.

18-11-1816: carta del general Belgrano a Güemes.

Relaciones entre caudillos.

Los gauchos de Güemes..

Otros  vínculos y algunas disidencias.

Autorretrato en una carta a La Serna.

Juana Manuela Gorriti y su retrato de Güemes.

Último desprendimiento en Cañada de la Horqueta

1927: Homenaje en el Congreso Nacional

1953: reconocimiento al doctor Adolfo Güemes, noble descendiente.

Siglo XX – “La guerra gaucha”.

1971: Sesquicentenario del fallecimiento de Güemes.

“Combates en campo abierto”.

Uniformes de sus gauchos.

 

Martín Miguel de Güemes, nació en Salta el 7 de febrero de 1785.  Era hijo de un destacado funcionario del gobierno colonial, don Gabriel de Güemes y Montero y de doña María Magdalena Goyechea y la Corte.

Trayectoria militar…

La lectura de distintas publicaciones permiten elaborar esta breve cronología:  [1]

  • 12-02-1799: Comenzó su carrera militar a los catorce años, en la compañía del Regimiento Fijo de Buenos Aires destacada en Salta y como integrante de esa tropa estuvo en Buenos Aires en 1801 y pasó a Montevideo dos años después.
  • 12-08-1806: Era alférez cuando el general Pueyrredón le encomendó vigilar las costas de los ríos con motivo de las invasiones inglesas. Se ha reiterado que al divisar a la nave inglesa la “Justina” que estaba varada por efectos de la sudestada, con sesenta hombres decidió entrar al río que los cubrió hasta el pecho y así llegaron hasta la nave y la abordaron; hazaña que significó su ascenso al grado de subteniente.
  • 13-01-1809: Asciende a Subteniente efectivo por nombramiento de la Suprema Junta Gubernativa de Sevilla.
  • 04-07-1809: Por pedido del gobernador de la intendencia de Salta, encontrándose Güemes en uso de licencia, el virrey lo destina a la Guarnición Militar de Salta y es incorporado con el grado de Teniente.
  • 25-05-1810: A producirse el movimiento de mayo de 1810, Güemes era teniente de granaderos de Fernando VII.
  • 22-08-1810: Al anunciarse la expedición auxiliar al Alto Perú, organizó en escuadrón con 60 voluntarios salteños -conocido como Partida de Observación– y ofreció sus servicios a la causa de mayo… Le encomendaron la vigilancia de la Quebrada de Humahuaca, por donde podrían ingresar las tropas enemigas.
  • 07-11-1810: Triunfo de sus tropas en la batalla de Suipacha y en consecuencia, los enemigos huyen hacia Córdoba quedando libre esa región noroeste en la ruta hacia el Ato Perú.  Tras esa batalla, Juan José Castelli en nombre de la Primera Junta ordenó la baja del teniente Güemes.
  • 23-06-1811:  La Junta Grande reincorpora a Güemes y le ordena que avance hacia Tarija para apoyar al Ejército del Norte que había sido derrotado en la batalla de Huaqui.
  • Año 1812:  Al asumir Belgrano la conducción del Ejército del Norte, destinó a Güemes a Buenos Aires y allí permaneció hasta el año siguiente.

(No resultaba fácil dar órdenes y lograr que Martín de Güemes las cumpliera, porque era un militar con experiencia y actuaba según fueran sus conclusiones no por un afán de rebeldía sino porque le interesaba luchar para defender la causa de la soberanía nacional.

En dos oportunidades fue separado del ejército, primero por decisión de González Balcarce, tras una “desavenencia grave con el general en jefe” y luego por decisión de autoridades del ejército que manifestaron “descontento con su conducta privada”.

En enero de 1813 -año de la Asamblea-, Güemes pidió que lo admitieran en cualquier servicio y el general Manuel Belgrano “pidió que se le mantuviese en la capital.  Fue destinado a la Banda Oriental como capitán graduado de teniente coronel, agregado al estado mayor del ejército de operaciones”.

  • 11-12-1813: Con la misión de fortalecer el Ejército del Norte, partió desde Buenos Aires el General José de San Martín e integró a sus fuerzas al Teniente Coronel Martín Miguel de Güemes.
  • 20-01-1814:         Entrevista de los generales Belgrano y San Martín en Yatasto (Salta) con la presencia de Güemes y en consecuencia, llegó el momento de la reconciliación.  En distintos textos se ha destacado que el Gral. San Martín en esas circunstancias estaba en Mendoza y que al enterarse de la reconciliación de Rondeau con Güemes dispuso el toque de campanas y el disparo de veintiún cañonazos.

(Hay que tener en cuenta que Rondeau había sido derrotado en Sipe-Sipe y al retirarse llegó hasta Salta donde se encontró con Güemes y le pidió que lo siguiera, negándose el salteño porque consideró necesario sublevar al pueblo de la provincia para formar un frente que impidiera el avance del ejército español.)

  • 29-01-1814: Asume el general San Martín la jefatura del ejército del Norte y designa a Güemes “Jefe de las Avanzadas del Río Pasaje” o Juramento, nombres en esa zona correspondientes al río Salado que nace en el nevado de Acay.

(Hasta entonces, en vano había pedido Güemes dos veces que lo enviaran a Salta, porque recién tras la derrota en la batalla de Ayohuma y estando a cargo del ejército el general José de San Martín, “juzgó útil su incorporación”.  Aunque él estaba formado para la lucha en guerra regular, supo interpretar los resultados positivos de la guerra de guerrillas que Güemes desarrollaba con habilidad en aquella zona de montañas y quebradas.)

  • 29-03-1814: Enfrentamiento de las tropas dirigidas por Güemes con las del coronel Saturnino Castro y triunfo de los patriotas en el Tuscal de Velarde. A ser informado el Directorio, declaró “Benemérito” a Güemes.
  • 03-08-1814: Continúa el hostigamiento de las tropas de Güemes y a principios de agosto, las tropas del brigadier Joaquín de la Pezuela empiezan a retirarse hacia el Alto Perú y Güemes las sigue atacando hasta que llegan a la Quiaca.
  • 30-09-1814: Güemes asciende a Coronel Graduado del Ejército tras la propuesta de Rondeau que estaba reemplazando al general San Martín en el Ejército del Norte.
  • 30-10-1814: Sigue Rondeau como Jefe de ese Ejército y asignó a Güemes la jefatura militar de la zona comprendida entre Tucumán y Tarija.
  • 14-04-1815: Enfrentamiento con la vanguardia del ejército enemigo en Puesto del Marqués y triunfo que fue reconocido por Rondeau autorizándolo para que con sus gauchos se dirigiera a Salta.
  • 06-05-1815: Cuando llegó a esa ciudad con sus valientes soldados, se manifestó a su favor el pueblo y el Cabildo de Salta lo nombró Gobernador de la Intendencia de Salta cuya jurisdicción incluía las provincias de Salta, Jujuy y la región boliviana de Tarija. Enseguida manifestaron resistencia en el cabildo jujeño.
  • Junio de 1815: Reconocimiento de tales funciones por el Director interino Álvarez Thomas.
  • 10-07-1815: Matrimonio de Miguel Martín Güemes con doña Carmen Puch.
  • 19-09-1815: Reconocimiento del Cabildo de Jujuy como gobernador de la Intendencia de Salta.
  • 13-03-1816: Como aún suele suceder, distintas valoraciones generaban crecientes conflictos. A mediados de marzo de 1816, quien lo había reconocido y ascendido, Rondeau y su ejército se dirigen desde Jujuy a Salta con el propósito de detener a Güemes y sus aliados que estaban establecidos en los Cerrillos y decidieron adelantarse hasta la Caldera para seguir alejando al enemigo.
  • 22-03-1816: Tras ocupar Rondeau la ciudad de Salta, decidió ir hasta el cuartel de Güemes pero ya sin víveres y casi rodeados, regresaron a Salta.
12-04-1816: Carta del General José de San Martín

En Salta, el general Martín Miguel de Güemes era comprendido por el general José de San Martín, como se advierte en la carta -de puño y letra- que le envió desde Santiago de Chile el 12 de abril de 1816:

“Mi amigo amado.  Hemos triunfado completamente de los godos y hemos asegurado la libertad de Chile. Sé cuánto agradará a usted esta noticia.  Probablemente La Serna se retirará precipitadamente y las provincias del Perú serán libres; vamos, amigo, a trabajar con tesón, ya que la causa de la patria va ganando terreno.

Parto esta noche para Buenos Aires a objeto del servicio.  Si en aquella o en cualquier distancia puedo serle útil, mande con franqueza a su afectísimo paisano y amigo.”

  • 04-05-1816: El general La Serna logra desalojar a la población salteña. Combatidos, regresan al Alto Perú mientras los gauchos de Güemes los persiguen y provocan sucesivas bajas.
18-11-1816: carta del general Belgrano a Güemes

Estaba el general Belgrano en Tucumán cuando necesitó responder al general Güemes:

“Me honra usted demasiado con el adjetivo virtuoso; no lo crea usted, no lo soy.  Me falta mucho para eso: tengo sí, buenas intenciones y sinceridad, y cuando me digo amigo y conozco méritos en el sujeto, lo soy y seré siempre, como lo soy de usted, porque estoy al cabo de sus incomodidades, desvelos y fatigas por la empresa en que estamos, sin embargo de que me han querido persuadir de lo contrario, no los Doctores, hablo la verdad, sino la lengua maldiciente que usted conoce, para quien nada hay bueno, que en cuanto vino de ésa me hizo la pintura más horrenda, que a no conocerlo yo como lo conozco tiempo ha, me habría causado mucho disgusto.  Me parece que no necesito decir a usted quién es; es preciso no haberlo tratado para no estar al alcance de su fondo: no diré que sea ladrón, pero sí el hombre más a propósito para revolverlo todo, injuriar a todos, y a pretexto de hablar verdad satisfacer sus enconos, y a mi entender la envidia que lo devora. Sirva esto como precaución y para no dejarse alucinar de los hombres que se dicen de probidad, fundándola en degradar a los demás, y queriendo hacer creer con el cuento, con el chisme, contando las debilidades de los otros, que ellos son los únicos”.

  • 28-05-1817: El Director Supremo reconoce la lucha de Güemes en distintos frentes y le concede una pensión vitalicia a su primer hijo.

(Es interesante tener en cuenta lo que ha reiterado Miguel Solá acerca de la organización política a fines del siglo XVII ya que por real cédula del 8 de agosto de 1776 se había creado el Virreinato de Buenos Aires integrado por las gobernaciones de Buenos Aires, Tucumán, Paraguay y el Alto Perú.  Mediante la real ordenanza de intendentes, en 1782 se subdividió en las intendencias de La Paz, Potosí, Cochabamba, Charcas, Buenos Aires, Córdoba, Salta y Paraguay y se ha considerado que la de “Salta sería la piedra angular de la guerra de la independencia de la América Española.  Mientras San Martín organiza el Ejército de los Andes y obtiene las victorias de Chacabuco y Maipú tiene como respaldo las milicias de Güemes, que en 1817 rechazan la invasión de La Serna.)  [2]

  • 27-09-1917: La falta de recursos obliga a Güemes a informar al general Belgrano que pidió una contribución a la población y que con la anuencia del Cabildo y el apoyo de la Intendencia de Salta se ha logrado cierta tranquilidad, pero es imprescindible una ayuda del Directorio.  Pueyrredón contesta que afirmativamente pero no enviaron los prometidos recursos.
  • 28-11-1817: El Director Pueyrredón condecoró a Güemes por haber expulsado de Salta al General La Serna.
  • 22-08-1818: El Cabildo de Salta informa al Director Supremo el reconocimiento por las acciones de Güemes.   Sigue siendo una necesidad concentrar todas las fuerzas en defensa del Alto Perú.
  • 07-12-1818: San Martín completa la preparación de sus tropas para avanzar hacia el Perú y Güemes le informa tal decisión al Cabildo de Jujuy, anticipándole que también Belgrano seguiría ese rumbo.
  • 26-03-1819: No llega el prometido apoyo de las autoridades de Buenos Aires que estaban muy ocupadas en la etapa final de la sanción de la constitución unitaria de 1819. Güemes necesitó organizar otra colecta entre los vecinos… en realidad un empréstito que espera devolver cuando disponga de otros recursos.
  • 25-05-1819: En el Cabildo de Salta juraron la Constitución y también participa Güemes, aunque el texto aprobado no respondía a las expectativas de autonomía provincial que tanto habían expresado.
  • 08-04-1820: Como sucede aún a principios del siglo veintiuno, el gobierno de Buenos Aires sabía que era necesario defender el territorio en todas las provincias, pero no aportaba los recursos.  Hay que tener en cuenta que desde febrero prácticamente no existía autoridad nacional en las Provincias Unidas del Río de la Plata…

Así fue como Güemes debió organizar otra colecta, está vez ya no con la esperanza de una devolución porque convocó a los hacendados y comerciantes, a todas las personas con suficientes recursos como para hacer una donación al ejército nacional.  Un mes después, también el día 8, fuerzas del general Juan Ramírez y Orozco invadieron la intendencia de Salta pero las tres columnas fueron atacadas por las tropas de Güemes.  Esa situación, lo obligó a pedir inmediato apoyo al gobernador de Córdoba y a las órdenes del coronel Alejandro Heredia partieron quinientos hombres que debieron detenerse en Tucumán porque en Salta no podrían alimentarlos, según lo había anticipado Güemes.  Era evidente que Bernabé Aráoz, gobernador de Tucumán,  no estaba dispuesto a apoyar la empresa de Güemes, ya que según informó el gobernador Ibarra de Santiago del Estero, le había impedido que enviara dinero.

  • 19-05-1820: Las respuestas evasivas de las provincias limítrofes impulsa al Cabildo salteño a disponer que en el término de seis días se concrete un “empréstito forzoso de seis mil pesos” para seguir defendiendo esa zona.
  • 31-05-1820: Llegan a Salta las tropas del ejército español y allí una vez más Güemes y sus hombres hacen frente a los invasores.
  • 08-06-1820: Con acuerdo expreso del Ejército, San Martín nombró a Güemes General en Jefe del Ejército de Observación y en acción conjunta con el general Juan Ramírez y Orozco, hicieron retroceder a los invasores españoles.
  • 11-07-1820: También como sucede todavía, los gobernadores de algunas provincias se disputaban el poder y en consecuencia, mientras Güemes proponía la reunión de un Congreso General en Catamarca, el gobernador de Córdoba pretendía que fuera en esa capital y con un temario más amplio.  Mientras ellos se ponían de acuerdo, en Perú preparaban otra ofensiva y enterado Güemes pidió al Cabildo de Jujuy que convocara a las mujeres capaces de confeccionar ropa para las tropas.  En tales condiciones lucharon aquellos hombres inevitablemente movidos por un interés que era el de triunfar desalojando a los invasores y al mismo tiempo, lograr otro reconocimiento a su autoridad y representatividad.
  • 24-05-1821: víspera de otro aniversario de la revolución de mayo y en el Cabildo de Salta, otro movimiento contra Güemes porque declaran que cesó como gobernador de la Intendencia precisamente cuando estaba reuniendo más hombres para enfrentar al adversario don Bernabé Aráoz en Tucumán.  Conocía Güemes a los bueyes con que araba y regresó con sus soldados a Salta donde fue aclamado por la población mientras huían los revolucionarios que terminaron refugiándose cerca del cuartel del jefe realista Gral. de Olañeta.  El complot contra Güemes no se había desbaratado, sólo estaban esperando la oportunidad propicia para otro ataque.
  • 07-06-1821:  Los pobladores de Salta se conmueven cuando entran tropas españolas y enfrentan a Güemes en una esquina –se ha reiterado que las actuales calles Balcarce y Belgrano-; inmediatamente lo hieren y logra huir hasta el cercano campamento de El Chamical.

Señales insoslayables…

Diferentes lecturas sobre la historia de los argentinos, revela la acumulación de diferentes valoraciones que en algunos casos no se corresponden con la realidad sin que se pueda precisar si es por desconocimiento de suficientes fuentes documentales o por omisión.

Aunque para algún historiador Güemes “empleó el bien conocido arbitrio de otros caudillos de indisponer a la plebe con las clases más elevadas de la sociedad” porque “carecía de valor”.

Los hechos han demostrado que sin capacidad, responsabilidad y valentía es difícil lograr la integración de batallones dispuestos a luchar y morir por una causa, como sucedió en la guerra de guerrillas que desarrolló con notables conocimientos de estrategia y de táctica militar.

Relaciones entre caudillos.

Es interesante tener en cuenta las acciones desarrolladas por los caudillos en aquella época de incertidumbre, cuando ni siquiera habían esbozado un plan coherente en torno a la organización política de las provincias unidas y lo fundamental era defender el territorio tanto de los invasores externos como de los ambiciosos internos.

Estaban cerca de Güemes, los caudillos locales y entre ellos se destacaban el Doctor José Ignacio de Gorriti y el coronel Pedro José Saravia, quienes contribuyeron a desarrollar el plan conjunto previsto por Güemes y San Martín realizando operaciones estratégicas en Salta y en Jujuy, formando entre ellos una sólida unidad provinciana apta para combatir en cualquier terreno. Colaboraron también con Güemes “varones ilustres” como Alvarado, Arenales, Moldes… y “mujeres admirables”: la madre de Martín Miguel, Macacha Güemes, Isabel Gorriti, Juana Moro montando su caballo y para salir a controlar a los adversarios…

Francisco Pancho Ramírez con sus valientes entrerrianos demostró a los invasores portugueses que pretender usurpar sus derechos, no sería tarea fácil y no dudó en luchar por la defensa de vastos territorios.

Facundo Quiroga -el Tigre de los Llanos- demostró su valor en El Coneta, El Tala, Rincón, Rodeo Chacón y Ciudadela, en cualquier encuentro con el enemigo hasta el instante final en que fue asesinado en Barranca Yaco.  El tucumano José Aráoz de Lamadrid, alentaba a sus soldados cantando vidalitas y las cicatrices que tenía en su cuerpo no le impedían participar en frecuentes batallas.  Con gauchos valientes luchó Benavídez en San Juan hasta lograr las victorias de Punta del Monte y Chacarillas.

Opinión del general español Andrés García Camba.

Es interesante lo expresado por el general español Andrés García Camba en sus Memorias… porque había luchado en el Perú y en otros países de América.  [3]

Tras su enfrentamiento con  los gauchos de Güemes durante la invasión realista de 1817, comprobó que “los gauchos de Güemes eran hombres de campo, bien montados, todos de machete o rifles, de los que se servían alternativamente sobre sus caballos, con sorprendente habilidad, acercándose a las tropas con tal confianza, soltura y sangre fría, que admiraban a los militares europeos que pro primera vez observaban aquellos hombres extraordinarios a caballo, y cuyas excelente disposiciones para la guerra de guerrillas y de sorpresas, tuvieron repetidas ocasiones de comprobar.

Entretanto los gauchos, individualmente valientes, tan diestros a caballo que igualan, si no exceden a cuanto se dice de los célebres mamelucos, y de los famosos cosacos, tuvieron en continua alarma al cuartel general, y sus puestos avanzados, sosteniendo diarios combates más o menos empeñados.”   [4]

Otros  vínculos y algunas disidencias…

Se ha recordado, que estaba en Mendoza el general San Martín cuando se enteró de la reconciliación de Rondeau con Güemes, y para celebrarlo dispuso el toque de campanas y el disparo de veintiún cañonazos.  Hay que tener en cuenta que Rondeau había sido derrotado en Sipe-Sipe y al retirarse llegó hasta Salta donde se encontró con Güemes y le pidió que lo siguiera, negándose el salteño porque consideró necesario sublevar al pueblo de la provincia para formar un frente que impidiera el avance del ejército español.

En 1863, desde El Nacional, Dalmacio Vélez Sarsfield -ministro de Rivadavia y asesor del Brigadier General Juan Manuel de Rosas-, refutó algunos comentarios de Mitre:

“Se dice que el comandante Güemes procuraba atraerse siempre las multitudes; que se apoyaba en el pueblo más bajo, de quien era idolatrado; que usaba de la palabra de la plebe para atraerla, aunque era un hombre de educación, lujoso en sus trajes y un cumplido oficial de línea.  Estos pequeños defectos, si lo eran, han bastado para obscurecer un nombre que debía estar tan alto, más alto que Bolívar, por su heroica constancia de haberse servido de todos los medios que tenía la provincia de Salta para detener al ejército invasor en Sipe Sipe.”

No ha sido por lirismo que el cordobés Leopoldo Lugones necesitara expresar:

“Y las alcurnias ilustres protestaban contra la voluntad de esa plebe cuyo espíritu, regenerándose en el infortunio, honraba a la tierra que redimía.”

Autorretrato en una carta a La Serna…

Sin proponérselo, el general Güemes al contestarle al virrey La Serna, dejó algunas señales que sirven para completar un esbozo de su perfil porque le había ofrecido a cambio de su espada una enorme cantidad de dinero y títulos de nobleza, sin imaginarse que el salteño contestaría así:

“Decid a vuestro virrey que Martín Güemes, rico y noble por su nacimiento, ha sacrificado su fortuna en el servicio de su patria y que para él no hay títulos más gloriosos que el amor de sus soldados y la estimación de sus conciudadanos.”

Juana Manuela Gorriti y su retrato de Güemes.

En sus Recuerdo de Infancia, la valiente Juana Manuela que perdura en la memoria de los argentinos porque le siguen cantando, necesitó expresar:

“Era el otro un guerrero alto, esbelto y de admirable apostura.  Una magnífica cabellera negra de largos bucles y una barba rizada y brillante cuadraban su hermoso rostro de perfil griego y de expresión dulce y benigna. Vestía un elegante dormán azul sobre un pantalón  mameluco del mismo color, y una graciosa gorra de cuartel hacía ondular su flotante manga a lo largo de su hombro.  A su lado, pendiente de largos tiros una espada fina y corva semejante a un alfanje, brillaba a los rayos del sol como orgullosa de pertenecer a tan hermoso dueño.

Montaba éste con gracia infinita un fogoso caballo negro como el ébano, cuyas largas crines acariciaba distraídamente, mientras, inclinado hacia su compañero, hablaba con él en una actitud admirable de abandono.  Aun en la corta edad que yo tenía, había ya visto a los hombres más hermosos de Buenos Aires, ese país de hombres hermosos.  Los había contemplado doblemente bellos, bajo el espléndido uniforme de aquella época, blanco, azul y oro; pero jamás, ni aun en mi fantástica imaginación de niña, había soñado la brillante aparición que tenía ante los ojos y que miraba embebida.”

Último desprendimiento en Cañada de la Horqueta.

Entre tantos apuntes referidos a Güemes, este dato: “El 17 de junio de 1921, el general Martín Miguel de Güemes, falleció en el Chamical (Salta), a las once de la mañana” pero hay otra información publicada por Miguel Ángel Salom que es insoslayable: “En la madrugada del 17 de junio de 1821. En un rincón enmarañado de un monte palpita la angustia y la tragedia.  Tendido en lecho que el amor de sus hombres quiso que fuera codo y cálido, bajo un cebil colorado que lo ampara noblemente, se extingue la vida del General Martín Miguel de Güemes”. [5]

El autor alude luego a la toponimia que contribuyó a la confusión acerca del lugar donde expiró el noble gaucho y patriota argentino. Comenta una anécdota de 1911 y reitera el siguiente relato…

“Estaban en la Cañada de la Horqueta, perteneciente a la finca Los Noques”…

“El abuelo decía que el General, herido en la noche del 7 de junio, vino de la ciudad por Las Higuerillas, y desviándose del camino entró en la cañada de Tala y luego al lugar donde estaban.  Allí la terrible herida no lo dejó seguir y fue descendido de su cabalgadura y depositado al pie de ese árbol, donde la improvisaron un lecho y donde murió.”  [6]

1927: Homenaje en el Congreso Nacional

En el Congreso Nacional, el senador salteño Carlos Xamena propuso un homenaje a Güemes con motivo del 142º aniversario de su nacimiento, y destacó que el “mayor Radulovic del estado mayor del ejército real yugoeslavo” había analizado las guerrillas en América y había reconocido que «en el Alto Perú, los gauchos argentinos hostilizaron sin tregua a los vencedores de las huestes napoleónicas, llevando a su frente a bravos capitanes de la talla de Gabino Saravia y Luis Burela, que respondían al general Martín Miguel de Güemes, heroico defensor de la última frontera y mártir de la libertad.  Las montoneras de Güemes hicieron una guerra sin cuartel, que ha pasado a la historia con el nombre de ‘la Guerra Gaucha’.  Cada uno de sus miembros serviría de modelo para fundir en bronce la estatua del soldado irregular, del ‘guerrillero’.  Bien montados, hicieron de sus caballos su principal arma de guerra.  Con pobrísimos aperos, o simplemente en pelo, cargaban con el ímpetu de un alud, causando pánico y muerte en las filas adversarias, para retirarse luego, perdiéndose en la maraña de la selva o en las sinuosidades del terreno.  Su vestimenta fue la vestimenta del paisano norteño, humilde y deshilachada por algarrobos y espinillos; sombrero aludo, bota de potro y enormes espuelas de plata, con que acicateaban al animal chúcaro en lo más furioso del combate.

Lo más heterogéneo fue su armamento: unos tenían fusiles recortados, a los que sumergían en el agua hasta medio cañón después de haberlos puesto al rojo; otros hacían sus temibles chuzas atando en la punta de una cimbreante tacuara un facón filoso y temible, que manejaban con singular destreza.  Muchos usaron boleadoras y lazos, con los cuales arrebataban al enemigo de su propio caballo para arrastrarlo luego hasta sus escondidos campamentos del monte o de la sierra; finalmente, no faltaron aquellos que hirieron a los realistas con los mismos sables que les arrebataran la jornada anterior y que aprendieron a manejar con una maestría incomparable.  Cuando el Libertador convenció a sus contemporáneos de que el camino de la victoria no era el que siguieron varios siglos antes los conquistadores cruzando el valle de Lerma y la quebrada de Humahuaca para llegar a Lima, sino que la ruta estaba marcada ya por el destino a través de las negras gargantas y de los picachos nevados de los Andes, dijo que la frontera del Alto Perú estaría bien custodiada mientras existieran en ella varios escuadrones de gauchos guerrilleros.  Así fue, en efecto, pues mientras en las tierras de Chile, Perú y Ecuador el Ejército de los Andes se cubría de laureles y de gloria, las invictas montoneras de Salta y Jujuy contenían el avance de las fuerzas españolas por le Norte, causándoles sensibles bajas de hombres y materiales.

Por último es de justicia recordar que la guerra que llevaron a cabo los gauchos argentinos presenta la curiosa característica de que entre sus filas se batieron también mujeres estupendas, como la teniente coronela Juana Azurduy, esposa del famoso caudillo Manuel Asensio Padilla; María Magdalena, Dámasa Güemes de Tejada, hermana del general, y Andrea Zenarrusa, perteneciente a una tradicional familia jujeña, que, cual nuevas amazonas, montaron a caballo y empuñaron la lanza para cargar al lado de sus hombres, con el mismo ímpetu y desprecio dado a la muerte.  Las montoneras de Güemes nacieron de la debida voluntad de los pobladores norteños de poner una barrera infranqueable a la penetración española; su espíritu de resistencia fue tan grandioso que ocupa un lugar destacado en las páginas donde se consagran los hechos históricos culminantes de la independencia de la Nación Argentina.”  [1]

1953: reconocimiento al doctor Adolfo Güemes, noble descendiente…

El senador salteño Alberto Durand, en la sesión de homenaje en el Congreso Nacional, el 17 de junio de 1953 recordó el espíritu patriótico de Güemes y manifestó que su nieto, el doctor Adolfo Güemes siendo gobernador de la provincia -1927-1928, cuando él integraba el senado de esa provincia- se opuso a que la mayoría conservadora del Senado entregara la riqueza petrolífera de Salta a las empresas extranjeras, posición que había apoyado con su voto, al mismo tiempo que el presidente Hipólito «Yrigoyen y el general Mosconi -dos esclarecidos argentinos- evitaron que ese intento se convirtiera en realidad; «fue posible lo que en aquel entonces parecía un verdadero milagro: la salvación de aquellos yacimientos… una riqueza incalculable.»

Siglo XX – “La guerra gaucha”…

El escritor Leopoldo Lugones, en el último capítulo de su libro La guerra gaucha escribió varios párrafos referidos a sus percepciones tras la lectura de aquella epopeya histórica:

“Encumbrábase en la frente del caudillo un solemne orgullo.  Incansábanlo con la frescura del día vigorosos aromas.  El eco repercutía detonaciones de combate y explosivos relinchos de charanga.  En el derruido suburbio maniobraban los últimos batallones.

La radiación solar circula en fuego en su cabeza.  Serenábase su frente y el júbilo predecía venturas.

Pura luz era lo que se vanagloriaba en su elación.  Ideas, no sino grandes y por la patria; recuerdos, todos de proeza; inspiraciones, las del triunfo, prescribiendo a sus rivales en desquite magnánimo, a manera de perdón, la comunidad de los laureles.  Inauguraba la libertad, allá en su monte, resarciéndose de la adversidad con la victoria. Sólo dos podían gloriarse tanto: él en los Andes del norte; en los del occidente el Otro…

Y después, cumbres. Tales pujando a mogotes; cuales redondeándose en domos; ora pobladas de fronda oscura; ora en verdes de esteatita, con una suavidad casi voluptuosa, pubesciendo en sus pliegues, como en ingles sombrías, la densidad de los jarales.  Y cumbres siempre, cumbres en torno, cumbres en el horizonte, como si al bienvenirlo, todo aquel suelo, de un solo bloque, se erigiera en montañas.  Y en comba prodigiosa, restallándolas con fulgurante vuelo, una sobre Chile, sobre ambos Perús la otra, tendidas al sol las alas de la guerra que emplumaban sables deslumbradores.  Ya en el pasado, los estandartes hostiles sobre cuyo paño desplegábase fieramente en sautor el asta cramponada de Borgoña; y en el porvenir, estremeciéndose todavía de redención, la sagrada tierra que pregonaba con su alborozo tantas fecundidades, y sosegaba con su piedad tantos sueños.

El anteojo realista, distraído un instante enfocó por despedida la casaca roja.  El oro solar fundíase en napa de esplendor. Charreteras y morrión hormigueaban de átomos chispeantes.  La luz destelló más todavía; el jefe caracoleó un poco, y entonces, en el sitio que acababa de ocupar su cabeza, resplandeció de lleno el Sol de Mayo.”

1971: Sesquicentenario del fallecimiento de Güemes.

(Sabido es que el Club Kiwanis de Salta –fundado el 17 de junio de 1970, precisamente en el 149 aniversario de la muerte de Güemes-“, al año siguiente publicó “Güemes ante la Historia” como homenaje en el sesquicentenario de su tránsito a la inmortalidad; edición que se concretó con la generosa colaboración de Manuel J. Castilla y que en la tapa reproduce un retrato realizado por Eduardo Schiaffino.  En esa década también se fundó Kiwanis de Santa Fe y desarrolló una fecunda labor hasta que durante la Gesta de las Malvinas (02 de abril al 14 de junio de 1982- y como consecuencia de actitudes generadas durante el conflicto armado con Gran Bretaña, optaron por la disolución…)  [7]

Se ha reiterado que cuando Güemes empezó a organizar a los patriotas –mujeres, varones y niños- que estaban dispuestos a rechazar cualquiera invasión, “el pueblo había respondido en verdad con un entusiasmo extraordinaria y a la voz de su caudillo, y había obedecido y ejecutado sus órdenes.  La emigración de las familias comenzó desde agosto de 1816, en que se hizo verdad el peligro; los enemigos domésticos fueron confinados a puntos seguros; de manera que las dos ciudades amenazadas de Salta y Jujuy presentaban todo el semblante de los sitios de guerra, con los hogares casi todos abandonados, y el comercio y la industria suspendidos. Sólo quedaban en ellas las familias realitas, que no podían temer del invasor, menos sus hombres que estaban emigrados o confinados, y no pocas mujeres patriotas de todos rangos, dispuestos a todo, como en 1814, a procurar la seducción de los enemigos, observar el campamento real, robar sus secretos y trasmitirlo todo a Güemes y sus agentes, contándose en el número de aquellas decididas, a señoras de muy respetables casas, y aun aquellas que por su nombre y vinculación mucho significaban.  Así eran, por ejemplo, doña Magdalena Güemes en Salta y doña Ana Gorriti en Jujuy.

Todo el país, de un extremo al otro, desde Tucumán a Tarija, desde la cordillera de los Andes hasta Orán y los Chacos, era un verdadero campamento militar; tocado de un mismo entusiasmo y obediente a la voz de su general; el cual, contemplando desde su cuartel general de Salta la unidad de este formidable conjunto, decía a Belgrano con justa satisfacción: ‘Tiempo ha que está todo dispuesto de un modo que a mi primera voz, se presentarán los bravos que han de hacer sentir todo el peso del rigor, sin que sea necesario, mientras llegue ese día, se separen de sus labores y talleres, ni del lado de sus familias”.  [8]

“Combates en campo abierto”…

Vicente Fidel López, ha destacado que “llegado el momento, Güemes dio grandes combates en campo abierto que pueden considerarse como verdaderas batallas campales. En ellas mostró que su pericia y sus soldados no eran inferiores a los guerreros tan justamente preciados contra quienes combatían.  Y de ahí que la célebre campaña de Salta forme un cuadro más vivo y más romancesco que sea posible encontrar en las luchas sangrientas que las masas humanas hayan sostenido alguna vez, las unas contra las otras, cualquiera sea el país donde se tomen ejemplos.  Hasta por su figura parecía Güemes haber nacido para el papel que debía desempeñar en la guerra de nuestra independencia. Diestrísimo jinete, si es que hubo alguno que lo igualara en aquella provincia, que fama de serlo tiene entre las nuestras, todo contribuía a realzar en la suya el tipo perfecto de un hombre ágil, tan flexible como liviano para volar en alas de brioso potro como un pájaro, por entre las sinuosidades del enmarañado bosque y de la áspera montaña.”  [9]

Uniformes de sus gauchos…

Ha destacado Vicente Fidel López, que el primer escuadrón de los salteños organizado por Güemes estuvo uniformado por la colaboración de las casas de Gurruchaga y Moldes: “Los soldados estaban vestidos con chaquetas punzóes, pantalones blancos y sombreros altos encopetados con plumas blancas.  Los oficiales llevaban el mismo traje pero con gorro, manga larga, adornado con galones, cuya punta caía sobre el hombro izquierdo. Güemes vestía del mismo modo, disintiéndose por su capa corta y flotante de color grana también; y como era el oficial más lujoso del ejército llevaba el pecho cruzado de alamares vistosos y el caballo adornado con ricas prendas de oro y plata. Jamás andaba a pie”…  Destacó luego que “la organización de las milicias de Güemes respondía a las divisiones políticas y regionales del vasto territorio de la Intendencia de Salta, principalmente ala más estratégica.  En cada una de ellas se formaron Escuadrones de Gauchos, que en algunos casos llegaron al número de cuatro.  Pero estos escuadrones, eran verdaderos Regimientos de Caballería, con una plana mayor compuesta por un Comandante que era un  teniente coronel; un Sargento Mayor, un Capitán, un Ayudante 1º, un Teniente 2º, un Alférez y un portaguión, como mínimo, además de oficiales agregados.”

Lecturas y síntesis: Nidia A. G. Orbea Álvarez de Fontanini

[1] Argentina. Congreso Nacional. Cámara de Senadores. Diario de Sesiones, 1953, t. I, p. 259-263.

[1] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina Tomo 1. Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1965, p. 581.  Rosa, José María. Historia Argentina. Tomo 4 . Buenos Aires, Oriente, 1992, entre otras…

[2] Ibidem, p. 19-20.

[3] Memorias del General García Camba para la historia de las armas españolas en el Perú. Madrid, Editorial América, 1916, 2 v., Tomo I – 1809-1811; Tomo II – 1822-1825.

[4] Güemes en la Historia.  Edición del Club Kiwanis de Salta (Argentina), en 1971, p.21-22.

[5] Ídem., p. 37-38.

[6] Comenta Miguel Ángel Salom: “En 1911, el director de un Museo Histórico quiso tener un bosquejo del lugar y encomendó a un artista, el señor Aristene Papi, la tarea de situarlo y pintarlo. Papi buscando en la zona alguna versión, fue llevado al humilde rancho de José Nina, de otro Nina, nieto de aquel que sintió morirse cuando murió su jefe. En el rancho de los Nina, Güemes era un dios y su recuerdo una religión. Guió al pintor y llegado al lugar, se lo señaló. Estaban en la Cañada de la Horqueta, perteneciente a la finca Los Noques.” (Edición de Kiwanis, 1971, p. 37-38.)  En la página siguiente, copia de textual de un documento firmado por Juan Manuel Quirós, donde consta que “Sebastián Silvera auxilio con una res gorda al Sr. Gral. D. Martín Güemes hallándose herido en el lugar de  la Orqueta donde murió… Salta y mayo 20 de 1822.”

[7]El Club Kiwanis se organizó el 21 de enero de 1915 en Ditroit (Michigan, Estados Unidos) y al año siguiente en Hamilton, (Ontario, Canadá).  Comenzó a ser Kiwanis Internacional a partir de 1962 y a principios del siglo veintiuno tiene aproximadamente 8.600 sedes en 89 países.  El lema es “Nosotros Construimos” y es el propósito esencial, dar prioridad a los valores humanos -espirituales- sobre los materiales.  Sus socios deben “vivir a diario bajo la Regla de Oro”: “Haz a los demás lo que quieras que hagan por ti”.  Así se decía en sucesivas reuniones en el Hostal ubicado en la calle San Martín de la capital santafesina, cuando se reunían los Kiwanis acompañados por esposas y amigos, ya que recién a partir de 1987 se incorporaron a ese Club las mujeres como “miembros” de la institución. En junio de 2001 se realizó un encuentro Internacional en China, y allí una vez más se insistió en la necesidad de “cooperar entre los pueblos”.  La vicepresidenta Annette Hsiu-lien-Lu, dijo que promovía el “poder  suave” que definió como una armoniosa confluencia de “democracia, derechos humanos, alta tecnología, paz y amor”.  Durante aquel encuentro, se realizó un acto con interpretación de la Danza del Dragón  con la participación de minusválidos que se desplazaban sobre sillas de ruedas.  “Los niños, nuestra prioridad” es otra consigna de Kiwanis Internacional y a fines del siglo veinte en distintos continentes vivían aproximadamente 130 millones de niños analfabetos y se calculaba que 600 millones sólo disponían de un dólar diario para cubrir sus necesidades.

[8] Edición de Kiwanis de Salta en 1971, p. 12. “Bernardo Frías. (De Historia del General Güemes, capítulo XXXI, tomo 4.)

[9] Fragmento incluido en el citado libro, p.17-18;con el título “Güemes visto por Vicente Fidel López”, corresponde a Historia de la República Argentina, tomo 6, capítulo X.

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