Estás aquí
Inicio > Historia > Gobernadores Santa Fe > 1859-1860 – Gobernador Rosendo María Fraga

1859-1860 – Gobernador Rosendo María Fraga

19-11-1858: Rosendo Fraga, gobernador delegado.

Más allá y más acá del Poder.

Situación en torno a los “vagos y mal entretenidos”.

20-12-1858: Creación de la ciudad de Rosario.

“Política del patacón” – “Banco” en la ciudad de Rosario.

Enero de 1858: Año Nuevo, Banco nuevo.

Más conflictos con el gobierno de Buenos Aires.

Sublevación en el vapor “Pinto”.

Desorientación, pactos y cartas.

Tropas de Urquiza en Rosario y en Las Piedras.

Entre la historia oficial, los documentos y los hechos.

30-08-1859: Rosendo Fraga, gobernador titular.

23-10-1859: Batalla de Cepeda.

Enfrentamiento en Cepeda.

Mayo de 1860: otra conspiración de Juan Pablo López.

14-09-1860: Convención Nacional Reformadora de la Constitución.

11-11-1860: Fraga necesitó renunciar.

Casi colofón.

Mitre y la “República del Plata”.

 

19-11-1858: Rosendo Fraga, gobernador delegado.

Sabido es que los combates y asesinatos en la región de Cuyo aumentaron los conflictos en las relaciones entre provincias y con el gobierno nacional.  El gobernador Juan Pablo López decidió organizar las milicias y conducir la infantería en caso de avanzar sobre Buenos Aires, porque tras el asesinato del candidato a gobernador Nazario Benavídez era imprescindible controlar todos los movimientos.

“La noticia del asesinato de Benavídez había provocado la reacción del gobernador Moyano de Mendoza y del caudillo Peñaloza –el Chacho- en La Rioja, que invadieron San Juan por el sur y el norte, resueltos a vengar al caído”.

El 19 de noviembre de 1858, Juan Pablo López delegó sus funciones en el Coronel y estanciero Rosendo Fraga.

                        Más allá y más acá del Poder…

Los conflictos en la mayoría de las provincias provocaban el entusiasmo de los periodistas y un lustro después de la sanción de la Constitución aumentaron las ediciones de periódicos y diarios.  En 1857 el Dr. Juan Francisco Seguí redactaba y puso en circulación el diario El Pueblo; un año después el poeta Olegario Víctor Andrade fundó El Patriota y en 1860 dirigió La Fraternidad.  Se ha reiterado que   “los cullistas” evitaron cualquier enfrentamiento con el gobernador Fraga y optaron por aceptar los cargos que les ofrecieran.

En Buenos Aires se fundó el diario La Reforma Pacífica dirigido por Nicolás Calvo, evidentemente a favor de Urquiza y como se ha destacado, en esas ediciones colaboraba José Hernández, taquígrafo y entusiasta político, autor del poema Martín Fierro que más que una obra literaria es un alegato en defensa de los discriminados: esos vagos y mal entretenidos que andaban por la pampa o en los valles buscando un trabajo digno y eran frecuentemente rechazados… o simplemente querían vivir a su manera sin atacar ni destruir pero al no ser comprendidos tampoco eran respetados.)

Como sucedía desde 1813, el párroco de la Catedral santafesina Presbítero José de Amenábar, fue asesor del gobernador Rosendo María Fraga y Carlos B. Seguí asumió como ministro general.

Situación en torno a los “vagos y mal entretenidos”…

En 1858 se empezaron a organizar las expediciones militares con el propósito de ampliar las fronteras norte y sur de la provincia de Santa Fe.  Algunas tribus seguían merodeando en torno a la colonia Esperanza, poblada a partir del 27 de enero de 1856.  Otras ya habían sido ubicadas en las reducciones de San Javier, Sauce, San Pedro y Calchines donde los sacerdotes católicos imponían otro lenguaje, diferente religión y al evaluar la creatividad que caracterizó a algunos grupos, incentivaron trabajos artísticos: artesanías en cerámica, tallas en madera, actividades musicales incluyendo la construcción de determinados instrumentos.

Quienes no demostraban esas aptitudes, eran ocupados en otros trabajos: agricultura, cuidado del ganado, molienda de granos…

En diversas circunstancias, los indígenas fueron levantados para integrar los batallones que tenían que luchar por intereses de caudillos provinciales.

En el mensaje del gobernador Rosendo Fraga a la Cámara de Representantes, en 1860 informa que fue posible “remontar la guarnición de las fronteras… con 300 tiradores e a caballo… sin incluir en la cifra los lanceros de Sauce y San Pedro.”

20-12-1858: Creación de la ciudad de Rosario

En la legislatura provincial fue sancionada la ley declarando ciudad a Rosario.

El capitalista brasileño Barón de Mauá que había contribuido financieramente para derrocar al brigadier general Juan Manuel de Rosas, logró la autorización para instalar el Banco Mauá en esa pujante localidad del sur de la provincia.

En aquel tiempo estaba impago el empréstito de la Baring Brothers tras la gestión de Bernardino Rivadavia, ya que en junio de 1857 había llegado “un tercer agente de Baring, Mr. George White, resuelto a irse con plata” porque se debían “intereses atrasados” y sabían los ingleses que el gobierno de Buenos Aires seguía necesitándolos como aliados.  Una vez más aparecieron los bonos diferidos mientras Urquiza “no parecía dispuesto a cumplir su palabra de arreglarse pacíficamente con Buenos Aires y de pagar unos créditos gestionados por el inglés”. Sabía Urquiza que “Paranhos llegaría a Paraná con una bolsa repleta de patacones”…  [1]

El historiador Rosa investigó y describió la diplomacia del patacón (1857-1858) mientras se preparaba la guerra entre Brasil y Paraguay y describe las acciones de José María de Silva Paranhos, ministro de negocios brasileño, quien en setiembre de 1857 dejó ese ministerio y “vino al sur a sacarle a Urquiza una alianza formal en la guerra inminente pagando el precio que pidiera. Con esa alianza en la mano iría a Asunción pisando fuerte” para lograr “el arreglo definitivo de los límites conforme a las pretensiones imperiales”.   [2]

En el mismo barco viajaba “el poderoso barón de Mauá, desde 1850 el banquero oficial del Imperio cuya bien provista caja fuerte estuvo en toda ocasión al servicio del Brasil. El imperio compraría la alianza de Urquiza con letras giradas por Mauá, haciendo brillar espejismos (ayuda decisiva para apoderarse de Buenos Aires, límites con Paraguay incluyendo el Chaco). ¿Se proponía realmente el imperio una guerra contra Paraguay en 1857…?”  Los hechos demostraron que el primer objetivo había sido lograr “la libre ‘navegación fluvial’ de los estados ribereños del Plata” se extendiera “a los buques de guerra” y que “los esclavos brasileños no perdían su condición servil por el solo hecho de pisar territorio argentino” y debían devolverlos a su dueño cumplida la absurda cláusula incluida por el gobierno de los argentinos: “…que los esclavos así devueltos no fuesen castigados por el hecho de su fuga.  Como si la Confederación tuviese fiscales”… -escribió Rosa-, y agrego: como si así procedieran cuando desertaba algún servidor en las milicias… “La prensa confederada hizo el comprensible y discreto silencio en torno a la negociación, en un principio”…  [3]

“El Congreso de Paraná tardó en aprobarlos, haciéndolo al año siguiente en sesiones privadas” (29-09-1858); “la demora se debió a que no todos los congresales de Paraná querían aprobar en silencio; no faltaban ingenuos que clamaban -en el recato de antesalas-, por los ‘principios.  No pudo evitarse que se dijeran algunas cosas ante los escasos concurrentes a las barras del congreso”…

Dos meses después, el 17 de noviembre, Nacional Argentino anunció “el arribo del barón de Mauá ‘íntimamente ligado por afecto e intereses al gobierno imperial; la llegada del financista de la caída de Rosas era ‘una prueba del crédito y buen concepto que merece el gobierno argentino en Río de Janeiro’.”

El 25 de noviembre de 1858, Paranhos celebrando los tratados, ofreció “un banquete” a Salvador María del Carril y los ministros. Al día siguiente, “el barón está en Paraná” y el 28 de noviembre, “firma el protocolo de un empréstito para ‘auxiliar a su antiguo aliado y amigo (Urquiza) en las circunstancias actuales de su administración de hacienda’ (art. 1): 300.000 patacones en seis mensualidades, la primera de 100.000 y las restantes de 40.000.”

El mismo día 28, “firma las bases para convenir el establecimiento de una sucursal del Banco Mauá y Cía. en Rosario”…  [4]

“Política del patacón” – “Banco” en la ciudad de Rosario.

A fines de noviembre de 1858, Urquiza ya había logrado los acuerdos previstos para la financiación de determinados proyectos.  El 28 había firmado con “el poderoso barón de Mauá”, las bases para establecer una sucursal del Banco Mauá y Cía.  en Rosario y “el 30, a todo vapor, se reduce a escritura.

Un monopolio por quince años se daba al banco.

Con capital de 2.400.000 patacones nominales (emitió sólo 800.000) tendría la exclusividad del crédito y podía establecer otras casas en las provincias, emitiría billetes de papel por el triple de su capital metálico y acuñaría monedas de oro y plata.  En sus cajas recibían los depósitos oficiales. Cada mes el Banco fijaría el interés del descuento particular sin excederse del 1½ mensual”…

El historiador Cárcano, destacó que “El barón de Manuá no vino a Paraná a proponer una operación financiera sino a firmar una operación resuelta.”

Enero de 1858: Año Nuevo, Banco nuevo…

El 2 de enero de 1858 se puso en marcha el Banco Mauá y “en la primera semana descontó por 21 onzas (la mitad de su capital), que llenó de alegría a los economistas de los derechos diferenciales. ¡Ahora verían el impulso que tomaba Rosario! Hasta que se dieron cuenta (mejor dicho, se dio cuenta Mauá) que el oro de Brasil iba a Buenos Aires, donde el interés superaba el 1½ mensual.  Debieron suspenderse los descuentos para no favorecer a los porteños”, escribió el historiador José María Rosa.

En ese tiempo en esa estratégica ciudad-puerto, se advirtió un notable aumento en el comercio ya que como lo expresa el historiador Juan Álvarez, se censaron doscientas dos empresas comerciales mientras sólo habitaban en la ciudad aproximadamente cuatro mil habitantes.

Otra decisión del gobierno nacional favoreció a la ciudad rosarina porque mediante una ley se otorgaron derechos diferenciales que impulsaron el movimiento portuario.

En esa zona se advirtió un notable aumento en el comercio ya que como lo expresa el historiador Juan Álvarez, se censaron doscientas dos empresas comerciales mientras sólo habitaban en la ciudad aproximadamente cuatro mil habitantes.

Otra decisión del gobierno nacional favoreció a la ciudad rosarina porque mediante una ley se otorgaron derechos diferenciales que impulsaron el movimiento portuario que había declinado en los últimos años. Las embarcaciones de cabotaje traían mercaderías embarcadas en Buenos Aires o en Montevideo, donde pagaban un 30% por derechos de tránsito y se calculaba que así ingresaban al erario de Buenos Aires más de tres millones de pesos.  Esas disposiciones estuvieron vigentes hasta febrero de 1857 y fue un período de continuo movimiento en el puerto rosarino. Un año después, Urquiza decidió “dejarla sin efecto” porque perjudicaba al gobierno uruguayo cuando era inminente la guerra y estaba prohibida la entrada de sus embarcaciones a los puertos de la Confederación.

Más conflictos con el gobierno de Buenos Aires

Desde el año anterior se habían acentuado los conflictos entre Buenos Aires y las restantes provincias.  El asesinato de Nazario Benavídez en San Juan, amigo de Urquiza, no había sido investigado como correspondía, aumentaban la desconfianza y las intrigas. Era más extensa la lista de los asesinatos.

Sublevación en el vapor “Pinto”

En junio de 1859, la escuadra de Buenos Aires navegó por el río Paraná y se ubicó hacia el este.

El 7 de julio de 1859, Ramón Ortega sargento de marina apoyado por el cabo Felipe Salguero, se apoderaron del vapor Pinto frente a Paraná y apresaron al almirante José Murature y la mayoría de los tripulantes; asesinaron Alejandro, hijo de Murature que en ese momento era capitán del Buenos Aires.

El Pinto fue entregado a las autoridades nacionales mientras el otro barco se orientó hacia el puerto de Rosario.

Al Pinto enseguida lo rebautizaron con un nombre muy significativo: 9 de Julio, evocando al día de la declaración de la independencia en 1816, en la ciudad de Tucumán.

                        Desorientación, pactos y cartas…

Días antes, Pastor Obligado encontrándose a cargo del ministerio de guerra, había ordenado al general Bartolomé Mitre que “a la mayor brevedad posible y con la ligera organización que crea indispensable debe V. S. proceder a operar en el territorio de Santa Fe” y Dalmacio Vélez Sarsfield le había pedido “…el caballo en que entre triunfante en el Rosario  para usarlo yo en esta primavera y verano; tal como lo ha reiterado el historiador José María Rosa.  [5]

Aquellos sucesos determinaron que Pastor Obligado adoptara una decisión opuesta, mientras el ministro de Estados Unidos Mr.  Yancey intentaba dialogar con el general Urquiza porque no entendía las razones por las cuales no se cumplía con lo pactado a fin de lograr la pacificación. Después habló con Alsina y llegó en ese tiempo Juan Francisco Seguí con cartas de Urquiza, pero el gobierno de Buenos Aires no le permite desembarcar razón por la cual Mr. Yancey “se siente ofendido y da por terminada la negociación, echando la culpa a Buenos Aires (15 de agosto).”

Tropas de Urquiza en Rosario y en Las Piedras…

Con la sublevación del Pinto quedó despejado el camino para que tropas entrerrianas cruzaran el río Paraná y se instalaran en Rosario.  Urquiza ya había ordenaron la fortificación de ese puerto y el nombrado Las Piedras, actual Villa Constitución.

Mientras tanto Mitre seguía elaborando su estrategia para entrar por el Arroyo del Medio con sus temerarios coroneles y sus soldados, unos gauchos y otros indios americanos.

                        Entre la historia oficial, los documentos y los hechos…

Los continuos conflictos entre los generales Urquiza y Rosas eran la consecuencia de diferentes causas no sólo discutían acerca de la causa nacional. Hay que tener en cuenta que la historia oficial ha reiterado que el 1º de mayo de 1851 se  difundió el Pronunciamiento de Urquiza contra el gobierno de Buenos Aires, equivalente a decir contra el Brigadier Juan Manuel de Ortiz y Rozas, ya que tal era su identidad.

Diversos documentos plantean otro análisis porque desde 1845 Urquiza y su socio Antonio Crespo -hermano del gobernador Domingo Crespo, Santa Fe 1852-1854-, “encontraron una mina de oro en el comercio clandestino con Montevideo.  La plaza era aprovisionada, más que por los puertos del Río Grande, por los saladeros entrerrianos de Urquiza.  Pese a la prohibición de comerciar con Montevideo, Crespo -gobernador delegado en Paraná- permitía que los buques de cabotaje bajesen productos europeos y llevasen en retorno carne argentina.  Tenía puesto ‘su anteojo’…- decía ‘en los canales de plata’ que les ofrecía el negocio, haciendo la vista gorda sobre las exigencias legales ‘porque hecha la ley, hecha la trampa.  Disculpaba su conciencia en que es preferible ‘ser medio vivo a medio zonzo’. El tráfico irregular –la frase es de Herrera) favorecía a los sitiados de Montevideo y perjudicaba a la Confederación en beneficio personal de Urquiza y Crespo.  Los buques de cabotaje, propiedad del gobernador, traían de Montevideo productos europeos que introducían libres de derecho a Buenos Aires; en retorno llevan carne y oro (pese a que su exportación estaba prohibida).  Los agentes comerciales de Urquiza en Montevideo y Buenos Aires eran dos catalanes: Antonio Cuyas y Sampere en la primera y Esteban Rams y Rubert en Buenos Aires.”

(Sabido es que Esteban Rams organizó la expedición para estudiar la navegabilidad de los ríos Salado y Dulce y en la provincia de Santa Fe, en 1889 Pascual Rams fundó un pueblo que pertenece al Departamento “Nueve de Julio”, creado mediante ley sancionada el 30 de octubre de 1907 y es necesario saber que desde el 31 de diciembre de 1890, parte del territorio que inicialmente pertenecía al departamento La Capital constituyó el Departamento Vera limitando al sur con el río Salado. [6]

Pertenece al distrito de Esteban Rams, la localidad de Nueva Italia que era un embarcadero habilitado el 1º de mayo de 1891, en la línea ferroviaria Santa Fe-La Quiaca, es decir la que conectaba el litoral con la zona limítrofe boliviana, de singular importancia porque permitía la salida de productos de aquella zona hacia los puertos del río Paraná y al río de la Plata para exportaciones más allá del océano Atlántico…

Todas son historia de la Historia de los argentinos.)

30-08-1859: Rosendo Fraga, gobernador titular.

La Asamblea legislativa eligió el 30 de agosto de 1859 gobernador de la provincia de Santa Fe al general Rosendo María Fraga y a partir del 4 de septiembre, ya como titular del Poder Ejecutivo, siguió haciendo lo que podía mientras crecían los conflictos en distintos frentes.

23-10-1859: Batalla de Cepeda

Las elecciones nacionales de septiembre de 1859 también movilizaron a distintos grupos.  Siguió creciendo la oposición entre Urquiza que había instalado el campamento cerca del arroyo “Ludueña” y el general Mitre que había concentrado sus tropas en San Nicolás.

A principios de octubre, la escuadra de Buenos Aires avanzó hacia Rosario pero la defensa desde la costa santafesina obligó al retiro con visibles daños. Intervino el ministro de guerra del Paraguay Gral. Francisco Solano López ofreciéndose como mediador y esa propuesta inmediatamente fue aceptada por Urquiza y los políticos porteños prefirieron empezar con las hostilidades.

Enfrentamiento en Cepeda…

Reaccionó el general Urquiza y con sus tropas cruzó el Arroyo del Medio; el 23 de octubre se enfrentaron los dos ejércitos.  El general Urquiza dio la orden de ataque, pero Mitre había ordenado una defensa en sentido oblicuo y enseguida la infantería al sentirse bloqueada optó por desaparecer “como el humo, sin combatir”, según dicen que expresó el general Mitre mientras celebraba era rápido triunfo.  Otros jefes desconfiaban porque no veían a Urquiza cerca.

En aquel tiempo, la lucha era cuerpo a cuerpo o apoyados por la caballada y generalmente defendiéndose con lanzas: los soldados soportaban graves heridas y murió el coronel Dámaso Centeno, uno de los primeros en apoyar a Urquiza tras el pronunciamiento, era un hombre leal y reconocido por sus méritos, aún por sus opositores.  [7]

Había triunfado el General entrerriano. El general Bartolomé Mitre embarcó a sus tropas en San Nicolás para volver a su provincia.

Recién el 2 de noviembre de 1859, se difundió la proclama de Urquiza:

“Ofrecí la paz antes de combatir y triunfar.  Dos mil prisioneros tratados como hermanos, son la prueba que os ofrezco de la sinceridad de mis buenos sentimientos y de mis leales promesas. /…/ Vengo a arrebatar el poder a un círculo que lo ejerce en su provecho, para devolverlo al pueblo que lo usará para su prosperidad.  Deseo que los hijos una misma tierra y herederos de una misma gloria no se armen más los unos contra los otros. Deseo que los hijos de Buenos Aires sean argentinos.  Desde el campo de batalla os saludo con el abrazo de hermano. Integridad nacional, libertad, fusión, son mis propósitos.”  [8]

Días después, en la chacra de Caseros se reunieron los comisionados pero al ser opuestas las propuestas y no llegarse a otro acuerdo, Urquiza seguía siendo el vencedor aunque algunos soldados bonaerenses continuaban con la excavación de más trincheras…

Se reanudaron las conferencias el 9 de noviembre de 1859 y dos días después, firmaron un acuerdo entre liberales y federales, repartiéndose el poder y en el punto sexto, se aprobaba que “Buenos Aires no ejercería más relaciones diplomáticas con el exterior”.  En el penúltimo punto se acordó que todos los jefes y oficiales que desde 1852 habían sido retirados del servicio, serían reintegrados con el rango, antigüedad y goce de sueldos, “pudiendo residir en cualquier parte del país.”

Al término de cuarenta y ocho horas debía ser ratificado y la mayoría creyó que con esa decisión se había llegado al fin de la guerra.

Los hechos demostraron lo contrario…

El 13 de noviembre, “Mitre dio una Orden del Día insistiendo, sin que nadie lo rectificase, que había ganado en Cepeda… “la paz está afianzada por la fuerza de nuestras bayonetas. El ejército que os amenazaba no ha podido imponernos la ley de la violencia, ni destruir el orden de cosas creado por nuestra soberana voluntad, pues, por el tratado que ha firmado y que el gobierno ha puesto bajo nuestra salvaguarda, reconoce plenamente nuestra soberanía, deja el derecho la fuerza en las mimas manos que las encontró y se obliga a evacuar el territorio del Estado sin pisar el recinto sagrado de la ciudad de buenos Aires… desde el acampo de batalla os conduje a la capital después de quedar dueño de él, después de una retirada memorable, después de un combate naval glorioso… (Vosotros y yo) derrotamos los batallones que se midieron con nosotros en campo abierto y uno contra cuatro.  Lo que hemos alcanzado lo debemos a nuestros propios esfuerzos, a nuestra constancia, a la fidelidad de los servicios… nadie puede jactarse de habernos impuesto la ley ni ejercito respecto de nosotros actos de conmiseración.”

Mayo de 1860: otra conspiración de Juan Pablo López…

Aunque el ex gobernador Juan Pablo López estaba detenido en el Cuartel de Infantería de Rosario, sus aliados durante el otoño de 1860 se organizaron para atacar ese lugar y liberarlo.  No lo lograron ese levantamiento recién fue controlado el 2 de junio, tras la intervención personal del gobernador Fraga.  Se avanzaba en acuerdos entre las provincias y el gobierno porteño, pero en la provincia de Santa Fe, continuaban los enfrentamientos entre grupos políticos familiares que ya en 1852 habían empezado a demostrar la orientación de sus propios intereses.

14-09-1860: Convención Nacional Reformadora de la Constitución.

Después que en la extensa llanura y en los valles serranos y cordilleranos se desangraron los combatientes en luchas por el poder de determinados caudillos políticos, el gobierno de la provincia de Buenos Aires advirtió que había llegado el momento de revisar el texto de la Constitución Nacional sancionado por la Confederación el 1º de mayo de 1853; se decide que la Convención Nacional Reformadora también se reuniría en la capital santafesina como en aquella circunstancia.  La primera sesión se concretó el 14 de septiembre:  Nicasio Oroño -del clan de los Cullen– y Juan Francisco Seguí fueron los representantes santafesinos en ese congreso.

……………………………………………………………………………………………….

Mientras tanto, la masonería había logrado unir a progresistas, liberales y federales, entre ellos “el Dr. José Roque Pérez, antiguo rosista, Derqui “grado 18º de las logias cordobesas en tiempos de los Reinafé” y “Urquiza había sido iniciado en la masonería pues ostentaba el supremo grado 33”; Mitre (grado 3º y elevado); Sarmiento de grado 18 a 33.

 

11-11-1860: Fraga necesitó renunciar…

La trayectoria del general Fraga revela que era una persona con entusiasmo y tesón, pero sucesivos ataques de sus opositores terminaron debilitando su voluntad para seguir como titular del poder ejecutivo santafesino y el 11 de noviembre de 1860 renunció, siendo designado don Pascual Rosas para completar ese período constitucional.

Casi colofón…

“El 29 de noviembre, Urquiza le entregó la espada de Cepeda a Francisco Solano López, quien fue aclamado en la porteña calle Florida.  Regresó a Asunción del Paraguay, creyendo que con su mediación se había logrado “definitivamente la unidad argentina y ganado la gratitud porteña.”

                        Mitre y la “República del Plata”

Es oportuno tener en cuenta que el general Bartolomé Mitre en marzo de 1857, antes de retirarse del ministerio de guerra intentó “hacerse líder de una independencia absoluta de Buenos Aires.  De esta manera, Brasil dejaría a Urquiza para apoyar a los porteños” y seis meses después, el ministro de negocios brasilero José Ma. de Silva “Paranhos, alentará el propósito” –y aunque como destaca el historiador Rosa “poco se sabe de esta infortunada gestión”.

En otro párrafo, el doctor Rosa reitera otro dato encontrado mientas avanzaba en sus estudios sobre la historia de los argentinos: comprobó que el diario El Nacional de Buenos Aires -editado durante aquel mes-, se menciona el proyecto de Mitre, “proponiendo la República del Plata independiente de la Confederación.”

 En el párrafo siguiente, hay otro dato insoslayable sobre esos asuntos, referido a lo expresado en la década siguiente por el uruguayo Juan Carlos Gómez “(en la airada polémica sobre los orígenes de la guerra del Paraguay): Mitre se había gloriado –en 1869- del ‘beneficio práctico de la nacionalidad y de la libertad’ que le debía la Argentina, y el uruguayo Gómez le contestó: ‘Olvida Ud., que, cuando en 1857, el partido federal se nos presentó más imponente en la lucha, y los ánimos más fuertes vacilaron y duraron del porvenir de la república, Ud. fue de los desfallecidos que nos propusieron por remedio la separación absoluta de Buenos Aires, constituida en República del Plata.

¿Qué era entonces del varón fuerte que, al levantarse la tormenta en el horizonte, hacía frente a la muerte y sostenía al corazón con la vida? /…/ Era un propósito de Ud., la disolución de la república.”

“Mitre respondió con este balbuceo expresivo: ‘El proyecto de la República del Plata que no fue sino un artículo de periódico, tenía por objeto arrebatar la bandera de la nacionalidad del gobierno de Paraná para hacernos el núcleo de la organización o reorganización, invitando a las provincias a adherirse a una confederación sobre la base de Buenos Aires.  Esa misma idea la había iniciado Sarmiento… Fue uno de los tantos medios con que constantemente he procurado mantener vivo el sentimiento de la nacionalidad de Buenos Aires, reaccionando algunas veces contra la tendencia separatista o neutralizándola otras por combinaciones que conducen siempre a dar la nacionalidad por resultado.”  [9]

……………………………………………………………………………………………….

Hay momentos, aún a principios del siglo XXI, en que todavía parece sólo una manifestación de deseo “la construcción de la unidad nacional”, porque algunos parecen interpretar que es el enunciado de un propósito mientras pocos comprenden que implica un obrar “todos” con coherencia, solidariamente, minuto a minuto, trabajando sobre la base de valores éticos, sin mezquinas especulaciones personales…

Millones insisten en que es… ¡casi una utopía!…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

y Urquiza, como era un  político de experiencia actuó con tolerancia porque esperaba el momento oportuno negociar.  Permaneció en San José de Flores a la espera de que renunciara el gobernador Adolfo Alsina tal como lo había pedido.  El 10 de noviembre del mismo año, ya ejerciendo el gobierno provisorio Felipe Lavallol -presidente de la legislatura bonaerense-,  firmaron un pacto con el propósito de que esa provincia se uniera a la Confederación y revisada la Constitución se iniciara una nueva etapa en la historia de los argentinos…

Luego, el desenlace en la batalla de Pavón -que no llegó a ser un combate-, demostró que Urquiza debió obrar con mayor firmeza después de Cepeda.

(Santiago Derqui y el vicepresidente José Pedernera asumieron el 6 de febrero de 1860 y cuatro meses después, se nombró a los representantes que intervendrían en lo referente a la revisión de la Constitución. Aprobado el dictamen elaborado el 11 de septiembre por la Comisión, fue puesto a consideración de todos los legisladores el 23 de septiembre y después de haber escuchado la moción del doctor Benjamín Victorica -el secretario de Urquiza-, destacando que “la integridad de la Nación no se discute entre argentinos: ¡se hace!”; el aludido despacho fue sancionado sin debate cuando los legisladores se pusieron de pie y lo aprobaron por aclamación.   Dos días después, se completó la redacción definitiva.)

 

 

 

Síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

[1] Rosa, José María. Historia Argentina. Tomo 6. Buenos Aires, Editorial Oriente, 1992, p. 215-218.

[2] Ibidem, p. 231-234.

[3] Reitera Rosa lo expresado por el historiador José Ramón Cárcano acerca de que  “los tratados de extradición y límites no se canjearon, a pesar de estar aprobados por el Congreso argentino en 1858”, debido al “enfriamiento de las relaciones de Urquiza con el Imperio, por el incumplimiento de éste a la promesa de ayudar en una guerra contra Buenos Aires”…

[4] Rosa, José María, Historia Argentina, Tomo 6,  p 236.

[5] Ibidem, p. 270-272.

[6] Grassino, Beatriz Susana. Análisis Integral de la Provincia de Santa Fe.  Santa Fe, Cámara de Senadores –Vicegobernador D. Carlos Aurelio Martínez-, 1986, p. 335 y 345.

[7] Rosa, José María, Historia Argentina, Tomo V, p. 448.

[8] Ibidem, p. 282.  El autor indica que esa “redacción se atribuye a Benjamín Victorica”.

[9] Rosa, José María. Historia Argentina. Tomo VI, p. 240.

Top